Karla este es ya su tercer mes laborando en este negocio,
perteneciente a Vera Arias, de mas o menos treinta a�os. Karla no ha tenido
ning�n tipo de problemas y siempre ha llevado una excelente relaci�n laboral con
su jefa. Hoy, tercer s�bado del mes, toca hacer inventario y Karla debe quedarse
hasta tarde. Son las 7:35 p.m ya y a�n no ha terminado. Esta ella sola en la
bodega cuando oye ruido. Ella se asusta, pues sabe que no es Vera, ya que ella
tuvo que viajar a San Jos�. Se asoma y ve un rostro conocido: don Francisco, el
esposo de Vera, con una maleta azul en su mano.

-�C�mo esta, Karla? Disculpe el susto. Obsesi�n

-Don Francisco, no se preocupe. Y �qu� est� haciendo por
aqu�?

-Vera me pidi� que revisar� como te iba con el inventario y
si necesitabas ayuda, pues esta la primera vez que te toca este trabajo sola...

-A�n no termino pero no se preocupe.

-Claro, pero no te molesta si te acompa�o.

-No, don Francisco, pase.

A Karla no le agrada que este hombre est� aqu�, pues aunque
es el due�o, no es correcto que una joven est� a solas con un hombre, a�n as�,
no puede decir nada. Karla sigue en la bodega haciendo su trabajo sin decir
palabra mientras Francisco da algunas vueltas por los anaqueles. Al o�rlo arriba
se tranquiliza y no piensa mas en �l. Karla no se percata de las verdaderas
intenciones de Francisco: desde que la conoci�, se ha obsesionado con ella. Ha
revisado hasta su expediente, sabe donde vive y con quienes. Sabe de su novio,
Gerald, con quien discuti� hace dos semanas y no le ha querido hablar. Se la ha
imaginado desnuda en las noches mientras �l le besa sus bellos pechos, erguidos
y luego se corre mientras se imagina rompi�ndole atr�s salvajemente. Francisco
saca de su maleta azul algunos implementos que podr�a necesitar: una soga, un
pa�uelo, esposas, un vibrador de su esposa y un revolver calibre 35. Mete en su
bolsillo las esposas y deja en el suelo lo dem�s, excepto el revolver que lo
esconde en una gaveta del mostrador. Baja los escalones que dan a la bodega
sigilosamente. Se asoma, ve a Karla acomodando en cajas unas carpetas. Ella no
ha sentido la presencia de Francisco, quien camina hacia ella silenciosamente.
Ella ignorante del peligro en que se encuentra se voltea sin quitar la vista de
unos papeles en su mano cuando siente una mano extra�a que rodea de forma
agresiva su cintura. Trata de gritar pero Francisco la fulmina con una cachetada
que la hace perder el sentido por unos instantes, Francisco la tira al suelo y
le pone las esposas en sus tobillos para que no pueda correr. Karla, trata de
reaccionar, se endereza y le jala el cabello. Francisco con fuerza la toma de
uno de sus brazos y la obliga a soltarlo. La sujeta de las mu�ecas y la obliga a
recostarse.

-Su�lteme, mal parido, no me toque,...

-Ay, mi ni�a, quien dir�a que fueras tan salvajita, dice
mientras la observa de pies a cabeza.

-Por favor, le suplico que no me haga da�o.

-Pero mi vida, yo no quiero hacerte da�o, pero si tu no te
portas bien, pues tendr� que actuar bruscamente. D�jate querer y ver�s lo
divertido que ser�,...

-Jam�s perro...

Karla logra soltarse y le pone una buena bofetada con ara�azo
incluido. Francisco la suelta y ella se endereza. Empieza a brincar y sale de la
bodega. Llega a los escalones pero Francisco no la deja dar un movimiento la
toma de un brazo, y tira contra una pared. Karla se desmaya por el golpe. Ella
empieza a volver en s� cuando siente la mano de Francisco en su entrepierna
mientras �ste besa sus pechos. Est� totalmente desnuda, ya sin las esposas.
Trata de soltarse pero su cuerpo, maltratado por los golpes del violador, no
reacciona. Le duela la cabeza, los brazos, hasta sus senos que seguro han sido
por mucho tiempo violados. Karla entiende que no puede hacer nada, y se resigna
a ser objeto de placer de este enfermo.

Francisco le mete una y otra vez su dedo en la vagina de
Karla mientras besa desenfrenadamente sus pezones. Karla siente como su cuerpo
empieza a actuar conforme a la motivaci�n. Sin desearlo disfruta cuando ese dedo
la profana. Su cabeza le dice que se contenga, pero su alma act�a diferente.
Karla se desespera y sus l�grimas recorren sus mejillas mientras gime de placer.
Entonces suplica...

-Ahh, por favor, ahhh, no lo hagaa.. mmm...

Pero Francisco no le pone atenci�n, m�s bien, suelta sus
pezones, ya hinchados, y empieza a besar aquella cueva ya humeda.

-Ohh, Dios,ahh, no m�s, porrr..

Sin planearlo, Karla toma sus senos y los acaricia mientras
apreta la cabeza de Francisco con sus piernas.

-Ahhhh, siiiiii, ahhhhh...

Francisco entiende que debe aprovechar el momento. Cuando a�n
Karla esta extasiada, el se endereza y dirigue su sable hacia aquella cueva.
Karla, fuera de si, solo recibe ese miembro. "y que m�s da", piensa. Francisco
abre sus piernas y la penetra de un solo golpe...

-Ahhhhhhhhh, animalllll, ahhhhhh

-�Que delicia, puta!

-Ahhhhhhhh, Diosssssss, ahhhhhhhhhhh

Francisco saca y mete salvajemente, mientras le retuerce uno
de los pezones. Karla toma el otro pez�n y lo jala mientras que la otra mano
ara�a la espalda de quien era al inicio su violador y ahora se hab�a convertido
en su amante...

-Ayyyyyyyyyy, siii, mi vida, ahhhhh, siiiiii, ahhhhhhhh, dame
m�s,

-Te gusta, no es as� perrita. Te fascina, putita?

-Ayyyyyyy, siiiiiiiiiii, m�ssssssssss ahhhhhhhhhhhhhh

-Perra, mi perra, mmmmmmmm

-Ayyyyyyyyyyyyyyy

Francisco para un momento. Toma a Karla y la apreta
metiendole su lengua y ella le responde con mas gozo. Francisco vuelve a meter y
sacar mientras sigue besando ha esa mujer. La suelta y empieza a gemir...

-Ahhhhh, perra, me acerco, ahhhhhh

-Ahhhhhhhhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, yo tamb...
ahhhhhhhhhhh

-Ahhhhhhhhh, siiiiiiiiiiii, mi vida, yaaaaaaaaa

-Ahhhhhhhhhhhhhhh, diosssssssssssssssss, ohhhhhhhhhh,
ahhhhhhhhhhhhhhhhhh

-Ahhhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhhhh

Ambos se abrazan y besan mientras Francisco, sin sacar su
miembro de Karla, se corre. Karla siente como su cuerpo se retuerce sin control,
prueba que tambi�n lleg� al orgasmo. Por un rato quedan as�, abrazados y
bes�ndose, hasta que el sue�o los sorprende.

Han pasado tres horas desde que Francisco sorprendiera a
Karla en la bodega. Son ya las 11 menos 10 de la noche. Karla se endereza y ve
la hora. Sorprendida por lo tarde que es empieza a vestirse r�pidamente,
mientras devuelve el cassette y recuerda todo lo sucedido desde las 7:35 PM de
esa noche. Observa a Francisco, quien a�n duerme. No sabe si odiarlo o
agradecerle por ese rato tan placentero vivido. A�n le duele los golpes, pero lo
sentido fue demasiado rico para ignorarlo. Ser�a muy f�cil denunciarlo: est�n
los golpes propinados por �l, as� como el hecho de que se corri� dentro de ella.
Con eso ella podr�a enviarlo por mucho tiempo tras las rejas, pero algo dentro
de ella le ordena que no lo haga. Karla toma la decisi�n, seg�n ella salom�nica
de no denunciarlo, pero si renunciar. De todos modos le hab�an ofrecido hace
mucho un mejor trabajo, con un buen salario y cerca de casa. Karla sale del
negocio, dejando a Francisco a�n dormido. El lunes se presenta al trabajo y le
presenta la carta de renuncia a Vera. Ella se sorprende, pero acepta las razones
de Karla, sin imaginarse lo que ella y su esposo tuvieron el s�bado.

Karla se va tranquila, sin imaginarse lo que le esperaba
tanto a ella como a su familia.

***