Relato: Casi un crimen





Relato: Casi un crimen

Los altos ventanales abiertos de par en par. Su rostro, un
mar de llanto incontrolable.




Deber�a matarlo � fue su conclusi�n.




Lo mir� sin saber si estaba bromeando o lo dec�a en serio. Me
sent� identificado con su angustia y su dolor, pero de eso a planear una muerte
hab�a un largo trecho. Lo disculp�, porque alguien en su situaci�n no pod�a
estar pensando claramente.




Estas loco? � le dije tom�ndolo en mis brazos � se trata de
tu padre.


No es mi padre � contest� rabioso, zaf�ndose de mi abrazo �
es el marido de mi madre, s�lo eso.


Como sea � acept� en tono conciliatorio � pero es alguien
que te ha mantenido y educado todos estos a�os, no puedes desear algo tan
horrible como eso.


Por supuesto que puedo! � grit� col�rico � no tiene ning�n
derecho a arruinar mi vida.


El separarte de Justin no significa el fin de tu vida � le
dije suavemente, pero mi suavidad no fue suficiente. Me mir� col�rico, con una
mirada fr�a como el acero. Lo imagin� capaz de cualquier cosa, incluso de
matar.




Sali� dando un portazo, y me dej� parado en el ventanal,
desde donde lo vi cruzar el jard�n de mi casa, como tantas otras veces, aunque
nunca como ahora, con esos pasos decididos, r�pidos y determinados. Apenas
dejando atr�s la adolescencia, febrilmente enamorado, con esa fatalidad propia
de la edad, y me sent� tan viejo y tan cansado que no hice siquiera el intento
por detenerlo y hacerlo entrar en raz�n.



Lo conoc� hace dos a�os, en una exposici�n canina. Su madre
era una antigua conocida m�a, de esas amistades familiares que uno no frecuenta
peri�dicamente, pero de las que se sabe toda su vida por medio de amigos
comunes. Criaba excelentes perros en su mansi�n campestre y coincidimos aquel
d�a en la exposici�n. La salud� y me present� a su segundo marido y a su hijo.




Y este es Kevin � dijo se�alando a un apuesto jovencito de
16 o 17 a�os, desgarbado y rubio, con la t�pica cara de fastidio de todos los
adolescentes obligados a salir con sus padres.




Apenas si me mir� un par de segundos. Los suficientes para
quedar impresionado por un par de hermosos ojos azules enmarcados por rubias
pesta�as. Me dio la mano de forma indiferente, pero la retuvo unos instantes mas
de los necesarios. Pens� que era un gesto inocente, pero apenas se dio vuelta su
madre se acerco a m� y coloc� su mano sobre mi bragueta.




Eres el tipo mas caliente y sensual que hay aqu� � dijo
suavemente junto a mi o�do.




Me qued� est�pidamente helado, sin tener la menor idea de qu�
hacer a continuaci�n. De inmediato voltee a todos lados, para asegurarme que
nadie hubiera visto lo sucedido, y me retir� un paso de aquel endiablado joven.
Lejos de amilanarse se acerc� de nuevo a m�, toc�ndome el paquete nuevamente.




Y adem�s de todo, vergudo � dijo con una destellante
sonrisa digna de un comercial de dent�frico, toc�ndome descaradamente mis
genitales.


Por favor, Kevin � le dije escandalizado � comp�rtate.


Tranquilo, hombre � dijo con pasmosa calma � aqu� todos
tienen ojos �nicamente para los perros, ni quien nos mire. Ven � dijo
jal�ndome tras �l..




Apenas unos metros mas all�, detr�s de las gradas montadas
para la exhibici�n me empuj� debajo de ellas. Estaba ligeramente oscuro, pero no
tanto como para no ver el fulminante destello de sus ojos azules. Tom� mi rostro
entre sus blancas manos y me bes�. Su lengua entr� en mi boca, sus manos
volvieron a mi bragueta, desaboton�ndola diestramente. Yo era un hombre hecho y
derecho, siempre due�o de mis actos y en control de mi vida, pero aquel muchacho
romp�a todos los esquemas. Era como un mar violento y tempestuoso, una fuerza
natural que irrumpe y no pide permiso. De pronto estaba ya hincado entre mis
piernas, con mi r�gido pene entre sus manos, llev�ndoselo a la boca, chup�ndolo
golosamente mientras sobre nuestras cabezas escuch�bamos la platica y las risas
de la gente. Gente normal y civilizada, gente que no entender�a que yo estuviera
all� recibiendo una mamada de un hermoso jovencito.




Por favor, detente � le rogu� sin mucha convicci�n,
mientras �l me lam�a el glande de una forma enloquecedora, arregl�ndoselas
para sonre�r al mismo tiempo.


Estas seguro de querer que me detenga? � pregunt�
diab�lico, y yo lo tom� por los rubios rizos y le empuj� su bello rostro de
nuevo sobre mi verga, tan dolorosamente dura.




Minutos mas tarde tuve que contener las ganas de gritar
cuando el orgasmo me lleg� potente y devastador. El se mantuvo pegado a mis
ingles, bebi�ndome hasta la ultima gota. Se puso de pie y volvi� a besarme. Sus
labios con un fuerte sabor a semen, mi propio semen.




Ha sido un placer conocerte � dijo satisfecho casi sin
despegar sus labios de los m�os, y se fue.




Lo alcanc� unos metros mas adelante, en cuanto pude cerrarme
los pantalones.




Kevin � dije de pronto t�midamente � crees que
podr�amos......?


Yo te busco � fue su respuesta, y se perdi� entre la gente.




Dos semanas despu�s se apareci� en mi casa. C�mo averigu� mis
datos, no lo s�. De pronto estaba all�, en el vano de la puerta, con el uniforme
del colegio y una mochila con libros que avent� sobre la mesa.




Tengo hambre � dijo y pas� por mi lado buscando la cocina.




La mujer que me cocina hab�a dejado todo preparado, as� que
me limit� a prender el horno mientras Kevin me miraba sonriente ir y venir.




Porqu� no te quitas esa bata? � dijo de pronto. Yo ten�a
apenas una hora de haberme levantado y aun llevaba puesta la bata de casa.


Para que? � pregunt� de forma por dem�s est�pida.




No me contest�. Simplemente se acerc� y me desanud� la bata.
Para sorpresa de ambos, yo ten�a ya una erecci�n. Ese muchachito era como un
potente afrodis�aco. Me acarici� la verga mientras terminaba de quitarme la
bata, dej�ndome completamente desnudo en medio de la cocina.




Ahora esta mejor � dictamin� sent�ndose nuevamente frente a
la mesa, mientras mi desnudez en medio de la cocina me hacia sentir
completamente fuera de lugar.


As� no puedo � le dije tratando de tomar mi bata para
cubrirme.


Claro que puedes � me dijo � tienes un cuerpo
verdaderamente hermoso y me estoy excitando mucho de verte as�.




Esas palabras fueron suficientes. Al menos para m�. Comenc� a
moverme, preparando una ensalada, chequeando la temperatura del horno, hirviendo
agua para el t�, y todo eso, completamente desnudo, con mi enhiesto pene
rebotando con cada paso, agach�ndome, imp�dicamente consciente de que Kevin me
miraba en los �ngulos mas inveros�miles y la atm�sfera se carg� de el�ctrica
sensualidad.




Comamos en la cama � dijo Kevin, como si fuera una
travesura reci�n imaginada � en tu cama � recalc�, y sali� de la cocina.




Prepar� una charola con todo lo necesario y la llev� a la
recamara. En medio de mi cama, Kevin completamente desnudo. Un rayo de sol
matutino entraba por la ventana, reflejado en su piel dorada. Su torso esbelto,
sus largas piernas, su sexo erecto, como una fruta blanca salpicada de vello
dorado. Dej� la charola en el piso y salt� a sus brazos, que ya me esperaban. El
muchacho ten�a hambre, pero hambre de sexo. Comenzamos una mutua exploraci�n,
descubriendo las maravillas de su joven y esbelto cuerpo. Me encantaron sus
nalgas, medios duraznos que devore con repentino af�n, mientras �l cerraba los
ojos y me animaba a seguir, meneando las caderas de una forma enloquecedora. Me
gustaron sus manos blancas y largas, recorriendo mi cuerpo en todos sus
rincones, me gustaron sus labios, tan expertos y sensuales, y encima de todo, me
gust� la desenfadada forma en que hac�a el amor, cogiendo lo que le apetec�a,
sin pedir permiso, sin esperar una negativa, besando y acariciando cuanto se le
antojara, arriba y debajo de m�, a un lado, de pie, sentado, hambriento, siempre
hambriento, exigiendo mas, y mas, y mas.



La comida la devoramos ya fr�a, cuando la tarde casi se
volv�a noche. Los dos desnudos en la cama, c�mplices y amantes a pesar de apenas
habernos conocido.




Tu madre estar� loca de preocupaci�n � record� de pronto
viendo que casi oscurec�a.


Mi madre tiene muchas cosas en que ocuparse � dijo Kevin �
ni siquiera notar� que no he regresado de la escuela.


Y tu padre? � pregunt�.


Ese todav�a menos � dijo Kevin, reptando como un gato
satisfecho por la orilla de la cama con una cucharada de helado derriti�ndose
en su boca. Me dio un ligero beso con sabor a vainilla y escupi� el resto
sobre mi pene adormilado. El fri� helado combinado con su c�lido aliento lo
despertaron inmediatamente, y comenzamos de nuevo.




As� lleg� Kevin a mi vida. Jam�s intent� controlarlo. Jam�s
impuse mi presencia ni concert� ni una sola de nuestras citas. Lo dejaba llegar
cuando quisiera, porque no soy tonto y porque he aprendido que hay regalos que
simplemente se reciben. Kevin pod�a aparecer diariamente y empalagarme durante
varias semanas, y luego, sin aviso alguno, desaparec�a por muchas m�s. Nunca lo
busqu�, simplemente continuaba con mi vida de siempre, y le abr�a los brazos
siempre que volv�a a aparecer.




Esta vez no podr�s tocarme � advirti� una d�a nada mas
entrar.


Y entonces que har�? � pregunt� sonriendo ante sus
enigm�ticos cambios de conducta.


Nada. Ser�s mi juguete, quieto e inerte � explic� - y s�lo
yo podr� tocarte a ti.




Me resigne a mi papel y como juguete que era me deje llevar
hasta la recamara, donde Kevin me desnud� y me acost�. Su lengua corri�
presurosa por todo mi cuerpo, como una mariposa incansable empe�ada en encender
mi deseo. Incapaz de contenerme agarr� su pene y Kevin me quit� la mano
malhumorado.




Dije que no me tocar�as, y si no sabes seguir las reglas,
tendr� que ense�arte � sentenci�.




Me amarr� a la cama. Manos y pies, con suaves pa�uelos de
seda que en realidad no me maniataban, pero que pusieron un intenso toque de
erotismo al juego. Su boca continu� afanosa el viaje. Mis test�culos, mi ombligo
velludo, mis labios hambrientos, mis p�rpados y mis orejas, mis muslos y la
planta de los pies. Mor�a de deseo. Se sent� sobre mi verga, abriendo sus
blancos muslos, acomodando sus hermosas nalgas apenas a un cent�metro del glande
deseoso de penetrarlo. Su ano se acercaba pero no me dejaba entrar.




Por favor, por favor � le rogaba, y Kevin sonre�a,
acarici�ndome con el pelo revuelto y los ojos turbios.




Un instante despu�s dej� que la cabeza de mi verga entrara en
su cuerpo. Delicia indescriptible. El sinuoso movimiento de sus afiladas
caderas. En total control, descendi� lentamente, abrazando en sus entra�as el
deseo que me consum�a, haci�ndome desear que se apurara, que el tormento llegase
a su fin, que me dejara entrar completamente en su cuerpo, y por ultimo el
delicioso y contenido empuj�n clav�ndose mi verga por completo, como si se
sentase de golpe, como si fuera un sacrificio pagano para calmar a los dioses,
su cuerpo entero abri�ndose para mi delirio y la cabalgata posterior, sus nalgas
rebotando en mi sexo, con el sonido chapoteante de la lluvia, sus manos
apoy�ndose en mis tetillas, su rostro en total concentraci�n, y la felicidad
extrema de su placer aliment�ndose del m�o. Mi orgasmo, mas fuerte que nunca,
sus besos m�s amorosos tambi�n.




Ya puedes desatarme � le dije poco despu�s.


No lo creo � contest�. Afloj� s�lo las ataduras de la mano
y la pierna izquierdas.


Qu� pretendes? � pregunt� al sentir que �nicamente me daba
la vuelta en la cama.


T� qu� crees? � pregunt� lamiendo mi oreja.




Boca abajo, no hab�a ninguna duda de sus intenciones. Nunca
antes lo hab�amos hecho. No era mi estilo ni formaba parte de mis preferencias.
Pero Kevin no sab�a aceptar un no como respuesta. Ni siquiera intent�
disuadirlo. Lo dej� acariciarme las nalgas, lo dej� besar mi espalda, lamiendo
desde mis om�platos hasta el surco donde mis nalgas se divid�an.




Tienes el culo tan cerrado como el de Justin � coment�, y
fue la primera vez que o� ese nombre, pero no era un buen momento para
preguntar. Su lengua lam�a mi orificio anal y yo estaba ya en las nubes.




Se acomod� entre mis piernas abiertas, empuj�ndolas aun m�s
con sus rodillas, separ�ndolas, dej�ndome indefenso y totalmente excitado. Me
separ� las nalgas con las manos y acomod� la punta de su verga en mi culo.
Instintivamente me tens�, y Kevin esper� hasta sentir que nuevamente me
relajaba. Los instantes de espera se me hicieron interminables. La punta de su
verga entr� suavemente, como cuchillo en mantequilla. Me sent�a tan caliente,
tan dispuesto y complaciente que alc� la cola para recibirle. Fue un doloroso
error que pagu� al instante. La mitad de su miembro me entr� de un solo golpe y
Kevin en represalia a mi impaciente atrevimiento me enterr� el resto. Traspasado
como insecto me qued� quieto esperando que pasara la incomoda sensaci�n, pero la
paciencia no era una de las cualidades de Kevin y comenz� a moverse.




Espera � dije in�tilmente. El brioso caballo galopaba ya
libremente. Me cogi� de forma desesperadamente apresurada, para luego exhausto
bombear con angustiosa calma. Sus ritmos alternados s�lo lograron que deseara
mas y m�s. Mi cadera sub�a y bajaba a su encuentro, agradecido de estar atado,
o de lo contrario hubiera hecho cualquier cosa para que continuara as� toda la
noche.




Finalmente termin�, entre mis nalgas, besando mi nuca,
dici�ndome cosas imposibles de entender y me sent� extra�amente agradecido de
tenerlo encima.



Despu�s de aquella noche, Kevin se perdi� por varias semanas.
Volv� a verlo un d�a, mientras el sem�foro en rojo me hac�a detenerme en un
cruce congestionado de peatones. Kevin ven�a con otro joven. Se tocaban y
empujaban, como tantos otros muchachos de su edad, se re�an y bromeaban, y me
acord� entonces del comentario sobre Justin. Me pregunt� si aquel chico de ojos
negros y pelo rizado ser�a �l.



Tiempo despu�s lo confirm�. Aquel chico era Justin y Kevin lo
amaba con locura, pero para desgracia de ambos, el padre de Kevin los hab�a
sorprendido desnudos y en la cama, y el alboroto hab�a sido tan grande, que la
sentencia para Kevin fue la de ser matriculado en una caro y exclusivo internado
que �nicamente significaba la definitiva separaci�n de Justin. El chico estaba
desolado, y apasionado como era, la �nica soluci�n que hab�a encontrado era
asesinar a su padrastro.



Lo vi atravesar el jard�n, deseando ayudarlo y sin saber c�mo
hacerlo.



Por primera vez me di a la tarea de buscarlo. Lo esper� a la
puerta del colegio, y no apareci�. Pregunt� a algunos chicos y me dijeron que
ten�an varios d�as sin verlo. Llam� a casa de su madre, inventando un pretexto
para visitarla. Estaba fuera, me dijo la muchacha de servicio, y no volver�a
hasta dentro de dos semanas. Me atrev� a preguntar por Kevin.




Tampoco esta � dijo la chica � se fue a la casa de campo
junto con su padre.


Y tardar�n en volver? � pregunt� sintiendo un extra�o nudo
en el estomago.


Me imagino que s�, porque hoy los iba a alcanza all� un
amigo del joven. Seguramente pasaran all� todo el fin de semana.




Kevin y Justin, juntos en la soledad de la casa de campo, el
lugar preciso para llevar a cabo sus planes. Me apresur� a obtener las se�as
para llegar y colgu� sintiendo que el tiempo corr�a muy lentamente.



Manej� por tres horas, pensando que tal vez todo era una
soberana estupidez, pero luego pensaba en la ira de Kevin y la apasionada forma
en que acostumbraba tomar la vida. Casi pod�a imaginarlo con un cuchillo en la
mano y cortando la garganta de su padre, la sangre brotando, los azules ojos
fijos en los �ltimos estertores del hombre causante de su sufrimiento. Pis� el
acelerador.



La casa estaba anormalmente tranquila, o tal vez era mi
excitada imaginaci�n. Un s�lo autom�vil en la cochera. Tal vez Justin no hab�a
venido al final de cuentas. Toqu� a la puerta y esper� sin ning�n resultado. La
casa parec�a vac�a, aunque alcanc� a ver algo de luz en la planta superior. Di
vuelta a la casa y encontr� abierta la puerta de la cocina. Entr� sintiendo que
estaba haciendo algo totalmente inapropiado.




Kevin � llam� suavemente � estas aqu�?




Ninguna respuesta. El viento silababa quedamente por el
ventanal abierto. Empezaba a oscurecer. Leves ruidos de pisadas en la planta
superior, susurros apagados, tal vez algunos quejidos. Imagin� lo peor y sub�
las escaleras tratando de que los viejos escalones de madera no rechinaran
delatando mi presencia. Una luz bajo la ultima puerta del oscuro pasillo. Camin�
de la forma m�s sigilosa, acerc�ndome lentamente. Empuj� la puerta apenas unos
cent�metros, y la escena me dej� sin aliento.



En la cama, atado de pies y manos, el padre de Kevin. No
hab�a sangre, no hab�a moretones ni ojos desorbitados. Tampoco hab�a ropa. El
hombre estaba completamente desnudo y un pa�uelo en la boca apagaba sus
quejidos. Entre sus piernas estaban Kevin y Justin prendidos de su enorme y
erecta verga, lami�ndola por turnos, bes�ndose casi, lamiendo el largo y grueso
tronco con los ojos apenas cerrados. El hombre hac�a pocos intentos por zafarse,
lejos de conseguir quitarse de encima a aquellos dos j�venes empe�ados en
hacerle entender el prohibido placer de su relaci�n.



Kevin subi� por el velludo vientre, lamiendo la hondonada de
su obligo y el valle peludo entre sus pectorales. Se prendi� de sus tetillas,
mam�ndolas con fuerza, como si quisiera extraer algo del min�sculo bot�n de
carne. El hombre gimi� de nuevo, bajo el ataque de su boca, y la de Justin, que
ahora lam�a sus gordos y pesados huevos entre las piernas abiertas.




Ahora mamar�s mi verga � dictamin� Kevin - y no quiero
escuchar ni una sola palabra cuando te quite la mordaza � le advirti�.




De cualquier forma no le dio tiempo de intentarlo. En cuanto
le quit� el pa�uelo le encasquet� la verga en la boca, oblig�ndolo a chupar. El
rubio bigote se mezcl� con el pubis, rubio tambi�n y el detalle se me hizo
incre�blemente er�tico. Descubr� una potente erecci�n bajo mis pantalones y
desaboton� mi bragueta dejando escapar mi pene, acarici�ndolo sin perder de
vista el inusitado menage.




M�ntalo � dijo Kevin dirigi�ndose a su amado.


Estas seguro? � pregunto Justin y la amorosa mirada de
Kevin le dio su mudo permiso.




El chico, moreno y esbelto se mont� sobre el regazo del
hombre. Sus nalgas eran perfectas lunas y al abrirse mostraron un moreno agujero
poblado de suaves vellos negros. Tom� la verga y la acomod� en la posici�n
correcta, bajando despu�s lentamente. Contuve el aliento, seguramente al igual
que el padre de Kevin, disfrutando con �l la sensaci�n de aquel joven y estrecho
culo envolviendo su excitado miembro.




Lo sientes? � pregunt� Kevin con ronca y suave voz � puedes
imaginar ese placer viniendo de la persona amada?




No vi si el padre asent�a o eran los movimientos propios de
una mamada, pues aun ten�a en su boca la verga de Kevin. Como sea, el instinto
del sexo es poderoso, y el hombre comenz� a menear las caderas, saliendo al
encuentro de aquella exquisita funda de carne que envolv�a su pene. Justin ten�a
los ojos completamente abiertos, las manos crispadas sobre el abdomen peludo, en
una mueca de dolor y total concentraci�n.




Lo tiene tan grande � se quej� � y Kevin abandon� la boca
de su padre y se dio la media vuelta para reconfortar a Justin.




Lo abraz� y lo bes�, sin por eso interrumpir lo que suced�a
mas abajo. Los besos se volvieron apasionados y Justin pareci� sentirse mucho
mejor. En aquella posici�n, las blancas nalgas de Kevin quedaban casi sobre el
rostro de su padre, y por propia iniciativa comenz� a lamer la dorada raja que
las divid�a. Kevin se hizo un poco hacia atr�s, acerc�ndole el ojo del culo a su
boca. La lengua apareci� bajo el poblado bigote para lamer el apretado anillo de
rosada carne. Kevin suspir� complacido y continu� besando a Justin.




Creo que ya esta cerca � inform� el chico al sentir como se
tensaba la verga en sus entra�as.




El padre, maniatado y sin libertad de movimientos tuvo que
concentrar el placer en el movimiento contenido de sus caderas. El culo ajustado
de Justin parec�a exprimirle la sabia desde sus mismos huesos, y el rugido
potente de su placer llen� la habitaci�n en la culminaci�n del orgasmo. Kevin se
agach� y tom� el pene de Justin en la boca. Apenas fueron necesarias unas
cuantas lamidas para que tambi�n explotara en la boca de su amado. Cayeron los
dos desmadejados sobre el cuerpo del hombre.




Lo entiendes ahora? � pregunt� Kevin a su padrastro.


Lo �nico que entiendo es que eres un enfermo � escupi�
�ste, de nuevo en control de sus emociones.




Ahora s� lo mata, pens�. Pero Kevin s�lo le sonri� y lo bes�
en los labios. El padre trat� de apartarse, pero estaba imposibilitado para
moverse. La lengua de Kevin entr� en su boca y casi pude sentir la sensualidad
de aquel beso.




Pues debes entender � dijo Kevin neciamente.




Desat� las piernas de su padrastro sin dejar de mirarlo
profundamente a los ojos.




Debes aprender � repiti� mas para s� mismo que para el
hombre.




Tom� las piernas y las dobl� sobre el velludo pecho. Las
nalgas del hombre quedaron entonces abiertas como una fruta, con el peludo ano
totalmente expuesto.




No te atrevas � dijo el hombre al ver los rubios rizos
desaparecer entre sus piernas.




La lengua de Kevin hab�a alcanzado su objetivo, seg�n pude
apreciar en la rigidez del hombre y la mueca de consternaci�n en su rostro.




Por favor, por favor � rog� con voz cada vez mas baja.




Kevin continu� implacable, lamiendo, probando, mojando con
sus besos el masculino agujero. Las piernas del hombre temblaban ya sobre su
pecho. Su respiraci�n era agitada, y su pene se ergu�a nuevamente erecto, a
pesar de haber tenido un orgasmo hac�a pocos minutos. Kevin estaba satisfecho
con los resultados, pero para Kevin las cosas nunca eran suficientes. Se acomod�
entre las piernas dobladas, aproxim�ndose al rostro de su padre.




Y ahora viene la ultima lecci�n � le avis�.




La verga de Kevin lleg� al borde del culo. El glande rosado
presion� el obst�culo con determinada fuerza.




Por lo que m�s quieras..... � dijo el hombre.




Y la verga entr� en su cuerpo.



Me vine en ese preciso instante. No pude evitarlo. Kevin
empuj� sin vacilaci�n. El padrastro mir� al techo, los dientes apretados, la
recia mand�bula trabada, el culo traspasado por aquel aguij�n de carne que no
hac�a sino empujar, empujar, para despu�s retroceder, llev�ndose de paso el aire
de sus pulmones, para volver poco despu�s, una y otra vez, y nunca, nunca
terminar.



El ritmo acelerado de los cuerpos. El padre respondiendo en
el agitado vaiv�n de su cadera y Kevin resoplando en el acalorado encuentro.
Parec�an dos combatientes, atray�ndose y repeli�ndose, sin atinar a saber cual
de ellos saldr�a vencedor.



Sal� tan silencioso como llegu�. No hab�a forma de justificar
mi presencia en aquella casa y maneje de regreso con las imagines vivas de lo
que hab�a observado y una consecuente erecci�n que no me abandon� en todo el
trayecto.



No supe de Kevin por un par de semanas. Finalmente, como era
su costumbre, apareci� un d�a por mi casa.




Esperaba verte en la portada de un diario � le dije al
abrir la puerta.


Y eso porqu�? � pregunt� despu�s de darme un ligero beso y
entrar como si nunca se hubiera ido.


Atrapado el mani�tico asesino de padrastros � me burl�
recitando el titular imaginado.




Kevin se ri� tanto que termin� tirado en la alfombra. Lo
ayude a ponerse de pie y se prendi� de mi cuello.




Creo que no soy mas que un est�pido exagerado � me confes�
mir�ndome con los risue�os ojos azules.


Porqu� lo dices? � pregunt� acomod�ndole un rebelde mech�n
dorado sobre la frente.




Kevin me solt� y m dio la espalda.




Habl� con mi padre � y dijo padre, no padrastro � y me
entendi� perfectamente.


En serio? � pregunt� con sarc�stica sorpresa.


S� � continu� Kevin � y ahora no s�lo acepta mi relaci�n
con Justin, sino que hasta nos estamos llevando muy bien.


Que tan bien? � pregunt� de la forma mas inocente posible.


No tan bien como me llevo contigo � dijo sonriendo mientras
me tomaba de la mano � pero vamos mejorando.




Me jal� hacia la recamara. Mi verga comenz� a ponerse dura.
As� es Kevin.


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Relato: Casi un crimen
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