Relato: Mi t�o el Ranchero



Relato: Mi t�o el Ranchero

Mi t�o el ranchero



Mi historia es corta pero ver�dica. Dur� s�lo un fin de
semana. Sucedi� hace muchos a�os, cuando yo ten�a 14 a�os y fui con mi pap� al
rancho. En el rancho, en la casa grande, viv�a s�lo mi t�o, los empleados
trabajaban por jornales, as� que siempre estaba solo una vez dada la hora de
salida. Llegamos el viernes por noche y al d�a siguiente salimos a caballo a uno
de los cl�sicos recorridos que acostumbraba mi padre para verificar que el
ganado y las cercas estuvieran bien.



Creo que antes de continuar debo describir a mi t�o. Yo era
un ni�o de 14 a�os de lo m�s normal, a excepci�n de que siempre estuve
consciente de mi preferencia por los hombres. En cambio mi t�o no ten�a nada de
normal. Era un hombre de campo, acostumbrado al sol y al trabajo duro, pero con
una estructura f�sica de hombre citadino de gimnasio. Muy velludo de pechos y
brazos, que era lo �nico que hab�a podido ver. Ten�a en ese entonces como 43
a�os y viv�a solo porque su esposa e hijos permanecieron en la ciudad por
motivos familiares. �l necesitaba dinero y acept� la oferta de mi padre de
administrarle los ranchos. Ten�a la cara dura, desencajada, no se pod�a decir
que era una mala persona, pero tampoco buena. Lo que yo ten�a bien sabido de �l
es que nunca usaba ropa interior y que siempre dorm�a en cueros. A cada rato lo
mencionaba �l mismo, nunca supe porqu�.



Yo llevaba la emoci�n de verlo la primera noche a la hora de
acostarnos, porque dormir�amos todos en la rec�mara grande de la casa, pero como
todo ni�o, el sue�o me venci�. Ni modo, al d�a siguiente me dediqu� a buscar la
oportunidad.



Salimos despu�s de terminada la orde�a y como a las dos horas
de recorrido y de aburridas pl�tica de adultos, el t�o anunci� que iba a orinar,
pero se tuvo que bajar del caballo para poderlo hacer. Yo detuve mi caballo
detr�s de �l con la certeza de que iba a poder ver algo, pero a la hora de bajar
el cierre, el t�o se me qued� viendo, sonri� con malicia y me dice: "��Qu� tanto
ve mijo?!... ��ndele, adel�ntese y alcance a su pap�!". Pero desde lejos se oy�
el grito de mi pap� diciendo que no hab�a prisa, que �l iba a hacer lo mismo.
As� que permanec� montado, pero me mov� un poco para no incomodar al t�o.
Minutos despu�s, mi pap� ya hab�a vuelto a montar y esper�bamos al otro. Mi pap�
le pregunt� que qu� lo deten�a y nom�s dijo: "�Este pinche cierre! (cremallera
en otros pa�ses)... que se me descompuso... bueno, no importa, as� m�s fresco
ando". Volvi� a montar y a partir de entonces me obsesion� con esa zona del
cierre que estaba abierta y sin nada debajo que obstruyera la vista. Llevaba una
camisa de trabajo, que aunque la vest�a por fuera, no era lo suficientemente
larga como para obstruir la vista.



Mi t�o bajaba del caballo y volv�a a montar, seg�n se fueron
dando las cosas que �bamos encontrando y yo no perd�a oportunidad de mantener la
mirada fija ah�, precisamente ah�, pero hasta ese momento, no hab�a tenido
�xito, s�lo alcanzaba a ver oscuro y nada m�s. Hasta que en una de �sas que mi
pap� adelant� su caballo para ver algo, mi t�o puso su caballo junto al m�o, a
paso lento, y me pregunt�:



- �Pos qu� tanto mira mijo?


- �Qu�?... �qu� tanto miro de qu�, t�o?


- �Pos de que va a ser!... si no me quitas los ojos de aqu�,
�no se haga!... (Se�alando a su entrepierna).



Me puse rojo como jitomate, se me subi� el calor de la
verg�enza y nom�s se me ocurri� contestar.



- Perd�n t�o, fue sin querer.


- No mijo, no pida perd�n. Uno siempre quiere ver lo que le
da curiosidad.



Ya eso fue demasiado para m� y me qued� callado. El coraz�n
me lat�a como coraz�n de toro, y no era m�s que un becerrito. Perd� la mirada en
el horizonte y me empec� a cuidar de NO volver a verlo AH�.



Ya estaba el sol de las 2 de la tarde martiriz�ndonos, cuando
mi pap� anunci� que ya era hora de regresar. Mi t�o protest�, diciendo que hac�a
mucho calor, que por qu� no mejor �bamos al arrollo a refrescarnos un poco. Mi
pap� dijo que eso a �l no le gustaba, que fu�ramos nosotros si quer�amos, que �l
nos esperaba en la casa. El t�o puso una frondosa sonrisa en su cara y volte� a
verme para preguntarme: "�Usted que dice mijo?... �no se le antoja ir a nadar un
rato al arrollo?". Aquello era extra�o porque estando en campo abierto, no hab�a
suficiente aire para m�, no pod�a respirar. Lo volte� a ver a los ojos y
entonces me gui�� uno con malicia, sonriendo todav�a. Sonre� en respuesta y s�lo
asent� con la cabeza. Nos despedimos de mi pap� y tomamos rumbo al arrollo, que
quedaba dentro del mismo rancho. �bamos caminando a la par, a paso lento de
nuevo, y empez� �l la charla.



- �Ah que mi sobrino tan curioso hombre!... que no me quitaba
la mirada de aqu�.


- Perd�n t�o, ya le dije que fue sin querer, no me hab�a dado
cuenta.


- Que ya le dije que no ande pidiendo perd�n por eso,
caramba, es de lo m�s normal. Adem�s, te voy a confesar un secreto.


- �Qu� secreto?


- Pos que no es cierto que se me descompuso el cierre, fue
puro cuento, nom�s para que me entrara airecito.


- �En serio?


- En serio mijo. Lo que pasa es que tu ap� es muy estricto
con eso de la ropa y la encueradera, y si le digo que nom�s me lo baj� de puro
gusto, me hubiera rega�ado.


- Pos eso es cierto, as� es mi pap�.


- Adem�s, tambi�n quer�a ver qu� hac�a Usted mijo, que estaba
tan atento cuando me baj� a orinar, y pos ya vi que le dio mucha curiosidad
(esta vez ya me re�, como liberando tensi�n)... y, ��qu� crees que diga tu pap�
cuando se entere que nos metimos a nadar sin nada de ropa?!... �pos de plano le
va a dar un infarto!



Solt� la carcajada sin voltear a verme. �Infarto a mi
pap�?... la verdad es que el que estaba cerca de sufrir uno era yo cuando o� eso
de nadar desnudos. Yo iba nervioso y excitado, un estado por el que nunca hab�a
pasado. La boca seca y escozor en la garganta. Mi t�o hasta iba silbando.



Llegamos al arrollo. Yo lo recordaba m�s grande, de cuando
�bamos a nadar con los primos. Dejamos que los caballos bebieran hasta la
saciedad, los amarramos abajo de un �rbol y despu�s me qued� inm�vil, en tensa
espera del siguiente movimiento de �l. Despu�s de que termin� de amarrar su
caballo, volte� hacia m� sonriendo, se me qued� viendo y dice: "Mira", se
levant� la camisa y proyect� la cadera hacia adelante: "Aunque te hubieras
estando todo el d�a espi�ndome, nom�s no hubieras visto nada. Pero ahorita vas a
ver todito completo. �ndale, empieza a quitarte la ropa que el agua debe estar
deliciosa". Sin m�s se dio la media vuelta y camin� hacia una roca que estaba
justo en la orilla. Se sent� y comenz� a quitarse las botas. Una vez descalzo,
volte� a verme, se ri� y dijo: "��TE VAS A QUEDAR AH� APRADO TODO EL D�A?!".



Yo estaba a dos mil�metros del colapso, pero respir� tan
profundo como pude, me sent� en el pasto y empec� a hacer lo mismo que �l,
evitando voltear a verlo. Por fin me puse de pie, s�lo en calzones y o� su voz:
"��rale mijo!... voltee para ac� pa�que pueda ver lo que le daba tanta
curiosidad". Lentamente sal� de detr�s del mi caballo y mis ojos estaba urgidos
de verlo por fin. Estaba parado cerca de la piedra, con las piernas separadas y
los brazos en jarras, manos apoyadas a la cadera, con una sonrisa de oreja a
oreja, con un gran dejo de cinismo, lo que lo hac�a m�s atractivo a mis ojos.
"�Venga pa�c�!... no sea ranchero...". Camin� hacia �l, pero sin sentir el piso,
sin sentir mi cuerpo. Alguna sonrisa logr� salir a mi cara y ya que estaba
frente a �l, solt� una carcajada: "Mira nada m�s c�mo andas ya, levantando
calz�n". Hasta entonces ca� en la cuenta de que ten�a una s�per erecci�n y que
era m�s que obvia. Me sonroj� todav�a m�s pero no atin� a decir nada. Y me dice:
"�yeme no, as� la cosa no est� pareja: �los dos encuerados!... qu�tese su calz�n
mijo y v�ngase a meter conmigo". Se dio la vuelta y camin� hacia el agua para
terminar sumergi�ndose completamente. Aprovech� que no me ve�a para quitarme
r�pido el calz�n y aventarme al agua. Me sent� como un hierro candente que cae
al agua.



Quise nadar vigorosamente de orilla a orilla para ahuyentar
la calentura, pero lo �nico que logr� fue sofocarme m�s. Despu�s de un rato, mi
t�o camin� con el agua hasta la cintura hasta un tronco que estaba tirado sobre
el arrollo atraves�ndolo. Lleg�, se dio la media vuelta y se sent� sobre �l, con
las piernas muy abiertas, quedando completamente expuesto para m� su paquete.
Por alguna raz�n yo ya hab�a perdido el miedo y me hab�a ganado la calentura,
as� que camin� hacia �l y lo mir� directo a los ojos. �l estaba sonriendo con
malicia y cuidando de no tapar su entrepierna con las manos. Las ten�a apoyadas
sobre el tronco.



- Venga pa�c� mijo, vamos a platicar.


- �Platicar?... �como de qu� t�o? (pregunt� ya sin tantos
nervios)


- Pos a ver, cu�nteme, �c�mo est� eso de que me andaba
espiando el paquete para ver qu� se me sal�a? (me re�)


- No s� t�o, me daba mucha curiosidad.


- Bueno, y ahora que los est�s viendo todo al aire libre,
�qu� te parece?


- Pos la verdad... que est� muy grandote todo, muy grandote y
muy peludo... jeh jeh...


- Pos t� no te quedas muy atr�s cabroncito, se ve que t�
tambi�n vas a ponerte bien grandote, bien dado como tu ap� y como yo.


- Ojala que s�.


- A ver, salte tantito del agua para ver c�mo la traes...


- Ay t�o... �c�mo crees que la voy a traer?... �pos igual!


- �A ver ens��eme, hombre!



Camin� un poco hacia a la orilla para que el nivel del agua
bajara de mi cintura y luego volte� a verlo.



- �Ves?: sigue parada...


- S� ya vi, pero no hab�a visto que ya tienes pelillos, mijo.


- S�, hace poco que me salieron.


- V�ngase pa�ca pues, que all� me queda muy retirado.



Camin� hasta que el agua me volvi� a dar arriba del ombligo y
qued� frente a �l, frente a sus piernas muy abiertas y con los huevos rozando
con el tronco. Esta vez ya no tuve empacho de quedarme vi�ndolo. Me pregunta:



- No te cansas de verme ah�, �verdad?


- No, la verdad no, es que est� muy grande todo, tu verga,
los huevos. Se me hace que hasta est� m�s grande que hace ratito.


- Pos a lo mejor me estoy contagiando de la tuya (volvi�
sonre�r con malicia)


- Oye t�o, �me dejas v�rtela parada?...


- �Parada?... c�mo chingados no. Nom�s deja sob�rmela tantito
pa�que crezca y orita vas a ver... ora... que si me ayudas, se me para m�s
pronto (cosa que dijo empezando a sob�rsela)


- �Que te ayude?... �c�mo?


- Pos acarici�ndomela t�. Mira, ya empez� a crecer.


- Pero... �y mi pap�?... �y si se enoja?


- Ah que mi sobrino tan despista�o: �pos no se lo contamos y
ya!


- �Seguro?


- Seguro mijo, ni modo que vaya yo a andar de chismoso con tu
ap�. �ndale, ag�rrala tantito y vas a ver como se pone bien dura enseguida.



Me acerqu� decidido, con la garganta seca otra vez y sin
poderle quitar los ojos de encima, como hipnotizado. Al verme ya decidido,
retir� su mano y abri� m�s las piernas. "�ndale mijo, sin miedo que no muerde".
Sin darme cuenta, apoy� mi mano izquierda sobre su muslo velludo y con la otra
me decid� a atrapar aquel pedazo de carne inmenso y grueso. Mi t�o no perd�a
detalle de los movimientos de mis manos. Cuando por fin la atrap�, lo primero
que sent� fue el contraste de mi mano fr�a con su pene muy caliente. "Qu�
caliente est� t�o". Pero no me contest� nada. Se la levant� para poderla atrapar
mejor con toda la mano y al hacerlo creci� rapid�simo. Alcanc� a notar c�mo
emerg�a la punta de mi mano cerrada. En verdad estaba creciendo much�simo. "�Ya
ve mijo c�mo est� creciendo?". Ahora fui yo quien no contest� nada. Yo estaba
embelezado con ese animalote. Sigui� creciendo hasta que empec� a sentir su
pulso en las venas del tronco de su verga.



- �Te puedo jalar el pellejito para abajo?


- Usted puede hacer lo que quiera con mi verga mijo, hasta
puede darle un beso si quiere.



No le contest� porque pens� que era broma, no ten�a ni idea
de lo que una boca pod�a hacer con un pene. Despu�s la atrap� con las dos manos
y empec� a jugar con ella. Yo ya sab�a del encanto de los movimientos
masturbatorios, as� que empec� a bajar y subir lentamente su prepucio. Y me
dice: "�ndele mijo, as� mero, que se siente muy rico... y va en serio lo del
besito". Entonces, volv� en m�, lo solt� y me retir� un poco:



- �C�mo que un beso t�o?... �c�mo crees que te voy a dar un
beso ah�?


- Ah que t� tan nega�o... �claro que se puede! A ver, ora
si�ntate t� aqu� pa� ense�arte como se besa una verga.


- �Porqu�?... �qu� vas a hacer?


- Usted si�ntese aqu�, obedezca mijo.



Salt� al agua, y como si yo pesara dos kilos, me atrap� por
la cintura y me subi� al tronco de un solo movimiento. Me acomod� como pude
donde �l estaba, me separ� las piernas y con las manos apoyadas en mis muslos me
dice: "Mire, f�jese bien c�mo se hace pa�que luego me lo haga usted a m�,
�estamos?". Yo no entend�a ni idea de lo que iba a hacer, pero asent� con la
cabeza como �nica respuesta. Luego, con la mano derecha atrap� mi verga de la
base, la dirigi� hacia su cara y se agach�. Yo s�lo me preguntaba qu� iba a
hacer, no lo supe hasta que sent� su boca caliente rodeando mi pene. La
sensaci�n fue tan intensa, que no pude evitar contraer las piernas para
evitarlo. Volte� a verme sonriendo y me dice: "Agu�ntese tantito mijo, y va a
ver c�mo le va a gustar". Como pude me relaj� y volv� a abrir las piernas y
arremeti� de nuevo con su boca, pero esta vez no salt�, por el contrario,
conforme lo fue haciendo, me fui derritiendo como un helado al sol. Nunca
hubiera esperado que un hombre tan rudo pudiera hacer algo tan delicado y
delicioso. No tardaron en salir de mi garganta gemidos involuntarios. Luego, me
empuj� en el pecho para que me acostara sobre el tronco, me atrap� por la cadera
y ahora empez� a succionar mi verga completamente, subiendo y bajando su cabeza,
presionando su nariz contra mi pubis. Aquello era para mi edad, la sensaci�n m�s
deliciosa que hab�a vivido. Y as� estuvo un buen rato hasta que sent� que me iba
a venir, pero la sensaci�n era tan parecida a cuando voy a orinar, que me asust�
y lo retir� empujando su cabeza. Sin soltarme de la cadera y sin levantarse, me
dice: "�Ya se va a venir mijo?... �ndele, v�ngase en mi boca, va a ver que le va
a gustar". Quise aclarar lo de la sensaci�n de orina, pero no tuve tiempo,
volvi� a comerse toda mi verga. De nuevo empez� a succionar lentamente, pero
poco a poco fue acelerando hasta que empec� a pujar, a gemir. Todo mi cuerpo se
contrajo y finalmente explot� adentro de su boca.



Se retir� lentamente y me dice, limpi�ndose los labios con
agua: "�Ya aprendi� como se le da un beso a una verga, mijo?... apr�ndaselo bien
pa�que luego me lo haga usted a m�, �sale?". No le contest�. �C�mo habr�a de
contestarle si no pod�a ni articular palabra?.



CONTINUAR�




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Relato: Mi t�o el Ranchero
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