Relato: Y sab�a de todo... (9)





Relato: Y sab�a de todo... (9)

OJITOS VERDES (9)



From: OSCAR BENAVIDES



Date: Tuesday, September 09, 2003 18:48:46



To: POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO



Subject: Buenas historias


He le�do tus historias y la verdad me he corrido de una forma
descomunal, me gustar�a que escribieras mas de esas, �buenazas!



Oscar


_________________________________________________________



/>. Gratuito, latino y en espa�ol.


********************************


Para todos mis amigos y amigas que gustan de mis relatos. Les
pido disculpas por la demora en terminar el octavo y noveno cap�tulo de la
azarosa y expuesta vida de la peque�a Karina Rodrigo. Es que no habla mucho, le
agrada, le place m�s hacer que dialogar. S� responde preguntas y sugerencias
como las de Carlos F, publicada en el 8vo Fabliau y no acept� que su carita
comiendo dos ricas empanadas juntas, chorreando su boca de salsa, porque no
quiere ser reconocida en las calles de la ciudad donde vive, cuando sale de
paseo. Pueden enviar preguntas que las va a responder. Pero, sigamos con la
historia arriesgada de Ojitos Verdes, justamente el d�a de su cumplea�os n�mero
14. Y Gracias por todo a todos. Ah, para los que comienzan a leer �ste como
primer capitulo, si les gust�, entonces ticlear en ANALBO y encontraran mi
P�gina con todos los restantes eslabones. Gracias, los abrazo a todos sobre mi
coraz�n.


ANALBO


************************************


OJITOS VERDES (9)


Flabiau de


ANALBO


**********


Provocado y exacerbado por las deliciosas caricias de Ojitos
verdes sobre la incansable verga de don Anastasio, est� continu� regurgitando
calientes y espesos chorros de sus p�cimas testiculares, acompa�ados por la risa
ardiente y por momentos grosera, de la fogosa e impetuosa muchachita. Esa
mujercita, en cuyo hogar estaban llegando los invitados para festejarle sus
catorce a�itos, desvergonzadamente fregaba sus senos con excitaci�n sobre las
espaldas del viejo encargado de los campos de su padre. �sto lo excitaba, lo
activaba casi con violencia al hombre, que, aunque sexagenario continuaba
despertando su libido adormecido durante varios a�os. En las �ltimas cuatro
horas, la p�cara y escabrosa mancebita, hab�a transformado al viejo potro
vencido, en un brioso semental impensado, descubrimiento que guardar�a
celosamente, tal vez para uso personal. El azabache animal, totalmente desbocado
era seguida con velocidad por Tormento el negro ovejero de Ojitos Verdes, hasta
que lo alcanz�, se le cruz� y ayud� al viejo con sus ladridos y mostrando sus
dientes a que Bonito aflojara la carrera.


Estaban a una legua casi de la
estancia, cuando, el caballo se calm�. Anasta de un brinco lleg� al suelo y lo
tom� del bozal, lo aquiet� con palmaditas y palabras suaves en sus orejas como
�l acostumbraba a hacerlo. De pronto encontr� la causa de todo aquello. Sobre
una de sus enorme fosas nasales, una gelatinosa mancha, ya media seca por el
viento en su alocada carrera, la quit� con pasto que arranc� del suelo y cuando
lo oli�, se di� cuenta. Era su propio semen. Mir� a la peque�a. Se sonri�. La
not� agitada, se acerc� y la mir�, estaba jadeante con su mano en la vagina y lo
miraba con sus grandes y viciosos ojos suplic�ndole m�s favores. Era imposible
negarle algo a esa mirada. Le cambi� la posici�n, estaba a horcadas sobre Bonito
y la sent�, con las piernas cayendo hac�a donde �l estaba parado. Le bajo los
pantalones de montar, los quit� y luego la bombachita roja, se la arranc�, la
guard� en el bolsillo, le separ� bien las nalgas, hermosas y duras nalguitas de
una ni�a de 14 a�os y se meti� entre ellas, mordiendo con desesperaci�n esa
vulva incansable, hasta que el cl�toris, enorme pijito femenino lo tom� entre
sus labios y comenz� a succionarlo, cosa que volvi� a exasperar, sulfurar las
partes intimas de Ojitos Verdes que llor� de satisfacci�n, orgasmo, tras
orgasmo, hasta que se calm�. Pidi� al viejo que la bajara, ni bien lo hizo, se
arrodillo a sus pies y le tom� la ya tremenda verga nuevamente dura como para
penetrar cualquier cosa y se la llev� a la boca, man�ndola con fruici�n, hasta
dejarlo feliz nuevamente a su abuelito postizo. Cuando not� la flaccidez de ese
�rgano maravilloso, mientras le chorreaba le blanca leche por las comisuras de
sus labios, le susurr� al anciano, al tiempo que se calzaba y arreglaba los
pantalones de montar:


- �Abu, estoy cerca de casa!... gu�rdate mi bombachita, te va
a agradar su olor y �sala cuando quieras masturbarte pensando en m�. Quiero que
siempre acabes sobre ella y cuando nos veamos la pr�xima vez, quiero tenerla en
mis manos y meterla en mi boca, escurriendo leche. �Me lo promet�s? Ahora
ay�dame a montar, que casi no me quedan fuerzas... cruza el monte y vuelve a tu
rancho... que no te vean... T�mate una botella de vino a mi salud y que las
cosas salgan bien... algo se me va a ocurrir para decirles... � y ri� la
maliciosa y acabadora ni�a al tiempo que Anastasio la tom� de la cintura y
volvi� a colocarla sobre Bonito, ella aprovech� esa acci�n del bueno de don
Anasta, para prenderse de su cuello y besarlo con fuerza en la boca hasta
sangrarle los labios, dici�ndole -... �� Gracias, Abu... me hiciste el mejor
regalo de cumplea�os, te debo una!! Y ahora corre, Abu... que no te vean... �
Espole� a Bonito, y �ste parti� al tranco acostumbrado cuando llevaba esa carga
sobre su lomo...


--00�


En el camino encontr� a varios peones que regresaban a
caballo luego de buscarla por distintos lados, las luces del patio todas
encendidas. Ya estaban extendiendo las mesas para los invitados, compa�eritas
del colegio, vecinas, gente amiga del pueblo. T�as, t�os, primas y primos.
Alejandro, la vio llegar con el caballo sudado, los ladridos de Tormento lo
alertaron y se acerc� primero. Al ver el estado que tra�a, supuso muchas cosas,
menos la historia de que se durmi� escuchando m�sica y se despert� porque la
picaban los mosquitos. La baj�, vio que no pod�a mantenerse en pi� y se la llev�
en los brazos por la parte de atr�s de la casa y la introdujo en su habitaci�n,
pidi�ndole que se metiera en el toilet y se diera un buen ba�o de inmersi�n con
sales especiales que ella usaba, porque ol�a apestosamente. Ella se ri� con
picard�a y el padrino le reproch�:


- �Ya vamos a charlar, se�orita!... �


- �Est�s celoso padrinito?... � y volvi� a re�r. Alejandro
dio un portazo y se fue. En el pasillo se encontr� con la madre, que al verlo
tan preocupado le pregunt�:


- �Qu� pasa, compadre?...


- �Ah� ten�s a tu hija...


- �Donde?...


- Ba��ndose... Hace como una hora que est� en el agua, parece
un pato...


Minti�. Todos la apa�aban. Amalita, baj� las escaleras con
Alejandro, avis�ndole a Rodrigo, pero con otra mentira mayor:


- Karinita estaba durmiendo en su habitaci�n, ahora se esta
ba�ando... Voy a buscarle el traje del cumplea�os de tul blanco que le regal� la
madrina, ella no lo sabe, va a ser una hermosa sorpresa para nuestra ni�a,
Rodrigo. El cura va a venir m�s o menos a las nueve, dentro de una hora, para
rezar una misa por sus 14 a�itos y que tenga un buen a�o de estudio y se cumplan
todos sus sue�os y deseos... �no te parece una maravilla? Le ped� al padre que
Ore tambi�n por su pureza y que la ayude a mantenerse as�, para el hombre que ha
de desposarla. Ay, viejo, que feliz que me siento, nuestra ni�a hoy cumple a�os
y nunca nos ha dado un disgusto, de esos que tantas chicas les dan a sus
padre... ��Gracias Dios m�o!!... � y se abraz� al marido, mientras �ste hizo un
disimulado gesto, ante la ignorancia de su mujer.


--00�


Rodrigo reuni� a los peones y les pidi� que ellos tuvieran la
libertad de hacer lo que quisieran esa noche. Quedarse en la fiesta y cenar con
los invitados y si no les gustaba lo que hab�a, se hicieran asado y una
choriciada, que buscaran achuras en la c�mara fr�a del dep�sito despensa, que
seguramente �l los acompa�ar�a, porque no era amigo de comidas fr�as. Eso s�,
quienes ven�an a cenar en la mesa, los quer�a con la mejor ropa, humilde pero
limpia. Luego pregunt� por Anastasio y uno de los peones le dijo que estaba
durmiendo la mona en su camastro. Rodrigo, pens� que no, que no pod�a ser,
porque en tantos a�os que trabajaba all�, jam�s lo vio borracho. Le pidi� a uno
de los hombres que le avisara que lo quer�a bien cambiado para participar de la
fiesta, por ser el m�s antiguo de los amigos de la casa, le hab�an reservado un
sitio frente a la agasajada...


--00�


Estaban charlando animadamente Alejandro y Rodrigo, cuando se
acerc� uno de los peones y le pregunt� que hac�an con esos vagos que hab�an
encontrado merodeando el monte. Eran tres barbados y zaparrastrosos sujetos que
andaban furtivos entre los duraznos, cuando lo encontraron. Pensando que hab�an
visto a la ni�a los increparon. Se asustaron y dijeron, que no le hicieron nada.
Dieron detalles que realmente Ojitos Verdes estaba en el monte con el caballo,
el perro y el ganso. No mintieron. Pero, la ni�a no hizo ninguna aseveraci�n,
Alejandro lo consulto con su compadre y dieron la orden que les pusieran algo de
comida y lo acompa�aran hasta la salida de los l�mites del campo y all� se
termin� todo. Aunque Alejandro, vio algo sospechoso. Tormento, se acerc� a ellos
cuando lo sacaron de la sala de m�quinas donde lo hab�an encerrado, los olfate�
y gru��, luego al que parec�a m�s joven le hizo festejos y se prendi� a sus
piernas como queriendo mont�rselo. Entonces vino la contra orden:


- Esperen, muchachos... que se queden un rato m�s... � Busc�
su celular, se alej� del grupo, marc� un n�mero -... Hola, �comisario
Rodr�guez?... De la Estancia de Rodrigo, le habla Alejandro Lencina, su
compadre... �qu� tal? Mire Rodr�guez, estamos de cumplea�os... s�, mi ahijadita
cumple 14... Lo esperamos, �eh?... Bueno, resulta que hay mucha gente de la
ciudad y nuestros muchachos, han encontrado merodeando el monte a tres
vagabundos que no nos ha gustado su pinta. Lo tenemos entretenidos en un galp�n,
�los puede retener hasta ma�ana al media d�a en el calabozo? para estar
tranquilos... Yo voy por all�... no, no creo que hayan robado nada... Son vagos,
nada m�s...Si, voy por la ma�ana... Bueno los espero, gracias Comisario.... �
apag� el celular y les dijo a los peones, t�nganlo media horita m�s, que el
comisario manda a buscarlos, para que duerman bajo techo. Denle comida y d�ganle
a los polic�as que se lo llevan, que la comida se la hemos dado, no la
robaron... �No, vino, no!..


--00�


Esa noche fue inolvidable para Ojitos Verdes. Estaba
verdaderamente hermosa y sensual. Espl�ndidamente maquillada, fue recibiendo,
despu�s de la misa del cura, a sus invitados en la sala grande de la casa, donde
hab�an colgado las jaulas con las dos hermosas aves. Los obsequios unos mas
bellos que otros, abrazos y cari�os. El reencuentro con primos que hac�a mucho
tiempo no ve�a y primas, t�as y t�os. Lo que m�s la afect�, se not� en ella un
cambio de expresi�n cuando hizo su aparici�n el hermano mayor de mam�, Patricio.
Hombre de unos 45 a�os, alto, robusto, morocho, piel morena clara, de grandes
bigotes y mucha cabellera, como siempre con sombrero negro. El �nico de la
familia que ten�a el mismo color de sus ojos, se ech� en sus brazos y lo bes� y
se qued� abrazada a �l, quien como en otros tiempos, debi� levantarla en sus
brazos y se fue con la preciada carga hacia la parte alta del viejo chalet,
donde estaba descansando la nona, la madre de Amalita. Eran los seres m�s
queridos de Ojitos Verdes. Del t�o Patricio aprendi� todo lo que sab�a de sexo a
los 9 a�itos, estando de vacaciones en el campo de la familia. Eran la Nona
Amanda y el t�o Patricio, viv�an ambos solos en el viejo caser�n de la familia,
y los peones, que ten�an sus dormitorios como a una cuadra de la casa. All�,
Ojitos Verdes vio por primera vez lo que era hacer el amor, una noche en que se
levant� de la cama, sali� del dormitorio donde dorm�a solita y fue al ba�o. Al
volver, escuch� voces, susurros y gemidos. Sinti� miedo, pero curiosa, se acerc�
a la puerta de la habitaci�n de la nona. La nona era una mujer joven, su primer
hijo, justamente T�o Patricio, naci� cuando ella ten�a 13 a�os, era una �poca en
que las chicas se casaban muy j�venes. Es decir ahora ten�a 58 a�os. Hab�a
quedado viuda muy joven, despu�s del nacimiento de su tercera hija. Patricio era
un solteron empedernido. Sus hermanas se casaron todas y el campo qued� a su
cuidado y all� estuvo y est� �l, junto a su madre. Ojitos Verdes, sinti� miedo
que a la nona le pasara algo o estuviera enferma. Abri� lentamente la puerta, y
ante sus ojitos v�rgenes apareci� una imagen que jam�s se le ha borrado de su
mente. La Nona, totalmente desnuda, con t�o Patricio, tambi�n desnudo que con un
enorme pene en sus manos estaba enculando a su madre que gozaba como una posesa.
T�o Patricio la vio en el umbral de la puerta y le sonri�, ella se qued�
mirando, era la primera vez. Sinti� � recuerda � un cosquilleo en todo su cuerpo
y una necesidad enorme de volver a hacer pis. Patricio le pidi� con la cabeza
que se acercara y ella dijo que no, con un movimiento negativo de su boca y
sali� corriendo para el ba�o. Se sent� en el bidet e hizo salir un fuerte chorro
de agua fr�a que fue a golpear en su grietita que estaba despidiendo un pis casi
blanco y algo espeso. Sinti� necesidad de rascarse y meti� su mano en su vulvita
y comenz� a friccionarla hasta que algo lindo le ven�a desde muy profundo en su
ser. Se tranquiliz�. Volvi� a su camita, dej� la puerta abierta, como le hab�a
pedido la nona, que no la cerrara con llave y se acost�. Estaba casi dormida,
pero con la mano en su conchita jugando con una tripita que le sal�a, cuando se
abri� la puerta lentamente y vio a t�o Patricio entrar a su habitaci�n, casi
desnudo, una prenda muy peque�a sobre sus partes inmorales. Quiso hablar y �l
llev� su �ndice a sus labios pidiendo silencio. Lo vio cerrar con llave. Fue
hacia su cama y se sent� junto a ella. Ojitos Verdes le pidi� que se acostara
junto a ella, porque ten�a miedo. T�o Patricio acept� y le dijo que iba a ser un
secreto entre los dos y que lo que vio, tambi�n era algo que nunca ten�a que
comentarlo con nadie. Como era su costumbre, se abraz� al t�o y le pregunt� qu�
le estaba haciendo a la nona. Patricio, se hizo el desentendido y le pregunt�:


- �qu� cosa?... � Todo eso lo recordaba Ojitos Verdes
mientras en su noche de cumplea�os Patricio la llevaba en brazos a la habitaci�n
de la nona. La ni�a que ya jugaba en su casa con el ganso Pepe, sab�a qu� estaba
pasando, pero puso cara de ingenuidad y con los ojitos bien abierto, volvi� a
insistir:


- �Qu� ten�as en la mano, Ti�to y se lo apoyaba contra el
trasero de mi nona? �Est� enferma?...- El la mir�. La inocencia de esa criatura
lo conmov�a:


- S�, peque�a m�a... le iba a tomar la fiebre a la nona...
Est� con gripe...


- �no era muy grande el term�metro?... Adem�s, nunca he visto
uno tan largo y grueso, menos color morado... mam� me coloca uno de vidrio,
finito... chiquito... y me lo pone bajo el brazo... �Por qu� en el trasero?...


- Muy sencillo... � dijo el T�o Patricio -... �te lo digo,
pero no vas a contarle a nadie... � la ni�a con movimiento de cabezo acept� que
iba a cuidarse mucho de abrir la boca, mientras el t�o, pellizcaba sus
pezoncitos y hac�a cosquillas en la pancita, mientras le hablaba - ... La nona
sufre de altas temperatura, y el �nico que tiene el remedio para bajarla soy
yo... por eso me viste con el term�metro en la mano... le estaba tomando la
temperatura rectal, as� se llama....


- T�o... � dijo con un moh�n enternecedor -... Si yo tuviera
fiebre... me curar�as igual que a la abuela...


- Y, peque�a... eso depende... si el term�metro es de tu
medida...


- �Y por qu� no probamos?...


- �qu� cosa, golosa?... � susurr� Patricio que ya estaba con
su verga casi tan dura como cuando lo vio la nena - ... �Eh, qu� cosa quieres
probar?...


- Si ese term�metro es mi medida... �Lo trajiste?... � ya
patricio excitado con la ni�a, no la ve�a como a una nena, la ve�a como a una de
las tantas que hab�an pasado por el lugar por la misma fiebre y decididamente le
dijo:


- �Bueno... vamos a probar!... Ponte como la nona...- Ojitos
Verdes, se puso en cuatro, a lo perrito, como lo hab�a hecho una vez con
Tormento siendo cachorro y solita se llev� las manos para abrir bien sus nalgas
y dejar el ano a la vista del t�o medico. Patricio, se encegueci�, se arrodillo
detr�s de la ni�a, le puso primero la lengua, lubric� el sitio, prob� con un
dedo, luego dos. Ojitos Verdes se revolv�a bamboleando su colita para todos
lados y le dec�a al t�o:


- Has visto t�o... �es mi medida!... no duele...- se di�
vuelta y Patricio quedo con la enorme verga en sus manos masturb�ndose. Ella dio
un gritito al verlo y dijo - ... �Tan grande es? �Me dej�s tocarla, Ti�to? ...-
y la manote�, se sent� en la cama y la cabeza de ese pedazo de miembro de casi
25 cent�metros, le pegaba en la boca. Patricio iba a eyacular, la "nena precoz",
lo mir� a los ojos y vio el gesto de Patricio. Sab�a qu� le estaba pasando al
t�o, pues su verga lat�a como un coraz�n. Abri� su boquita y trat� de que el
glande totalmente morado entrara por ella. Imposible. Hizo un esfuerzo, justo en
el momento en que hirvientes chorros de espermas se escapaban de semejante trozo
llenando la boquita de la sobrinita, que no se asust�. �l apret� la cabeza del
beb�, como la llamaba la nona, contra su verga y termin� de vaciar sus
test�culos en tan peque�a cavidad. Cerr� los ojos el hombre mayor como queriendo
llegar al infinito y cuando reaccion�, la mir� y la vio c�mo deglut�a el resto
del semen y se lam�a la enorme cabezota del term�metro del t�o que qued�
asombrado. Todo eso, iba pensando Ojitos Verdes mientras iba en brazos del t�o
m�s querido para saludar a la nona.


--00�


Recuerdos morbosos de la peque�a ninf�mana comenzaban a
despedir desde la profundidad del sexo, el excitante hedor de sus feromonas.


- Qu� bien que hueles mi princesa...


- Los perfumes que recib� de regalo, ti�to... � respondi�
estimulada Ojitos Verdes que luc�a hermosa con su vestido de novia de 14 a�os:


- �Cu�ntos a�os cumpl�s, preciosa?...


- Catorce, mi t�o preferido... � lo apret� del cuello a ese
musculoso se�or y �ste le di� un beso en la boca y le sugiri� - ... �entra en
�sta habitaci�n, ti�to... � Patricio la mir� extra�ado:


- Este, �no es cuarto de hu�spedes?...


- �lo s�...


- La nona, no est� aqu�...


- Lo s�...


- Nos esperan abajo, peque�a...


- Lo s�...


- Tu padrino nos est� mirando...


- Lo s�... entra igual... ya va a venir... � y Patricio entr�
en el cuarto de hu�spedes. Ojitos Verdes brinc� desde los brazos del t�o al piso
y cerr� la puerta con llave, volvi� y se ech� a los brazos de Patricio,
oblig�ndolo a inclinarse para prenderse en un furioso beso de lengua. El hombre
no esperaba despu�s de varios a�os de no verla, tal recibimiento. La vio toda
una mujercita, apret� sus senos y �stos respondieron vigorosamente, ten�a poca
ropa. Ojitos verdes le dijo: -�t�o, esta noche, cuando todos duerman, ven a mi
cuarto, ahora solo quiero ver tu hermosa verga, hace tanto tiempo que no la
tengo en mi boca... � y se arrodill�. Desabroch� el pantal�n de Patricio,
saltando de su interior la maravilla que ella hab�a probado desde los 9 a los 12
a�os en casa de la nona y entr� a masajearla. El hombre sab�a que no deb�a
hacerlo, pero se entreg� mansamente. El miembro del t�o Patricio era casi tan
grande como el del padrino y lo mam� con tantas ganas que del enorme placer que
le provoc�, lagrime� de felicidad, eyaculando enorme cantidad de esperma en esa
boca tan deseada de su sobrina. Estruj� esa cabecita contra sus test�culos que
ella segu�a masajeando exprimiendo hasta la �ltima gota del preciado l�quido,
sabore�ndolo hasta dejar limpita y semi fl�ccida tan grande instrumento que
qued� colgando de la bragueta de Patricio, mientras ella volvi� a abrazarlo y
besarlo en la boca haci�ndole probar su propio jugo:


- Ahora vamos a saludar a la nona...- y de un salto estuvo
nuevamente en brazos del t�o. Abri� la puerta del cuarto, y all� estaba
Alejandro casi furioso. R�pidamente se di� cuenta de todo al ver desabotonada la
bragueta de Patricio.


- Bien... �ya est�?... � pregunt� el padrino con sorna:


- Est�, �qu� cosa? padrinito... � respondi� ingenuamente la
cumplea�era, feliz de estar en brazos de su ardiente y fuerte pariente.


- No, porque abajo tu Nona quiere verte y todos sab�amos que
ven�as a saludarla, �te equivocaste de habitaci�n?...- y bajo r�pidamente las
escaleras, sin saludar a Patricio.


--00�


La fiesta estuvo de primera. Comieron y bebieron hasta muy
tarde los mayores. Los j�venes bailaron hasta la madrugada. Ojitos verdes
despu�s de las fotos, fue a cambiarse de ropa y volvi� enseguida con falditas
cortas, un blus�n que llegaba sobre el ombliguito, sin sost�n y sin prenda
interior. Alejandro que estaba alerta la vio y se mord�a los labios de celos,
porque los primos se le arremolinaban y jugaban, bailaban, hasta que de pronto
una barrita de cinco o seis entre chicas y chicos gritando se pusieron a jugar
al tren Express, siendo Ojitos Verdes la locomotora principal, dando varias
vueltas entre los invitados, pasando junto al padrino y luego junto al t�o, para
perderse en la oscuridad de la noche entre los �rboles del gran patio. Se
escuchaba el griter�o, hasta que se olvidaron de ellos, no as� Alejandro, que
subrepticiamente se fue alejando de la fiesta para seguir el camino tomado por
esa banda de adolescentes calentones. Recorri� el lugar. El silencio era total.
De pronto, unos gemidos lo llevaron hasta detr�s de los galpones donde est�n los
dormitorios de los peones. Observ�, no estaba Ojitos Verdes, se puso mal. All�
estaban dos primitas con uno de los primos y un pe�n que aprovech� y entr� a
fornicar con una de ellas. Se detuvieron en sus ejercicios y �l sigui�
recorriendo, hasta que escuch� voces en el rancho que ocupaba el viejo
encargado, Don Anastasio, que les suplicaba a alguien;


- �Por favor!... vayan, sigan jugando... yo debo descansar
que ma�ana me levanto muy temprano a darle la comida a los animales...


- �Abu... por favor, mi amiga del colegio quiere verla...
mostrasela... -y reconoci� la voz de Ojitos verdes, le di� una patada a la
puerta, mientras el viejo se quejaba que no le tocaran nada, que estaba cansado.
Alejandro vio lo que no hubiera cre�do si alguien se lo contaba. El viejo
encargado intentando rescatar su verga de las manos de Ojitos Verdes y su
compa�era del colegio. Se fij� m�s que nada en el enorme falo del viejo, duro
como un fierro y tan larga y gruesa como su propio miembro, que de inmediato se
irgui� y se puso inhiesto, vertical como un garrote. Al verlo, Ojitos Verdes, se
abalanz� sobre �l y le suplico que le hiciera probar a Luc�a su compa�era, ya
que el abuelo no quer�a. Todo confuso. La otra chica ya se hab�a prendido de la
verga del anciano y se la estaba mamando haci�ndolo gozar como a un caballo. Se
qued� asombrado, mientras la ahijada, se prend�a de su mecha, la sacaba fuera, y
empezaba a mamarla con fuerzas, vio a la otra muchachita, sentarse sobre la
verga del encargado ensart�ndola toda en su conchita y gritando desaforadamente
sus orgasmos repetidos saltaba como una enloquecida golfa cabalg�ndolo, hasta
que Anastasio la apret� contra si y la sigui� a su enloquecido ritmo. Estaba tan
caliente Alejandro, pero con la otra chiquita, que no hac�a caso a Ojitos verdes
que lo segu�a mamando sin descanso. Alejandro, de pronto not� que el viejo no
daba m�s, empuj� a Ojitos Verdes y la hizo caer sentada al piso:


- �And�... chupasela al viejo!... � lo dijo con bronca. Fue,
sac� a Lucia que estaba pidiendo m�s verga y la tir� sobre la cama de Anastasio,
le arranc� la bombachita, la puso en cuatro y entr� a penetrarla por el ano,
cosa que le hizo doler a la jovencita, hasta que sinti� el gustito. Sus
movimientos eran el�ctricos, estaba enloquecida, y ped�a m�s y m�s y m�s, hasta
que Alejandro Lencina, con la rabia que ten�a encima, la encul� hasta los
test�culos ante un grito de terror de la ni�a, dos a�itos mayor que Ojitos
Verdes. Y continu� furiosamente con su galopeada en esa hermosa cola virgen,
lanzando chorros hirviendo de semen que le inundaron las tripas de la peque�a,
que la hizo jadear con desesperaci�n de posesa, a la infante que se atrev�a a
tanto. Don Anasta estaba asustado. Cuando Alejandro se sinti� satisfecho y qued�
la muchachita tendida sobre el camastro del viejo, rendida, Ojitos Verdes ya no
estaba. Se hab�a ido corriendo y llorando. El viejo, puso cara de: "yo no tengo
nada que ver patr�n".


- No te hagas problemas viejo, te dejo a �sta, si ten�s ganas
gozala de nuevo y una vez que haya descansado, hac� que se vaya... No te
involucres... �son unas putitas!... � Y se fue. A don Anasta le di� pena de c�mo
qued� Luc�a, la compa�erita de Karina. Fue a buscar un balde de agua limpia para
que se higienice y le acerc� una palangana. La jovencita, se desnud� totalmente
para lavarse bien y le saltaron un par de tetas al aflojar el sost�n, el doble
de grandes que las de Ojitos Verdes. El viejo, no soport� ver todo eso. Su verga
volvi� a ponerse dura. La tom� en sus brazos y la llev� por una puerta, donde
estaba su dormitorio. La recost� sobre su cama, como si fuera un tesoro. La ni�a
jadeaba todav�a ardientemente, se abri� de piernas y le dijo:


- �Abu!... no me lo niegues, por favor... � Anastasio se
quit� toda la ropa. Se lanz� sobre ese cuerpo joven y blanco como la leche. Su
morbo se encendi� m�s, cuando vio el negro monte de Venus, con renegridos vellos
que se confundieron con sus cabellos, que a pesar de la edad no ten�a una sola
cana y su lengua comenz� a jugar dentro de la ardiente e inquieta grieta de esa
mocosita que lo enloqueci�. Apag� la luz. Desde afuera solo se escuchaban los
alaridos de goce de mujercita, al tiempo que alguna lechuza gritaba al pasar
sobre el rancho de don Anasta. Eran las cuatro de la ma�ana del lunes.


--00�


Si hay quejas, por favor a mi "privado", al igual que
preguntas para Ojitos verdes que les responder�:
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Relato: Y sab�a de todo... (9)
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