Excitado por mi debut sexual, esa
noche no me pod�a dormir pensando en todo lo que hab�a vivido.
Recaliente pens� en ir a ver a Ligia a su cuarto pero desech�
la idea por temor a ser descubierto por mi padre, afecto a levantarse por
las noches para tomar agua. Me arregl� haci�ndome una buena
paja. Algo m�s calmado pude conciliar el sue�o.
Al otro d�a, cuando mi madre
vino a despertarme para ir al colegio, le dije que no me sent�a
muy bien, que iba a faltar. Como no soy faltador, me consinti�.
-Mami, antes de irte decile a Ligia
que dentro de un rato me traiga el desayuno.
Ni bien se fueron mis padres apareci�
Ligia en mi cuarto.
-�Qu� le pasa al chiquitito?
�se siente mal?
-No, lo que pasa es que dorm�
poco y adem�s ten�a ganas de cogerte.
Ligia sonri�.
-Picar�n, te ha gustado la
concha.
-Y qu� te parece, estoy recaliente,
mir�-dije corriendo la sabana dejando ver mi pija que ya estaba
parada de s�lo pensar.
-Epa, epa -dijo Ligia agarr�ndomela-
�as� que quer�s el desayuno en la cama? Bueno, pero
antes me voy a desayunar yo -y dici�ndome esto comenz� a
chuparme suavemente la pija.
La verdad que sentir esa sensaci�n
antes de levantarme era m�s de lo que nunca me hab�a imaginado.
Evalu�ndola a la distancia
Ligia fue la mejor mamadora que conoc� en mi vida, y he conocido
a algunas. La presi�n y el roce que ejerc�a en la pija con
sus labios, la suavidad y profundidad de sus movimientos y la intensidad
de sus leng�etazos nunca los volv� a experimentar con ninguna
otra mujer, como tampoco volv� a tener esas acabadas interminables
que tenia al ritmo de la succi�n de su boca.
Luego de unos minutos no aguant�
m�s y le lanc� tanta cantidad de esperma que se le llen�
la boca y tuvo que tragarla en varias etapas para no ahogarse. Me limpi�
bien la pija con la lengua y cuando estuvo segura de que no quedaba una
gota m�s me dijo:
-Riqu�sima tu leche, me encanta
as� calentita �y qu� cantidad! parec�s una vaca
lechera. Ya vengo.
Al ratito apareci� desnuda
con la bandeja de mi desayuno.
-T�matelo todo as�
recuperas fuerzas.
Comenc� a tomar el desayuno
y ella se sent� en una silla frente a m�, se moja los dedos
con saliva y comienza a masturbarse.
-Qu� lindo sos chiquito,
c�mo me calent�s.
M�s que tomar, tragu�
lo que quedaba en la taza y fui hacia ella.
-B�same, b�same toda.
Obediente, comenc� a besarla
en la boca, el cuello, baj� a las tetas y me entretuve chup�ndoselas
mientras ella aumentaba el ritmo de sus dedos sobre el cl�toris.
Mientras le chupaba los hermosos
pezones que ten�a me agarr� la mano derecha para que la suplantara.
Con las dos manos me acarici� la cabeza y con una suave presi�n
me indic� que siguiera bes�ndola hacia abajo. Le bes�
el ombligo, la panza y cuando intent� volver hacia arriba me dijo:
-Segu�, quiero que me chupes
la concha.
-Pero no s� -fue lo primero
que se me ocurri� decir.
-Hazme lo mismo que con el dedo
pero con la lengua.
Comenc� a besarle el cl�toris
y los labios de la vulva. En realidad no ten�a la menor idea de
qu� hacer pero el gustito y el aroma de la concha me gustaron tanto
que en ese momento decid� que me convertir�a en un experto
chupador.
Le pas� la lengua por la
raya abri�ndole los labios y chupando su juguito, la fui subiendo
hasta que se top� con el cl�toris que ya ten�a una
dureza y un tama�o que me permit�a agarrarlo con los dientes
y los labios. Mientras que lo ten�a sujeto empec� a lamerlo
cada vez con mayor intensidad. Parec�a que lo estaba haciendo bien
porque Ligia empez� a tensar su cuerpo previamente a la acabada
que no se hizo esperar cuando comenc� a succionarlo como si fuera
un pez�n.
Casi acabo con ella pero por suerte
me pude contener.
-Qu� linda chupada que me
hiciste chiquito. Me encanta que me la chupen pero a muchos hombres nos
les gusta, dicen que es cosa de viejos.
-A mi me gust� mucho, as�
que qu�date tranquila que yo te la voy a chupar siempre, todas las
veces que quieras.
Se levant� y fue a recostarse
en la cama
-Ven� -me dijo mientras abr�a
las piernas para hacerme lugar.
-Ligia �si me pongo un forro
te puedo acabar dentro?
-�Ten�s?
-S�, se donde los guarda
mi pap�.
-Bueno, pero cojamos as�
y te lo pones cuando vas a acabar.
Le apoy� la cabeza de la
pija en la raya y como ten�a la concha tan mojada por mi saliva
y su flujo, se fue dentro de un golpe.
Garchamos un rato cambiando de posiciones.
En un momento se puso en cuatro patas y se la met� desde atr�s
mientras miraba ese portentoso culo que ten�a.
-Ay chiquito ponte el forro que
no aguanto m�s, estoy a punto de acabar.
Me lo puse y ella se me mont�
arriba, tuve la sensaci�n de que hasta los huevos hab�an
entrado. Se empez� a mover con un ritmo e intensidad a pesar de
su tama�o que en dos minutos est�bamos en la puerta del para�so,
esperando acabar.
-Me voy, me voy, chiquito, vente
conmigo.
Entramos en un v�rtigo de
movimiento mientras ten�amos el orgasmo que sin darnos cuenta terminamos
ca�dos en el suelo. Tranquilizados por el goce y ri�ndonos
de la situaci�n llegamos a la conclusi�n que la cama m�a
era muy chica. El pr�ximo polvo nos lo echar�amos en la cama
de mis padres.
Hacia all� fuimos. Ya instalados
m�s c�modamente charlamos un poco y empezamos a hacer unos
jueguitos, a besarnos, tocarnos y cuando nos dimos cuenta est�bamos
haciendo un poderoso 69, yo abajo escondiendo mi cara en su concha y ella
arriba chup�ndome la pija como s�lo ella sab�a hacerlo.
Cuando est�bamos entonados
se la met� como el perrito y nuevamente la visi�n de ese
culo me puso al borde del abismo, Ligia ya hab�a ca�do varias
veces, como no ten�a forro le avis� que estaba por acabar
y me pidi� que se la vaciara en las tetas.
Toda embadurnada de guasca mir�
el reloj y dijo:
-�Huy! como se pas�
el tiempo. Va a llegar tu mam� y yo no hice ni las camas.
Se puso en actividad y tal era su
eficiencia que en pocos momentos hab�a ordenado todo y se puso a
hacer el almuerzo. Yo volv� a mi lecho de enfermo a recuperar fuerzas.
Las dos semanas siguientes me las
pas� cogiendo y pensando en coger. Descuid� todo, amigos,
club, escuela y recog� las consecuencias de mi desenfreno. Tuve
el primer aplazo en mi vida de estudiante.
Cuando se enter� mi madre
casi se muere del disgusto. Mi padre, m�s ubicado, me aconsej�
que me abocara con m�s atenci�n al estudio para recuperar
la materia.
Ligia me agarr� en la cocina
y me dijo:
-Chiquito, si no hay estudio no
hay garcha, as� que si quer�s que sigamos con nuestras cogidas,
levant� lanota. Es verdad lo que dice el refr�n que m�s
tira un pelo de concha que una yunta de bueyes.
Autor: Chiquito