Relato: Por una venganza, violaron a mi esposa y a mis hijas frente a m�. Esta es la primera historia que subo a esta p�gina; espero sus comentarios.
Este relato es una historia dif�cil de contar, pero a la vez excitante; debo advertirles que est� bastante fuerte; contiene sexo forzado y lenguaje obsceno. Por su tama�o lo divid� en tres partes.
Lo que voy a contar es la historia de lo que sucedi� hace ya un buen tiempo, me duele mucho, pero a la vez me excita el recuerdo; espero no ofender a nadie ni que piensen que estoy loco, solo quiero relatar esto.
Primero debo explicar los antecedentes:
La prima del monstruo
Hace alg�n tiempo, m�s concretamente en mi juventud, fui un chavo banda, un vago sin oficio ni beneficio; me la pas� en el cotorreo y en pachangas; con mis cuates delinqu� en varias ocasiones y comet� muchos delitos de los que despu�s me arrepent�; recuerdo en especial una ocasi�n en que est�bamos varios amigos y yo en la esquina donde siempre nos reun�amos cerca de las 12:00 de la noche, tomando y drog�ndonos como acostumbr�bamos hacerlo; cuando vimos que a una cuadra pasaba una chica caminando aprisa sola, con una minifalda muy cortita y abrazando sus cuadernos; se ve�a que ven�a de la escuela. La bebida y la droga nos hicieron pensar e inmediato en ya sabes qu�. De inmediato nos pusimos de acuerdo y tres de mis amigos corrieron para dar la vuelta a la manzana e interceptar a la chica por el otro lado; y otros tres de nosotros caminamos hacia la esquina, sigui�ndola; mientras, los tres restantes fueron a la casa de uno de ellos por su coche. Cuando ella se dio cuenta de que la segu�amos, camin� m�s r�pido, sin imaginarse la trampa que le ten�amos; la calle estaba oscura y nosotros camin�bamos sin prisa, para que ella creyera que no nos interesaba, de cualquier manera, apret� el paso, casi corriendo; pero casi al llegar a la esquina vio que ven�an de frente nuestros amigos, los cuales caminaban a media calle como si estuvieran platicando y no le fueran a hacer nada, ella se cruz� la calle e intent� esquivarlos, pero en cuanto se acerc� a ellos, el que se encontraba m�s cerca se abalanz� sobre ella; la chava quiso correr, pero �l ya la hab�a sujetado del cabello; ella solt� sus cuadernos e intent� gritar, pero la mano de mi amigo le tap� la boca r�pidamente; ya los otros dos estaban junto a ella; entre los tres la cargaron y r�pido la llevaron con nosotros; en ese momento ya llegaban los otros con el auto y a la fuerza la subimos; ella pataleaba y manoteaba, pero �ramos muchos y no pod�a hacer nada; por el contrario, su resistencia nos excitaba m�s, pues la faldita se le sub�a, dejando ver sus muslos y hasta sus calzoncitos, y la blusa se le abr�a, dej�ndonos ver dos hermosos senos muy bien formados.
Como no cab�amos todos en el auto, nos fuimos cinco con ella en el carro y a los dem�s les toc� irse caminando. Arrancamos r�pidamente, mientras la chava segu�a luchando por librarse de nosotros, en una de esas, le destapamos la boca y nos grit�: ��Basta, d�jenme, que quieren!�; nosotros, drogados y tomados nos re�mos de su pregunta y le contest�: ��De verdad no sabes lo que queremos mamacita?� y comenc� a acariciarle las piernas y las tetas sobre la ropa. Entre todos la manoseamos por todos lados y ella comenz� a llorar.
La chica estaba muy guapa, ten�a cabello largo, casta�o claro y una cara un poco redondita, era blanca y de ojos grandes, sus labios eran carnosos y su nariz respingadita; sus tetas eran firmes y redondas, m�s bien medianas, ten�a muy buena pierna, bien formadas y torneadas; su culito respingadito estaba flanqueado por dos poderosas y redondas nalgas; se me hac�a agua la boca de imaginarme el manjar que est�bamos a punto de disfrutar.
No tardamos mucho en llegar a un predio en el que alguna vez hab�a existido una bodega ubicada en una zona fea y oscura y que nos serv�a de guarida para nuestras fechor�as; he de decir que no era la primera vez que llev�bamos alguna chica ah� a la fuerza y la disfrut�bamos todos sin importarnos su sufrimiento.
Uno de mis cuates se baj� a abrir el port�n y entramos con todo y el carro. Estaba todo muy oscuro y uno de nosotros prendi� una l�mpara de mano que ten�amos ah�; la l�mpara ilumin� un sucio colch�n tirado en el piso, una mesita de centro que llegaba a las rodillas y un sill�n grande desvencijado. No hab�a m�s muebles, pues estos los hab�amos conseguido por ah� de lo que la gente tira.
Nos bajamos y entre tres cargamos a la joven; literalmente la tiramos al colch�n y le gritamos que se desnudara; ella, llorosa y asustada nos grit� que no, que la dej�ramos ir o tendr�amos serios problemas con su primo; nos extra�� esto y uno le pregunt� quien era su primo; su respuesta nos asombr�: nos dijo que su primo era otro vago como nosotros al que apodaban �El monstruo�, el cual era un viejo conocido de nosotros, pues pertenec�a a una banda rival y ten�a fama de maldito, pues ya hab�a matado como a cinco enemigos y continuamente se hablaba en la colonia de sus atracos, asesinatos, violaciones, etc. En fin, era una fichita; pero la verdad es que nosotros le tra�amos ganas al tal monstruo, pues en una ocasi�n el solo nos golpe� a tres y casi nos manda al hospital; en especial yo le ten�a mucho odio y rencor y me alegr� de tener una manera de vengarme de �l. S� que pensar�n que no era justo que yo me vengara de un tipo con su prima, pues ella no me hab�a hecho nada, pero en ese momento yo estaba muy drogado y tomado para comprenderlo, adem�s, era un joven que cre�a que nunca se le revertir�a algo as�; qu� equivocado estaba. Dos de mis cuates dijeron que mejor dej�ramos en paz a la chava, pues no quer�a problemas con el tipo este, pero los dem�s nos burlamos de ellos, los llamamos maricones y les dijimos que si se largaban no quer�amos volver a verlos jam�s y que nosotros les partir�amos la madre en cuanto los vi�ramos, as� que decidieron quedarse y comenzamos la org�a; cuanto me arrepent� despu�s de haber reaccionado as�.
Levant� a la chava del cabello y le dije: ��Mira puta, te encueras tu o te encueramos nosotros, y si no cooperas te va a ir peor!�. La chava grit� e intent� ara�arme la cara, pero logr� hacerme hacia atr�s y uno de mis cuates le alcanz� a detener el brazo. En ese momento llegaron nuestros amigos que se hab�an venido caminando; uno de ellos pregunt� que pasaba y le explicamos; como �l tambi�n le ten�a odio al monstruo, pues lo hab�a dejado tuerto, se alegr� y nos dijo que qu� esper�bamos para cog�rnosla, que el ped�a entrar primero; lo cual origin� una discusi�n, pues todos quer�amos estrenarla; pues en uno de sus gritos ella hab�a dicho que era virgen, as� que eso nos excit� a�n m�s.
Como la chava parec�a una fiera, decidimos amarrarle las manos a la espalda y as� lo hicimos con una cuerda de zapato que alguien se quit� por ah�. Alguien pregunt� si la amordazaba y le dije que no, que quer�a escuchar sus gritos y gemidos cuando me la estuviera cogiendo. Literalmente le arranqu� la blusa y la falda mientras otro de mis amigos la deten�a a�n de pi�. Levant� su sost�n y dej� al descubierto sus tetas; las acarici� con morbo y le pellizqu� los pezones, lo que la hizo gritar; me agach� y lam� los senos firmes y v�rgenes a�n; la chava segu�a resisti�ndose, pero poco a poco comenzaba a sentir placer, lo not� en su actitud; met� la mano por debajo de su pantaleta y acarici� el cl�toris; ella cerraba las piernas, pero mi mano la oblig� a abrirlas; introduje un dedo en su rajadita y me di cuenta que estaba mojada; como mi intenci�n no era hacerla sentir placer, sino que sufriera, pellizqu� con fuerza el cl�toris y al mismo tiempo le mord� el seno derecho, ella solt� un fuerte grito y las l�grimas salieron de sus ojos. Le dije: �Eres una puta, ya est�s excitada� y le puse mi dedo h�medo de sus jugos en la nariz; �No te creo que seas virgen� y uno de mis amigos me dijo, pues vamos a comprobarlo de una vez �no?.
��Qui�n se la va a coger primero?� grit� uno de mis amigos; todos dijimos �Yo� y decidimos echarlo a la suerte mediante un juego cruel que yo propuse: cerramos bien las puertas y colocamos a la chava en medio del lugar, le quitamos el sost�n, los zapatos y las medias y le bajamos la pantaleta a los tobillos, vimos su conejito con una matita de pelo ensortijado oscuro y le dijimos que ten�a tres minutos para escapar, que si no lo lograba, nos la coger�amos todos, conforme la fu�ramos encontrando. Ella quiso decir algo, pero le dije que mientras menos ruido hiciera, ser�a m�s f�cil escapar, as� que no dijo nada. Apagamos todas las l�mparas y unas velas que hab�amos encendido; todo qued� en penumbras, no se ve�a nada y le gritamos a la chava que su tiempo estaba corriendo; como te habr�s dado cuenta, era imposible escapar en esas condiciones; atada de manos, con la pantaleta en los tobillos impidi�ndole caminar bien, descalza en el piso sucio de tierra, vidrios y piedritas, a oscuras y encima de todo, con las puertas cerradas. Nosotros nos separamos en diferentes direcciones y escuchamos un golpe seco contra el piso, la pobre se hab�a ca�do, pero no grit�; uno de nosotros grit� al poco tiempo: �Va un minuto�; despu�s o�mos como chocaba contra la mesita de centro y contra la pared; �Van dos minutos� grit� la voz y escuchamos como volvi� a caer; nosotros no hac�amos ruido, en primer lugar, para que no supiera donde est�bamos y en segundo lugar, para ubicar donde estaba ella y ser el primero en llegar por nuestra presa.�Dos minutos y medio� se escuch�; me desnud� y me prepar� a buscarla; no sab�a como habr� hecho para levantarse o si estar�a tirada a�n. �Dos minutos cuarenta y cinco�; se oy� otro golpe; �diez segundos, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno... ahora�. Se escuch� gran movimiento de todos nosotros buscando a nuestra v�ctima; yo estaba seguro de que se encontraba a mi derecha, como a cinco metros y hacia all� camin� a ciegas, solo con mis zapatos puestos tratando de no hacer ruido y de repente sent� algo, unos brazos, grit�: ��Te atrap�!�, pero mi amigo me grit�: �Su�ltame guey, no friegues� lo solt� y segu� buscando a tientas igual que los dem�s, pasaba el tiempo y pens� si no se habr�a escapado de verdad, pues nadie la encontraba; de repente, mis pies chocaron con un bulto grandecito; me agach� de inmediato y sent� su cuerpo desnudo y su cabello, estaba tirada y en posici�n fetal, tratando de esconderse, pens� en gritar de nuevo, pero decid� seguir con el suspenso; r�pidamente le tap� la boca con una mano y con la otra le quit� la pantaleta, ella comenz� a moverse queriendo escapar, pero la volte� boca arriba y me encim� en ella; aunque no quer�a hacer ruido, era imposible y escuch� que los dem�s se acercaban; met� mi rodilla entre sus piernas, oblig�ndola a separarlas; mientras con una mano le segu�a tapando la boca, con la otra agarr� mi verga y la enfil� a donde sent� su panocha, sent� la entrada de su rajada y le destap� la boca para acomodarme; ella grit�: ��NO, por favor no, por piedad, d�jame!�; los dem�s lo escucharon y se acercaron r�pidamente, no corrieron por miedo a caerse, supongo; de golpe le clav� la verga en la panocha; me doli� un poco, pues estaba muy cerrada y seca, pero de inmediato sent� mucho placer; se escuch� un fuerte grito de dolor: ���AAARRRGGHH!!�; alguien encendi� una linterna y se dieron cuenta que les hab�a ganado; yo me empec� a mover, bombeando salvajemente la panocha de la chava que gritaba desesperada: ��No, no, no, por favor no!�, lo cual me excitaba aun m�s e increment� la fuerza del bombeo, goz�ndola como nunca hab�a gozado una violaci�n; sus tetas se bamboleaban al ritmo que yo le marcaba; los dem�s, que ya estaban desnudos, se quedaron viendo como me la cog�a y se agarraban las vergas esperando ser el siguiente en entrar. Alguien dijo: �Miren, si era virgen�, pues vieron la sangre correr entre sus piernas y comenzaron a vitorearme y a gritar de j�bilo, segu� bombeando un buen rato, mientras ella segu�a gritando, hasta que sent� como me llegaba el orgasmo y me vine dentro de ella con un gran chorro de semen, sent� que me sal�a y sal�a hasta que cre� quedarme seco. Ella sigui� llorando y uno de mis amigos se prepar� a penetrarla, no s� como decidieron el orden, yo estaba agotado.
Me levant� orgulloso de mi haza�a, dej�ndola tirada y desnuda, a merced de mis amigos; el tuerto, sin m�s tardanza, se encaram� en la chava y la penetr� salvajemente, la chica aull� de dolor y sigui� suplicando: �Ya no, por favor, por lo que m�s quieran ya no, d�jenme, se los suplico�. Pero lo �nico que obten�a como respuesta eran las risas burlonas de nosotros y sarcasmos como: �A ver, que te salve tu primito de esta, �no que muy valientita?�, �Si bien que te gusta puta, no te hagas�, �que se me hace que le das sus buenas chupadas al monstruo�. Diciendo esto, uno de ellos se acerc� a la cara de la chava y tom�ndola de los cabellos le orden� que abriera la boca; ella se neg�, trat� de voltearse y mantuvo la boca cerrada, pero el tipo con dos dedos de la otra mano le tap� la nariz, ello oblig� a la joven a abrir la boca para respirar y en ese momento el introdujo su pene por la suave y h�meda cavidad bucal de ella; con una mano la oblig� a mover la cabeza hacia delante y atr�s, haci�ndola que le mamara la verga.
Pas� un rato, l�gicamente ya no se o�an los gritos de ella, pero si las burlas de nosotros y los gemidos de placer de los dos que se la estaban cogiendo, uno por la vagina y el otro por la boca. Un rato despu�s, el tuerto se vino dentro de ella con un gran grito y apret�ndole las nalgas. Al salirse �l, otro se prepar� para entrar y de igual manera, sin contemplaciones, clav� su larga verga en la panocha de nuestra v�ctima; casi al mismo tiempo, el que estaba recibiendo la mamada se vino y la oblig� a tragarse el semen mientras le dec�a: �Tr�gatelo puta, es la leche que tanto te gusta, tr�gatelo todo o te madreo�; vimos como un poco de semen escurri� por la comisura de los labios y como con asco la chica trat� de tragar todo lo dem�s. En cuanto el se sali� de su boca ella volvi� a gritar que la dej�ramos, pero ya otro de mis cuates le met�a la verga en la boca, oblig�ndola a hacer lo mismo que con el anterior. As� fue durante bastante tiempo, nos turnamos para violarla todos, ya sea cogi�ndola por la vagina o ya sea oblig�ndola a chuparnos la verga a cada quien. Yo la penetr� dos veces por la panocha.
Pas� toda la madrugada y nos dimos cuenta que amanec�a por que entraba un poco de luz por unas rendijas de las ventanas tapadas. Yo ten�a hambre y sue�o, as� que les dije a mis cuates que comi�ramos algo; estuvieron de acuerdo, pero entonces pensamos que har�amos con la chava, primero pensamos ya dejarla ir, pues ya la hab�amos gozado bastante; pero uno de mis amigos dijo que no conven�a por la hora, pues ya hab�a amanecido y la gente ver�a de donde sal�a la chava y adem�s pensamos que ir�a a acusarnos con su primo el monstruo. As� que decidimos que dos de nosotros fueran por algo para comer y los dem�s nos quedar�amos ah�.
Cuando ellos se fueron, y ya que ten�amos sue�o, nos �bamos a dormir, pero antes nos aseguramos que ella no escapara y para esto hicimos lo siguiente: Sacamos unas cuerdas largas que hab�a por ah� y las pasamos a trav�s de una viga alta de las que sostienen el techo de l�mina de las bodegas; desatamos a la chava y con un extremo de la cuerda le atamos las mu�ecas por delante de ella; la obligamos a abrir la boca y le metimos su propia pantaleta, enseguida le colocamos cinta adhesiva para que no pudiera gritar, le ordenamos hincarse en la mesita y una vez que lo hizo, le doblamos las piernas hacia atr�s, de manera que sus talones pegaban con sus nalgas y le atamos los tobillos a los muslos para que no pudiera desdoblarlas; una vez que estuvo as�, entre varios jalaron el otro extremo de la cuerda, levantando sus brazos poco a poco hasta que quedaron por encima de su cabeza; la levantaron un poco de tal manera que sus rodillas apenas tocaban la mesa y ataron el extremo de la cuerda a unas varillas que sal�an un poco de la pared. Ya que la dejamos as� y convencidos de que en esa posici�n no escapar�a y que si lo intentaba har�a mucho ruido, nos acostamos donde pudimos y nos dormimos, bueno al menos yo me dorm� profundamente.
Cuando me despertaron, fue porque ya hab�an regresado los dos enviados con unas tortas y nos dispusimos a comer; supusimos que la chava tendr�a hambre tambi�n despu�s de tanto sexo y la desatamos de todo para que comiera algo; advirti�ndole que no intentara escapar porque le ir�a muy mal, adem�s de que le hab�amos escondido la ropa para que no se atreviera a salir desnuda; al principio no quiso comer, pero al parecer el hambre la venci� y todos comimos un poco y tomamos algunos refrescos. Cuando terminamos, le volvimos a atar las manos a la espalda a la chava y le dijimos que se acostara en el colch�n, ella no quiso, pues pens� que la volver�amos a violar, pero al parecer ninguno estaba excitado todav�a y le dijimos que la dejar�amos dormir. As� fue.
La dejamos dormir unas tres horas, pero mientras estuvimos pensando que har�amos con ella, pues ten�amos un poco de miedo de su primo, porque como ya se nos hab�a pasado el efecto de la droga, no nos sent�amos tan valientes como antes; est�bamos en un gran problema, incluso uno de mis amigos sugiri� que la mat�ramos para que no dijera nada, pero en eso si no estuvimos de acuerdo la mayor�a, nos daba miedo ser asesinos y adem�s ya la hab�amos hecho sufrir bastante; al final, decidimos que la amenazar�amos con matarla a ella y a su familia si dec�a algo o nos denunciaba, pues ten�amos su identificaci�n con su domicilio y sab�amos quienes viv�an con ella.
Parec�a que ah� terminar�a todo, pero no fue as�, pues empezamos a tomar y de nuevo a consumir droga y poco a poco nos fuimos embotando los sentidos nuevamente; vimos a la chica desnuda y atada y volvimos a excitarnos, pensamos que no pod�amos dejarla ir nada m�s as� sin disfrutarla de nuevo y decidimos darle otra �repasada�. Ella dorm�a pl�cidamente sin saber lo que le esperaba.
La levantamos a�n medio dormida y la hincamos en uno de los costados cortos de la mesita, le atamos una pierna casi en la rodilla a cada pata de la mesa, ella empez� a gritar: ��Oigan que me hacen, no, d�jenme ya por piedad!�, pero nadie le hizo caso, le pas� una cuerda por la espalda casi a la altura de la cintura y la at� por debajo de la tabla de la mesa y aprovech� para atarle la cuerda que ya ten�a en las mu�ecas con esta �ltima; en esa posici�n la dejamos mientras ella segu�a gritando y maldici�ndonos, uno de mis amigos sugiri� que la amordaz�ramos de nuevo, pero algunos dijeron que esa zona estaba muy sola y que nadie la escuchar�a, pero nuestro amigo nos explic� que cuando sali� por el desayuno, vio gran actividad afuera, pues ya se hab�a corrido la voz de la chava desaparecida y la buscaban por toda la colonia y vimos que ten�a raz�n, pues si alguien llegaba a escuchar los gritos de la chica l�gicamente investigar�a ah�; por lo tanto, le volvimos a meter la pantaleta en la boca y a sellarla con cinta para que no gritara.
Para ponernos de acuerdo en el orden en que nos la coger�amos, decidimos medirnos las vergas (Imag�nate) y empezar�a el que la tuviera m�s grande, luego el que le siguiera en tama�o y as� sucesivamente; gan� un amigo que le dec�amos el flaco, porque realmente estaba muy flaco, pero ten�a la verga m�s larga de todas; a m� me toc� en tercer lugar.
El flaco se coloc� detr�s de la chava, que se retorc�a, gem�a y lloraba queriendo soltarse, pero el flaco se hinc� e intent� meterle la verga en la vagina; pero por la posici�n en que la pusimos, ni la verga del flaco llegaba hasta la vagina, por lo que decidi� cog�rsela por el ano; meti� un dedo en el ano de la chava que se retorci� con m�s fuerza y el flaco le dijo: �Mientras m�s te retuerzas m�s te va a doler, as� que mejor flojita y cooperando�. La chava se qued� quieta y el flaco se coloc� atr�s de ella medio en cuclillas, empez� a meter su verg�n en el ano de la chica y vimos como ella cerraba los ojos y dejaba escapar tremendos lagrimones por el dolor que le infling�a la verga del flaco. El, sin miramientos bombe� con furia el culo de la joven durante un rato hasta que se vino dentro de ella. Al salir �l entr� otro y le dijo: �pinche flaco, ya la dejaste bien abierta, a ver si siento algo�; pero la verdad es que su verga era m�s ancha que la del flaco y al meterla en ano de la chava ella sinti� igual o m�s dolor que con el primero; de la misma manera, masacr� el ano de ella hasta que se vino, pero el se sali� y llen� la espalda y las nalgas de la chava con su semen.
Lleg� mi turno, me detuve un momento y los dem�s me apuraron, les dije que no ten�a prisa, que ella no se iba a ir y que estaba esperando a que el culo cerrara un poco, pues el anterior se lo hab�a dejado muy abierto y no gozar�a yo igual. Mis compa�eros rieron con mis ocurrencias y me dejaron en paz. Cuando cre� que era tiempo, me coloqu� atr�s de ella y le met� la verga poco a poco, una vez que la tuvo toda adentro, me qued� quieto unos segundos para hacerla sufrir m�s, pero m�s bien creo que sirvi� para que se acostumbrara a mi verga y empec� a moverme; la agarr� de los cabellos y entr� y sal� de su ano sin piedad, sintiendo un gran placer y gozando cada embestida. Pasaron unos diez o doce minutos y entonces me vine; sent� como sal�an chorros de semen de mi verga e inund� las entra�as de la joven. Al salirme yo, continu� otro y otro y otro hasta que nos la cogimos todos; cuando terminamos, vimos que a�n hab�a luz del sol, por lo que maliciosamente decidimos volv�rnosla a coger y lo hicimos en el mismo orden y de nuevo por el culo; al final su ano qued� masacrado y sangrante de tantas cogidas.
La soltamos y le dimos su ropa, le dijimos que se pod�a ir, pero que si nos denunciaba o alguien llegaba a saber lo ocurrido, la matar�amos a ella ya toda su familia. Ella, llorando nos jur� que no dir�a nada y nos pegunt� que dir�a en su casa cuando llegara, le dijimos que ese no era nuestro problema y que se largara de inmediato o nos la volv�amos a coger; ella se visti� llorando y sali� casi corriendo. Fuimos afortunados pues el monstruo en ese entonces estaba en la c�rcel, pero despu�s vendr�a su venganza cruel.
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Relato: Por una venganza, violaron a mi esposa y a mis hijas frente a m�.
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