Relato: El Reformatorio (8)





Relato: El Reformatorio (8)

EL REFORMATORIO (8)



Durante el tiempo que el oficial Fern�ndez se hab�a retirado
a atender la llamada telef�nica de ese tal Don Mariano, y con el marco de fondo
producido por los gritos y risas de los presentes en el gimnasio, mi mente se
estaba preparando para recibir en cualquier momento alguna nueva sorpresa,
porque algo especial estaba seguro que iba a suceder, ya que el oficial
suspend�a el espect�culo para atender el tel�fono. � Qui�n ser� este tal Don
Mariano...?; qu� negocios tendr� con Fern�ndez ...?



Mientras mi mente divagaba en esos pensamientos, pod�a ver a
Mart�n que se encontraba como en el limbo, apoyado su cuerpo desnudo contra el
potro, con una mano se acariciaba el ano y con la otra los genitales; supongo
que deber�a ser por el dolor o escozor que sentir�a por la brutal penetraci�n
del Negro y los golpes recibidos en sus test�culos.



Su cuerpo reluc�a en el centro de la tarima, su rostro
parec�a una m�scara, ya que el maquillaje que le hab�an puesto en forma
exagerada, se hab�a corrido a consecuencia de los movimientos y la transpiraci�n
provocados por la violaci�n.



En eso vuelve el oficial Fern�ndez y tomando el altoparlante,
anuncia que la funci�n continuar�; los gritos y risas son tan fuertes que
retumban en el gimnasio, dando la sensaci�n de que hubiera el doble o el triple
de gente. Si bien hab�an transcurrido unos pocos minutos desde su ida, en parte
hab�a servido a los presentes para bajar un poco su excitaci�n; varios bultos de
los internados que ocupaban la primera fila, ya hab�an disminuido su tama�o, se
ve�a simplemente desde lejos.



Cuando se sienta, le pregunto � qui�n es ese tal Don Mariano
que lo hizo salir como disparado por un ca��n ...?-; - se�or, es uno de los
benefactores de este instituto, muchas de las comodidades que usted ha visto en
la recorrida realizada al establecimiento han sido proporcionadas por �l, adem�s
es muy generoso con todos los guardias, incluy�ndome a mi ...-



Y porqu� tanta generosidad ...?; Fern�ndez, para desviar la
conversaci�n, o conminado por los gritos de los presentes que quer�an continuar
con el espect�culo, me dice - si no le molesta continuamos con la funci�n y
luego le cuento todo sobre Don Mariano, le parece ...?.-



- Est� bien le respond�,- pero en realidad me hubiera gustado
conocer con lujo de detalles y en forma inmediata quien era ese Don Mariano y
porqu� era tan generoso con el instituto.



Bueno muchachos ...., continuamos con las apuestas .... vamos
a salir con una base de 1000.., quien da 1000?...-



- Ac� se�or!!! ..., grita uno de los internados del fondo-;
se escucha una oferta por 1100?...;- ac� se�or!!!...-, levanta la mano otro,
mientras salta de satisfacci�n, seguro que esa apuesta es la �ltima y nadie
podr� superarla.



Se escucha otra por 1200...? -Nosotros oficial ..., nos
asociamos y llegamos entre los cuatro a juntar eso ....-



El oficial Fern�ndez al escuchar la cifra, que no pensaba que
se llegara, con una sonrisa en sus labios, grito � alguien oferta 1300?...- Lo
�nico que se escucharon fueron murmullos y palabras ininteligibles. � A la una,
a las dos y .... a las tres ...; Martina es del Cara Cortada, del Cotorra, Luis
Miguel y Serpiente, anuncia Fern�ndez.-



Los cuatro nombrados saltaban de alegr�a, iban a poder
disfrutar de ese cuerpo casi virgen de la nueva puta de la instituci�n; pero su
alegr�a dur� muy poco cuando se dieron cuenta que ten�an solo diez minutos para
gozar; entonces Luis Miguel le pregunta al oficial Fern�ndez -ya que somos
cuatro, podemos tomar un poco m�s de tiempo...?.-



- Las reglas son las reglas, as� que entre ustedes se
combinan como usan sus diez minutos ...., est�n atentos a los timbres de
comienzo y final, no se tolerar� ni un segundo m�s ...- de inmediato, Fern�ndez
hace sonar el timbre de largada.



- Por favor se�or..., autor�cenos un poquito m�s...,-
reiteran casi al un�sono los cuatro agraciados. � Tenga en cuenta que con el
corte que usted hizo nos desmotivamos ....-



- Empiecen de una vez, que ya est� corriendo el tiempo,
perdieron medio minuto, pierden el tiempo en discutir reglas que no se
discuten,- resalt� Fern�ndez.



Frente a la negativa de Fern�ndez y al tiempo que hab�a
empezado a correr, r�pidamente se desvisten los cuatro y dejando sus ropas
regadas por todo el piso, se tiran sobre el pobre Mart�n que por el estado en
que se encuentra f�sica y ps�quicamente, ya no le quedan fuerzas ni para
resistirse, solo dio unos manotazos tratando de sac�rselos de encima, pero fue
todo en vano, los cuatro se prendieron de su cuerpo como sanguijuelas. Todos al
un�sono empezaron a manosear el cuerpo transpirado de Mart�n, se ve�a en sus
rostros la satisfacci�n de tocar esa piel suave, producto de la depilaci�n y la
transpiraci�n.



Con los primeros contactos con la piel de Mart�n, las cuatro
vergas de los asociados se empiezan a poner duras y calientes como hierros
candentes; si bien eran de buen tama�o, luego de ver la del Negro, ninguna
llamaba la atenci�n.



Al no tener planificado su accionar perdieron tiempo, ya que
todos quer�an hacer de todo, pero se entreveraban entre ellos mismos, incluso
tropezando y haciendo re�r a los presentes porque parec�a que estaban en un
circo actuando como payasos.



El solo pensar lo que hab�an pagado y el papel�n que estaban
haciendo frente a sus compa�eros, los pon�a m�s nerviosos y peor era el
resultado.



Uno lo abraz� por delante top�ndose su miembro con los
genitales de Mart�n, el cual con el golpe se contrajo hacia atr�s, mientras otro
lo abrazaba por detr�s apoyando su dura verga sobre sus doloridas nalgas, lo que
hac�a que Mart�n se contrajera hacia delante. Ambos le daban chupones por donde
pod�an, cara, nuca, espalda ....



Los otros dos, el Cotorra y el Serpiente, trataban de abrirse
espacio y lograban darle alg�n chup�n que otro, alguna manoseada que otra, pero
no mucho m�s.



De esta forma ve�an que el tiempo se les pasaba, y a�n casi
no hab�an hecho nada, mientras los presentes se re�an de ellos, porque vuelvo a
repetir, parec�an realmente payasos.



Vamos a organizarnos!!!..., grit� enojado el Serpiente, -
sino as� no vamos a llegar a nada y se van a pasar los diez minutos; Cara
cortada, acu�state en el piso boca arriba y con la piernas bien juntas; Cotorra
ay�dame con la Martina.- Agarraron a Mart�n entre los dos, contra el enojo de
Luis Miguel que no quer�a soltarlo, y lo colocaron arrodillado, quedando sus
piernas, una de cada lado del cuerpo del Cara Cortada y de forma tal que su culo
quedara a la altura de la verga de �ste, la cual al sentir el roce, peg� como un
salto y se agrand� a�n m�s, se puso m�s oscura y la venas resaltaron, baj�ndose
su piel y dejando totalmente al descubierto su glande, la cual ya estaba pronta
para iniciar su faena. Tom� a Mart�n de las caderas para penetrarlo, pero el
Serpiente puso fin al intento; - qu�date quieto!!!...- grit�, -espera que nos
organicemos todos....-



- Dale puta, ponte hacia delante ..., apoya tus manos sobre
el piso y levanta la cabeza ..., Luis Miguel y Cotorra, al frente, sost�nganle
los brazos y la cabeza en esta posici�n...,- sigui� dando �rdenes el Serpiente.
Ambos no perdieron un instante y cumplieron con la orden que les estaba dando el
organizador.



� Dale Cara, ahora s�, ens�rtalo de una vez, no vez que el
culo de la Martina te est� pidiendo a gritos que lo hagas, miren muchachos,
miren ..., no se lo pierdan, miren como se mueve el agujero de esta puta .....-



Como Mart�n se mov�a, porque cualquier roce le causaba dolor
y adem�s quer�a zafarse de la situaci�n en la que se encontraba, Cara Cortada no
pod�a embocar su verga en el culo, entonces el Serpiente, entre medio de gritos
y risas de los presentes, agarra con una mano la verga del Cara y con la otra,
como puede, le abre las nalgas a Mart�n y lo ensarta, empuj�ndolo primero hacia
abajo de forma tal que de un solo golpe la verga del Cara le entra toda en el
culo hasta los huevos y estando en esa posici�n lo empuja nuevamente, ahora
hacia delante sobre el pecho del Cara, para que los otros compinches puedan
hacer su trabajo.



- Luis Miguel y Cotorra, empiecen a bombearle la boca
turn�ndose, agarra esos pelos Cotorra y no dejes que las pijas se escapen de la
boca, introd�cela hasta el fondo ...- grit� el Serpiente.



En el momento que la verga del Cara se introduce en el culo
con toda la fuerza del empuje del Serpiente, Mart�n deja escapar un quejido de
dolor que estremece el ambiente; - ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh............,- si bien
el Negro, con el tama�o de su verga le hab�a dilatado el esf�nter y estaba a�n
chorreando parte del semen que le hab�a dejado dentro, lo que facilitaba la
penetraci�n, con el tiempo que hab�a pasado entre una y otra, el esf�nter se
hab�a vuelto a contraer; no hay que olvidarse que Mart�n era virgen antes de
llegar al instituto.



Cuando Mart�n se queja, el Cotorra aprovecha para incrustarle
su verga en la boca hasta el fondo. - as�, ...., as�.... bien, dale Cotorra
...,- alent� el Serpiente.



Mart�n hace una arcada y aunque quiere quejarse del dolor que
le provoca la verga del Cara enterrada en su culo hasta el fondo, ese pedazo de
carne dura que le atraviesa la garganta no se lo permite; ahora solo se escucha
un murmullo apagado, como una g�rgara. La �nica posibilidad que tiene de
apaciguar en parte el dolor es aparentemente movi�ndose, tratando de ajustar de
alguna forma las vergas que lo penetran por ambos lados; pero sus movimientos
eran insuficientes, en muchos casos no hac�a m�s que provocarle mayor dolor.
Todo su cuerpo estaba ba�ado en transpiraci�n a consecuencia de los movimientos,
del calor humano de los hombres que ten�a debajo y encima suyo y de los
reflectores que alumbraban la tarima para que nadie pudiera perderse detalle del
espect�culo.



Sus movimientos no permit�an el com�n mete y saca del culo y
de la boca con un buen ritmo, entonces Luis Miguel que est� apurado para ocupar
su lugar primero en la boca y luego en el culo de Mart�n, lo agarra de los
brazos estir�ndolo hacia delante y casi inmoviliz�ndolo, mientras el Serpiente
lo agarra de las nalgas y ayuda a la penetraci�n del Cara, colaborando en la
bajada y subida de Mart�n. Cada movimiento parece un suplicio, la cara de Mart�n
se va transformando o mejor dicho desfigurando en una especie de m�scara blanca
transparente; ya ni la pintura que le hab�an puesto alcanza para tacar lo
demacrado que esta; sus p�rpados caen a cada instante y cuando la verga del Cara
pega seguramente en su pr�stata, los abre de tal forma que parece que se iban a
salir de sus �rbitas. Hubiera querido gritar, llorar, pero la verga del Cotorra
no lo dejaba, solo en alg�n momento que esta se escapa de la boca, se oye un
suspiro o un llanto apagado; las fuerzas de Mart�n se van consumiendo con cada
envestida. Ninguno de los presentes, por la excitaci�n que hab�a en el ambiente
se hab�a percatado que Mart�n no estaba bien.



- Se�ores, quedan solamente tres minutos, as� que ...,
anunci� por el altoparlante Fern�ndez....-



El Cara Cortada y el Cotorra, aunque estaban sumamente
excitados, debido a la posici�n que hab�an adoptado y a los movimientos
continuos de Mart�n por zafarse, se hab�an desconcentrado, y se dieron cuenta
que iban a tener que dejar sus lugares sin haber acabado, ya que hab�a
transcurrido m�s de la mitad del tiempo y sus compa�eros los estaban apurando
para ocupar sus turnos. Pero �stos, a�n cuando luego tuvieran que pelear con sus
amigos y socios, no estaban dispuestos a abandonar su faena; era mucho lo que
hab�an pagado para llegar solamente hasta donde hab�an llegado.



El Serpiente que estaba organizando todo, dio la orden de
relevo, pero ninguno de los dos que estaba actuando se dio por aludido y
siguieron en el mete y saca, uno por la boca y el otro por el culo.



- Muchachos orden� que abandonen sus lugares!!!....- grit�
nuevamente el Serpiente, pero �stos siguieron como si nadie hubiera dicho nada;
olvidaron totalmente el acuerdo, ahora era el momento de disfrutar y seguir�an
hasta lograrlo.



El Serpiente que era el m�s inteligente de los cuatro, razon�
que no ten�a sentido ponerse a discutir ni pelearse en este momento con sus
compa�eros de asociaci�n, porque el tiempo pasar�a y ninguno disfrutar�a del
cuerpo de Mart�n; entonces se le ocurri� una idea, que no sab�a si podr�a
llevarla a la pr�ctica, pero era cuesti�n de probar.



- Luis Miguel h�ncate en el piso al lado del Cotorra...,
Cotorra dale lugar, d�jalo que tambi�n meta su verga en la boca de Mart�n y
disfr�tenlo entre ambos,- grita en forma totalmente autoritaria el Serpiente.-



- El Cotorra no sab�a si hacer caso o no, ya que seguro que
no iba a ser lo mismo, tener toda la boca de Mart�n para el solo, que tener que
compartirla con Luis Miguel, pero no se anim� a desobedecer al Serpiente porque
sab�a que luego iba a pagar las consecuencias. Se detuvo, sac� su verga de la
boca de Mart�n, estaba casi por reventar pero a�n le faltaba un poco para
acabar. Mart�n aprovech� ese instante para tomar aire por la boca y dejar salir
un grito � ahhhhhhhhhhhhhhhhh, por favor ........, d�jenme ........, no aguanto
m�s ............, ya no puedo ni respirar .........- Se notaba que lo que dec�a
era cierto ya que su respiraci�n era agitada, como que se estaba sofocando.



Ambos socios acomodaron sus cuerpos de forma tal que pudieran
meter sus vergas en la boca de Mart�n, pero sab�an que no era solo ponerlas,
sino que deb�an jugar ambos una �nica partida, moverse al mismo tiempo y en
forma sincronizada porque de lo contrario no lograr�an lo que buscaban. Al
principio les cost� un poco ponerse de acuerdo, pero al final lo lograron y
ambas vergas entraban y sal�an de la boca de Mart�n al un�sono como si fuera una
sola y por sus caras se notaba que la sensaci�n que les produc�a el refriegue de
una verga con otra aumentaba su placer. Aparentemente no hab�a sido tan mala la
idea del Serpiente como pensaban en un primer momento, lo que pasa que nunca
hab�an probado hacerlo de esa forma.



Mart�n, cada vez iba quedando m�s p�lido, su rostro iba
tomando un tinte casi azulado y su cuerpo ten�a como espasmos cada vez m�s
seguidos, pero todos estaban tan interesados en el mete y saca y en el
espect�culo que ninguno prest� atenci�n al estado de Mart�n. Era de seguro que
su estado era consecuencia de la falta de aire, ya que esas dos vergas ocupaban
toda su boca y su nariz por la posici�n en que se encontraba estaba apretada por
ambos cuerpos.



El Serpiente al ver a sus dos compinches disfrutando al
un�sono de aquella boca se le ocurre que el puede hacer lo mismo y gozar junto
con el Cara Cortada del trasero de Mart�n; se arrodill� detr�s de �ste y comenz�
a pasar la verga por su culo, mientras le ordenaba al Cara quedarse un momento
quieto para facilitarle que su glande, que denotaba un color p�rpura, por la
inflamaci�n producto de la excitaci�n y el deseo, pudieran compartir el culo de
Mart�n.



El dolor debe haber sido insoportable para Mart�n, cuando el
Serpiente de un empell�n introdujo toda su verga en ese estrecho espacio
comparti�ndolo con la verga del Cara, que aunque, como hab�amos dicho no eran
demasiado grandes como la del Negro, ten�an sus buenas dimensiones. El hecho de
que el semen del Negro a�n chorreaba por el culo de Mart�n y se deslizaba por
las piernas hab�a facilitado la doble penetraci�n.



En el momento que la introducci�n se produjo en toda su
extensi�n, y ambas vergas se perdieron en el culo de Mart�n, sus ojos quedaron
totalmente en blanco y su cuerpo se desplom�; ya no se mov�a ni un �pice,
parec�a que hab�a dejado de respirar.



- Torres, Torres, haga algo, no queremos coger a un muerto
...,- grit� el Serpiente, mientras sacaba su verga del culo de Mart�n, al igual
que lo hac�an los otros de la boca.



- Cuando vi el estado de Mart�n y sent� los gritos del
Serpiente, totalmente nervioso y angustiado, pregunt� a Fern�ndez, -qu� est�
pasando, mataron al chico ..., por favor Fern�ndez vaya a ver..., si lo mataron
yo ser� el responsable ...., ap�rese hombre ...-



� No s�, no s�, se�or, esto nunca pas� algo parecido...-



Mientras se daba esta peque�a conversaci�n entre nosotros, y
en el sal�n reinaba un silencio sepulcral, y Fern�ndez ya se hab�a levantado
para ir a ver que suced�a, el guardia Torres, que estaba muy atento observando
todo el espect�culo, ya se hab�a acercado a ese mont�n de carnes entreveradas
que hab�a en el piso.



Muy tranquilamente dijo � veremos muchachos si esta puta est�
muerta o simplemente desmayada ...;- y tocando con la punta de su cachiporra los
huevos de Mart�n aplic� una descarga el�ctrica, que hizo que Mart�n pegara un
grito y su cuerpo se contorsionara totalmente y empezara a respirar en forma
agitada.



- Ven muchachos ..., la puta est� nuevamente pronta y deseosa
de seguir ..., Fern�ndez les damos unos minutos m�s a los muchachos por el
incidente ..., grit� Torres, mirando hacia donde nos encontr�bamos.



Fern�ndez, emiti� como un suspiro de alivio al igual que yo y
consinti� con un movimiento de cabeza, que hizo que todos los presentes
incluyendo a los cuatro participantes gritaran y rieran por el hecho de poder
seguir disfrutando de la Martina.



El espect�culo era dantesco, la mayor�a de los cuerpos de los
presentes estaban sudorosos y desnudos, manose�ndose las vergas y los huevos,
por la excitaci�n que les provocaba el espect�culo; muchos de ellos ya hab�an
comenzado a masturbarse, e incluso alguno ya hab�a acabado, haci�ndolo en forma
desapercibida sobre una de sus manos. Yo no pod�a asombrarme de lo que les
pasaba porque yo, al igual que Fern�ndez est�bamos al palo. Mi pantal�n
nuevamente mostraba los signos de mi excitaci�n, un manch�n h�medo se notaba
claramente en mi entrepierna derecha. El pantal�n de Fern�ndez estaba igual y
como el uniforme es bastante justo, su bulto pulsaba por salir de la c�rcel
donde lo ten�a atrapado.



El Serpiente le dijo al Cara, - toma nuevamente tu posici�n
pero mu�vete con cuidado hasta que yo pueda nuevamente introducir mi verga y
espera mi indicaci�n para comenzar, as� cuando bombeamos ninguna de las dos
vergas se sale....-



- Muchachos ustedes tambi�n coordinen los movimientos y sigan
con la doble penetraci�n oral....-



Torres que permanec�a sobre la tarima y segu�a muy de cerca
los movimientos de los cinco cuerpos, totalmente excitado, lo que quedaba
demostrado por su bulto exagerado y tambi�n su pantal�n manchado, empez� a tocar
los cuerpos con la cachiporra.



Mientras los cuatro socios, trataban nuevamente de darle un
ritmo regular a las dobles penetraciones anal y bucal, el populacho empez� a
gritar, - intervenga Torres ...., divi�rtase usted tambi�n un poco, gracias a
usted el espect�culo sigue ....-



Torres ni corto ni perezoso, sigui� acariciando los cuerpos
con su cachiporra, mientras daba vueltas alrededor, observando con detalle cada
movimiento. Se detuvo detr�s del Serpiente a mirar la doble penetraci�n; se puse
en cuclillas a los efectos de ver mejor el mete y saca de las dos vergas juntas
y los huevos de ambos que se golpeaban entre s�. En eso pudo verse como una
sonrisa sarc�stica en su rostro, algo estaba tramando y no se hizo esperar cual
era su intenci�n.



Con su cachiporra que la segu�a pasando por encima de los
cuerpos de los artistas, ahora la hab�a derivado hacia el culo del Serpiente;
este estaba tan compenetrado en seguir el ritmo con el Cara, que ni cuenta
aparentemente se daba que Torres le hab�a introducido un pedacito de la
cachiporra en el culo.



- El p�blico cuando vio lo que Torres estaba haciendo, entre
carcajadas comenz� a gritar casi al un�sono, - tenemos otra puta en el
instituto, Fern�ndez cu�ndo la remata ...?.- Se refer�an en broma, o
probablemente en serio al Serpiente que estaba siendo penetrado por la
cachiporra de Torres.



Debido a las risas y a los gritos, el Serpiente reacciona, se
da vuelta y lo ve a Torres detr�s suyo agachado y en ese momento siente que le
est� introduciendo la cachiporra en el culo.



- Qu� hace se�or, piensa que soy una puta ..., soy bien macho
..., si quiere se lo demuestro cuando disponga ....- Las risas no se hicieron
esperar.



Aparentemente eso ofendi� a Torres, quien en forma despiadada
y con un gesto de rabia en su rostro, apret� el bot�n de la cachiporra y efectu�
una descarga el�ctrica en los huevos del Serpiente. La transpiraci�n de los
cuerpos actu� como conductor y el choque el�ctrico recibido por el Serpiente se
trasmiti� a todo el conglomerado, lo que hizo que los cinco cuerpos reaccionaran
instant�neamente; los que estaban hincados cogi�ndolo a Mart�n por la boca
cayeron de espaldas contra el piso; el Serpiente se levant� y cay� arrodillado
agarr�ndose los huevos, Mart�n se desplom� sobre el Cara Cortada y �ste
aplastado por Mart�n y tratando de sac�rselo de encima se tumbaba hacia el
costado, retorci�ndose.



Torres se re�a a carcajadas, mientras segu�a acercando su
picana y dando peque�os choquecitos el�ctricos. Entre la excitaci�n que ten�an
los cuatro socios y la electricidad en sus test�culos, parec�an cuatro fuentes
haciendo saltar los chorros de semen por todos lados.



El populacho gritaba y re�a, mientras los socios, ya en pie,
corr�an alrededor de la tarima para evitar los toques de Torres. Gran parte del
publico tambi�n hab�a acabado con copiosos chorros, que cayeron sobre sus
compa�eros o al suelo del gimnasio. Los que se vieron salpicados empezaron a los
golpes con sus vecinos, pero inmediatamente la guardia puso orden.



En tanto Mart�n, permanec�a en el suelo arrollado como un
gusano aplastado, con su cabeza entre las piernas y sus brazos sobre su cabeza,
como queriendo desaparecer de la escena.



Por el altoparlante se sinti� la voz de Fern�ndez, -
muchachos que opinan con respecto a la Martina, la consideramos "puta
oficial"?...-



Un coro casi al un�sono, grit�, - siiiiiiiiiiiii...,
Martinaaaaaa, Martinaaaaaaa, Martinaaaaaa...-



Hasta ahora seg�n Fern�ndez ninguna puta hab�a tenido en su
culo y boca, cuatro vergas a la vez, era todo un record.



- Por una unanimidad de presentes, Martina es la puta oficial
n�mero 1 del Reformatorio, - proclam� Fern�ndez, y todos nuevamente la
victorearon, - Martinaaaaaa ...., Martinaaaaaa ..., Martinaaaaaa.... Entre unos
cuantos levantaron a Mart�n del suelo, lo pusieron en alto y dieron varias
vueltas alrededor del gimnasio.



El rostro de Mart�n, hab�a cambiado, ya ten�a nuevamente
color y una sonrisa se esbozaba en sus labios. Yo en ese instante me preguntaba,
- para Mart�n todo habr� sido sufrimiento, o tambi�n habr� disfrutado de lo
sucedido...?-



La sesi�n para mi fue sumamente placentera, aunque en
momentos el nerviosismo y el miedo tuvieron m�s fuerza que el gozo, pero por
suerte, todo lo malo que pareci� suceder, no hab�a sido m�s que otra parte del
entretenimiento.



- Bueno muchachos ..., se acab� la fiesta, todos a sus
habitaciones,- anunci� el oficial Fern�ndez y los guardias se encargaron de
hacer formar las filas.



Mientras sal�an todos del gimnasio aprovech� la ocasi�n para
preguntarle nuevamente a Fern�ndez sobre el tal Don Mariano, a lo que me
contest�, - se�or es bastante largo de contar, ahora estamos todos agotados con
la excitaci�n y lo sucedido, si usted no dispone lo contrario, se lo cuento con
detalles en otro momento ....-



As� que yo al igual que ustedes nos quedaremos esperando en
saber quien es este tal Don Mariano, porqu� es tan generoso con el instituto y
los guardias y qu� recibe a cambio.



En tanto nos �bamos retirando del gimnasio con el oficial
Fern�ndez, iba pensando, c�mo ser� a partir de hoy la vida de Mart�n ..., al ver
lo que pas�, es como que me hubiera compadecido de �l, espero que todo sea m�s
f�cil a partir de ma�ana.


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Relato: El Reformatorio (8)
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