Relato: La Experiencia de Guillermo Lo que voy a contarles me sucedió
hace un par de meses. Me llamo Guillermo y tengo 19 años, practico
deportes, pude decirse que tengo buen cuerpo, mido 1.82 metros y como se
dice aquí en Panamá, me veo bien. Estaba yo participando
en una competencia de ciclismo de montaña, eran las rondas preliminares
y había entrado a competir junto con tres amigos míos; Ramón
de 21 años, Alberto de 20 años. Miguel de 18 años,
los cuatro formábamos un equipo y practicábamos duro casi
todos los días.
En las practicas utilizábamos
el equipo completo, vestimenta de lycra, típica de los ciclistas,
muy ceñida al cuerpo y déjenme confesarles que se veían
espectaculares. Todos teníamos buen cuerpo y me llamaba mucho la
atención los bultos que se formaban en sus pantaloncillos, era inevitable
disimular que los observaba de reojo y esta situación me ponía
cada día más caliente.
Un día durante la práctica
comenzó a llover, nuestras ropas se pegaban al cuerpo por efecto
del agua y comenzamos a molestarnos los unos a los otros diciendo cosas,
al principio eran para pasar el rato, luego las charlas y los comentarios
se fueron haciendo más y más directos y con tono sexual explícitamente
marcado. Les propuse terminar e ir a mi casa ya que cuento con sauna y
piscina. Todos estuvieron de acuerdo. Montamos la bicicletas en los autos
y nos dirigimos a la casa, una vez en casa, propuse tomar una sauna para
eliminar toxinas, la verdadera intención era tratar de ver si se
atrevían a desnudarse para poder verlos completos, subí a
mi habitación y traje suficientes toallas y unos trajes de baño,
habían dos de pantaloncitos y otros dos eran tipo bikini, les dije
que escogieran cuál se pondrían y comenzamos a reír,
yo era mas delgado que Miguel, Alberto y Ramón así que me
imaginé que mis trajes de baño les iban a quedar pequeños
y muy ajustados y en efecto, eso fue lo que paso.
Cada uno iba entrando al vestidor
y salía con el traje puesto, Ramón fue el primero y le tocó
un pantaloncito, le quedaba tan justo que se le marcaba hasta el apellido...
salió del vestidor riendo a carcajadas y decía nos ven tus
padres y van a pensar que nos volvimos maricones todos reímos pero
yo podía notar como Miguel y Alberto le miraban fijamente el bulto.
El siguiente en entrar fue Miguel y a él le tocó un bikini,
cuando salió estaba tan erecto que no disimuló y comenzó
a hacer chistes, la cosa se estaba poniendo buena, el siguiente en entrar
fui yo y cuando salí ya Alberto se había cambiado, sí,
en frente de todos se había desnudado y puesto su traje, a él
también le tocó bikini. Nos quedamos todos en silencio y
el ambiente estaba tan denso que podías cortar el aire con cuchillo.
Les dije vamos a la sauna a lo que
Miguel y Alberto respondieron que preferían la piscina, Ramón
entró conmigo a la sauna. Una vez adentro comenzó a frotarse
con la toalla y me pidió que le tirara agua en la espalda, las manos
me temblaban, él cerró los ojos y se acostó boca abajo,
podía ver su cuerpo, era precioso, tenía todos los músculos
marcados y como éramos ciclistas nos depilábamos así
que no había un solo pelo fuera de lugar. Comenzamos a hablar y
entre una y otra cosa que decíamos llegamos al tema del sexo. El
tema fue subiendo de nota poco a poco y comenzó a contarme experiencias
pasadas. Yo de sólo verlo allí en esa forma y hablando esas
cosas conmigo había obtenido una erección y no había
manera de esconderla. Traté de colocarme la toalla encima para que
no se viera y en eso él se incorpora y me dice ¿te estás
calentando? yo con una pena increíble no me quedó otra que
comentar que sí mientras lo veía cómo me miraba el
pene, mientras él tenía la cabeza abajo pude ver que su pene
también estaba erecto y tenía unas dimensiones considerablemente
mayores que la mía. En eso él sube la mirada y nota que le
estoy mirando el paquete y me dice, siempre que estamos en las prácticas
observo cómo me miras el pene, ahora sí lo puedes ver con
calma.... yo no sabía qué decir y titubeando le contesté
no... te equivocas, yo miraba otra cosa... nos quedamos callados unos instantes
y él me dice que yo tenía el pene muy grande, que cómo
mi novia me aguantaba, a lo que yo le contesté que el mío
no era tan grande como el de él y él comienza a reír,
me dice entonces... qué te parece si salimos y comparamos el tamaño
de todos a lo que yo no sabía que decir, enseguida me entró
el morbo, era lo que más quería en el mundo pero tenía
miedo que fuera una trampa porque sospechaba que ellos sabían de
mis intenciones. Ramón me dice entonces que me calme, que él
conoce a los muchachos y sabe que les iba a gustar el juego, sus palabras
me tranquilizaron y sentí un cosquilleo por todo el cuerpo, la erección
era imposible de calmar y Ramón salió de la sauna y en segundos
trajo a Miguel y a Alberto... ya todos dentro Ramón les explicó
lo que planeaba hacer a lo que los dos comenzaron a reír pero podía
ver que sus penes habían adoptado posiciones de combate. Ramón
me dijo entonces ve adentro y busca una regla yo ni corto ni perezoso entré
a la casa, subí a mi habitación y no encontré nada,
pasé al cuarto de mamá y allí había una cinta
de sastre, era perfecta, la tomé y bajé, entré a la
sauna y allí estaban los tres con las toallas en la cintura. Pude
ver los trajes de baño amontonados en una esquina y no me quedó
otra que quitarme el mío, al hacerlo comenzaron a chiflar y eso
me hizo sentir bien, aunque fuera relajo, sentía que los tres me
miraban con lujuria. Miguel dijo entonces ¿cómo vamos a comparar?
Alberto contestó entonces... bueno, cada uno se mide la verga y
el más pequeño pierde... yo no sabía si alegrarme
o asustarme, yo sabía que de todos el pene más pequeño
era el mío pero no sabía si el premio sería algo bueno
o un castigo así que accedí y tomé la cinta, coloqué
la misma junto a mi pene lo más pegado posible a los vellos púbicos
y medí hasta mi orificio en el glande y dije 16 cm... todos se quedaron
callados mirándose unos a otros, Alberto dijo me toca mi turno tomó
la cinta e hizo la misma operación y dijo 18 cm y enseguida espetó...
¡te gané Guillermo!... el siguiente turno fue para Miguel...
se repitió la acción mientras todos le mirábamos la
verga, yo tragaba grueso y se me hacía agua la boca, nos miró
a todos y dijo muchachos.... lo siento pero gané... 19 cm... yo
me estaba preocupando porque sabía que Ramón era un monstruo
y dije, Ramón no te lo midas, ¡ganaste tú!... Miguel
dijo ¿más grande que el mío?.... a lo que Ramón
se quitó la toalla y mostrando una verga inmensa dijo, pásame
la cinta.... mira Miguel lo que es una verdadera verga .... hizo la misma
operación nuevamente y mis ojos no lo podían creer... marcaba
en 26 cm... era lo más grande que hasta ese día había
visto... todos quedamos callados y pude notar cómo de la verga de
Miguel salían gotas brillantes a lo que pregunté... bueno
chicos, ¿cúal es el castigo?
Todos se miraron y Alberto dijo
sin consultar... ¡que nos hagas la paja a los tres!
No lo podía creer, el mejor
castigo al que había sido objeto... al principio me hice de rogar
para que pensaran que no me gustaba la idea pero por dentro me moría
de ganas de tener esas vergas en mis manos y por qué no, en mi boca...
Dije entonces ¿quién
va primero?... Alberto dijo, ¡yo! porque fue invento mío....
me armé de valor y tomé esa verga que para mí era
grande, la empecé a mover mientras veía cómo su cara
se transformaba por el placer que le proporcionaba, yo me moría,
sentía corrientazos en todo el cuerpo, aceleré el ritmo y
en cuestión de un minuto sentía el primer trallazo de leche
en mi cuello y pecho, no aguantó tanto y se corrió casi de
inmediato... me asombró y me llamó la atención que
pudiera sacarle la leche tan rápido a lo que Miguel dijo chico,
pareces un gallo por lo rápido... Alberto mantuvo silencio y se
le veía la cara de cansado, a pesar de haber eyaculado, su pene
aún estaba erecto y él comenzó a masturbarse de nuevo
y me dijo dale ahora a Miguel y yo sólo observo... Miguel se puso
frente a mí con su verga a la altura de mi cara y me dijo con esa
mano tocaste la verga de Alberto así que tendrás que darle
con otra cosa yo entendí de inmediato y asentí con la cabeza...
él comprendió y con su mano llevó su verga a mi boca,
no sabía si soplar o chupar, era la primera vez que tenía
este tipo de experiencias, me pareció después que lo hice
bien porque él se movía como si me estuviera follando la
boca, sentir esa tranca dentro de mi boca me llenaba de placer y quería
que se corriera para poder probar su leche, tenía curiosidad por
su sabor. Al lado estaba Alberto masturbándose de lo más
lindo, tenía los ojos entrecerrados y sabía que me miraba...
yo estaba ocupado con la verga de Miguel en la boca chupando de lo más
rico cuando siento entonces una lengua por detrás... era Ramón
que no pudo esperar su turno, estaba metiéndome la lengua en el
culo y cada lengüetazo que me daba me hacía querer meter la
verga de Miguel más profundo en mi garganta.... entre ratos me sacaba
la verga de Miguel para poder tomar aire y disfrutar esa lengua y sin mediar
palabra Ramón me dijo, yo sé cómo me vas a sacar la
leche a mí... Miguel volvió a meter su verga en mi boca mientras
que Ramón se incorporaba y quedaba justo detrás de mí...
tomó un poco de crema bronceadora que había por ahí
y me untó el ano con la crema, lo vi cómo untaba también
su verga y la de Alberto y le dijo a Alberto hazme un favor... ábrele
tú el culo que la tienes más chica... Alberto con cara de
niño goloso se untó crema en el pene y Miguel me agarraba
por la nuca para que no dejara de mamarle la pija... Alberto se puso en
cuclillas tras de mí y colocó la punta de su pene en mi ano
y dijo, ¡prepárate!
Yo no sabía si seguir con
esto, tenía miedo, era virgen y sabía que iba a ser penetrado
pero me calmaba la idea de saber que todo quedaba entre amigos. Alberto
comenzó a hacer círculos y de un solo golpe me metió
el glande... qué dolor más inhumano, sentí ganas de
sacármelo pero me dijo que era normal que me doliera, no supe por
qué lo decía, no sabía si él ya había
tenido este tipo de experiencias pero no me importó... se quedó
inmóvil por un rato mientras me acostumbraba al tamaño de
su pene, Miguel estaba de lo más rico en mi boca y yo seguí
chupándosela. Alberto comenzó lentamente a meter sus 18 cm,
podía sentirlos todos hasta que de repente y sin aviso empujó
y pude sentir sus huevos golpear los míos... sabía que había
llegado al final, el dolor era insoportable pero se iba convirtiendo en
placer, sentía que de mi pene salían gotas, era el placer,
el dolor se fue calmando y comenzó entonces el mete saca, lo hacía
lento mientras que la verga de Miguel en mi boca se ponía dura y
más dura... era inminente que se iba a venir, en eso siento el primer
chorro que pega justo en mi garganta y por ser tan atrás no le pude
sentir sabor por lo que retire un poco, las siguientes gotas de leche me
cayeron justo en la lengua, pude probar y tragué... sabía
algo dulce algo salado, era un sabor nuevo para mí. Miguel cayó
sentado en el suelo y tomó una toalla, se limpió y se puso
detrás de mí... Alberto seguía con su bombeadera mientras
que Ramón se masturbaba suavemente... en eso Alberto aceleró
el ritmo, sentí que me partía en dos y fue delicioso sentir
cuando se corría dentro de mí, era una sensación nueva,
completamente diferente a todas las demás... retiró su verga
de mi culo y me quedó el ano completamente dilatado y enseguida
Ramón ocupó ese espacio... primero me metió el glande
y como él tenía la verga más ancha sentí como
si me cortaran con tijera, se me salió un grito de dolor, me flaquearon
las piernas y casi me caigo pero él me agarró por las axilas,
me sentía raro, en eso Ramón me sacó la verga y me
dijo.... vamos a hacer algo... yo me acuesto boca arriba y tú te
sientas encima y controlas el nivel de penetración.... dije que
sí, que era mejor y eso fue lo que hicimos. Ramón se acostó
en el suelo de madera con la verga tiesa apuntando al techo.... yo me coloqué
en cuclillas encima de su miembro y fui bajando hasta sentir que su pene
me tocaba el ano, él me agarró por las nalgas y abrió
y en seguida metió su vergota.... yo volví a gritar y bajé
un poco, en eso comencé a bajar lentamente pero era increíble,
mientras bajaba sentía que las piernas se me dormían y en
eso sucedió... no sostuve mi peso y caí sentado... de golpe
me entraron 26 cm de pura verga... tomé aire para gritar y Miguel
me puso la toalla en la boca, me dijo calma... no grites que nos pueden
oír.... a Ramón también le dolió y se le aguaron
los ojos... mi ano no estaba tan bien lubricado que al entrar de golpe
le ardió tanto como si lo hubieran cortado con navaja... así
como estábamos lo que hice fue que sin retirar su pene de mi ano
le propuse recostarnos de costado, lo hicimos y el tomó una pierna
mía y la alzó, comenzó a bombearme de costado y mientras,
yo me masturbaba al mismo ritmo... en esa posición podía
ver cómo Alberto y Miguel seguían masturbándose y
vi cómo se masturbaban mutuamente, era algo nuevo para mí,
pensé que era el único que le gustaba todo esto pero me equivoque,
éramos un verdadero equipo.
Ramón siguió bombeando
y sentí cómo aceleraba el ritmo, aviso típico que
se va a correr y comenzaron sus espasmos, estaba teniendo un orgasmo larguísimo,
sentía un calor en mis entrañas y no comprendía, él
se contorsionaba de una forma que quedaba vulnerable y ese día comprendí
por qué las chicas dicen que cuando un hombre se corre se convierte
en todo menos en hombre, a uno se le desfigura el rostro, se le salen gemidos,
se mueve descontroladamente.... Ramón acabó y en seguida
retiró su verga de mi culo y salió a lavarse, Alberto y Miguel
tuvieron allí mismo frente a mí un orgasmo a la vez los dos
que me dejaron boquiabierto, aún después de que yo les saqué
la leche les quedaba gran cantidad.... terminaron y salieron la bañarse.
Yo me quedé pensando en lo que había pasado, tenía
miedo, vergüenza, no comprendía aun cuando fue que todo había
comenzado a lo que se abre la puerta, era Alberto y me dice ¿vamos
a comer pizza? yo comprendí en sus palabras que eso significaba
no-se-habla-del-asunto.... me gustó la actitud de los tres, fuimos
a comer y todo volvió a ser exactamente como antes de esta sesión.
A los días reanudamos nuestras prácticas y en la competencia
final nuestro equipo quedó de tercer lugar, fuimos a una discoteca
a celebrar. Estábamos todos mirándonos a la hora de la partida
y Alberto dijo ¿no pensaran hacer lo mismo de la otra vez? y los
demás en coro contestamos ¡¡¡te volviste loco!!!
Desde ese día hemos seguido
practicando, nos reunimos de vez en cuando pero lo que pasó esa
vez en mi casa jamás lo hemos traído como tema de conversación,
no sé ellos qué piensen, esa fue mi primera y hasta ahora
mi única experiencia con otros hombres y verdaderamente espero que
no sea la última. Si algo vuelve a ocurrir, les prometo que les
cuento así como hoy, con lujo de detalles.
Saludos desde Panamá....
Guillermo
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Relato: La Experiencia de Guillermo
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