Mi marido me invito a un intercambio
Soy Flor una muchacha joven y con poco tiempo de casada. Como muchos, mi esposo Alberto no respeto su condici�n y ha seguido saliendo con sus amigas. Ese hecho y su falta de atenci�n conmigo me ha llevado a sentir una gran desilusi�n por nuestro matrimonio.
Hace varias semanas me propuso que particip�ramos en un intercambio con su mejor amigo Eduardo, con quien anda con frecuencia. Conozco a Isa, la mujer de Eduardo y mi intuici�n me dice que Alberto se muere por tenerla, aun a costa de ponerme en la cama con su amigo. Me opuse y fue un balde de agua fr�a la propuesta. Si ten�a alguna duda de su falta de amor, esa fue la confirmaci�n final.
Despu�s de esa conversaci�n, la relaci�n ha estado mas fr�a que nunca, con muy poca comunicaci�n, ha sido como vivir con una extra�o. Llega tarde y ya no se molesta en poner excusas para no buscarme en la cama. La verdad es que tampoco es un gran amante, aunque no tengo como compararlo, oigo pero no me es real las experiencias de esposas que tienen orgasmos en cada relacion.
El s�bado pasado, muerta del aburrimiento, acepte que sali�ramos los cuatro a un bar y sal�n que queda en la monta�a. Me han contado que es muy bonito y se come bien. Nada puede ser peor que quedarme en casa con Alberto, vi�ndolo juego tras juego de Fut por cable.
El club resulto un lugar grande con muy poca luz, nos acomodamos en un sill�n/mesa para cuatro y ordenamos algunas bebidas. Como no soy tomadora compart� la primera cerveza con Alberto, no m�s. Aun asi, me produjo una agradable sensaci�n de suave mareo, por medio de la cual se me olvido mi enojo y me dedique a disfrutar de la m�sica y ver las parejas bailando.
Alberto saco a Isa, luego de pedirme permiso y a Eduardo y han estado bailando durante varias piezas de todo tipo, algunas de estar �en un ladrillo�. Finalmente, luego de estar sentada m�s de una hora acepte bailar con Eduardo, aunque fuera para hacer algo y viniar que estaban haciendo Alberto e Isa. Resulto m�s agradable de lo que pens�, huele a colonia fina y baila bonito sabiendo llevarme despacio siguiendo el ritmo.
�Me dijo Alberto que te hab�as puesto furiosa con el tema del intercambio-me dijo- quiero que sepas que nunca lo hemos hecho. Es algo muy �ntimo y es para tener un recuerdo diferente del cual hablar cuando viejos. Tambi�n porque, sinceramente usted me parece muy atractiva. De hecho me gusto que se opusiera.�
�Gracias, me pareci� que era algo que hac�an todo el tiempo y me extra�o mucho que Alberto se hubiera apuntado�.-conteste
�Yo que se tenes un mal concepto m�o, te aclaro que no tengo nada que ver con los mal comportamientos de Alberto, sinceramente si yo fuera el no andar�a con otras teniendo el mujeron que tiene�-me susurro al o�do.
Los comentarios y el trato caballeroso de Alberto me levantaron el ego y me hicieron disfrutar los momentos. Me gusta mucho la m�sica y bailar. En el sal�n es dif�cil reconocer las personas porque la luz es m�nima y hay un acuerdo general entre los asistentes a enfocarse cada quien en lo suyo sin poner atenci�n a los dem�s, eso me daba seguridad para sentirme segura aun estando con otro hombre. Poco a poco nos envolvimos en el ambiente y nos apretamos en las piezas m�s suaves. Alberto me abrasaba y hacia caricias sin llegar a lo grosero de tocarme �fuera de lugar�.
Ya comenzaba la madrugada cuando salimos del sal�n. Alberto insisti� en sentarse atr�s con Isa �para seguir conversando con ella�. Me sent� adelante con Eduardo, quien iba manejando.
Poco despu�s de empezar a bajar, nos acercamos a un lujoso Motel a la orilla de la carretera.
�Entremos-dijo Alberto- Flor no conoce si siquiera la entrada de un lugar de estos y ahora no hay nadie que nos pueda ver�. Eduardo disminuyo la velocidad y me volvi� a ver, le hice una expresi�n como diciendo �me da lo mismo�.
Ya adentro del motel, Alberto, mostrando que conoc�a el lugar sugiri� una pieza de dos cuartos. Eduardo entro y cerro las cortinas lo cual nos dejo a los cuatro en un lugar totalmente privado.
Subimos y entramos y Alberto e Isa siguieron al cuarto de la derecha. Eduardo y yo entramos al cuarto de la izquierda y nos sentamos en la cama. Me gusto que el tuviera una actitud comedida y sin presi�n. Encendi� la TV y estaba una pareja en los preliminares de hacer el amor.
�Quieres tomar algo�-me pregunto.
�Una botella de agua por favor�
Comenzaron a llegar sonidos del otro cuarto. Me pare y fui a asomarme. Ya estaban en funci�n, ambos desnudos en pleno coito.
Molesta y con deseos de venganza, cerre la puerta de mi cuarto y me acerque a la cama. Eduardo me tomo de la mano y me atrajo, se puso de pie y me beso con delicadeza y creciente pasi�n. En ese momento desconecte de los otros y disfrute del momento. Una descarga el�ctrica me recorri� el cuerpo y se me despertaron ganas de saciar mi falta de sexo. Un hombre es un hombre y, adem�s Eduardo es muy bien hecho y no es un desconocido. Fue como si se activara un �permiso� mental para seguir lo que estaba empezando.
�Eres preciosa, me fascina que sos delgada y esa preciosa boquita tuya, siempre me he calentado de solo verte�-me dijo entre susurros.
En medio de besos y caricias, nos fuimos quitando la ropa. Me daba un poco de pena que me viera, no sabia su reacci�n. Cuando ya est�bamos solo en el �ltimo de los interiores, me alegre de haberme puesto la mejor tanguita que tengo. Eduardo me miro de arriba abajo e hizo se�ales de estar realmente complacido de mi cuerpo. Sobresale mi buena delantera y mi delgado cuerpo femenino. Nos acostamos en la cama muy juntos y Eduardo se lucio calent�ndome, besando y acarici�ndome toda. Finalmente me quito la tanga y se quito la suya.
Una cosa gorda y larga le colgaba entre las piernas, con una impresionante cabeza. Que se sentir�a tener un palo de ese tama�o dentro? La tome entre mis manos, apret� y med� y era de verdad.
Me monte a caballo sobre el, dirig� su cosa a la entrada de mi grutita y goce de aquella verga que me lleno como nunca sospeche que pudiera hacerlo un miembro varonil, hasta sentir casi asfixia y un placer con varios orgasmos como nunca so�� que pudiera existir.
Descansamos un buen rato abrazados y viendo otra pel�cula. De pronto me sent�a segura y acompa�ada por el muchacho con quien compart� mis cositas mas intimas. Ya no me importaba la otra habitaci�n. Eduardo me hab�a hablado con ternura mientras est�bamos en el acto. Poco a poco la vista de la pel�cula encendi� de nuevo el deseo de los dos, era obvio por como Eduardo tenia erecci�n nuevamente. Esta vez se acomodo encima mio, sosteniendo su peso con los codos.
Estabamos pegados con nuestras cositas. Me abri tanto como pude sin quedar incomoda y Eduardo me fue penetrando hasta quedar su miembro enfundado en mi sexo. La sensaci�n de llenura era deliciosa, el lo sabia y solo bombeaba poquitos. A los cinco o seis minutos de estar en el coito dejo de moverse y nos besamos largo rato mientras segu�a adentro.
�Qu�date as� un buen rato� le dije y eso hizo por un largo rato. Estuve pensando en lo que hab�a disfrutado esa noche, mas que nunca antes en la vida. Muchas veces he pensado que no me veo atractiva y sin embargo este muchacho me hab�a dicho y me hab�a hecho sentir muy deseable y con una cosita apretada y sabrosa. Estaba en esos pensamientos cuando me vine de nuevo en un orgasmo de varios segundos en los que dije cosas que nunca me hab�a atrevido a decir.
Nos quedamos profundamente dormidos.
Temprano en la ma�ana todos nos ba�amos y salimos antes que empezara el tr�fico. Nos dejaron en la casa y Alberto me dio las gracias por haberlo complacido en un sue�o que tenia.
�Disfrutaste con Eduardo? Ya estamos planeando un paseo a la playa el pr�ximo mes y, si quieres, podr�amos cambiar de nuevo�-me pregunto Alberto.
�Podemos intercambiar pero con dos condiciones: solo con Eduardo e Isa y, en lugares donde no nos conozcan.
�Hecho� dijo Alberto con una sonrisa.

Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .