Relato: Historias er�ticas de Manuela y su marido (12)





Relato: Historias er�ticas de Manuela y su marido (12)


EN CASA



En casa andaba siempre desnuda, con un collar de cuero en el
cuello y una correa atada a ella. Deb�a abrir la puerta de esta guisa cuando
tocaban y sab�amos que era alguien conocido. Si no, abr�a mi esposo por aquello
de no armar esc�ndalo en la vecindad, ya que procur�bamos ser un matrimonio
normal para nuestros vecinos no allegados. Deb�a cocinar, fregar, limpiar, etc.,
desnuda como estaba.



Los s�bados, invit�bamos a varios amigos a comer,
regocij�ndose con la visi�n de mi cuerpo desnudo, mientras preparaba la comida y
deambulaba por la casa. S�lo llevaba encima unas ligas y medias negras
enfundadas en las piernas. Mi marido y sus amigos me observaban, comentando
entre ellos lo que podr�an hacer luego conmigo. Cuando ten�a que ir al
"escusado", siempre ten�a compa��a. Me ped�an que me subiese encima de la taza
del water y acuclill�ndome, m�ase a la vista de todos ellos que comentaban tal
visi�n: "mira, vence a la derecha como nosotros." "Sep�rate los labios Manuela,
para ver como sale el chorro" me ped�a mi marido. Le obedec�a y se acercaban lo
m�s cerca posible para ver mi agujerito despidiendo el chorro dorado. Me
recordaba mi ni�ez, cuando los ni�os de mi pandilla nos segu�an a mis amigas y a
m� para acecharnos cuando, con las bragas bajadas, nos pon�amos a mear en el
solar que hab�a detr�s de mi casa.



Ten�a que servir la mesa y esperar a que terminasen de comer,
de pie, cerca de mi amor. Otras veces, me ordenaban que me subiese a una silla,
y vuelta de espalda a ellos, apoyarme en el espaldar, toda ofrecida, mientras
saboreaban los platos que les hab�a preparado. A veces mojaban un trocito de pan
en mi chocho ofrecido y se lo com�an con delectaci�n. Otras, me ten�a que
acariciar delante de todos ellos, mientras almorzaban.



Una vez acabado la comida y yo a mi vez almorzada, pas�bamos
al sal�n, donde proyectaban pel�culas pornogr�ficas, unas veces m�as, otras las
que tra�an consigo estos amigos. Eso les daba ideas para jugar conmigo.



Alguno que otro d�a, est�bamos invitados a casa de uno de
ellos, divorciado, que ten�a una casa enorme, con sala de billar incluida. All�,
desnuda sobre una mesa de billar, en una de las esquinas, desconjuntada, jugaban
a acertar las bolas contra mi co�o que yo manten�a abierto para facilitarles la
tarea:


" La seis roja en el co�o de esa zorra"


"Te apuesto "tanto" dec�a uno de ellos, " a que no le acierta
en el mismo agujero."


"Vale! Aqu� esta mi dinero."" A ver puta, �brete bien el
co�o, que quede a la vista tu asqueroso agujero de mierda."" M�s, M�s!"


" Mira que si fallo por no abr�rtelo bien te voy a castigar."


" Roberto, ayuda a la zorra de tu mujer, co�o!"


All� acud�a mi marido, sol�cito, a separarme bien los labios
del co�o, situ�ndose detr�s de m� para no estorbar, y preguntando a sus
compa�eros: ")Esta bien as�, o los estiro un poco m�s?"


"Vale, le respond�an, no los estire m�s porque si no
entorpece la jugada."


" All� va!"


Y mandaban la bola de marfil hac�a m�, d�ndome en todo el
agujero enrojecido por los golpes.


" Bien!, acert�"" Dame lo apostado".



Mientras, los dem�s miraban interesados, bebiendo cervezas, y
riendo las ocurrencias de los jugadores. Cuando fallaban, me echaban la culpa y
entonces me castigaban, haci�ndome poner de cuatro patas en el suelo, me
introduc�an, eso s�, con mucho mimo, los tacos de billar en el culo y en el
co�o, para darles suerte en la siguiente jugada seg�n dec�an.



Si jugaban al ajedrez, los dem�s disfrutaban de m�,
foll�ndome delante de los jugadores. Me daban sus pollas para que las chupases y
me tragase su esperma. Uno de ellos les dec�a a los dem�s: " Oigan ustedes,
chorr�enla sus jugos en la boca y que se los traguen, a esa puta le gusta. )
Verdad Roberto que a la zorra de tu esposa le gusta los jugos varoniles?.


A lo que contestaba mi marido: " Es cierto, a Manuela le
gusta todo lo que le echen. Mi mujer es muy obediente. Anda Manuela, rep�sale
bien la punta del capullo a ese hombre con tu lengua, que en su agujerito se ve
que le queda leche que no te has tragado. No desperdicie nada co�o, a ver si te
esmera en el trabajo. Y gira tu culo hacia nosotros que te lo queremos ver.
Anda, �brete de nalgas que te veamos bien ese agujero negro y peludo que tienes
para cagar. " "Venga, esas nalgas m�s separadas, al m�ximo, bien visible el ano
que te lo vamos a destrozar luego y queremos recordar como era antes".



Cuando llegaban al cl�max, corr�an hacia mi boca y me
introduc�an la punta del capullo para que su semen restellase en mi garganta,
teniendo que deglutirlo todo. A veces, si eran dos o m�s a ejacularme en la
boca, me atragantaba con sus jugos, ri�ndose los dem�s de la ocurrencia.


A veces se pon�an a jugar con mi cl�toris, exasper�ndome
hasta el punto del orgasmo, para luego parar de repente y gozar vi�ndome
revolcar y suplicar que continuasen. Al no poder finalizar por mi misma ya que
me ataban las manos a las espaldas, me frotaba contra los edredones de la cama,
contra las s�banas, contra cualquier cosa que pudiese servir a mis fines. Me
abr�a al m�ximo, me pon�a de espaldas con el trasero en pompa para ver si se
decid�an a terminar la faena con la visi�n de mi co�o y culo ofrecidos. Al cabo
de un rato, me agarraban otra vez por las piernas y separ�ndomelas volv�an a
jugar conmigo. Yo enloquec�a de placer, suplicaba, les promet�a que les har�a
gozar como nunca jam�s si terminaban. Ellos re�an y sin hacer caso de mis
s�plicas volv�an una y otra vez a reproducir el juego. Los labios de mi co�o se
hinchaban hasta cotas inesperadas, las ninfas o labios menores parec�an dos
trozos de bistec de hinchadas que se pon�an, mi agujero destilaba r�os de jugos,
y mi cl�toris se volv�a dolorosamente sensible.


Entonces me penetraban a turnos, un par de embates por aqu�,
ahora t� tres, el otro cuatro, hasta que se corr�an dentro de m�. Una vez todos
ellos satisfechos, terminaban la faena con mi cl�toris sensibilizado. Era de
verdadera locura.



Otro de sus juegos consist�a en jugar a los dados. Como
comprender�is, se trataba de un juego especial. Si el n�mero era par, tocaba
penetrarme por el co�o, si era impar le tocaba el turno a mi ojete. Hac�an girar
el dado, y seg�n el n�mero que tocase, me penetraban el mismo n�mero de hombres
y veces que los que hab�an salido en dado. Si sal�a por ejemplo el seis, seis
hombres me penetraban seis veces cada uno por el co�o. Lo mismo ocurr�a con mi
ojete al salir los n�meros impares. Este juego pod�a durar mucho tiempo al tener
aguante los concursantes, ya que el �ltimo que se corr�a era el ganador y yo el
premio. Ten�a entonces que idear una fantas�a er�tica conmigo que yo deb�a
realizar. Unas veces deb�a simular que era una perra en celo. Me colocaban a
cuatro patas y me introduc�an un peque�o l�tigo por el culo para hacer de cola,
y de esta guisa deb�a frotarme contra los presentes, simulando estar en celo.
Deb�a hacer todo lo posible para excitar a alguien que, apiad�ndose de m� me
penetrase...



Una vez, Roberto y yo hab�amos ido a visitar a un cliente del
taller que hab�a cogido confianza con mi marido y que lo apreciaba, hasta tal
punto que le invito a visitarlo a su casa junto con su "esposa" seg�n me cont�
Roberto. As�, ese s�bado por la tarde, nos dirigimos a casa de este se�or. Nos
abri� la puerta muy deferente �l, y una vez hecha las presentaciones nos
sentamos a tomar unas copas acompa�adas de tentempi�s. La charla result� muy
amena, cont�ndonos este hombre que su mujer se encontraba de viaje con los
ni�os, a casa de los padres de ella que resid�an en una provincia lejana. Por lo
visto, la madre a la que se sent�a muy unida, estaba enferma y ese era el motivo
de dicho desplazamiento. Antonio, como se llamaba �l, nos hizo sentir pronto en
confianza por lo que no tuve inconveniente en tutearlo cuando as� me lo pidi�.
Al cabo de un rato y despu�s de varias copas, estaba ligeramente aturdida y
necesitaba aislarme para atender a una llamada de la naturaleza. Se lo dije, y
me se�al� el cuarto de ba�o, al fondo de un pasillo, a la derecha. Mi marido y
�l siguieron charlando amigablemente mientras me dirig�a al aseo.



Al poco rato le pregunta mi marido si querr�a ver algo
divertido, a lo que le contest� el amigo que s�. Se levant� y le pidi� al amigo
que lo guiase hacia el aseo donde me encontraba yo. As� lo hizo este, extra�ado
de tal petici�n. Cuando mi esposo encar� con la puerta, la abri� y gir�ndola, la
empujo contra la pared. Yo, mientras tanto, estaba sentada en la taza del water,
con las bragas en el suelo, y descansando de la larga meada que acababa de
tener. No me hab�a dado tan siquiera tiempo en secarme. Roberto me hizo se�a de
levantarme las faldas y de separar las piernas. Me deshice de las bragas que me
estorbaban para ello y le obedec�. El amigo no cre�a sus ojos, mientras Roberto
le preguntaba si le gustaba "el co�o depilado de M�nica". Este asinti� con la
cabeza, totalmente anonadado para poder articular palabra alguna. Roberto me
ordeno que me levantase, y d�ndome la vuelta mantuviese las faldas en la
cintura. Qued� con el culo ofrecido ante ellos, y empuj�ndome hacia adelante, mi
marido me separ� las nalgas, pidiendo al amigo que se acercase para ver mejor mi
ano ofrecido. �ste sali� de su letargo y acerc�ndose me paso la mano por la raja
del culo, par�ndose en el ojete donde se entretuvo en introducirme varios dedos.
Roberto mientras tanto me desembarazaba de la blusa, desabroch�ndome a
continuaci�n la falda que dej� caer al suelo. Le pregunt� al amigo si no le
apetec�a mejor seguir en una de las habitaciones. �ste no se hizo de rogar, y
agarr�ndome por un brazo, me liber� de la falda en el suelo, as� como del
sost�n. Me condujo, mejor dicho, les preced�, consiente de sus miradas pegadas
en mi hermoso culo, fruto quiz�s de su pr�xima apetencia, dirigi�ndome hacia una
habitaci�n que me hab�a previamente se�alado el amigo.



Una vez all�, el hombre se abalanz� sobre mis pechos y se
puso a mamarlos como un desesperado. Interrumpi� por un instante sus acciones y
le dijo a mi marido que encima del armario hab�a una c�mara de video por si
querr�a grabar la aventura, pero que procurase de que su cara no apareciese por
lo de su esposa. Mi marido se precipito en coger la c�mara y se puso a grabar
como un loco. Se acerco a mis hermosos pechos y grabo la boca del amigo pegada a
ellos, Luego �ste �ltimo se entretuvo en estirarme los pezones con sus labios,
no perdiendo detalles el cameraman. A continuaci�n se desnudo y situ�ndome
encima de la cama, me separ� las piernas, alz�ndolas sobre sus hombros, me
penetr� de un golpe. Empez� el mete y saca, con mi marido revoloteando a su
alrededor, grabando la penetraci�n en sus m�ximos detalles. Antonio me daba su
lengua penetrando en mi boca en un beso de los llamado de "tornillo". Luego me
dio la vuelta y me unto el ano con vaselina, introduci�ndome a continuaci�n su
cipote por la puerta trasera. El zoom de la c�mara de Roberto no se perdi� la
dilataci�n de mi esf�nter y su consiguiente penetraci�n. Mi follador empezo a
darme unos embates bestiales y a gemir. Empec� a mi vez a jadear del gusto que
me daba.



Mi marido filmaba entretanto mis tetas pendientes y
bambole�ndose al ritmo de las embestidas del conocido. El hombre advirti� a
Roberto que se iba a correr y �ste enfoc� la c�mara a su polla. La sac� cuando
le vino el primer chorro, cay�ndome �ste sobre las nalgas, para acto seguido
introduc�rmelo de nuevo y terminar de eyacularme en el interior del culo.




Mi marido me pidi� que le limpiase con la boca el pene, lo
que, al poco rato de chuparla, puso de nuevo en orden de batalla a la
protagonista de la fiesta. Empez� de nuevo la follada por m� co�o, pero esta vez
m�s detenidamente. Cuando fue a ayacular, repiti� la misma acci�n que la vez
anterior, y sac�ndola emiti� el primer chorro sobre mi barriga para acto seguido
seguir reg�ndome las entra�as. Volv� a mamarsela pero sin resultado esta vez.



Mientras descans�bamos, mi marido segu�a film�ndome desnuda
sobre la cama, las piernas separadas a su petici�n para grabarme el co�o
enrojecido y pegajoso. A Antonio se le ocurri� una idea y levant�ndose de la
cama, me asi� de las manos llev�ndome en volanda a la puerta de la calle. Me
sac� al pasillo y le toc� a la puerta del vecino. Cuando �ste abri� y me vio
desnuda, ofrecida en la puerta, casi se desmaya del susto. Despu�s de explicarle
que era un regalo, el vecino me cogi� de los brazos y me empuj� al interior de
su vivienda. Mientras, su amigo explicaba a Roberto que el vecino con quien
manten�a una buena amistad, se hab�a separado recientemente de su esposa y hac�a
tres meses que se hallaba sumido en una depresi�n. De esta manera le ayudaba a
"descargar la escopeta" y a recuperar el optimismo. A Roberto le pareci� bien
ayudar "al pobre vecino" y sigui� filmando. El protagonista me condujo a su
habitaci�n, y coloc�ndome a cuatro "patas", me penetr� sin m�s proleg�menos.



Antonio se dirigi� a la mesita de noche y cogiendo el
tel�fono que all� se encontraba, efectu� una llamada mientras no perd�a detalles
de lo que me pasaba. Mi marido se desplazaba de mis tetas pendientes y
bambole�ndose al ritmo del mete y saca a la que estaba sometida, a la
retaguardia para filmar mi culo en todo su esplendor as� como mi co�o atravesado
por el espl�ndido ariete que me daba gusto.



Antonio comentaba a su interlocutor: "ya vera, es joven y
preciosa, un bomb�n de mujer, y de su cuerpo no te digo nada. Podr�s hacer con
ella lo que te plazca, y encima su marido te grabar� para tu deleite. Llama a la
"pandilla" y tr�etelos, que hay para todos. Tiene un culo prieto y su ojete es
un tesoro en bruto. Su canal es estrecho y calentito Y de su co�o s�lo te digo
que lo tiene gordo y apetecible, totalmente depilado para que se lo veamos bien,
con unos labios que parecen dos trozos de carne y un diminuto cl�toris". "HA!,
dice su marido que traigan vaselina en cantidad para darle por el culo, que a
ella le encanta que se la metan por ah�."



Cuando el amigo termin� su faena por mi ojete ultrajado, y
mientras sal�a semen hacia mi vulva, me precipit� al ba�o porque me entro ganas
de dar de cuerpo con tanto traj�n. Una vez en el lavabo, y mientras permanec�a
sentada en la taza del water, me salieron ventosidades de todo el aire que
hab�an bombeado en mis entra�as, siendo saludadas por las risotadas de los que
se hallaban en la habitaci�n contigua. Cuando sal� del ba�o, ya calmada y
compuesta, aseada y preparada para lo que me echaran, son� el timbre de la
puerta y me pidieron que fuera a abrir como estaba, o sea desnuda totalmente.
Abr� la puerta y me encontr� con siete t�os m�s a los que se les sal�an los ojos
de las orbitas. Les preced� mientras se entretuvieron en agararme los mofletes
del culo y separ�rmelos. As� llegamos a la habitaci�n, grab�ndome mi marido con
el zoom de la c�mara.



Mientras mi mujer se echaba sobre la cama, la c�mara me
retransmit�a las caras de los reci�n incorporados a la fiesta. �stos, se iban
desnudando sin perder de vista a Manuela, quien con las piernas semi abiertas
esperaba los acontecimientos. El primero que se desvisti� se tumb� entre las
piernas que ella abri� ya del todo y separ�ndoles los labios coment�: "Antonio
ten�a raz�n, es un co�o precioso, mirenlo todo rojo a nuestra disposici�n. A ver
el cl�toris. Que peque�o es en comparaci�n con nuestros capullos, y el agujerito
de la "pis es diminuto". "Por contra, que agujerazo el del "chocho", miren como
me caben casi todos los dedos."



Los dem�s, impacientes se sumaron a la contemplaci�n d�ndole
la vuelta a mi mujer para contemplarle su hermoso trasero. Le separaron las
nalgas, recre�ndose en el ano enrojecido y peludo que le esperaba. Manuela alz�
el culo para ofrec�rselo mejor a su visi�n, as� como su co�o pelado. Se coloc� a
cuatro patas mientras que con una mano se frotaba los pechos, enardeciendo con
esto a sus admiradores que ya sin aguante se colocaron en orden de batalla.
Mientras que uno de ellos se colaba debajo de mi mujer, otro situaba su polla al
alcance del ano de Manuela y acto seguido se la enchufo. Los dem�s se situaron
unos a la cabeza d�ndole sus pollas para que se las chupara y los dem�s
alrededor de sus tetas que exprim�an mientras mi mujer era follada. La doble
penetraci�n a la que era sometida Manuela hac�a que �sta gimiera de gusto,
grabando la c�mara todos los acontecimientos.


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