Nac� en Providence, Rhode Island, que es un pueblecito de
Nueva Inglaterra, en Estados Unidos. Mi padre muri� a los pocos a�os de mi
existencia. Mi madre siempre se ocup� de m�.
Cuando era un chiquillo no me gustaba salir de casa e iba
corriendo a los brazos de mi madre para sentirme protegido. Siempre he estado
con ella. No me gustaba jugar con los otros ni�os.
Siendo un jovencito me gustaba sentarme al lado de las
piernas de mi madre y sentir su calor.
Reci�n cumplidos los 21 a�os, una vez traje una chica a casa.
Mi madre me rega��.
- No quiero que traigas a desconocidos a casa.
- Pero mama es Elizabeth, esa chica de la que ya te habl�.
- No y no. Te proh�bo que traigas a mujer alguna o es que no
le�ste la Biblia. No o�ste hablar de la ramera Jezabel.
- Pero mama- le dije ruboriz�ndome nerviosamente.
Elizabeth se march�.
- Ven con mama mi querido ni�o.
Mi madre se desnud� y me ense�� los pechos.
Se meti� mi miembro en la boca. Me lami� por debajo, todos
los test�culos.
Me llev� hasta su mohosa cama y me acost� sobre ella. La
penetr�. Mi madre gozaba, gem�a repulsivamente.
Me obligaba a lamerle el sexo y despu�s se sentaba sobre m� y
la volv�a a penetrar.
Me acariciaba en la nuca.
- Mamita no te va a dejar que vayas con mujeres malas.
Otra tarde me acompa�� hasta casa otra compa�era de clase..
No quer�a haberla tra�do. Mi madre me daba miedo. Se que es una celosa y que
guarda un cuchillo de cocina en un armario. Es capaz de cometer cualquier
locura.
Mi amiga se llamaba Deborah. La dej� un momento en el sal�n y
cuando regres� yac�a en el suelo sobre un charco de sangre. Hab�a sido ella, mi
madre. Ten�a el cuchillo en la mano y me miraba desafiante. Por eso le di un
empuj�n pero no pretend�a hacerle da�o. Cay� en una mala postura y desde
entonces solo puede estar sentada en una mecedora.
Me deshice del cad�ver como pude.
Vendimos la casa y nos fuimos al oeste a California. Compr�
un viejo caser�n que hab�a al lado de la autopista. Y mand� construir un motel
de carretera que yo mismo regentar�a. T�mido, fr�gil, nervioso, desgarbado.
A pesar de quedar invalida continu�bamos nuestros encuentros
sexuales.
Se sentaba sobre m� oblig�ndome a penetrarla por el ano. Me
obligaba a hacerlo varias veces. A salir de su agujero sucio y a volverlo a
llenar. Luego la cog�a como si de una mu�eca se tratase y nos lam�amos los sexos
al mismo tiempo. Despu�s me la volv�a a sentar hacia m� y la penetraba
nuevamente por el ano. �A mi madre le encantaba!. Pero me ped�a que la penetrase
por delante para que pudiese gozar de verdad. Y as� lo hac�amos. Nuestros
orgasmos eran inimaginables.
Fueron d�as de felicidad. Hasta que apareci� una viajera, una
rubia buscando alojamiento por varias noches.
Mi madre y yo tuvimos una discusi�n. Me amenaz� con volver a
hacerlo. Y tuve miedo. Sospechaba que ya no era invalida. Que hab�a estado
simulando que no pod�a andar pero pod�a mover las piernas perfectamente.
La chica era verdaderamente atractiva. De pelo corto y un
gran pecho. Apuesto a que necesitar�a una gran talla de sujetador. Llevaba nada
m�s que una misteriosa bolsas. Sus ojos curiosos observaban los animales
disecados que hab�a en la pared. Eran de la familia. Cazados por mi abuelo.
Se meti� en la ducha. Me vi inundado de lascivia. Quer�a ver
el cuerpo imponente de esa Jezabel. En la pared hay un peque�o agujero por donde
me gusta fisgonear a visitantes como aquella. Vinieron otras pero mi madre nunca
se enter�.
Ella estaba debajo del chorro, espl�ndida. Tuve una erecci�n.
Un escalofri� recorri� mi cuerpo. O� unos pasos apresurados.
Se trataba de mi madre.
Sorprendi� a la chica. Descorri� la cortina. Llevaba el
cuchillo de cocina y se lo clav� numerosas veces...Por delante...Por detr�s...La
chica en su �ltimo rictus agarro la cortina de la ducha, arranc�ndola en su
ca�da. La sangre se mezclaba con el agua. Su ojo daba vueltas como el remolino
de agua que se formaba en el desag�e. Los p�rpados los ten�a mojados. Sus ojos
estaban abiertos.
Tuve que lavar todo el ba�o que estaba empapado de sangre, y
el suelo. Cog� la bolsa de la chica que por cierto estaba llena de fajos de
d�lares. Los met� a ambos en un coche que llev� hasta una ci�naga y all� los
hund�.
Volv� a casa. Sub� las crujientes escaleras. Arriba estaba mi
madre sentada en la mecedora.
- Te dije que no trajeses mujeres a casas.
- Ya lo se mama, pero eso que haces no est� bien.
- Mi querido NORMAN quieres que te lea la Biblia. Quieres
venir a acurrucarte debajo de las piernas de tu mama....De tu amad�sima madre
NORMA BATES.
PSICOSIS
DIRECTOR: ALFRED HITCHCOCK
GUION: ROBERT BLOCH
MUSICA: BERNARD HERRMAN
TITULOS DE CREDITO: SAUL BASS
INTERPRETES: ANTHONY PERKINS, JANET LEIGH.
PSYCHO