Relato: La vendedora de cosmeticos (4) La vendedora de cosm�ticos (cuarta parte)
La entrevista laboral.
Por suerte Amanda ha decidido transformar la historia de Raquel Montoya y
Roberto en casi una novela, as� que continuemos deleit�ndonos con las cosas que
sucedieron durante la entrevista de trabajo:
"Roberto descans� esa noche como hac�a tiempo no lo hac�a. Pas� del odio extremo
a un cari�o en ciernes con la doctora Raquel Montoya.
C�mo no la iba a apreciar si era la �nica que se preocupaba por �l, le hab�a
llamado por tel�fono a �ltima hora del d�a anterior anunci�ndole que
efectivamente hab�a conseguido la entrevista con el presidente de la compa��a.
Se pas� como una hora explic�ndole por tel�fono, como le conven�a vestirse y
como comportarse frente al presidente. Y si bien no le agradaba la idea de ir
vestida como mujer a la oficina, ganar�a m�s plata como secretaria ejecutiva del
presidente que en su puesto anterior y trabajar�a menos. Y si hab�a que hacerle
alg�n favorcito al jefe todo estaba bien, despu�s de todo le estaba empezando a
gustar su nuevo rol.
Cuando son� el despertador a las 6:30 se levant� de un salto. Tom� una ducha, se
iba a afeitar pero not� que no le hab�a crecido la barba por el tratamiento
depilatorio electrol�tico que le hab�a aplicado la doctora el d�a anterior (-
realmente los productos y tratamientos Miss Val�n son excelentes - pens�).
Se visti� como le indicara Raquel, peluca negra, corpi�o de encajes con una
peque�a pr�tesis para acentuar las curvas, bombacha alta para contener el
cl�toris, portaligas de tiras anchas con encajes, medias blancas de lycra. Sobre
la ropa interior se puso un solero fondo blanco con peque�as florcitas, acorde
al calor del verano de Buenos Aires. En los pies sandalias marrones con un
peque�o taco y en la mano una cartera mediana de ese mismo color, que atiborr�
de cajitas con polvo facial, espejitos, peines, rush, y mil cosas m�s. Dem�s
est� decir que eran productos de Miss Val�n ! El maquillaje sencillo: apenas
sombras de ojos celeste, un poco de rubor en los cachetes, rimmel negro para que
sus ojos resaltaran, rush rosa p�lido sobre los labios. La bijouter� le daba un
toque extra de sensualidad: aros colgantes con una min�scula perla y un collar
de dos vueltas tambi�n de perlas.
As� sali� Roberto, sin pensar que caminaba por las calles de Buenos Aires.
Cuando se dio cuenta ya estaba bajando por la entrada del subte, le dio como un
escalofr�o, se puso rojo de verg�enza, quiso volver a su casa, eran las 7:45 hs
y la esperaban para la entrevista a las 8:30. No hab�a tiempo para dudar, sigui�
bajando las escaleras.
El subte como todas las ma�anas estaba lleno de gente. Nunca antes se hab�a
percatado de lo mal que viajan las mujeres en ese medio de transporte. Un viejo
pelado se la pasaba de un lado para otro a sus espaldas y de vez en cuando le
tocaba la cola y a pesar que le dijo que se corriera, el viejo segu�a ah�.
Cuando se baj� en la terminal del subte, not� que ten�a una mancha amarilla en
el costado del vestido, la toc� y por la consistencia y olor, estall� de
indignaci�n: - Viejo pajero de mierda, se hizo la paja en el subte toc�ndome la
cola, y encima me manch� el vestido! si lo agarro otro d�a le pego una patada en
los huevos que lo dejo mirando al norte !! - pens� puteando.
Enojada por el suceso del subte, entr� al edificio donde la estaban esperando.
Se dirigi� a los ba�os para limpiarse el vestido, frente a las puertas dud� un
instante y entr� en el que ten�a una silueta femenina dibujada en la puerta.
All� la mujer de la limpieza la ayud� a quitar la mancha y a secar el vestido.
Con el vestido limpio se dirigi� al hall de espera del consultorio m�dico. Ya
Raquel le hab�a informado que le ten�an que realizar un chequeo previo. A las
8:30 en punto sali� la doctora Montoya y se sonri� al ver a Roberto esperando
para el chequeo. Lo hizo pasar al consultorio y le dijo: - Bueno, ... veo que
has progresado en todo. Te ves divina ! - la adul� un momento y sigui� - En la
ficha de personal no podemos poner tu verdadero nombre, porque no ir�a con el de
una secretaria ejecutiva, ... desde ahora te llamar�s Roc�o L�pez. As� que Roc�o
sacate el solero y arriba de la camilla para que te revise. - Roc�o (ex-Roberto)
sigui� las instrucciones. Una vez m�s las suaves manos de Raquel pase�ndose
sobre su piel hicieron que su cl�toris se hinchara; Raquel not�ndolo y no
resistiendo la tentaci�n, le baj� la bombacha y lo empez� besar.
Raquel se subi� el delantal dejando ver que aparte de los portaligas y medias,
no ten�a nada debajo; se apoy� de frente sobre el escritorio. Roc�o la tom� por
la espalda, con sus manos enganchadas en los portaligas gozaron desaforadamente,
hasta que Roc�o lleg� al orgasmo.
Raquel apenas pudo recuperar la compostura para terminar el examen m�dico.
Agitada como estaba llev� a Roc�o detr�s de un biombo para el test de la
secretaria. All� hab�a una silla anat�mica con un falo en medio del asiento; no
hizo falta mucha crema para que, excitada como estaba Roc�o, pudiese sentarse
c�modamente en ella.
Ambas estaban muy contentas. El legajo de Roc�o ya ten�a el sello de:
Cl�nicamente Apta.
Pero faltaba la entrevista con el presidente.
- Tom� esta pastilla para la entrevista - le dijo Raquel a Roc�o - te va a
ayudar mucho y vas a estar tranquila. - Roc�o trag� de una vez la pastilla y se
fue a la sala de recepci�n de la presidencia.
Mientras esperaba en la sala Roc�o pensaba que mientras trabajaba como Roberto
al presidente lo hab�a visto solo para las fiestas de fin de a�o. Y ahora, si
todo sal�a bien, lo ver�a todos los d�as. Casi nadie hablaba de �l en la
oficina, pero se comentaba que era muy exigente y de mal car�cter. Ya hab�a
pasado una hora y todav�a no la hab�an atendido, cuando para su espanto empez� a
sentir que su miembro (y sin raz�n aparente) comenzaba a erguirse. Se acord� de
la pastilla que le hab�a dado Raquel, no era para calmar los nervios como ella
pensara, si no que era igual a las que estaban en el frasco de Viagra del
consultorio.
En el mismo instante que se levantaba para salir corriendo se abri� la puerta de
presidencia y un se�or de unos cincuenta y tantos, de excelente presencia le
indic�: - Adelante se�orita Roc�o, disculpe que la haya hecho esperar tanto; ya
la puedo atender, pase por favor - Inc�moda por la situaci�n entr� a la oficina
y se sent� sobre un taburete frente a la PC. El presidente le empez� a dictar:
Se�ores del Ministerio, De nuestra consideraci�n, atento a la crisis ...bla bla
- Roc�o escrib�a sin parar y su miembro segu�a erecto.
En un determinado instante se percat� que el presidente se paraba detr�s de ella
y se apoyaba lentamente sobre su espalda. Sinti� uno por uno los botones de la
bragueta, que le transmit�an el calor de algo que se mov�a detr�s de ellos.
- Hay no se si puedo seguir - exclam� Roc�o, haci�ndose un poco la timorata e
inocente.
- Claro que puede seguir, en esta Empresa nadie deja una tarea a medio hacer -
le respondi� el presidente y sus manos comenzaron a bajar desde los hombros
hacia los senos. Roc�o qued� atrapada entre los brazos y el tronco del
presidente.
El presidente le bes� el cuello y sus manos siguieron bajando hasta que se
toparon con el miembro erguido de Roc�o; en ese instante Roc�o pens� que se
acababa el mundo, que la iban a tirar por la ventana del piso 13 en que estaban
(y ella que era tan supersticiosa !), que los gritos de furia e insultos se
escuchar�an hasta el polo Norte, quiso que la tierra se abriera y la tragara,
pens� - que papel�n y todo por culpa de la doctora Montoya, ella con sus ideas y
despu�s encima me da una pastilla de Viagra, me quiere matar ! -.
- Sab�s que me calent�s mucho!!, ven� sobre el escritorio - le dijo
sorprendi�ndola el presidente. Quien se baj� los pantalones y apoy�ndose en el
escritorio dej� su cola al aire invitando a Roc�o a que lo penetrara.
Roc�o se calm� al instante y no dud� un momento, se levant� la falda dejando
su miembro erecto libre y de un empell�n meti� la mitad en el ano del
presidente; al cabo de unos pocos segundos estaban sacudi�ndose
desenfrenadamente. Esta vez Roc�o tard� varios minutos en llegar al orgasmo al
cabo de lo que se relajaron en el sill�n . Finalmente Roc�o comenz� a
succionarle el miembro al presidente hasta que la leche llen� su boca.
Muy circunspecto, el presidente se acical� (lo propio hizo Roc�o) y abriendo
una puerta le dijo a la doctora Montoya:
- Buen manejo de PC, y de todas las tareas generales de la oficina. Doctora
Montoya complete los tr�mites de personal; la se�orita L�pez a partir de ma�ana
ser� mi nueva secretaria ejecutiva ! -
Roc�o y Raquel se tomaron de las manos y contentas se fueron a festejar el
nuevo empleo. "
Amanda Wells.
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Relato: La vendedora de cosmeticos (4)
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