Relato: Necesidad Ardiente Hola, soy una chica de 27 a�os, mido 1.60 cm, trigue�a, de
cabellera larga y lacia, y de cuerpo digamos que normal, aunque s� debo decir
que tengo un trasero bastante bien formado que hered� de mi madre; divorciada
y con una hija de 10 a�os.
En fin, este relato que voy a contarles es ver�dico,
sucedi� en el a�o de 1998, es decir, hace 6 a�os, cuando yo era una estudiante
universitaria de 21 a�os.
Todo comenz� cuando, por la necesidad de mantener a mi
hija, ya que desgraciadamente el padre de �sta fue un desobligado, tuve que
buscar trabajo de lo que fuera, siempre que tuviera tiempo para mis estudios,
pero no encontraba nada, hasta que un d�a una vecina me coment� que una amiga
suya estaba buscando quien le ayudara con los quehaceres de la casa, lo que no
me pareci� mala idea y fui a verla; despu�s de una corta entrevista y poner
las condiciones de trabajo, fui contratada de inmediato, y c�mo no si la casa
era un desorden total, pero era de esperarse, ya que tanto la se�ora, como el
marido, trabajaban; en fin, iba a esa casa 2 veces por semana, mi�rcoles y
s�bados; cabe decir que dentro de esas condiciones tambi�n puse las m�as en
claro, necesitar�a permiso de salir por las tardes a mi casa para ir a ver a
mi hija y saber si ya hab�a comido, ya que una vecina era quien se encargaba
de recogerla de la escuela el mi�rcoles, llevarla a casa y cuidarla mientras
yo regresaba hasta anochecer, y los s�bados se quedaba la ni�a con ella hasta
que terminaba mis quehaceres, permiso que me fue concedido siempre que
regresara a terminar mi trabajo, y aunque terminaba exhausta siempre me di
tiempo para continuar mis estudios y hacer mis tareas.
El se�or de la casa, en aqu�l entonces un hombre de
aproximadamente treinta y cinco a�os, desde el momento en que llegu� a la
entrevista, me mir� de una forma tan cachonda que me logr� excitar y casi casi
me moje la pantaletita, fue cuando supuse que le atra�a, jaja, era muy
excitante saberme deseada por un hombre despu�s de que mi marido no me tocaba
ni un pelo, e ins�litamente se me vino una idea a la cabeza. El plan estaba
trazado, por las ma�anas ir�a como si nada, pues el se�or se marchaba a
trabajar, pero por las tardes, cuando �l regresara y su esposa saliera a
trabajar, me dar�a tiempo de hacerlo sufrir un poco, a ver si se animaba a
tomarme entre sus brazos y hacerme suya, como lo hab�a imaginado desde un
principio, as� que, aprovechando mis salidas para ir a ver a mi hija, me daba
un ba�o y me cambiaba de ropa, visti�ndome a partir de esa hora con unos
shorts diminutos, de esos que dejan poco a la imaginaci�n, y una que otra
licra ajustada a mi cuerpo para realzar mis nalgas, que como ya dije, es lo
mejor de mi cuerpo.
No miento si les digo que al principio me pas� por la mente
la idea de dejar todo eso y hacer aquello por lo que me contrataron, aseo, ya
que cab�a la posibilidad de ser descubierta por la due�a y que me corriera por
andar de exhibicionista delante del marido cuando m�s necesitada estaba de
trabajo y dinero, y por lo mismo pensaba en mejor apurarme a hacer mis labores
para retirarme temprano y no hacer caso a los comentarios del se�or acerca de
lo bonita que me ve�a esa tarde y cosas por el estilo.
Un a�o completo pas� y la confianza que los se�ores
depositaron en m� creci�, provocando que me dieran m�s tareas a realizar, por
supuesto que la paga era igualmente mayor, as� que era genial, y entre esas
nueva labores estaba el asear la planta alta de la casa. Al principio las
cosas eran normales, pero conforme las semanas pasaban y en mi cotidiana labor
de subir a asear las habitaciones, algunas veces llegu� a notar que la puerta
del dormitorio de mi patr�n estaba entreabierta, estando �l all� dentro, as�
que siempre que pod�a miraba de reojo y casi siempre lo descubr�a cambi�ndose
de ropa, aunque eso de desnudarse con la puerta abierta yo supon�a que lo
hac�a por descuido, pero era tan grande mi deseo de sexo, que di rienda suelta
a mi imaginaci�n, �c�mo ser�a ser pose�da por ese hombre tan apuesto en ese,
su lecho conyugal?, y no saben, cada que regresaba a casa por la noche eran
unas masturbadas fenomenales que me quitaban el aliento por minutos, al pensar
e imaginar que seguramente el se�or se pajeaba al verme recorriendo la casa
moviendo mi culo, y eso, eso me pon�a a mil.
Sigui� pasando el tiempo, y segu�a esperando a que el se�or
se decidiera a hacerme suya, cada que percib�a su presencia en la casa, me
hac�a la que no lo ve�a y paraba m�s el culo, a ver si con eso era suficiente,
pero como no ve�a que se fuera a animar tom� la decisi�n de dejar de vestirme
como la zorra que me hab�a estado sintiendo y vestir normal, como cuando iba a
la universidad, con jeans ajustados, pero eso s�, sin dejar de hacer posturas
sensuales al hacer mis labores, como desde m�s de un a�o lo hac�a, quien sabe,
igual y corr�a con suerte.
Fue entonces que en el mes de agosto, no recuerdo
exactamente el d�a, despu�s de haber regresado de mi casa y haber terminado
mis labores y lista para retirarme, sub� al dormitorio del se�or y toqu� a la
puerta, que en esa ocasi�n estaba cerrada, avis�ndole, sin abrirla, que ya
hab�a concluido mi trabajo y que ya me iba, cuando de pronto se abri� la
puerta y sali� el se�or, vestido solamente con un short ajustado, wow!, que
vista, al parecer no tra�a nada debajo, por lo que se le notaba una verga
bastante grande y bien acomodada de lado, y al verlo as�, de frente a mi y no
por una rendija de la puerta como lo hab�a hecho anteriormente, un escalofr�o
recorri� todo mi cuerpo y sent� como que se me doblaban las piernas,
obviamente no apartaba la vista de su fierro para nada, hasta que �l habl�
para decirme que me acompa�aba hasta la puerta, y en ese lugar, casi para
irme, me pregunt� si necesitaba que se comprara algo que pudiera necesitar
para la limpieza de la pr�xima vez, y como s� hab�a esa necesidad, regresamos
y nos sentamos a la mesa a hacer la lista. No pod�a concentrarme pues s�lo
pensaba en sexo, sexo y m�s sexo, de repente el se�or hizo una mueca de dolor,
por lo que rompi� mi pensamiento, pregunt�ndole qu� es lo que le pasaba y
pidi�ndome que le hiciera un masaje, pues hab�a sentido un dolor en el cuello,
as� que nos dirigimos a su habitaci�n.
El se recost� en la cama boca abajo, con los brazos
estirados a los costados, y yo comenc� a pasar mis manos por su espalda y
cuello. Por la postura en la que me encontraba me era dif�cil darle un mejor
masaje, as� que me sent� en la cama, al lado de ese hombre, ah!!, que belleza
de cuerpo, tocarlo, y al sentir esa cercan�a que nunca se hab�a presentado,
regresaron los malos pensamientos, disfrutaba tocarlo e imaginaba ser pose�da
con lujuria, en ese momento �l, con las manos en la posici�n en la que se
encontraban, empez� a acariciarme los muslos por sobre el pantal�n
ajustad�simo, produci�ndome una excitaci�n, yo cerraba los ojos y disfrutaba
que me tocara por fin; no escuch� muy bien lo que me dijo en ese momento, ya
que sent�a que por lo caliente que estaba hab�a perdido algunos de mis
sentidos, as� que �nicamente le sonre�.
En seguida �l se volte� y me bes� apasionadamente,
presionando sus labios con los m�os, y fue cuando hice click!!, le met� la
lengua en su boca profundamente; como �l no ten�a calzoncillos, s�lo el short,
la verga que hab�a estado dormida comenz� a despertar, consiguiendo una
erecci�n de fantas�a y por supuesto que se le notaba bastante, as� que baj�
mis manos y las met� dentro de la peque�a prenda que vest�a, apret�ndole la
verga con fuerza y sac�ndosela. Creo que �l hab�a deseado tanto ese momento
como yo lo hab�a a�orado por mucho tiempo. Se sent� en el borde de la cama, se
quit� el short y yo me arrodill� frente a �l, tomando su fierro con ambas
manos, e introduciendo ese pedazo de carne suavemente en mi boca c�lida y
h�meda, y comenc� a chuparla con la fuerza que se hab�a acumulado en todo
aquel tiempo, pero baj� la intensidad de mi mamada para que no se fuera a
venir, no a�n, a ese hombre lo exprimir�a m�s, me lo deb�a; entonces me pidi�
que lo dejara chuparme mi conchita, pero me negu�; tonta de mi, por qu� lo
hice, no lo s�; pero me mat� cuando con una expresi�n de despreocupaci�n me
dijo que no importaba, pens�: "este es un hombre de verdad que comprende a las
mujeres". Eso me hizo sentirme m�s caliente a�n y comprend� que deb�a
premiarlo, as� que me puse de pie y comenc� a sacarme la ropa, comenzando por
despojarme de la blusa, dejando as� al descubierto mis peque�as tetas pero con
unos pezones obscuros y grandes, los que �l chup� y mordisqueo como nunca
nadie lo hab�a hecho, �que sensaci�n!, yo por supuesto gem�a de placer, y
queriendo ya sentir a mi hombre prestado dentro de mis entra�as, me dispuse a
quitarme el pantal�n, cuando tan atento me ayud� a desabotonarlo, y era tanto
mi deseo que sent� que pasaba una eternidad para que esa prenda, que tanto me
hab�a ayudado para mi conquista, pasara por mis caderas y nalgas enormes y
caer finalmente al piso, qued�ndome as� s�lo con una diminuta bombachita
"colaless" en color negro, que dejaba ver mi frondoso Monte de Venus.
Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza y me dijo que era
una mujer �nica, pero qu� m�s daba como fuera, lo que quer�a era ya que me la
metiera, as� que �l, muy h�bilmente me desprendi� de mi bombachita
apresuradamente con una mano, quedando completamente desnuda, mientras me
met�a los dedos de la otra mano en mi cueva h�meda y deseosa, qu� placer Dios
m�o!!, mientras que tambi�n segu�a chupando mis pezones bien excitados, y para
disfrutarlo mejor me abr� de piernas para facilitar sus movimientos, unos
cuantos segundos bastaron para que me llegara mi primer orgasmo de la tarde; y
como toda buena zorra, se debe querer m�s cuando lo obtenido ha sido
completamente placentero, as� que le ped� que se recostara en la cama, boca
arriba y con los pies colgando de la cama, y una vez as�, casi de un salto me
mont� sobre �l y con un r�pido movimiento me met� su verga hasta adentro,
lanzando un largo gemido, pero como sent�a que �l no deb�a acabar a�n, le
orden�, como la zorra que soy, que no se le ocurriera terminar, pues le
faltaba mucho por darme, y no lo hizo, y yo, como una bestia en celo, comenc�
a hacer movimientos circulares r�pidos, intercalados con peque�os saltos sobre
su fierro que me ten�a bien ensartado en mi vulva, que sensaci�n!!, que rico
es tener una verga enorme clavada en mi conchita haci�ndome sentir las cosas
que en mi vida hab�a sentido. Despu�s de un rato as�, �l me baj� y me pidi�
que me pusiera en cuatro, uy!, que pensar� hacer este hombre, pens�, y por el
estado de cachondez en el que me encontraba acced� a hacerlo, acomod�ndome
cerca del borde de la cama y apoyando los codos sobre la misma, hundiendo de
esta forma mi cabeza entre los brazos, supuse que lo disfrutar�a como nunca, y
para acrecentar mi goce, levant� m�s mi culo, arqueando la espalda,
ofreci�ndole un espect�culo inimaginable, �que zorra me deb� haber visto, pero
ni hablar, quer�a ser penetrada por un buen tolete y ese hombre me lo estaba
proporcionando!. Entonces, con su verga dura e hinchada por la fricci�n de que
hab�a sido objeto en la otra posici�n, apoyada en la entrada de mi vagina,
sobre mis labios vaginales chorreados con mis propios fluidos, sent� como la
cabeza de ese miembro tan imponente se perd�a con la ayuda de esos jugos, como
se abr�a paso por entre mi cavidad y volv� a sentir un orgasmo; cogimos como
animales, �l la met�a casi hasta los huevos mientras yo cerraba mis ojos y
pasaba mi lengua por los labios, disfrutando a cada momento de esa arremetida
que me estaba dando.
No s� cuanto tiempo pasar�a en esa postura, en verdad lo
estaba disfrutando, nunca me hab�an pose�do de a perrito y era grandioso, pues
se estimulaba toda mi raja produci�ndome dos orgasmos seguidos, pero como ya
hab�a decidido hacer caso a mi instinto animal, me dije, ahora es cuando, y
estir� mi mano por entre mis piernas para tomar su verga y sac�rmela de la
vagina, y tan lubricada y tiesa como se encontraba, la coloqu� m�s arriba,
apoyando el glande sobre mi ano, ese que supuse que mi cogedor hab�a deseado
tanto desvirgar, y al entender el mensaje, mi penetrador hizo un trabajo
excelente, sin compasi�n alguna presion� suave pero firmemente, trag�ndomela
todita sin ning�n problema, aunque s� sent� un peque�o dolor que dur�
segundos, pero de inmediato sent� m�s placer del que nunca me hab�a imaginado
sentir y pens� que para eso hab�a nacido, para ser penetrada por el culo, y
comenz� el mete y saca, arreciando m�s y m�s sus movimientos, mientras yo le
acompa�a con el ritmo en mis caderas.
Despu�s de unos minutos de estar siendo sodomizada, le
grit� que ahora era cuando se corriera, y sin dudarlo, me llen� de esperma el
recto, �que sensaci�n tan fant�stica!, sent�a como mi culo apretaba m�s como
si quisiera exprimir por completo esa verga que por al menos una hora me llen�
de malos pensamientos, lujuria, placer sin l�mite y lechita. Ambos terminamos
exhaustos, tras haber obtenido yo al menos 5 orgasmos en una sola tarde y el
uno, pero el mejor de todos.
Actualmente, aunque ya termin� la universidad y soy
profesionista, sigo trabajando para ellos, durante las ma�anas haciendo de
mucama, y por las tardes de la zorra m�s puta de todas, a fin de cuentas a
nadie se le niega una buena cogida. Pero he considerado cambiar de trabajo, he
pensado en convertirme en acompa�ante ofreciendo servicio completo a altos
ejecutivos para ganar m�s dinero haciendo lo que realmente me gusta, ser
pose�da por el culo, pero lo m�s importante, procurarle tambi�n una carrera
universitaria a mi hija, que es lo que m�s amo en el mundo.
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Relato: Necesidad Ardiente
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