Una tarde calurosa de verano conoc� a Mariano. Era el mes de
julio, una tarde de tantas en las que yo sacaba a mi perro. Sol�a ir por un
caminito de arena que hab�a junto a la carretera de las afueras de mi pueblo.
Era un pueblecito peque�o, de la sierra de Madrid, donde todav�a quedaban
pastores, pero Mariano, era algo distinto, menudo esp�cimen estaba hecho. Iba
siempre acompa�ado de su garrota, con la cual domaba a las cabras...y lo que
domar�a despu�s. Corr�an rumores de que se follaba a sus cabras, todo indicaba
que el hombre se asimilaba al pico de una mesa.
Aquella tarde me qued� m�s tiempo de lo normal, observando al
hombre. Mientras lo miraba, not� en varias ocasiones que �l me devolv�a la
mirada, una mirada de deseo, la cual me hac�a estremecer hasta tal punto que
empec� a notar como mis flujos se deslizaban suavemente por mi sexo, estaba lo
que se dice vulgarmente chorreando. Mariano intent� aproximarse, yo me puse muy
nerviosa y sal� corriendo.
Esa noche, cuando me acost� no pod�a dejar de pensar en
Mariano, el pastor que me excitaba por su repugnancia, era evidente que pasaba
poco por la ducha, m�s que nada porque no ten�a, viv�a en una chabola. Me hice
un dedo pensando en �l, y explot� de placer.
Al d�a siguiente volv� al mismo sitio. Esta vez Mariano me
sorprendi� por detr�s. Yo llevaba un vestidito corto de verano, y un tanga
negro. �l estaba vestido como siempre, llevaba la misma vestimenta que a�os
atr�s, un pantal�n pesquero y una camiseta aparentemente negra que realmente era
blanca. Al acercarse not� su aroma campero, era una mezcla entre ala y
bacalao...pero hizo que me excitara sobremanera. Me agarr� bruscamente las
tetas, me baj� los tirantes y comenz� a mamarme los pezones de una manera
sobrenatural, se peg� a mi y entonces fue cuando not� su polla campera, de macho
ib�rico, la sent�a tan dura sobre m� que s�lo de pensar que me la pudiera clavar
entera me pon�a a mil...me levant� el vestido hacia arriba y se agach�, oli� mi
concha y me separ� el tanga hacia un lado, me chup� el co�o de arriba abajo e
introdujo su lengua en mi vagina. Yo estaba realmente excitada, me mor�a de
ganas de que me penetrara, el caso era meterme algo, no me importaba el que.
Cogi� la garrota y me dijo: "ven pa ac� cabrita linda". Me
puso a cuatro patas y not� como me introduc�a despacito la punta de su garrota,
hasta que llego al himen, pues yo aun era virgen. Ah� fue cuando dijo: "esto es
pa mi" sac� la garrota y me tir� al suelo; me abri� las piernas...uhmmmm, me
encantaba esa sensaci�n de sentir la hierba fresca y de sentirme dominada y
maltratada como una de sus cabras, comenz� a meterme tres dedos muy
violentamente, tanto que en ocasiones me hizo da�o en mi reci�n estrenado
co�ito. Entonces fue cuando le agarr� su polla con todas mis fuerzas y comenc� a
menearla, despu�s empec� a lamer la punta muy suavemente y cada vez m�s r�pido,
ten�a una buena verga ,era enorme!!!era una poll�n, pero ten�a un inconveniente,
apestaba, era uno de los olores m�s repugnantes que hab�a olido en mi vida, eso
me fue indiferente,no me impidi� que le hiciera una bueniiii�sima mamada.
De repente se subi� encima m�a, y me introdujo la punta, yo
estaba muy lubricada...tanto que se pod�a oir como entraba su polla. Hizo una
envestida salvaje que al principi� me doli�, pero cuando comenz� a moverse
dentro de mi sent� un enorme placer, cada vez m�s intenso. El hombre chillaba y
apretaba con fuerza golpeando la entrada a mi vagina con sus huevos.
Cada vez m�s fuerte hasta que ya no pudo m�s, y not� como se
vaciaba dentro de mi...entonces me toc� a mi, tuve el orgasmo m�s prolongado y
salvaje de mi vida. El hombre me la sac� y la introdujo en mi boca ,para
terminar de vaciarse en mi cara. Mariano se tumb� en la hierba, estaba casi sin
respiraci�n. Tenia en su polla una mezcla de flujos, entre los m�os, los suyos,
y un color rojizo por los restos de sangre de mi himen. Cuando termin� de
vestirme ,Mariano se levant�, cogi� su garrota y dijo: "mocica, me voy pal
pueblo. Ya termin� mi faena", y march� de vuelta a su labor.
As� es como perd� mi virginidad, que siempre quedar� en mi
recuerdo con olor a choto reven�o.
Meses despu�s descubr� que ten�a ladillas. Amigos y amigas,
no hag�is como yo, y utilizad siempre protector (cond�n); Y por supuesto, cuando
ve�is a los pastores, no olvid�is que suelen estar m�s salidos que el pico de
una mesa.