La verdad es que el como consegu� mis "poderes" suena de
manera un tanto surrealista y casi a novela de ciencia ficci�n si me apremian.
Bueno el caso es que un d�a estaba ayudando a Carla una amiga en su tienda de
antig�edades cuando descubrimos una especie de colgante que resulto ser un
amuleto, seg�n el prospecto que lo acompa�aba tenia la virtud de dar un gran
"poder" al que lo poseyera.
La cosa es que me gusto y Carla como premio por ayudarla me
dijo que pod�a qued�rmelo, algo que me hice mucha ilusi�n. Lo que ocurri�
durante los siguientes d�as es algo que no pod�a imaginarme jam�s.
Desde aquel d�a cuando iba a las tiendas nunca me cobraban a
menos que yo quisiera pagarles, y si dejaba algo a deber nunca me recordaban que
lo deb�a.
Tambi�n note que �ltimamente la gente me daba la raz�n en
todo lo que yo opinaba, algo muy raro pues lo hac�an con plena convicci�n y no
por acallar mis protestas.
Suponiendo de donde proven�an estos efectos ahonde en la
historia del talism�n, y gracias a Internet encontr� una historia de su anterior
due�o; el Conde de Brankford, del que se dec�a que pose�a una inmensa fortuna
que nadie sabia de donde la hab�a sacado, y que todas las mujeres de su ciudad
le adoraban y estaban a su servicio y no por su dinero pues ninguna de estas
mujeres llego jam�s a tocar ni un c�ntimo de su fortuna seg�n constataban sus
vecinos.
Cuentan que todo esto le empez� a ocurrir tras comprar a un
presunto "mago" de su �poca el susodicho talism�n.
Lo cierto es que nadie daba el menor cr�dito a esta historia,
pero yo me la cre� y decid� comprobar si este talism�n perdido por siglos ten�a
en verdad alg�n "poder".
Segunda parte: Empiezan las pruebas
Con objeto de realizar mis primeras pruebas me desplace a un
parque cercano, tras observar un poco el panorama, sobre todo mujeres con sus
hijos y alguna que otra pareja besuqueandose, pase a la acci�n.
Me sent� en un banco donde una pareja de chicos de unos
veintitantos hac�an manitas, no les gusto que yo me sentase all� pues dejaron de
inmediato de tocarse, sobre todo por parte de ella que parec�a sentir verg�enza
ante un extra�o. Entonces cog� el talism�n y sin saber seguro como funcionaba,
pens�:
-Quiero que esta chica haga todo lo que yo piense.
Y ahora empec� a pensar en que le tocase el miembro a su
pareja, cosa que la chica hizo sin ning�n pudor, y que tal si le das un beso de
tornillo pens�, y la chica se le abalanzo como una leona a por su presa, el
pobre chaval estaba en las nubes no pod�a creer lo que su novia le hacia, para
probar hasta que punto pod�a controlar la voluntad de las personas y si pod�a
hacerlo con mas de uno a la vez pens�, ahora vas a hacerle una mamada a tu
novio, sin importarte cuanta gente os vea, y tu vas disfrutar y a la vez le vas
sobar las tetas a tu novia, os correr�is a la vez.
Tras esto me marche de aquel banco, la verdad es que la gente
alucinaba de ver como esos dos chicos si ning�n pudor se lo montaban en el
banco. El talism�n sin duda ninguna era lo mejor que me hab�a pasado.
De vuelta a casa, record� que tenia que comprar el pan, y
sabia perfectamente donde hacerlo.
En la panader�a de mi barrio hab�a una chica que se llamaba
Ana, era hija de los due�os de la panader�a y al salir del instituto ayudaba a
despachar a su madre.
Ana era rubia con el pelo en media melena, tenia 23 a�os y
unas tetas y un culo que me fascinaban. Entre en la tienda y espere a que
sirviese a todos los clientes, luego su madre tuvo que ir a un recado muy
urgente que le acababa de surgir, adivinan de quien surgi�.
Espere hasta que su madre estuviese lejos de la panader�a y a
seguro de que no volver�a hasta dentro de dos horas, emprend� mi plan.
-Hola buenos d�as �que deseas?
-Por lo pronto que cierres la tienda y bajes las persianas.
Con cara de extra�ada pero sin pens�rselo lo hizo. Despu�s se
volvi� hacia mi y ah� fue donde yo comenc� mi asalto particular.
-Ana tu siempre me has deseado como hombre, te resulto
tremendamente sexy, de echo solo tienes ojos para mi; Tu cuerpo se estremece
cuando me ve, tu co�o se humedece y tus pezones crecen, te excito como nadie
puede hacerlo, y un solo deseo ronda por tu cabeza; que te folle aqu� mismo.
Su cara cambio ahora su expresi�n era la de una mujer
ardiente deseosa de ser follada y que no entend�a como hab�a podido esperar
tanto tiempo, su mirada irradiaba pasi�n y seria capaz de derretir el Polo
Norte.
-Ahora voy a follarte en la trastienda y me vas a
proporcionar todo el placer que jam�s le has proporcionado a nadie.
Ana se lanzo sobre m� y comenz� a besarme y a desnudarme
desesperada por encontrar consuelo al ardor que cada vez era mayor en su cuerpo.
Le quite la bata que llevaba puesta y comenc� a desabotonar
su blusa, mientras ella me quitaba los botones de mi camisa ayudada con sus
dientes, de un tiron arranque su sujetador fue ella la que tras quitarme mis
pantalones y bajar mis calzoncillos subi� su falda hacia su estomago y haciendo
a un lado su tanga se ensarto en mi polla que ya estaba al m�ximo, cabalgaba con
furia y con placer, en cada embestida se calentaba mas y mas y sus flujos
resbalaban por mi pene, Ana no descansaba y en cada envite el placer que me daba
era indescriptible, -Vamos si d�melo todo mi hombre no te pares es maravilloso-
se esforzaba al m�ximo por darme placer, en este preciso instante note una
peque�a resistencia al avance de mi pene, era incre�ble la chica mas buena del
barrio y aun era virgen pero ya no lo seria por mucho mas tiempo, sub�a y bajaba
mientras yo tocaba sus tetas y sus pezones que estaban como rocas eso descubr�
que le pon�a cachonda como pocas cosas, inconscientemente quer�a follarme y
darme placer pero evitaba desvirgarse, la agarre por sus caderas y la hice bajar
hasta que mi polla se clavo entera en su cl�toris, un peque�o reguero de sangre
callo por mi polla, pero a ella no pareci� importarle pues gem�a como loca y a
fe m�a que no tardar�a mucho en correrse. Al rato me sent� incapaz de aguantar
mas y eyacule en sus entra�as mientras ella se retorc�a de placer por un orgasmo
brutal.
Tras vestirnos y adecentarnos un poco le transmit� unas
�rdenes y me fui.
-Ana desde hoy so�aras conmigo, y todos tus pensamientos
er�ticos ser�n para mi, podr�s hacerlo con otros hombres pero nadie te har�
disfrutar como lo has hecho conmigo y desearas por todo repetir esta
experiencia.
Tercera parte: Conquistando a las mejores
La verdad es que jam�s pens� en que alg�n d�a podr�a tener
esto, gracias al talism�n ahora tenia el control siempre que quisiera sobre
cualquier persona.
As� que pens� que ya era hora de formar mi har�n personal.
La primera "agraciada" ser�a por supuesto mi amiga Carla,
ella me dio mi poder sin saberlo y yo le iba devolver algo mejor que eso, ser mi
esclava personal y conquistar para mi a todas las mujeres que yo quisiera.
A ultima hora cuando ya estaba cerrando la tienda acud� a su
encuentro.
-Hola Juan que tal, �como tu por aqu�?
-Ya ves pasaba por aqu� y me dije voy a hacerle una visita a
mi futura esclava Carla.
-�Futura esclava?, de que va eso.
-Bueno veras recuerdas la historia del talism�n que me
regalaste.
-Si claro, pero� �que tiene eso que ver?
-Pues que es cierta.
-No me hagas re�r, son todo cuentos que la gente se invento.
Nadie puede controlar a otra persona por un simple talism�n
-Carla t�cate las tetas.
Carla llevo sus manos hasta sus tetas y se las toco, despu�s
puso cara de no saber lo que hacia.
-�Aun no me crees?
-No se que me ha pasado pero no creo nada de eso que dices.
-Bueno otra prueba, me vas a dar el beso mas caliente que
jam�s le hayas dado a nadie, y tras ese beso vas a quedar prendida de mi, y
jam�s podr�s mirar a otro hombre que no sea yo.
Carla se acerco a mi y me propino el mejor beso que nunca
haya recibido y lo mejor de todo es que ella no sabia porque lo hacia.
-No entiendo lo que me pasa, de repente he sentido una enorme
necesidad de besarte como nunca lo he hecho.
-Yo te lo he inducido, y desde ahora siempre ser� as�. Ahora
basta de charla me vas a invitar a subir a tu casa y all� acabaremos esta
historia.
-�Quieres subir a mi casa Juan?
-Con gusto lo har� Carla.
Una vez dentro hice que se sentara en un sill�n y con el
talism�n en la mano la programe a mi gusto.
Carla desde este momento tu ser�s mi esclava personal, har�s
todo cuanto yo te diga, vivir�s por y para mi, y el sexo primara en tu vida,
estar�s disponible sexualmente siempre que yo lo quiera y nunca podr�s
mont�rtelo con otro hombre a no ser que yo te lo pida. �Entendiste?
Con voz lac�nica pero firme contesto:
-Si mi vida te pertenece.
-Bien Carla ahora que tal si de deleitas con un sensual
striptease.
Carla se levanto y comenz� a bailar sinuosamente delante de
mi, con sus manos recorr�a su cuerpo y sobre todo sus partes mas intimas, sabia
bien como hacerlo, y lo mejor de todo no era un robot disfrutaba con lo que
hacia, Poco a poco su blusa cayo y dejo al descubierto un nada sensual sujetador
de algod�n, no es problema yo cambiaria eso mas adelante. Llego el turno de su
pantal�n y ahora su culito quedo a mi vista apenas tapado por un min�sculo tanga
blanco, eso ya me gustaba mas, de espaldas a mi y jugando como si no se lo
quisiera quitar su sujetador se encontr� con el suelo, dejando a la vista los
mejores pechos que jam�s hab�a visto, redonditos y grandes daban ganas de ser un
bebe para chupar de ellos, por ultimo pero no menos sensual su co�o quedo a mi
vista, lo tenia bien rasuradito, y ped�a a gritos ser follado pues desde mi
posici�n se lo veia h�medo.
-Me encanta tu cuerpo Carla, ahora vas a darme placer, todo
el placer que puedas proporcionarme, no podr�s correrte mientras yo te lo diga,
pero sentir�s en doble de placer que yo sienta.
Carla se arrodillo ante mi, bajo la cremallera de mi pantal�n
y con cuidado como si fuese una de las antig�edades mas valiosas de su tienda
saco mi pene que estaba tremendamente hinchado por el placer al que ella me
hab�a sometido visualmente.
Apartando su pelo como una diosa, comenz� a lamer la punta de
mi capullo, daba peque�as pasadas, mordisquitos que me pon�an a cien, para
acabar trag�ndose todo mi miembro, que chupo y lami� como el mas sabroso de los
dulces, estuve asi durante un rato yo sent�a cada vez mas placer, y ella estaba
al borde del orgasmo aunque no tenia permitido acabar aun.
-Ahora Carla cuando yo acabe voy a corredme en tu boca, y
quiero que te tragues toda mi corrida y al mismo tiempo tendr�s el orgasmo mas
fuerte y placentero que jam�s hayas so�ado que podr�as tener.
No pude mas y explote dentro de la boca de Carla, ella estaba
teniendo el orgasmo mas grande de su vida que le produc�a unas enormes
convulsiones que hac�an que su vagina expulsase leche como si de una fuente se
tratase, pero ala vez intenta no perder ni una gota de mi tremenda corrida.
Acabamos lo dos extasiados y esa noche dorm� por primera vez
con la que mujer con quien siempre so�� que lo har�a.
A la ma�ana siguiente cuando me despert� vi que Carla no
estaba a mi lado, al poco rato apareci� por la puerta del dormitorio portando
una bandeja, vestida solo con una bata debajo de la cual se percib�a que no
llevaba nada.
-Hola amo me he levantado temprano para prepararte el
desayuno, �esta contento amo?
-Muy bien Carla veo que eres una gran esclava, ahora tengo
que darte unas instrucciones, escucha con atenci�n.
-Vas a salir de compras y vas a cambiar la ropa que tienes
ahora por los conjuntos mas atrevidos que puedas encontrar, as� mismo vas a
renovar toda tu ropa interior, desde este momento solo usaras caros y sexy
conjuntos de lencer�a, que sean capaces de provocar por si solos un orgasmo al
hombre mas fr�gido.
-�Entendiste Carla?
-Si amo har� lo que me ordenas?
-En cuanto al dinero no te preocupes, llevate mi colgante y
cuando te digan de pagar les dices con voz firme que la ropa va a ser un regalo
de su tienda y que tiene que ser un honor para ellos que tu vistas su ropa, y
que siempre que quieras comprar algo en su tienda nunca deber�s pagarlo.
-Dicho esto me quite mi "amuleto" y se lo entregue, tras lo
cual y despu�s de vestida salio de compras, unas compras que durar�an toda la
vida pues su necesidad de actualizar su vestuario seria desde hoy muy a menudo.
Ya se que es una temeridad dar mi amuleto a otra persona,
pero Carla estaba bajo mi control y no seria capaz de usarlo para algo que yo no
le hubiese dicho.
Otro d�a os contare como segu� aumentando mi har�n particular
de bellas mujeres on cuerpos esculturales.