~Master Of Puppets~
Ese soy yo, el padre de ellos... el que los ama al
principio, los usa y manipula, y al final les desecha; todos son mis hijos, mis
aprendices, mis amantes... simples t�teres, y yo, su supremo amo.
A�os... infinidad de ellos; siglos... muchos; milenios...
unos cuantos. Cuanto tiempo he vagado por el mundo, vidas completas he vivido...
y es que a la bendita maldici�n de la eternidad estoy atado. No recuerdo ya ni
d�nde, ni qui�n, ni cu�ndo me convert� en lo que soy, pero heme aqu� un elegante
bebedor de sangre, dios de los sacrificios al puro l�quido vital, ego�sta
siempre y asesino sin ning�n tipo de condecencia.
Me encanta verlos, seguirlos... embria garme de ellos, luego
hacerlos parte de mi, consumirlos y quitarles la vida. Si bien, cuando formar�n
parte de lo soy, soy m�s selectivo, despu�s de unos a�os me aburren y mueren, si
son afortunados po dr�an vivir a su suerte.
Nunca nadie se me ha negado, el mundo entero est� a mis pies,
a mi total dis posici�n: riqueza, placer, "salud" y tiem po... maldito tiempo,
lo tengo de sobra. Desesperaci�n, maldita sea... impotencia, no tengo nada
y lo tengo todo, me siento tan vac�o. Mis t�teres, amados mis hijos...
Aqu� y all�, de la vida... recorre mis venas, �ah! Qu�
vivo me siento. Otro fr�gil cuer po... lo tomo entre mis brazos, bailar ese
dulce vals con un muerto.
- �Puedes o�rlo? - murmuro. El comp�s del viento que canta, y
besa tus mejillas. Dulce... amor puro, puro amor. Correr ha cia el puente y
dejar caer a mi pareja de baile al r�o. La luna atestigua mis actos, las
estrellas me acompa�an, saben lo que soy, y sonr�en... malditas sean, se burlan
de m�... las castigar�a de no ser tan bellas.
- Adieu, amore m�o - acomodo mi Ar mani... estos tiempos
modernos y su ex quisita elegancia. Una joven de negros cabellos pasa a mi
lado, eso es, ni�a, sonr�ele a tu Amo... otro m�s en una no che, puedo con
m�s... amante de las tinieblas, ese soy yo, la hermosa imagen de miedo, la
belleza de la maldad, junta toda en un cuerpo.
Milenios de experiencia me respaldan, ven a mi, querida
m�a... la morena se aproxima... eso, un beso a la muerte, d�jate llevar ni�a
m�a... tu amo est� contigo, entr�gate a mis brazos...
Beber la dulzura de su sangre, �ah! El placer de la vida...
que el matar me pro porciona. Entr�gate a mis brazos y... muere con mis
caricias. �Qui�n soy yo? �A�n no adivinas? - dulces y burlonas notas, con
tonos sensuales, pasean en el aire, cuando �l, emite su risa- El dios de la
belleza, el pr�ncipe de la maldad... el amo de los t�teres... soy Gabriel, la
muerte en cuerpo de �ngel.
*THE BEGINING*
~Wherever I May Roam~
Eran ciertos los rumores, �l estaba aqu�. Era m�s hermoso de
lo que todos cre�an... medio mundo sab�a qui�n era; pero no, no vislumbraban
siquiera la mitad de la verdad. Cabellos rubios, ojos azules y la tez m�s
blanca nunca antes vista, alto y bien parecido, irresistible para cualquiera.
Nadie le deten�a, como un felino ace chaba... lo peor de todo
era que pr�c ticamente sus presas le cazaban, el ten�a el poder, y s�lo
seleccionaba. Hombres o mujeres... chicos o chicas, daba igual, siempre se dar�a
un banquete. �l amaba la sangre apasionada, los excitaba hasta la locura,
les consum�a y mataba.
Ya hab�a pasado tres semanas en el lugar, se hab�a
obsesionado con una chiquilla de largos rizos casta�os y ojos miel. La quer�a
para �l, la har�a nacer a la oscuridad, �ah! si... y luego la dejar�a, ese ser�a
su castigo por darle tanta batalla. Lo amar�a, y �l, la abandonar�a.
Pasaba por aqu�, por all�... nadie se atrev�a a
interpon�rsele. La persegu�a... oh, si... ah� mismo ser�a. Gabriel se
acerc� a ella, sigiloso.
- Buenas noches, peque�a dama - le sonre�a. La adulaba...
mientras daba vueltas a su entorno. La estudiaba, y con la vista recorr�a su
cuello, sus buqules cubr�an parte de �l.
- Buenas noches, monsieur - se inclin�. La mirada de la
jovencita era de lujuria... es que ve�a frente a s� a un hombre �nico
- �Me acompa�a? - extendi� su mano, en una clara invitaci�n a
pasear. Ella acept�, colg�ndose de su brazo izquierdo.
Caminaron horas por orillas del r�o, donde la luna
resplandec�a. Le regal� una rosa roja, y le explic� con paciencia el signi
ficado, ella hab�a quedado encantada; es taba al borde de la excitaci�n... era
el mo mento para Gabriel
- La vida... con todo lo que representa, peque�a m�a - le
susurraba mientras la acorralaba en un oscuro callej�n. Los pechos de ella se
agitaban con su respiraci�n y �l pasaba sus labios sua vemente por encima del
cuello - Es tan fr�gil...
- N-no soy... fr�gil - tartamudeaba. La chica no soportaba
m�s, y �l lo sab�a perfectamente, lo har�a ahora mismo
- Oh si que lo eres - enterr� de improviso sus blancos y
afilados colmillos en el blando cuello, la chica grit�, pero �l acall� esos
labios con su mano. Ah si, era esa... ah� estaba de nuevo, pod�a sentirla
cada que mataba. Mmmmmm... este sabor, lo estaba embriagando, dulce inocencia...
no... no era dulce... agria, �NO!... no era pura, no era virgen, desgraciada...
maldita
Sac� sus colmillos violentamente, la chica a�n d�bil, intent�
correr, pero Gabriel no la dej�... osada mujercita. Pagar�a su en ga�o. La tom�
por el brazo y lo retorci� hasta hacerla chillar...
- Peque�a dama... �recuerdas el sig nificado de la rosa roja?
- le pregunt�, sin embargo ella no respond�a, las l�grimas la ahogaban. A �l no
le importaba, la cuestion�, el pr�ncipe de la maldad merec�a respeto y una
respuesta inme diata - �Te he hecho una pregunta!
- Pasi�n pura, entrega y el color de la vida misma - solloz�
incontrolable
- Exacto dama m�a...- acarici� su mejilla con ternura, y le
habl� dulcemente - y co mo lo representa la rosa, la fragilidad de la vida...
pero sabes, tu no poses nada de eso, amada m�a. No tienes pasi�n pura, ni
entrega verdadera... tu color es falso y tampoco posees...
- Fragilidad... soy fr�gil - dijo desesperada, y el ri�,
mal�volamente
- Jajaja... si, eres fr�gil... pero lo que no posees - la
tom� firmemente por el cuello - es vida... - rompi� su cuello y al instante el
cuerpo cay� inerte al piso, sin vida. Ese era su poder... ese era Gabriel... el
amo, el pr�ncipe... el due�o de la �ltima palabra.
Errante por el mundo y due�o de las sombras, Gabriel vagaba
con el poder de la muerte en sus v�vidas manos.
*THE MEETING*
~One~
�Ah! Ese jovencito era el �nico causante de sus delirios, sus
ayunos y el reinante en sus actuales pensamientos desde hac�a ya 4 meses. Era un
chiquillo de 15 a�os, un pelirrojo hermoso... de rizados cabellos, delegada pero
hermosa figura, sus labios ros�ceos exquisitos a la vista; se volv�a loco por
probarlos; su piel blanca como la leche, �l quer�a recorrer esa piel... pero su
aut�ntica perdici�n fueron sus ojos... un par de amatistas, violetas silvestres
llenas de salvajismo en el mirar, misterios es condidos ah� dentro.
Le hab�a conocido en el Redans Theatre, el peque�o tocaba el
viol�n... lo hab�a o�do y se enamor� de �l desde la primera nota. Tocaba con
violencia, cerraba los ojos y se entregaba a la m�sica que creaba, de senvolv�a
cada nota con pasi�n des bordada... pasi�n pura. El era lo que es taba buscando.
Su nombre era Dominic Myrtvedt, Gabriel le vigilaba
constantemente... todas las noches, se preparaba para el momento. No lo
devorar�a, no, lo quer�a para m�s, mucho m�s. Dos semanas pasaron m�s,
hasta que al terminar la funci�n de las 10 en el teatro, le esper� por la salida
de atr�s.
- Dominic... - desliz� con sensualidad. El joven pelirrojo
volteo hacia quien pronunciaba su nombre, bati� sus amatistas pupilas en
Gabriel. Ah si, eso... era una fiera, una peque�a fiera salvaje
- Ese es mi nombre - ret� m�s con su mirada que con su voz,
pues esta era dulce, pero sensual... �nica, exquisita
- Mi nombre es Gabriel - extendi� su blanquezca mano hacia el
chico
- No te pregunt� - despreci� el saludo con repugnancia.
Dominic era en apariencia un ni�o dulce y sumiso, pero Gabriel sab�a que se
comportaba as� por su inseguridad a lo desconocido
- Buena interpretaci�n de Eternal - el chico se detuvo en
seco, le mir� profundamente
- La conoces... - no terminaba de sor prenderse. Su
mirada brill� con fuerza, un resplandor que casi cega a Gabriel
- Claro... y la tuya fue m�s sublime a�n, que la del
mism�simo Haakon - que si conoc�a la melod�a... pero por supuesto que la
conoc�a. Hab�a hecho que el mismo compositor la tocara para �l, de esa forma le
hab�a perdonado la vida a aquel tipo
- Y-yo... agradezco eso - su semblante duro de hab�a
derrumbado, dando paso a un ligero rubor sobre sus blancas mejillas
- Las verdades no se agradecen... se aceptan simplemente -
encantador, �ah! ser�a suyo... total y plenamente.
As� conoci� a Dominic... era �nico ese chiquillo. Lo volv�a
loco como en milenios nadie lo hab�a logrado. Pasar�a su eter nidad si era
necesario para conquistarlo. Lo deseaba con tanto fervor... sent�a una atracci�n
extrema... algo muy fuerte, de masiado para ser solo, atracci�n o deseo
f�sico...
*JUST OUR PASSION*
~Nothing Else Matters~
Siete largos meses hab�an pasado ya desde que se conocieron,
pero el tiempo vuela cuando uno es feliz. Era algo que Dominic nunca hab�a
experimentado, y aunque fuese incre�ble, Gabriel tampoco. Todo era nuevo para
ambos. Su primer beso, meses atr�s, hab�a sido durante la intimidad de uno
de los salones de la gran mansi�n de Gabriel. Un aut�ntico semi-palacio estilo
Victoriano, d�nde Dominic encontr� a su segundo amor; un viol�n rojo... �nico en
su clase, ni siquiera un Stradivaruis se le comparaba. Gabriel le hab�a
contado que las cuerdas eran los cabellos de la diosa de la monta�a de hielo,
que era como designaban al monte Everest, donde habitaba la diosa... la que
hab�a cedido a Issah, el dios de la m�sica, a darle unos de sus cabellos para
aquel viol�n. Que hab�a sido tambi�n hecho con las maderas del bosque sagrado
situado a las faldas del monte Olimpo, vivienda de los dioses griegos; para,
finalmente, ser barnizado con la sangre de los pecadores del templo del antiguo
Kemet, como castigo justo, para el pago de sus pe cados.
Ah� lo encontr�, para tocar de improviso Eternal... al o�rlo
Gabriel, le hizo compa��a con el piano. Ambos entreg�ndose a la m�sica, que
despu�s de horas, sin saber como, hab�a terminado en un beso de por m�s
apasionado. Juntando sus labios tan violentamente como las notas que inter
pretaba Dominic con su viol�n; entre lazando sus lenguas tan exquisita y
perfectamente como se un�an las notas de ambos instrumentos
Ahora era el d�a... momento perfecto. Ha b�a pensado Gabriel.
Hoy cumpl�a Dominic sus 16 primaveras y s�lo ten�a esta noche... s�lo esta.
Estaba decidido.
- Dominic... - sorprendi� al muchacho, por su llegada
repentina. El que �l fuese un bebedor de sangre lo hac�a de por s� li gero, pero
los movimientos lentos y ele gantes de Gabriel hac�an que dif�cilmente se notara
su presencia cuando entraba a alg�n sitio.
- Gabriel... me asustaste - sonri�, mientras le extend�a la
mano al m�s alto. Cier tamente el pelirrojo nunca negar�a que se sent�a
irresistiblemente atra�do hac�a aquel rubio. El jovencito de ojos amatista
sab�a a la perfecci�n qu� era en verdad Gabriel, y le asustaba, pero era m�s
fuerte el de seo, s�... m�s fuerte.
- Hoy es una noche especial - abraz� al peque�o por la
espalda, aspirando el aroma de sus rizados cabellos, mientras besaba tierna y
suavemente el cuello de este. No se hab�a alimentado hoy, as� que realmente
estaba muy hambriento - amado m�o
- Mmmm... lo es - Dominic se entregaba a las caricias. �l
anhelaba esto, lo deseaba con cada poro de su hermoso cuerpo.
- Por supuesto... - recost� al peque�o so bre la cama
lentamente, acariciando sus suaves mejillas con las sabanas de seda roja... beso
primero su frente, mientras entrelazaba los dedos de su mano con los del
Dominic. Luego vino un beso en la nariz... era perfecto, Gabriel pasaba su ma no
libre por el abdomen del chico de ojos violetas, subiendo poco a poco la
elegante camisa de sat�n que tra�a puesta.
- N-no... - trat� de negarse, pero �l sab�a perfectamente que
lo deseaba, as� que Gabriel continu�. Besando sus carnosos labios, lami�ndolos
con avidez, y d�ndoles peque�os mordiscos suaves. Dominic es taba enloqueciendo,
cuando sinti� como la boca del rubio baj� a su cuello, para luego sentir una
mordida suave
- Entr�game s�lo una peque�a parte - le mir� a los ojos,
profundos como el mar - te lo ruego - el peque�o le sonri� afir m�ndole... y
Gabriel procedi�. �Ah! Esa sangre sab�a a gloria... tan pura, era tan excitante,
le sab�a tan dulce, tan ino cente... tan suyo.
- Ahhh... mmmm - el pelirrojo no estaba experimentando dolor,
no, sent�a placer... mucho placer. Saberse parte de Gabriel le excitaba.
El cielo a oscuras era fiel testigo de aquel acto... esos dos
seres ah� abajo, alum brados por la luna en sus pieles desusnu das, se
entregaban mutuamente el cuer po, y el coraz�n.
- Ni�o m�o... - se separ� el rubio del peque�o, para besar
sus labios, intro duciendo su lengua en la boca del pelirrojo. Dominic pod�a
probar su propia vida, mezclada con el ardor de la pasi�n de su antiguo amante-
quiero hacerte m�o...
- Ya soy tuyo - le abraz� por el cuello. Y Gabriel sent�a que
aunque fuese re chazado ah�, estaba en el para�so... pod�a tocar el cielo, si
estaba en brazos de su peque�a joya de ojos violetas.
Baj� lentamente por la cintura de su ama do, hasta llegar a
su miembro, que se encontraba ya erecto. Acariciaba sus es trechas caderas,
mientras con su manos jugaba dulcemente con los pezones del peque�o, que gem�a
una melod�a de dio ses, a los o�dos del �ngel de la muerte. Tomo con sus
labios la hombr�a del pelirrojo, aprision�ndola en una c�rcel de placer
incontenible. Lo acariciaba mientras trabajaba en �l... sub�a, bajaba... lento,
al comp�s de los gemidos de su amante inexperto. Dominic sab�a que no aguan
tar�a, y entre gemidos rogaba que se de tuviese; entre su arduo desempe�o, el de
ojos celestes... rondaba la entrada de su ni�o, hasta que sinti� fuera el
momento indicado; introdujo un dedo dentro, Do minic grit�... el dolor que
sinti� en ese momento hab�a cegado el placer que sent�a, sin embargo Gabriel
hizo caso omi so a ello, e introdujo otro dedo... y otro m�s, ten�a que
prepararlo. Entonces su bi� su boca al pecho del chico, dejando por la paz
su miembro, concentr�ndose en meter y sacar sus dedos de la entrada de su
peque�o, para prepararle. Gabriel ten�a ya la necesidad de hacerlo suyo.
- Basta... por favor, Gabriel - suplicaba Do minic, pero el
amo de los t�teres se em pe�aba en seguir, y para distraerle, lo be saba con
pasi�n
- Pronto pasar� el dolor, amado m�o - mordisqueaba los
peque�os labios ro s�ceos de �l - y sentir�s el placer m�s absoluto que jam�s
hayas sentido
- Gabriel, no me hagas esto... - sus pa labras y sus actos no
concordaban, pues el peque�o se aferraba fieramente el cuello de su amante y
besaba desespe radamente los hombros del rubio.
Gabriel opto por atender su ansiedad, y fue de esta forma
como empez� a in troducir su miembro en Dominic, su peque�o de ojos amatista. La
boca de �l se abr�a tratando de tomar el aire que le robaba el bebedor de sangre
mientras en traba en �l. Dos l�grimas corrieron ca prichosamente por las
blancas mejillas de Dominic, y Gabriel las limpio con un dulce beso, jam�s
soportar�a hacer sufrir a su ni�o.
- Quieres que me detenga? - le pregunt� con algo de
preocupaci�n en el tono de su voz
- N-no... sigue... - el placer que sent�a el chiquillo de
rizos rojizos cegaba cualquier dolor, le pertenecer�a a su amante, hasta
terminar
- Como ordenes, ni�o m�o - beso sus p�rpados, mientras daba
sus embestidas con m�s violencia, con m�s fuerza y estas cargadas de pasi�n. Una
fina capa de su dor se posesion� sobre el cuerpo desnudo de ambos... no ten�an
simplemente sexo. Gabriel y Dominic hac�an el amor, como una pareja de locos
enamorados. Se com plementaban como lo hace el viento y el fuego, para encender
una hoguera. La llama de la pasi�n que les encend�a era eso... una hoguera.
- �Ahhh! Gabriel... m�s, dame m�s - exig�a. A lo que el
�ngel malvado res pondi� tomando sus caderas y empu j�ndolo m�s hac�a s�. Le
dar�a todo, absolutamente todo.
- Mmmm... Ahhh... eso... - gem�a Gabriel, y su peque�o
rasgu�aba su espalda con fiereza, mientras entrecerraba sus bellos ojos, dejando
visualizar un par de negras y rizadas pesta�as... endemoniadamente be llo, as�
era Dominic
El reloj de la estancia... un antiguo reloj de campanas,
estaba anunciando las doce de la noche. Cada campanada era una sal vaje
embestida, y nuevo aullido de placer del jovencito. Estaban a punto de con sumar
su acto de entrega.
- Ahhh... Gabriel... - abraz� a su alto rubio, con fuerza...
con tanta fuerza como si qui siera evitar que se le fuera de las manos,
mantenerlo a su lado, por el resto de su vida... el resto de su eternidad.
- Mi peque�o... mi ni�o... Dominic - enterr� sus colmillos en
el hombro derecho del chico de blanca piel. Y el reloj anunciaba su d�cima
campanada. Y con ella ven�a acompa�ada la esencia de Dominic... es taba acabando
con un grito desesperado
- �Te amo! Oh... Dios.. te amo Gabriel... te amo - onceava
campanada y sinti� como su amante terminaba dentro de �l, tam bi�n
- Mmmmmm... - se separ� de su peque�o, con los labios
ensangrentados, y como el murmullo del viento, le susurr� al o�do - Yo tambi�n
te amo... yo tambi�n...
Doceava y �ltima campanada del viejo re loj, y Gabriel ca�a
pesadamente sobre el cuerpo de Dominic... ahora si le pertenec�a por completo.
Lo hab�a logrado antes de que terminara el d�a. El joven de ojos amatista hab�a
ganado y a�o m�s en su vida, y tambi�n su primera experiencia en la cama. Y qu�
mejor que con Gabriel, el bebedor de sangre de infinita hermosura y elegante
porte, el �ngel maldito de la muerte.
La luna en su m�ximo esplendor les regal� ese momento, e
ilumin� su cama, ba ��ndolos a ambos con su luz plateada. Anunci�ndoles
que ser�a siempre su c�m plice en su amor prohibido; como lo hab�a sido en esa
primera noche, y en las mu chas noches que con seguridad de se guir�an.
*THE BETRAYAL*
~The Unforgiven~
Nueve meses hab�an pasado ya, desde la primera noche en que
se hab�an entre gado. Eran ya una pareja... pero despu�s de un tiempo, Dominic,
empez� a guar darle rencor a Gabriel... amaba a su �ngel malvado; pero odiaba
que le negara ha cerlo nacer a la oscuridad, entregarlo a la eternidad; y
siempre le contestaba con lo mismo
- No tienes una idea del martirio que es no tener la
liberaci�n que te da la muerte...- le dec�a, lo besaba y sal�a a cazar,
dej�ndolo solo... a �l y a sus pensamientos
- Es eso o no me quieres a tu lado � re citaba para s� mismo.
Pero m�s equivocado no pod�a estar, Gabriel le amaba, pero no quer�a que pasara
por la desesperaci�n de ser un no-muerto... y no vivir tampoco.
Al peque�o de ojos amatista se le hab�a ense�ado que Gabriel
estaba atado a vivir en muerte eternamente... que nada ni na die le pod�a matar,
y que lo �nico que le har�a da�o es: el sol, y una hoguera que quemara hasta la
�ltima se�al de vida en �l. Su sangre era como el petr�leo, se en cend�a
con suma facilidad.
<< No s� expresar en realidad c�mo es que me siento, odio que
me haga esto. Di ce amarme... pero no quiere tenerme a su lado por la
eternidad... eso para mi es incomprensible. No soporto la idea, ade m�s
realmente me da la impresi�n de que ya no se siente atra�do por mi. No es que no
lo am�, pero dios... es tan... �nico, lo quiero para m�, s�lo m�o, no soporto
que coquetee tan deliberadamente con sus presas >>
Hab�a despertado as�, atado de pies y ma nos... por gruesas
cadenas de pesado metal. Estaba muy asustado, nunca jam�s hab�an osado ir en su
contra, pero ahora hab�an llegado demasiado lejos; le ten�an aprisionado, y
estaba demasiado d�bil, de masiado hambriento como para intentar liberarse... o
poder lograrlo. Y ese olor, co noc�a ese olor, era gasolina, le ahogaba ese
olor, y estaba por todo el lugar. �Qu� diablos estaba ocurriendo?. Entonces so
bre todo aquel sofocante olor, puedo reconocer un aroma dulce, el aroma de su
peque�o, de su amado, Dominic se en contraba ah�; frente a �l, mir�ndolo con los
ojos vac�os, y con una botella del com bustible en las manos. Las gotas
sal picaban el piso... Gabriel le ve�a im paciente, no sacaba conclusiones, no
lo har�a... Dominic hab�a encontrado a los malhechores y les hab�a detenido, si,
eso era.
<<- Lo siento... en verdad no quiero hacerlo, pero tengo
que... - me acerco a Gabriel y beso suavemente sus labios, puedo ver en su
rostro el dolor que lo agolpa, me sorprende mucho ver esta es cena... est�
llorando
- Por qu� �ngel... dec�dmelo... explica tus actos - las
l�grimas sanguinolentas salen de sus ojos, y me he quedado sin habla. Me duele
verlo, me est� matando
- Te amo Gabriel, no tienes una idea de cu�nto - le abrazo
con fuerza, me arrodillo frente a el, y escondo la cara entre mis manos, me
averg�enzo... lo amo, y el co raz�n se me est� partiendo en mil pe dazos, pero
no dejar� que la eternidad lo arrastr�... sin mi.
- Dominic, mi peque�o... eres mi vida, enti�ndelo de una
buena vez - quiere acariciarme, pero las cadenas le de tienen... una l�grima
mancha mi blanca camisa.
- Todo terminar� aqu�, amado m�o... - le susurr� mientras me
levanto y veo sus ojos azules, apagados - fuiste un ego�sta, y lo sabes... pero
soy m�s ego�sta yo, y lo lamento
- No te entiendo - me dice dudoso. Mien tras le sonri�, me
acerco a �l, mi �ngel malvado; me descubro el cuello y se lo ofrezco.
- Bebe, amore m�o... - le digo, y con esto, sus pupilas se
dilatan. No es raro, ya varias veces me hab�a tomado, pero nunca me le hab�a
ofrecido. Y creo que ahora lo empieza a comprender todo
- No lo hagas Dominic, no lo hagas - me dice, pero ya es muy
tarde para las dis culpas, es hora de la verdad, y me le ofrezco como �ltimo
bocado
- Disfruta de m�, mi amor, antes de que te libere... � me
abrazo a �l, y hunde sus colmillos en mi cuello, s� bien que estoy gimiendo,
esto siempre me ha excitado, me provoca un placer indescriptible, y a pesar del
dolor enorme que me embarga, no puedo evadirle. Los segundos pasan eternos, y no
quiero separarme de mi de monio con cara de �ngel, mi Gabriel; pero el ego�smo
es m�s grande, no puedo permitirle vivir sin mi, no puedo. Me alejo de �l, y veo
que en su hermoso rostro, a�n circulan dos r�os de sangre, por sus ahora
sonrosadas mejillas.
- Mi ni�o, te ruego que no lo hagas... � me dice en un tono
suplicante, no est� eno jado... pero est� decepcionado de m�, y eso es m�s de lo
que podr�a soportar si le dejo vivo. S� a ciencia cierta, que el dolor que se
bate en su pecho, no es el acto que cometer�, sino el pensar que ya no le amo,
el imaginar que todo fue una vil mentira, s� que eso le est� matando.
- Gabriel... donde quiera que est�s � saco de mi bolsillo en
encendedor dorado � nunca olvides lo mucho que te amo, lo que pasamos juntos,
nunca lo borres de tu memoria.
Retrocedo poco a poco, a la salida del lugar... no hay luna,
yo s� la raz�n; ella siempre fue nuestra c�mplice, nuestra aliada, y no quiere
presenciar mi traici�n... a �l, a ella... sobre todo, a lo que siento. Enciendo
el artefacto en mi mano, y desde la puerta del lugar, aviento el encendedor
hac�a el charco de gasolina, cercano a �l.
- �No!, Dominic... no... �por favor no! � lo oigo gritar en
c�lera... tapo con fuerza mis o�dos con fuerza, no quiero escucharlo, porque si
lo hago, saldr� corriendo a su lado, a liberarle, y todo regresar� al inicio...
me alejo con pasos temblorosos, sin dejar de observarle. No tardar� mucho para
que la gente se de cuenta del incendio y hagan alboroto. Me alejo, pero antes de
dar la espalda, mi coraz�n se encoge y se rom pe... mi alma se estruja y el
mundo se me viene encima, todo lo que acab� de hacer, y tan convencido que
estaba, se vino aba jo... al ver la imagen que contempl�; Ga briel... mi �ngel,
no se resist�a, se en tregaba a las llamas, abraz�ndolas con el cuerpo, el alma
y el coraz�n. Yo pude percibir lo que �l me dec�a mentalmente (ya lo hab�a hecho
con anterioridad), las llamas le recordaban a m�... la calidez del fuego le
hac�a pensar en las noches cuando estuvo conmigo en la cama, ha ciendo el amor
hasta que el amanecer le forzaba a retirarse. La sonrisa que se di bujaba
en sus labios, aquellos que me hab�an besado incontables veces, era... in
descriptible; las l�grimas sanguinolentas que a�n sal�an de sus ojos azules, se
cristalizaban con el fuego. Quise correr hacia �l, cuando le� en sus
labios:
- Te amo -
Mi ego�smo me hab�a llevado a cometer la peor estupidez de mi
vida, jam�s me per donar�a aquello. Un vampiro, un �ngel de la muerte... hab�a
llegado a amarme, y yo, cegado por la idea de que la inmortalidad era lo que yo
deseaba, le asesin�. Acab� con el �nico ser a qui�n amaba, y esta es la
verdad: Lo �nico que deseaba, y sigo deseando, no era ser inmortal, sino, estar
eternamente a su lado. >>
*EPILOGUE*
~Sad but True~
Se mord�a los labios, carnosos y rojos... degustando hasta el
final, el sabor me t�lico de aquel l�quido que hab�a con sumido. Una
figura alta y esbelta se le vantaba nuevamente en el tejado de aquel alto
edificio, la luna resplandec�a con fuer za, dibujando su silueta hasta lo bajo
de la calle. Hab�a estado casando como todas las noches de estos �ltimos 10
a�os; todo hab�a ocurrido tan inesperadamente, pero hab�a pasado de esa manera,
y nada ni nadie pod�a cambiarlo.
Observaba atentamente a un joven alto, que caminaba por el
medio de la calle empedrada, era demasiado tarde como para que hubiese tr�fico
por esos rumbos tan solitarios. El chico tendr�a 25 f� cilmente, de hecho sab�a
a la perfecci�n que �sta noche le regalar�a un a�o m�s, la sab�a especial, su
aliada la luna, se lo dictaba as�. �l caminaba lentamente, con las manos
en el saco de corte largo que llevaba puesto, una bufanda en el cuello y
pantalones ajustados al cuerpo, era bello sin duda... el fr�o que se suscitaba
esa noche, lo hac�a a�n m�s encantador, d�ndole a sus mejillas un tono rosadito,
y sus labios en un tono roj�simo, temblaban un poco, exquisito era la palabra.
- Ser�s m�o � musit� mientras desde aquella altura, daba un
salto hac�a la ca lle. El joven se alarm� un poco al o�r leves pasos
detr�s de s�, pero al volverse, no encontraba nada... s�lo lo que siempre hac�a
visto: una rotunda soledad.
- Hn... debo estar volvi�ndome loco � sigui� caminando con
paso tranquilo; al pasar por un callej�n en penumbras (no es que la calle
estuviera muy iluminada, pero ah� parec�a cementerio), se sinti� sujetado por un
brazo fuerte, que lo atra�a desde la cintura
- Callado � le susurraron sensualmente al o�do, y se
estremeci� al sentir el suave aliento de ese alguien en su cuello, pero lo que
le revolvi� el alma, fue que �l re conoc�a aquella voz. Dej� de forcejear y poco
a poco se dio la vuelta.
- No es posible... � dijo suavemente, mientras levantaba la
mirada, y la posaba en un par de ojos azules... � no, esto no es verdad, no
puede � sonri� y con su ma no, acarici� la mano del sujeto que mi nutos antes
cre�a su agresor � Ga... Ga briel
- �Nos conocemos? � Se desconcert�. Ciertamente se hab�a
sentido extra�a mente atra�do hacia el joven desde que lo vio, pero no cre�a
haberse cruzado con �l anteriormente
- �Gabriel! � Se ech� a sus brazos, para luego besarle
desesperadamente � mi �ngel, mi amor... � dec�a constantemente, confundiendo al
rubio, que en un acto inesperado se separ� de �l, empuj�ndolo con violencia.
- C�lmate... � le dijo sobresaltado; y el otro se limit� a
mirarlo con dolor en la mirada
- Gabriel... �no me reconoces? � Pregunt� con la voz en un
hilo. Y el demonio de ojos azules, le mir� con detenimiento, tratando de sacarse
de alg�n lado los recuerdos de ese bello ni�o... pero no, nada ven�a a su mente,
estaba en blanco. Al ver esto, el chico insisti� � Gabriel, soy Dominic... �no
me recuerdas?
- Dominic � repiti� el nombre, y algo den tro de �l se agit�
salvajemente, pero nada. No recordaba absolutamente nada � No, ese nombre no
significa nada para m�. Y se dispuso a partir; se le hab�a quitado el apetito...
de todo.
- Gabriel, no � le detuvo por el brazo, aferr�ndose a �l, no
quer�a dejarle � Yo, yo lo siento... � miraba para todos lados, y se le vino a
la mente, ofrec�rsele nue vamente, al igual que lo hab�a hecho la �ltima vez.
- Ey... suelta � le indic� saf�ndose. Pero fue grande su
sorpresa al ver, como el chico se descubr�a el cuello, y se le en tregaba de
aquella forma. Le mir� por varios segundos, y estaba cayendo como en un sue�o
cuando vio como el chico entrecerraba sus ojos, mojando sus labios, para
morderlos despu�s... im�genes, mi les de im�genes vinieron a su mente,
sentimientos se agolparon en su pecho, como el peor de los castigos, recuerdos
de un amor imposible ven�an por primera vez a su memoria.
- Lo siento mucho... mi amor � una l�grima cristalina
recorr�a su mejilla � perdona mi falta... castiga mi error, Ga briel...
El alto rubio lo tom� por la barbilla y con suavidad sec� las
l�grimas, para luego besar tiernamente sus labios, un beso puramente sencillo,
pero dulce. Al sepa rarse, Dominic sonri�...
- No s� con qui�n me confundas chico � acarici� su mejilla,
mientras se miraban intensamente � pero, est�s evidentemente equivoc�ndote de
persona. � antes de que el chico le contestase, extendi� � No me alimentar�
contigo, mi hambre est� sa ciada...
Lentamente le dio la espalda, decidido a marcharse y dejarle
atr�s, �l joven corri� tras �l, deteni�ndole de nueva cuenta, pa ra decirle
entre l�grimas:
- Te amo... � lloraba con dolor, y supli c�ndole � no me
dejes... por favor.
- Uhm... � se detuvo y observ� cui dadosamente los ojos
amatista del chico. M�s recuerdos... eran demasiado tormento para �l, sab�a
qui�n era, sab�a qu� sent�a, pero era demasiado. Entonces, tom� una decisi�n, y
sonriendo burlonamente le dijo � el amor no existe, es s�lo una opor tunidad de
manipular
Las pupilas amatista se dilataron total mente, y Dominic cay�
de rodillas a la calle empedrada, soltando a Gabriel, dejando que este se fuera
de largo. Poco a poco baj� su rostro, y lo tom� entre sus manos, para
descargarse, y mirar por �ltima vez, como la silueta de su �nico amor, se
desvanec�a con la noche.
Gabriel brincaba de tejado en tejado, con una habilidad
meramente sobrehumana... era verdad, ahora lo recordaba al mu chacho, de diez
a�os atr�s, el accidente... lo recordaba todo. Sin embargo no record� a Dominic
como el chico a qui�n am�, sino el sujeto de su error. Repasando sus pro pias
palabras dichas al muchacho, antes de alejarse: "El amor no existe, es s�lo una
oportunidad para manipular". Y cada vez, ve�a m�s ciertas sus palabras; un
mo mento para manipular, y eso hac�a, �l era el Amo de las Marionetas... la
belleza, que conquistaba... el amor que les encade naba, era �l qui�n
manipulaba. No hab�a nacido hace milenios para ser manipulado, por lo tanto,
tampoco hab�a nacido para amar.
FIN
Notas de autor: Bien, vamos por puntos:
� Sinceramente, s� que esto fue un bodrio total, pero no me
quedaba m�s que terminarlo... ten�a que cumplir mi promesa de no dejar nada
empezado, sin finalizarlo. As� que, lo siento, jeje. Igual, m�ndenme sus
comentarios ya saben a d�nde:
�
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
� Podr�n haber notado que, a pesar de ser un original de un
solo cap�tulo, est� dividido en seis partes. Ok, esto se debe a que son las
fases de la historia, adem�s de eso... es porque, si revisan, debajo del nombre
de la fase, est� algo entre (~,~), esas cositas. Bueno, eso es el t�tulo de
canciones del grupo Apocalyptica (m�sica instrumental, algo acelerada... casi
violenta, jeje), que es lo que realmente est� basada la historia (las
canciones). Si son capaces de conseguir las canciones, est�n am pliamente
recomendadas (sirve que de paso las oyen conforme leen la hist y m�s sentido la
agarran, jeje).
� Los respectivos saludos y la de dicatoria, no hacen falta.
Bien, esta vez, est� dedicado a las chicas del grupo de Vampiros_yaoi, �las
quiero mucho!. Y sa ludos a todos mis amigos, gracias por su apoyo. Sie, a todos
los del foro de Amor Yaoi, tambi�n, chicos(as), los adoro, �BESOS!.
Enviado porDULCE
AMIGA