Lita 2
Despu�s de ese d�a en que estuve tan cerca de los pies de
Lita, comenc� a interesarme aun mas en ella y a pensar en todas las
posibilidades que exist�an para yo poder tocar, oler y lamer sus sandalias y
porque no sus pies tambi�n.
Hasta que un d�a me entere que Lita hab�a
renunciado a su trabajo en la casa del frente. Se pueden imaginar lo triste que
me puse al saberlo y durante mas de 6 meses pase recordando las gracias de sus
pies y la dulzura y la malicia con la que se mov�an al caminar. Aquel recuerdo
de sus colecci�n de chanclas viejas y el olor de sus pies y de calzando sus
"suave cahpina", que un d�a hab�a tenido la oportunidad de sentir, permanec�a
vivos y permanente en mi coraz�n. Ya cuando casi hab�a perdido las esperanzas,
me entere que la sirvienta de mi casa tenia que viajar a su pueblo para cuidar a
su hermana iba dar a luz, entonces era necesario conseguir una sirvienta
sustituta para un periodo.
R�pidamente me acorde que mi sirvienta era muy amiga
de Lita y suger� que le llamara para ver si estaba interesada. Despu�s de un par
de d�as ya estaba confirmado que lita y sus estupendos pies, vendr�an a pasar
una temporada en casa. Lita llego a casa un jueves por la tarde, cargando una
maleta y una caja. Yo estaba ansioso por ver si hab�a tra�do su colecci�n de
sandalias viejas que por tanto tiempo hab�an ocupado un lugar importante en mis
fantas�as. Yo me ofrec� a ayudarle con la caja sin saber que en su interior se
encontraban sus chanclas y zapatos.
Lita tenia puestos unos zapatos de cuero negro con un tac�n
fino y no tan alto, con la punta muy puntiaguda y debido a que sus dedos eran
muy anchos, era de suponerse que aquellos zapatos fueran un martirio para sus
indefensos pies. Yo le dije r�pidamente: -Lita, usted debe estar muy cansada del
viaje. Pongase c�moda Por que no se quita los zapatos?? Y ella, un poco
sorprendida por la hospitalidad del que seria su nuevo patr�n, se sent� en la
esquina de la cama, cruzo una pierna, tomo delicadamente el trasero de su zapato
negro y lo levanto lentamente para descubrir su c�lido y cansado
"carca�al"(parte trasera del pie) Yo me acerque, para poder sentir algo de aroma
de su pie, mientras ella lo desnudaba por completo. Sus dedos salieron encogidos
y rendidos, y r�pidamente los extendi�, separando lo mas posible uno del otro,
en se�al de relajaci�n. En momentos en que sus dedos se desencog�an y se abr�an,
una oleada deliciosa inundaba la habitaci�n, fue como una nube de olor a pie que
se desataba. No teniendo suficiente, Lita tomo su otro pie, lo desnudo y sin
ning�n complejo comenz� a rascarlo, pasando los dedos de su mano entre los dedos
de los pies, que parec�an despertar de un largo sue�o.
Esto fue como si
estuviera fumigando, olor puro y concentrado de pie en mi cara, cada ves que
frotaba entre sus dedos, el olor se incrementaba y penetraba por mi nariz de
manera insolente. Lita se percato del olor y dijo con un tanto de verg�enza:
"Creo que me "guelen" los pies", y continuo: " es que hace mucho calor me sudan
mucho los pies con estos zapatos" Yo encantado y extremamente excitado le
respond�: " A mi no me molesta para nada... yo pense que se trataba de un
perfume que usted se hab�a puesto... como se siente un olor tan rico." Y ella se
sonroj� y dijo: "no, no es mi perfume.... y su mama a que hora llegas? Yo
respond� brevemente: "a las 5:30", y trate de retomar el tema de sus pies que me
parec�a un excelente t�pico para comenzar nuestra relaci�n: Qu� peque�itos est�n
sus pies! Y que talla usa?? -Compro 5, pero aveces son muy grandes y como me
gusta que me queden apretados, tengo que comprar zapatos para ni�a. -Y por que
le gustan tan ajustados? Le gusta el dolor?
-No, no es eso, es que prefiero que me queden apretaditos a
que me queden todos flojos, respondi� ella, con su lenguaje t�pico, mientras
continuaba sobandose los dedos, la planta y el arco, con sus manos...
-Pero tiene sandalias mas c�modas para trabajar, pregunte yo
como haci�ndo el inocente. -Si, tengo un mont�n (muchas), las traigo en esa
caja, respondi� ella
-Le ayudo a sacarlas de la caja, pregunte yo. Y nuevamente
sorprendida por mis atenciones, contesto que si. Abr� la caja impaciente, como
un ni�o que destapa un regalo de cumplea�os, y poco a poco una luz y una mezcla
de distintos olores fue saliendo. No pod�a creerlo.., esta chica tenia mas
sandalias que una Diva de hollywood. Y las conservaba todas a pesar que estas
estaban muy viejas y usadas, entonces contin�e preguntado:
-Y cuantos pares tiene?
-Le dije que eran muchos... como 30..
-Los colecciona?
-Me da mucha lastima botarlos, porque mi piecito esta
dibujado en todas ellas. -Si la comprendo, porque se ver muy lindas con la
huella de sus pies.
-Gracias. -Y cuales va a usar ahora... puedo escoger yo??
si usted quiere??
-A mi me gustan estas "suave chapina" (si supiera que tanto
he so�ado con ellas, me dec�a yo mismo en mi cabeza)
-Esas est�n super viejas!!
-No importa.. a estas se les nota perfectamente la planta
de sus pies y eso me parece muy art�stico, por eso es que me llaman la
atenci�n, le dije yo para despistar y encubrir un poco mi fetiche que a esta
�poca aun yo no sabia exactamente lo que era.
Tome las veteranas "suave chapina", por primera vez entre
mis manos y le dije: -Quiere que se las coloque?? -No ser� mucha molestia como
dice la ni�a Florinda -Ser� un gusto cenicienta... Nos re�mos los dos y antes
que ella se pudiera arrepentir le met� las sandalias, rozando lo mas posible
mis manos con sus pies. Por fin despu�s de tanto tiempo, hab�a conseguido
tener contacto con estas peque�as maravillas de la naturaleza, y hab�a tenido
la suerte de hacerlo en un dia, en el que estos piecitos se encontraban,
cansados, calientes, h�medos, empapados de sudor de pie, con un olor
impresionante y afrodisiaco. -Que bonitos se le ven sus pies con esas
chanclas, hasta den ganas de com�rselos, le dije yo -Hay usted tan
bromista!... -Son los mas bonitos que he visto en mi vida, se ha hecho el
pedicura? -No, ni siquiera se que eso, -Es cuando le pulen las u�as y le hacen
un tratamiento al pie para que se vea mas bonito, pero por lo que veo usted no
necesita de eso.
Y Lita no supo mas que agregar y se quedo callada. Yo no
quer�a perder el hilo de la platica as� que pregunte: -Le molesta que le haga
tantas preguntas de sus pies? -No, es solo que lo encuentro un poco raro.... y
me da un poco de verg�enza. -Yo pienso que usted deber�a estar muy orgullosa
de sus pies ya que son muy lindos y graciosos. -Lo que pasa es que cuando era
ni�a, me apestaban mucho y se burlaban mucho de mi... Alguna gente me dec�a
que el mal olor se me sal�a de los zapatos y que cuando me los quitaba ere
insoportable.
-Yo encuentro que el olor de sus pies es muy rico, yo
podr�a pasar oliendolos toda la vida... Poco a poco �bamos entrando en
confianza y ella me iba mostrando todas sus sandalias. Me llamo la atenci�n un
par de chanclas amarillas que estaban en el fondo de la caja. Eran como una
red de pl�stico que cubr�an todo el pie con sus diagonales y entrelazados
cordones.
Yo le ped� a lita que las modelara para mi y ella encantada
acepto mi petici�n, diciendo que estas le quedaban muy ajustadas y que le
dejaban marcada toda su hechura en los pies. Con un poco de dificultad logro
penetrar su pie y encarcelarlo en tal particular jaula. Sus peque�os dedos,
amontonados y encaramados uno tras otro aprecian mirarme desahuciados, como
prisionero en una celda de oro. Estas sandalias no se ve�an tan usadas como
las otras, pero pod�a verse en el rostro de Lita que el dolor que estas le
provocaban la excitaba al m�ximo. -Se ve que le duele mucho. -Si, un poco -No
se preocupe, despu�s yo le hago un masaje -Le van a quedar las manos con olor
a pie.. -Eso es justamente lo que quiero. Usted no me cree que me vuelven loco
sus pies verdad?
-No no le creo -Para que me crea, me voy a acercar a ellos
y les voy a pegar una buena inhalada. -A que no se atreve! Y de un solo
movimiento me tire al suelo, puse mi nariz en la punta de sus sandalias
torturadoras que acribillaban sus dedos y le di una profunda y pronunciada
olida. Lita estaba anonadada y confundida, y solo pudo decirme: -Usted es
loco!! -Quiere que les pegue una lamida. -QUE? Y sin repetir mi pregunta me
dispuse a limpiar sus pies con mi lengua y a enjaular mi pene en sus sandalias
amarillas.
En menos de dos minutos ya hab�a inundado de semen sus
chanclas y de saliva sus pies... Este no era que el principio de una hermosa y
rom�ntica relaci�n entre, los mal olientes pies de Lita, sus usadas sandalias
y yo. Despu�s de alg�n tiempo otras partes del cuerpo de Lita fueron
incorpor�ndose a nuestros encuentros de pasi�n y fetichismo...