32. LA MUDANZA
El lunes, despu�s del primer examen final, Carlos me llam�
para saber c�mo estaba y d�nde hab�a pasado la noche. Me justifiqu� diciendo que
hab�a estado en casa de un amigo. Al medio d�a nos vimos en un restaurante del
centro de Barcelona. Llegu� antes que Carlos y le esper� en una de las mesas del
local. Pocos minutos despu�s mi hermano cruz� la puerta del restaurante. Vest�a
unos dockers beige de corte pirata, una camiseta sin mangas de Puma y unas
sandalias.
- Hola hermanito, vaya noche nos has dado... �me dijo con una
sonrisa burlona.
- Lo siento... �c�mo est� Rosa?
- Bueno... casi no hemos hablado. Me confes� entre lagrimas
lo de su rollo con el portero de la inmobiliaria y me dijo que te hab�as
enfadado much�simo.
- �Y qu� opinas t� de esa relaci�n?
- Bueno, creo que Rosa tiene capacidad de decisi�n suficiente
para saber lo que est� haciendo... y la verdad, no me parec�a mal como
pasatiempo, aunque creo que puede aspirar a algo m�s. A�n as�, ya no tienes
porque preocuparte, Rosa ech� a Fran de casa despu�s de vuestra discusi�n.
Fue como si unas manos invisibles tiraran con fuerza de mis
p�rpados y me hicieran abrir totalmente los ojos. Hab�a sido cruel con Rosa,
hab�a sido injusto por juzgar su situaci�n... y ella me respond�a aceptando mi
cr�tica y cortando con Fran. Busqu� una adjetivo para calificarme... �imb�cil?
No, ten�a que ser algo m�s fuerte...
- Siento mucho haberme comportado as�... perd� los nervios,
pero Rosa me minti� y me decepcion� much�simo.
- �Debo entender que no vas a disculparte? �Interrog�
expectante mi hermano.
- Ahora necesito calma, debo centrarme en los ex�menes.
Hablar� con Rosa m�s adelante...
- Juan, debes disculparte... es tu madre.
- Carlos, lo har�, lo har� en su momento. Y no me vengas
diciendo que debo disculparme porque es mi madre, te recuerdo que llevas semanas
sin hablar con Ricardo. Soy consciente de que no es f�cil superar algo as�, pero
es tu padre y deber�ais acercar posturas.
- No quiero hablar de Ricardo... la situaci�n es muy
distinta. Est� bien, dejemos de lado los problemas familiares. �Qu� piensas
hacer ahora?
- Pues eso iba a preguntarte... me gustar�a acelerar la
mudanza.
- Llevo varios d�as con ello. Como hoy ten�a el d�a libre, me
he pasado la ma�ana nadando en el club de la urbanizaci�n, pero esta tarde ir�
al piso.
- �Ya est� listo? �Pregunt� sorprendido.
- El s�bado terminaron de pintarlo y hoy vienen los de Ikea a
traer los muebles, los que compramos Sergio y yo, porque te recuerdo que t� ni
si quiera has escogido la habitaci�n.
- Ufff... he estado tan ocupado estudiando �me justifiqu�
yo-. �No podr�as arreglarlo t�?
- Juan joder, que parece que haya que d�rtelo todo hecho �le
mir� con cara de pena, la mejor de mis caras de pena-. �Vaaa! �No pongas esa
cara! Ir� yo a comprarla, pero es el �ltimo favor que te hago.
- Gracias hermano... jejeje �brome� yo-. �Y cuando nos vamos
a vivir juntos? Porque yo no puedo volver a Sitges...
- Pues si no fallan los del reparto hoy estar� casi listo...
podemos mudarnos esta misma semana.
- Carlos... �me tomas el pelo? �Y d�nde duermo esta noche, en
el Ritz?
- Bueno, yo te he tra�do algo de ropa y tu cartera... seguro
que tus ahorros te llegan para una semana de lujo y confort en el Ritz o en el
Juan Carlos I o en el Hotel Arts o en...
- Jajajaja... eres un cabr�n Carlos. Va, en serio...
- Buuuueno... si quieres nos mudamos hoy mismo. Pero nosotros
dos �nicamente, Sergio est� de viaje por trabajo en Madrid y no volver� hasta el
viernes.
- �Perfecto t�o! Eso es lo que quer�a o�r... jejeje. Podemos
hacer una cosa, tu esperas a los del Ikea en el piso y yo voy en tu coche a
Sitges para empezar la mudanza, �c�mo lo ves?
- �Oye! Que tengo un Alfa 147 no una Kangoo. Vete en tu
coche, seguro que si abates esos car�simos asientos de cuero teja puedes cargar
incluso la barbacoa... jejeje �dijo mi hermano entre risas.
- Bien, bien... usar� el m�o, �ay! Si el se�or Benz y el
se�or Daimler levantasen la cabeza y viesen a los usos industriales a los que se
ven relegados sus coches �brome� yo.
- �Ay, que pijo eres chaval! Va, pidamos algo de comer que
nos espera una tarde muy dura.
Despu�s de comer nos separamos, Carlos se fue hacia el piso y
yo volv� a casa para empezar a trasladar nuestras cosas. Mi hermano me hab�a
asegurado que Rosa estar�a trabajando, rogu� para que as� fuese. Sent�a haber
sido tan bruto con ella pero no estaba preparado para soltar una disculpa sin
m�s. Deb�a medir bien mis palabras cuando hablase con ella, me disculpar�a por
el tono en que lo dije, pero no por lo que dije. Segu�a pensando que Rosa se
hab�a equivocado enroll�ndose con aquel t�o.
Efectivamente en casa s�lo estaba Concha, la asistenta.
Mientras recog�a mis libros de Derecho aquella avispada esp�a del KGB disfrazada
de inofensiva asistenta intentaba sonsacarme informaci�n. Tante� sus preguntas
para descubrir si trabajaba bajo las ordenes de los Servicios Secretos de Rosa,
pero no llegu� a ninguna conclusi�n. Le record� que Carlos y yo nos mud�bamos a
Barcelona y Concha estall� en un fingido, o eso cre�, llanto. Hubo un momento
"bocadillo de choped" en que mi asistenta me record� los tiempos en que me hac�a
la merienda al volver del colegio.
Dribl� a Concha, que con sus considerables dimensiones
bloqueaba la puerta de mi habitaci�n y en un heroico sprint alcanc� la
habitaci�n de Carlos. Pero la diab�lica esp�a me sigui�, yo intentaba hacerme
impermeable a tanta sensibler�a pero el momento m�s temido lleg� y Concha solt�
aquella temida frase "con la de vece que t�he lavao er culo cuando era� xico".
Me imagin� con casi 23 a�os siendo ba�ado por aquella mujer de 60 y tantos y de
casi 80 kilos y una parte de mi cuerpo se redujo a su m�nima expresi�n.
Termin� de recoger las cosas que pensaba llevarme en este
primer viaje y me desped� de Concha. Estaba a punto de ceder a su
sentimentalismo de oferta en Carrefour, cuando Concha me bes� en la frente y me
dijo: "�Ay xiquillo! Y lo descans� que me voy a quedar sin ten� que lav� toa la
ropa que ensusia cada d�a, que parese una etrella de jolibu".
A pesar de todo, la iba a echar de menos, especialmente por
lo que me tocar�a trabajar a partir de ahora... bueno, quiz�s Concha podr�a
venir un par de veces a al semana al piso de Barcelona. Me record� que la
pr�xima vez que la viese deb�a hacerle una oferta.
El primero de los problemas que surgi� en mi nueva vida fue
el aparcamiento. Viviendo en Barcelona empec� a pensar que o me sobraba un
Mercedes Sportcoup� o me faltaba una plaza de parking. Descargu� como pude las
cosas en el portal para que Carlos las subiese al piso y fui a aparcar el coche.
Cuando hab�a aparcado dud� en si aquello era Barcelona o
realmente hab�a aparcado en Valencia, la caminata hasta el piso fue de �rdago.
Cuando entr� en nuestra nueva casa, Carlos terminaba de montar su cama. Me
detuve en la puerta de su habitaci�n, la imagen era impactante. No s�lo se hab�a
quitado la camiseta, adem�s se hab�a quitado los pantalones y �nicamente llevaba
unos boxers grises algo ajustados.
- �Pero que haces as�? -Pregunt� alucinado.
- T�o, son las nueve, o sea que llevo casi seis horas
montando muebles, menos mal que me han ayudado, previo pago, los del Ikea, a�n
as� estoy hecho polvo y muerto de calor. Como no quer�a destrozarme unos
pantalones de 90 euros pues he optado por este elegante modelo... jejeje.
-Brome� mi hermano.
- Ya lo dicen Carlos... los que realmente trabajan en Ikea
son sus clientes �dije entre risas-. Bueno, te ayudo a terminar y encargamos una
pizza.
Terminamos de montar su cama y observamos el resultado final.
El comedor estaba pintado en un tono naranja con la pintura haciendo marcas de
agua. Los inmensos ventanales estaban cubiertos con estores de color claro.
Frente a uno de ellos, dos sof�s de color hueso formando una L, a�n no hab�a
televisor. A la izquierda hab�a una mesa de comedor de cristal y madera con 4
sillas, todo ello a juego con un mueble librer�a. Justo al lado de la estanter�a
estaba la puerta por la que se acced�a una especie de despacho a�n sin amueblar.
Del comedor se acced�a al distribuidor, que daba entrada a la
cocina totalmente equipada. La primea de las habitaciones era la de Carlos,
donde acab�bamos de montar una cama de 135. Justo delante de su habitaci�n
estaba uno de los ba�os. Las otras dos habitaciones ten�an su propio lavabo.
Sergio hab�a escogido la de la izquierda. Sin duda no me pod�a quejar, me hab�an
dejado una habitaci�n fant�stica, con ba�o y vestidor, deb�a ser la habitaci�n
de matrimonio del piso. Tendr�a que dejarme una pasta para decorarla.
Volv� al comedor y llam� a Telepizza para pedir la cena,
Carlos se estaba duchando. Llevaba pocas horas en aquel piso pero me sent� muy a
gusto en �l, me transmit�a calma y serenidad. A pesar de ser un primero, los
vidrios de doble grosor imped�an que se filtrase cualquier ruido del exterior.
Segu�a recorriendo la habitaci�n con la mirada cuando Carlos
volvi� de darse un ba�o. Se hab�a puesto unos pantalones cortos de Puma y una
camiseta de tirantes del club de nataci�n. Lleg� la cena y empezamos a engullir
pizza, est�bamos muertos de hambre. No pod�a dejar de lanzarle miradas furtivas
a mi hermano. Ten�a un bronceado envidiable y aquella camiseta de tirantes
resaltaba sus poderosos hombros y su definido pectoral. Mir� sus piernas, firmes
y sin un solo pelo. Apart� la mirada y volv� a mi trozo de pizza. No pod�a mirar
as� a mi propio hermano. Aquello era una locura.
Despu�s de cenar recogimos las cajas y las latas y ordenamos
un poco el comedor.
- Bueno ni�o, yo me voy a dormir, estoy muerto... adem�s, no
tenemos tele.
- Yo tambi�n me ir� a la cama, me he levantado muy temprano
para ir al examen. �Respond� yo.
- Pues mejor, porque as� no me despertar�s... como tenemos
que dormir en la misma cama.
- �No puedo dormir en la habitaci�n de Sergio? -Interrogu�
nervioso.
- Imposible, hasta ma�ana no traer�n el colch�n de su cama,
parece que ha habido un error en la nota de entrega. �Roncas? �Pregunt� Carlos
con una sonrisa.
- No �y t�? �intent� calmarme, dormir con mi hermano era la
cosa m�s normal del mundo. No ten�a porque ponerme as�.
- Tampoco.
Ya en la habitaci�n Carlos se quit� la camiseta dej�ndome ver
su ancha espalda. Despu�s los pantalones... mis ojos se abrieron de par en par
al ver ese culito tan redondo y firme bajo unos ajustados boxers blancos. Carlos
se meti� en la cama.
- �Te vas a quedar ah� toda la noche?
- Voy... �respond� yo.
Me quit� la camiseta y los pantalones qued�ndome �nicamente
en slips. Cuando me gir�, me cruc� con la mirada de mi hermano. Ten�a los ojos
clavados en m�.
- �Qu�? �Interrogu� yo.
- Que pareces salido de un anuncio de CK underwear... l�stima
de los calcetines negros... jajajaja.
Sonre�, la broma de mi hermano hab�a rebajado la tensi�n. Me
estir� en la cama y me tap� con el tiempo justo para cubrir mi principio de
erecci�n. Despu�s de una noche de sue�o profundo rodeado por los brazos de
David, volver�a a pasar la noche acompa�ador por otro hombre, esta vez mi
hermano.
En el silencio de la noche sent� como las manos de mi hermano
se deslizaban bajo la s�bana. Despu�s, un extra�o movimiento y mi hermano dej�
algo en el suelo.
- �Te importa que duerma desnudo? Siempre lo hago... no me
gusta dormir tan ce�ido.
Unos escasos cinco cent�metros separaban mi cuerpo del de
Carlos, la imagen de su cuerpo desnudo bajo la s�bana hizo que mi polla se
endureciera completamente.
- No, no hay... problema... �susurr� yo.
Me di la vuelta d�ndole la espalda, tem�a cruzarme con su
mirada aunque fuese en aquella tenue penumbra. Carlos tambi�n se gir�, pero lo
hizo hacia mi lado. Me imagin� su polla reci�n liberada tan cerca de m�. Casi
mec�nicamente estir� su pierna y roz� la m�a. No la apart�, con aquel leve
contacto, con aquel fraternal roce de nuestra piel, me qued� dormido.
Continuar�...