Relato: Me gusta tirarme a Ginny Weasley Me gusta tirarme a Ginny Weasley
Esta historia no ha sido contada en el quinto libro que narra
las aventuras de Harry Potter, el cual titula �La Orden del F�nix�, supongo que
al terminar de leerla se dar�n cuenta de por qu�; de todas maneras, tampoco soy
el h�roe de esa serie, aunque me la paso muy bien, como est�n a punto de leer.
Aqu�l hab�a sido un d�a regular, hasta el final de la clase
de pociones, a cuya salida me dediqu� como de costumbre a mortificar a mi archi
rival Harry Potter y a los imb�ciles de sus amigos, el pobret�n de Ron Weasley y
la mugrosa de Hermione Granger (mugrosa por lo de �sangre sucia�). Todo aquello
me hab�a resultado tan s�lo regular porque, ya estando en nuestro quinto a�o en
Hogwarts, mi clase favorita, Pociones, de pronto hab�a quedado en manos de
Mundungus Fletcher, un mago que trabajaba para el Ministerio de Magia, en vista
de que mi profesor favorito, el profesor Snape, hab�a tenido que reunirse a
finales del a�o anterior con el maestro Voldemort, yo sab�a esto por mi padre,
que era uno de sus m�s allegados mort�fagos. Sin embargo era evidente que para
el resto de los alumnos su desaparici�n era poco menos que misteriosa, pero poco
les importaba, ya que todos estaban radiantemente felices porque Snape no
impart�a m�s clases en Hogwarts. En fin, como les iba contando, yo me hab�a
quedado al final de la clase para hablar con Fletcher, ya que, de todos modos,
era el �nico que me pod�a proveer de algunos ingredientes que necesitaba para
una poci�n especialmente rara, que preparar�a con ayuda de la profesora
McGonagall para convertirme en un polimago. Mi intenci�n al principio hab�a sido
s�lo la de fastidiar como de costumbre al odiado Potter y sus dos rid�culos
amigos, en su triste intento de convertirse en animagos, pero, al correr del
tiempo las cosas hab�an salido mucho mejor de lo que yo esperaba, ya que, seg�n
la profesora, yo ten�a talento para algo m�s que Potter y compa��a, y sin duda
lo har�a, pues no pod�a desperdiciar la oportunidad de aventajar a Potter en una
habilidad tan rara.
Bueno, el caso es que luego de hablar con Fletcher y de
conseguir su ayuda en la b�squeda de esos ingredientes, sal� de prisa del aula,
ya que iba retrasado para mi siguiente clase, tan urgido que sin notarlo, choqu�
con alguien en las escaleras, de tal manera que sent� tirarle todas sus cosas al
suelo. Me repuse r�pidamente de la sorpresa y me d� cuenta que se trataba de una
Weasley, creo que su nombre era Giny, la menor de esa familia de magos de
deshonraba a sus semejantes de sangre limpia, como yo, poni�ndose siempre a
favor de los muggles y de los sangre sucia. El caso es que, al ver de quien se
trataba, me limit� a pasarme las manos por encima de la ropa, como quien se
limpia del polvo que le ha ca�do encima, por supuesto sin la menor intenci�n de
levantar las cosas de esa torpe, a quien, sin embargo, not� muy cambiada con
respecto a la imagen suya que yo recordaba del a�o pasado..., la verdad es que
se estaba poniendo atractiva la chiquilla, l�stima por su familia. Como era de
esperarse, por reflejo, abr� la boca para reprenderla, o �sa fue mi intenci�n al
principio, pero en lugar de eso me o� decir: �F�jate por d�nde vas... t�...
t�... bella persona�, y sin darme cuenta la mir� a los ojos, que sorprendidos,
tambi�n se posaron en los m�os. Ambos quedamos congelados por un momento, y
luego, para salir de esa inc�moda situaci�n, me inclin� para ayudarla a recoger
sus cosas, para luego despedirme con una sonrisa que me atrev� a dirigirle y que
ella me devolvi� alegremente. Me sent� extra�amente contento.
Los siguientes d�as me la pas� pensando en aquel incidente y
empec� a espiar con la mirada a Ginny, quien, para sorpresa m�a hac�a lo mismo,
as� que naturalmente se dieron las condiciones para que yo la encontrara sola y
pudiera acercarme y llev�rmela a sitios donde no era f�cil que nos vieran, y
donde pudi�ramos conversar tranquilamente, lejos de todos, ya que era de dominio
p�blico mi odio para con los Weasley, y el mutuo sentimiento que para conmigo
ten�an sus hermanos, sin embargo nuestros amigos m�s cercanos estaban enterados,
aunque creo que nadie se lo dijo nunca a nadie de su familia. As� las cosas,
llegamos al punto en que la chica realmente a empez� gustar de m�, de modo que
yo pod�a citarla para que nos vi�ramos y ella acud�a a las citas. As�, al final
de uno de nuestros encuentros en que nos la hab�amos pasado riendo y hablando de
todo y de nada, decid� que la atracci�n que atra�a sobre m� esta pelirroja,
empezaba a ser insoportable, lo que hizo que me quedara callado, mir�ndola
seriamente a los ojos; ella termin� de re�r de mi �ltima ocurrencia y al verme
serio y mir�ndola a los ojos, me devolvi� la mirada y se puso seria tambi�n.
Nuestros rostros se acercaron lentamente y de pronto nuestros labios se
encontraron en un beso que al parecer result� para ella tan electrizante como
para m�, ya que al cabo de unos segundos nos separamos un poco y abrimos los
ojos para ver que en la cara de cada uno se le�a la sed de mucho m�s. Vino el
segundo beso. �ste, sin embargo, fue totalmente franco y fren�tico y me encontr�
estrechando entre mis brazos aquella figura esbelta que me hab�a estado quitando
el sue�o las pasadas noches, y parec�a que el sentimiento era mutuo, ya que los
brazos de ella se hab�an cerrado alrededor de mi cuello, aferr�ndose a m�
mientras su cuerpo se pegaba al m�o, permiti�ndome sentir sus peque�os senos,
demasiado abrigados por la negra t�nica y dem�s uniforme del colegio. Nuestras
lenguas ahora jugaban en medio de nuestras bocas unidas por la pasi�n del
momento y mis manos, que acariciaban su espalda no encontraban suficiente
comodidad para abrirme paso hacia su piel entre tanta ropa, de manera que pens�
en un momento m�s apropiado para ello, y al final de ese segundo beso, jadeantes
ambos, le dije:
- Ginny, nunca hab�a sentido esto antes.
- Tampoco yo � me respondi� - y te confieso que estoy algo
sorprendida.
- �Por qu�? � le pregunt�.
- Porque, bueno, hasta antes de que t� empezaras a buscarme,
me gustaba otro chico.
- �S�?, �Qui�n?
- No voy a dec�rtelo, te reir�as � dijo, mirando hacia otra
parte.
- Claro que no me reir� � dije, empezando a sentir curiosidad
al respecto.
- �Me lo juras? � pregunt�, mir�ndome seriamente.
- Te lo juro.
- Harry Potter � dijo al fin.
Al o�r aquello no supe si re�rme o ponerme celoso, pero de
repente comprend� que no podr�a hacer ninguna de las dos cosas, y que tampoco me
importaba. No podr�a re�rme porque Ginny estaba empezando a importarme, y menos
podr�a ponerme celoso porque acababa de sentir en sus besos que ahora le daba
igual que a Harry Potter lo hicieran prefecto o capit�n de su equipo de quiditch
(como en efecto ya hab�a pasado), o que lo nombraran due�o de todo el mundo
m�gico, o que Voldemort al fin lo destruyera. Sin embargo, de pronto sent� la
necesidad de poner a prueba ese sentimiento, y para empezar, hice m�os de nuevo
aquellos labios de color escarlata y estrech� nuevamente su cintura. Al
despedirnos, quedamos en que la recoger�a a la media noche en la entrada a su
sala com�n, en frente del retrato de una se�ora gorda, para un paseo nocturno,
no dud� que asistiera, ni de que hiciera todo lo que yo le pidiera.
A la media noche, nos encontramos como hab�amos convenido, y
me agrad� verla en un primoroso vestido informal azul claro, con el que supe que
no tendr�a tantos problemas como con la t�nica reglamentaria del colegio. Ella
me sonri� y entonces yo saqu� mi capa de invisibilidad (�claro que yo tambi�n
tengo una!) y nos cubr� por completo, abraz�ndola por la cintura, al igual que
ella a m�. Mi plan era llevarla al ba�o de los prefectos, un sitio tranquilo y
hermoso en el que pensaba consumar mis deseos (s�, yo tambi�n soy prefecto, al
igual que Potter). Cuando llegamos frente a la estatua de Boris el
Desconcertado, nos detuvimos y dije la contrase�a.
- �Frescura de pino�.
La puerta se abri� en medio de un chirrido, y ella me mir�
curiosa.
- �Qu� lugar es �ste?
- Ya ver�s � le respond�.
Al entrar cerr� la puerta y corr� el cerrojo tras nuestro,
por si acaso, para que nadie pudiera entrar e interrumpirnos. Ella parec�a
sorprendida al ver lo que ten�a delante, un hermoso recinto de m�rmol blanco,
tenuemente iluminado por una impresionante ara�a llena de velas; al centro
estaba la piscina rectangular, con muchos grifos de oro alrededor, cada uno
adornado con una joya de diferente color incrustada en la llave. A Ginny le
gust� que hubiera un trampol�n y el efecto de las cortinas de lino blanco
colgando de las altas ventanas, as� como el cuadro del fondo en el que una rubia
sirena dorm�a sobre una gran roca, mientras el pelo que le ca�a sobre el rostro
se agitaba cada vez que resoplaba. Me inclin� a abrir todos los grifos para que
la piscina se llenara con los distintos tipos de gel de ba�o, que empezaron a
llenarla de agua, espuma y burbujas de todos los colores. Luego, me levant� y
camin� hacia ella que me devolv�a una mirada c�mplice, y al llegar frente a
ella, simplemente me detuve y le susurr�:
- Te amo.
Ginny, por toda respuesta, se abraz� urgentemente a mi cuello
y me bes� dulcemente. Poco a poco entramos en calor y la emoci�n nuevamente nos
llev� al frenes� que hab�amos sentido horas antes. Nuevamente nuestras lenguas
luchaban golosamente, y mis manos ahora sent�an mejor su tibio cuerpo, mientras
acariciaban su espalda. Poco a poco sub� por ella, siguiendo la pista del cierre
de su vestido, hasta llegar al principio, luego de lo cual empec� a abrirlo, y a
quit�rselo, a lo que no hall� ninguna resistencia, m�s, al contrario, me
encontr� con que sus manos tambi�n empezaban a desnudarme. Casi sin darme cuenta
me encontr� con la �ltima pieza de ropa que la cubr�a, sus rosadas braguitas, y
me arrodill� para mirar lo que hab�a detr�s de ellas. Poco a poco, mientras
besaba su vientre, tom� los bordes con la punta de mis dedos y empec� a
deslizarlos hacia abajo, descubriendo poco a poco su tierno monte de venus y a
continuaci�n, su rosada vagina de 14 a�os, totalmente h�meda, y su erecto
cl�toris, que empec� a acariciar con la punta de mi lengua. Ella empez� a gemir
con deleite, mientras acariciaba con sus manos mi pelo, y al cabo de tan s�lo
unos cuantos segundos exclam�:
- �T�mame, por favor, hazlo ya!
Entonces me levant� y la abrac� nuevamente, atray�ndola hacia
m� y aplastando sus peque�os y hermosos senos con mi pecho, mientras la punta de
mi verga se colocaba instintivamente en medio de sus ardientes labios
inferiores, ante lo cual, ella me mir� notoriamente excitada a los ojos, con la
respiraci�n agitada, esperando que la hiciera m�a en ese mismo momento. Sin
embargo pude controlarme un poco m�s y, tom�ndola de la mano, la conduje hacia
la piscina, que ya se encontraba llena de agua tibia y espuma perfumada. Ambos
sentimos el dulce estremecimiento del agua al mojar nuestros cuerpos y, con el
agua hasta el cuello volvimos a abrazarnos por debajo del agua y esta vez mis
manos corrieron suavemente por la suave piel de Ginny. Mientras nos bes�bamos,
exploraba su espalda y pronto traje mis manos hacia sus senos, firmes y
peque�os, con los pezones desafiantemente parados, lo que me invit� a
presionarlos entre mis dedos, a lo cual ella gem�a y gem�a, con muestras del m�s
absoluto placer. No me detuve ah� y mis manos nuevamente se movieron, esta vez
hacia sus nalgas, las cuales empec� a acariciar circularmente, separ�ndolas cada
vez m�s, y acercando mis dedos poco a poco a la l�nea que las divid�a. Sin
problemas el dedo medio de mi mano derecha se detuvo en la entrada de su ano y
empez� a penetrarlo, en medio de peque�os respingos de su parte, pero nada que
hiciera pensar que no quer�a. Aunque de manera un poco dif�cil al principio,
ahora mi dedo entraba y sal�a casi sin ninguna resistencia, y empec� a meter el
dedo medio de mi otra mano. Ahora, con ambos dedos dentro, empec� a abrir su
huequito poco a poco, entre gemidos y chillidos que ella emit�a, mientras
cerraba los ojos con fuerza y me besaba con desesperaci�n. Comprendiendo lo que
quer�a hacer, Ginny, sostenida por mis manos, levant� sus piernas y abraz� con
ellas mi cintura, cruz�ndolas en mi espalda para no soltarse. Ahora la ten�a
levantada, con su ano abierto al m�ximo, as� que la levant� un poco m�s hasta
colocar la punta de mi verga justo en la entrada, as� que empec� a deslizar mis
dedos hacia afuera, sin dejar de jalar los bordes para mantenerla estirada y
abierta, y una vez que mis dedos estuvieron fuera, empec� a descenderla sobre mi
verga, y a penetrarla poco a poco, mientras ella se deten�a en su beso, y me
atrapaba un labio entre los dientes, mordiendo un poco m�s de lo que a m� me
gustar�a, pero provocando con este leve dolor, que le tuviera m�s sa�a para
meterle mi verga hasta el fondo. Un suave y prolongado quejido sal�a de su boca
mientras la ensartaba, y una vez alcanzado el fondo, me detuve un momento antes
de empezar a tir�rmela en serio. En verdad, quer�a separarme de ese beso en que
me mord�a el labio, ya que cuando empezara la acci�n tem�a que me lo arrancara.
Le quit� mi labio y la mir� a los ojos, pregunt�ndole:
- �Est�s lista, Ginny?
- M�s que nunca � dijo con una seguridad que no le conoc�a.
Acto seguido, empec� a moverme para afuera y para adentro, y
ella a gemir de dolor, y, poco a poco, de placer. Qui�n lo dir�a, el a�o pasado
apenas me hab�a enterado de la existencia de esta ni�a, y ahora estaba
estrenando su hermoso culito, con todo el placer nuestro que jam�s nos
hubi�ramos imaginado. Cuando estaba en lo mejor, y ambos a punto de llegar a
nuestro primer orgasmo de la noche, resbal� en el fondo de la piscina y nuestros
cuerpos se hundieron en el agua. Yo ca� sentado, y como ten�a a Ginny ensartada
y abrazada con sus piernas a mis caderas, ella cay� sobre m� sintiendo la
violenta estocada de mi verga tom�ndonos por sorpresa, sintiendo lo cual, ambos,
nos vinimos en nuestro primer orgasmo de la noche, que hubiera podido ser el
�ltimo, ya que al encontrarnos bajo el agua, dejamos escapar un grito de placer
encerrado en grandes burbujas que huyeron a la superficie, con todo el aire que
nos quedaba en los pulmones. Sin embargo reaccion� r�pidamente, y tom�ndola de
la cintura, la levant�, sac�ndole mi hinchada verga violentamente, en medio de
espasmos de placer de los dos, hasta sacar su cabeza a flote. R�pidamente yo
tambi�n me puse de pie en el fondo de la piscina, y al hacerlo alcanc� a
distinguir hilachas de mi semen que flotaban alrededor de sus caderas. Mi cabeza
al fin sali� a flote y mientras tomaba una bocanada de aire nuestras caras se
encontraron y empezaron a sonreir felices. Nuevamente la abrac� y sent� de nuevo
c�mo la punta de mi verga y su cl�toris se encontraban sin pensarlo, como en un
beso inferior y subacu�tico. Otro peque�o gemido de su parte, y esta vez decid�
estrenar su rica y jugosa salte�ita. Pero esta vez fue ella la que pudo
controlarse y se escurri� de entre mis brazos riendo y huyendo r�pidamente a
nado lejos de m�. Por supuesto que yo no me iba a quedar con las ganas, de
manera que r�pidamente la segu�, tambi�n nadando, y ahora los dos nos
encontr�bamos en posici�n semi � horizontal, braceando y pataleando, yo detr�s
de ella, decidido a alcanzarla y hacerla totalmente m�a esa misma noche. Con
esas intenciones, y ya cerca de ella, me di un �ltimo impulso y alcanc� uno de
sus tobillos, que dej� de agitarse al agarrarlo, mientras ella se re�a con la
cabeza fuera del agua. Cog� su otro tobillo con mi otra mano y me situ� por
debajo de ella y del agua, todav�a en posici�n semi � horizontal, y as� empec� a
jalar sus tobillos y sus piernas, haciendo que ella pasara r�pidamente sobre m�,
restregando primero su vagina, su vientre y finalmente sus pechos sobre mi cara,
de manera que la acercaba r�pidamente a mi verga, en la mejor coordinaci�n de
dos cuerpos que se hab�a visto hasta entonces, la que al fin fue coronada con un
acoplamiento perfecto de mi verga con su vagina, que se encontraron de repente,
y al fin mi ansiosa asta se hundi� de una sola vez en su delicada carne, con un
grito placentero de su parte y un estremecimiento por parte m�a que nunca se me
volver� a olvidar. Esta vez no hubo treguas y yo empec� a moverme por debajo de
su cuerpo mientras pataleaba, impuls�ndome m�s en el agua, y hundi�ndome m�s
profundamente en el cuerpo de Ginny. Como quiera que mis pulmones estaban a
punto de estallar, llev� su cuerpo que ten�a abrazado por debajo de m�, y me
puse encima, sacando mi cabeza para respirar, sin sacarle mi verga y a tiempo
para ver que �ramos un extra�o torpedo impulsado por la pasi�n a punto de
colisionar con la pared de la piscina, por lo cual extend� mi mano hacia delante
y nos desvi� de ella hasta virar completamente y empezar a nadar hacia el otro
extremo. Ella tambi�n empez� a patalear, lo que produjo que su vagina apretara
mi verga, elev�ndome a un nuevo nivel de placer, lo cual nos estremeci� a ambos,
haciendo que nos abraz�ramos y nos hundi�ramos al fondo de la piscina en medio
de los espasmos de un nuevo y glorioso orgasmo. Era una sensaci�n macabra y
placentera. Los dos mir�ndonos a los ojos bajo el agua, los dos unidos por el
placer y abrazados, sin poder respirar por temor a ahogarnos, y sintiendo
nuestros corazones latir con tal fuerza que el pecho de cada uno sent�a el
retumbar del otro. Una vez m�s nos separamos y yo la ayud� a salir a la
superficie, y cuando nuestras cabezas se hallaron nuevamente fuera del agua,
respirando fuerte y desesperadamente, ambos supimos que aquella no ser�a la
�ltima vez.
Repuestos de esa segunda explosi�n de placer, puse mis manos
sobre sus hombros e hice que se arrodillara en frente de m� por debajo del agua.
Entonces puse mis manos a ambos lados de su cabeza y me prepar� a meterle mi
verga en la boca, que no opuso ninguna resistencia, y que mas bi�n empez� a
mam�rmela por debajo del agua con la desesperaci�n de la falta de aire. Era la
sensaci�n m�s rara y placentera que jam�s hab�a tenido, por lo que quise
prolongarla hasta llegar a un nuevo cl�max, sin importar que tomara m�s tiempo
del que ten�a Ginny bajo el agua, por lo que empec� a moverme dentro de su boca
m�s y m�s r�pido, y de pronto sent� que ella quer�a separarse, pero no la dej�,
la tom� de la cabeza con fuerza y la obligu� a que mantuviera mi verga dentro,
mientras murmuraba:
- Ya falta poco, Ginny, mi amor, ya casi...
Ella hac�a cada vez m�s fuerza para salir, y yo empec� a
soltar una carcajada de poder, mientras sent�a que llegaba a mi orgasmo y que
ella me clavaba las u�as en las nalgas, en un intento desesperado porque la
soltara, mi risa se hizo m�s y m�s fuerte y al fin me dispar� dentro de su boca
y deje de hacer presi�n con mis manos sobre su cabeza, ahora ella sali� con sus
�ltimas fuerzas a la superficie, al borde de la asfixia y tosiendo. Luego de
tomar varias bocanadas desesperadas de aire, empez� a llorar, cubri�ndose la
cara con las manos, no sin que yo pudiera ver mi semen escurri�ndose fuera de su
boca, pero eso s�lo dur� un momento, ya que, recuper�ndose, y al ver mi cara con
una sonrisa burlona, me solt� una fuerte bofetada que casi logra que deje de
sonre�r, pero que apenas me inmut�. Lentamente torn� a mirarla de nuevo, a�n
sonri�ndole a su cara congestionada por la furia, y le dije:
- �Ir�as al baile de navidad conmigo?
Primero me mir� desconcertada, luego apart� su mirada, y
soltando un r�pido suspiro, volvi� a mirarme y me abraz� mientras me besaba.
- Seguro, puedes hacer conmigo lo que quieras.
Aquella noche nos amamos varias veces m�s, mientras nos
sec�bamos con las mullidas toallas blancas que hab�a ah�, y la regres� a su sala
com�n a eso de las cinco de la ma�ana, atray�ndola hacia m� con las manos en sus
nalgas, para un beso de despedida.
�sa fue la primera vez que me tir� a Ginny Weasley, y la
primera en que descubr� mi inclinaci�n hacia el sadismo, ya que nunca pude
hallar placer mayor que el de tener la vida de alguien en mis manos, y ser due�o
de ella, para obligarla a que me proporcionara m�s y m�s placer, so pena de
dejarla extinguirse para siempre, y que a�n as�, se sometiera de nuevo a mis
deseos, como sucedi� en el baile de navidad, pero �sa es otra historia, que les
contar� si �sta no les pareci� demasiado aburrida.
A prop�sito, creo que no les dije mi casa, estoy en
Slytherin, y..., �Mi nombre?, �Es que no lo dije?, bueno, yo soy Draco Malfoy, y
creo que a partir de ahora ser� m�s condescendiente con las chicas de las otras
casas, despu�s de todo, Ginny no es la �nica Gryffindor que me llama la
atenci�n, y la chica de Potter, Cho Chang, tampoco est� del todo mal.
�Continuar�...?
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Relato: Me gusta tirarme a Ginny Weasley
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