Relato: Con mi propia estrategia





Relato: Con mi propia estrategia

CON MI PROPIA ESTRATEGIA



Hace unos 12 a�os que me sucedi� una de las historias m�s
t�rridas de mi vida. Me llamo Rosa, y, para los efectos de esta historia dir�
que tengo un hermano dos a�os m�s peque�o que yo, que se llama Luis.



Cuando yo ten�a 17 a�os, se puede decir que era una monada,
alta, delgada, con un muy buen tipo, un culo redondo muy durito y bien puesto.
Adem�s practicaba nataci�n, lo que contribu�a de forma determinante a mi estado
f�sico. S�lo me queda por a�adir que no me pude dedicar a la alta competici�n
por el tama�o de mis pechos, que eran, y son, grandes, y supon�an un serio
problema para estar en condiciones de participar en pruebas de m�xima exigencia.



Recuerdo que, a principios de verano, finalizado el curso,
fue cuando me dijeron que si quer�a pod�a seguir entrenando porque era realmente
buena pero que no pod�a ser incluida en el equipo de competici�n por que mi
"busto" era un inconveniente que imposibilitaba mi participaci�n. Al llegar a
casa, que estaba en un barrio c�ntrico de Madrid, me encontraba realmente
hundida, cosa que not� mi hermano Luis casi inmediatamente. Me pregunt� que me
pasaba, pero no estaba para contestar, ni para hablar. Me fui a mi habitaci�n,
me tir� sobre la cama y como no soy de l�grima f�cil, all� me qued� d�ndole
vueltas a mi fracaso.



Desde el primer momento que se conoci� en casa el problema,
mi hermano estaba especialmente atento conmigo, dentro de su alocada
adolescencia de quince a�os, he de reconocer que supo estar a la altura de las
circunstancias.



Mi nataci�n truncada, y el rechazo por mi f�sico, fue
ocasionando una tristeza en m�, que devino en una p�rdida de apetito, de ilusi�n
y, luego, de una depresi�n. Mi madre, preocupada, me llev� al m�dico y tras
contarle todos mis problemas, �ste respondi� diciendo que era algo pasajero, que
a esa edad las cosas cambian muy deprisa. No obstante me mand� un antidepresivo
muy suave y un tranquilizante.



Aquella noche, mis padres se fueron a cenar y al cine y nos
quedamos mi hermano y yo. Creo, que nunca le agradecer� bastante la conversaci�n
que tuve con mi hermano aquella noche. Yo estaba tumbada en mi cama, �l llego y
se sent� a mi lado, me pregunt� que como estaba y yo le dije que fatal. Yo
trataba de explicarle lo mal que me sent�a con mi cuerpo y lo deformada que me
sent�a y cuando �l me dijo que era una chica muy guapa, yo le contest� con la
rabia de aquel momento que mira si era deforme que no pod�a dedicarme a
practicar mi deporte favorito.



No se si fue la inspiraci�n, no entiendo c�mo mi hermano se
expres� de aquella forma, pero el caso es que me dijo que me estaba dando pena a
mi misma, que no quer�a superar la decepci�n que me hab�a producido eso, y en
cuanto a lo de mi deformidad me asegur� que era una estupidez que no se
sosten�a, me dijo que desde que recuerda, no hab�a amigo que no le hubiera hecho
alg�n comentario sobre lo bien que estaba su hermana.



Todo aquello me lo contaba con una voz calmada, serena,
mientras me pasaba los pulgares desde las sienes hasta el cuello por debajo de
las orejas y lo combinaba metiendo los dedos entre mi pelo, llegando al cuero
cabelludo. Yo me encontraba cada vez m�s seducida, no se si mi hermano se lo
hab�a propuesto o no, pero el caso es que yo me encontraba cada vez m�s
alterada, mis recuerdos me llevaron directamente a los episodios de espionaje de
mi hermano, en la ducha, en los cambios de ropa, en fin, que aquel salido que
era mi hermano, me estaba llevando por donde no quer�a, pero, me dejaba hacer.



Incluso, me dec�a Luis, que a �l le resultaba muy atractiva,
de verdad, "son mucho m�s importante esas tetas que tienes que toda la
competici�n de nataci�n". En aquel momento, mi hermanito meti� las manos por
debajo de la camisa de mi pijama cogi�ndome los pechos y tocando mis pezones y
yo me pon�a realmente cachonda. Hab�a cambiado las manos y al soltar mi cabeza,
me hab�a dejado una sensaci�n como de acorchamiento, relajada, y la ternura que
demostraba con sus manos, como me acariciaba los pechos, me dejaron excitada,
pero debido a la medicaci�n, me dorm�.



Al d�a siguiente, nada m�s salir de mi habitaci�n me encontr�
la sonrisa amplia de mi hermano, que sal�a del ba�o con un calz�n de deportes,
me fij� en como hab�a ensanchado su torso, sus brazos, la verdad es que no me
hab�a dado cuenta pero a pesar de tener quince a�os, entre su estatura, era m�s
alto que yo, pese a los dos a�os de diferencia que le ten�a, y lo que hab�a
ensanchado, era un tipo realmente atractivo. Sin darme cuenta era la primera vez
en mi vida que hac�a una valoraci�n de mi hermano como hombre: me sorprendi� y
me agrad�.



La verdad es que aquella conversaci�n de la noche anterior,
me hab�a hecho pensar y me sent�a mucho m�s animada. Y las caricias de mi
hermano y la excitaci�n que me hab�an producido, me hac�an reencontrarme de
nuevo con mi cuerpo. Me fui al ba�o, me desnud�, me ba�� y estuve largo tiempo
mir�ndome desnuda, con el pelo mojado, la verdad es que yo misma me sent�a
atractiva, pero no pod�a dejar de pensar como conseguir llegar a m�s que lo de
la noche anterior con mi hermano.



Aquellos d�as mi madre se fue al pueblo con mi t�a, su
hermana soltera, y mi padre estaba casi todo el d�a en el trabajo, s�lo ven�a a
cenar. Entonces elabor� mi estrategia y la segu� punto por punto.



Me tocaba ir al m�dico, seg�n iba hacia la consulta recordaba
el comentario del m�dico cuando la primera vez que fui, hac�a una semana, dijo
que esto pasaba pronto por la edad que ten�a y a mi me parec�a imposible. Era
cierto, ahora no ten�a aquella tristeza, ten�a ilusi�n por conseguir a mi
hermano, era como reafirmarme a mi misma. As� que el m�dico me dio el alta, me
dijo que estaba bien, y que pod�a suspender el tratamiento pues lo que me hab�a
tomado era muy suave y no hab�a ning�n problema.



Llegu� a casa y enseguida mi hermano me pregunt� qu� me hab�a
dicho el m�dico, yo le dije que me hab�a dicho que siguiera con el tratamiento
durante dos semanas m�s, pero que el tranquilizante me lo tomara a la hora de la
comida en lugar de por la noche, para poder retir�rmelas del todo en la
siguiente consulta, pero que me encontraba mucho mejor.



Naturalmente no era verdad, pero era parte de la estrategia.
Como parte de la estrategia eran las minifaldas, salir de mi cuarto en bragas y
sujetador, las camisetas de algod�n ajustadas y sin sujetador que marcaban
perfectamente los pezones. Ten�a quince d�as por delante, hasta que volviera mi
madre y ten�a que aprovecharlos.



En dos d�as hab�a conseguido que mi hermanito se paseara
tambi�n en calzoncillos y mostrara sin ning�n rubor el bulto de su entrepierna
que parec�a que iba a reventar su calzoncillo, definitivamente mi hermano ten�a
el cuerpo de un hombre aunque tuviera cosas de chiquillo, pero yo estaba
interesada por el cuerpo, cuanto m�s le excitaba, m�s cachonda me pon�a.



Al tercer d�a, le dije a media ma�ana, que le iba a preparar
de comida su plato favorito que implicaba estar con el horno y ello me dio
pretexto, por el calor del verano, para ponerme una camisa y unas braguitas.



De tal forma hice la comida y de tal forma com� con �l. Yo me
daba cuenta que hab�a vuelto el salido de mi hermano, que era en el que estaba
interesada y �l me dec�a, "que buena est�s Rosilla, no entiendo que te moleste
haber tenido que dejar la nataci�n, yo por un cuerpo como ese renunciaba a
todo".



La verdad es que toda mi estrategia se basaba en el hecho de
que Luis, como todos los t�os, es un machista, y yo no pod�a entrarle
directamente, ten�a que parecer que �l llevaba la iniciativa, sabia que de no
ser as�, el tema fracasar�a por completo.



As� que en una actitud sumisa, quit� la mesa, met� todo en el
lavaplatos, lo dej� limpio y al volver al comedor le dije que me hab�a tomado la
pastilla, y que me iba a la cama a dormir la siesta. A�ad� algo nuevo: "si
quieres alg�n disco de mi cuarto s�calo ahora, porque voy a dormir desnuda, que
tengo mucho calor". No, dijo, no necesito nada.



La comida se hab�a dado en unas circunstancias bastante
calientes y mi hermano estaba salido por completo. Era el momento de ver si mi
estrategia daba sus frutos. Llegu� a mi cuarto, me quit� toda la poca ropa que
llevaba, me acost� en la cama y me tap� con la s�bana y a esperar. Pasaban cinco
minutos, diez, quince, y aquello me ten�a s�per excitada, pues, la expectativa
sobre lo que har�a mi hermano me ten�a alterada.



Estaba en estos planteamientos cuando baj� el pomo de la
puerta, y se abri�, y all� estaba mi hermano, hab�a funcionado mi estrategia y
ahora lo ten�a all�. "Rosa", me llam� en una voz baja para comprobar si estaba
dormida, obviamente no le contest�.



Dej� la puerta abierta y se qued� mirando, movi� la cama,
nada, yo estaba para �l completamente dormida, acarici� mi cabeza, toc� mi cara,
a medida que hac�a todas esas cosas yo me iba excitando m�s y m�s, me daban
ganas de abrir los ojos y decirle que me follara, pero eso se sal�a de la
estrategia y, adem�s, la expectativa de tenerle all� me encantaba.



En un momento determinado, separ� la s�bana y comprob� que
estaba completamente desnuda, tir� de la s�bana hacia abajo y me destap� por
completo. Con los ojos entreabiertos, observ� como era observada, y me excitaba
a�n m�s, encog� ligeramente las piernas y separ� las rodillas, para dejarle una
buena visi�n de mi co�o.



En aquel instante, Luis sali� de mi habitaci�n, y se fue a la
suya, lo supe porque puso la m�sica a todo volumen, para comprobar si me
despertaba, con lo cual volvi� a mi cuarto y, finalmente, me zarandeo, yo gru��
un poco, el volvi� a zarandearme y respir� profundamente. Cuando se asegur� que
estaba profundamente dormida, s�lo entonces volvi� a su habitaci�n, apago la
m�sica y entr� en mi cuarto.



Desde luego parec�a otro, muy distinto al de hac�a apenas
tres noches, se puso a los pies de mi cama, meti� su cabeza entre mis piernas, y
me hizo una foto del co�o con su Polaroid, y luego, otra. Aquello se iba de mi
estrategia, pero� �Qu� pod�a hacer? �Levantarme y quitarle le c�mara y las
fotos? �l era m�s fuerte que yo y adem�s quedar�a en evidencia. Me ve�a atrapada
en mi propia estrategia.



Se levant�, fotografi� mis tetas y luego me hizo dos o tres
fotos de cuerpo entero, completamente desnuda. La verdad es que aquello me
excitaba cantidad.



La cuesti�n es que tras hacerme las fotos, se fue de la
habitaci�n, tap�ndome previamente y dej�ndome como me encontr�, y no volvi� en
toda la tarde.



Aquella tarde estuvo llena de sorpresas. Cuando me levant� y
tras vestirme, sal� de mi habitaci�n. Desde luego la reacci�n de mi hermano me
hab�a puesto en una situaci�n un tanto azarosa, s�lo me hab�a fotografiado y
nada m�s. Me extra�� mucho y algo me dec�a que hab�a errado el tiro y que no se
pod�a jugar a estas cosas con adolescentes. A lo largo del pasillo vi a mi
hermano que cog�a el tel�fono y hablaba por �l. Con sumo cuidado descolgu� el de
la habitaci�n de mis padres y le o� hablar con su amigo H�ctor, que era un pinta
de cuidado, mi hermano le dec�a:



"Tengo unas fotos de mi hermana desnuda"



"No jodas, con lo buena que est�", le contestaba mi pu�etero
hermano.



"Voy a hacer negocio con ellas, y a pedir a cada uno
quinientas pesetas por verlas".



"Y como son, pregunt� H�ctor"



"Pues en unas completamente desnuda, en otras de su co�o y
otras de sus tetas".



"Joder t�o, y como las has conseguido"



"Mi hermana se toma unas pastillas para dormir y se queda
frita despu�s de la comida"



"Oye Luis, le dijo H�ctor, y me pod�as invitar ma�ana a tu
casa a comer"



"No s�, ya sabes que a mi hermana no le caes muy bien"



"Pues ya puedes invitarme o en caso contrario, le contar� a
tus padres lo de las fotos, y le dar� a tu hermana las bragas de ella que me
regalaste".



"Eres un cabr�n, le replico mi hermano, ma�ana vienes a
comer, pero ahora quedamos y te ense�o el material, si es que lo pagas".



Colgu� el tel�fono indignada, Mi hermanito, que tan bien se
hab�a portado conmigo, lo que quer�a era aprovecharse de la situaci�n y yo con
mi estrategia se lo hab�a puesto en bandeja.



Realmente enfurecida, me aproxim� a donde estaba mi hermano y
le dije:



Eres un hijo de puta, he o�do tu conversaci�n por tel�fono y
te aseguro que esto se lo digo esta noche a pap�.



Mi hermano me mir� con una cierta distancia, y sonriendo me
dijo: Y �C�mo le vas a demostrar a pap� que esas fotos existen? Adem�s, �Tambi�n
le vas a decir lo de haber hecho la comida casi en pelotas? Porque de eso
tambi�n hice fotos que son las �nicas que estoy dispuesto a admitir que tengo.
Qu� le vas a decir, que te obligue. Adem�s, te recuerdo que para pap� el que
seas la mayor te hace responsable, yo soy el peque�o, No hubiera podido entrar
en tu habitaci�n estando t� desnuda, porque tendr�as que haber echado el pasador
de la puerta y no lo hiciste.



Expl�cale eso a pap�. Y acto seguido se march�, por supuesto
con las fotos para lucirme desnuda delante de sus amigos y a cambio de dinero.



Me qued� sola rabiando por haber hecho esas tonter�as con mi
hermano, la verdad es que el argumento de ir a mi padre me pod�a dejar peor
parada de lo que estaba y no podr�a evitar que ense�ara las fotos y, lo que es
peor, que nunca podr�a demostrar su existencia, y adem�s yo hab�a iniciado todo
este l�o.



A medida que me iba tranquilizando, me iba excitando, para mi
sorpresa, sentirme subastada aunque fuera en fotos, me descolocaba. Pensar que
en ese momento Luis estar�a con sus amigotes ense�ando las fotos y que �stos se
pajearian a base de bien con el recuerdo de mis fotos, me puso extremadamente
cachonda.



Por la noche, a la hora de cenar, cuando �bamos a empezar mi
padre y yo, entr� mi hermano, con una sonrisa de oreja a oreja. Bes� a pap�
desde detr�s del asiento y se acerc� a mi, haciendo lo mismo, pero me dej�
soltar en el o�do, "que negocio, hay colas para verlas y a quinientas pesetas".



Acto seguido, seg�n se serv�a le dijo a mi padre: "Oye,
ma�ana vendr� a comer mi amigo H�ctor".



"Esta bien, dijo mi padre, pero haced caso de vuestra hermana
que es la mayor, si me entero de que no la has obedecido, tendremos m�s que
palabras".



No te preocupes, seremos obedientes.



Por la noche, en mi cama, no dejaba de dar vueltas al tema
del d�a siguiente, sinceramente, no estaba segura si sent�a m�s verg�enza, m�s
excitaci�n, m�s enfado, no lo ten�a nada claro. Pero al ir calent�ndome sobre lo
que podr�a pasar, decid� hacer seguir con el cuento de las siestas, no pod�a
dejar de hacerlo, pero me echar�a el cerrojo.



Pas� la ma�ana, mi hermano se hab�a ido supongo que a seguir
haciendo negocio. La comida no fue una gran cosa. All� se present� H�ctor con mi
hermano a eso de las dos de la tarde y yo ten�a todo preparado.



H�ctor era un amigo de mi hermano desde hac�a much�simo
tiempo, incluso de peque�os yo tambi�n hab�a participado con �l en los juegos
infantiles. Siempre le hab�a atra�do, m�s de una vez en aquellos juegos me hab�a
levantado la falta, tocado las braguitas, en fin, todo un p�jaro.



Al ver a H�ctor entrar me sent� cohibida, sab�a que hab�a
visto las fotos y con su habitual descaro me mir� de arriba abajo como si
estuviera desnuda, o al menos eso me parec�a a mi.



La comida se convirti� en una continua conversaci�n entre
Luis y H�ctor llena de indirectas, con preguntas sobre la siesta, en fin, una
actitud humillante. Como venganza, al terminar de comer les dije que quitaran la
mesa, que yo me iba a la cama.



Efectivamente, llegu� a mi cuarto me qued� en bragas y me
acost�, eso s�, cerrando el seguro de la puerta.



Me estaba quedando dormida cu�ndo me despert� el chasquido
del pomo intent�ndose abrir. Naturalmente, estaba bloqueado, o� claramente la
voz de mi hermano que me llamaba, pero yo ten�a que mantener que estaba dormida,
y, por supuesto, no contest�. Las llamadas en la puerta arreciaron con m�s
fuerza y yo callada. La verdad es que mi coraz�n y mi respiraci�n se hab�an
agitado notablemente, y sent�a mi co�o h�medo.



O� que H�ctor dec�a, "vamos a abrir la puerta", no se puede
�dijo mi hermano� est� puesto el seguro. "S�, pero estos pomos tienen un agujero
para poder saltar el seguro, como medida de seguridad por si pasa algo", replic�
H�ctor. �Est�s loco? Y si mi hermana nos descubre. No te preocupes, est�
profundamente dormida, pero si se despierta yo estoy dispuesto a jurar que la
o�mos un golpe en su cuarto y que al no contestar entraste t� a ver que pasaba.



Otra vez v�ctima de mi estrategia, pero aquella sumisi�n a la
que estaba expuesta me pon�a m�s cachonda. Adem�s lo hab�a empezado yo. S�lo que
estaba segura que no podr�an abrir la puerta, porque H�ctor era un bocazas y no
pod�a ser lo que �l dec�a.



Me equivoqu�, la puerta se abri� y entraron los dos. H�ctor
dijo "como huele a t�a, me estoy poniendo cachondo". No seas bestia, dijo mi
hermano. Pero H�ctor era un adolescente impulsivo y estaba claro que el iba a
marcar el ritmo frente al pato de mi hermano. Aquello me agrad� profundamente.
Era curioso como ya no me ca�a tan mal, pero al mismo tiempo que deseaba que
pasara, tem�a lo que iba a pasar.



Sin ning�n tipo de cuidado, el amigo de mi hermano, quit� la
s�bana, apareciendo yo, exclusivamente en bragas, teniendo que hacer un esfuerzo
por no cubrir mis tetas con los brazos y ser descubierta.



Durante una media hora, dej� que sobaran las tetas, que me
taparan las narices para que tuviera que abrir la boca, mientras H�ctor me
pasaba la lengua por los labios y la met�a ligeramente en mi boca, que me dieran
la vuelta y me sobaran el culo, incluso que me pusieran un dedo en la entrada de
mi ano.



A medida que iban progresando en sus tocamientos, yo me iba
excitando m�s y m�s, y hubo un momento en el que H�ctor, cuando estaba boca
arriba, me pellizc� el co�o por encima de las bragas. Estuve a punto de sentarme
en la cama de golpe.



Me di cuenta que era imposible seguir haci�ndome la dormida
bordeando el orgasmo y estando a punto de llegar a �l. Adem�s, aquello me dar�a
una posici�n de ventaja frente a ellos.



Me despert� de repente. �Que haces aqu� con este cabr�n Luis?
Esta vez la puerta estaba cerrada, ahora si que te vas a ir preparando. Yo me
tapaba las tetas, con las manos. �C�mo co�o te atreves?



Luis estaba completamente desarbolado, no ten�a respuestas,
yo me iba creciendo, pero en un momento H�ctor dijo: "Para el carro guapa". Me
qued� callada no m�s de dos segundos. "Y t� que quieres, gilipollas" le dije a
H�ctor. "Nada, hacer un trato contigo, llegar a un acuerdo"



"Habla", le dije. "Mira, se que hay por ah� seis fotos tuyas
en situaci�n comprometida" �Las quieres recuperar?"



Deliberadamente tard� en contestar, pues no quer�a dar la
impresi�n de mostrar la ansiedad que ten�a por recuperarlas. Depende de las
condiciones, respond� ambiguamente.



"Te cambiamos las fotos por dos d�as de obediencia ciega a
nosotros".



Pero, en el caso que aceptara, no habr� nadie m�s que
vosotros dos.



H�ctor dijo: "Las �nicas dos personas seremos nosotros".



"D�jame pensarlo al final de la tarde os contesto. Pero con
una condici�n: que no ense��is a nadie m�s las fotos hasta que me decida, y
desde luego si acepto, no las ense�ar�is hasta que me las devolv�is".



"De acuerdo, dijeron los dos, si aceptas, los d�as ser�n
ma�ana y pasado y no te podr�s negar a ninguno de nuestros deseos".



Yo era consciente de que no pod�a negarme, adem�s los �ltimos
d�as hab�an sido muy t�rridos y mi l�vido estaba por todo lo alto. Tampoco
podr�a ser para tanto y eso era mejor que estar luciendo por ah� las fotos,
permitiendo que medio barrio me viera en pelotas y adem�s era mucho mejor que el
des�nimo que hab�a tenido los d�as de atr�s.



Casi cuando H�ctor se iba les comuniqu� mi decisi�n de
aceptar el trato, la cara de ambos se ilumin�, y ambos se marcharon a dar una
vuelta. Un extra�o picor en el co�o hac�a presagiar las aventuras de los dos
pr�ximos d�as.



La verdad es que aquella noche me cost� mucho trabajo
dormirme. Pensaba en los dos d�as que ten�a por delante, y en las cosas que me
podr�an hacer tanto mi hermano como H�ctor. Pero me repet�a a mi misma: "un
trato es un trato", como queriendo justificar aquella situaci�n.



No pod�a enga�arme y aquella aventura tan peculiar no dejaba
de producirme un m�s que evidente picor en mi co�o, que dificultaba seriamente
conciliar el sue�o. Estaba tan excitada como ellos.



A la ma�ana siguiente, me levant�, me di un ba�o, me vest�
con un pantal�n corto una camiseta, y tom� un desayuno ligero.



Esperando que viniera H�ctor, me cruc� con mi hermano, estaba
nervioso, yo me hice la dura y no le dirig� la palabra, ten�a que mantener mi
actitud de enfado.



Era muy pronto y son� el portero autom�tico. Aquello hizo que
me diera la vuelta el coraz�n, Mi hermano con voz seca dijo "c�gelo". Tom� el
auricular en mi mano y dije. �Si? "Soy H�ctor, baja a buscarme".



Yo baj�, desde el s�ptimo piso en el que viv�amos hasta el
portal en el ascensor. Al llegar abajo, abr� la puerta y le dije: sube.



H�ctor y yo ten�amos una muy mala relaci�n, y me esperaba
cualquier cosa, as� que cuando me dijo: "�C�mo que sube?" "Ven aqu�.", no me
extra�� lo m�s m�nimo.



Cuando llegu� a su altura, el se aproxim� al ascensor y
metido dentro de dijo:



"Dame tu ropa"



�C�ooomo? Le pregunt� yo.



Dame la ropa, menos el calzado.



Mir� a mi alrededor, no sab�a donde estaba el portero, pero
no me quedaba otra, as� que me quit� la camisa, todo lo r�pido que pude, me baj�
el pantal�n y se lo di, �l insisti�, "he dicho toda", mis bragas blancas bajaron
por mis piernas, y sac�ndolas de los pies se las di,



"Bien, en tu casa nos vemos. Me dijo, no se te ocurra usar el
ascensor porque entonces subir�s y bajar�s en pelotas por la escalera hasta que
me harte".



No lo pod�a creer, estaba completamente desnuda en el portal
de mi casa, s�lo con las deportivas y los calcetines, pero sin nada m�s. Alguien
entr� al portal. Era el cartero. R�pidamente me baj� hacia el cuarto de las
basuras, donde el portero guarda los productos de limpieza, de haber subido para
arriba hubiera corrido el riesgo de que si bajaba alguien por las escaleras no
podr�a bajar. As� desde aquella posici�n ve�a perfectamente el cartero, en
cuanto terminara, subir�a como una flecha a mi casa.



Estaba tan concentrada en ver los movimientos del cartero,
que no me di cuenta que se acerc� por detr�s el portero con los productos de
limpieza, hasta que con una mano me cogi� por el culo.



Mi portero era uno de esos tipos ya pasada la cincuentena que
le desquicia cualquier jovencita, cuanto m�s de esa guisa Su aspecto repugnante
y de escasa higiene, y la situaci�n en la que me encontraba, me ten�an en una
incomod�sima situaci�n.



�Hombre Rosita, a hacerme una visita?, dijo como si lo de mi
desnudez no contar�.



Yo alcanc� a decirle. Es que al ba�arme se me ha cerrado la
puerta de la calle y he perdido la toalla.



Ya, ya, dijo �l, pasando descaradamente a sobarme de arriba
abajo, ya veo.



Estuvo por un tiempo interminable abraz�ndome desde atr�s
mientras me tocaba los pechos, el co�o, el cl�toris, porque ese t�o no iba a
perder el tiempo con contemplaciones. Yo no sab�a qu� hacer. Pero lo cierto es
que estaba tan falta de sexo que, para mi sorpresa, empec� a chorrear por la
raja, dej�ndome entregada al tipejo de mi portero.



En aquel instante no me importaba lo m�s m�nimo que el
cartero tardara una eternidad, Antonio, el portero, se estaba cebando conmigo,
pezones, pechos, raja, cl�toris, todo, y yo, cada ver m�s excitada, y aquella
excitaci�n me hac�a sentirme distinta, nunca me hab�a visto as�. Esta
disfrutando y a tope.



He de reconocer que con habilidad el cabr�n del portero me
borde� el cl�toris y con el mismo dedo me fue separando los labios menores hasta
llegar a la entrada de mi vagina. Con la otra mano me pellizcaba los pezones y
logr� arrancarme un suspiro.



Me exigi� una mamada a cambio de su silencio y de su
cooperaci�n para subirme en el ascensor, sin que nadie me viera. Autom�ticamente
me agach� le saqu� la polla y me puse a chuparla, como el tipo deb�a hacer a�os
que no lo hac�a, se corri� en menos de un minuto, eso s�, el cabr�n era h�bil y
no me dejo retirarme, as� que me tuve que tragar todo su semen que deb�a tener
ah� desde hacia m�s de seis meses.



El portero se hab�a corrido en mi boca, al darme cuenta que
el cartero hab�a terminado, le dije al portero que me ayudara seg�n lo
prometido, me sujet� con mucha fuerza por los pelos del co�o, y volte�ndome me
dio un buen azote en el culo y me dijo, "sube tu sola, que eres una guarra y t�
te has metido en esto, anda a ver si te pi�lla m�s de un vecino".



Aquello me puso cachonda, incluido el tir�n de pelos del
co�o, chorreaba por los muslos y viendo el momento despejado, sal� y empec� a
subir las plantas, todo iba sobre ruedas hasta el quinto piso, donde viv�a una
familia que eran amigos de mis padres, realmente el marido era primo lejano de
mi padre, que ten�an dos cr�os gemelos de diez a�os. Cuando estaba subiendo a
toda velocidad, me encontr� bajando a los dos ni�os, era evidente que nada pod�a
hacer, por lo que sin dar importancia, y pese a percibir como abr�an los ojos
como platos, segu� subiendo, hasta llegar a casa.



Una vez que llegu� entr� en el sal�n donde estaban mi hermano
y su amigo H�ctor hablando tranquilamente. Yo desnuda, salvo los pies, sobada
por el portero y vista por los ni�os peque�os, a los que alguna noche hab�a
bajado a cuidar, y ellos tan tranquilos.



Mi hermano debi� darse cuenta de mi cara de calent�n y antes
de abrir la boca, me dijo, "ven aqu� hermanita", me dirig� sumisa hacia mi Luis,
que sin la menor contemplaci�n mientras �l estaba sentado y yo de pie, me abri�
ligeramente las piernas y toc�ndome el co�o, me pregunt� "�Como tardaste
tanto?". "�Qu� has estado haciendo que traes el co�o empapado?"."El portero, que
me ha pillado", el explot� en una carcajada inmensa �Antonio?, �y qu� te ha
hecho? Yo molesta con la actitud de mi hermano le dije "Tocarme el co�o, como
mejor que t�".



Entonces haciendo un gesto de asco, me llev� al cuarto de
ba�o, me sent� en el bidet y comenz� a limpiarme el co�o. Eso nadie lo hab�a
hecho hasta ahora. "El cabronazo �le dije a mi hermano� me ha dado un tir�n del
pelo". �De la cabeza?, me pregunt� Luis, "no" le dije yo. �De aqu�?, sigui�
interrogando mientras me daba otro tir�n del pelo del co�o, "s�", le dije yo.



Pues esto hay que evitarlo hermanita.



Como no, apareci� H�ctor. Me molest� bastante porque no
dejaba de resultarme agradable la maniobra de mi hermano, adem�s estaba haciendo
algo que me agradaba bastante, pues me daba una cierta repugnancia el tocamiento
del portero.



Lo cierto es que H�ctor empez� a poner el agua a una
temperatura muy agradable y a dirigir la presi�n del chorro a mi cl�toris, a mi
vagina, dibujando con el chorro todo mi co�o y llegando con el agua a toda mi
intimidad, mi hermano, a todo eso, con los dedos de una mano abr�a mi raja como
una almeja dando jab�n, H�ctor, aclaraba.



La respiraci�n se agit�, el latido cardiaco tambi�n, la
sudoraci�n, y estos eran ya mayorcitos para saber que me ven�a un orgasmo,
incluso el hecho de no tener intimidad me puso mucho m�s cachonda, el caso, es
que all� sentada, me vino el primer orgasmo.



"Te gusta hermanita", pues esto es el principio.



Mi hermano cont� lo del tir�n de pelo de mi co�o por parte
del portero, no se porqu� me sent� m�s desnuda a�n. H�ctor cogi� la crema de
afeitar y la brocha de la espuma, as� como la navaja, mi padre se afeita a
navaja. Cogieron una toallita y me llevaron a la cocina que hab�a m�s luz.



Me tumbaron en la mesa de la cocina, dejando mis piernas
caer, y fue H�ctor quien se puso por donde mis rodillas separ�ndolas en ese
momento.



El cabr�n de mi hermano, con una maestr�a que no me esperaba
en �l, empez� a manejar la brocha de afeitar con toda maestr�a. Al principio,
cuando lo hac�a directamente en mi pubis, la verdad es que era agradable sentir
la temperatura del agua tibia. Decid� dejarme hacer.



Pero cuando lleg� a mi co�o, la cosa cambi� por completo, la
suavidad del jab�n, la suavidad con la que pasaba la brocha, y, para colmo
H�ctor hab�a metido la punta se su dedo me�ique en la entrada de mi vagina y
hac�a los movimientos empujando desde dentro de mi co�o hacia arriba o hacia
abajo, a un lado o a otro, para dejar a mi hermano extender el jab�n con la
brocha y que llegara a todos los lados.



Dado que mi hermano estaba apoyado sobre mi vientre y mirando
hacia mi co�o, y el otro estaba entre mis piernas y los dos inclinados sobre mi
raja, ten�a la extra�a sensaci�n de estar sola de cintura para arriba pero
disfrutando de un s�per sobo de mi conejo que no pod�a por menos de ponerme cada
vez m�s cachonda.



H�ctor rompi� el silencio "Deja de mojar tanto, que se
deshace el jab�n.", yo estuve por contestarle "Tapa el agujero con tu poya, y
as� no saldr� nada" pero prefer� callar y disfrutar. El tono de H�ctor era
triunfante, me hab�an puesto cachonda y lo sab�an.



Cogi�ndome por los pies, los juntaron y los pusieron contra
mi frente, de tal forma que mi ano quedaba al descubierto, d�ndole jab�n igual
que al co�o.



Con mucho cuidado, H�ctor cogi� la navaja de afeitar, pero no
pudo evitar que yo soltara un peque�o grito, m�s que nada por prevenci�n.
Inmediatamente, H�ctor le dijo a Luis, "ponle un tap�n en la boca, que no
grite". El degenerado de mi hermano se acerc� a mi cara y sacando su rabo, de un
golpe me lo meti� en la boca y me dijo: chupa, guarra.



Con extremo cuidado, H�ctor me iba quitando los pelos del
co�o y yo estaba enchufada a la poya de mi hermano, que una vez vencidos los
primeros rechazos por el parentesco, estaba disfrutando a base de bien.



He de decir, que debido a mi actividad deportiva, apenas
hab�a tenido experiencias sexuales, sobre todo con una amiga, pero nada con
chicos, por lo que todo aquello era nuevo, y sobre todo, profundamente
excitante.



Cuando termin� la faena, me dijo H�ctor: "esto est� muy fr�o"
y se fue al cuarto de ba�o. Puso el secador a una distancia que no me quemara y
aquel calorcillo me hizo arquear la espalda. Una vez seco mi culo y luego mi
co�o, se tumb� boca arriba y pas� una toalla muy suave por mi raja.



�Joder! Que sensibilidad ten�a, nunca lo hab�a conocido tan
receptivo. H�ctor dijo a mi hermano, vuelve a taparle la boca que hay que hacer
una �ltima limpieza.



Cogi� el cepillo de dientes el�ctrico y paso las cerdillas
que iban a toda velocidad por toda mi raja, aquello era la locura, porque no
apretaba y s�lo eran unas cosquillas que me calentaban, hasta el punto que no
pudiendo reprimirme, esta vez si empec� a chuparle la poya a mi hermano.



Anda, dijo H�ctor, como chupa la guarra. Si, si, m�rala, dijo
mi hermano, mientras met�a casi hasta sus huevos en mi boca. A medida que me
calentaba iba aumentando la presi�n del cepillo, hasta llegar al orgasmo, que
coincidi� con la corrida de mi hermano, del que por supuesto me tragu� todo su
jugo.



Seg�n estaba en la mesa, tragando la leche de mi hermano,
sent� como H�ctor me lam�a el co�o y se lo com�a, lo ten�a completamente
desnudito sin un pelo que lo tapara y de una sensibilidad absolutamente nueva
para m�.



Ese fue uno de los momentos m�s deseados por H�ctor y me
meti� la polla hasta el fondo, sin cuidado, sin piedad, yo di un respingo
tremendo, pero la sola entrada de aquel miembro me produjo medio orgasmo. El
movimiento de H�ctor, r�pido y golpeando con todas sus fuerzas en mi vagina,
hac�a que mi excitaci�n llegara a l�mites para m� desconocidos. Cog� la polla de
mi hermano con la mano y se la apretaba y se la mov�a hasta que nuevamente se
puso dura y aquel instrumento s�lo pod�a estar en mi boca. Por tercera vez en
menos de media hora, me com� el rabo de mi hermano.


Cuando H�ctor se corri�, lo hizo Luis y lo hice yo, la
sensaci�n de sentir la leche caliente por los dos lados fue un nuevo
descubrimiento. Esto no hab�a hecho nada m�s que empezar y dos d�as se me hac�an
cortos.



Los tres tuvimos que parar. Necesit�bamos un descanso y una
ducha. Reponernos nos cost� pr�cticamente una hora.



Al mismo instante que notaba como las gotas de agua de la
ducha reiniciaban mi sensibilidad sexual por todo el cuerpo, aparecieron mis dos
machos en el ba�o, se introdujeron en la ba�era y me enjabonaron de pies a
cabeza. Fue mi hermano Luis quien me dijo que me diera la vuelta y le limpiara
bien la polla y los cojones a su amigo, cuando estando en esa posici�n, noto que
mi hermanito me pasa la esponja por la raja del culo, centr�ndose en mi ano. En
ese momento no le di mayor importancia, es m�s me result� agradable cuando
echaba champ�, o jab�n l�quido, y met�a un dedo, luego dos, y aquello se
dilataba, pensaba que me quer�a limpiar tambi�n por dentro.



Tales tocamientos me hab�an excitado, por lo que, sin
dudarlo, me met� la polla de H�ctor en la boca. Hab�a superado completamente mis
reparos del principio, adem�s la experiencia con el portero me hab�a llevado a
la conclusi�n de que peor no pod�a ser, y estaba decididamente dispuesta a
disfrutar de mi hermano y del rond�n que se nos hab�a metido por medio.



Estaba en esos pensamientos cuando sent� un dolor agudo en mi
culo que por poco le arranco a H�ctor su polla de un bocado y eso que estaba
dur�sima, como una piedra.



��Qu� haces, hermanito?! Interrogu� a Luis casi sin fuerza.



Met�rtela por el culo, me dijo �l con una naturalidad que
llamaba la atenci�n.



��Me duele mucho!! Dije sin poder aguantarme.



No te preocupes, en un minuto cambias de opini�n, sigue con
el biber�n.



Pese al dolor e instintivamente le hice caso. Volv�a a
comerme la polla de H�ctor.



Luis, mi hermano, empez� a mover su cadera poco a poco, y el
dolor se fue transformando el placer.



Nunca me hab�an follado y menos a�n, me hab�an roto el culo,
pero las dos sensaciones eran incomparables entre s�, y con todas las dem�s.
Cuando Luis estaba en pleno movimiento, introdujo en mi co�o dos dedos de su
mano, y con otro comenz� a tocarme el cl�toris.



H�ctor, que ve�a la situaci�n perfectamente, empez� a darme
peque�os y suaves pellizcos en los pezones de aquellas hermosas tetas, que ahora
adoraba, me sent�a como un cohete que estaba dispuesta a ir a otro mundo.



En aquella postura, con una polla por delante y otra en la
boca, con el co�o lleno de dedos, con el cl�toris pellizcado por mi hermano y
con los pezones bien cogidos por H�ctor, instintivamente tuve la necesidad de
hacer una especie de equilibrio entre aquellos dos machos, de tal forma que si
mi hermano jadeaba, paraba un poco el culo, si H�ctor se distanciaba del
orgasmo, presionaba m�s a�n la polla con mis labios.



Pronto me di cuenta que no s�lo eran los jadeos, notaba la
excitaci�n de los dos machos por su presi�n en los pezones o en mi cl�toris, por
la fuerza de su empuje, entonces me sent� la due�a de la situaci�n, eran como
dos instrumentos que yo excitaba a mi voluntad, y cuando lleg� el aviso de mi
orgasmo, me emple� a fondo para conseguir leche calentita en mi culo y en boca,
que com� con gran satisfacci�n.



Tras ese nuevo ejercicio, ya eran incontables los orgasmos, y
con las pollas casi vac�as, terminamos la ducha y comimos abundantemente, porque
el ejercicio da mucha hambre y este mucha m�s.



Acordamos un rato de siesta tras la comida. La verdad es que
me hac�a falta. Necesitaba m�s que descansar, pensar y deleitarme con la ma�ana
vivida, as� que me desnud� por completo y me tumb� en la cama, con la puerta
abierta de par en par. No me importaba nada. Al quitarme la ropa y verme en el
espejo, ten�a la sensaci�n de estrenar co�o. Todo peladito, y sobre todo
sensible, pero lo m�s excitante era la sensaci�n de estar absolutamente desnuda,
ni un pelo en mi cuerpo que no estuviera en la cabeza, eso me pon�a cachonda a
m�s no poder.



Deb� quedarme dormida, repasando cada uno de los
acontecimientos de la ma�ana, desde el incidente con el portero de casa, hasta
cuando me rompieron el culo. Lo cierto es que cada uno de esos recuerdos me
ven�a con m�s fuerza a mis recuerdos, con la correlativa excitaci�n. Se que me
qued� dormida poco despu�s de darme cuenta de que, lejos de sentirme mal por
hacer estas cosas con mi hermano, el morbo del incesto multiplicaba por mucho mi
sexualidad, que narices, pens�, tengo 17 a�os, y voy a disfrutar a tope, tiempo
habr� para poner freno a estas cosas.



El caso es que cuando me despert� sent�a un cosquilleo en el
co�o, que poco a poco se fue transformando en un toqueteo, inexperto, extra�o.
Entreabr� los ojos con cuidado y para mi sorpresa �estaban entre mis piernas los
ni�os del quinto piso, los hijos del primo de mi padre�.



En la almohada una nota. Era del cabrito de Luis. Como los
ni�os estaban absortos, gir� la cabeza y pude leer: "Nos hemos tenido que ir a
casa de H�ctor porque su madre le ha encargado una cosa, en dos horas, a eso de
las cinco y media, estaremos de vuelta. �Ah� han venido los gemelos Marquitos y
Pablo a verte. Les hemos dicho que estabas dormida y que no hicieran nada de
ruido, que estabas muy cansada y se han metido en tu habitaci�n, tu ver�s lo que
haces con ellos".



�Ser� guarro mi hermano! �Pues no me deja a solas con estos
dos cr�os estando completamente en pelotas! �Qu� hago ahora?



Lo primero que hice, simulando estar dormida, fue darme la
vuelta. No quer�a que me vieran as�, de tal forma que de esa posici�n podr�a
pensar como salir de aquella situaci�n tan complicada.



Al girarme ellos se apartaron y yo les ense�� mi culo a los
hermanos. En esta postura �que era en la que menos desnuda estaba� empec� a
darle vueltas a ver como pod�a salir de esa situaci�n.



La verdad es que era f�cil, s�lo ten�a que despertarme e
intimidarles por estar en mi habitaci�n sin permiso m�o, adem�s les amenazar�a
con dec�rselo a sus padres, con lo que quedar�a solucionada la papeleta de que
ellos se lo contaran a alguien, pese a sus diez a�os, sab�an perfectamente el
riesgo que corr�an all�, y ellos mismos no hac�an otra cosa que repetirlo de vez
en cuando entre sus comentarios.



Iba a levantarme, cuando de pronto not� que me separaban los
cachetes del culo.



"Mira", dec�a Marcos a su hermano gemelo, el agujero del culo
y m�s abajo est� el agujero de la rajita. "y est� mojado", lo dec�a mientras me
tocaba la entrada de la vagina con un dedo. �Se habr� hecho pis?



No pude evitarlo, la curiosidad que demostraban y el
atrevimiento que ten�an frente a aquello, me hizo perder la raz�n, todav�a
faltaba una hora para que volvieran mi hermano y su amigo y yo estaba dispuesta
a experimentar hasta donde llegaban aquellos cr�os.



Si m�s me di la vuelta, ellos salieron corriendo de la
habitaci�n pensando que me hab�a despertado, pero al momento regresaron. Se
fijaron en mis tetas, las amasaban como si fuera pan, con un dedo hund�an el
pez�n, que volv�a a salir duro por la excitaci�n. Me juntaban las tetas, me las
separaban, tiraban de los pezones, lo curioso es que todo aquello para ellos no
era algo puramente sexual, sino que junto con esa carga de sexo, era como si les
hubiera tocado la loter�a: ten�an a su merced una mujer completamente desnuda y
dormida, para hacer lo que quisieran.



De momento experimentaban una fase de conocimiento, de saciar
su curiosidad y a mi me pon�a cachonda a m�s no poder. Les llam� la atenci�n que
no tuviera pelos en el co�o, porque su madre si los ten�a, y ellos tambi�n los
ten�an por lo que dec�an que no pod�a ser por que yo fuera m�s peque�a que su
madre.



Cada uno por un lado, tocaron mis ingles, se acercaron a mi
conejo, y cogiendo los labios mayores, estiraron cada uno para un lado, con
prudencia, despu�s, descubrieron la vulva, as� que nuevamente cogieron mis
labios menores y los separaron.



Inmediatamente, Pablo pas� uno de sus dedos, desde la entrada
de la vagina, hasta el cl�toris, yo iba perdiendo la poca sensatez que me
quedaba y ellos iban aumentando su inter�s.



"Mira �dec�a Pablo� esto resbala, parece un tobog�n.



"�Qu� es ese bulto de ah� arriba?", pregunt� Marcos mientras
tocaba mi cl�toris.



En aquel instante trataron de sacarlo, como si fuera un
peque�o pene al que hab�a que descapullar. Con aquella maniobra, me hicieron
da�o, con lo que yo gru�� y me mov� como si fuera a despertarme, por lo que
dejaron de hacerlo inmediatamente. Pero su curiosidad no les abandon�, por lo
que empezaron a tocarlo con mucho m�s cuidado, y en un momento determinado,
Pablo, volvi� a su "tobog�n". El dedo de Pablo por mi raja y el de Marquitos por
mi cl�toris, me llevaron directamente al orgasmo, que disimul� d�ndome la vuelta
y pegando mi desnudo co�o contra la cama. Fue incre�ble.



Estando con el culo en pompa, Pablo empez� a sentir una
efervescencia sexual, hab�a olido mis jugos que hab�an quedado en sus dedos, y
se los dio a oler a su hermano, los dos comentaron que la cola les hab�a crecido
y se la ense�aron el uno al otro, solo ten�an que bajarse los ba�adores.



Yo que estaba centrada en evitar las contracciones de mi
cuerpo por el orgasmo, s�lo pod�a evitarlas adquiriendo una postura fetal, con
lo que mi culo quedaba en pompa, momento en el que Marcos empez� a olisquear mi
culo y como esa es una zona que a ellos no les parec�a muy higi�nica, pese a
tenerlo completamente reluciente y sin pelos, empez� a hurgarlo con un bol�grafo
que cogi� de la mesa. Era cuesti�n de tiempo que me metiera el bol�grafo por el
culo.



Nuevamente se reactiv� mi orgasmo, pero m�s controlado, as�
que para escapar de la penetraci�n con el bol�grafo, me di nuevamente la vuelta,
y fue al entornar los ojos cuando los v�a completamente desnudos a los dos. Se
hab�an quitado el ba�ador y asomaban sus colitas, inflamadas, con todo un
aspecto infantil.



Marcos interrog� a Pablo: "�Ser� por ese agujero por donde se
mete la cola?".



No contest� Pablo, eso es el culo, por ah� no se mete, se
mete�



�Por aqu�!, dijo Marcos, encontrando la entrada de mi vagina.
Se�al� con tanto empuje que meti� medio dedo dentro, yo no pod�a m�s, iba
disparada a otro orgasmo.



En ese momento, se les hab�a cambiado toda su curiosidad por
sexualidad, ahora se hab�an excitado ellos tanto como yo.



Fue Marcos el que se subi� en la cama, se puso entre mis
piernas, acerco su colita a mi co�o, y nada m�s tocarla, con la humedad de mi
raja, se corri�. No era semen, lo notaba como un l�quido calentito, pero no con
el espesor del semen, eran apenas unas gotitas, que cuando se bajo de la cama,
las notaba resbalar por mi vulva como si fueran apenas unas l�grimas, haci�ndome
unas cosquillas que reforzaban a�n m�s mi ya casi eterno orgasmo.



"�Qu� tal?", pregunt� Pablo casi con ansiedad.


"Se est� muy a gustito ah� dentro". Ese dentro no era dentro
de la vagina, pues no hab�a conseguido penetrarme, �l se refer�a dentro de la
raja.



Sin m�s, Pablo se subi� a la cama. El se fij� m�s y logr�
meter la cabecita de su colita en mi vagina, yo en aquel momento me di cuenta de
lo adaptable que era el co�o, pues no siendo grande ni mucho menos el miembro de
Pablo, mi vagina lo ten�a completamente cogido.



No pude evitar el golpe de cadera, y su �rgano se meti� un
poco m�s, all� mismo se corri�, con las mismas gotitas que su hermano. Me
produjo un morbo pensar que me hab�a follado un ni�o de diez a�os que era la
primera vez que �l lo hac�a, aunque no fuera consciente del todo, que empec� a
correrme, sin poderlo evitar, pero cuando el sac� su medio miembro de donde lo
ten�a metido, se hizo pis sobre mis labios menores, sin poderlo evitar, aquel
calor era la guinda que faltaba y adem�s fue algo completamente inesperado.



En ese momento ten�a que aguantar mi orgasmo, esperar a que
terminara de mearse en mi co�o, para despu�s saltar como una gata contra ellos,
haciendo que me despertaba.



Afortunadamente pude combinar mi inmensa corrida con la
bronca que les ech�. Ambos desnudos, corr�an por la habitaci�n buscando sus
ba�adores, y me enroll� en una s�bana y les amenac� dici�ndoles que iba a bajar
a casa de sus padres a contar lo que hab�a pasado.



Ellos me suplicaron que no lo hiciera, que el castigo ser�a
muy grande y que me juraron que nunca volver�an decir nada y no volver�an a
hacerlo. La verdad es que nunca hablaron de este tema con nadie.



Mientras les acompa�� a la puerta de la calle, ya m�s
tranquilos, me promet� que cuando fueran m�s mayores, para sus diecis�is a�os
les preparar�a una fiesta especial. Que mejor regalo, me dije, que en su
cumplea�os dos chicos de diecis�is se follen a una chica de veintitr�s.



De la puerta de la calle, a la ducha, y de all� a mi cuarto,
me vest� con una camisa de algod�n muy ajustada y una minifalda y con unas
braguitas de color negro, del mismo color que la minifalda.



Los dos estaban a punto de llegar y yo esperaba ver cu�les
eran sus nuevas intenciones, pues estaba dispuesta a dejarme hacer cualquier
cosa.



Puntualmente son� el timbre de abajo y yo no pude resistir
recordar el episodio de por la ma�ana, en ese momento desee tener al portero a
tiro para que me viera desnuda pero se jodiera sin poderme tocar. "Ya me ocupar�
de este tipejo, pens� para m�".



�Diga?



Soy Luis, abre.



No me pidi� nada, as� que espere en el rellano de la
escalera.



Al momento lleg� Luis, pero s�lo. "�Y�? �H�ctor?", pregunt�,
pensando en que tendr�an preparada una nueva jugarreta.



"No viene, su madre le ha castigado, por no querer sacar al
perro."



"Cosas de adolescentes" dije yo con aire de superioridad.



�Y c�mo ha sido?



Pues que seg�n �l le tocaba a su hermana, pero esta se ha
negado a bajarlo y su madre se ha enfadado con �l y le ha prohibido salir hasta
ma�ana. Por cierto, dijo mi hermano, dice que esta tarde no cuente.



Ni lo sue�es, le dije, esta tarde cuenta, un trato es un
trato.



Ya sabes que tiene muy mala leche, me dijo mi hermano.



Pues si H�ctor tiene muy mala leche que se aguante, el
acuerdo sigue en pie, ll�malo y d�selo.



Luis cogi� el tel�fono y se lo dijo. Luego colg�.



"�Que te ha contado?", le dije yo.



Que muy bien, que te prepares para ma�ana, que te va a dar un
curso intensivo, a ti y a su hermana.



"�A Bel�n?" �que era el nombre de su hermana, un a�o m�s
peque�a que yo �.



"Si, si", bueno, a lo nuestro.



"As� que te apetece dar un paseo", dijo mi hermano.



"�A mi?", respond� yo,



"Como est�s vestida"



"Ser�n cabr�n, y que quer�as despu�s de haberme dejado
dormida con los dos cr�os de abajo"



"Ah s�, por cierto, como ha ido"



"Eso no te incumbe" le respond� vehementemente.



"Hermanita �dijo mi hermano� en estos dos d�as me incumbe
todo"



Decid� contarle la historia poni�ndole cachondo a m�s no
poder de tal forma que al final de la historia mi hermano hab�a cambiado su
conducta dialogante, por la del salido de turno.



"Bien, a mi hermana le gustan las emociones fuertes". Vamos a
la calle, que hoy hay f�tbol.



No entend� bien la relaci�n entre una cosa y la otra, o sea,
salir a la calle e ir al f�tbol, pero me adelant� a seguirle.



"Un momento", dijo, que llevas ah�, me dijo metiendo la mano
por debajo de mi corta falda. "Esto est� prohibido". Lo dec�a tirando de las
bragas. "Fuera", me fui a mi habitaci�n y me las quit�, cuando sal� del cuarto,
�l estaba escribiendo una nota a pap� "Nos vamos al f�tbol, llegaremos tarde, no
te preocupes, vamos en grupo".



Salimos a la calle, faltar�a una hora y media para el f�tbol,
�l me llevaba del brazo y cogimos el metro. Yo iba toda satisfecha, era la
primera vez que sal�a a la calle sin bragas y con la falda de tablas, de esas
que se abrochan a un costado, como las escocesas, entraba un fresquito especial
por mi entrepierna, eso hac�a que al ponerme cachonda, los pezones se
endurecieran y se marcaran completamente en la camiseta de algod�n blanca.



Subimos al vag�n, que estaba medio lleno. Notaba las miradas
clavadas en mi, m�s all� de mi belleza o de mi atractivo, estaba segura que las
pasiones levantadas eran por que se me notaba completamente cachonda, salida por
completo.



Al llegar a una estaci�n que enlazaba con una l�nea de metro
que ven�a del barrio de uno de los equipos que jugaba, el panorama cambi� por
completo. Un ruido ensordecedor, gente de mil formas y colores, banderas,
trompetas de pl�stico, gritos y empujones. "�Todos al f�tbol!" era la frase m�s
coreada del vag�n.



La l�nea de metro terminaba donde el estadio, la hab�an
prolongado hac�a poco tiempo, as� que hasta el final, hab�a que aguantar aquella
marea de gente.



Pero no era casual lo de ir al f�tbol. Entre aquellos
apretones, mi hermano me dijo: "Suerte hermanita" y dicho y hecho, me desabroch�
la minifalda y dando un fuerte tir�n me la quit�, aquel movimiento me alej� como
metro y medio de mi hermano, y aquella marea me apart� a un m�s de �l.



�Cabr�n!, grit� con todas mis fuerzas. Aquello gener� un
silencio en el vag�n, m�s bien, entre la gente que me rodeaba. Entonces se
fijaron, no ten�a nada de cintura para abajo, salvo las playeras y los
calcetines.



Se dieron cuenta que me hab�an quitado la falda y no ten�a
nada debajo. El griter�o se hizo ensordecedor, me llevaron a empujones hacia un
rinc�n del vag�n opuesto a donde se entraba, y en el camino, desapareci� la
camisa.



Estaba muy asustada, pero sentirme manoseada por un mont�n de
t�os desconocidos hacia que subiera mi excitaci�n. El punto m�s fuerte y
definitivo fue cuando una vez en el rinc�n, una chica guapa, muy atractiva se
lanz� a mis tetas y me las comi� sin piedad y sin pudor. Ser� que por ser chica
aquello me parec�a de menor agresividad, el caso es que esta muchacha dijo:



�Levantarla!



Inmediatamente me cogieron de las rodillas y los tobillos y
pegaron cada una de mis piernas a las paredes del vag�n, y como estaba en un
rinc�n, me encontraba sujeta, como sentada en el aire y con las piernas en
�ngulo recto.



Ella pas� un dedo por mi co�o, yo me hab�a excitado y
levantando el dedo grit�:



�Esta mojada! �Esta puta est� cachonda!



Ese grito lleg� a la zona m�s pr�xima del vag�n, pues el
ruido era ensordecedor, a partir de ah�, uno por uno me fueron follando, y yo
cada vez quer�a m�s, en lugar de enfrentarme a una situaci�n que ten�a perdida,
decid� disfrutar de ella. Y como lo hice.



Cuando faltaban como dos estaciones y despu�s de haber sido
follada por una buena cantidad de t�os que no sab�a quienes eran porque siempre
ten�a una polla dentro pero un mont�n de caras delante, despu�s de chuparme los
pezones, met�rmela por el culo, me dejaron caer al suelo y se fueron masturbando
sobre m�. Si en aquel momento no me volv� loca, no lo har� nunca.



Recuerdo que el tren se par� y se vaci� de gente, frente a
mi, mi hermano con la falda y la camiseta que hab�a recuperado, yo, sentada en
el suelo, en el rinc�n, literalmente en un charco de semen, con el pelo empapado
de semejante jugo varonil, desencajada por el placer y agotada.



"�Qu� m�s quieres de m�?", le pregunt� a mi hermano, quiz�s
para quitarme la culpabilidad por aquel momento de placer tan retorcido que
hab�a tenido. "Me hs convertido en una puta", le dije.



�l parec�a no hacerme caso, me tendi� su mano, me levant�,
sec� mi culo de semen con su pa�uelo y de dijo "v�stete".



Entramos al campo, fuimos a la grada, yo me fui al ba�o a
quitarme todo aquel semen seco del pelo que se hab�a quedado duro.



Era la primera vez que me sent�a mal. Cre� que me hab�a
convertido en una especie de ninf�mana, en ese d�a lo hab�a probado casi todo y
todo lo que hab�a probado me hab�a gustado. Pero la verdad es que hab�a llegado
a mi l�mite.



Para mi sorpresa, mi hermano no hizo otra cosa que ver el
partido, sin tocarme ni nada, la verdad es que debi� pensar que se hab�a pasado.



Al terminar el f�tbol, cogimos el metro de vuelta. Esta vez
hab�a menos gente. Ya hab�a pasado un tiempo suficiente para que recuperara
fuerzas, y rememorar las escenas del viaje de ida me iban poniendo a tono. Mi
hermano segu�a a mi lado, sin decir palabra.



"A�n es pronto", me dijo Luis, "vamos a bajarnos dos paradas
antes y paseamos un poco". As� lo hicimos. El paseo era agradable, la noche era
cerrada, si no fuera, naturalmente por las luces de la calle.



Atravesamos el parque, grande mucho m�s oscuro, donde hab�a
parejas disfrutando de su sexo, entonces mi hermano me dijo "espera". Yo me
qued� quieta en medio del c�sped, el me volvi� a soltar la falda y a quitar la
camiseta, me tumb� a su lado, me acarici�, yo me reconciliaba conmigo misma y
con �l.



De forma suave, muy suave, me acarici�, chup� mis pezones,
paso la lengua por el borde de mis aureolas beso mi co�o, pasaba la lengua muy
suavemente por mis ingles, era una excitaci�n pero mucho m�s acompasada, mucho
menos brutal que las de antes.



Yo disfrutaba con aquellas caricias y simplemente, deje que
me follara, lleg

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