Relato: Mi amiga, el segurata, su perro y...





Relato: Mi amiga, el segurata, su perro y...

�Ser� zorra!. Me la va a hacer. Como me la haga se va a
enterar de quien es Amelia. Lo juro. �Cerda vieja!. Me quiere dejar fuera,
seguro.



Me estaba poniendo de un humor de perros y con los nervios a
punto de explotar. Ya hac�a rato que hab�a visto salir de su casa a su marido y
su hijo de 10 a�os con rumbo a la piscina. Lorenzo, el vigilante de la
urbanizaci�n, y su perro hab�an pasado ya por delante de su balc�n tres veces y
en la barandilla no estaba la prenda roja de se�al.



Seguro que quer�a follar ella sola. Me quer�a dejar de lado.
Y todo por el beb�. Una excusa. �Qu� le importaba a ella que me llevase mi
beb�!. Tampoco era para tanto. No ten�a otra posibilidad. Mis padres se hab�an
ido porque mi abuela se encontraba enferma y me chafaron la tarde. As� que ten�a
que llevarme a mi ni�o.



No pude aguantar m�s y la llam� por tel�fono.



- Oye, so zorra. �qu� esperas?. Ya hace rato que he visto
salir a tu marido y a tu hijo.



- Oye ni�ata, tengo que arreglarme. Y adem�s ponerme el
enema. �Crees que puedo hacerme la indispuesta con mi marido para no ir a la
piscina y arreglarme como una puta delante de �l?.



- Bueno venga, date prisa. Lorenzo ya ha venido dos veces a
mirar y se puede cansar y largarse.



Recomida por la ansiedad esper� mirando por la ventana si
aparec�a el trapo rojo en su balc�n. Marisa viv�a en el bloque de pisos frente
al m�o y sus ventanas se divisaban desde mi casa. Era amiga de mi madre desde
siempre ya que fueron de los primeros habitantes de la urbanizaci�n. Cuando yo
era peque�a mi madre me dejaba frecuentemente en su casa si ten�a algo que
hacer.



Cuando llegu� a adolescente mis relaciones con Marisa se
estrecharon y frecuent� su cama tanto que dej� de ir a clase por meterme entre
sus c�lidas s�banas en cuanto su marido se marchaba. Me convenc� de que era
lesbiana hasta que me fui dando cuenta de que los chicos hac�an mojar mi co�o
tanto como ella. Era una bisexual con un apetito voraz por el sexo.



Mis escarceos fueron continuos. A los 20 a�os, adem�s de con
Marisa ten�a relaciones �ntimas con otros tres chicos y no me hubiera importado
alguno m�s.


Pero mi f�sico no era de los que llaman la atenci�n y no
ligaba cuanto hubiese deseado. Yo era morena, bajita y redondita, de tetas
gruesas pero ca�das, muslona y de pata gorda. Algo culona. Graciosilla era el
mejor piropo que me echaban. Claro que, cuando me ten�an en pelotas y follando,
mis m�ritos se revelaban mucho m�s valiosos. Pero claro, no iba a ponerme en
pelotas cada vez que me interesaba un tipo.



Un accidente con un preservativo provoc� que me quedara
pre�ada de uno de mis chicos, quien desapareci� inmediatamente de saberlo al
tiempo que los otros dos, enterados de mi triple infidelidad se apartaban de mi.



Y para colmo mi barriga fue descomunal desde los primeros
meses del embarazo al tiempo que mis padres pon�an coto a mis salidas a la calle
restringi�ndome la asignaci�n econ�mica. En esas circunstancias no era f�cil
comerse una rosca y mi co�o tuvo que consolarse con Marisa exclusivamente.



Con la renovada intimidad entre ambas me confes� que ella se
tiraba a Lorenzo, el segurata de la urbanizaci�n. Un d�a, apiadada de mi, me
llam� cuando Lorenzo estaba foll�ndola para que tuviese un poco de raci�n de
verga yo tambi�n.



Y ahora, que ya no tengo barriga, lo que ocurre es que mis
tetazas producen tanta leche que mojo la ropa al poco tiempo de salir a la
calle, lo cual no es precisamente una buena cualidad para ligar. Afortunadamente
a Lorenzo y a Marisa les encanta orde�arme y sigo participando de sus
encuentros. L�stima que el marido de Marisa est� de baja laboral por un buen
tiempo y permanezca casi todo el rato en casa.



Pero hoy nos toca batalla. Por fin vi el trapo rojo en la
barandilla del balc�n de Marisa y sal� disparada con mi beb� en la canastilla.
Llegu� a su casa antes que Lorenzo, dej� al nene en la habitaci�n de su hijo y
le pegu� un buen morreo a mi amiga mientras esper�bamos a los machos.



Marisa, pese a sus cuarenta y tantos a�os es m�s resultona
que yo a mis veinte. Estoy segura de que si sali�semos juntas a ligar ella se
levantaba m�s t�os que yo.



Lorenzo lleg� con su perro cuando Marisa ya me hab�a
desnudado y se dispon�a a mamar mis tetas repletas. Estaban a reventar y eso que
le hab�a dado de mamar al beb� hac�a poco rato.



- Eh,eh Marisa, golosona. �No pensar�s dejarme sin lechecita?



- Pues anda que no le sobra a la lechona �sta.



- Muchas gracias por el piropo, s�lfide.



- Bueno, no pele�is que ya sab�is que hay para las dos. Y hoy
hay un extra.



- Cual, cual.



- Ya lo ver�is. Bueno, �c�mo siempre?. A sorteo



- �Qu� remedio!



Me toc� a mi. Lorenzo ya se hab�a desnudado y estaba sentado
en el sof� mene�ndose su apreciable verga. Me arrodill� ante �l y mis manos se
hicieron cargo de ella para introducirla al poco rato en mi boca. Entretanto
Marisa se hab�a encargado del perro. Ya hab�a sacado su instrumento y lo estaba
chupando para ponerlo en forma. El animal, ya bien acostumbrado se dejaba hacer
como si tal mientras me lam�a el conejo por detr�s.



Me pregunt� Marisa:



- �Cari�o donde lo prefieres?



- En el culo si le dedicas bastante tiempo a mi co�ete y
menos a mamarme la leche.



- Est� bien.



Marisa me unt� el ojete con sebo de cerdo para atraer al
perro, le coloc� las pantuflas a las patas del animal y lo ayud� a montarme
encima de la espalda y dirigir su roja herramienta a mi agujerito negro. Como
siempre, no se preocup� �y tampoco me importaba- de retener la pija para que no
me metiese el v�stago adentro. Total, cuanto m�s tiempo estuviese el chucho
enganchado a mi, m�s tiempo dedicar�a ella a mi cl�toris y mis pezones.



El animal comenz� a sodomizarme como un poseso mientras
sent�a los dedos de Marisa dentro de mi vagina y su lengua acariciando mi
inflamado cl�toris. Por mi parte yo no disminu�a las atenciones a la verga de
Lorenzo y me la met�a hasta la garganta con la traidora esperanza de hacerle
vaciarse en mi boca y dejar a mi amiga con la escasa raci�n del segundo polvo.



Quiz� lo hubiera conseguido, pero esa tarde Marisa me trabaj�
bien el co�o y cuando el chucho se corri� yo tambi�n lo hice y el disfrute del
prolongado orgasmo me hizo abandonar la polla del segurata y quedarme
disfrutando de aquella bola metida en mi recto mientras mis dedos intentaban
reactivar el orgasmo frotando como una posesa el cl�toris.



El descuido hizo que Marisa se apoderase de la polla de
Lorenzo al tiempo que �ste se deslizaba del sof� para quedar con su boca a la
altura de mi pecho y empezar a mamar la abundante leche de mis aldabas.



Estuvo un rato vaciando golosamente mis c�ntaros hasta que le
dijo a Marisa que se colocase y a mi que ya sab�a lo qu� quer�a. A la vez �l se
coloc� boca arriba.



- �Por donde? -dijo Marisa, poni�ndose a horcajadas sobre su
polla y agarr�ndola con la mano.



- Primero co�o y despu�s culo.



Con gran habilidad mi amiga se agach� dirigiendo la polla a
su vagina donde se insert� c�modamente. Y tan c�modamente. Su agujero no era
nada estrecho. Que me lo pregunten a mi las veces que he tenido mi pu�o dentro
foll�ndolo. A veces los dos.



Por mi parte me levant� y estrujando mis tetorras comenc� a
sacar chorros de leche ba�ando a Marisa por todas partes. Era lo que esperaba el
perro, que raudamente se levant� del rinc�n donde dormitaba tras vaciar su
esperma en mi culo y se puso a lamer la piel de mi amiga all� donde encontrase
una gota de mi leche.



Como de mi culo estaba resbalando ya el esperma del chucho,
lo puse al alcance de la boca de Marisa para que me lamiese el ojete y se lo
comiese. Eso si, sin rastro de caquitas porque soy muy limpita y cuando me van a
usar por el culo me pongo dos enemas. En honor a la verdad Marisa tambi�n lo es.
Pero si su marido supiese lo golfa que es la madre de su hijo, a buenas horas
los dejaba solos. Estoy segura de que mi amiga un d�a se tirar� a su propio
hijo. Todo al tiempo. No se lo he preguntado nunca, pero sospecho que tambi�n ha
tenido relaciones l�sbicas con mi madre. En el fondo de mi mente yacen vagamente
escenas que creo percib� de muy ni�a.



Despu�s de limpiar Marisa mi culo, dej� de regarla de leche
para sentarme sobre la cara de Lorenzo dejando mi co�o en su boca, que emple� en
com�rmelo h�bilmente. Marisa comenz� a alternar la penetraci�n entre culo y co�o
mientras el perro, no encontrando ya restos de mi leche se puso a lamentarse.
Entonces mi amiga se volvi� a colocar la polla del segurata en el co�o, levant�
m�s el culo y esper� a que el perro acertase ensartarla por el trasero. El
list�simo bicho lo consigui� y la madura mam� se encontr� con un s�ndwich muy de
su agrado.



No tard� mucho la golfa de ella en correrse como una loca
soltando toda clase de exclamaciones que alg�n d�a le costar�an caro teniendo en
cuenta la cotilla vecina que ten�a. Despu�s se corri� en su co�o Lorenzo y el
perro no tard�. Apret� la cara del hombre fuertemente contra mi co�o y les
acompa�� en el viaje al mayor de los placeres de la vida.



Mientras nos recuper�bamos y nos duchamos para limpiar el
sudor que nos empapaba, Lorenzo le dijo con una sonrisa a Marisa que cambiase el
trapo rojo del balc�n por uno verde o azul. As� lo hizo la golfanta y al poco
rato llamaban a la puerta. Ella se quiso vestir algo para abrir pero Lorenzo le
dijo que saliese en bolas, que confiase en �l.



Mi amiga mir� por la mirilla y, con ciertas dudas, abri� la
puerta. Entr� en el piso alguien y ella cerr� r�pidamente. El tipo que entr� en
el sal�n deb�a tener unos 55 a�os, canoso en el poco pelo que ten�a, feo y
gordo. Pero pese a su aspecto no tuvo empacho en juzgarnos a nosotras:



- Joder Lorenzo, qu� har�n. La madurita tiene un cuerpo que
te cagas y la gordi graciosilla est� para com�rsela.



Marisa y yo nos miramos y creo que coincidimos en nuestro
pensamiento: (gilipollas). Ella ya estaba soltando su reproche mientras el viejo
se bajaba los pantalones descaradamente y sin invitaci�n.



- Mire usted, buen hombre, no nos gusta que venga a mi casa a
insultarnos a mi amiga y a mi. Ella es un poco rellenita, vale, pero no tiene
por qu� ser tan grosero y yo ... y yo ... eeer ... Bueno, da igual, con esa
verga quiz� se le pueda perdonar su groser�a.



El hecho de que Marisa le reprochase la conducta al viejo fue
un handicap para ella. Antes de que terminase de hablar yo ya ten�a el tremendo
falo entre mis manos y me dispon�a a homenajearlo debidamente.



En mi vida hab�a visto cosa as� salvo en pel�culas porno que
cre�a trucadas. Pero desde luego ya no pod�a dudar de su existencia. Y era m�o
de entrada. Si Marisa hubiera pretendido participar la hubiese mordido la
yugular sin contemplaciones.



Arrodillada ante aquella poderosa tranca la acariciaba y la
manoseaba todo el rato como hipnotizada. Deseaba meterla en mi boca, pero algo
me dec�a que jam�s sabr�a aprovechar aquel regalo de la naturaleza. Me anim�, me
cost� meterla, pero la acog� entre mis descoyuntadas mand�bulas e intent� hacer
gala de mi destreza como mamadora. Pero era imposible.



Casi llorando por la impotencia tuve que aceptar que Marisa
se hiciese due�a de sus test�culos. Pero advert� con maliciosa satisfacci�n que
ella tampoco era capaz de meter uno en su boca.



Me dediqu� a lamerla de arriba abajo y a masajearla
�vidamente. Marisa, ante su fracasado intento de meterse un test�culo en la boca
tambi�n se dedic� a lamerlo y despu�s pas� a hurgar con la punta de la lengua en
el agujero negro.



Pasado un rato en que dej� que evalu�semos debidamente sus
formidables atributos, se deshizo de nuestras bocas, coloc� a Marisa a cuatro
patas en el suelo y a mi sobre ella. Escupi� en mi ojete, meti� dos dedos
tanteando, despu�s tres dilat�ndolo y por fin aloj� su monstruosa cosa en mi
tierno agujerillo. Me doli� mucho inicialmente, pero el vejete era h�bil con sus
manos. Con una acariciaba y perforaba diestramente mi co�o y cl�toris, y con la
otra estrujaba mis tetas ba�ando de leche la espalda de mi amiga.



Lorenzo se coloc� ante nosotras ofreciendo su verga. Marisa,
que no sufr�a los embates del viejo se hizo cargo con su boca hasta que sent� un
gran vac�o en mi culo y poco despu�s un gemido de ella y una par�lisis absoluta.
El viejo hab�a cambiado de culo. Me extra�o la reacci�n de mi amiga porque su
culo est� bien entrenado. Lo testimonio porque, al igual que en su co�o, mi pu�o
ha estado dentro. Eso quer�a decir que la polla del viejo segurata era m�s gorda
que mi pu�o.



El viejo se dedic� posteriormente a follar aleatoriamente y
con poder�o los cuatro agujeros que estaban a su disposici�n mientras nosotras
lam�amos o mam�bamos -seg�n las circunstancias de nuestra retaguardia- la polla
de Lorenzo. Marisa se llev� dos orgasmos y yo tres. El viejo no se corri�
dentro. Cuando estaba a punto se levant�, plant� su tremenda herramienta ante
nosotras y vaci� sus interminables dep�sitos en nuestra cara, boca y pechos.
Poco despu�s hac�a lo propio con mucha diferencia de riqueza el ya gastado
Lorenzo.



El viejo, Fernando, por fin Lorenzo nos lo present�, estaba
dispuesto para seguir. Pero Marisa, ante la verg�enza de la evidencia de que
hab�amos sido incapaces de escuchar el nombre de nuestro reci�n follador por el
animal impulso hacia su verga, se calm� y fue conciente de que pronto
regresar�an su marido y su hijo de la piscina. Menos mal que cay� en ello. Yo me
hab�a olvidado de todo y estaba dispuesta a que esa noche me desgraciasen el
co�o y el ano.



A toda prisa nos ech� de casa. En el ascensor, con el
portabeb�s entre medias que Fernando carg� cort�smente, �l me invit� junto a
Lorenzo, a seguir la juerga en casa puesto que era viudo. Lorenzo se excus�
puesto que no ten�a disculpa para su esposa. Yo creo que ya no ten�a m�s
fuerzas.



Pero yo, a�n con mi beb�, acept� la invitaci�n.



En el coche de camino a casa de Fernando le di de mamar al
ni�o antes de su toma para que no interrumpiese la follada que estaba
fantaseando. Tal era mi calentura, que no hab�a sido apagada aquella tarde sino
acentuada.



Yo ten�a a mi beb� chupando del pecho izquierdo y Fernando me
pidi� que lo pasase al izquierdo, as� aprovechaba cada sem�foro para pegar unas
profundas chupadas de mi leche sin importarle un r�bano que lo viese nadie.



Ya en su casa yo aferr� su bragueta pero el me dijo que me
calmase y tuvi�semos unos lentos preparativos para mayor disfrute. Antes que
nada me pregunt� si me importar�a mucho que me rasurase el pubis, pues le
gustaban los co�itos bien desnudos para chuparlos a placer. Con tal de que me lo
chupase hubiera aceptado cualquier cosa. Adem�s qu� me importaba llevar el
chocho pelado. Le dej� hacerlo y me gust� verme en el espejo.



Despu�s quiso que tom�semos una copa de cava. Me sirvi� una y
me pidi� tomar su raci�n directamente de mi co�o. Acept� tambi�n. Me meti�
dentro el gollete de la botella, la agit� y el burbujeante l�quido entr� en mi
interior provoc�ndome unas deliciosas cosquillas. Cuando sac� la botella el
l�quido sali� a presi�n y �l lo recibi� en su boca. Lo repiti� varias veces
hasta que se termin� la botella.



Despu�s me comi� el pelado co�ito con maestr�a hasta
proporcionarme otro orgasmo. �Vaya tarde m�s cachonda! . Y a�n no me la hab�a
empotrado en los agujeros.



Por pura cuesti�n de honor le dije que si me dejaba meterme
en la boca su polla en reposo y dejarla erguirse dentro a lo mejor consegu�a
mam�rsela. As� lo probamos y me qued� la tarea algo mejor que en casa de Marisa.
Pese al dolor de mand�bula me promet� llegar a conseguir mamar aquella verga
como Dios manda. Ello llevaba impl�cito �me d� cuenta- de que pensaba sacar
esperma del viejo bastantes m�s veces que aquella tarde.



Antes de penetrarme Fernando abri� una puerta y entr�en la
sala un gran perro que me asust�.



- Tranquila, nena. A pesar de su tama�o es un bobalic�n.
�Quieres ser la putita de mi perro?.



- Quiero ser la putita de los dos con tal de que me des ese
rabo que tienes.



- Pues vamos all�. Si no te importa voy a hacer una cosa que
le entretenga mientras yo te follo y despu�s le dejo a �l.



- Como quieras. Pero f�llame los dos agujeros �eh?.



- Esa era mi intenci�n. Ven que te ponga esto.



Me coloc� dos gruesas gomas apretando bastante fuerte la base
de mis tetas.



- Con esta presi�n se me escapar� la leche a chorros cuando
mis aldabas empiecen a sacudirse con tus embestidas.



- Eso pretendo. Mi chucho se pondr� a lamer la leche y me
dejar� follarte en paz un rato.



- Pues haberlo dejado encerrado hasta que terminases tu.



- No sabes el esc�ndalo que monta cuando percibe que me estoy
tirando a alguna. El otro d�a vinieron los dos hijos de mi vecina a preguntar si
le pasaba algo al perro justo cuando me estaba tirando a su madre. Al final la
pobre mam� se dej� follar por �l con tal de no seguir con el esc�ndalo.



- Bueno, va. Pero si las tetas se me ponen muy moradas me
quitas las gomas y me follais entre los dos. El perro de Lorenzo sabe hacerlo.



- Y �ste tambi�n, pero primero quiero probar yo solo tus dos
agujeros.



Y prob� mis dos agujeros que, agradecidos por el tratamiento,
me proporcionaron un orgasmo cada uno. Como me jodi� a cuatro patas, mis
c�ntaros, ya de por si largos y tendentes al bamboleo, hab�an quedado menos
sujetos por sus bases al estrecharlas las gomas, y los meneos eran tremendos
bajo las en�rgicas embestidas de Fernando. Incluso me pegaban en la cara sonando
como bofetadas. El perro se aliment� bien.



Despu�s de correrse en mi culo, Fernando ayud� al perro a
meter su muy digna herramienta por el mismo sitio y el animal me regal� otro
orgasmo con la colaboraci�n de la palma de la mano del viejo entrando, saliendo
y amasando mi, ese d�a, muy trabajado y chorreante chocho. Para desgracia, mi
nene se puso a llorar cuando me encontraba ensartada por la picha del animal
esperando el desanudamiento. A gatas y con la ayuda de Fernando arrastrando al
chucho a duras penas por el parquet, pude acercarme al portabeb�s con el culo
lleno para calmar a la enfurecida criatura. Me result� un poco humillante el
papel�n que hice ante mi reci�n adquirido amante pero a �l le pareci� genial la
escena que ofrec�: atender a mi beb� mientras estaba pose�da por un animal.



. . . . . .



Desde hace un a�o soy novia de un chico que est� en �ltimo
curso de ingenier�a de caminos y su padre tiene una constructora. Un partidazo.
No me gusta mucho el tipo porque folla poco y mal, pero me ha pedido en
matrimonio para cuando acabe la carrera, y si he encontrado una ocasi�n con
alguien as� de lerdo y dispuesto a ser el padre de mi ni�o, no lo voy a
despreciar.



Desde luego, aunque me case no pienso renunciar a ser la
putita de mi viejo y su perrito, ni a Marisa, Lorenzo y su chucho con quienes de
cuando en cuando montamos unas guarronas org�as que te cagas.



FIN.


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