Relato: La casa de campo Voy a contarles la increíble noche
que vivió esta familia no hace mucho. Una experiencia que los cambió
para siempre.
Nuestra familia se compone de Don Alfonso
(papá, 55), Doña Gladys (mamá, 53), Claudio (hijo, 29),
Evelyn (hija, 26) y Paola (novia de Claudio, 25). Toda la familia vive en Santiago,
pero fin de semana por medio se van a su casa en el campo. Ese fin de semana
los cinco llegaron a la casa de campo, como muchas veces en el año. Se
animaron a salir a bailar en la noche al pueblo cercano. Ya avanzada la madrugada
todos llegaron de vuelta completamente exhaustos y se dispusieron a ir a dormir.
Cada uno de los jóvenes a su habitación y los papás a la
suya. Pero no sé por qué razón Evelyn y Paola decidieron
intercambiar habitaciones, sin sospechar lo que esto causaría a sus vidas.
Ya era bastante tarde y todos dormían.
En verdad casi todos. Claudio no aguantaba más la calentura y decidió
visitar a Paola. Entró a la habitación de ella y se metió
a su cama dispuesto a hacerle el amor. Se quitó el pijama, levantó
el camisón de la bella durmiente y la penetró desde atrás
sin despertarla. Pero no se percató de que era a su hermana Evelyn a
la que estaba metiéndole su protuberante pene. Él siguió
moviéndose y ella lo recibía bastante bien, como creyendo que
estaba en un húmedo y exquisito sueño con aquel hombre que tanto
deseaba secretamente. Los gemidos continuaban mientras le agarraba los tremendos
pechos que su hermana posee. Y justo en ese momento Claudio logró descargarle
toda su leche en la vagina de Evelyn. Sólo cuando él se levanta
de la cama logra ver, con muchísima sorpresa, a quien le había
hecho el amor. Entre culpa y excitación que sentía salió
rápidamente de allí para ir buscar a Paola a la habitación
del lado. Una vez allí despierta a su novia para descargar en ella toda
la tremenda excitación que le causó su prohibida experiencia con
su hermana menor.
Parece ser que esto comenzó una reacción
en cadena, ya que quien se despertó ahora fue Doña Gladys. Sentía
una tremenda urgencia de sexo, pero su marido no se despertaría con nada.
Pero en realidad hay una fantasía que ella hace mucho quería realizar:
hacer el amor con la novia de su hijo. Así que se levantó y se
dirigió a su pieza. Ustedes ya imaginan lo que está a punto de
ocurrir aquí. Muy silenciosamente entró a la habitación,
se sacó su camisa de dormir y subió a la cama. Con la cabeza bajo
las sábanas separó las piernas de Evelyn y comenzó a lamer
su conchita, creyendo que se trataba de Paola. En su lengua sintió el
sabor salado y jugoso de aquellos labios, notando que había semen en
su interior. Y pensó que había sido su hijo que había visitado
esa concha. Parece ser que no le importó, de hecho la excitó aún
más pensar que estaba tragándose la leche de su propio hijo. Para
Evelyn fue demasiado, ya que despertó desesperada por lo que estaba pasando
se incorporó y encendió la luz esperando ver a su hombre secreto
¿Imaginan la sorpresa de ambas al verse a los ojos? La hija comenzó
a llorar y su mamá la abrazó para tratar de explicarle lo que
había pasado. Pero ambas conchas seguían excitadas y pedían
ser saciadas. Y este abrazo entre madre e hija se transformó en caricias
cada vez más íntimas, hasta que ambas terminan pasando sus dedos
por los labios de la concha e la otra, mientras se besaban en la boca. Parecía
que ardían sus lenguas al contacto con la saliva de la otra. Doña
Gladys siempre había admirado los voluminosos y bien dotados pechos de
su hija y ahora tenía la oportunidad de besarlos y morderlos. Son una
delicia. Evelyn quería devolverle el favor de su madre ya le hizo y bajó
su cabeza para alcanzar con su lengua la concha de su progenitora. Estaba sedienta
y se alimentó de los jugos de doña Gladys, pero como esta última
no podía quedarse quieta, se acomodó para realizar un 69 con su
hija. Separó los labios de Evelyn para penetrarla con sus dedos hasta
el fondo de su vagina, hasta dejarla bien satisfecha y gritando de placer: MAMÁ,
MAMÁ, MAMÁ, QUE RICO LO QUE ME HACES. TE QUIERO MUCHO. ERES DELICIOSA.
Pedía a gritos que le metiera un dedo por su ano y su mamá no
lo hizo: la penetró con dos dedos en su agujero negro. Evelyn jadeaba
de dolor y de placer, así que hacía lo imposible para meter lengua
en el ano de su mamá
Se respiraba sexo en toda la casa de campo,
logrando influenciar los sueños eróticos de Don Alfonso, hasta
que se despertó sobresaltado con las imágenes de aquella mujer
a la que deseaba tanto en sus fantasías. Era demasiado y pensó
que esa era la noche. Así que se dirigió a la habitación
de su hija dispuesto a hacerle el amor, sin sospechar quienes estaban allí.
Sólo estaba su hijo Claudio, ya que Paola se había levantado para
ir al baño. Don Alfonso se sacó su pijama y subió a la
cama para abrazar a su lampiño y dormido hijo (creyendo que era Evelyn)
Penetró su ano con su ancho pene y logró despertarlo, justo en
el instante en que entra Paola a la Habitación. Los tres, al darse cuenta
de lo que estaba pasando, se metieron bajo las sábanas para hacer el
amor entre los tres. Se penetraron toda la noche de las maneras y por los lugares
más increíbles que se puedan imaginar. Hijo y padre se amaron
apasionadamente, con la joven novia en medio, quedando exhaustos y mojados con
todo ese semen salpicando en todas direcciones.
Por su parte Evelyn ya había sido penetrada
y lamida por todas partes por su madre, quien yacía dormida; agotada
al tratar de satisfacer a su incansable hija. Evelyn no quiso despertar a su
mamá por lo que se fue a dormir a la habitación de sus papás.
Nadie estaba allí, así que se metió a la cama dispuesta
a dormir. En eso entra a la pieza aquel hombre que tanto ella deseaba secretamente,
aquel único hombre al cual ella le permitiría que la penetrara
por donde él quisiera: su PADRE. El al verla ardió en deseo, por
lo que se acercó a su hija y después de acariciarla la besó
en los labios apasionadamente, a lo que ella correspondió abrazándolo
e invitándolo a colocarse sobre ella entre sus piernas. El acariciaba
a su hija pasando sus ásperas manos por la delicada y suave piel de Evelyn.
Mientras él tenía sus labios entre los exquisitos pechos de ella,
con sus manos la tomó de las nalgas y la penetró con su gruesísimo
pene hasta el fondo. Ella pedía más y más. El comenzó
a desesperarse y la tomó de la cintura para ponerla en posición
de perrito para penetrarla desde atrás. Ella le suplicaba que la penetrara
por el ano. Así que él humedeció un dedo con los jugos
de la vagina de su hija para metérselo lentamente en el ano. Luego de
relajarlo la penetró con su grueso palo. Ella jadeaba de dolor. Cuando
Don Alfonso estaba a punto de terminar, sacó su pene de allí y
lo acercó a la cara de Evelyn. Ella recibió una tremenda descarga
de leche en su boca y cara, que apenas era capaz de tragar. Él quedó
realmente exhausto, y mientras abrazaba a su hija, ella se quedó bastante
rato saboreando el semen de su padre. MMMM... PAPITO. ERES EL HOMBRE DE MIS
SUEÑOS. HA SIDO EL MEJOR VIAJE A LA CASA DE CAMPO QUE NUNCA HE TENIDO.
TE QUIERO.
Maledeta1980
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Relato: La casa de campo
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