Historias de familia
Cuando volv� a ver a Antonia y Nelly, por la calle hoy por la
tarde, volvieron a mi mente momentos pasados hace ya unos a�os.
Ambas mujeres, hoy ya bastante mayores, tiene algo en com�n.
Son cu�adas y marcaron etapas importantes en mi vida. La primera fue la causante
de mi debut sexual en la adolescencia y la segunda mi primer infidelidad.
Alterando la cronolog�a de situaciones, les contar� lo
sucedido y que me llev� a relacionarme con cada una de ellas.
Nelly era la m�s elegante de las solteras del barrio,
dedicada al arte pl�stico, jam�s ha vestido otra cosa que polleras por debajo de
las rodillas, camisas o blusas pr�cticamente cerradas hasta el cuello, peinados
de porte y un inconfundible perfume a lavanda desde que yo lo recuerdo. Ten�a la
edad de mi madre y viv�a a escasos 50 metros de la casa de mis abuelos.
En mi memoria se encuentran im�genes de mi ni�ez, donde no
hac�a m�s que resaltar que ella era mi novia (ante su sonrisa y comentarios a
media voz) y que me esperar�a en solter�a hasta que siendo un "hombre grande" me
casar�a con ella.
El paso del tiempo fue borrando aquella idea de mi mente, de
hecho la fue cambiando por "la solterona" o la clienta molesta que concurr�a a
diario, invariablemente a la hora del cierre del comercio de mi padre y
provocaba mi enojo por perder tiempo de descanso o bien de deportes junto a mis
amigos.
Como se�al� en un principio, fue mi primer infidelidad y por
tanto, el motivo de mi relato en esta fresca madrugada del 2 de abril de 2004.
Me hab�a casado con 21 a�os reci�n cumplidos y deb� alquilar
un departamento de reducidas dimensiones, pero el progreso econ�mico que estaba
logrando me llev� a iniciar la b�squeda de una casa para mi novel familia.
Fue quiz� un comentario en el comercio de mi padre, y que
ella escuch�, la raz�n de aquel encuentro.
Era s�bado, d�a en que mi esposa junto a mi peque�o hijo se
dirig�an desde temprana hora a la casa de mi suegra y yo le destinaba a comer
aquello que m�s me agradaba para luego descansar hasta la hora de volver a mi
trabajo.
No extra�� que Nelly hiciese su aparici�n, puntualmente a las
12:55 (cerr�bamos a las 13) y se despachase con una compra que nos demoraba
hasta las 13:15.
A rega�adientes la atend�, mientras mi padre y hermana
conclu�an con la limpieza del local. Se despidi� con un "nos vemos enseguida",
cosa que pas� virtualmente desapercibida para m� y mis acompa�antes pero que
luego entend�.
Cerramos y cada cual inici� el camino a su hogar, mi padre y
mi hermana en autom�vil rumbo a su casa y yo caminando hacia el m�o.
Cuando inici� el recorrido la vi frente a la puerta de su
casa y con un juego de llaves en la mano. Me pareci� de lo m�s normal, pero al
llegar donde se hallaba parada me detuvo con una pregunta:
"�es cierto que estas buscando una casa para comprar?
Me detuve y confirm� la respuesta, "s�, algo de tama�o
mediano que permita ampliaciones a futuro".
"�quer�s ver �sta de aqu� al lado? Los due�os se fueron de la
ciudad y me dejaron a cargo para mostrarla si ven�a alg�n interesado" me dijo.
Asent� con la cabeza, pese a que conoc�a la casa y sab�a
positivamente que escapaba a mis posibilidades.
Observ� si hab�a alg�n testigo de nuestro ingreso y luego
abri� la puerta de calle. "Hay mucha gente nueva en el barrio y no son de
confiar" me coment� mientras encend�a las luces de la primer estancia.
Fuimos recorriendo las dependencias, iniciando el recorrido
desde un sal�n destinado a fiestas familiares que se hallaba en el patio
trasero. Hablaba en voz muy baja, casi como un susurro, y comentaba las bondades
de la construcci�n.
As� fueron pasando una a una las habitaciones, aunque elud�a
mostrarme lo que se supon�a era un dormitorio matrimonial.
Volvimos al patio de la casa y junto a una piscina de escasas
dimensiones se detuvo a mostrarme frutales, que en flor, daban una imagen por
dem�s agradable.
Gir� y d�ndome la espalda se dirig�a rumbo al lavadero. All�
repar� en su pollera, que se hallaba con el cierre bajo y dejaba asomar un tono
rosado que imagin� correspond�a a su ropa interior. Levant� la vista de aquel
sector de su anatom�a y observ� una ara�a que quiz� se habr�a descolgado de
alguno de los frutales y caminaba directamente hacia su cuello.
"Qu�date quieta" le se�al� casi como una orden y detuvo sus
pasos de inmediato. A continuaci�n apliqu� un golpe algo violento a su cuello,
aplastando a aquella alima�a.
Se sorprendi� por lo que hice e inici� una r�pida protesta
por mi accionar, que se detuvo al observar mi mano con los restos del animal.
Quiz� la impresi�n la llev� a perder ligeramente la vertical
y alcanc� a tomarla en brazos evitando su ca�da. Fue un brev�simo desmayo pero
alcanz� para que me inundase con su perfume de lavandas y pudiese sopesar su
cuerpo.
A�n mareada, me indic� que la llevase a aquella habitaci�n
que hab�a eludido de mostrarme y al abrir la puerta hall� una cama de dos plazas
revuelta donde reposaba un camis�n, un soutien y un calz�n de buenas dimensiones
junto a una toalla h�meda.
Quit� como pude aquellas prendas y la deposit� sobre la cama.
Me pidi� le llevase un vaso con agua al tiempo que frotaba su mano contra el
sector donde hab�a recibido el golpe.
Al volver a la habitaci�n, me pidi� revisase su cuello pues
algo le molestaba. Para ello y solicitando su permiso, le quit� la eterna camisa
de cuello alto y cerrado, liberando la zona de la presi�n y note una peque�a
hinchaz�n bastante colorada. Cuando volvi� a girar para colocarse de frente a m�
no pude evitar mirar sus pechos, que bastante grandes, sub�an y bajaban
r�pidamente al ritmo de su respiraci�n.
Me sorprendi� observ�ndolos y coment� "�Te gustan? �Son tan
grandes como los de tu hembra?"
Debo haberme puesto tan rojo como un tomate y logr� balbucear
un "Nnno".
Se sent� en la cama y me tom� una mano, para depositarla
sobre uno de ellos y gui�ndola la hizo recorrer toda su redondez hasta detenerse
en el pez�n que se ergu�a como una cumbre de un monte.
Segu�a all� parado como una estatua, petrificado, mientras
ella se acariciaba utilizando mi mano. Comenz� a bajarla por el canalillo de sus
pechos y la fue llevando rumbo a su vientre. Sonriendo me dijo "�No te anim�s?
�Jam�s franeleaste a una hembra que no fuese la tuya?" y tom�ndome m�s
firmemente me atrajo a ella y ca�mos en la cama.
All� sal� de mi estupor y comenc� a desplegar todo un arsenal
de caricias que fueron recorriendo su piel desde el cuello hasta el borde de su
pollera, para por sobre ella, hundirse tanto como pod�an entre sus piernas.
Cerr� los ojos y comenz� a acicalarme con frases tales como
"al fin guachito, meteme la mano por donde quieras. Tocame y calentame como a la
turra de tu mujer"
Reconozco que all� me perd� totalmente y me descontrol�. Sub�
su soutien y liber� sus pechos chup�ndolos de manera desenfrenada al tiempo que
levantaba su pollera tan torpemente como mi calentura me lo permit�a.
Apretaba su concha con tanta vehemencia que la hacia gemir y
quer�a meter mis dedos en ella sin quitar aquel calz�n de gran tama�o. Estaba
mojada y yo totalmente excitado.
Me baj� como pude el pantal�n y el slip liberando mi verga
que estaba a full.
La frotaba contra su concha por sobre el calz�n logrando m�s
y m�s humedad. Con un movimiento r�pido corri� el calz�n hacia un costado y me
gui� a su interior, cuando la penetr� me comenc� a mover muy r�pidamente dentro
de esa concha apretada.
Los movimientos eran violentos, sin piedad y con ansiedad por
llegar al punto m�ximo a la brevedad.
Reconozco que me dio una clase magistral pues gir� sobre m�,
y acostada sobre mi cuerpo me domin� y prolong� la relaci�n por un tiempo
bastante largo. En tanto, yo me aferraba a sus nalgas enterrando mis manos en su
zanja y las apretaba con mucha fuerza, como queri�ndola abrir por el culo.
Me cogi� como nadie hab�a logrado hasta ese entonces, acab�
en medio de un gran suspiro y rendida por el ejercicio cay� sobre mi cuerpo.
Al cabo de un tiempo se levant�, se quit� la pollera y el
calz�n, se par� junto a la cama con las piernas abiertas y presionando su
vientre hizo caer parte de mi semen en sus ropas. Luego me tom� por las manos y
me sent� en el borde del colch�n, situ�ndome frente a una gran concha plagada de
semen y flujo y con un movimiento brusco enterr� mi cabeza entre sus piernas,
oblig�ndome a mamarsela.
Me caus� un poco de asco, pero era la primer concha que
mamaba en mi vida y el olor a hembra pudo m�s. La chup� hasta que sus piernas se
aflojaron y se tumb� sobre mi, dej�ndome aplastado por su cuerpo y esa concha
jugosa. La frot� despiadadamente sobre mi boca y su pelaje �spero raspaba en mis
labios. Acab� por segunda vez con un grito ahogado.
Se retir� de mi cuerpo y trat� de recomponerse, me mir� y
dijo "Sos m�o, hasta que yo diga y cuando yo quiera"
Dicho esto se puso nuevamente sus ropas, se agacho sobre m� y
me propin� una media mamada que me dej� m�s caliente que al inicio de toda la
acci�n.
Ri�ndose, se levant� y arroj�ndome la ropa me se�al� la
puerta. Me vest� y sin entender totalmente lo sucedido, la segu� metiendole mano
a su culo hasta la puerta donde dirigi� su mano a mi verga y dijo "�Viste? No te
casaste conmigo pero me cogiste como si fuese tu hembra"
Fue la primera vez, luego se repiti� en otras ocasiones pera
ya sent�a m�s que era una obligaci�n que un encuentro de amantes. Al cabo de un
tiempo todo esto se termin�, y supe que ella hab�a provocado la separaci�n de
dos matrimonios por haber seducido a las mujeres y no a los hombres.
Alejandro Gabriel Sallago
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