Abe y familia 5.
(De premio por desvirgar a mi prima, mi t�a mago me permite sodomizarla).
El martes, al despertar, me ba�� y sal� corriendo a casa de Mago, llevando en
mi mochila la panty de Marianita. Toqu� su timbre hasta que me abri� con la
misma bata del otro d�a. Entr� y cerr� la puerta tras de mi, abraz�ndola
vorazmente:
-Mago querida: traigo conmigo la prueba que me pediste... y tendr�s que darme
el premio prometido.
-Ens��ame, mi ni�o. Mu�strame lo que traes y cu�ntame lo ocurrido � dijo
Mago, jal�ndome hacia la sala.
Le mostr� las pantys pringadas y ella se acomod� en el sof�, haciendo que yo
me sentara enfrente.
-Cu�ntame -. Orden�.
Le cont� lo que pas� entre Thelma y yo, sin decirle que hab�a otra pareja al
lado y que luego me foll� a la otra chica. Y, por supuesto, ocult� la identidad
de la chica. Es decir, le cont� una parte de lo que relato en el cap�tulo
anterior.
Pero lo interesante es que mientras le contaba ella me ped�a detalles y se
tocaba: hab�a abierto su bata y no ten�a nada debajo. Yo quise ir a por ella
pero me pidi� que le siguiera contando, sin moverme.
Cuando empec� a contarle la parte m�s intensa ("Le di vuelta sobre su propio
eje, decid� olvidar el cond�n y venirme fuera, y la puse empinadita sobre el
escritorio de Mariana, le levant� su faldita sin quit�rsela y me ensaliv� el
pito antes de met�rselo como tu, t�a querida, me hab�as dicho que lo hiciera:
despacito, despacito hasta que sent� el obst�culo deseado. Ella gem�a y cuando
yo arremet� contra su himen, con un violento movimiento de caderas, mientras la
ten�a buen prensada de la cintura, dio un gritito. Pero su vagina estaba h�meda
y acogedora y ella ten�a muchas ganas, as� que nos movimos con gusto") ella sac�
de la bolsa de su bata un objeto plateado que adivin� inmediatamente como un
consolador.
Interrump� la historia cuando vi que se lo deslizaba suavecito y que una vez
dentro, lo prendi�, dej�ndose o�r un suave zumbido. Yo dije:
-�Epa, t�a!, �y yo?
-Tu, querido, sobrino �dijo ella-, vas a gozar ahora algo que muchos hombres
de esta ciudad morir�n sin conocer: el sexo anal.
Y diciendo y haciendo, sin sacarse el vibrador de donde estaba, se par�
dejando que la bata se deslizara hasta el suelo, se puso en cuatro y me dijo:
-Ven, Abe lindo, ven y metela ya. Con mucha salivita.
Yo obedec� la invitaci�n sin hacerme del rogar. Sin desvestirme saqu� mi
pene, dolorosamente r�gido, y lo coloqu� en la entrada de su ano. Se lo fui
deslizando suavemente y goc� la presi�n y el calor de su peque�a cavidad.
Ella gozaba y daba grandes gritos, moviendo el vibrador con una de sus manos
y meneando la grupa en torno a mi verga, hasta que llen� sus entra�as con mi
leche.
Ca� a su lado, agotado y feliz. Nos abrazamos como dos enamorados y luego me
llev� a su rec�mara. Me acost� sobre el tapete, al pie de su cama y con una
esponja y una palangana de agua helada me limpi� el pene, que con sus cuidados
volvi� a ponerse a mil.
Entonces me lo chup� con cuidado, con pausa y deleite, delante de un gran
espejo que me devolv�a su imagen, su angelical figura adorando a Priapo, al
chile que me chupaba. Cuando termin� me hizo contarle todo otra vez, para
despacharme a casa satisfecho y feliz. Me rob� unas pantys de mi hermanita y me
dorm� temprano, oli�ndolas e ideando c�mo cog�rmela, con la ayuda de Thelma,
cuyo co�ito dulce y acogedor me esperaba la ma�ana siguiente.
Thelma, linda, precoz, putita y caliente, servir�a para poner a mi hermanita
en bandeja... y as� fue, aunque antes hube de complacer a mi cachonda prima,
hube de verla estremeci�ndose bajo otro cuerpo, con otro pene en su interior.
Pero esa es otra historia... �la quieren?, p�danmela a
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