EL VISITANTE ASIDUO
Antes de iniciar mi relato, quiero agradecer sinceramente a
todas las personas que se han tomado la molestia de escribirme directamente para
felicitarme o hacerme comentarios sobre mis 85 relatos anteriores.
A todos mi reconocimiento y aprecio. Hago tambi�n la
observaci�n m�s reiterada: es en cuanto a que no menciono el uso del cond�n en
mis experiencias sexuales; al respecto debo decirles que SIEMPRE USO COND�N,
incluso en varias ocasiones he hecho referencia a la necesidad y obligaci�n
moral de hacerlo. En esta �poca m�s que nunca es un crimen coger sin protecci�n.
Ahora s�, procedo a contarles otra experiencia que viv� al
final de mi adolescencia. He contado que mi padre fue comerciante y pose�a entre
otros negocios un restaurante bar; pues bien, yo atend�a a los clientes dos o
tres d�as de la semana y entre los parroquianos hab�a un hombrazo que
invariablemente los viernes llegaba a tomar tres cervezas.
Por lo general llegaba en un horario en el que hab�a poca
clientela, nunca le pregunt� por qu� a esa hora y ese d�a, sin embargo, cada vez
me saludaba muy cort�smente y me contaba que diario hac�a ejercicio f�sico, que
levantaba pesas y que cada d�a se sent�a mejor. Yo lo felicitaba y le ponderaba
su musculatura, no muy marcada, pero consistente, alababa yo su vientre plano.
El tipo tendr�a unos 36 a�os y yo 19. Sin ser un gal�n era
sumamente atractivo, pero lo que me atra�a sin remedio era el tremendo bulto que
se formaba en su entrepierna, era notorio porque usaba jeans ajustados y yo no
pod�a sustraerme a su encanto; imaginaba c�mo ser�a ese magn�fico trozo de
carne, pero nunca pens� en poder hacer algo con �l; en sus pl�ticas detectaba
que era muy macho, era casado con una mujer joven con cuerpo de modelo, eran una
pareja integrada; el me lleg� a mostrar fotos de ambos en traje de ba�o reci�n
que regresaron de unas vacaciones en Canc�n; obvio que la mujer no me atrajo,
pero el muy cabr�n ten�a puesto un ba�ador muy ajustado y su tremendo paquete
parec�a decir: "M�rame y t�came, soy grande y gordo", era una delicia.
En ocasiones como esa mi verga se pon�a a mil, estaba yo tan
caliente que ansiaba que se fuera para encerrarme en el ba�o y hacerme unas
pu�etas gloriosas y s�lo descansaba cuando dejaba escapar chorros y chorros de
calientes mecos.
As� las cosas, una tarde estaba yo totalmente solo en el bar
cuando �l apareci� sumamente sudado, tra�a puesta una camiseta de resaque (sin
mangas), un short deportivo de algod�n y se percib�a que no tra�a calzones, un
badajo enorme y grueso se mec�a cuando avanzaba hacia la barra, yo me puse
sumamente caliente, no lo hab�a visto en vivo con una indumentaria parecida.
�l como siempre, empez� a contarme de sus ejercicios, con eso
me aclaraba el por qu� de su transpiraci�n tan profusa, dijo que no hab�a agua
en las duchas del club a donde iba a entrenar y fue cuando me anim�, le invit� a
darse un ba�o y acept� de inmediato; se dirigi� al anexo y sin cerrar la puerta
se quit� la camiseta y pude admirar en todo su esplendor un amplio pecho
velludo, donde sobresal�an dos soberbias tetillas duras al centro de dos
perfectas ar�olas oscuras, pues H�ctor es moreno; esto s�lo logr� inquietarme
m�s de lo que ya estaba. Hubo otro detalle que me excit�: un tupido camino de
pelos negros se perd�a bajo el resorte del short, pero no tuve ni tiempo de
imaginar lo que segu�a porque �l de inmediato se despoj� de la prenda que
quedaba y mostr� toda su anatom�a.
Este maravilloso espect�culo magnetiz� mi verga que dur�sima
pugnaba por salir de mi bragueta.... estaba francamente a punto de correrme,
pero luchaba interiormente por obtener el control necesario para lo que pudiera
seguir; su verga era una gruesa y larga tranca que en estado semifl�cido
alcanzaba f�cil 16 cm. por lo que en erecci�n deb�a superar los 22. H�ctor se
dio cuenta de que no apartaba mi mirada de su garrote y como si le diese la
orden mental, su verga empez� a enderezarse hasta mostrar una rigidez horizontal
y fue cuando me di cuenta que no estaba circuncidado, que su prepucio se retrajo
totalmente y esa verga era coronada por un glande redondo, era una delicia de
cabeza que se antojaba engullir....
El percibi� mi calentura y empez� a menearse la tranca
corriendo y descorriendo el prepucio, no me contuve m�s y arrodillado le propin�
una estupenda mamada que lo hizo gemir de placer mientras yo sent�a que aquella
maza me horadaba la garganta, pero hac�a esfuerzos por recibir m�s y m�s, misi�n
imposible porque mi boca no ten�a el espacio suficiente para albergar tanta
carne dura.
Cansado de la posici�n me levant� a estirar las piernas y �l
aprovech� para palpar sobre mi pantal�n mi tremenda erecci�n y sin pedir
autorizaci�n, baj� el cierre, abri� el bot�n y liber� mi verga..... sent� rico
ese gesto de comprensi�n y apenas puso su boca sobre la cabezota de mi tranca y
solt� varios trallazos de mecos que H�ctor bebi� como si fuese un n�ctar
delicioso.
Me dijo luego que la experiencia hab�a sido muy buena, que
ten�a mucho tiempo imaginando que pod�amos estar juntos, pero m�s tranquilos,
sin el sobresalto de que alguien pudiese llegar, que por eso entend�a mi corrida
prematura, pero que no importaba, que estaba en deuda con �l.
Termin� de ba�arse, sali�, tom� sus acostumbradas tres
cervezas, liquid� su consumo y se fue. A los quince minutos son� el tel�fono.
Era �l, me dijo que no olvidara mi adeudo, que en dos horas m�s volv�a a
llamarme para decirme si pod�amos vernos a solas en la casa de una hermana que
iba a salir de vacaciones.
Me gust� la propuesta y estuve esperando la llamada que fue
puntual. Tambi�n lo fui yo al llegar al lugar de la cita, muy caliente, con algo
de temor porque supuse lo que tendr�a qu� pasar y realmente aquella verga de
H�ctor era fenomenal. Ya les contar� lo que ocurri�.
EP�LOGO
Las cita fue sumamente exitosa, disfrutamos ambos... ya les contar�.