Mi cu�ada, Mara
Mi esposa tiene una hermana, llamada Mara de 16 a�os, es diez
a�os menor que Diana, por lo que pueden imaginarse lo bonita que esta. Es rubia,
pelo largo lacio, delgada, pesa unos 52 kg, mide 1.69 m, sus medidas son
90-59-92. Su piel es blanca, pero habitualmente bronceada a un color cobre, sus
pechos son firmes y de pezones peque�os, que sobresalen de sus prendas dejando
imaginarlos; su cola bien redondeada y parada, la cual exagera con una postura
provocadora. Es una muchacha muy sexy y provocadora en sus movimientos y forma
de vestir, usa pantalones ajustados que dejan ver una tanga debajo, tops,
camisas con transparencias, minifaldas muy cortas y bikinis diminutas.
Lo que les contar� sucedi� un fin de semana, en el que Mara
vino a visitarnos. El d�a viernes llego de trabajar y me encuentro la grata
presencia de esta mujercita, la cual estaba ayudando a mi esposa a preparar la
cena. Ella lucia un pantal�n ajustado blanco, que trasluc�a su tanga, y una
camisa semitransparente negra, que dejaba ver su sost�n de encaje; adem�s tenia
unas sandalias de taco negro alto que levantavan aun mas su hermoso culo. Al
llegar y ver tal hermosura, me sent� en la cocina a beber una copa y a
contemplarla....
Luego de cenar y conversar un buen rato, nos fuimos a dormir.
En el medio de la noche, no pod�a dejar de pensar en ella y lo cerca que estaba
de mi habitaci�n, comenc� a imaginarme como estar�a durmiendo, que tend�a
puesto, y tantas cosas que todo ello produjo en mi una gran excitaci�n. Me
levante y me dirig� al ba�o, al cruzar el pasillo y pasar por la puerta de su
habitaci�n, no resist� la tentaci�n de espiarla y como su puerta se encontraba
entreabierta, esto no requer�a mayor riesgo. Al asomarme pude ver su cuerpo
recostado boca abajo, su culo con una tanga diminuta blanca y un top blanco
ajustado que dejaba ver sus hombros bien torneados y angulosos. La contemple por
unos segundos, hasta que ella se movi�, quedando acostada sobre un lateral del
cuerpo, en ese momento continu� mi camino hacia el ba�o. En el ba�o, me dispuse
a orinar, pero la erecci�n que tenia me lo imped�a, estando parado ah� frente al
inodoro, sujetando mi pene erecto y esperando a que se baje un poco para poder
orinar, no pod�a dejar de pensar en ese culo. Esto aumentaba mi erecci�n mas y
mas, por lo que estar�a ah� parado toda la noche a lo sumo que hiciera algo.
Como no me animaba a subir y meterme en su habitaci�n, comenc� a masturbarme y
al cabo de unos minutos un r�o de semen desbordo de mi verga. En ese instante
que mis sentidos volvieron a su lugar, percib� un ruido, r�pido cerr� la puerta
que estaba entornada, me limpie, orine y sal� hacia mi cuarto. Al pasar por el
cuarto de mi cu�ada, veo ahora la puerta totalmente abierta, ella acostada de
espaldas, pero noto una respiraci�n muy acelerada, como si estuviera excitada o
nerviosa.
Esto me hizo pensar de que hab�a podido verme, ya que la
puerta del ba�o estaba entreabierta y yo de espaldas a ella. Entonces decid�
dejar las cosas as� y me fui a dormir.
A la ma�ana siguiente, al levantarnos, y en el desayuno, ella
no hacia mas que mirarme de otra manera y en dos oportunidades me pregunto si
hab�a dormido bien y descansado bien. Eso fue una manera de decirme que ella
hab�a visto todo, pero tambi�n me dio a entender que no dir�a nada.
Mi mujer hab�a arreglado con su hermana, en ir de compras al
supermercado juntas, ya que deb�a traer muchas cosas y ella la ayudar�a. A la
hora de partir, Mara le dijo a mi esposa que si no lo tomaba a mal ella prefer�a
quedarse, porque no se sent�a bien y le dol�a mucho el estomago. Por lo que mi
mujer decidi� dejar las compras para otra ocasi�n, y quedarse a cuidar a su
hermana. Entonces yo le dije, dame la lista de cosas que voy al supermercado,
aunque no soy muy bueno seleccionando los productos. A lo que mi mujer me
respondi� que no, que si quer�a ayudarla que me quede con Mara y que ella ir�a
sola. Y as� hizo.
Mara fue a recostarse y yo me sent� a ver televisi�n, al rato
ella me llama, y me pide un vaso de agua; me dirijo a su habitaci�n y al entrar
la veo sentada sobre la cama con su tanga blanca y su top ajustado que dejaba
ver sus pezones erectos. Le entrego el vaso, ella lo agradece y me dice si no
quiero hacerle compa��a, a lo que yo accedo gustoso.
Me siento a su lado y ella me dice:
-Anoche te vi, cuando estabas en el ba�o
Yo me puse p�lido de verg�enza y sin dejarme hablar agrego
-y me encanto observarte, l�stima que Diana estaba tan cerca
Yo comenc� a entender su dolor de estomago
-Pero ahora estamos solos y me encantar�a verte nuevamente
En ese momento no aguante mas, me levante baje mi cremallera
y saque mi pene erecto que empec� a masturbar delante de su cara, ella lo tomo y
lo introdujo en su boca, mamandolo como una experta. Comenc� a manosear sus
tetas por sobre el top, que en segundos le saque, luego me arrodille y ella
sentada sobre la cama comenc� a lamer sus pezones uno a uno, mis manos
descendieron y lentamente le saque su tanga; separe sus piernas y baje mi lengua
hasta su concha. Sus pelos p�bicos, eran rubios, bien cortitos y en forma de una
peque�a l�nea, su conchita bien serrada pero muy humeda, con mucho olor y bien
saladita. Esto me excito aun mas, y sin decir nada la penetre con fuerza, me
mov� lentamente pero con fuerza y en segundos tuvo un orgasmo. La di vuelta,
deseaba ese culo, unte mis dedos con saliva y se la pase por el culo. Tome las
nalgas con ambas manos y mis dos pulgares hicieron presi�n sobre su ano, hasta
que logre introducir amenas la punta de los mismos.
En ese momento ella me pidi� que me detenga y yo sin escuchar
sus suplicas le introduje la cabeza de mi pene. Ah� grito de dolor, me quede
quieto hasta que su culo comenz� a ceder y aceptar el tama�o de mi verga. Empec�
a moverme lentamente y con mi mano derecha, que la pase por delante le
estimulaba el cl�toris. En segundos comenc� a acabar y la leche brotaba de su
culo, ella volvi� a gritar cuando sinti� el semen y me dijo que le ard�a mucho.
Luego de eso nos duchamos juntos y nos vestimos para esperar a mi esposa.
Desde ese entonces no paso nada mas, solo miradas indiscretas
y roces provocadores
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