DOMINGO 23 DE MARZO

A las 10 y cuarto Joan sal�a a despedirse de In�s. Hab�an
desayunado juntos. Era incre�ble. Los dos se comportaban como si en el d�a de
hoy no fuera a suceder nada. Despu�s ella sali� a cuidar un poco sus rosales en
la fachada sur. Cuando se acercaba a ella, vi�ndola all�, agachada, se daba
cuenta de lo hermosa que era... de lo buena que estaba: su trasero... sus
piernas... su barriguita asomando entre unos shorts muy bajos y una camiseta muy
corta... sus pezoncitos apuntando al frente... su pelo recogido en una coleta...
sus negros ojos y su boca sensual... y los sobacos sin depilar... la marca de
Alex. �Dios... y la iba a perder sin remedio�

- �ya te vas... tan temprano?

Zorra mentirosa e hip�crita, pens�.

- si vida... ya me voy.

- �me llamar�s cuando llegues?

Si, eso... seguro que te desatar� para que cojas el
tel�fono... puta.

- lo har�, descuida.

In�s se levant� con gracia a besar a su marido, un beso en
los labios exento de pasi�n.

- conduce con cuidado.

Cuando el passat sali�, In�s respir� tranquila. Era una
nerviosa y lo sab�a pero... �Y si a Alex se le hubiera ocurrido aparecer...?
�como habr�a reaccionado Joan... o ambos? Faltaban todav�a 40 minutos pero le
parec�a todo muy justo. Recogi� los b�rtulos y sali� disparada a sudar. Aunque
hab�a estado al sol, tenia que apestar; el vello de sus axilas velludas y su
pubis sobretodo ten�an que estar totalmente chopados. En ese momento son� el
m�vil.

* * * * *

a las once menos cuarto llamaron a la puerta de la habitaci�n
301 del hotel renasa en la avenida de Catalunya. La mujer morena abri�, dej�
pasar al hombre rubio, puso la se�al de "no molesten" y cerr� el candado.

El hombre sin mediar palabra se quit� la camisa mostrando el
torso desnudo. Estaba ansioso por empezar. La estancia era amplia y permit�a
libertad de movimientos. Se sent� en un sill�n.

- �qu� llevas debajo de la bata?

Ella contesta con la cabeza ligeramente gacha. Conoce a Joan
y sus preferencias.

- llevo lo que a ti te gusta Joan.

- �y qu� es?

- un sujetador y unas bragas negras de seda, con liguero y
medias.

Era el modelo preferido de Joan... a�os cincuenta. Ideal para
azotar sin dejar marcas... pero esta vez iba a hacerlo sin �l.

- muy bien. qu�tate la bata.

Lola la abri� dej�ndola caer a la moqueta, quedando en
posici�n de firmes frente a Joan.

Hab�a engordado mas de lo que se imaginaba, pensaba Alex, y
eso que los bragones rectos y recios aprisionaban su vientre y caderas. Los
pechos rebosaban de un sujetador una talla m�s peque�a de lo que tocaba.

- estas gorda, �lo sabes?

Lo estaba... se hab�a abandonado �ltimamente en parte porque
en el local les gustaba as�, un poco entradita en carnes. La blancura de su piel
con sus redondeces provocaban deseos muy perversos en los amos y amas del club.
L�stima que �ltimamente solo se quedaran en eso, solo mirar. Muy poco para ella.
Solo sab�an colgarla... �y para qu�? Para nada. las mas de las veces volv�a a su
casa dolorida pero no por lo que ella desear�a.

- si Joan... lo s�.

- �recuerdas lo que te hacia cuando me contrariaba tu
presencia?

Se excit� � y asust�- al o�rlo. Joan era muy distinto a los
del club. Siempre hab�a sabido darle lo que ella quer�a.

- si Joan... recuerdo algunas cosas.

- pues ahora me contraria un poco el verte tan gorda, �sabes?

- si Joan, lo s�.

- tambi�n sabes que te voy a atar...

Joan era un aficionado al bondage... con la cuerda hacia
suplicar a cualquier sumisa. Ella lo hab�a hecho m�s de una vez.

- si Joan... puedes hacerme lo que quieras, ya sabes.

- desde luego que lo s�. Has tra�do las cosas.

- s�... est�n ah�.

- trae la fusta.

Lola esperaba un comienzo m�s suave. Cogi� el flagelo largo y
duro y se lo dio.

- �cuantos latigazos crees que puedes soportar Lola?

�Cuantos se pod�an soportar? Vaya pregunta... depend�a donde,
como, con qu�. Dos, diez... veinte... doscientos? Una vez le dieron veinticinco
en su espalda. Acab� en carne viva, aun conservaba alguna de las marcas. Otra
vez le dieron diez en cada muslo... en la cara interior y por detr�s. Al quinto
suplicaba que pararan. �cuantos pod�a soportar ahora?

- aguantar� los que tu quieras Joan... los que tu quieras.

- ahora lo veremos. Desata las ligas y b�jate las bragas...
(lo hace) incl�nate sobre la cama. De espaldas. Las piernas en el suelo.

Joan no puede menos que empalmarse al ver la incre�ble mata
de negro vello p�bico destacando sobre ese vientre blanco y abultado.

Cuando Lola esta en esa posici�n, Joan coge las dos almohadas
y las dobla.

- levanta el culo.

Lola se arquea y Joan pone los cojines debajo. Queda con el
vientre muy alto. Parece que est� embarazada, otra de las fantas�as de Joan,
azotar a una pre�ada. Ella ahora ya sabe donde va recibir... ser� en el
abdomen... en su blanda y sensible barriguita. Se estremece. Acaba de llegar y
ya esto... dios m�o...

Joan va a la bolsa y saca un gordo calabac�n. Lo piensa mejor
y lo deja.

- Lola... juguemos a algo. Sabes que no me gusta mezclar sado
con sexo. �A ti te gusta?

- si Joan... si me gusta.

- entonces... estoy dispuesto a ir contra mis principios
si... aguantas no s�... veinte latigazos sin suplicar que pare. Si lo haces te
dar� veinte m�s.

- veinte... �oh no!... son demasiados as� al desnudo. Con el
brag�n tambi�n ser�a una barbaridad pero a pelo... y si se me escapa... �otros
veinte!

- decide.

- lo siento Joan... hazme lo que desees puesto que siempre
que quieras ser� tuya, pero no s� si podr� hacer lo que me pides.

Joan est� disfrutando despu�s de tantos a�os de
abstinencia... �y con Lola! Esta un poco rellena s�, pero tan turbadora como
siempre.

- Sabes que te los voy a dar igual...

- si Joan, lo s�.

- y no te atreves a intentarlo

Lola respira profundamente... lo va a intentar.

- esta bien Joan... lo intentar�.

Joan se ladea para alcanzar mejor el vientre de Lola, elevado
para alcanzar mas carne... para que duela mas.

La fusta sale lanzada con un silbido... y termina con un
ruido sordo al alcanzar la carne, un sonido liquido... una marca roja. Un
segundo azote. Un tercero. Un cuarto. Lola se ha hecho sangre al morder sus
labios de dolor, respira entrecortadamente y tiene todos los m�sculos de su
cuerpo en tensi�n. Al d�cimo latigazo Joan para unos instantes. Lola sabe que
los pr�ximos ser�n m�s duros y doler�n m�s al golpear sobre carne ya lastimada.
Once... doce... trece. Le resulta insoportable... a cada azote gime... se
reprime... se retuerce. .. catorce... quince... diecis�is... diecisiete... esta
vez se oye su gemido pero aguanta...diecinueve... veinte. Oye el jadeo de Joan
recuperando el resuello... ella respira hondo... lo ha conseguido.

Un par de horas m�s tarde vemos a Joan, sentado en el sill�n.
Hace rato que contempla su obra. Le gusta darse esos descansos y d�rselos a su
sumisa. En realidad para ella era un aut�ntico suplicio. Las cuerdas se hund�an
en su cuerpo, precisamente en sus partes m�s sensibles. Cualquier movimiento era
una punzada de dolor. Cuando lo hacia un experto hasta el respirar dol�a, y Joan
en sus buenos tiempos lo era, aunque necesitaba recobrar pr�ctica. Esos nudos en
las ingles o la base de los pechos no estaban colocados en su sitio... no eran
suficientemente eficaces sobre todo los segundos. Lola no pensaba as�, desde
luego. Sentada en una inusual silla de madera, con los tobillos fuertemente
atados a las patas de detr�s con una derivaci�n a las mu�ecas, muy bajas,
arqueando todo el cuerpo, tir�ndole de los hombros hacia el respaldo. Del
cordaje com�n sal�an dos derivaciones, una por cada ingle, que se cruzaban
varias veces en su tronco: vientre y senos, estos �ltimos especialmente atados y
deformados por tres ataduras, con nudos en pezones y bases, clavados en su
blanda carne. Los dos cabos finalmente pasaban bajo las axilas por encima de los
hombros muriendo donde empezaron. Un notable alto en bondage.

Joan se levanta y se dirige a su bolsa. Saca un pa�uelo
negro. Lola se estremece. Sabe lo que va a hacer y no le gusta ni gota. Puede
soportarlo casi todo menos una cosa: que le tapen los ojos. Es algo superior a
ella. cuando se trata de dejarla de esa guisa sin que le hagan otra cosa que
tenerla en exposici�n no le importa. Cuando van a usarla, y posiblemente a
torturarla se suele hacer la valiente y lo rechaza. En realidad le causa
espanto. Si no se hace caso exige parar la sesi�n. Es una de las pocas cosas que
pone como limite. Eso y el uso obligatorio del cond�n. Pero mucho peor lo
primero... y Joan lo sabe. Y la sol�a respetar. Pero ahora no lo va a hacer. Y
Lola lo sabe. Y no puede negarse con �l... y tiembla.

- Joan... eso no.

El hombre no le hace caso. Con toda la parsimonia del mundo
se dirige a ella con el pa�uelo en su mano. Pasa de largo y lo deja sobre la
cama. Se vuelve y empieza a desatarla, lentamente. Cuando el ultimo lazo se
desanuda Lola no puede levantarse. Joan la ayuda. Su cuerpo esta surcado por
todas partes de las se�ales de las cuerdas. La tiende sobre la cama, boca
arriba. Toma sus mu�ecas y vuelve a atorarlas en cruz a los barrotes. Despu�s la
toma de sus tobillos y estira todo lo que puede. Lola gime del dolor que le
producen sus brazos. Joan consigue que sus piernas cuelguen del lecho, at�ndola
a las pata de forma que quedan bien abiertas. Lola tiene todo su cuerpo en
tensi�n. Respira jadeando. Entonces Joan vuelve a tomar el pa�uelo.

- no, Joan... no por favor... te lo suplico. No me tapes los
ojos. No lo soporto, ya lo sabes.

- si lo soportas Lola.

- no Joan... eso no. hazme lo que quieras menos eso.

Joan deja de nuevo el pa�uelo y toma la fusta. Sin
preparaci�n comienza a azotar a Lola en los pechos con gran crueldad. Cuando
para, su cara denota una gran indignaci�n. Ella llora amargamente.

- hoy eres m�a. �entiendes? Hoy eres mi puta... y har�s todo
lo que yo te diga. �est� claro perra? �est� claro?

Lola incapaz de articular palabra asiente con la cabeza. Joan
de nuevo le cruza los dos tetas con sendos fustazos.

- quiero o�rtelo decir... �har�s todo lo que te ordene Lola?

Entre sollozos contesta -si- con voz quebrada. Joan vuelve a
darle con la fusta en el seno izquierdo.

- �m�s fuerte ramera!

Lola ya tenia antes el busto surcado de se�ales. Ahora lo
tiene mucho peor. El castigo ha sido brutal y despiadado. haciendo de tripas
coraz�n contesta por fin alto y claro.

- si Joan.,.. har� todo lo que tu me digas.

- muy bien. eso quer�a o�r.

Y toma de nuevo el pa�uelo y lo anuda tapando los ojos de
Lola enrojecidos por el llanto.

Una vez cegada comienza a temblar. Es incapaz de controlarse.
Joan lo contempla complacido.- se sienta en la cama a su lado, con la fusta en
su mano. Mientras le habla con voz pausada pasea su punta por el cuerpo de Lola:

- �me tienes miedo, verdad? Haces bien en tenerlo. Soy el
�nico que te comprende Lola. el �nico que puede satisfacerte. tu eres especial.
Y debes ser tratada como tal. Y yo se como hacerlo. y lo que voy a hacer ahora
es algo que tenemos pendiente porque no pudimos hacerlo cuando debimos haberlo
hecho. Es algo que implica compromiso y aceptaci�n. Por tu parte y por la m�a.
Por mi parte lo tengo decidido. Por la tuya... si no estas de acuerdo te
desatar� y lo comprender. Pero no me volver�s a ver.

Joan hizo una larga interrupci�n observando a la mujer. Hab�a
dejado de temblar pero no emit�a palabra alguna, expectante ante lo que se le
avecinaba.

- Lola... voy a marcarte... eso significa que vas a
pertenecerme permanentemente. Pase lo que pase con In�s vas a ser mi sumisa. No
voy a volver a dejarte escapar.

Joan puso la fusta sobre los labios de Lola.

- No quiero que hables. Solo mueve la cabeza diciendo si o
no. tomate el tiempo que quieras. No tengo ninguna prisa.

* * * * *