Relato: Sonia y su familia (02: perversidad facial)



Relato: Sonia y su familia (02: perversidad facial)


SONIA Y SU FAMILIA (II: PERVERSIDAD FACIAL)




El abuelo de Sonia se encontraba dormido en el comedor de la
casa. Reposaba desnudo en el c�modo sof� de tres plazas que se halla justo
delante del televisor, en una posici�n ca�da hacia atr�s y con las piernas
ligeramente abiertas. Su pene, a pesar de estar posiblemente en su tama�o menor,
era de una voluptuosidad remarcable; le colgaba pesadamente hacia abajo,
siguiendo el contorno del sof�. La televisi�n estaba encendida, y el mando a
distancia se sujetaba levemente en la mano derecha de Alberto, que reposaba en
el respaldo lateral derecho del sof�. En ese instante, entraron al comedor
Sonia, que llevaba simplemente una camiseta grande que de pie le tapaba la
entrepierna, seguido de su hermano, que llevaba un simple ba�ador, y que no
paraba de tocarle las nalgas a su hermanita. Cuando vieron a su abuelo dormido,
cesaron de hacer ruido y procuraron ser m�s silenciosos para no despertarle. En
ese preciso momento, el mando a distancia del televisor cay� al suelo,
produciendo un chasquido seco al impactar con el suelo. Alberto lade� la cabeza
hacia el otro lado, pero parec�a que segu�a en profundos sue�os. Sonia se acerc�
a recoger el mando a distancia; y al hacerlo dej� su rajita al descubierto a los
ojos de su caliente hermano. �ste, en un r�pido y �gil movimiento, dej�ndose
llevar por la calentura del momento, cogi� a Sonia por las caderas y le empal�
su gran bulto en su culito.


-Joder, Sonia, como me gustar�a follarte


-Si ya lo haces, Carlos


-Digo ahora mismo, Sonia


-Est�s loco, y que se d� cuenta el abuelo


-Mmmm, est�s buen�sima


Sonia se incorporaba lentamente, sin apartar su trasero de la
presi�n que le hac�a la polla de su hermano. �ste se baj� el ba�ador y liber� a
su ya enorme polla. Acto seguido se la restreg� por el co�ito y las nalgas de
Sonia, haciendo presi�n con el fin de buscar el contacto directo de su ano. Era
el �nico resquicio virgen del cuerpo de su hermana, y so�aba permanentemente que
ser�a �l quien lo ocupar�a. Adem�s, consideraba que era lo m�s apropiado: su
padre fue quien le quit� la virginidad por delante, y por tanto, deb�a dejar a
otra persona el privilegio de hacer lo propio con su ano; y por otra parte,
opinaba que entre su abuelo y �l, �ste era el m�s indicado para desflorar
analmente a su hermana, por una cuesti�n de tama�os, a pesar que su polla
resultaba todav�a demasiado grande para perforar el culito de una chica de 12
a�os.


-Anda, hermanita, ch�pamela un ratito, que me has puesto muy
cachondo


-Ahora no


-C�mo que no? porque no?


-Jope, porque siempre estas igual


-Y que quieres que le haga yo, si eres t� la que me provocas


-Yo no te provoco, lo que pasa que t� eres un salido


-Venga Sonia, no seas as�, mira como me has puesto


Sonia dirigi� la mirada al miembro de su hermano. Realmente
era un polla preciosa, largu�sima. Era muy dif�cil resistirse a la tentaci�n
ante la visi�n de semejante atributo; pero ella tambi�n era una chica orgullosa
y no le gustaba mostrarse d�bil cambiando de opini�n, aunque por otro lado sol�a
comportarse de manera muy d�cil con su familia en estos temas. Pero esta vez
estaba decidida; pensaba que era b�sico que ella tuviera un m�nimo de poder de
decisi�n para controlar la situaci�n y hasta con el fin de conseguir algo que se
pudiera proponer manejando el estado de las cosas a su gusto. Mir� de nuevo a
los ojos de su hermano, y sin decir una palabra, se encamin� al sof�, al lado de
su abuelo.


-Eso, ch�pasela a �l ahora, que ya s� que te gusta m�s; y a
mi d�jame asi


-Schhht, c�llate, que lo vas a despertar


-Joder!


Y se fue del comedor dando un ligero portazo, con los
ba�adores subidos pero con un aparatoso bulto. Sonia se dispuso a ver la
televisi�n, no sin antes echar un r�pido vistazo al poll�n dormido de su abuelo.


-Porque no lo has hecho?


-Ahhh! Abuelo, est�s despierto; qu� susto me has dado


-Dime, cari�o, porque no se la has mamado?


-Es que no me apetec�a; siempre tengo que hacerlo cuando me
lo pide y eso no es justo


-Sonia, debes comprender que en esta casa vivimos tres
hombres con una preciosa muchacha que eres t�; y debes entender que nos
excitemos estando contigo y a veces hasta que te disputemos, en el buen sentido
de la palabra


-S�, ya lo s�, pero es que sois vosotros tres contra mi; y me
paso el dia complaci�ndoos vuestros deseos


-Bueno cielo, pero debes entenderlo y aceptarlo tal como es;
supongo que no te gustaria que hubiera otras mujeres por medio; as� que creo que
debes hacer todo lo que est� a tu alcance para mantener la situaci�n actual; lo
entiendes Sonia?


-S�, abuelo


-Y otra cosa Sonia, debes decir siempre la verdad, nunca
mentir; lo sabes no?


-S�, abuelo, yo siempre digo la verdad


Alberto se incorpor� levemente en el sof�, y dirigi� su mano
derecha a la entrepierna de su nieta. Sus fr�os dedos contactaron con el siempre
c�lido co�ito de Sonia. A Alberto le encantaba masajear sus labios vaginales,
abrirlos y cerrarlos suavemente y estimularle sensualmente el cl�toris.


-No sabes las veces que he fantaseado yo con desvirgarte
Sonia; me hubiera encantado hab�rtelo hecho yo


-Pero abuelo, yo...


-Schhtt, c�llate Sonia, no digas nada ahora por favor. He
escuchado la conversaci�n que tuviste con tu hermano hace un momento. No sabes
como le envidio en estos momentos; estoy seguro que �l se lo pas� en grande;
pero dime una cosa, te gust� a ti?


-Es que...


-No hace falta que me des explicaciones, Sonia. Simplemente
dime si te gust� o no


-Es que quien me desvirg� no fue mi hermano... fue pap�


-Te han follado los dos entonces?


-S�


-Y porque no me lo dijiste?


-Pens� que te enfadar�as


-Y porque no me dejaste que te desvirgara yo, con la de veces
que te lo he pedido?


-No s�, abuelo; lo siento...


Sonia ten�a un semblante abatido y avergonzado; sus ojos
estaban ligeramente humedecidos, aunque no parec�a que rompiera a llorar. Su
abuelo, aunque pose�a un car�cter fuerte, Sonia era su debilidad, y con ella
siempre se mostraba muy tierno y cari�oso. Sigui� masaje�ndole su rajita.


-No te preocupes, Sonia; no pasa nada, de verdad


-Lo siento mucho, abuelo


-Olv�dalo, en serio; no estoy enfadado


-Gracias, abuelo


-Pero dime, cielo, ahora que ya sabemos la verdad, me dejar�s
penetrarte?


-Claro, abuelo; no pienso volver a defraudarte; y es m�s,
quiero hacerte una promesa


-A ver, l�nzate; pero recuerda que si haces una promesa debes
cumplirla eh? Pi�nsatelo bien antes de comprometerte a nada


-S�, abuelo. Pues quer�a decirte que como no me has
desvirgado por delante, que fueras t� el primero que me lo hiciera por detr�s


-Lo dices en serio, Sonia?


-S�, abuelo; estoy decidida, quiero que seas t� el primero
que me penetre el ano


Los ojos de Alberto se iluminaron como por arte de magia; su
pulso card�aco se aceler�; y sin poder evitarlo, su miembro dormido se despert�;
y empez� a alargarse, endurecerse e hincharse como si alguien le estuviera
metiendo aire por dentro.


-No s� qu� decirte, cari�o; me has dejado sin habla


-Pero creo que te gusta la promesa no?


A la vez que dijo eso, dirigi� su mirada al poll�n de su
abuelo. L�gicamente, Sonia se dej� llevar por la emoci�n del momento, y no debi�
de ser del todo consciente al prometerle semejante cosa a su abuelo. Que un
polla del tama�o que pose�a la del abuelo entrara en un agujerito diminuto como
era el ano de Sonia era desafiar las leyes de la naturaleza. En el fondo, Sonia
sab�a que hab�a una complicaci�n enorme para realizar la promesa, pero tambi�n
consideraba que todo puede ser en esta vida; y que por tanto, las cosas ya ir�an
por el buen camino. Alberto estaba tan emocionado y excitado por la promesa, que
ni tan siquiera hab�a considerado la dificultad evidente, que se sortear�a de
cualquier forma posible.


-Acabas de hacerme el abuelo m�s feliz del mundo, Sonia


Con estas palabras, su polla adquiri� su m�ximo apogeo,
elev�ndose majestuosamente completamente perpendicular al suelo. Sonia,
impulsada por la mirada suplicante de su abuelo, dirigi� su peque�a mano hacia
el miembro viril. L�gicamente, su mano no pod�a abarcar todo el grosor de esa
polla fuera de lo com�n, y empez� a masturbarle lentamente, con un ligero
esfuerzo para que no se le escapara de la mano. Alberto empez� a gozar
plenamente del trabajito de su nieta, y sus test�culos empezaron a fabricar
esperma, que ten�a clar�simo d�nde quer�a que terminara: en el est�mago de
Sonia. A su vez, disfrutaba del tacto de su co�ito, que estaba muy calentito.
Hab�a tocado la vagina de Sonia en todos los momentos del d�a, y siempre lo
encontraba caliente; sin duda, lo llevaba en los genes. Adoraba sus gruesos y
carnosos labios vaginales, que a pesar de estar cerrados, parec�an querer
abrirse invitando a penetrar en su interior; cosa que Alberto no tardar�a mucho
en hacerlo. Su mente ya s�lo pensaba en perforarle su dulce co�o, que aunque no
era virgen, era igualmente apetitoso; y sobretodo en clav�rsela en su ano,
meti�ndosela hasta el fondo. No pod�a dejar de fantasear sobre eso, y el estado
de su polla era una muestra de ello; se le endurec�a de un modo extraordinario,
cosa que probablemente la mano de Sonia notar�a. En ese instante de �xtasis, se
escuch� una llave y el giro del pomo de la puerta de casa. Era el padre de
Sonia. Llevaba agotado, como todos los d�as, por un largo d�a de trabajo, no por
el esfuerzo f�sico que requiere, sino por el estr�s que s� conlleva. Pero sabe
perfectamente que tan punto llega a casa, los males se le van, los problemas
desaparecen de su cabeza, se le despeja la mente, y todo por el buen hacer de su
maravillosa hija. Sonia aparta la mano del pene de su abuelo, y r�pidamente se
dirige al recibidor, totalmente desnuda, y sabiendo a la perfecci�n lo que debe
de hacer. Desde hace un tiempo, estableci�ndose como costumbre por su padre,
Sonia debe ir al encuentro de su padre siempre que llegue a casa despu�s de
volver del trabajo, y hacerle una mamada completa. Deb�a sacarle la leche de los
huevos, tal como le dec�a Carlos a su hija. Para �l, resultaba todo un est�mulo
para terminar con la faena correspondiente y llegar a casa a relajarse; para
ella, no resultaba m�s que un juego, muy morboso, eso s�. Algunas veces su padre
prefer�a acomodarse en el sof� del comedor para disfrutar m�s relajadamente del
trabajo manual y bucal de Sonia, pero la mayor�a de las veces se quedaba en el
recibidor, ya que le excitaba enormemente ver a su hija arrodillada all�, cerca
de la puerta de la casa, chup�ndosela ansiosamente, como si eso fuera la
bienvenida que le guarda su hija todos los d�as. Alberto contempl� como su nieta
abandonaba el comedor, con ese contoneo de trasero que le excitaba tanto; cuando
la perdi� de vista, cerr� los ojos y se llev� ambas manos a su empalmado rabo,
acarici�ndose levemente, e imagin�ndose lo que suced�a en el recibidor. Cuando
Sonia apareci� en el recibidor, su padre ya se hab�a bajado la bragueta del
pantal�n y se hab�a sacado la polla, que todav�a estaba fl�cida, pero que empez�
a crecer al ver a su hija desnuda acerc�ndose animadamente hacia �l. Al llegar
justo frente a Carlos, con un movimiento r�pido, Sonia se puso de rodillas,
agarr� con una mano el miembro morcill�n de su padre, y se lo meti� en la boca,
para volver a quit�rselo enseguida, esta vez lleno de su saliva, y produciendo
un sonoro chasquido, y diciendo a continuaci�n:


-Hola pap�


-Hola hija, no pares cari�o, no pares hasta el final


Sonia se aplic� seriamente y le hizo una mamada antol�gica.
Era una gozada ver como la peque�a Sonia se superaba a si misma procurando
comerse el mayor trozo de polla de su padre, y observar con qu� �mpetu lo
desempe�aba. Carlos intentaba retrasar la corrida; quer�a que durase lo m�ximo
posible, para obtener m�s placer y para darle m�s leche a su hija; eso hac�a que
de la punta de su glande fuera saliendo l�quido pre-seminal, que su hija lam�a y
relam�a una y otra vez con aut�ntico entusiasmo. Sonia estaba que se sal�a.


-Cari�o, te veo muy caliente hoy


De la boca de Sonia tan solo se escuchaba un d�bil "mmm,
mmm", ya que opt� por no quitarse de su boca la polla de su padre en ning�n
momento


-Ummm, que bien la chupas hija m�a; dime, has hecho algo hoy?


Sonia miraba a los ojos de su padre mientras segu�a mamando;
ten�a un rostro de perplejidad


-Contesta, Sonia


�sta por fin decidi� sac�rsela, bien empapada de su saliva,
para responder a su padre


-Iba a chup�rsela al abuelo cuando t� llegaste...


-Ja, ja, vaya, que mala suerte que tiene mi padre; oye, te
pasas el d�a chupando pollas o qu� cari�o?


-Si sois vosotros quienes siempre me lo ped�s


-Tambi�n es verdad; sigue mamando, no pares hija


Sonia continu� succion�ndole el glande y todo lo que pod�a en
una mezcla de cierta ingenuidad y una relativa experiencia ya adquirida. Carlos
notaba su polla muy dura, a punto de reventar. A pesar de encontrarse en un
estado casi de �xtasis, tuvo una idea que no dud� en hac�rsela saber a su hija


-Sonia, haremos lo siguiente si te parece bien; ahora me voy
a correr en tu cara, y tal como te encuentres, sin tocarte ni nada, ir�s con el
abuelo a terminar la faena que dejaste a medias, lo ves bien cari�o?


Sonia todav�a ten�a en mente la promesa que le acababa de
hacer a su abuelo; y quiz� por primera vez en su vida se estaba dejando llevar
por una sincera pasi�n y la fogosidad que le corro�a por dentro de su cuerpo.
Eso le permit�a mostrarse m�s atrevida, vivirlo con m�s intensidad y sobretodo
teniendo un placer muy especial. Notaba que su co�ito estaba ardiendo; no se lo
quer�a tocar, quiz� por temor a no se sabe qu� exactamente, pero lo notaba de
una forma muy viva. Toda esta situaci�n de m�xima calentura por parte de Sonia,
la llev� a contestar:


-Claro, pap�


-Muy bien hija, me gusta como estas hoy. Me has puesto m�s
caliente de lo que ya ven�a a casa en un momento Sonia. Hay dias que apenas hago
nada en el trabajo, s�lo estoy pensando en llegar a casa para esto que me estas
haciendo, y eso me provoca erecciones continuadas, y asi es imposible
concentrarse en el trabajo cari�o


Sonia segu�a a la suya. Chupaba con aut�ntica delicia el duro
tronco de su padre, y succionaba con avidez el enrojecido e hinchado glande,
produciendo unos sonoros chasquidos que probablemente el abuelo escuchaba desde
el comedor. Vaya descarga echar�a, pensaba el afortunado padre. Y es que cuando
la excitaci�n es m�s intensa, m�s cantidad de leche sale. En el fondo, Sonia
deb�a saber ese hecho, ya que ella misma hab�a podido comprobarlo en anteriores
ocasiones con sus "hombres". Sin duda, con el paso del tiempo, la inquieta
muchacha hab�a aprendido a dar el m�ximo placer de una forma casi instintiva,
aunque en ocasiones todav�a se rebelaba, como bien sab�a su hermano. Hab�a
detalles que Carlos se preguntaba de d�nde los hab�a sacado su hija, como el
masaje en los test�culos que ahora le estaba haciendo, con una maestr�a
impecable. Parec�a toda una experta en la materia, propio de las mujeres con
cierta edad; pero su hija s�lo ten�a 12 a�itos. Se preguntaba como ser�a algo
mayor, a los 20 a�os; pensando en eso, s�lo se le pasaba una cosa por su cabeza:
�l no se lo perder�a por nada del mundo. Ensimismado en sus pensamientos, y
gozando de la espl�ndida mamada que Sonia le estaba propinando, casi no fue
consciente que su corrida ya estaba de camino. Los finos dedos de su hija
acariciando suavemente sus voluptuosos huevos era como si pidieran la salida del
numeroso esperma que all� se almacenaba hacia el exterior; y que parec�a tener
un fin claro, que se encontraba en la boca de Sonia, que se encontraba abierta
tocando su glande. Era como un proceso circular; con sus manos provocaba la
salida del semen, que se encargaba de recoger ella misma con su c�lida boca.
Pero en esta ocasi�n su padre quer�a hacerlo algo distinto. Le encantaba
correrse en la boca de su hija; era una gozada, sin duda. Pero tambi�n
disfrutaba viendo sus propios chorros de leche salir de su polla, y c�mo se
estrellaban en el infantil rostro de Sonia. Y eso pretend�a hacer ahora; llenar
la cara de su hija de semen espeso y caliente, entre otras cosas porque le daba
morbo tambi�n que fuera as� a terminar lo que Sonia hab�a dejado a medias con su
abuelo.


-Ahhh, cari�o, ya me viene; aguanta ah� y no te toques, por
favor.


Sonia segu�a de rodillas, ligeramente inclinada hacia atr�s,
pero manteni�ndose a la expectativa y con la convicci�n de no moverse ni
tocarse. En un r�pido y preciso movimiento, Carlos hizo un peque�o paso hacia
atr�s, separ�ndose ligeramente de su hija, a la vez que ejerc�a presi�n a su
glande con sus dedos pulgar e �ndice. Quer�a retener un poco el inicio de la
corrida; sab�a que el primer chorro ser�a de infarto. Y as� fue; cuando ya no
pudo m�s, separ� los dedos de su glande, y a la vez que emit�a un grito
placentero propio de su padre, eyacul� un primer chorro interminable, que se
prolong� eternamente. Sonia estuvo atenta a todo el proceso; y pudo ver c�mo la
leche sal�a precipitadamente de una polla m�s grande que nunca de su padre,
antes que se precipitara sobre ella. Acert� de lleno; el chorro impact� entre
sus ojos, con tal fuerza que parte del semen rebot�, cayendo sobre su cuerpo o
al suelo. Pronto se fue extendiendo hacia abajo, pero de forma lenta y costosa,
debido a la espesura del semen. Cuando la chica no hab�a asimilado todav�a el
efecto de ese primer chorro, le sobrevino un segundo que fue a parar a su frente
y pelo. Carlos ya se hab�a acercado a su hija, con el fin de que el resto de la
corrida rebozara el rostro de su hija. Carlos segu�a sob�ndose la polla mientras
le sobreven�an los espasmos, que se produc�an simult�neamente a la salida de m�s
semen. Sonia recib�a cada vez m�s leche, que se iba esparciendo y acumulando a
lo largo y ancho de su cara. Pudo mantener sus ojos abiertos, dirigiendo la
mirada hacia su padre, hasta que un peque�o pero concentrado chorro le cubri�
parte de ellos. Su boca se manten�a semiabierta, por lo que parte de semen se
col� por entre sus labios, y con lo cual ella no dud� en trag�rselo. Carlos
segu�a exprimiendo su rabo, con la intenci�n de sacar todo lo que pudiera; y
realmente se asombraba de la corrida que estaba produciendo. Los chorros
potentes ya hab�an finalizado; era el momento de echar el resto, en forma de
gotas dispersas y alg�n que otro chorro menor intercalado. Las manos de Sonia se
agarraban a las rodillas de su padre, quien ten�a las piernas ligeramente
dobladas y que por momentos parec�a que le faltaban las fuerzas necesarias como
para mantenerse en pie. Por su parte, la complaciente hija parec�a que le era
nuevo eso, a pesar de su experiencia en ese terreno. Respiraba profundamente y a
velocidad alta, como si le faltara el aire. �sta era sin duda una apariencia que
produc�a el sentir tan s�lo el olor a semen, que recubr�a en su totalidad el
rostro de Sonia. El gran espesor del esperma de Carlos permit�a que, a pesar de
que Sonia ten�a la cara perpendicular al suelo, �ste se mantuviera en su sitio,
lo que resultaba positivo por lo que le restaba por hacer todav�a a su hija.
Carlos se separ� nuevamente ligeramente de su hija:


-Oh Sonia, como est�s, es incre�ble� procura no tocarte
cari�o


-No pap�, pero me molesta un poco el semen de los ojos


-Espera cielo


Carlos, acerc�ndose de nuevo, le limpi� con los dedos la
leche que se encontraba en los p�rpados y en los c�ncavos de los ojos de Sonia,
y seguidamente los acerc� a los labios de su peque�a, quien ya abriendo
lentamente los ojos, los chup� hasta dejarlos bien limpios. Al fin Sonia pudo
ver a su padre, quien ten�a la polla en proceso de flacidez, pero todav�a
manteniendo proporciones considerables. Sonia se sent�a llena; notaba la cara
rebosante de semen; su olor era el �nico que pod�a percibir; y sus papilas
gustativas, el �nico saber que sent�a. Carlos estaba muy orgullosa de su hija;
cu�ntos hombres tienen como fantas�a lo que acababa de hacer, m�s all� de que se
tratara su propia hija, lo que le a�ad�a todav�a m�s placer en su caso. Estaba
por darle un beso en la frente de su hija, pero no quer�a modificar el estado
actual; sin duda, su padre estaba a punto de recibir una grata sorpresa.


-Como te encuentras, cari�o?


-Bien, pap�


Al hablar, Sonia produc�a peque�as burbujas debido al semen
que se encontraba en el interior de su boca, y el que cubr�a sus labios.


-Tienes ganas de darle una alegr�a a tu abuelo?


-S�


-Que bien, pues ala, ya puedes ir cuando quieras. Ver�s como
disfrutar�


Sonia se incorpor�, y se puso en pie. Se dio la vuelta, y
como es habitual en ella, animosamente, se march� hacia el comedor, en busca de
su querido abuelo. Carlos no perdi� detalle de la marcha de su hija, hasta pudo
apreciar, cuando ella gir� hacia la derecha, parte de su rostro manchado de una
leche que hace muy poquito le acababa de obsequiar.


Cuando Sonia entr� en el comedor, su abuelo le esperaba
sentado en el sof�, con ambas manos reposando a lado y lado de su cuerpo, y con
su tremendo poll�n totalmente perpendicular al suelo. Desde que su nieta hab�a
ido a recibir a Carlos, su estado se hab�a mantenido igual, sin necesidad de
tocarse. Tal era la vitalidad de Alberto a pesar de sus 66 a�os. Pero hab�a una
cosa que no esperaba de ninguna de las maneras; que nunca se le habr�a podido
pasar por la imaginaci�n: ver a su nieta acercarse con la cara cubierta de
semen, y que se iba escurriendo por su delgado cuerpo. Eso le provoc� una
reacci�n en su miembro que provoc� que se mostrara en su m�ximo apogeo por unos
momentos, resultando l�gicamente todo un espect�culo:


-Cari�o, pero qu� te han hecho?


Alberto pronunci� esas palabras con un intencionado sarcasmo.


-Es cosa de pap�; quer�a que yo viniera contigo de esta forma


-Vaya, y a qu� vienes Sonia?


-A acabar lo que antes dej� a medias


-Ummm, que bien cielo; no sabes como me gusta que digas eso y
que pienses asi


Sonia se hab�a ido acercando; y ya se encontraba delante de
su abuelo. Coloc� las manos en sus rodillas, y poco a poco se fue acercando m�s.


-Y dime cari�o, todo esto te lo ha hecho tu padre?


-S�


-Caramba, hay que ver como te ha dejado


A todo esto, Sonia se hab�a subido a las piernas de su
abuelo, poni�ndose a horcajadas. Su co�ito quedaba muy expuesto y ligeramente
abierto. Sonia agarr� la polla de Alberto con las dos manos, y se la acarici� y
masaje� lentamente, a la vez que la guiaba hasta su entrepierna. Alberto se
sent�a tremendamente excitado, hasta el punto que su pene hac�a fuerza hacia
arriba, mientras que su nieta procuraba con dificultad bajarla para llevarla
hasta su sexo. Al fin lo consigui�; Sonia meneaba el rabo de su abuelo, a la vez
que manten�a contacto con su pubis y su apetitosa rajita. Alberto ya no pod�a
m�s; ten�a unas ganas locas de correrse. Sol�a aguantar m�s; ten�a una
resistencia notable; pero Sonia se le resist�a; superaba todas sus mejores
expectativas. Sin duda, le auguraba un porvenir de lo m�s fruct�fero. Sonia se
percat� de la elevada calentura de su abuelo, por lo que decidi� parar de golpe
y saltar hacia atr�s, poniendo de nuevo los pies en el suelo. La tranca de
Alberto, de un respingo, volvi� a ponerse apuntando al techo. Su respiraci�n se
aceler�, y los gemidos empezaban a escaparse de su boca. Sonia, que miraba a su
abuelo con cara de lascivia, se acerc� de nuevo, apoy� sus manos en las rodillas
de Alberto, y se agach� llevando su cara cerca del palpitante glande. En ese
instante una gota de semen cay� de la nariz de Sonia al aparato de su abuelo; y
acto seguido, ella aprovech� la ocasi�n para sacar la lengua y darle una buena
lamida, saboreando esa gota de leche repescada. Alberto contemplaba fijamente el
rostro de su nieta, distinguiendo los distintos trallazos que Carlos hab�a
lanzado sobre Sonia. Se excitaba m�s pensando en lo que quedaba por venir. Fue
en ese momento cuando se le ocurri� una idea que en un primer momento le pareci�
un tanto descabellada, pero en una breve recapacitaci�n no la ve�a tan inviable.
De hecho, era rizar el rizo, pero porque no intentarlo.


-Sonia, hoy est�s que te sales; nunca te hab�a visto tan
morbosa


Agradecida y orgullosa de si misma por estas palabras, se
dispuso a meter en su boca el glande que ten�a delante de si.


-Cari�o, me gustar�a pedirte un favor


Sonia dirigi� la mirada a su abuelo, con signo complaciente.
Alberto no sab�a si llegar�a a propon�rselo� antes de correrse.


-Ver�s, cielo, t� estabas conmigo cuando lleg� tu padre, y �l
te dijo que volvieras conmigo en unas condiciones, como est�s ahora; pero
recuerda con quien estabas antes de estar conmigo?


-No s�, no estaba haciendo nada antes


-S�, cari�o, estabas con tu hermano


-Pero no le hac�a nada! Era �l quien me acosaba


Sonia frunc�a la frente y su rostro resultaba muy expresivo.
Hablaba con total naturalidad; como si no fuera consciente que tuviera la cara
embadurnada de leche espesa y blanquecina.


-Lo s�, cielo, pero ya ves como se puso. Comprende que estaba
muy excitado, y tu actitud le molest� y se enfad�. Y sabes que por ese motivo no
hay que crear problemas familiares, entiendes?


-S�, ya�


Sonia no intuy� lo que pretend�a decirle su abuelo;
simplemente cre�a que le quer�a dar un serm�n. As� que volvi� a chuparle de
nuevo el poll�n a su abuelo, a la espera de una segunda ducha facial. Realmente
se hab�a aficionado a ello; o estaba en el proceso adecuado. Las primeras veces
se sent�a como para dar placer a "sus" hombres; ahora ya disfrutaba con esto;
era como una especie de competici�n; siempre procuraba provocar una corrida
mayor. Y ese era su cometido en este momento.


-No entiendes lo que te quiero decir, verdad Sonia?


Ella no contest�. Su boca se encontraba taponada por un
reluciente glande.


-Mira, cari�o, me gustar�a que al acabar conmigo te fueras
con tu hermano y ya sabes� le aliviaras tambi�n.


Sonia hizo o�dos sordos a esa petici�n. Segu�a mamando.


-Dime cari�o, qu� me dices? Dime que s�


En vez de responder de alguna forma, Sonia reaccion� de
manera inesperada por Alberto. Abri� de forma extrema su boca, y forz� al m�ximo
su mamada de la polla de su abuelo. Apenas obtuvo grandes logros, pero el
esfuerzo que hizo, con el inseminado rostro congestionado, fue est�mulo m�s que
suficiente para provocarle la corrida a Alberto. En otras palabras, y a pesar de
su vasta experiencia, que una ni�a de 12 a�os intentara tragarse al m�ximo su
polla, y con el a�adido de llevar su cara cubierta de esperma, era superior a
sus emociones; era imposible de controlar la eyaculaci�n en semejantes
condiciones. Alberto pens� que su nieta se estaba convirtiendo en toda una� no
quer�a ni pensarlo. El torrente de semen ya estaba de camino.


-Ahhhh, ya me viene cielo�


Los gemidos de Alberto eran escandalosos y continuos. Sonia,
alertada por los gritos, suaviz� su presi�n bucal. Alberto agarr� su enorme
polla, sac�ndola de la boca de su nieta; y con la otra mano, coloc�ndola en la
cabeza de Sonia, ejerci� una leve presi�n, pero eficaz, por el apremio que
generaba la inminente corrida, para situar su cara al mismo nivel que su
miembro, estando �ste en posici�n horizontal. La barbilla de Sonia descansaba
sobre el asiento del sof�, en su parte m�s externa. A su vez, Alberto se hab�a
incorporado levemente, situ�ndose m�s rectamente, para dejar las medidas
suficientes de su polla al rostro de Sonia. No hab�a m�s de 10 cent�metros de
distancia. Sin duda, el impacto ser�a espectacular. Y asi fue; el glande de
Alberto comenz� a escupir semen a grandes hondonadas, recubriendo de leche por
segunda vez la cara de Sonia. Los gemidos del abuelo fueron increment�ndose, al
comp�s de cada sacudida. Su semen era m�s l�quido y viscoso, por lo que todo el
esperma que impactaba contra el rostro de Sonia empezaba a resbalarse poco a
poco por sus mejillas hasta llegar a su ment�n y contactar con el tejido del
sof�. Le dio un ba�o facial de proporciones majestuosas. Sonia aguant�
estoicamente toda la riada de leche que se le vino encima, durante unos intensos
segundos. Tuvo la necesidad de tomar aire profundamente, debido a la potencia y
a la cantidad de semen con que de pronto se vio sometida, abriendo la boca,
instante que su abuelo aprovech� para dirigir alg�n chorro hacia las
profundidades bucales de su nieta, quien ingiri� pausadamente todo lo que le
sobrevino en el interior de su boca. Su cara era un poema: se le hab�an formado
como una especie de cortinas de esperma, originadas en su frente, a partir de
donde se diluyeron hacia abajo. Sus dos preciosos ojos hab�an recibido sendos
lechazos directamente, pero a�n as� Sonia procuraba mantener al menos el ojo
izquierdo medio abierto, siendo el que estaba menos perjudicado. Su nariz y sus
labios aparec�an cubiertos de leche, esta vez l�quida y semi-transparente, que
le hab�a proporcionado Alberto. Ni su magn�fico pelo liso y largo se hab�a
podido librar; ten�a gotas esparcidas a lo largo de sus dos cascadas de pelo
negro azabache que caen a ambos lados de su cabeza, y un gran chorro intacto que
se fue a depositar justo en la raya que tiene en medio de la cabeza. S�lo sus
orejas pudieron salvarse, salvaguardadas por su sano cabello. Entre sus gemidos,
a Alberto se le escap� alguna risa maliciosa y expresiones de exclamaci�n, al
ver in situ lo que le estaba haciendo a su nieta. Ten�a 66 a�os, pero en
esos instantes se sent�a como un adolescente, que disfruta de la vida y tiene la
posibilidad de hacer todav�a ese tipo de "perversiones". Poco a poco, el riego
de esperma fue debilit�ndose. Sonia restaba literalmente impregnada de semen, a
pesar de todo el que no pod�a mantenerse en su rostro, y que se encontraba
esparcido por el sof� y parte en el suelo. En esos momentos pose�a dos enormes
corridas en su cara, o lo que hab�a podido permanecer en ella, pero parec�an
muchas m�s. Se pod�a distinguir el semen espeso y blanquecino de su padre, con
la leche m�s viscosa y transparente de su abuelo. Pero ah� no estaba todo
todav�a; quedaba una tercera corrida. Sonia ya lo hab�a decidido. Se levant�
pausadamente, y no fue hasta que estuvo de pie que se dio cuenta realmente de la
cantidad de semen presente en el sof� y en el suelo. Pero su abuelo observ� otra
cosa que le era mucho m�s excitante: se percat� que el cuerpo de Sonia tambi�n
conten�a una cantidad significativa, y adem�s creciente, de leche. De sus
mejillas o del ment�n se deslizaba por su fino cuello, desde donde continuaba
siguiendo las suaves formas de sus pechos, para encaminarse hacia el tierno y
apetitoso co�ito, donde finalmente ca�a al suelo en forma de peque�as gotas.
Sonia se dirigi� hacia la puerta del comedor. Alberto no dej� pasar la ocasi�n
para observar con toda la atenci�n del mundo ese culito virginal que un d�a lo
poseer�a.


-Cari�o�


Sonia se detuvo, y se dio la vuelta.


-Te ha gustado?


-S�, abuelo, me ha gustado mucho.


Hablaba chapoteando, debido a la incomodidad que resultaba
hacerlo sintiendo el peso y el tacto de tanta leche cubriendo su cara.


-Te quiero, cielo


-Yo tambi�n te quiero, abuelo


Dicho esto, Sonia se alej� por el pasillo, dejando un leve
rastro tras de si con la ca�da de restos de esperma. Alberto volvi� a sobarse la
polla; le parec�a una indecencia y un sacrilegio ver a una belleza como lo era
su nieta, en la situaci�n en qu� la ve�a, sin tocarse m�nimamente.


Sonia quer�a verse un instante en el espejo, para ver como
estaba, pero al final decidi� que no, que lo dejar�a, si un caso, para el final.
As� que se dirigi�, sin m�s dilaci�n, hacia la habitaci�n de su afortunado
hermano. Llam� a la puerta, y cuando escuch� el permiso para entrar, lo hizo sin
titubear. Lo encontr� estirado en la cama, boca abajo, tapado con las s�banas y
leyendo un c�mic. Carlos Jr. ni se molest� en desviar la mirada, sigui�
prestando atenci�n a los dibujos.


-Qu� quieres?


-Soy yo� que bueno� ven�a a pedirte perd�n por lo de antes


-Pues vale


Estaba claro que el hermano de Sonia se hab�a mosqueado,
aunque tampoco tuviera motivos de gran peso. Sonia quer�a arreglar la situaci�n;
esperaba que su hermano le mirara la cara, eso ya cambiar�a su estado emocional.


-Puedo hacer algo por ti?


-A qu� has� joder, pero qu� es eso?


Estaba claro que el hermano de Sonia le hab�a dirigido la
mirada, observando una cara cubierta de semen. Sonia le sonri� t�midamente,
mostr�ndole sus perfectos y alineados dientes blancos, que ya resultaba costoso
de percibir si se ve�an asi por estar llenos de leche o ya eran asi por
naturaleza.


-Es semen


-Joder, ya, pero de qui�n?


-De pap� y del abuelo


-S�lo?


-S�


-La madre que te pari�, Sonia; estas loca, y qu�, te mola ir
asi o qu�?


-Quer�a estar contigo antes de limpiarme


-Y eso?


-He estado hablando con el abuelo, y me ha hecho ver que
antes no estuve bien contigo


-�l te ha hecho venir aqu�?


-Me lo ha propuesto, pero yo he tomado la decisi�n


-Joder, Sonia, si es que no puedes hablar bien, y mira que
cara pones, no es la normal, con los ojos y todo eso�


-No te gusta?


-bufff, mira si me gusta, mira�


Carlos Jr. se encontraba respaldado de costado, sin quitar
ojo de la peculiar apariencia de su hermana. Acab� de darse la vuelta,
qued�ndose boca arriba; y se sent� en la cama, apoyando la espalda, a trav�s de
la almohada, en la cabecera del lecho. Dej� el c�mic en la mesita que se
encontraba al lado, y acto seguido se destap� de un fuerte tir�n a las s�banas.
Como era de prever, se encontraba desnudo; y como Sonia deseaba, ten�a la polla
a tope. Era la menos grande de las tres, pero a Sonia le chiflaba la polla de su
hermano. Tanto como su padre como su abuelo, los dos ten�an unos cuerpos propios
de los adultos, con unos pectorales anchos, una prominente barriga, y unos
brazos y unas piernas robustas y algo peludas, con evidencias del paso de los
a�os. Su hermano no; ten�a 16 a�os, y todav�a no pose�a un cuerpo desarrollado
como cabr�a esperar. Sus pectorales no se marcaban nada, y se le ve�a bastante
delgado; sus brazos eran notablemente finos, al igual que sus piernas, sin la
presencia apenas de vello. Su culo era peque�o y poca cosa, pero si se le daba
la vuelta, era ah� d�nde aparec�a lo que aparentaba no ir acorde con su cuerpo,
como si en un puzzle, se hubiera acoplado una pieza en un lugar equivocado. Y
�sa probablemente es la cuesti�n por lo que a Sonia le atrae tanto y le
satisface tanto ver y disfrutar la polla de su hermano. Quiz� Carlos y Alberto,
a la edad de Carlos Jr., pose�an unos cuerpos ya de adultos, con lo cual, sus
pollas, con toda seguridad ya enormes, podr�an verse, en la medida de lo
posible, m�s en consonancia que en el caso del hermano de Sonia. Carlos Jr.
hab�a heredado la excelente dotaci�n de su familia, pero el resto de su cuerpo
era el propio m�s bien de un chico de un par de a�os menos. Con todo ello, su ya
de por si larga polla, todav�a hac�a resalt�rsela m�s, dando la impresi�n de
poseer un miembro a�n m�s grande. A Sonia, sin duda, era con la que m�s gozaba
chupando; adem�s se trataba de su hermano, con el que siempre existe un v�nculo
especial, y darle placer era sumamente gratificante. Carlos Jr. le mostraba su
polla a su hermana, a qui�n se le escap� una risita tonta.


-Quiero follarte, Sonia


-Jo, d�jame chup�rtela, ya me follaras en otro momento


-Podemos hacerlo todo


-Tengo ganas de chup�rtela, no me dejas?


-Joder, t�a, chupa, venga, chupa


Sonia se abalanz� sobre el miembro de su hermano; lo agarr�
con ambas manos, y empez� a chupetear el glande con verdadera maestr�a. Pronto,
el pene de Carlos Jr. qued� ligeramente manchado por el semen que Sonia
transportaba. Pero ella segu�a con su labor, limpi�ndosela a cada vaiv�n, y
consecuentemente, trag�ndose todo lo que le iba entrando por la boca. Se
encontraba estirada boca abajo, totalmente desnuda, y su hermano pod�a ver
perfectamente el culito de Sonia reposando sobre su cama, mientras ella segu�a
mamando. En estos momentos, qu� ganas ten�a Carlos Jr. de tirarse a su hermana,
ya fuera por su jugoso co�ito o por su ano virgen. S�lo ver el cuerpo de esa
chica, su hermana, ya parec�a que pidiera a gritos que fuera objeto de deseo
sexual y placer carnal. R�pidamente, el olor del semen inund� la habitaci�n, y
Sonia hab�a manchado, adem�s, la cama de su hermano, habi�ndose estirado boca
abajo, con todo el semen que le recorr�a su cuerpo.


-Te gusta, Sonia?


-S�


-D�melo


-Me gusta mucho chuparte la polla


-Y que deseas ahora?


-Que te corras


-D�nde?


-En mi cara


-Todav�a quieres m�s?


-S�


-Entonces quieres mi leche?


-S�


-Porqu� no me lo pides todo bien?


-Quiero que me des tu leche, en mi cara


-Tendr�s lo que pides, hermana. Toma, ponte aqu�


Ambos se movieron para que Sonia quedara esta vez boca
arriba, con su cabeza arrinconada en el v�rtice que formaban el extremo superior
izquierdo de la cama y la pared posterior y una de las laterales. Su cara qued�
atrapada en ese lugar, totalmente expuesta a toda acci�n de su hermano. �ste se
puso a horcajadas sobre su hermana, coloc�ndose a la altura de su cuello, y
llevando su polla a los ya abiertos labios de Sonia. En esa posici�n se podr�a
pegar una buena corrida, pens� Carlos Jr., asegur�ndose que la leche caer�a en
el rostro de Sonia, su hermana que cada d�a se mostraba m�s caliente. Pens� que
no tardar�a mucho en correrse, ya que sent�a como su polla palpitaba con una
dureza e intensidad alarmantes. Antes quiso hacer una �ltima cosa: se alz�
levemente, y se acerc� a la cara de Sonia, hasta quedar sus huevos encima de su
boca. Acto seguido se acomod� de nuevo para que su hermana le lamiera y le
succionara los test�culos como s�lo ella sab�a hacerlo, mientras su polla
reposaba encima de su cara, sobrepasando su pelo. Sonia fue capaz de meterse los
dos huevos en su boca; estar�an llenos de semen y su hermana parec�a pedirlo a
gritos, con las ansias con las que lo hac�a. Eso, para Carlos Jr., un
adolescente calenturiento y vicioso, fue el colmo para relajarse, con tal de
dejar venir ya la corrida. Volvi� con agilidad a su posici�n anterior, y con su
polla apuntando descaradamente al rostro de Sonia, empez� a masturbarse
fren�ticamente para dar salida a toda su leche, entreg�ndosela a su hermanita.
No lanz� ning�n chorro considerable; todo fueron gotas dispersas, eso s�,
decenas de ellas, que salieron a una velocidad extrema, hacia todas direcciones,
debido a la movilidad de su miembro causado por la intensa rapidez
masturbatoria. L�gicamente, la cara de Sonia fue la diana d�nde m�s esperma
impact�, una cara que pose�a ya un car�cter casi irrealista. Su hermano no
cesaba de observarla, mientras su polla escup�a las �ltimas gotas de leche.
Hilos de semen se dejaban caer por el inocente rostro y la suave piel del cuerpo
de una chiquita de 12 a�os. Sonia se sentina impregnada de semen, pero lo que
sent�a con m�s viveza era que en un intervalo muy corto de tiempo hab�a saciado
los apetitos sexuales de los tres hombres de la casa, y eso le confer�a un punto
de orgullo bien particular. Carlos Jr. Qued� exhausto por la intensidad de la
situaci�n, y se dej� caer a un lado de la cama.


-Anda�ve a limpiarte, hermanita


-S�ya voy


Sonia se levant� apoyando una mano suya en una de las piernas
de su hermano. A cada momento gotas de semen ca�an de su cara a su cuerpo o a la
cama. Resultaba claro que tocaba hacer limpieza general en la casa ese d�a.
Sonia se encamin� hacia la puerta. De espaldas no hab�a indicios de qu� llevaba
encima una buena cantidad de esperma�a no ser por las manchas blanquecinas que
se observaban en su cuidado pelo. A Carlos Jr. todav�a le palpitaba su poll�n.


-Hermanita�


Sonia gir� su cabeza lentamente


-Qu�?


-�Gracias


Carlos Jr. la miraba con una expresi�n afable y llena de
complicidad. Sonia la recibi� amistosamente.


-De nada


Y de esta forma se zanj� cualquier roce familiar que se
hubiera podido producir. Sonia, finalmente, se dirigi� al ba�o a darse una ducha
r�pida�no bastaba con lavarse la cara. Antes se quiso mirar en el espejo�y por
primera vez le pareci� notar una sensaci�n de vicio dentro de su mundo de
perversa y morbosa inocencia.



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Relato: Sonia y su familia (02: perversidad facial)
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