�Soy la mami, enamorada de mi hija adolescente y de su amiga!
- PRIMERA PARTE-
El descubrimiento de mi atracci�n por las adolescentes
Hola soy madre soltera de una chica de 15 a�os, por cierto
bella. Su padre me abandono, para no llevar su deseordenada vida y no tener que
mantenernos. Por dicho abandono, acab� qued�ndome sola, contaba entonces con mis
17 a�os. Sola, y con una hija, he tenido que trabajar, para seguir adelante. Mis
desvelos ha sido muchos, pero he adquirido seguridad y autonomia; hasta ahora
que tengo 32 a�os, no me vienen las cosas de nuevas y se por donde ir. Si soy
franca, no me enga�o en qued� embarazada de 15 a�os, por descuido no; soy
curiosida y deseaba sentir el cari�o verdadero de una hija. Mi embarazo, fu�
fruto de mi voluntad, porque quer�a tener a mi ni�a, y vaya que si la tuve
(siempre ten�a la preferencia de las ni�as, especialmente para m�).
Las noches me transtornan, subro temporadas de ansiedad
nerviosa, y en ellas se incrementa mi excitaci�n sexual; por dicho motivo, me he
convertido en una compulsiva, de la masturbaci�n. Puedo pasar d�as, sin tocarme,
pero llega un momento en que mis nervios me estallan; entonces mi cuerpo quiere
encontrarse con mis manos, y sentir tactos diversos.
En esos momentos, no se controlar mi naturaleza, ni quiero
hacerlo; total, controlarse en exceso, es volverse una amargada. Se, que mi
equilibrio se fundamenta en dosis de sensualidad, recompensada; muchas veces a
solas, pues no encuentro un compa�ero que me parezca de mi gusto "completo".
Cada vez, me he hecho m�s renuente a estar con chicos y hombres; cada vez me
toco m�s a solas, m�s tiempo, m�s intensamente y mayor es mi excitaci�n entre
mis dedos y bajo las s�banas (o en la ducha, u otros lugares).
Soy delgada a, mis medidas son: 98, 61, 95, caderoda y de
busto prominente. De buena figura, ya que soy alta y de largas piernas, mido
179cm.,tengo el cabello de color casta�o.
Pasamos unas semanas de las vaciones, con la familia de una
compa�era de mi hija que nos invit� a las dos, sus padres que dijeron no dejar a
a Ana, mi hija, si no la acompa�aba yo. Todo iba bien, hasta que una noche
escuch� una conversaci�n de mi hija, con su amiguita. Las dos siendo amigas,
conversaban en su habitaci�n y son ni�as y a la vez mujeres de15 a�os; como
tales se iban preguntando cosas de todo tipo y llegaron a la conversaci�n m�s
privada y maliciosa.
Y en ese punto surgi� el tema sexual y mi ni�a y su amiga
Amalia, se presentaban dudas y se contestaban. Con eso las palabras se hicieron
m�s sentidas y m�s �ntimas; y la amiguita no era nada remisa, pero mi hija la
sonsacaba, de sus cosas. Y llegaron, a un punto en que el deseo meredeaba, y
llegaron a un juego malicioso, con risas y bromas subidas de tono.
Y mi hija, como m�s lanzada sent� que le dijo a Amalia si
ella sabia masturbarse y si lo hac�a. Amalia nego, pero muy convencidamente,
como reconociendo que se toca, pero sin nada excepcional. Y en eso, punzando a
su amiga, Ana le coment� que si ella quer�a, en la intimidad y sin molestias,
ambas lo pod�an hacer, como se tocaban a solas, pero que esta vez lo har�an
mir�ndose la una a la otra.
Pens�, mi hija miraba mucho hacia la puerta y que me daban
ganas entrar y recriminarlas, pero pasp que tambi�n se me vino una sensaci�n de
calentura, algo m�s fuerte que el impulso de corregirlas. Y, me quede mir�nolas
y cada vez m�s caliente; algo que no me hab�a pasado ante, y menos tan
abasalladoramente, de modo que caliente que no supe dominar mi sexualidad...
Mi ni�a, hablaba como una una experta en el tema o al estilo
de una se esas puticas, que yo tanto he criticado. Amalia tenia reparos; per mi
hija fu� convenciendo, para que no se preocupara y le asegur� que eso no le iba
doler. Le dijo que le gustarar�a tanto como a ella... :
Ana- Amalia, creeme te va a gustar .
Amalia- Me da miedo, por si nos ve alguien.
Ana- Que no te preocupes, yote muestro como y despu�s te
ense�o a tocarte.
Al escuchar esas palabras no lo pude evitar, a fu� hacia la
puerta de su cuarto y ah� pude verlas. Me puse de lado, arrodillada y las
espiaba con desesperaci�on. Mi hija estaba empezando a tocarse, fue levantado
sus piernas y se subi� su camis�n, con su mano se acariciaba su entrepierna y su
amiga la observaba. Sent� como se le hudecer�a su braguita; la m�a estaba
tomando m�s hudadad por momentos. As�, se toco y despu�s de un rato tom� la mano
de su Amalia y le dijo:
Ana- Vamos, anda t�came, t�came tu la cuquita�
Su amiga dejo que le cogiera la mano, y le coment� que:
Amalia- Ana, la tienes calientita, suave y h�meda
Ana- Si, as�, as�. Ves, ahora m�te tus dedos. Mas, dentro
que estoy muy caliente.
Yo mov�a mi mano entre mis piernas y empec� a tocarme, con
m�s fanas y rapidez. No deje de apreciar ningun detalle. Me dije que, yo quer�a
ir adentro y estar junto a ellas, haciendo lo que se hacianmos. Y empec� a
desear m�s y m�s, mostrarles como disfrutar como otras chicas a las que ve�a
como unas putitas.
Estaba deseando a esas dos nenas tan ardorosas, especialmente
a mi hija; algo que antes no se me pas� por la capeza (almenos no
conscientemente). Como la desee al verla tocarse sus tetas, tan redonditas y con
los pezones saliditos. Mi Ana, se me met�a por los ojos, como deseable. Mi hija,
a pesar de su edad ten�a un cuerpo que no cej� de admirar; ella es de piel
blanca, alta; con sus ojos de verde esmeralda, sus labios son rosados, su
cabello rubio.
Con todo eso se me parec�a m�s mayor. Mi dedos me entraban,
yo me tocaba mirando su figura delgada, repasaba su cuerpo con esas tetitas de
adolescente (redonditas y paraditas) y adem�s se completa todo con linda cola
muy: Hab�a visto a mi hija como una ni�a, se ve muy tierna de ordinanio; pero me
guta como se arregla, es guapa, pero al contrario que siempre, ahora era una
jovencita muy provocativa. La estaba deseando, a ella principalmente, pero
tambi�n a su amiga.
Despu�s de un rato mi hija orgasm�, con gemidos y grititos y
a su amiga le pareci� bien rico.Y viendo como su amiga le dec�a
Ana: Esto, es lo m�s rico del mundo. en la casa
Amelia- Si, hay tocame, que si si si. Yo tambi�n siento rico,
esto que me haces. Ana, que rico me tocas.
Ana: �Amelia, te gusta?, �Cari�o, te gusta como te toco
Amlia- Si, si, si Any, quiero que me la chupes, �Si?
Ana- Pues a m�, eso me apetece, desde hace d�as. Y m�s, desde
que empezamos Amy. Hu� que rico. Tienes la concha bien rica y esta peludita.
Amalia- Sigue, sigue pero m�s r�pido, Hahahahaaaaaaa.
En ese momento sent� mis piernas me fallaban y mis manos se
me inundaban con mis l�quidos, empap� mucho mis bragas y la nariz se me llenaba
de mi olor; creo que hasta not� notas de los olores de ellas. Si, me corr� y lo
hice muy intensamente, hasta me tuve que morder los labios y la lengua. Me cost�
contenerme para no gritar. Estaba deseando tocar a la amiga de Ana, pero tampoco
pod�a cejar de desear, el sentir como me tocar�a mi propia hija. Me propuse
hacerlas m�as, especialmente a mi hija, aunque eso sab�a que me costaria mas.
Dese� hacerlas m�a, y hacerlas sentirme, de parecido modo a como ahora: pues las
tres, en estos momentos �ramos unas perras en celo.
Entonces me retorn� a mi cuarto, tem� que me vieran. Entre a
mi habitaci�n muy caliente y con las palabras, olores e imageness recien
vividas. Estaba deseando abrazar y tocar a �mi hija! Cuando entre al cuarto mi
hijo ya estaba dormido y como el cuarto solo tenia una cama los dos la
compart�amos. Pues as� me met� entre las sabanas y el eded�n y me sent�a muy
cliente, mi cuerpo no cesaba de sentir cosas. Me dije, que he de hallar el modo
de tener primero a la amiga y luego a mi hija; al precio a que haya lugar, con
mis esfuerdos y experiencia me pude a ello.
Me palpitaba el vientre y mis dedos, eran lo m�s parecido a
un pene (la forma que le encaja tan adecuadamente). Pero, yo pens� que mis dedos
eran los de Ana, si me sent�a como una perra en celo y deseosa de se tocada y
lamida en mi cuca, que semejaba ser una concha abriendo y cerrandose; me
encontraba muy acelerada, espasmaba de placeres oscuros.
Y hasta me pase, un largo rato, encabritada en llegar a
sentir el guisantito, si el del �rgano erectil de Ana. Se me hacia la boca
saliba, si me enfrasqu� en esos pensamientos. Y me decid� a hacerme con su
clitoris tan peque�o, a enamorarla. Quise tenerla canmigo, levantado su culito y
me sent� enamorada de unas casi ni�as y de mi hija; la sent� como mi deseada
amante.
En esas circunstncias, ya enloquecida de esos profundos
deseos, me confes� que mi hija se presentaba para m� y que era una mujer
perfecta. Me tocaba m�s y m�s rato, cada vez con m�s ganas, con mayor ardor
hacia que se separasen y se juntaran mis muslos, con dos o tres dedos metititos
hondamente en mi concha y que sent�a estar convertidos en peniformes tent�culos.
Yo no pod�a parar, y como en un sue�o iba hund�a mis dedos.
Los ten�a asi un buen rato y luego con dos de ellos me sujetaba mi capuch�n,
para que de ese modo se me saliera el botoncito de mi clitoris. Y al tenerlo mas
sacado, mir�ndome iba y me lo rozaba, lo doblaba y lo empujaba. Hasta me hice
circulos, y acto seguido me lam� los dedos, pensando que son los de mi ni�a tras
tocar la cuca de su amiga y luego pas�rse esa humedad y meclarla con la suya;
todo para ofrecerseme a mi.
As�, me corr� varias veces. Y me qued� dormida, saciada
parcialmente; pero no satisfecha, pues necesitaba sentir a eso cuerpos junto a
mi.