Mientras esperaba a que su hermana se durmiera, Susana estuvo pensando en lo
ocurrido, en c�mo lo iban a ocultar, en c�mo ser�a el futuro juntas. Era una
situaci�n muy dif�cil, las dudas asaltaban su mente, pero ten�a claro que quer�a
estar con ella y que estaba enamorada, y har�a lo posible para salir adelante y
para no sucumbir ante relaciones m�s faciles de llevar como las que cualquier
compa�ero de clase le hab�a propuesto a veces.
No hab�a duda de que M�nica estaba dormida, realmente un orgasmo como el que
hab�a experimentado requer�a descanso.
Susana cogi� la ropa tirada por el suelo y se la llev� al cuarto de ba�o.
All� abri� un par de armarios y sac� algunas cosas; despu�s se desnud� y empez�
a darse espuma por el vello p�bico y a depil�rselo con cuidado. Tard� un buen
rato, as� desnuda sali� y entr� a la habitaci�n de sus padres, de donde cogi� un
vestido de un armario, y pas� por el sal�n de donde descolg� el cuadro que hab�a
mencionado antes M�nica, donde su madre llevaba el vestido que acababa de coger.
Lo llev� todo al cuarto de ba�o, y puso la foto a la vista. Susana y su madre se
parec�an, antes no tanto pero seg�n la adolescencia de Susana llegaba a su
t�rmino se iban asemejando m�s.
Ten�an el pelo rubio algo por encima de los hombros, liso; ten�an las dos un
pecho abundante pero no excesivo, y usaban la misma talla de sujetador;
Julia era un poco m�s alta y algo m�s ancha de caderas, como not� Susana al
ponerse las bragas de seda que hab�a usado para excitar a su hermana. No
obstante, le sentaban bien ya que se compensaba con la mayor turgencia del
trasero de Susana, por motivos de la diferencia de edad. Se levant� y camin�
poco mir�ndose al espejo, se ve�a estupenda. Tom� el sujetador y al pon�rselo
sinti� una s�bita inyecci�n de libido, se acarici� los pechos por encima del
sujetador y en segundos la abrum� una excitaci�n enorme y muy extra�a; hasta
entonces la excitaba el hacer esto para M�nica pero ahora se estaba excitando
con su madre, y m�s que ninguna otra vez.
Tratando de controlarse se maquill� la cara fij�ndose en la foto y despu�s se
recogi� el pelo de manera informal tal y como lo luc�a Julia. S�lo le faltaba el
vestido, que manipul� con cuidado tras sopesar cual deb�a ser su precio. Antes
de pon�rselo se quit� las bragas, anticip�ndose a lo que iba a pasar; en efecto
al pon�rselo y atus�rselo, su vulva casi se hizo agua, rezumando l�quido que se
apresur� a limpiar; no sab�a si era por verse as� de guapa, por ver a su madre
as� de guapa, por haberse casi transformado en ella... nunca hab�a estado tan
cachonda. En ese momento har�a lo que le dijeran. Ponerse las medias, tambi�n de
su madre, y un par de collares de plata y una cadenita en el tobillo del mismo
material no hizo sino aumentar esa sensaci�n.
Iba a coger el perfume cuando vio que no estaba, hab�a otros pero no el que
ella buscaba, se lo habr�a llevado al viaje. Se apresur� hacia la habitaci�n de
sus padres y rebusc�, ya habr�a tiempo de ordenarlo, y all� estaba, en un caj�n.
Solo con olerlo pod�a sentir el intenso bombeo de sangre por sus venas, notaba
su pulso en su vulva y en sus pezones, que literalmente palpitaban marc�ndose
por fuera del vestido, pareciendo que lo iban a perforar. Se perfum�, y al
hacerlo le cost� un gran esfuerzo no levantarse el vestido y desahogarse con sus
dedos. Se puso los zapatos de tac�n que llevaba Julia en la foto, se volvi� a
poner las bragas y se dio los ultimos retoques frente al espejo. Ten�a pensado
esperar m�s, pero en este estado necesitaba alguien que la hiciera mujer.
A medida que volv�a a su habitaci�n se iba poniendo m�s nerviosa. Se sent� en
la cama de su hermana, acarici� su cara y la meci� para despertarla.
- Hola dormilona. �Qu� tal me queda?
M�nica tard� en responder. - �Susana? vaya, est�s preciosa, �por qu� ...-
Susana la interrumpi� con un beso en los labios sin abrir su boca, y sigui�
con su cara y su cuello, mientras la acariciaba con ternura. M�nica ya se estaba
empezando a poner caliente aunque a�n predominaba en ella la confusi�n; ni
siquiera usaba sus manos. Susana retir� la s�bana y tom� las manos de su hermana
poni�ndolas sobre sus pechos, notando que ya hab�a despertado completamente y
los sobaba generosamente. M�nica se incorpor� y hundi� su cara en el busto
tentador de Susana, a la vez inhalando el perfume de mujer madura que le hac�a
estar incre�blemente sexy y lamiendo y besando la parte visible de los pechos.
Tras saciarse todo lo que quiso la bes� con detenimiento, percibiendo la
forma de sus labios con los suyos y con su lengua, jugueteando; decicieron
seguir deleit�ndose as�, se pasaron los brazos por detr�s del cuello y de la
cintura respectivamente y se intercambiaron saliva durante minutos, cada vez m�s
profundamente.
Susana estaba visiblemente satisfecha con la situaci�n, pero su vulva ped�a
que desahogaran la calentura que le produc�a la ropa de su madre. Separ� su boca
de la de M�nica suavemente.
- Eres un encanto, Susana ... digo Julia. - Se dieron otro par de besos
h�medos
y M�nica empez� a desnudarse; cada parte de su piel que quedaba descubierta
era sobada por Susana, que parec�a estar en celo. Engull� sus pezones
alternativamente, sintiendo por debajo que estaba manchando la ropa �ntima de su
madre, pero poco importaba. Se quit� los zapatos y se tendi� encima de la
peque�a, para sentir el tacto de sus formas en toda su extensi�n, poco despu�s
la ayud� a ponerse a cuatro patas y Susana en la misma posici�n, sobre ella,
frotaba su pubis contra su suave trasero y con lujuria la copaba las tetas con
las manos, mientras besaba su nuca y la parte de atr�s de su cuello. Enterr� su
nariz en el pelo rubio de su hermana, inhalando, y notando c�mo �sta empezaba a
sudar.
Llev� una mano a la boca de M�nica, que la chup� y humedeci�, y se la llev� a
su boca saboreando la saliva. M�nica, que estaba encantada con la idea de
Susana, no estaba recibiendo mucha ayuda por su parte por lo que empez� a
masturbarse. Susana estaba ya a punto de caramelo, cada vez que se miraba a s�
misma su excitaci�n aumentaba y necesitaba correrse ya; pidi� a M�nica que se
girara de nuevo, y levant�ndose el vestido, con cuidado porque era algo ce�ido,
se puso a la altura de la cara de M�nica, quien ya sab�a lo que ten�a que hacer.
Lo primero que le llam� la atenci�n fue la mancha en las bragas, que lami� y
sabore� mientras alzaba las manos y empezaba a bajarlas, aprovechando el
movimiento para acariciar con la palma de las manos la sensual l�nea de sus
caderas, y viendo por primera vez el conejo depilado y a la vez totalmente
lubricado que se mostraba ante ella mucho m�s apetecible que antes.
Susana pr�cticamente se sent� sobre la boca de M�nica, que ni mucho menos se
quej�, y lami� con la mayor intensidad que pudo mientras la acariciaba.
Fue sentir la lengua experta de M�nica y correrse inmediatamente, dej�ndola
asombrada por la cantidad de flujo que expulsaba, fue un orgasmo maravilloso, el
mejor que hab�a tenido nunca, durante el que sigui� "cabalgando" a su hermana y
acarici�ndose por encima del vestido hasta que las sensaciones empezaron a
remitir. M�nica trag� lo que pudo, palade�ndolo.
Susana se compuso el vestido ante la mirada plena de deseo de M�nica. Hasta
este momento no se hab�a fijado con detenimiento en el aspecto de su hermana.
Julia era en verdad quien provocaba los pensamientos m�s calientes en M�nica,
y era como tenerla all� pero poder mirarla y hacerle lo que quisiera. Estaba
absorta en sus pensamientos cuando habl� Susana:
- Ven aqu�, hija - la atrajo hacia s� abraz�ndola.
- Me gustas mucho, mam�, tienes en cuerpo estupendo - dijo M�nica.
- Puedes tocarme, haz lo que quieras M�nica, soy tuya
No se hizo esperar; bes� el cuello de Susana, se deshizo en caricias y
magreos por su pecho, cintura y trasero. Pas� sus manos a la espalda de Susana y
desabroch� el cordel que sujetaba el vestido y empez� a quit�rselo, as� como el
sujetador. Con parsimonia se dedic� largamente a lamer los pechos de Susana, no
solo los pezones sino en toda su superficie, amas�ndolos con las dos manos. Se
separ�, y se abri� de piernas tumbada sobre la cama, y le hizo un gesto a su
hermana, que se agach�, y acomod�ndose cogi� uno de sus pechos y empez� a
frotarlo arriba y abajo de la vulva de M�nica, que mostraba una sonrisa en la
que se adivinaba el placer que sent�a en ese momento. Sent�a en su cl�toris el
duro pez�n de Susana; ella mientras tanto se acariciaba sus pezones. Despu�s de
esto lami� el pez�n que hab�a estado en contacto con su co�o, y se dio otro
fest�n de chupeteo con las tetas a las que era adicta.
Pidi� a Susana que le diera un poco de lengua en su sexo, a lo que no puso
pegas. Se esmer� en hacerlo lo mejor posible; ya empezaba a conocer c�mo le
gustaba a M�nica que se lo hicieran y las zonas er�genas donde deb�a acariciarla
entretanto. En efecto, al poco rato ya era suya. Cada cierto tiempo se deten�a
en la ingle de M�nica y en el pliegue de debajo de las rodillas, le faltaban
manos para dar placer a su hermana. �sta no paraba de murmurar cosas
ininteligibles. En la habitaci�n se mezclaba el olor del flujo de ambas con el
del perfume de su madre. Susana lam�a de todas las formas posibles los labios
enrojecidos que ten�a delante. Por momentos intentaba introducir la lengua todo
lo que pod�a y lamer las paredes de la vagina de M�nica.
Dedic� varias lamidas a su ano, intentando tambi�n introducir su lengua hasta
dentro. Momentos m�s tarde volvieron a probar el 69, con el que finalmente
M�nica qued� satisfecha con un l�brico orgasmo.
En la mente de Susana todav�a quedaba sitio para una ducha juntas pero la
cara de su hermana reflejaba que lo que quer�a era descansar. Hab�a sido un d�a
muy intenso, como correspond�a al sentimiento que hab�a entre ellas y que hab�an
confirmado en este d�a. Cubri� a su hermana con la manta y se meti� debajo junto
con ella, pensando en nuevos juegos para los d�as que les quedaban para estar
solas.