En alguna que otra historia aqu� publicada hac�a referencia a
las aventuras lesbo-adolescentes de Alba, mi mujer. Ella no se considera
bisexual aunque tampoco elude admitir que no se arrepiente en absoluto de sus
experiencias. En su momento disfrut� de ellas, y ahora soy yo quien se deleita
escuchando sus recuerdos. Desde entonces no ha vuelto a tener contacto sexual
con personas de su mismo sexo (exceptuando la aventura de la Gomera que
mencionaba al principio) pero desde luego, si se diera la ocasi�n, no se cierra
a revivir aquellas escenas, y yo desde luego le animo a ello y si es posible,
conmigo presente. En realidad tales experiencias s�lo han sido dos y han pasado
desde entonces m�s de 10 a�os. Me dispondr� a contar la primera de ellas, y
quiz�, en otra ocasi�n, os presentar� tambi�n la segunda.
Alba ten�a 16 a�os. Yo la conoc� tiempo despu�s y no deb�a de
ser en aqu�lla �poca muy diferente a cuando yo la vi por primera vez. Su cuerpo
se desarroll� pronto, a los 12, y desde entonces poco ha cambiado su fisonom�a.
Por tanto a la edad en la que ocurri� la historia puedo suponer que sus pechos
alcanzaban una talla considerable, ideal a�adir�a, y sus pezones ser�an ya
gruesos y con forma de peque�o flan. Sus caderas anchas y curvil�neas dando paso
a un culo que, para m�, es una de sus mejores virtudes f�sicas incluso ahora
cuando su tama�o es algo mayor. Y su cara tan fresca como lo es hoy, juvenil,
cono ojos grandes, boca peque�a y normalmente sonriente y mofletes siempre
enrojecidos enmarcados entre un cabello largo, casta�o y fino, cayendo el
flequillo sobre su rostro. Para que no quede en una descripci�n idealista y
subjetiva se�alo tambi�n que sus muslos muchos los considerar�an ya en esa �poca
demasiado gruesos, pero tal particularidad, para m� sigue suponiendo un
incentivo en su cuerpo y para nada ensombrece esa idoneidad de Alba.
En su personalidad, en cambio, s� que deb�an de observarse
matices distintos a lo que es hoy. Quiz� no fuera tan diferente pero al menos s�
m�s cohibida e inmadura. Su educaci�n y su ambiente familiar no es que fuera
intransigente o intolerante, pero tampoco podr�amos calificarlo de liberal.
Digamos que por aquella �poca sus inquietudes adolescentes chocaban con ciertas
barreras conservadoras. Pero entonces, al igual que hoy, la mente de Alba ya
creaba sus propias fantas�as y sus intereses se abr�an hacia la sexualidad y a
las nuevas experiencias. As� comenzaba ya a mostrarlo en su c�rculo �ntimo de
amistad mucho m�s favorable que su ambiente familiar a las nuevas motivaciones
vitales de Alba. A esa edad de hecho ya hab�a disfrutado de sus primeras
experiencias con chicos que inclu�an masturbaciones y sexo oral. Sab�a lo que
era un orgasmo.
Pero aunque su c�rculo de parientes, como hemos dicho, era en
general de tradici�n conservadora, en toda familia hay excepciones y una de
ellas es la otra protagonista de la historia, la prima de Alba, Elena. Es un a�o
menor que la quien hoy es mi mujer y desde peque�as han mantenido una estrecha
relaci�n que contin�a en la actualidad. Elena, por las fotos que he visto y por
lo que me cuenta mi esposa, estaba en aquel entonces menos desarrollada que
Alba, quiz� porque su f�sico es menos voluptuoso que el de mi mujer. En aquella
�poca los pechos de Elena eran pr�cticamente inexistentes y destacaba al igual
que hoy, por un tipo delgado, el cl�sico de una persona nerviosa. Una tez morena
y un cabello del mismo tono completaban una figura muy atractiva
Pero los principales cambios de Elena se iban a dar en su
interior. Seg�n he sabido, desde los 14 a�os aproximadamente ella comenz� a
tener claro que le atra�an las chicas. En un primer momento su car�cter abierto
sufri� un cambio. Ya no se encontraba a gusto relacion�ndose con chicos y estaba
segura del rechazo que provocar�a en las chicas el reconocer su condici�n. Su
gran trauma era elegir con qui�n compartir sus sentimientos y saber con qui�n
podr�a desahogarse y sentirse comprendida Pero la crisis no dur� mucho y
cumplidos los 15 supo asimilar ese duro trance por el que muchos adolescentes
tienen que pasar, el de aceptarse a s� mismos. A ello ayud� el que eligiera a
Alba como confidente.
Elena se qued� encantada con la aceptaci�n que mostr� Alba, y
en �sta, la condici�n sexual de su prima despert� una enorme curiosidad, y
porqu� no decirlo, tambi�n cierto morbo. Sin embargo poco pod�a contar Elena a
Alba ya que su experiencia en relaciones era nula. Pero eso se acab� con el
primer rollete de Elena, una chica de su clase con la que no hab�a pasado de
meterse mano y compartir lenguas. Alba escuchaba enormemente interesada detalle
a detalle el transcurso de ese primer contacto juvenil y l�sbico.
Y as� llegamos hasta el d�a en que ocurri� la historia que
quer�a compartir. Era el verano de 1991. Pasaban las vacaciones toda la familia
en una gran casona costera del levante espa�ol. Abuelos, padres, t�os, hermanos
y primos. Ambiente familiar que Alba y Elena compaginaban con su pandilla
playera. Aquel d�a las dos chavalas hab�an pasado el d�a en el mar y por la
noche hab�an quedado para hacer una barbacoa con sus amigos. Coincid�a la cita
juvenil con una cena familiar en una localidad cercana pero las dos primas al
ser las mayores estaban exentas de acudir ella y optaron por seguir sus planes
pandilleros.
Las dos j�venes llegaron m�s tarde de lo previsto a casa.
Ten�an prisa por asearse y cambiarse para salir cuanto antes y reunirse con sus
amigos. Sus padres hermanos y dem�s estaban ya todos arreglados para su cena
porque era necesario partir pronto. Deb�an de desplazarse unos 30 kil�metros al
lugar de restaurante donde hab�an realizado la reserva. Cuando se cruzaron con
la madre de Alba �sta les inform� de que ya se iban todos y a�adi� la
consiguiente ristra de instrucciones maternas. Cerrar la casa, no llegu�is tarde
etc, etc.
La familia fue saliendo y el bullicio de tanto gent�o
apag�ndose. Alba y Elena se quedaron solas. Ellas tambi�n ten�an el tiempo justo
pero ante una cita social adolescente no iban a renunciar a arreglarse y ponerse
guapas, adem�s sus amigos tambi�n hab�an llegado tarde a sus casas.
- �Qui�n se ducha primero?- pregunt� Alba
- D�chate t�- respondi� Elena, pero casi al instante
corrigi�- Oye, tengo una idea por qu� no nos duchamos juntas y as� ahorramos
tiempo.
Alba recibi� con sorpresa la propuesta y reaccion� bromeando.
- T� lo quieres es meterme mano
- Mas quisieras t�- respondi� tambi�n bromeando y con un
gesto de fingido orgullo su prima
No era, ni mucho menos, la primera vez que se duchaban
juntas. Se ve�an desnudas a diario porque dorm�an y se vest�an en la habitaci�n
que ambas compart�an. Quiz� la mayor novedad es se encontraban solas, un hecho
que en una casa tan poblada ocurr�a raras veces en el verano.
Finalmente Alba dijo
- Bueno vale, pero si no me tocas- dijo mof�ndose de su prima
- No s� si podr� evitarlo- replic� con cara de vicio Elena
Y las dos primas ri�ndose de sus bromas se dirigieron hacia
el cuarto de ba�o
Se desnudaron sin ning�n pudor, ya he dicho que estaban
acostumbradas a verse, y se metieron en la ba�era. Alba fue quien cogi� el mango
de la ducha y comenz� a mojarse la cabeza. Elena mientras se abrazaba as� misma
con una expresi�n de tener fr�o. Al verla Alba le moj� la cara acerc�ndola el
tel�fono de la ducha, ri�ndose del susto que se llev� la prima al recibir el
agua.
- Eres una guarra me has dado en toda la cara- y con una
maquiav�lica sonrisa, Elena, puso gesto de venganza- �ahora te vas a enterar!
Le arrebat� en un r�pido movimiento el mango de la ducha y
comenz� a rociarla de agua. Alba se dio la vuelta y se inclin� hacia delante
para protegerse. Elena, quiz� ya excitaba por la situaci�n, miro el culete de su
prima y le dijo:
- Y adem�s voy a incumplir mi promesa y te voy a meter mano
Le pellizco el culo m�s de forma jocosa que sexual y para no
confundir t�rminos subi� las manos para hacerle cosquillas en la cintura, un
aparte del cuerpo que Alba tiene muy sensible. Las dos primas re�an sin parar.
Cuando Alba me cuenta esta historia reconoce que esos
tocamientos en el culo, le produjeron excitaci�n. En ese momento su esp�ritu
experimentador y adolescente le llev� a provocar a su prima
- �Quieres excitarme eh? Pues lo llevas claro.
Y Elena envalentonada con la provocaci�n respondi� a su
prima.
- Te puedo poner a 100 si quiero, peazo viciosa.
Y a ello se dispuso. Empujo a Alba contra la pared y se
agach� hasta colocar su boca a la altura del monte de venus de su compa�era de
ducha. Mir� desde abajo a su prima y vio, que lejos de asustarse, Alba mostraba
una sonrisa como diciendo: "No te vas a atrever". Elena animada por la actitud
de su prima, no lo dudo un momento. Sac� su lengua y con ella toco la vagina de
Alba. Primero rozando sus labios mayores. Volvi� a mirarle la cara y observando
que hab�a cerrado los ojos se decidi� a introducirle la lengua m�s adentro,
roz�ndole sus cl�toris y masaje�ndolo con delicadeza. Era la primera vez que
Elena chupaba un co�o. Su fugaz aventura con la compa�era de clase no hab�a
llegado a tanto. Para ambas era una experiencia nueva, a�n as�, Elena,
conocedora de su propio cuerpo gracias a la masturbaci�n sab�a muy bien donde y
como dar placer.
Elena continuo un buen rato chupando la vagina de Alba. Pod�a
escuchar los suspiros de Alba, cada vez m�s fuertes. Mientras, �sta disfrutaba
de lo lindo. El lesbianismo de su prima le daba morbo pero nunca hab�a pensado
acabar as� con ella. Se ve�a as� mismo desnuda, pegada a la pared notando el
fr�o de las baldosas por la espalda y el agua de la ducha salpic�ndola. Y abajo
observaba la cabeza de su prima y disfrutaba del placer que le estaba regalando.
Elena chupaba mejor que los ni�atos a los que les hab�a dejado probar su fresa.
Para facilitarle la labor se abri� m�s de piernas. Y su prima respondi�
intensificando el cunilingulis.
As� estuvieron unos minutos con Alba al borde del orgasmo.
Pero Elena decidi� interrumpir la lamida. Se levant� y acerc� su boca a la de su
prima. Le meti� la lengua y Alba respondi� con la suya en un apasionado beso.
Elena llevaba toda la iniciativa. Cogi� a su prima y la tumb� en la ba�era. Le
dijo...
- Cierra los ojos
Alba obedeci� y Elena se hizo con el mango de la ducha, lo
puso a escasos mil�metros de su co�o y lo fue deslizando a lo largo de toda la
raja. Alba estaba muy excitada. Decidi� no pensar en lo que estaba ocurriendo y
dejarse llevar. Al rato, Elena volvi� a tomar la iniciativa. Se dio la vuelta,
se tumb� encima de su prima colocando su co�o encima de la boca y su boca encima
del cl�toris de Alba. �sta entendi� el mensaje, sac� la lengua y la dirigi�
directamente al cl�toris iniciando un 69 apasionado.
Tardaron pocos minutos en llegar al orgasmo. Alba antes que
Elena. Le hizo un gesto a su prima para que parara y mientras ella sigui�
pr�cticamente comi�ndose el bot�n de Elena hasta que esta lleg� a un evidente
�xtasis.
La escena hubiera dejado desencajado a cualquiera que la
viera: las dos desnudas, tumbadas de forma invertida en la ducha, jadeantes tras
la intensa experiencia.
Alba comenz� a sentirse un poco avergonzada. Fue otra vez
Elena quien tom� la iniciativa y le dijo con total naturalidad...
- T�a, que se nos ha hecho muy tarde. Hay que ducharse.
Y a ello se pusieron sin comentar lo que hab�a pasado. Fue
una vez fuera de la ba�era, mientras se secaban. Cuando Elena pregunt�:
- Bueno �qu� te ha parecido?
- Pues bien, pero ahora estoy un poco flipada
- T�a �qu� te has vuelto lesbiana!
A Alba le impact� esa afirmaci�n, pero al ver la cara de su
prima, comprendi� que se estaba riendo de ella. Elena, aunque un a�o menor, era
m�s madura que Alba, y ten�a la capacidad de hablar del tema con naturalidad,
algo dif�cil para un adolescente. As�, en un tono tranquilizador, le pregunt� a
su prima:
- A ver, �a ti te penen los t�os?
- Pues a mi claro, que me ponen
- Entonces no tienes porque preocuparte. No eres una
tortillera como yo, solo una t�a un poco zorra que ha tenido un calent�n en la
ducha
- Vaya, pues me quedo m�s tranquila- dijo Alba mientras ve�a
como su prima era incapaz de contener la risa
Los d�as siguientes Alba estuvo algo confusa, pero
finalmente, sobre todo gracias a la naturalidad de su prima, se dio cuenta que
Elena ten�a raz�n. A ella le gustaban lo chicos igual que siempre, y simplemente
hab�a tenido un calent�n con Elena del que por cierto, y hoy en d�a lo admite
sin tapujos, disfrut� sexualmente como nunca antes lo hab�a hecho.
Al margen de algunas masturbaciones, eso s� cada una a lo
suyo y sin tocarse, Alba y Elena nunca volvieron a practicar juntas el sexo. Sin
embargo esta no fue la �ltima experiencia l�sbica de Alba. La siguiente ser�a
con sus amigas m�s �ntimas aunque, quiz�, no fuera tan vibrante como la que
comparti� con su prima.