Relato: Atila el perro anal Soy Karen nuevamente, y les escribo una de mis aventuras sexuales zoof�licas.
Recordar�n como perd� mi virginidad con el perro de mi casa Ner�n. Ahora les
voy a narrar la vez que me cogieron por el culo, que por supuesto y siguiendo la
tradici�n fue un perro. Esto me sucedi� cuando ten�a diecinueve a�os. Mi
sexualidad estaba en uno de sus puntos m�s altos. Ya hab�a cogido con chicos de
mi secundario, y de vez en cuando me tiraba alg�n polvito que otro. Tambi�n
Ner�n, segu�a dandome pija en alg�n momento en que pod�amos, pero el perro ya
estaba un poco m�s viejo, y aunque ustedes no lo crean a los animales tambi�n
los agarra el "viejazo" como a las personas. Resulta que un d�a un amigo de
pap�, compa�ero de trabajo, tuvo que ausentarse con su familia ya que se iban de
vacaciones al exterior. Esta familia ten�a como mascota un perro doberman, de
nombre Atila (s� como el famoso b�rbaro de la antig�edad), al cual no ten�an
donde dejarlo. Pap� se atrevi� a traerlo a casa, para cuidarlo nosotros,
mientras duraba las vacaciones de su amigo. Mam� no le gusto para nada la idea,
primero por la raza de perro que era (los doberman son perros feroces) y luego
por Ner�n, ya que estaba viejito y se podr�a poner celoso, y una pelea de perros
en casa, qui�n nos ampara. No se c�mo pero pap� convenci� a mam� y con los
cuidados del caso, sobretodo con Ner�n, Atila lleg� un d�a por la ma�ana a casa.
�Que perro!. Era de color marr�n, alto, bien limpito y con expresi�n recia. El
amigo de pap� dijo que era tranquilo, y que no ibamos a tener grandes
inconvenientes. Para ser sincera, mi conchita ya estaba destilando jugos de solo
pensar en la verga de Atila. Pero claro, de entrada no me iba a poner a coger
con el perro si apenas lo conoc�a. En los sucesivos d�as en los que estuvo en la
casa, me fui haciendo amiga del doberman, lo acariciaba, lo mimaba, le daba de
comer, hasta el viejo Ner�n se puso algo celoso. Un d�a en que hac�a calor, mi
pap� dice de ba�arlo. Ni que hablar que me puse de voluntaria, ya que quer�a
manosearlo todo y masajearle con abundante jab�n su respetable verga. Lo ba�� y
le manose� la pija a Atila, qui�n no hizo nada, es m�s se dejo pajear quietito,
como disfrutando del ba�o. Ah� me d� cuenta que el perro era manso. As� que esa
noche cuando todos dorm�an, fu� a buscar a Atila y lo met� en mi cuarto.
Me puse en pelotas y en la televisi�n puse en escena una pel�cula de
zoofilia, donde unas chicas se dejaban coger por un perro que estaba de puta
madre. Mientras miraba la pel�cula, me pajeaba con un consolador que me compr�,
haciendo unas pajas de ensue�o y litros de jugos fueron llenando mi concha.
Mientras tanto Atila estaba echado en la alfombra, al lado de mi cama. No pude
aguantar m�s y me pus� de pie, y levantando el perro su hocico, le arrime la
concha a su olfato. �Qu� placer!. La lengua de Atila me violaba, me saboreaba
mis jugos y los orgasmos me hicieron desfallecer de gozo y �xtasis. El perro se
par� y me trenz� con sus patas delanteras, a la altura de mi cintura estando yo
de pie. Evidentemente me quer�a penetrar. Trato de forcejear, pero me di� miedo,
ya que despu�s de todo era un perro doberman. Mir� entre sus patas y una punta
roja asoma fuera de su capullo peludo. Me sub� a la cama y me puse en cuatro
patas como las perras. Atila se subi� al instante, olfateando y lamiendo mi
concha desde atr�s. �Uhmm, que rico como el perro saborea mi concha y mi prieto
culito virgen!. El perro hijo de puta se ensa�o con mi culo a leng�etazos, as�
que con mi manita me pajeaba mi propio cl�toris. De pronto, el perro me monta,
me sujeta con sus patas delanteras alrededor de mi cintura, a la vez que con su
pija dura y puntiaguda trataba de met�rmela en alg�n orificio. Trat� de
ayudarlo, pero no hube llegado a tocarlo, que �zas!, me la enterr� en el culo.
�Ayyyy, ayyyy, la puta que te pari� perro de mierda!. �Ayyyy, sacala que me
estas destrozando el ojete!. No hab�a caso, Atila estaba cogiendo como un loco,
y me estaba desvirgando el culo. Jam�s nadie me hab�a cogido por ah�. El dolor
que sent�a era impresionante y pude sentir que me lo rompi�, porque peque�as
gotas de sangre ca�an sobre mis s�banas. �Perro hijo de puta!- dec�a entre
sollozos. Atila, dale que dale, y al rato el dolor se me empez� a hacer placer.
Estaba empezando a gozar con el sexo anal. Mis ep�tetos se transformaron en
palabras de lascivia y deseo. �As� perrito, cogele el culo a mam�!. Atila cog�a
como un b�rbaro, y pude sentir su verga desgarrando mi esf�nter e llenando de
carne mi recto. Sus caderas golpeaban mis gl�teos, a la vez que con cada
embestida mil�metro a mil�metro me la fu� clavando en el ojete. Dej� caer mi
cabeza y torso sobre la almohada, quedando mi culo con el perro mont�ndome
freneticamente. De pronto sucedi� lo que yo ya sab�a: aumentaron sus embestidas,
golpea m�s fuerte mi culo y mi esf�nter fue vencido por la bola que tiene los
perros en su pija. Cogi� y cogi� y se detuvo. Alcanc� el orgasmo de placer y
Atila tambi�n, porque un gemido lastimero sali� de su garganta, a la vez que un
r�o de semen inund� mi recto e intestinos. El perro estaba acabando dentro m�o,
y como todos los perros trat� de sacarla. �Imposible!. Hab�amos quedado
abotonados. Su verga firmemente anclada a mi culo, derramando semen en el
interior de mi culo. Cruz� una de sus patas y quedamos culo con culo, abotonados
como los perros. El dolor y el placer con que gozaba era impresionante.
Estuvimos como media hora enganchados, ya que cuando un perro te coge por el
culo, dura m�s tiempo el abotonamiento. Lo dej� quietito, disfrutando del sexo
animal que estaba teniendo. Cuando nos desabotonamos, la verga de Atila estaba
sucia de sangre y mierda (ya que no imagin� esto), adem�s de gotear semen
perruno y orina. Mi culo lo mir� con un espejo de maquillaje. Estaba bastante
lastimado y dilatado. Me dol�a un poco, pero igual le agradec� a Atila la sesi�n
de sexo y que fuera el primer macho que me desvirg� el culo. Desde ese d�a, cada
vez que me coge un perro o cuando lo hago con Belfort, mi culo tambi�n tiene su
cuota de placer. Dem�s est� decir que esa noche y todas las siguientes, hasta
que se fue Atila (�c�mo lo extra�o!) mi culo fue su orificio exclusivo, sexo
anal solo para Atila. Esta es la historia de como un perro doberman me cogi� por
el culo.
Otro d�a les cuento otras historias, como cuando so�� que quedaba embarazada
de mi perro. �No te la pierdas!.
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Relato: Atila el perro anal
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