Relato: Suzie, una modelo en Paris





Relato: Suzie, una modelo en Paris

EL DESPERTAR DE SUZIE: UNA MODELO EN PARIS (I)



Una joven modelo francesa tiene suerte al encontrar la fama y la pasi�n al mismo
tiempo.



Pense primero no republicar mis demas relatos aqui, pero como imagino muchos de
los lectores de no los han leido y mientras publico los dos nuevos
en los que trabajo seria bueno publicar la historia de Suzie en sus dos partes.






Suzie por fin lo hab�a logrado. Hac�a 10 meses que hab�a llegado a Par�s desde
su hogar en una peque�a villa en el interior de Francia y por fin, despu�s de
pasar hambres, sufrimientos y rechazos, hab�a llamado la atenci�n de un agente
de modelos y hab�a, no solo conseguido su primer trabajo de cierto nivel, sino
que hab�a sido un trabajo de pasarela para una firma importante y sobre todo muy
bien pagado, a lo que sigui� un lucrativo contrato exclusivo.



Mientras paseaba orgullosa por las calles de Par�s recordaba como desde su
llegada a la adolescencia las amigas de su madre comentaban su rara belleza y le
recomendaban inscribirla en alguna escuela de modelaje pues supuestamente las
modelos ganan muy bien y muy f�cilmente.



Ella sab�a, ya por experiencia, que eso no era as�, que primero pasar�a por
muchas penurias, que inclu�an el hambre, el rechazo, maltratos de patrones en
trabajos baratos y acoso sexual, lo que irremediablemente la hac�an llevar una
vida muy solitaria, sobre todo en lo que a hombres se refer�a pues el acoso de
estos la hizo desconfiada respecto a ellos.



Pero eso quedaba en el pasado, hoy, satisfecha y segura de si misma paseaba por
los barrios y parques de Par�s, casi ensimismada imagin�ndose como gastar�a el
dinero que le hab�an depositado en una nueva y abultada cuenta bancaria a su
nombre. Se pavoneaba orgullosa sin tomar en cuenta a los hombres que se la
com�an con los ojos pues realmente se ve�a hermosa, espigada, de un metro 78
cent�metros de estatura pero delgada y delicada, con rostro de perversa, corte
de pelo a lo garcon, cuello largo y delicado, su hermoso cuerpo ce�ido en el
conjunto C#anel que le hab�an dado a escoger para qued�rselo, que era formado
por una minifalda negra de corte cl�sico y botones al frente, una ligera
blusa-camiseta blanca con l�neas negras horizontales en la parte superior con el
conocido logo de la marca con la doble C, un cintur�n met�lico y un ligero
blazer negro, guantes de cuero negro, bolso coordinado, zapatos negros tipo pump
de los que los americanos llaman "fuck me pumps". Aretes largos y cascabeleros,
y llevaba las piernas desnudas, sin medias, pues as� se sent�a mas libre.



Por fin se sent�a alguien, pero a�n as� se sent�a incompleta, pero dado que los
hombres en Par�s la hab�an tratado mal, no se permit�a admitirse a si misma que
lo que le hac�a falta era un var�n.



El sonido met�lico de sus aretes al caminar, la tibia brisa y la profundidad de
sus pensamientos hicieron que, sin darse cuenta, se alejara de la ruta planeada
de su paseo y de pronto se vio en un barrio pobre y desconocido para ella, pero
esto no la inquiet� pues segu�a sumida en sus pensamientos, al pasar por un bar
oy� las voces de los hombres vociferar en alguna pol�mica y la piel se le eriz�
al imaginarse hombres rudos y sucios, con fuertes brazos por el trabajo mal
pagado y que seguramente se matar�an entre s� por obtener sus favores.



Esta imagen de poder femenino le dio inmenso placer y casi inadvertidamente
comenz� a excitarse. Pero a sabiendas de que ella nunca se entregar�a a un
hombre, por lo menos en esos momentos de desilusi�n, y menos a unos sucios
cargadores.



Poco a poco, conforme caminaba, se fue encontrando con casas mas pobres y calles
m�s solitarias, lo que le hac�a recordar sus momentos de necesidad en sus
primeros meses en la ciudad y los maltratos de los que fue v�ctima. Suzie
comenz� a sentir l�stima por si misma.



La joven modelo se detuvo de pronto e instintivamente junto a la verja maltrecha
de una casa pobr�sima y pudo ver en el peque�o patio un par de perros flacos, de
raza indefinida y pelambre maltratado. Instant�neamente Suzie se identific� a si
misma en ellos. Algo en su mirada triste y vidriosa le recordaba el como se
hab�a sentido �ltimamente y que fue precisamente por lo que fue contratada,
aunque su nuevo "patr�n" dec�a que su mirada le recordaba una triste sexualidad
lo que a ella le molest�.



Pero al seguir observando enternecida al par de perros se dar�a cuenta de la
realidad. Su mirada se desviaba l�nguidamente de uno a otro y por sus
dimensiones y caras pudo distinguir a uno como hembra y al otro como macho,
envidiando ella a la perra por tener compa��a masculina de su propia especie.
Justo cuando ca�a en cuenta de lo que significaba la mirada vac�a y extra�a en
los animales su mirada se focaliz� entre las patas traseras del macho.



Suzie no se dio cuenta cuando comenz� a respirar por la boca abierta, pues
estaba totalmente concentrada en la rojiza protuberancia que comenzaba a surgir,
t�midamente, entre las patas traseras del animal.



Su mente viaj�, en cuesti�n de segundos, a�os y kil�metros, hasta su villa,
cuando ella vio por primera vez la erecci�n de su mascota, entonces no sab�a
porque pero le inquietaba y hasta molestaba tal visi�n, a tal grado de por las
noches no poder dormir y sin saber que exactamente le molestaba de su perro.
Ahora estaba ensimismada como anteriormente al ver el miembro viril del animal,
que, aunque mas peque�o, a�n ten�a un extra�o magnetismo y misterio para ella.




Con la diferencia de que ahora sab�a para que serv�a esa protuberancia y como se
usaba. Con asombro Suzie vio como la perra acercaba su trasero al hocico del
perro y ella misma dio un peque�o brinco cuando el animal salt� sobre la perra,
mont�ndola por detr�s y la joven pudo ver como instant�neamente al comenzar a
moverse el perro su pene creci� a�n mas tratando de penetrar a su hembra.



Suzie cay� en un m�s profundo estupor al ver los r�pidos movimientos de
penetraci�n que el animal practicaba sobre su hembra. Sin darse cuenta ella
misma se balanceaba un poco con cada empuj�n de las caderas del animal, sus ojos
fijos en esa regi�n esperando ver un poco de ese h�medo y brillante pene.



Casi como por inercia Suzie comenz� a imaginarse como una hembra animal, para
poder imaginarse en las condiciones en que se encontraba la perra que tenia
enfrente, siendo penetrada furiosamente por ese perro insaciable, teniendo en
mente a�n a su mascota de a�os atr�s.



Poco a poco Suzie pudo desprenderse de tal escena y pudo, con paso inseguro,
seguir su camino. Pero de la mente, por m�s que trat�, no pudo arrancarse tales
morbosas y pasionales im�genes.



Mientras se alejaba de aquella calle Suzie segu�a imagin�ndose en el lugar de
aquella perra, racionalizando esto de forma que no estar�a entreg�ndose a un
hombre sino a un macho, y un animal, por mas macho o masculino que fuera, nunca
le hab�a hecho ning�n da�o. Claro que todo esto en el nivel de la fantas�a,
pensando en usar esas im�genes para desahogarse ella misma en sus momentos de
frustraci�n e insatisfacci�n. Im�genes que ten�an, empero, un poderoso efecto
sobre sus sensaciones.



Al poco tiempo decidi� apurar el paso, salir de aquellos rec�nditos barrios,
para llegar mas pronto a su departamento y poner en pr�ctica el uso de esas
nuevas im�genes para su satisfacci�n personal en la seguridad y confort de su
recamara. Pero pronto se dio cuenta que estaba perdida, no reconoc�a nada de lo
que la rodeaba. Ni siquiera hab�a una sola persona alrededor a quien preguntarle
direcciones.



Al doblar una esquina se encontr� en un barrio mas oscuro y solitario a�n que
los anteriores. Se detuvo indecisa por unos segundos hasta que pudo ver una
sombra moverse a media calle, en la penumbra de la media tarde bajo la oscuridad
que generaban los edificios. Apresurando el paso se dirigi� hacia la persona que
cre�a haber visto pero a unos metros se dio cuenta de que la persona era en
realidad un gran dan�s que, obviamente perdido, buscaba su alimento parado sobre
un gran bote de basura.



Suzie se estremeci� al ver su gran tama�o y m�s a�n cuando el animal volte�
hacia ella y la observ� por unos segundos con sus grandes ojos indiferentes
antes de bajar sus patas del bote y encaminarse alej�ndose de la mujer. Todo
pas� por unos segundos pero fueron suficientes para que Suzie recorriera con sus
ojos el impresionante cuerpo del animal y reparar, aunque por una fracci�n de
segundos, en la gran capucha que guardaba el pene en reposo del enorme perro.
Suzie qued� congelada por unos segundos que a ella le parecieron una eternidad
mientras el animal se alejaba de ella. Por su mente pasaron todas las
posibilidades mientras, impotente, ve�a alejarse una posibilidad irrepetible.
Saliendo de su pasmo Suzie pudo comenzar a moverse y, con paso tembloroso y sin
darse cuenta en que momento tom� la decisi�n se encamin� hacia el animal en
movimiento.



A la distancia la joven vio como el gran dan�s se introduc�a a un callej�n y
apresurando el paso se dirigi� tras �l.



Al llegar al callej�n, casi sin aliento, pudo ver al enorme animal tratar de
hurgar entre la basura de un contenedor. Conteniendo el aliento, y sin pensarlo
mucho, Suzie se encamin� hacia el animal, el cual al o�r sus pasos y el tintineo
de sus aretes se puso en alerta mirando en direcci�n de la mujer. La joven
temblaba al darse cuenta del peligro en el que se encontraba pero era m�s la
fuerza de su decisi�n y sobre todo de su deseo.



La joven y bella modelo sent�a como su peque�a tanga se iba humedeciendo por el
grado de su excitaci�n. La joven ced�a ante las sensaciones que invad�an su
cuerpo a tal grado que sus rodillas apenas si la pod�an mantener en pie.



Al ver que el animal aun segu�a en guardia y para contrarrestar el peligro Suzie
se dio cuenta que ten�a que demostrarle que ella no presentaba ning�n peligro
para �l, tratando de recordar el comportamiento de la perra que hab�a visto una
hora antes con su macho, su mente se pobl� de im�genes con una tremenda carga
er�tica y su cuerpo decidi� por ella, pues por la excitaci�n, a pocos metros del
animal, sus piernas cedieron y cayendo sobre rodillas y manos adopt� sin
quererlo la postura que tomar�a una perra.



El animal al notar esto, intrigado, se acerc� a ella con sumo cuidado. Dos veces
la rode� tratando de captar su esencia con su olfato a distancia, lo que provoc�
varios escalofr�os de placer a la joven mujer.



Al tercer giro un olor capt� su atenci�n y el imponente perro se detuvo junto al
trasero de la joven modelo. A unos cent�metros pero tratando de no acercarse
demasiado aspir� el lugar donde el olor era m�s fuerte y su inter�s creci� al
notar que el extra�o animal que ten�a enfrente era una hembra.



El animal se entusiasm� al ver una perra caliente y ofreci�ndosele dispuesta a
aparearse con el. Desde que hab�a dejado la casa de su amo, unos meses antes, no
hab�a tenido contacto con una hembra que se adecuara a sus necesidades, de
acuerdo a su tama�o y sobre todo que estuviera dispuesta a satisfacer sus
necesidades sin salir espantada.



Suzie no sab�a nada de esto, no se daba cuenta de las actitudes del animal y
mucho menos de sus necesidades, a ella solo le interesaban las propias y rogaba
por que el animal estuviera dispuesto a satisfacerlas.



La joven modelo record� su tanga ya empapada en los jugos de su excitaci�n y
separando una mano del suelo la baj� hasta sus rodillas desde donde, con cierto
trabajo, logr� sacarla y arrojarla un par de metros lejos de s�.



El animal, sorprendido, sigui� la trayectoria del extra�o objeto del que se
hab�a desprendido la hembra. El perro se dirigi� hacia la prenda que, hecha un
montoncito de trapo h�medo, hab�a ca�do cerca de �l y hundi� su nariz en ella,
aspirando con fuerza su aroma. Luego sacando la lengua prob� el liquido que la
cubr�a y levantando la cabeza, con la lengua de fuera y escurriendo grandes
cantidades de saliva dirigi� su vista vidriosa y lujuriosa hacia la joven y
bella modelo que al darse cuenta de su reacci�n se estremec�a de pies a cabeza.




El tremendo animal, con una erecci�n en crecimiento que llamaba poderosamente la
atenci�n de la joven, comenz� a acercarse lentamente a ella como un le�n,
caz�ndola, asegur�ndola para s�.



Suzie no pod�a dejar de temblar, presa de una mezcla de placer y miedo que se
apoderaba de su cuerpo y la manten�a firme en la misma posici�n en la que hab�a
quedado desde que el animal se hab�a acercado a ella.



Al acercarse el animal, Suzie ten�a ojos solo para su creciente verga, y al
perderlo de vista cuando este la rode� una vez mas trat� de mantener esa imagen
en su mente regode�ndose en ella por lo que la bella joven dio un respingo
cuando sinti� una fr�a humedad posarse en la parte interior de sus muslos,
recorri�ndolos hacia arriba llegando hasta su desnudo trasero, bajo la peque�a
falda.



Suzie sinti� el fresco en su entrepierna cuando el animal aspir� con fuerza
justo sobre sus genitales. Inmediatamente la joven sinti� como algo h�medo y
suave y rasposo a la vez recorr�a su vulva de arriba a abajo y casi colapsa su
cuerpo al suelo pero se mantuvo firme.



El contacto hizo que la joven modelo se excitara a�n m�s, provocando esto que su
lubricaci�n aumentara y, al tener el gran dan�s mas l�quido sexual a su
disposici�n, el animal se dispuso a disfrutar hasta la �ltima gota de tan
exquisito n�ctar leng�eteando con fruici�n la vulva de la bella modelo.



La bella y delicada joven se estremec�a con cada roce de la poderosa y �spera
lengua de la tremenda bestia. Como si sintiera el placer sexual por primera vez
Suzie se dejaba llevar por cada nueva sensaci�n que la hac�a viajar al para�so y
de vuelta a la tierra una y otra vez.



El animal hurgaba cada rinc�n de la vulva de la joven tratando de acabar con
cada gota de sus jugos pero estos se duplicaban con cada burda caricia de su
lengua sobre la intimidad de la joven hembra. Y en su intento hurgaba cada vez
mas profundamente hasta llegar a penetrar poco a poco la estrecha vagina de su
reci�n encontrada amante.



La joven, olvid�ndose de pasadas penas y sinti�ndose arrasada por las
sensaciones, se sent�a mujer por primera vez despu�s de mucho tiempo, se sent�a
parte de algo, se sent�a apreciada. Con pasi�n la joven empujaba su trasero
hacia atr�s, buscando que el animal la penetrara con su lengua a�n mas
profundamente llegando r�pidamente a un primer y explosivo orgasmo.



Por incontables minutos el animal con arrebatada y burda pasi�n le arranc� a la
joven varios orgasmos de diferentes graduaciones e intensidades que la llevaron
al borde de la locura sexual, hasta que de repente se detuvo. Suzie lo tom� como
un respiro de parte de su "amante" y trat� ella misma de recuperar su aliento,
cesando como �l por la boca abierta, con la cabeza colgando y sus cabellos,
cubiertos en sudor, enmara�ados sobre su frente y parte de su rostro.



Y, de pronto, todo cambi�, lo que eran atenciones para Suzie, y que ella misma
consideraba as�, se convirti� en recompensa para el animal. El enorme perro, sin
que la joven lo notara, comenz� a posicionarse sobre ella, colocando lentamente
sus patas delanteras casi junto a los brazos de ella que la sosten�an, apenas,
sobre el suelo. Por su gran tama�o el perro apenas si rozaba el pelambre de su
pecho sobre la espalda de la joven, pero �sta, concentrada en si misma, no lo
not�, hasta que la enorme bestia comenz� a tratar de posicionar su erect�sima
verga contra el trasero de la que consideraba ya su hembra.



Suzie comenz� a sentir un golpeteo contra sus nalgas y de pronto se dio cuenta
de la presi�n sobre su espalda, el tacto del pelambre del perro sobre su
delicada y sensible espalda la hizo estremecerse antes de darse cuenta que el
golpeteo contra su trasero era con el pene de su amante.



La joven se sinti� morir de placer y gusto, arqueando la espalda por instinto
casi animal, levant� el trasero exponiendo su vulva al macho que trataba de
poseerla sin contemplaciones de ninguna clase. Al sentir la suavidad de los
labios vaginales de la bella joven, el animal aumento la fuerza de sus empujes
doblando su espalda sobre el cuerpo de ella, pero sin despegar las cuatro patas
del suelo, como si supiera que su peso ser�a demasiado para la joven en tales
circunstancias, y tratara de evitar que se asustara y huyera como las otras
hembras que hab�a tratado de montar en los meses posteriores en que hab�a dejado
su hogar.



Pronto, la verga del perro encontr� un orificio suave que, aunque peque�o, le
pareci� que era lo que estaba buscando y enfoc� sus ataques en �l, acerc�ndose
aun m�s a la hembra para poseerla como era su deseo y hacerla suya con el poder
que tiene el macho sobre cualquier hembra que reclama como su perra para
aparearse.



Al sentir la tremenda verga en la entrada de su vagina, Suzie se espant�, de
pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero no le preocupaba con QUIEN
lo estaba haciendo sino su tama�o y las consecuencias que esto tendr�a sobre su
delgado y delicado cuerpo, sobre todo su delicada y estrecha intimidad.



Pero la joven no tuvo mucho tiempo para ponderar sus acciones y pas� de la
preocupaci�n al doloroso goce cuando de un solo golpe su bestial amante meti� la
mitad de su pene en su estrecha pero bien lubricada vagina.



El ardor y la sensaci�n la estaban volviendo loca en m�s de una manera y Suzie
sent�a como su cuerpo se mec�a con cada golpe del pene y las caderas del animal
contra su trasero. Ahora Suzie se sent�a como una perra, usada para el placer
bestial e inclemente de un animal, y esto le encantaba.



Con cada empuje bestial sus aretes se mec�an haciendo un r�pido tintineo
met�lico que acompa�aba sus jadeos y la respiraci�n agitada del animal que
babeaba sobre el cuidadoso y est�tico corte de pelo de la joven, hechura del
mejor y mas caro estilista de la ciudad. La saliva caliente chorre� hacia la
mejilla de la bella modelo y �sta sinti�ndola recorrer su rostro hacia sus
labios disfrut� a�n m�s.



El animal recordaba ahora, al poseer a la joven hembra, su hogar y los lujos y
comodidades que dej�, pues su amo lo estimaba mas que a nada, era su mas
preciada posesi�n, lo hab�a acostumbrado a tener todo lo que quisiera y el
animal cre�a que al aceptar todas estas atenciones y mimos se congraciaba con
�l. Hasta que un mal d�a cometi� un error y sin una explicaci�n termin� en la
calle, solo y sin amor ni alimento.



Recordando burdamente esos d�as mejores, y la hembra que su amo le hab�a
proporcionado entonces, el perro se excit� m�s y comenz� a bombear mas fuerte y
profundamente en la receptiva y estrecha hembra joven que hab�a encontrado. La
bella joven apenas pod�a sostenerse sobre sus brazos al arreciar el ataque del
animal y tuvo que doblarlos para sostenerse sobre sus codos y acunar su rostro
en sus brazos sobre el suelo. Suzie sent�a su vagina llena a capacidad y
estirada para acomodar el exceso de tama�o de la verga de su bestial amante,
pero la profundidad de su pasi�n estaba por aumentar. El perro al sentir el
acomodo de la joven hembra para su mayor comodidad pudo entonces abrazarla por
el pecho con sus patas delanteras sujet�ndola con fuerza apoyando su peso sobre
ella y dejando que la hembra soportara el peso de ambos sobre sus codos.



Suzie soport� con aplomo el peso del animal y disfrut� enormemente el que sus
poderosas patas delanteras, "sus peludos brazos", la abrazaran por el pecho
rozando sus senos y pezones erectos con su �spero y delicioso pelambre. Pero el
orgasmo explosivo y delirante lo logr� la mayor profundidad que obtuvo el animal
con su pene en la vagina de la bella modelo haci�ndola estremecerse
incontrolablemente.



En ese peque�o pero extasiante mundo, Suzie, pudo olvidar por instantes las
maldades y perversidades del mundo del modelaje profesional y se promet�a no
dejarse influenciar negativamente por eso, nunca m�s; sabiendo lo que ahora
sab�a no hab�a algo en el mundo que la hiciera sentirse mal de ahora en
adelante, se dec�a.



El animal sent�a como la joven hembra sujetaba su verga con su vagina y lo
masajeaba como la mejor de las perras, era mas ardiente incluso que la perra que
su amo le hab�a proporcionado y que �l pensaba era la mejor perra del mundo.
Ahora ve�a que se equivocaba. El enorme perro recordaba en su bestial manera las
tardes en que �l y aquella perra se quedaban solos y las aprovechaban al m�ximo
en sesiones de apareo que �l disfrutaba al m�ximo por la clase de caliente
hembra que su amo le hab�a proporcionado y adem�s porque sab�a que obedeciendo a
su amo lo complac�a y sab�a que si su amo le dejaba esa sensacional hembra era
para montarla y desahogarse.



Cada nuevo orgasmo que explotaba y se expand�a por su cuerpo reforzaba las
decisiones que Suzie iba tomando respecto al futuro de su vida. La bella joven
hab�a decidido no dejarse intimidar por ning�n hombre ya, por m�s poder que
tuvieran; tomar las riendas de su propia vida; arreglar su peque�a casa para que
no la deprimiera ya m�s.... y acondicionar el patio para poder comprar un Pastor
Alem�n...



La chica no pod�a comprenderlo pero sent�a que el pene del animal se ensanchaba
a�n m�s, nunca hab�a sentido eso con ning�n hombre y la sorprendi�, pero lo
racionaliz� pensando que tampoco alg�n hombre le hab�a dado jam�s tanto placer.




El animal sent�a como se iba preparando su cuerpo para impregnar a la joven
hembra con sus cr�as y apret� el ritmo y cada uno de sus m�sculos, prepar�ndose
para la ola de sensaciones que dentro de poco se apoderar�a de su cuerpo y de su
mente.



Suzie, a pesar de estar en pleno �xtasis, not� como el animal aument� el ritmo y
poder de sus penetraciones, y apret� los labios y cerr� con fuerza sus pu�os
para soportar el embate de su bestial amante, pero ella no se quejaba, el
castigo era lo mas delicioso que hab�a sentido en la vida, sin culpa, ni
remordimientos estaba gozando como una perra.



La mente del animal se comenz� a poblar de im�genes a medida que el rictus del
placer se iba apoderando de su cuerpo; no pod�a evitar el pensar en su vida de
placer cuando viv�a con su amo en una amplia casa con todas las comodidades
posibles para �l. La hembra que le apretaba con fuerza el pene con su orificio
poco a poco se fue metamorfoseando en otra cosa que �l no pod�a definir en ese
instante confuso. El perro vio el rostro de su amo y record� el amor con que lo
cuidaba, record� la casa y cada uno de sus rincones donde disfrutaba su vida de
ocio y todo esto le llev� a recordar la perra que un buen d�a su amo llev� a la
casa y que finalmente se convertir�a en su perdici�n. El amo la trataba con el
mismo amor y atenciones con las que lo trataba a �l y por esto supo el perro que
la hembra era como �l y que deb�a tratarla con respeto para no incomodar a su
amo.



Los primeros d�as el perro se mantuvo a distancia de la hembra a pesar de que
sus olores lo estaban volviendo loco. Casi desde el momento en que la hembra
entr� en la casa, despu�s de que sus miradas se cruzaron el animal supo que la
perra estaba en brama pues minuto a minuto que estaba en su presencia los olores
de llamado sexual de su cuerpo iban aumentando.



Pasaban los d�as y el animal dif�cilmente se pod�a contener, pero lo hac�a por
respeto a su amo, s� �l no se lo ordenaba no se atrev�a a hacer algo que lo
contrariara. Adem�s de que la perra siempre mantuvo su distancia de �l, como si
le temiera, llegando inclusive a refugiarse en la recamara de su amo por las
tardes, cuando �l no estaba, para salir solo por la noche cuando el amo llegaba.




Esto hasta el d�a que ella pareci� ceder a sus instintos animales y dio el
primer paso. Una tarde tibia en la que el olor de la hembra era especialmente
fuerte y �l se volv�a loco por ella, el perro la encontr� recostada sobre el
c�sped del patio cuando el amo ya se hab�a ido. Su olor no era solo mas fuerte
esa vez sino m�s n�tido y puro. Cuando vio al perro la hembra, con la mirada
perdida, se puso de pie y camin� hacia �l pero algo no cuadraba, el animal macho
todav�a no sab�a que hacer pues no era evidente que ella se le estuviera
ofreciendo a pesar de su evidente excitaci�n. Y luego, como por arte de magia,
todo cambi�, la hembra le presentaba su trasero para que �l la montase y
entonces el animal se dio cuenta de que en todo esto deb�a estar la mano de su
amo quien para mantenerlo contento le hab�a proporcionado una hembra en brama.




No tuvo que pensarlo m�s, el animal ya se engolosinaba con la vulva de la hembra
que gem�a de manera curiosa. De alguna forma el animal se daba cuenta del
peculiar sabor de los jugos de la perra pero no le molestaba en el estado de
extrema excitaci�n en que se encontraba, es mas le gustaba mas que el sabor de
las otras hembras que hab�a tenido.



Una vez probado las mieles de la hembra, el animal se dispuso a reclamarla como
suya y de un fuerte empuj�n de sus patas delanteras salt� sobre su lomo para
penetrarla.



La hembra apenas pudo sostenerse con el otro animal sobre su cuerpo pero se
mantuvo en pie, urgida de macho y de placer gem�a a�n antes de ser penetrada.
Con inusual dificultad el perro pudo encontrar el orificio de la hembra, pero
una vez que lo ubic� se dedic� a atacarlo con furia inaudita, no era tan
apretada como otras perras que hab�a tenido pero de alguna manera se sent�a
mejor que cualquier otra. La hembra se mov�a de una manera que sensibilizaba a�n
mas su verga y lo estaba volviendo loco de placer, tanto que, contrario a su
costumbre, en solo 10 minutos eyacul� en ella y qued� exhausto. Pero pasados
otros 5 minutos, en los que la perra le lami� la verga limpi�ndola, volvi� a
tener otra erecci�n que esta vez pudo mantener por mas tiempo.



A partir de esa tarde, todos los d�as, en cuanto su amo cruzaba el umbral de la
puerta para ir a su trabajo, la hembra se aparec�a en el patio de la casa para
ofrecerse una vez m�s a su compa�ero de todas las tardes y el perro encantado la
complac�a, se complac�a en ella y as�, en su mente manten�a a su amo contento
tambi�n, haciendo lo que el quer�a.



La perra parec�a mas caliente cada d�a y nada parec�a satisfacerla pero al perro
esto no lo incomodaba pues su virilidad era suficiente para mantener contento
todo un har�n de perras lujuriosas. Lo que si lo extra�aba era como, en cuanto
aparec�a el amo, la perra cambiaba su actitud y toda su atenci�n, sin
excepciones, era para el amo, y todo parec�a volver al comienzo cuando ella le
tem�a y le hu�a refugi�ndose en la compa��a de su amo. Pasaba inclusive las
noches en la recamara con el amo, y al perro se la imaginaba durmiendo a los
pies del amo mientras el dorm�a en su casa de perro, c�moda y acondicionada,
pero solo.



No era que el quisiera dormir tambi�n en la recamara con su amo, pero, sin darse
cuenta, comenzaba a sentirse celoso del tiempo que su perra pasaba con el amo,
macho tambi�n al fin.



Pero por las tardes la perra lo compensaba por todo, entreg�ndose a �l sumisa y
complaciente, sus extra�os gemidos y aullidos llenaban los o�dos del perro
elevando su placer hasta que llegaba la hora en la que ella se separaba de �l en
espera del amo y fing�a como si �l no existiera en cuanto el amo aparec�a.
Pronto el perro se acostumbr� al extra�o comportamiento de su hembra, ya ni
siquiera le preocupaban los extra�os gemidos y gru�idos con los que trataba de
llamar la atenci�n del amo y como �ste le prodigaba a veces mas cari�os a ella
que a �l.



Pero esa rutina de placer se ten�a que romper alg�n d�a y eso pas� una tarde en
la que el perro montaba a su hembra y esta le gem�a y hacia ruidos como lo hac�a
�sta con el amo, de una manera que el animal no pod�a entender. De pronto el amo
sali� al patio, hab�a regresado temprano del trabajo y ahora con una extra�a
mueca en su rostro los miraba cogiendo como los animales que eran.



El perro vio a su amo con esa extra�a expresi�n que nunca antes le hab�a visto,
y vio como abri� la boca para lanzar un extra�o aullido que hizo que el animal
se crispara y asustara, desmontando a la hembra inmediatamente. Desde cierta
distancia, desde donde pod�a ver a ambos, su amo y la perra, el animal vio como
la hembra volte� la cabeza para ver al amo y con una expresi�n tambi�n extra�a
pero diferente a la del hombre se puso de pie y camin� hacia �l.



El animal vio como el amo tomaba a la hembra por la melena negra que cubr�a su
cabeza y la arrastraba separ�ndola de �l. La hembra gem�a y aullaba por lo que
el amo la solt� y despu�s de gru�irle en un tono mas bajo pero no menos
violento, la hembra se levanto y se introdujo en la casa sollozando, el animal
no la volver�a a ver nunca m�s.



Antes de entrar en la casa el amo vio hacia donde estaba el animal con una furia
en los ojos que el perro nunca olvidar�a. Durante la siguiente hora el animal
oy� a�n mas gru�idos y aullidos en el interior de la casa y durante intervalos
pas� por su mente que quiz�s hab�a tomado a la hembra de su amo, pero desech�
esa idea pues pensaba que aunque la hembra tenia cierto parecido a la clase de
criatura que era su amo y hac�a los mismos ruidos con su boca que �l, ella nunca
se le hubiera ofrecido como lo hizo de ser as�. En su mundo el animal no pod�a
distinguir una hembra humana de una perra.



Cuando los gritos cesaron el amo sali� al patio y sin verlo siquiera tom� al
perro por el collar y, arrastr�ndolo, lo sac� a la calle y cerr� la puerta,
dej�ndolo confundido, dolido y solo, para buscarse el alimento por si mismo.
Pero eso ya no importaba ahora, hab�a encontrado una nueva hembra tan parecida a
aquella, e inclusive mejor dentro de su tipo, que ya todos los sufrimientos
pasados se borraron de su mente. El perro esperaba, seguro de si mismo, que esta
hembra quedara tan encantada con su verga como la otra y se quedara como su
perra. La hembra gimi� y apret� con sus m�sculos vaginales la verga del animal
que cre�a haber encontrado su para�so sexual.



Suzie apenas si pod�a concentrarse en sus planes futuros. Todo se iba reduciendo
en su mente a su vagina y la verga de su amante y las inundantes sensaciones que
proven�an de estos centros de su atenci�n. Pero a�n as� segu�a dando forma a sus
resoluciones. Una de ellas se iba volviendo mas importante y urgente que las
otras, y esta era la de la compra de una mascota para "acompa�arla" en sus
momentos de necesidad. Hab�a decidido comprarse un fino Pastor Alem�n, por la
belleza de estos animales pero, sobre todo, por su tama�o, m�s accesible para
ella por su figura delgada y fr�gil. Pero todo esto, en el calor de la pasi�n, y
al ir aumentando �sta, tambi�n fue cambiando su decisi�n.



Aprovechando las sensaciones que invad�an su cuerpo al ser penetrada por su
amante, Suzie, trat� de imaginarse montada por su presunto nuevo perro Pastor
Alem�n. Se lo imagina hermoso, fuerte y del tama�o normal al que puede llegar
uno de estos nobles animales. Pero al ir recorriendo su cuerpo y llegar a la
verga que, supuestamente, horadar� con pasi�n su vagina, se da cuenta que �sta
perder�a en comparaci�n con la verga que en ese mismo instante la estaba
llevando a los umbrales de la gloria sensual.



"Puta madre" se dice casi riendo y llorando y decide que el patio de su casita
es lo suficientemente grande para albergar al Gran Dan�s que la hab�a seducido y
convertido en su amante.



-"Si la suerte me puso en el camino al mejor amante que he tenido en mi vida, no
creo que deba dejarlo ir as� nada m�s"- se dijo y se propuso consentirlo y
convertirlo en su amante de planta, nadie sospechar�a jam�s de una mascota as�.




-"Adem�s lo que el cuerpo pide de ahora en adelante no se lo voy a negar"- se
dijo mientras sent�a el caliente esperma de su amante dispararse y llenar su
vagina como si saliera de una potente manguera.



Terminado su largo interludio "amoroso", Suzie se recompuso como pudo para
volver a encontrar el camino a casa. Ya era de noche y las calles, solitarias
a�n, estaban en penumbras, pero a Suzie nada la asustaba ni importaba ahora,
estaba en tal estado de lasitud y satisfacci�n sensual que solo pensaba en
llegar a casa con su nuevo amante, al que hab�a decidido llamar Rocko, darse un
ba�o y echarse a dormir sin vestirse siquiera.



La joven modelo pens� primero caminar hacia la entrada del callej�n para
cerciorarse que no hab�a nadie y luego volver por el animal para guiarlo por el
collar, pero esto fue innecesario, el animal caminaba detr�s de ella a cada paso
que daba como si supiera las intenciones de la joven mujer. Al ver esto Suzie
sonri� ampliamente, como no lo hab�a hecho en muchos meses, sab�a que de ese
momento en adelante dejar�a de estar muerta en vida, que todo ser�a mejor y,
sobre todo, mas placentero para ella.



(Fin de la primera parte de las historias de Suzie en Par�s)







EL DESPERTAR DE SUZIE: UNA MODELO EN PARIS (II): EL GRAN BAILE DEL EMBAJADOR



Suzie, una famosa modelo, sabr� lo que es la pasi�n de otro perro y por su menor
tama�o tambi�n sabr� lo que es su nudo.



Pense primero no republicar mis demas relatos aqui, pero como imagino muchos de
los lectores de no los han leido y mientras publico lso dos nuevos
en los que trabajo seria bueno publicar la historia de Suzie en sus dos partes.




Todo un mes hab�a transcurrido desde que Suzie lleg� a Australia para un trabajo
de modelaje fotogr�fico de tres d�as, pero el destino tram� en su contra y su
agente recibi� mas ofertas de trabajo que prolongaron su estancia en el lejano
pa�s por todo un mes. Mes durante el cual, por la imprevisi�n, se vio alejada de
su amado Gran Dan�s Rocko.



Aburrida y necesitada de amor y atenci�n Suzie se hab�a visto irritada y a todo
mundo trataba de mala manera lo que no hizo sino aumentar su fama ah�
considerando su comportamiento como el de una verdadera estrella. En el tiempo
que hab�a estado ah� hab�a recibido innumerables invitaciones a fiestas y bailes
algunas de estas fiestas de car�cter "privado" de parte de millonarios y
pol�ticos encumbrados pero Suzie solo hab�a aceptado algunas presionada por su
agente, pues en algunas de estas fiestas, las legales y reales, se encontrar�a
con personas que la conectar�an y subir aun mas en el mundo del modelaje.



Esa noche, Suzie, especialmente molesta, irritada y deseosa ten�a que atender
una fiesta de lo mas elegante, invitada por el embajador de Francia en Australia
y que se llevar�a a cabo en la imponente mansi�n de uno de los hombres mas ricos
del pa�s.



Esa noche, mientras se ba�aba y arreglaba Suzie fantaseaba con su adorado Rocko,
y como estaba en Australia en alg�n momento lo cambi� en su fantas�a por un
dingo salvaje y s�per burdo para coger lo que disfrut� mucho, por lo menos en su
imaginaci�n, luego divertida lo cambi� por un canguro y trat� de imaginarse si
los besos de la lengua de un animal de estos ser�an tan intensos como los de su
Rocko.



Excitada aun mas por su divertida fantas�a, Suzie se puso un ligero vestido casi
transparente y sin bragas para que su ardiente vulva pudiera respirar en el
caliente verano australiano, no sin antes poner sobre su vulva unas gotas de
semen de Rocko que hab�a llevado en un frasquito para recordar a su amante y que
su cuerpo no perdiera el olor de �l y la reconociera como su perra cuando
regresara a casa. Suzie recordaba como se calent� al hacerle la pu�eta a su
amado perro para poder llenar el frasco, tratando de contenerse y no beberse ah�
mismo el contenido, y se calent� aun mas frotando el semen sobre la superficie
de su chochito.



Al llegar a la fiesta todas las miradas masculinas se posaron sobre ella, no
solo porque era una de las modelos en boga, sino porque esa noche se ve�a
especialmente radiante y sexualmente atractiva. Era algo en sus mejillas
desusadamente sonrosadas y su mirada furtiva y coqueta con nadie en particular
que la hac�an ver inocente y capaz de todo a la vez.



La noche transcurri� como ella esperaba, varios de los invitados trataron de
conquistarla, incluidas dos esposas de conocidos empresarios, y, como imagin�,
el embajador trat� de llev�rsela a una de las habitaciones como su premio de
anfitri�n. Pero a todos desde��, aunque estuvo a punto de caer en la tentaci�n
de aceptar la invitaci�n de una las mujeres que era una guap�sima morena, pero
sent�a que le ser�a infiel a Rocko o que nadie le atra�a lo suficiente, por lo
que se dedic� a tomar champagne toda la noche.



Una hora despu�s la fiesta se dividi� en varios grupos que hablaban de todo y
nada a la vez, desde pol�tica a moda, pero a Suzie, ya algo bebida, todo esto la
aburri� por lo que, esperando huir tambi�n del embajador, sali� al jard�n a
tomar el aire fresco y despejar su cabeza.



Pero no hab�a dado cinco pasos cuando se top� con uno de los guardias de
seguridad. Este no la vio por lo que Suzie se escondi� tras un gran arbusto
hasta que este sigui� su ronda.



Suzie se dio cuenta que hab�a numerosos guardias por todo el jard�n cercano a la
casa por lo que se dirigi� a un laberinto de altos arbustos alejado de la casa y
sobre todo de los guardias. Ah�, casi en medio del laberinto encontr� una de
varias bancas de piedra sent�ndose en una de ellas a disfrutar el fresco de la
noche, la enorme luna llena y el recuerdo de su amante, Rocko.



Suzie aspiraba absorta el fresco aire nocturno, recargada su espalda
descuidadamente contra el respaldo de piedra de la banca y sus piernas separadas
y estiradas, sus zapatos de tac�n alto echados a un lado para disfrutar en las
plantas descalzas de sus delicados pies el c�sped h�medo y fresco.



De pronto el ruido de follaje siendo separado la sobresalt�. No hab�a tiempo de
saltar a buscar escondite, sab�a que quien quiera que sea que hab�a llegado
hasta ella la estaba observando en ese momento pues sent�a su intensa e iracunda
mirada sobre ella.



Despu�s del susto Suzie trat� de componerse, pens� que solo tendr�a que dar una
simple explicaci�n al tonto guardia, demasiado celoso de su deber, y volver,
contra su voluntad, a la aburrida fiesta. Pero los segundos segu�an corriendo y
Suzie no recibi� el esperado rega�o del guardia. La joven volvi� a preocuparse,
solo o�a la agitada respiraci�n de quien la observaba y la suya.



Con mucho esfuerzo, tratando de ver en la penumbra, busc� a quien quiera que
fuera que la estaba vigilando y no pudo hacerlo. repentinamente algo se movi� a
la sombra de los arbustos y se irgui� a plena luz de la luna llena.



Suzie se preocup� a�n mas, quien la observaba era un gran, fuerte y terrible
perro doberman. La joven no se hab�a equivocado, quien la vigilaba era un
guardi�n solo que no de la especie que esperaba. Con la respiraci�n aun mas
agitada Suzie se congel� en su lugar tratando de no despertar la ira del animal
entrenado para atacar.



El animal parec�a confundido, mov�a su cabeza de lado a lado y no hac�a ninguna
de las dos cosas para las que estaba entrenado al encontrar un intruso, no
atacaba ni ladraba llamando a su instructor. Solo se quedaba ah� viendo a la
intrusa de extra�a manera.



Suzie se dio cuenta de la actitud del animal. Tras de adoptar a su Rocko se
hab�a propuesto leer todos los libros que pudiera que trataran sobre el cuidado
y adiestramiento de todo tipo de razas de perro, algo que la excitaba, pues se
hab�a aficionado a los perros desde la primera experiencia. Y por esto sab�a que
el animal no sab�a que hacer.



Esto despert� la ternura de la joven por el inexperimentado animal, y se quit�
un poco de la tensi�n anterior.



"Ven peque�o" le dijo en voz muy baja tratando de gan�rselo. El perro dud� por
unos instantes y luego camin� un par de pasos hacia ella pero manteni�ndose a
cierta distancia de la mujer. Suzie lo admiraba a la distancia, le pareci� un
perro hermoso y fuerte, quiz� el macho mas bien parecido que hab�a visto esa
noche en la fiesta. Sigui� con su mirada el contorno de su esbelta figura y sus
m�sculos en tensi�n. As� Suzie se dio cuenta del motivo de la confusi�n del
animal, para nada fruto de la inexperiencia.



Asombrada y con la boca abierta Suzie pudo ver como del bajo vientre del animal
surg�a lentamente una larga erecci�n animal en honor, muy probablemente, a ella.




Suzie record� las gotas de esperma que se hab�a puesto entre las piernas antes
de salir a la fiesta, se imagin� que era eso mezclado con su propio olor de
mujer-hembra lo que el animal ol�a y lo manten�a excitado, pero estaba
confundido al ver solo a un ser humano donde pretend�a encontrar una hembra de
su especie, en celo.



La bella modelo racionaliz� todo esto y se sinti� halagada de que su olor
hubiera excitado a tan hermoso animal. Suzie estaba lo mas excitada que hab�a
estado en el mes desde que se hab�a separado de su amante. "Este peque�o busca
una hembra en celo para montarla" se dijo mentalmente la joven "y aunque sea
mujer y no perra, s� soy una hembra en celo, y muy deseosa, y este amiguito va a
tener lo que quiere y necesita, por lo menos una buena lamida me va a dar".
Susie estaba ahora mas que dispuesta a corresponder de la manera que le neg� a
todos esos apuestos y ricos hombres de la fiesta.



Volviendo a separar las piernas Suzie, en voz baja, llam� de nuevo al animal que
se acerc� un poco mas a ella atra�do por el olor que surg�a de entre las piernas
de la mujer. Suzie esperaba que reconociera el olor que proven�a de ella y de
nadie mas y se atreviera a acercar su prodigiosa lengua perruna a su pulsante
vulva.



El animal, mas que excitado pues su entrenamiento le prohib�a aparearse para
aumentar su agresividad, comenz� a discernir los olores que proven�an del ser
humano y distingui� claramente que se trataba de una hembra, lo que hizo que con
la confianza de saberse un macho superior se acercara mas a ella hasta casi
tocar con su hocico las desnudas rodillas de la atrevida chica. Mas de cerca el
animal distingui� el olor de otro macho, de su especie! Supo por el olor que esa
hembra que ten�a enfrente hab�a sido pose�da por otro y quiz�s otros perros como
�l, por lo que supo en ese instante que ella era inferior a �l en su condici�n
de macho y por eso estaba a su disposici�n cuando lo deseara.



El animal se acerc� mas a la elegante joven y levantando la cabeza le gru��
viciosamente como orden�ndole quedarse quieta y obedecerle. Suzie se estremeci�
de pies a cabeza, su excitaci�n aumentada por la sensaci�n de peligro y por
saber que ser�a dominada por un verdadero macho al que ninguno de aquellos que
se encontraban en la fiesta se le pod�a comparar. Esos que equivocadamente la
trataban como a una princesa, la saludaban con reverencias y la consideraban una
reina de hielo. si tan solo supieran la tormenta que se desataba en su alma en
ese momento, y el fuego que se extend�a por su cuerpo con cada latido de su
coraz�n y cada respiraci�n de su pecho.



El doberman puso su fr�a nariz sobre la parte interior del muslo de Suzie, y la
chica tembl� encogi�ndose. El perro gru�� de nuevo, tan cerca del sexo de la
joven que, de �ste, ella pod�a sentir espasmos el�ctricos que se extendieron por
todo su cuerpo. Suzie sonri� mordi�ndose los labios excitada.



El perro lami� fugazmente los jugos que se hab�an extendido hacia los muslos y
Suzie tuvo que controlarse para no tomar la cabeza del animal en sus manos y
empujarla hacia su sexo. Luego el perro meti� su cabeza entre las piernas de la
chica, justo dentro del falda y meti� su lengua entre el asiento de la banca y
el cuerpo de ella para lamer su culo y probarlo. Suzie reprimi� un gemido y
apret� mas fuertemente sus labios. El animal repiti� una vez mas la misma
operaci�n y Suzie abr�a ya la boca para respirar, tratando de evitar el reflejo
de levantarse de la banca. Para ese momento el perro ya conoc�a el olor de la
vulva de la chica y hab�a probado su culo por lo que aparentemente, en su mundo
animal, eso eran suficientes presentaciones y comenz� a lamer la vulva de la
chica con maestr�a, como si supiera lo que hacia, como si hubiera nacido para
hacerle el amor a una mujer como Suzie.



Con cada lenguetazo el perro encontraba puntos sensibles que Suzie ni se
imaginaba tener, como si el animal leyera su mente y supiera que hacer
exactamente, era eso, su imaginaci�n o el hecho del exceso de adrenalina por el
miedo de que el animal de pronto decidiera dejar de complacerla para atacarla, o
tambi�n ser descubierta por alguno de los guardias.



Mientras el animal encontraba su vagina y poco a poco iba penetrando mas
profundamente en ella con su lengua, Suzie masajeaba su cl�toris, aumentando, si
es posible, su placer, pues se imaginaba que por la situaci�n, la falta de
costumbre del perro, y el poco tiempo que ten�an para compartir, su sesi�n de
placer no pasar�a de un buen sexo oral perruno. Suzie incluso ya pensaba que le
agradecer�a d�ndole una mamada y se excitaba anticipando el sabor y textura de
la verga del perro guardi�n.



Suzie abr�a tanto sus piernas que el animal ten�a buen acceso a su vagina y
entraba y sal�a de ella con su lengua con facilidad. Parec�a como si acariciara
el interior de la vagina de la chica, recorriendo con ella las paredes y los
llamados punto A y punto G, enloqueciendo a Suzie de placer.



Suzie, extasiada, tom� su vestido por los bordes y se lo sac� por la cabeza,
quedando desnuda a excepci�n de sus elegantes zapatillas de tac�n, ya sin miedo
a ser descubierta, pero temiendo aun la reacci�n de su deseado macho, se hinc�
sobre la banca, ofreciendo su trasero al perro. Por la posici�n sus nalgas se
abr�an y su culo quedaba expuesto y ligeramente abierto, y esto exactamente era
lo que Suzie buscaba, su culito deseaba atenci�n, y esa lengua tan h�bil tenia
que probarla tambi�n por ah�.



El doberman no necesit� muchas explicaciones y pronto la estaba lamiendo por
ah�, alternando entre su vulva y su culo, forzando su lengua en el interior del
culo de la chica que se estremec�a con cada intento. Poco al principio, apenas
si la punta, para, luego que Suzie venci� a su cuerpo y pudo aflojar el
esf�nter, el perro la penetraba un poco mas, lamiendo algo del interior de su
limpio y apretado recto.



Suzie comenz� a gemir, ya nada la importaba, esperaba que la m�sica que sal�a de
la casa distrajera a quien por casualidad pasara cerca de donde ella estaba,
escondida en el laberinto.



Hacia mucho tiempo que Suzie no disfrutaba tanto, tenia orgasmos y c�spides uno
tras otro. Y justo cuando el animal dej� de lamerla, Suzie tuvo la recompensa a
su valor, el orgasmo mas potente y estremecedor, el que sumado a los anteriores
explotaba en su cabeza con la fuerza de un sol naciente.



Recuperada, Suzie, toma su vestido y se hinca en el suelo para dar un beso al
perro en el hocico. Este la lame contento y la chica r�e -"Ahora no muchacho, en
otra ocasi�n ser�, tengo que volver a la fiesta antes de que me extra�en"-
levant�ndose, Suzie se aleja del perro, desnuda y con el vestido en la mano,
pero el perro se acerca a ella y lame entre sus nalgas de nuevo, Suzie se queda
perpleja, clavada al suelo. sin saber que hacer su cabeza ligera y dando
vueltas.



Sus piernas se vencen y cae de rodillas. Cesando se pone en cuatro y levanta su
trasero en el aire. -"Esta bien, precioso, tu mandas"- dijo ella invadida por el
deseo, asumiendo su posici�n de hembra y dispuesta a satisfacer y ser
satisfecha.



El perro, al verla en esa posici�n, sometida a su voluntad, se acerca
olisqueando la vulva y el ano de la chica. el aire que sale de su nariz excita
el culito de Suzie, las sensaciones acumul�ndose y dispers�ndose por todo su
cuerpo. El animal la lame una vez e inmediatamente la monta y sujeta por las
caderas estrechas. Suzie suelta una risita picara, sabe que recibe lo que quiere
y que est�n a punto de darle lo que dese� por semanas, lo que imagin� d�as y
noches, todo ese deseo concentrado y enfocado en la verga de ese perro guardi�n.




Apretando a Suzie por la cintura el perro empieza a bombear contra el trasero de
la joven modelo. Sus patas traseras buscando apoyo firme en el suelo, mientras
se iba acercando a ella, su verga, siempre creciente, dejando peque�as manchas
de humedad del lubricante que le brotaba.



La joven abri� entonces las piernas, separando la rodillas en el suelo para
abrir mas su trasero. Suzie lo deseaba tanto que literalmente se le hacia agua a
la boca, salivando abundantemente, casi tanto como su vulva secretaba sus dulces
jugos.



La joven mov�a su bien proporcionado trasero de modelo en peque�os c�rculos, un
movimiento inconsciente que le proporcionaba un placer sensual, como si jugara
con el deseo del animal, provoc�ndolo, alargando los pre�mbulos de la
penetraci�n.



"Mete esa linda verga"- le dec�a Suzie en un murmullo, casi ronroneando, y como
si se lo hubieran ordenado, el perro jal� a la joven mas fuertemente por la
cintura y de un jal�n le meti� esa verga de perro que ella tanto deseaba. Suzie
abri� la boca tratando de gemir pero solo pudo jalar aire mientras un hilillo de
saliva se le escapaba corriendo hasta su barbilla -"Perro cabr�n..."- le dijo
entre sollozos de placer -"Se nota que tra�as ganas de hembra. As�, mu�vela, no
la tienes tan grande como Rocko... pero sabes moverla muy bien cachorrito.
mmhhh!!!"- El poderoso doberman no necesitaba aliento de su hembra, Se mov�a
como un rel�mpago insaciable, electrizando el cuerpo de Suzie y mandando choques
de placer por todo su cuerpo. La verga del perro se mov�a con relativa facilidad
en la muy lubricada vagina de la joven, ensart�ndola literalmente desde
diferentes �ngulos, la punta golpeaba alternativamente una u otra pared vaginal,
disparando sensaciones, despertando puntos sensibles a los que los cient�ficos
ponen letras y nombres, pero que para Suzie solo significaba una cosa, el
para�so carnal. Un orgasmo se acumul� lentamente en la vulva de Suzie, una luz
embriagante que al explotar parec�a consumirla en placer para luego difuminarse
en su pecho y cabeza. Por un segundo Suzie, agradecida, pens� en separarse de su
perro-amante para mamar su espl�ndida verga, beber ese l�quido que seguramente
goteaba de su punta y saborearlo en su boca, regode�ndose en su calentura. Pero
el animal la tenia sujeta con tal fuerza que hubiera sido imposible siquiera
intentarlo, cosa que realmente ella no quer�a hacer, solo so�aba, mientras esa
relampagueante verga la atacaba con furor.



Dif�cilmente Suzie se sent�a llena, en tama�o ese perro no tenia comparaci�n con
la verga de Rocko, pero tenia suficiente tama�o y tanta habilidad para llenarle
la cabeza de sensaciones y retacarle el chocho de placer y orgasmos. Suzie
sinti� su rostro enrojecerse aun mas, una placentera ansiedad se acumulaba en su
pecho y cuello, como si la suma de sensaciones estuviera a punto de derramarse
por su boca y, entonces, otro orgasmo destelleante recorri� su cuerpo,
haci�ndola apretar cada m�sculo de su cuerpo, doblando los dedos de sus pies,
haciendo pu�os con sus manos y apretando aun mas con su vulva le verga perruna
que la atacaba. Sintiendo esto el doberman redobl� esfuerzos penetr�ndola mas
intensa y profundamente, con fuerza y rapidez, provocando orgasmos encadenados
en la chica que cesaba como perra.



Al recuperar dif�cilmente el aliento, Suzie not� que el animal no cesaba en su
empe�o, parec�a querer empalarla y llev�rsela como trofeo, y Suzie se lo
agradec�a port�ndose como la hembra sumisa que so�aba ser en esos momentos. La
joven modelo sabia que como especie, como humano, era superior a su amante, pero
como hembra disfrutaba entregarse al placer de su macho que a su vez la llenaba
de placer a ella. Y al saberse esclava de su deseo, que su propia puter�a la
pon�a a disposici�n de cualquier perro atractivo de buena verga, la hacia
sentirse mas hembra que ninguna, deliciosamente perversa, orgullosamente puta.




Encendida, su rostro sudoroso, los ojos vidriosos y enfocados en la nada, Suzie
sent�a la bola de la verga del perro golpeando la entrada de su vagina, por su
experiencia con Rocko sabia que el perro se preparaba para soltarle su esperma,
para llenarla de leche animal, ese dulce l�quido que la hacia sentirse tan viva
al probarlo y al sentirlo llenando su vientre. Y prepar�ndose para ello trat� de
abrir mas su trasero para dejar mas espacio en su vagina para la verga del
animal. Pero Suzie era tan pervertida como inocente en cuanto a perros se
trataba, pues las sesiones con su primer amante animal, Rocko, no la hab�an
preparado para la experiencia que estaba a punto de tener.



Como Rocko era tan grande, proporcionalmente el nudo, "la bola", de su verga era
enorme, por lo tanto imposible de hacer caber en la estrecha vagina de Suzie,
quien solo la ve�a como una curiosidad morbosa y divertida. Al darle mejor
acceso a la verga del doberman, Suzie, sin darse cuenta le estaba dando permiso
para forzar el nudo en su interior, el perro sinti� la necesidad urgente de su
instinto por procrear y al verse en posibilidad comenz� a pegarse mas a la
joven, moviendo sus caderas, como tanteando, metiendo con fuerza, hasta que la
modelo comenz� a sentir su entrada vaginal ensanch�ndose brutalmente.



Suzie exhal� con la boca tremendamente abierta, sus ojos anchos como platos por
la sorpresa y las sensaciones que la estaban abrumando. El dolor se
intensificaba, como un ejercito que se agrupa para atacar mas intensamente. Para
Suzie era como dar a luz, pero al entrar el nudo completamente en su vagina, lo
que naci� de la vulva de la joven fue el orgasmo mas explosivo y demoledor de su
vida. Suzie tuvo que descansar su rostro en el suelo mientras sent�a esa
tremenda bola palpitando y movi�ndose en su intimidad. Cuando la chica cre�a que
comenzaba a bajar de su orgasmo sinti� el esperma que comenzaba a surgir en
chorros de la verga del animal, inund�ndola de sensaciones, una ola expansiva
que naciendo de su co�o recorri� todo su pecho, su rostro, sus piernas, sus pies
y llen� su cabeza de una enceguecedora luz blanca.



Para cualquiera que los hubiera visto en ese momento la imagen los hubiera
llevado al �xtasis. La chica, respirando por la boca abierta, su rostro
enrojecido, postrada casi en cuatro, su cabeza y pecho descansando sobre el
c�sped, su culo levantado, y el imponente animal mont�ndola, penetr�ndola con
movimientos cortos pero poderosos, asegur�ndose de llenarla de su esperma espeso
y caliente.



Suzie gem�a como quej�ndose, pero lo que sent�a no era dolor, era placer puro y
sin contemplaciones, su cuerpo hundido en una charca de sensaciones sensuales,
er�ticas. Su coraz�n palpitante, y su vagina llena como nunca hab�a estado,
enrojecida, ligeramente adolorida pero infinitamente agradecida.



De pronto el perro afloj� el abrazo que tenia sobre la cintura de la joven y
parec�a querer desmontarla. Suzie reaccion� y antes de que el perro pudiera
salirse, ella apret� mas los m�sculos de su vagina, atrapando la verga por el
nudo, obligando al animal a quedarse sobre ella unos momentos mas. El doberman,
al no poder hacer mas se qued� sobre ella y comenz� a lamer su espalda y nuca,
arranc�ndole a la chica un nuevo orgasmo al sentir su lengua y su nudo al mismo
tiempo, un orgasmo mas pac�fico y sosegado, pero no por ello menos placentero.




Al lograr esto la joven modelo afloj� sus m�sculos y entonces el animal pudo
sacar su verga con un chasquido l�quido, su esperma chorreando de la vulva de
Suzie y de su propia verga. Una conocida y placentera sensaci�n para la chica
que al recuperarse comenz� a gatear hacia donde estaba el perro para golosamente
limpiarle la verga de leche y jugos como siempre lo hacia con Rocko.



Pero un quejido la sac� de su delicioso trance, al levantar los ojos, ajustando
su vista a la oscuridad, justo a unos metros de ella estaba uno de los guardias,
sentado en una banca y masturb�ndose. Suzie sonri� satisfecha de haber hecho
venirse a dos machos al mismo tiempo. El guardia al notar que la joven lo hab�a
visto se puso de pie y se dirigi� a ella. El mismo pensamiento pasando
probablemente por la mente de ambos, que �l se solazar�a con ella y que la joven
y famosa modelo, dada la situaci�n "embarazosa" en la que se encontraba nada
pod�a hacer por evitarlo, pues no pod�a denunciarlo sin exponerse a si misma.
Hundida como estaba en una sensaci�n de pl�cida sensualidad, Suzie, pens�
dejarlo hacer lo que quisiera habiendo ella misma obtenido lo que buscaba, y
quiz� hasta lo disfrutar�a de alguna forma.



Detr�s del guardia surgi� otro, verga en mano, que estaba oculto en la
oscuridad. Suzie, aun en cuatro, sonri� lujuriosamente. Se quej� cuando el
primer guardia la tom� por el brazo y la levant�, apret�ndola contra su cuerpo
para luego comenzar a restregar y morder sus sudorosos pechos, chupando
lujuriosamente sus duros pezones. El segundo guardia se hinc� junto a Suzie y
comenz� a comerse su co�o, lami�ndolo torpemente y bebi�ndose, mezclados, los
jugos de la joven con el semen del doberman.



Suzie se daba cuenta de esto y la situaci�n la erotizaba enormemente. Mientras
le jalaba la verga al guardia que le mord�a los pechos, la joven ve�a sobre su
cabeza hacia donde estaba el doberman echado en el c�sped. El perro guardi�n se
limpiaba le verga ante la mirada anhelante y nublada por el deseo de Suzie. La
joven modelo se estremeci� cuando el guardia que estaba hincado junto a ella,
sin dejar de comerse su co�o, le meti� un dedo en el culo. Suzie cerr� los ojos
para disfrutar las sensaciones y al volverlos a abrir dirigi� su mirada hacia el
doberman, la chica se relam�a los labios resecos por el calor y el placer
sentido a raudales. Cuando el perro levant� la vista hacia ella, la chica dibuj�
un "Gracias!!!" con sus labios y se hundi� de nuevo en sus sensaciones,
dej�ndose hacer por el par de hombres que al final de cuentas no eran sino otro
tipo de animales. Solo con el doberman Suzie sinti� que hab�a sido infiel a
Rocko, y lo disfrut� tanto que pensaba repetirlo cuantas veces fuera necesario,




FIN DE LAS HISTORIAS DE SUZIE.


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Relato: Suzie, una modelo en Paris
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