El socio (Parte 2)
Al d�a siguiente despu�s de haber descansado tras la
exhaustiva inspecci�n er�tico-po�tica del nuevo patr�n, una vez bebido de golpe
una taza de chocolate, el bueno de Juanito dio unas vueltecitas por el chalet
admirando su nueva casa. Mientras, el griego dorm�a ahito de sexo duro, so�ando
con los toros de Guisando quiz�s, o en alguna nueva prueba para testear la
notable inteligencia de su valet.
Juanito busc� en un fino mueblecito-escritorio una hoja de
papel y un sobre, para notificar a su familia el cambio de trabajo y de paso
darse aires con su nueva situaci�n, m�s regalada aunque no menos exigida.
"Querido padre, bendici�n- encabez� su relato con tres faltas
de ortograf�a al hilo- os escribo para notificaros que he cambiado de empleo.
Nada, que gracias a que siempre me dec�s que soy la mar de listo y gracias a
ello he mejorado bastante mi situaci�n ya que hoy he comenzado a trabajar con
una familia griega que vacaciona aqu�. Se trata de una gente muy principal y
desprendida, como os gusta, y pod�is quedaros tranquilos que me tratan a cuerpo
de rey. Decidle al se�or cura que no le he fallado un solo momento a la santa
madre iglesia porque no he sentido para nada ganas de andar de putas. Al doctor
decidle que mi salud anda inmejorable y que esta gente me cuida para que no vaya
a ponerme malito como mi hermana Rita. Que he averiguado para Rita que el mel�n
tiene muchas vitaminas y es bueno para la salud.
Decidle a mi hermana mayor que aqu� lo que se ve mucho es
aristocracia casadera, que se venga cuanto antes si es que no sigue con la idea
de colocarse en Bruselas. Padre, di a mi querida madre que no tenga miedo por m�
porque en estas islas no hay mucha gente lista y yo los sorprendo a diario con
mi destreza. A Manolo, que espero que a mi regreso nos llamen juntos para la
mili, a servir a Dios y a Espa�a. Bueno, padre, un abrazo de mi parte a
Adolfito, que se comporte si no quiere que de regreso le administre unas buenas
hostias y a ti y a mi querida madre os beso respetuosamente la mano. Vuestro
Juanito. Nota: no he comprado Hola por no gastar ni una peseta, todo ahorro para
que t� como jefe de la casa dispongas; �qu� novedades hay de mi socio? De nuevo,
vuestro hijo Juanito."
La ley� y reley� varias veces para ver de qu� se olvidaba.
Estaba seguro que de nada, porque de ninguna manera pod�a poner "�Viva Franco!"
como se estilaba: su padre le ten�a fastidio y siempre criticaba con sus amigos
la voz de falsete del Caudillo. Cuando hubo estado seguro que dec�a todo lo que
su familia querr�a oir, dobl� el papel y lo puso en el sobre, escribiendo la
direcci�n de su casa en el pueblo.
El griego dio se�ales de vida como a mediod�a llam�ndolo para
su habitaci�n. En esa casa las costumbres eran bien de extranjeros: una mujer de
la zona ven�a a hacer la faena temprano por la ma�ana, preparaba desayunos y
limpiaba. Luego hac�a jarras con gazpacho que ubicaba en la nevera y se iba,
porque al patr�n le molestaba la presencia de servidumbre. Claro que Juanito se
dio cuenta en seguida que �l no molestaba, porque lo primero que hizo el griego
ni bien se aperson� en el dormitorio principal fue ordenarle que se quitase la
ropa para continuar su revisaci�n m�dica. Claro que como era listo y no quer�a
perder su reci�n estrenado trabajo, no tard� en ponerse en el estado que tal
menester requer�a, dando mucho gusto al patr�n que seguramente no se daba cuenta
de lo astuto que era su protegido ya que ni bien estuvo en cueros su tolete se
despleg� antes de ser requerido para la revista del d�a.
Estuvieron en investigaciones de ese g�nero bastante tiempo,
porque cuando el griego mir� su reloj suizo de oro cay� en la cuenta que era
hora de siesta, de modo que era en balde que salieran de tiendas, as� que dedic�
buena parte de la tarde a probarse en diferentes posiciones el dispuesto garrote
con el que el Alt�simo hab�a obsequiado a Juanito.
Juanito observ� que la siesta era tan excitante o m�s aun que
la madrugada, pero de toros andaluces, nada. Esta vez los di�logos del griego en
su chequeo eran distintos:-"�Oh divino licor de la humildad, sereno como un
verso primitivo!- recitaba el chalao del griego mientras dos o tres largos
chorros de leche le rezumaban la garganta-"el que te gusta no sabe que traga un
resumen dorado del lirismo".
-"Que s�- pensaba Juanito- �pero qu� me importa a mi la
poes�a de los rojos mientras me menea la verga!- y en alta voz:-�Ah, pero qu�
bien la mamas, t�o! Que me est� gustando este trabajo de la cochambre...
Unas semanas despu�s Juanito aparec�a vestido como un
se�orito a saludar a sus antiguos compa�eros de trabajo, pobrecillos ellos, tan
poco listos.
-A ver, Juanito, hombre �d�nde andas metido que no has venido
ni a recoger tu salario?- le pregunt� uno que era gallego, como el Caudillo, y
la mar de mala leche, tambi�n.
-Estoy trabajando de valet- respondio Juanito- en un chalet
de la zona alta, con unos griegos que hacen concursos de poes�a.
-Jolines, chaval- sigui� el envidioso- �es por eso que traes
esa ropa tan apretada que parece ahogarte el paquete como a un jod�o torero?
-Que no, Modesto- protest� el ni�ato- que esta ropa me la han
comprao los gringuis para salir a paseo, el uniforme de dentro de la casa es muy
otro...(Pero no especific� mucho para no levantar sospechas ni despertar al mal
de ojo que siempre anda agazapado entre los gallegos, como dec�a entre sus
amigos el bueno de don Juan �su padre, no el padre del otro que se llamaba lo
mismo- ya sabes que yo no gasto casi nada porque debo mandar cada duro a casa,
mi padre es quien dispone.
-Claro, rapaz- insistente el gallego mordaz- y como no hay
trabajo demasiado bueno para tu padre...bien le est� que sus hijos consigan los
cuartos donde los encuentren.
Modesto era tambi�n del pueblo, y a veces cuando don Juan
sal�a a cazar o a navegar con sus amigos ricos lo contrataban como marinero,
pues �qu� gallego no entiende algo de mar? Y ni hablemos de cacer�a, con lo
astutos que son para levantar a vuelo perdices...
-No digas eso, hombre- pidi� Juanito sonroj�ndose- lo que
sucede es que mi padre proviene de una familia en la que el trabajo manual no
est� bien visto. Aunque pobre, es todo un hidalgo.
-S� que es un hi de algo, eso s� que me lo creo- ri� el
gallego Modesto, pero Juanito con toda su listeza, no pudo captar el sentido de
lo que quer�a decir.
"No se puede juntar uno con esta chusma- pens�- estos nunca
est�n conforme con los destinos de los dem�s, y el m�o es estar todo por alto,
como siempre me dice mi pap�. L�stima, Modesto es tan envidioso como el
gilipollas de Adolfito siempre, que informa los chismes a mi abuela que sirve en
Suiza... Pero ya arreglaremos cuentas a mi regreso."
Volvi� al chalet caminando y recogi� en el buz�n la
correpondencia y algunas revistas que se recib�an, entre ellas Hola!. En una
nota casi desapercibida entre varias fotograf�as su socio sonre�a con las cejas
muy juntas al lado de una joven de cara redonda como un queso manchego.
"Don Juan Carlos est� de novio con la princesa de Grecia"
rezaba el pie de foto.
-"Vaya con mi socio- coment� para sus adentros- ��ste chaval
me copia en todo! Ahora le ha dado por las extranjeras como si no hubiese
suficientes ni�as en Espa�a. Seguro que su padre, como el m�o, piensa que somos
tan listos que no hay en el pa�s nadie que nos empareje". Y silbando una
tonadilla de moda entr� en la casa para retomar su uniforme de trabajo. Seguro
que era hora, porque la polla estaba dura y viscosa como los pezones de las
nanas cuando amamantan.
Siempre bajo la supervisi�n atenta de su mentor el griego,
Juanito conoci� a una sobrina de �ste, de nombre Eudoxia. Como era listo, supuso
que si Yannis no daba la orden contraria era porque nada ten�a que objetar a su
noviazgo que por otra parte era m�s bien puro, ya que las inspecciones
sanitarias se hab�an redoblado. Eudoxia era feuchilla, pero sabida. Hablaba
varios idiomas con fluidez as� como sus hermanos, el in�til de Yorgos y la
triste Mar�a destinada seguramente a sobredorar �conos. Yorgos era naturalmente
el heredero de su padre que se dedicaba a la industria naviera, y fue con �l que
nuestro h�roe descubri� el gusto por hacerse a la mar en velero, cosa que en su
familia s�lo hab�a probado don Juan.
Por ello, a menudo Juanito sal�a al mar con Yorgos y sus
guarrones amigos y lo pasaba la mar de bien, sobre todo cuando pasaban cerca de
otro yate.
Nuestro listo preferido hab�a tomado la costumbre de bajarse
la bermuda marinera hasta los tobillos para coger sol en vivo y en directo, de
modo que si sab�a de la presencia de vecinos pod�a mostrarles su herramienta de
trabajo bastante desarrollada entre la madre naturaleza y los cuidados
prodigados por su patr�n.
Hasta que en cierto punto las cosas hubieron de complicarse,
porque Yannis exigi� que se comprometiera en forma oficial con su sobrina
Eudoxia para formalizar su inclusi�n en el testamento. El asunto era c�mo
comunic�rselo a don Juan...una ni�a griega, de diferente religi�n, que le
correg�a cuando hablaba mal y para colmo hablaba en extranjero con sus hermanos
delante de su propia cara...
De modo que pidi� a su amigo Modesto que le acompa�ase al
pueblo para solicitar la venia de don Juan, pese a que la cosa ya estaba m�s que
decidida por Yannis y todo el mundo sabe: d�nde est�n los cuartos...
Don Juan recibi� un poco furioso la noticia del compromiso,
pero se calm� cuando se le hubo explicado que contaban con la aprobaci�n del t�o
de la ni�a, que era quien cortaba el bacalao. Por otro lado- pens� don Juan- era
posible que en la boda sus dos hijas un tanto dif�ciles de casar encontraran
candidatos capaces de aportar a la casa su debido brillo. La mayor, la
malaleches, hab�a ido con una amiguita a B�lgica a buscar un trabajo por consejo
de su abuela pero hab�a regresado derrotada y m�s amargada: fue la amiguita
quien accedi� al cargo de gerenta de una importante empresa. La otra,
pobrecilla, era todav�a menos colocable por sus debilidades cong�nitas y para
colmo se hab�a convertido en una mel�mana incorregible, y no era que le gustase
la m�sica, vamos, sino que viv�a comiendo melones a tal punto que sufr�a de
permanentes diarreas.El m�dico del pueblo siempre estaba cerca para detener
tanto flujo de mierda, y pese a ser de buena familia don Juan dudaba que la
tontainas de su hija malita se animara a darle entrada, lo que solucionar�a un
poco la situaci�n: ella se cagar�a donde el m�dico y don Juan tendr�a un
problema menos apostando todas las bater�as en conseguirle un marido a su
primog�nita que estaba insufrible.Adolfito ya no era un problema, porque Juanito
en un viaje rel�mpago se encerr� con �l en la sala seguramente para darle
consejos y el ni�o sali� ahogado con no se sabe muy bien qu�, siendo
infructuosos los esfuerzos del m�dico por devolverlo a la vida.
-"Lo siento mucho, don Juan- dijo el galeno, compungido y
suspicaz- no s� lo que este ni�o se haya llevado a la boca, pero ciertamente se
ha destrozado la laringe y ha cesado de respirar". Do�a Angustias cay� en un
pozo depresivo total, como no es para menos, con los menudos problemas que se
viv�a en la casa, entre el sospechoso ahogo de Adolfito, la cagalera de Rita y
el malhumor de la hermana mayor que lo �nico que quer�a en su vida era un buen
casamiento. Considerando todo este panorama que le imped�a salir a inflar velas
con sus amigos ricos, don Juan dio el s� a su hijo. M�s vale griega rica que
italiana sin diadema, se dijo filos�ficamente.
Se le organiz� pues una linda boda a Juanito que coincidi�
(�a que no lo adivin�is?) pues s�, con la del socio. Pero claro, esta otra no
tuvo cobertura de Hola!, ni de otras revistas para gente sesuda, no. Pero bien
que se habl� de ella en los c�rculos frecuentados por Yannis y sus amistades de
pro. Poco tiempo despu�s le naci� una ni�a, rubita, de carita redonda como la
madre, que berreaba todo el tiempo por casi nada. Cuando ten�a dos o tres a�os y
naci� su segunda hija, Juanito recibi� de su ahora cu�ado, el doctor tan atento
de su juventud, el tr�gico aviso.
-"Oye, Juanito- no sab�a c�mo dec�rselo de forma simple- la
ni�a �sta ser� m�s dif�cil de casar que sus t�as, porque es un poquit�n
retrasada".
Juanito, que como era listo se las sab�a antes que llegasen,
pens�: "Este me quiere decir que no es tan lista como yo, seguramente. Pero ya
veremos cuando llegue su hora si no encontramos a un chaval que le cosa el
sayo".
Bien que no lo sab�a, pero lo cierto es que Juanito ten�a
facultades prof�ticas: en efecto, su hija mayor y bastante monguita se cas� a�os
despu�s con un mozo de buena casta cuyo secreto deseo era coser, no tanto coger,
y ver�s que bellos modelitos le hace con su experiencia en pasarelas.
Hasta que al fin lleg� el delf�n. Juanito no cab�a en s� de
gozo, pero aun mucho m�s don Juan que quer�a como es l�gico, perpetuar el
apellido de su casa con un var�n. Y como no pod�a ser menos, pues el otro
Juanito copiaba en todo las aventuras y viscisitudes del nuestro, pero bueno,
eso lo iremos viendo.
El �nico problema que se avecinaba a pasos agigantados, la
�nica nube que se dibujaba en ese azul cielo balear, era la chochera galopante
de Yannis, el benefactor de nuestro Juanito. De repente hab�a comenzado a dar
muestras de senilidad y comprando ovillos y m�s ovillos de cordeles de todo
grosor hab�a cogido la man�a de atar los muebles, las ara�as, la gente a su
alrededor, los �rboles del chalet, en fin, todo. Y con una vocecilla diminuta y
cascada por los antiguos excesos de tequila y verga gritaba: "�Que lo dejar�
todo atado, bien atado!". Juanito lo miraba at�nito, el que le hab�a dado todo
en ese estado lamentable...Pero Eudoxia que era una joven la mar de pr�ctica y
s�lo adulaba a su viejo t�o porque en realidad era quien llevaba el tim�n, le
dijo una noche en la habitaci�n, mitad en castellano, mitad en alem�n como para
que nuestro h�roe no fuese a creer que era ella una perra desagradecida:
-"Oye, carri�o: crreo que ahorra comienza nuestrra horra de
dirrigir el barrco. A Yorgos lo echarron de la emprresa a puntapi�s, perro a
nosotrros no nos sucederr� lo mismo".
Por descontado Juanito que era bien listo estuvo de acuerdo.
Ni bien estirara la pata su viejo mentor pondr�a a Eudoxia a dirigir todo para
poder �l hacerse a la mar en pelotas, a ense�ar tu tolete a todo el que pasara
cerca de su borda.