FERNANDO Y JUAN -Parte 3-
El brazo de Fernando sobre el cuerpo desnudo de Juan se movio
lentamente mientras el sol entraba por una hendidura de la vieja ventana de
madera. Se acaba de despertar y se movia lentamente por sobre su nuevo amante.
Abrio los ojos y le complacio lo que vio: Juan recostado a un lado de el
completamente desnudo mostrando su pecho casi libre de vellos, sus brazos
morenos encima de su cadera, sus piernas fuertes entremetidas en las de el y su
pene semi erecto en contacto con el suyo.
No pudo mas y se movio sigilosamente por encima de Juan, puso
sus labios sobre los de su anfitrion despertandole. Pero no le dejo decir nada
pues continuo besandolo con tanta pasion que a los pocos segundos sintio como la
verga de su amante estaba ya dura. Su lengua seductora fue bajando por la
barbilla, el cuello y los hombros de Juan hasta llegar a sus tetillas. Se detuvo
alli y las lamio mordisqueandolas y haciendolas pararse.
Juan abrio los ojos observando a aquel muchacho rubio que lo
hacia ponerse mas caliente que cuando trabajaba alla arriba en el cerro a la luz
del potente sol tropical. No sabia que pensar, y por eso mejor no pensaba nada
dejandose llevar por la lengua y las manos de aquel experto amante con quien
habia compartido su cama. Se dio media vuelta poniendo su espalda sobre el
colchon viendo como Fernando bajaba lentamente hasta su ombligo y luego hasta su
verga ya parada. La sintio como temblaba ante la boca hambrienta de Nando,
estiro sus brazos para tomar su cabeza metiendo los dedos en aquel cabello rubio
y rizado. Sonrio complacido mientras la mamada le producia leves espasmos de
placer. En un instante detuvo a Nando con su mano. Se levanto, y le indico a su
amante sentarse en el borde de la cama.
Nando abrio sus piernas al sentarse, mientras miraba como
Juan se ponia de rodillas frente a el. Los labios gruesos del campesino entraron
en su verga rosada de una sola vez. Al parecer era muy buen aprendiz pues bajaba
y subia por su mastil duro como si fuera un experto. Nando se hizo hacia atras
poniendo su espalda sobre la cama y manteniendo sus pies en el suelo. La saliva
de Juan inundaba ya sus 17 cms de carne parada entre sus piernas. Lo hacia
estremecerse de placer y sabia que muy pronto estallaria en una eyaculacion.
Juan sintio como su pene topaba en una de las piernas
velludas de Nando y la sensacion, nueva para el, le agrado tanto que comenzo a
restregarla mientras con su mano se la masejeaba. Mientras tanto en su boca
comenzo a sentir como la verga de Nando se hinchaba mas y mas.
Enmedio de espasmos lujoriosos las dos vergas expulsaron dos
o tres chorros de esperma que hizo que ambos quedaron extenuados por varios
minutos.
"Buenos dias"- le dijo finalmente Nando mientras sonreia y se
levantaba.
"Hola"- le contesto Juan que se habia quedado de rodillas en
el piso sosteniendose su verga en las manos ahora llenas de semen.
"Ven, aqui"- le dijo Nando mientras ponia su mano a la par de
sus nalgas indicandole el lugar a Juan. Este se puso de pie, busco un rollo de
papel higienico y se limpio con este las manos.
"Es todo esto real?"- pregunto Juan al sentarse al lado de
Nando que permanecia acostado con su piernas cayendo al piso.
"Lo es..."- le contesto mientras se incorporaba y ponia su
mano sobre la espalda ancha del muchacho. "Que vamos a hacer ahora?"- le dijo
cambiando el tono de su voz como si fuera un turista que espera los planes del
dia.
"Bueno...no se..."
"Tengo en mi mente que cuando era chico iba a una
cascada...en el cerro..."- dijo Nando como hablando para si mismo.
"Ah...la Cascada de las Nubes!"- dijo inmediatamente Juan
abriendo ampliamente sus ojos.
"Me llevas?"- dijo Nando esta vez en tono suplicante.
Desayunaron en casa de la abuela mientras esta, una vez mas
se esmeraba por atender a su huesped.
Salieron poco despues de las 9am. Caminaron por las calles
empedadras hasta llegar a la plaza del pueblo. Varias personas se bajaban del
autobus que acababa de llegar.
"Siempre que tu mama va a la capital viene hasta la tarde"-
le dijo Juan mientras notaba que Nando observaba a las personas que se bajaban
con maletines o bolsas.
Continuaron caminando hasta rodear la plaza donde un
gigantesco arbol de ceiba daba sombra a varias personas que platicaban
animadamente.
"Ese es Manuel"- le dijo Juan tratando de disimular su dedo
indice.
Nando volvio a ver al hombre cincuenton que platicaba con
otro mientras fumaban un cigarro. Manuel era un hombre alto, fornido, con pelo
cano y movimientos casi electricos. Quiza sintiendo la mirada de ambos
muchachos, se dio media vuelta y miro fijamente a los ojos a Nando. El joven
trotamundos no se intimidaba con facilidad, pero bajo la vista ante la mirada
penetrante de aquel hombre.
"Te gusta lo que te hace?"- le pregunto dirigiendo su mirada
a Juan.
Juan se mantuvo en silencio por varios segundos.
"Que otra cosa puedo hacer?"- fue su respuesta mientras se
alejaban de la plaza dejando atras al hombre que cada semana entraba a su casa
para cogerselo sin ningun miramiento.
"Oponerte...decirselo...no se, algo!"- le contesto Nando
mientras Juan le indicaban que dieran la vuelta en otra calle aun mas estrecha.
"Estas loco!"
"Por que? Le tienes miedo?"
"Si"- le dijo Juan en voz baja.
Dejaron la calle y entraron a un camino polvoriento enmedio
de matorrales y arboles exoticos que en la mente de Nando vivian solo en sus
recuerdos. Caminaron por varios minutos hasta llegar a un claro al pie del
cerro.
"Que lugar mas hermoso"- dijo Nando sacando una camara de su
maletin.
"Si, a mi me encanta ir alla arriba"- le contesto Juan
levantando su cabeza en direccion a la cuspide.
Luego de un par de fotografias, los dos muchachos reanudaron
la marcha en direccion a la cima. Caminaron cerca de una hora hasta que Nando
escucho el inequivoco sonido del agua cayendo sobre una poza.
"Llegamos?"- le pregunto a su "guia" mientras se secaba el
sudor de la frente.
"Bienvenido a la cascada mas hermosa de todo el mundo"- le
contesto Juan con una amplia sonrisa mientras ante su vista una caida de agua de
unos 15 mts. hacia que la poza abajo se viera tentadora, como la piel de su
amante, especialmente cuando se desvistio quedandose solamente en un bikini de
licra color rojo. El tambien se quito sus jeans y se quedo en boxers.
Se zambulleron en la poza nadando hasta la caida del agua
fria. Era tan refrescante que la gozaron por varios minutos.
Pero Nando no podia dejar de ver libinidosamente a Juan, con
su cuerpo esbelto, moreno, musculoso, juvenil mientras se tiraba al agua y
regresaba a la cascada. A los pocos minutos, Juan nado hasta una roca a uno de
los lados de la poza donde el sol del mediodia daba sin ser obstruido por la
abundante vegetacion de la zona. Al verlo, Nando penso que estaba en el paraiso.
El cuerpo mojado de Juan descansaba sobre aquella roca donde estaba acostado y
solo era cubierto en sus partes nobles por aquel pedazo de licra roja. Su bulto,
aunque recogido por lo frio del agua, sobresalia levemente en aquella posicion
en la que se encontraba.
Juan sentia el sol tropical secandole su piel mojada mientras
su espalda descansaba sobre la superficie dura de la roca. Levanto su vista al
escuchar el chapuceo del agua cerca de el. Era Nando que nadaba hacia el, saco
su cabeza del agua y le beso los pies.
"Por que haces eso?"- le pregunto sin mover las piernas.
"Que?"
"Por que me tratas como si fuera alguien especial?"
"Eres alguien especial"- le contesto Nando saliendo
completamente del agua y acostandose a la par de Juan mientras su mano jugaba
con su pecho.
Juan no le contesto, simplemente se puso sobre su costado y
lo beso con toda la pasion que pudo. Sus lenguas se mezclaron mientras sus
cuerpos se buscaban con el deseo de dos machos en celo.
Nando sintio las manos temblorosas de Juan que le bajaban
apresuradamente el boxer. Pudo sentir el deseo casi incontrolado del muchacho
mientras se bajaba su propio bikini dejando salir su verga ya hinchada. Le
permitio que lo tomara de las caderas poniendolo en cuatro patas. Sabia que lo
que vendria le doleria, pero no queria arruinar aquel momento intimo y sabroso
enmedio del bosque que les rodeaba.
Juan sentia un deseo que le quemaba por dentro, un deseo que
era mas fuerte que la razon. Se levanto y se puso detras de las nalgas hermosas
de aquel macho que tenia delante de el. Se agacho levemente para besar aquellas
nalgas blancas llenas de pelitos rubios. Las beso y luego se dirigio a la raya.
Abrio levemente las nalgas para que su lengua pudiera entrar sin dificultad en
el esfinter de su amante. El beso negro era algo que nunca habia hecho pero por
alguna razon penso que le daria satisfaccion a su huesped.
Nando cerro los ojos y apreto los labios mientras sentia la
lengua de Juan abriendose paso en su trasero. Aquella sensacion era unica, era
algo que siempre le habia vuelto loco, y esta vez con un joven tan ardiente
detras de el, no era la excepcion. Sintio como su verga se hinchaba con aquella
sensacion que le estaba abriendo el culo. Sus piernas se extendieron para que
Juan no tuviera problemas en penetrarlo.
Juan se incoporo despues de varios minutos de permanecer
besando y explorando el culo de su amante. Se puso detras guiando su mastil
hacia aquel agujero sabroso que tenia delante de el. Lo introdujo con un poco de
torpeza. Nando no dijo nada, asi que continuo metiendo su verga hasta que llego
al tope.
Nando sintio que aquella verga llegaba hasta su estomago,
pero no dijo nada y resistio la primera embestida estoicamente. Luego el dolor
fue cediendo y el placer fue tomando su lugar. Levanto su cabeza mientras
escuchaba algunos pajaros cantar en la lejania.
Juan entro una y otra vez en el culo de su amante cogiendolo
con fuerza, casi con desesperacion. Sentia una necesidad inmensa de poseerlo, de
sentirlo suyo, de hacerlo sentir suyo.
Nando podia sentir como su verga se hinchaba sin siquiera
tocarla y como poco a poco contra las embestidas casi brutales de Juan se
acercaba el mismo al orgasmo.
El joven campesino taladro al trotamundos por casi 10 minutos
hasta que finalmente sintio como llegaba al final de la eyaculacion. Noto que
Nando se contorsionaba mientras el mismo expulsaba semen sobre la roca.
"Que fue eso?"- dijo Nando tratando de darse la vuelta
mientras escuchaba pisadas que se acercaban por detras.
Juan no tuvo tiempo de responderle.
"Asi que el gringuito tambien es puto!"- la voz de Manuel
reboto en las piedras mientras el sonido de la cascada lo obligaba a gritar...
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