De Esposa Ejemplar a Ramera Empedernida XI
Sometida y Orinada
Dormit� m�s o menos una hora en brazos de Angie, aquella fue
la primera vez en mucho tiempo que me sent�a tranquila, feliz, segura. Y aunque
sab�a que luego me atrapar�a nuevamente la terrible resaca moral que me hab�a
estado torturando desde hac�a tiempo, no me importaba, necesitaba estar con ese
cuerpo tibio y suave, sentir esas caricias tiernas y cari�osas� necesitaba
sentir algo de amor.
La verdad era comprensible ese estado en el que me
encontraba, quer�a ver a Arturo, mi esposo y amor de mi vida, pero nunca lo
encontraba en la casa, y su celular siempre me contestaba con la contestadora.
Si no estaba de viaje andaba haciendo horas extras, y si lo hallaba, siempre me
hablaba con voz medio muerta pues se halla cansad�simo.
En parte, esas son las razones por las que me met� en esto,
pero tambi�n es lo que me causa m�s dolor, pues lo amo y s� que no se merece lo
que le estoy haciendo, pero, �qu� pod�a hacer ya?
Esa noche, recostada en mi cama, me masturb� lentamente
pensando en las terribles cogidas que me hab�an dado y en los dulces labios de
Angie y sus suaves carnes. Era extra�o, me sent�a muy avergonzada por
masturbarme pensando en eso, pero igualmente mi excitaci�n crec�a hasta sentir
una violenta explosi�n de mis entra�as, que me hicieron caer en un sue�o
profundo hasta el otro d�a.
Despert� como siempre, me vest� con ropa de trabajo y sal�
hacia la "empresa". Felipe me recibi� amable y cordial como siempre, busqu� a
Angie pero no estaba, me hab�a dejado una nota en la que me dec�a que me ver�a
en una semana, pues ten�a compromisos en la capital. Me puse triste, pero mi
�nimo volvi� a subir cuando vi que me dej� su n�mero de celular.
Entr� a la sala de descanso y me cambi� la ropa, poni�ndome
un vestido beige floreado, de tela suave y holgada, que, aun as�, se ce��a bien
a mis curvas. Ten�a un escote recto normal y la falda me llegaba hasta medio
muslo. La ropa interior era m�s llamativa, pues era solo una tanguita blanca
diminuta que se me met�a hasta lo m�s profundo de mi trasero. Y de brasier,
nada, ese d�a estar�a topless.
Un caballero solicit� el servicio de una se�orita m�s o
menos de tus caracter�sticas� �te apunt�s?
Si� � le contest� a Felipe medio indiferente.
Muy bien, voy a confirmarte con el cliente� � Felipe sali�
de la habitaci�n dej�ndome sola, y yo termin� de arreglarme para la cita.
Me fui con un chofer hasta un restaurante en las afueras de
la ciudad. All� se encontraba parqueado un carro negro. Me acerqu� a el con
coqueter�a, y, como toda una puta, le pregunto que si quiere algo de compa��a.
El d�a estaba fresco, as� que mi pezones estaban erectos, transparent�ndose un
poco a trav�s de la tela del vestido.
Mi cliente me abri� la puerta del copiloto y yo entr�. Cerr�
y emprendimos la marcha.
�C�mo te llam�s?
Teresa a sus �rdenes� � le dije, "Teresa" era mi nombre de
batalla, nunca uso el verdadero.
Me llev� hasta un motel, all�, el sac� unos billetes y me los
ense��.
Esto es lo del servicio� pero hay m�s para vos si te port�s
bien.
Yo siempre me porto bien� � le dije retadora � soy toda
suya� � agregu�, asust�ndome hasta yo del descaro que, con el tiempo,
desarroll�.
El tipo tom� asiento en un sill�n y me llam� con un dedo. Me
acerqu� a el y lo bes� en la frente, abraz�ndome de su cabeza mientras el hizo
lo suyo con mi cintura. Mis labios fueron bajando hasta llegar a su boca, en
donde recib� su lengua con ternura y pasi�n. Le abr� un par de botones de la
camisa y le acarici� todo el pecho, se le notaba lo caliente.
Se puso de pi� y se desnud�, ten�a un f�sico cuidado, pero
nada del otro mundo. Empec� a chuparle los m�sculos, su cuello, su vientre, todo
el, completo. El tipo cerraba los ojos y se dejaba hacer por mi h�bil lengua. En
cuanto llegu� a su pene me lo met� a la boca, mam�ndolo lo mejor que pod�a. Yo
trataba de hacerlo acabar, para que todo ese terminara lo m�s r�pido posible.
Pero, siempre que su excitaci�n empezaba a crecer, paraba hasta que se le
pasara.
Me desnud�, dej�ndome tan solo en la tanga, que tambi�n me
baj�. Me meti� un dedo entre la vagina, y luego otro y otro al ver que daba de
si con facilidad. Luego me separ� de mi miembro y me tir� sobre la cama.
Ech�ndose sobre mi, me penetr� y me empez� a dar, duro, con fuerza. Sus embates
estremec�an mi cuerpo, mientras me besaba y capturaba mi lengua succion�ndola de
mi boca.
Otra vez perd� el control de todo, entreg�ndome a los
placeres carnales, termin� gimiendo con fuerza entre los brazos de ese hombre,
que me daba y me daba sin parar. Luego de una media hora d�ndole y d�ndole, el
tipo se sali� de mi, yo me arrodill� frente a el, le saqu� el cond�n y lo
masturb� con fuerza frente a mi cara hasta hacerlo eyacular dentro de mi boca
abierta. Pero yo, en el primer arranque de locura lujuriosa en mi carrera como
puta, escup� su semen sobre su pecho y me puse a lamerlo hasta dejarlo limpio.
Aquello era algo que excitaba sobremanera a todos mis clientes y los dejaba muy
bien servidos. Adem�s, y muy a mi pesar, hac�a ya tiempo que me hab�a vuelto
fan�tica del semen� �me encanta!
Pero entonces, el tipo, loco de la excitaci�n, hizo algo que
jam�s me imagin�, mucho menos que me fuera a gustar: se orin� en mi boca. �Eso
debe ser la cosa m�s asquerosa que le puedan hacer a una mujer!, pero en ese
momento, no s� c�mo ni por qu�, pero les juro que le encontr� un buen sabor, se
los juro. Y una intensa oleada de calor empez� a irradiar desde mi vientre y me
cubri� toda, estaba que explotaba de la calentura.
Cuando todo hubo acabado y me levant� de la cama, mi cliente
me dec�a que lo hab�a hecho muy bien, que era muy buena de verdad. Me vest�, me
subi� a mi caro, y me fue a dejar al restaurante, en donde me esperaba el
chofer, que me llev� de nuevo al club.
�Te orin�!� �qu� hijo de puta! � exclam� Felipe�
si�
�C�mo est�s ahora?
� - �
�Luc�a?
Felipe� �estoy ardiendo!� por favor, �necesito coger! �
Felipe se me qued� mirando con gesto impresionado, nunca se esper� eso de mi.
Me le lanc� encima fuera de control, como rayo baj� sus
pantalones y calzoncillo y me llev� su paloma a la boca, una bonita paloma
rosada de respetables dimensiones, aunque nada monstruosa. Se la chup� fuerte,
golosa, agarr�ndolo de las nalgas para que no se me escapara. Y Felipe solo
gem�a y gem�a, el no acostumbraba someter sexualmente a sus empleadas pero lo
estaba gozando mucho.
Me cogi� y me dio duro. Me agarr� del respaldo de un sill�n y
me penetr� por pusa y culo, altern�ndolos hasta saciarse, mientras me sobaba y
agarraba los senos y pezones. Yo solo gem�a y gritaba v�ctima de un calor
insoportable, que solo termin� cuando explot� en un ataque de placer como muy
pocas veces. Y, como casi siempre, qued� tirada en el suelo, inconsciente.
Cuando despert�, Felipe estaba sentado a mi lado, escribiendo
en unos papeles sobre la mesa. Solo sent� una verg�enza incre�ble, baj� la
mirada, y me ech� a llorar sin que me oyera. De todas maneras el se dio cuenta y
no tuve m�s que confesarle el motivo de tanto dolor: yo nunca quise volverme una
puta y que me gustara tanto. El me abraz�.
Luego de ba�arme y cambiarme de ropa, me llev� a mi casa. Me
fui directamente a mi cuarto, all� llor� otro poco. Ya calmada, sal� a cenar en
compa��a de mis suegros y mis ni�os, me esforzaba mucho en parecer normal, en no
mostrar ning�n tipo de dolor o preocupaci�n.
Por la noche me fui a dormir a mi habitaci�n, esper� m�s o
menos 45 minutos y sal�, all� estaba parado Spencer ya, esper�ndome. Lo dej�
entrar y de inmediato me arrodill�, el se aproxim� a mi, baj�ndose el b�xer y
sac�ndose la verga, me la dio en la boca. La chup� y la chup� por bastante
tiempo hasta que explot� en una andanada de semen que parec�a inacabable. Remat�
el breve y furtivo encuentro escupiendo el semen en medio de sus nalgas y
poni�ndome a chupar all� despu�s, lamiendo sobre su ano y meti�ndole la lengua.
Spencer se volv�a loco con eso y me cog�a nuevamente.
Pero eso era todo esa noche, nunca cog�a en mi habitaci�n y
menos por las noches cuando mis hijos y mis suegros dorm�an en las cercan�as.
Desped� a mi amante, a pesar de sus s�plicas y ganas insistentes. Me pag� y se
fue, yo sab�a que dej�ndolo caliente lo har�a volver despu�s por m�s.
Me fui a mi cama y llam� a mi marido.
Amor� �c�mo est�s?
Bien mi vida, bien�
Qu� bueno�
�Y t�?� te oigo mal amorcito, �te pasa algo? � todo, me
pasaba todo.
Te extra�o Arturo, te extra�o� por favor, regres� pronto�
te necesito�
Yo tambi�n te necesito amor, yo tambi�n�
Hablamos por una media hora, le llor� y le dije que lo
necesitaba de verdad, luego colgamos. Me masturb� hasta quedar fuera de combate,
no quer�a despertar, pues al otro d�a me esperaban m�s clientes�
Continuar�
Garganta de Cuero
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