Relato: Mi primita Verna Esto me sucedió cuando yo
tenía 25 años y vivía en casa de mis tíos ya
que era mi barrio desde pequeño, y ya estaba acostumbrado a él,
así que como era el sobrino preferido todos me querían.
Vivía con mis dos primas
Verna y Luisa y un primo más mis tíos obviamente, todo transcurría
normal, pero ya mi prima Verna había cumplido los 18, las dos me
querían mucho, y yo a ellas pero con Verna nos unía algo
especial era mi preferida, eso sí nunca se me había pasado
por la mente nada de lo que sucedió luego, la quería sólo
como mi primita pequeña, pero como el tiempo pasa implacable no
me di ni cuenta cuando era toda una mujer al menos por el cuerpo, porque
sólo tenía 18, y tampoco me hubiese fijado en ello si no
fuese por lo que les relataré, siempre jugábamos a las cartas,
dados, ludo etc., nos entreteníamos hasta altas horas de la noche
incluso cuando ya todos dormían, sólo mi prima Luisa nos
molestaba a veces, nos llevábamos realmente bien, cierto día
estaba parado en la ventana que daba una vista preciosa al puerto, todos
los días lo hacía, y siempre llegaba Verna al lado mío
conversábamos un rato y ya, pero un lunes como a las 8.30 de la
noche me estaba fumando un cigarrito frente a la ventana y llega mi prima
y en vez de ponerse a mi lado me pidió permiso para pasar delante
de mí hacia el otro lado, estaba recién bañadita su
pelo mojado perfumó el aire al pasar delante de mí, no sé
si a Ud. les ha pasado pero ese olor a mujer fresca es realmente excitante,
y su colita pasó como era de esperar pegada a mí, y les digo
nunca me imaginé tener un sólo pensamiento fuera de contexto
para con mi primita, pero tampoco imaginé el efecto que causaría
en mí y en el futuro ese roce de su colita con mi pene, el cual
despertó de una forma automática de un sopetón, sobre
todo porque Verna pasó lentamente como queriendo alargar el momento
del roce, sólo pasó eso, pero desde ese día, la forma
de mirar a mi primita Verna cambió radicalmente me fijé cuidadosamente
en su cuerpo y mi libido comenzó a imaginar a la mujer mas no a
la primita, un cuerpo realmente espectacular y no les miento sólo
sus pechos eran pequeños se perdían en mis manos y eso me
encantaba me gustan los pechos pequeños, su culito era colosal y
fue de lo que realmente me enamoré era redondo con un par de nalgas
carnosas y duritas imaginen sólo 18 años, unas piernas largas
llenitas de muslos carnosos y firmes con pantorrillas echas con él
más fino pincel, una cintura que rodeaba con una mano era trigueña
su pelo frisado entrecastaño oscuro que le caía por los hombros
unos labios carnosos y deliciosos hacían de mi prima una delicia,
un verdadero manjar y lo más importante, ¡ era virgen! Cosa
que me fascina, me encanta desvirgar jovencitas, ya tengo una pequeña
fama bien formadita, en fin, ya el destino estaba trazado pero jamás
iba yo a ser el que diera el primer paso primero me moría, así
que sólo soñaba con ese conejito, pensando que a sus 18 añitos
ella jamás se tiraría arriba mío era casi imposible,
pero luego de ese día lunes, al día siguiente y al otro y
al otro nunca más fallé en la ventana, para ver que sucedía
si volvía a pasar por delante de mí algo pasaba, y lo hizo
el día miércoles mi corazón latía al 100 por
ciento mientras ella pasaba pegada a mi bulto que estaba bien abultado,
y ella ni se inmutó, el día jueves tenía pensado presionar
mi pene contra su culito cuando ella pasara, tenía todo planeado,
cuando llegó, mi corazón quería salirse de mi pecho
y cuando la tuve a tiro de cañón me faltó coraje y
no me atreví, ¡¡ pero si era mi primita!!, Luego me
arrepentí tanto que me quería matar pero bueno vendrían
mas días, pasaron dos días y el sábado estabamos jugando
cartas cuando ella me dice por qué me llamaban tantas chicas a la
casa le contesté que salía con ellas y todo eso, me preguntó
si tenía alguien especial a lo que contesté que sí
pero sólo en mi corazón, quién era pregunto tímidamente,
algún día te lo diré al oído le dije y seguimos
jugando al tiempo que mi vista no dejaba de mirar sus calzoncitos blancos
de algodón, que ella tímidamente no ocultaba, me miraba de
reojo para ver si yo estaba viendo lo que yo hacía con descaro,
al día siguiente me tocó a mí jugar el mismo juego
y cambié mi buzo por unos short anchos con los cuales jugaba fútbol,
dejando nn testículo afuera de la malla interior y abriendo bien
las piernas para que su vista fuera nítida, mientras jugábamos
su vista estaba perdida en mi entrepierna miraba de reojo y movía
sus piernas nerviosamente y sus palabras se alborotaban al hablar, yo la
miraba derechamente a los calzones que ya estaban húmedos qué
delicia es ver unos calzoncitos blancos de algodón mojados hasta
el gris, al transcurrir esta situación yo no me había percatado
que se me había producido una erección de proporciones y
sólo me di cuenta cuando Vernita se incomodó mucho, me sonrojé
al máximo y sólo atiné a decir que iba al baño,
no aguanté más y me di el primer pajaso en nombre de mi prima
salí del baño aliviado me despedí de ella y me fui
a dormir, al rato me levanté porque no podía dormir y sentí
al pasar por el cuarto de mis primas un quejido inconfundible, mi prima
se estaba dando una paja y yo sabía a quién iba dedicada,
si hubiese estado durmiendo sola entraba en ese momento y terminaba él
capitulo pero estaba Luisa con ella.
Al día siguiente ella estaba
como tratando de evitarme yo me hice el desentendido y tampoco reparé
en ella en todo el día, ese domingo pasó así, tranquilo,
el lunes, yo estaba tranquilo frente a la ventana con mi buzo azul zapatillas
blancas sin calzoncillos y una polera delgada, ella llegó me dio
un beso en la mejilla y me pidió permiso, su blusa blanca delgada
estaba por fuera de su faldita tableada sobre las rodillas su culito se
le veía increíblemente paradito, yo estaba fumando así
que tiré la colilla por la ventana, mientras pasaba yo olía
su aroma en el aire, cuando sentí que su culito estaba justo frente
a mi pene el cual estaba previamente acomodado verticalmente hacia el ombligo,
comencé a presionar lentamente, si se retiraba o pasaba rápido
hasta ahí llegaba mi aventura y yo estaba desvariando, cuando presioné
un poco más y mi pene ya estaba flanqueado entre sus glúteos,
sentí bruscamente como retrocedía y se iba hacia el comedor
quedé paralizado me entró un pánico salvaje y un arrepentimiento,
qué había hecho, pensé que se había enfurecido
o algo así. Salí un rato a caminar y me olvidé del
asunto.
Cuando volví como a las dos
horas ella estaba viendo televisión y me dijo si quería jugar
cartas, me calmé un poco y volvió mi alma al cuerpo, comenzamos
a jugar carta mayor y castigos, perdí y me ordenó caminar
como perrito, perdí de nuevo y canté un tango cuando ella
perdió le dije que fuera mi esclava y besara mis pies, lo que hizo
de inmediato. Perdí otra vez y ahora yo debía besarle los
pies, mi plan funcionaba, comencé a besarle dedo por dedo chupando
lentamente cada uno de ellos quiso sacar el pie y yo se lo impedí
besando sus tobillos y pantorrilla le levanté el pie un poco y seguí
subiendo por la rodilla, cuando estaba enfilando hacia el muslo interior
me detuvo y sacó otra carta luego yo volví a perder sin decirme
castigo alguno tomé rápidamente su pierna reiniciando mi
tarea inconclusa ya mi lengua recorría su muslo besándolo
y babeándolo sin parar mi lengua corría entre sus piernas
las cuales trataba de cerrar, cuando llegué a la entrepierna chupé
sus costados sin ir directamente a la conchita chupaba y chupaba, sus contracciones
y pequeños gemidos como gatito eran pólvora que gatillaban
mi erotismo, eran tan cortos y aguantados sus gemidos por razones obvias
que gozaba más al no poder explayarse en sus sentidos, su calzón
estaba totalmente mojado empapado de sus jugos vaginales, cuando corrí
el borde del calzón y quedó ante mí esa visión
maravillosa de su sexo expuesto ante mis ojos, quedé atónito
sus vellos negros desordenados estaban rizados y mojados su respiración
nerviosa y su excitación me ponían al máximo mi pene
quería romper el pantalón levantó la cabeza y me tomó
la mía con las dos manos como queriendo arrepentirse, en ese momento
mi lengua recorrió desde debajo de su concha hasta el clítoris
y sus labios vaginales con destreza y hundiéndose y saliendo de
su interior sus manos jalaron mis cabellos y se volvió a recostar
estaba entregada mis manos abrían su rajita y mi lengua se apoderaba
de sus labios y su clítoris, la metía y la sacaba chupaba
con maestría ese repollito delicioso, Vernita se metió un
dedo dos tres, toda la mano estaba en su boca.
Tratando de acallar sus gemidos
casi incontrolables, mi lengua y mis dedos se metían y la lubricaban
una y otra vez mi lengua sintió algo caliente e inconfundible bajar
por la cueva virgen de mi primita su primer orgasmo se había consumado,
en ese momento no tenía condones y pensé desvirgarla y darla
en su cuerpo pero un ruido nos alarmó alguien se había levantado
ella corrió al baño y yo me quedé viendo TV.
Era mi prima Luisa me preguntó
qué estaban dando y respondí, una serie siguió a la
cocina volvió con un vaso de agua y tras ella Verna se fue acostar
las dos embarcaron rumbo a su dormitorio y ahí quedé yo con
la leche que se me salía por los ojos, sólo pude descargar
mi segundo pajazo en nombre de Vernita. Pasaron dos días y nada
ocurrió nos mirábamos y nos mirábamos creo que ella
se humedecía con sólo verme, yo igual, el día viernes
estaba en la ventana como a las 10.30 y la sentí llegar no dijo
nada sólo pasó por delante de mí un poco rápido,
cuando la sentí al medio y mi pene estaba calzado en medio de sus
nalgas le tomé la cintura y la detuve mis manos rodeaban sus caderas
la atraje hacia mí al tiempo que me movía lentamente y dejaba
mi pene más dentro de sus duros cachetes, cuando la tuve ensartada
metí mis pies entre los suyos y los separé lo más
que pude, sus nalgas cedieron espacio para que mi pene se sintiera más
libre y enseguida me agaché y subí lentamente mi pene que
estaba al palo recorrió por su ano y parte de su conchita, su cuerpo
se estremeció estaba apoyada en el borde de la venta y sus manos
temblaban, mis dos manos subieron por su vientre y se apoderaron de un
pecho cada una, mis manos los cubrían por completo qué sensación
más exquisita, sus pequeñisimos pezones se erectaron y comencé
un movimiento de masaje con mi dedo pulgar e índice su cabeza estaba
echada hacia atrás apoyada en mi hombro y por primera vez la besé
en los labios, los besé tiernamente ella los abría y sacaba
su lengua, no sabía besar, chupé y succioné su lengua
le metí la mía me comía sus labios y acariciaba sus
pechos mientras mi pene subía y bajaba por su ano y su cuevita mi
mano derecha bajó rápidamente y se apoderó de su vagina
el calzón cayó al suelo rápidamente y le metí
la mano en la entrepierna sobando toda su concha que ardía como
animal en celo mi dedo anular se metió por la jugosa entrada que
no tenía pizca de resistencia era todo agua viscosa mi mano estaba
empapada seguía besándola y metiendo mi lengua hasta el fondo
de su garganta mientras ella se movía enloquecida de placer, yo
ya no aguantaba más un temblor y un gemido gutural y mordisco en
mis labios me indicaron su primer orgasmo, si la penetraba en ese momento
no aguantaría ni dos minutos así que la dejé tal cual
estaba y bajé hasta su entrepierna mi cabeza se introdujo por la
parte de atrás volteé y mi boca quedó justo a la entrada
de su concha gotas calientes cayeron en mis labios el sabor, salado me
volvió loco de placer me abalancé y comencé a chuparle
La concha como poseído por Eros, metía mi lengua hasta donde
podían mis dedos, chupaba sus labios y esas lengüitas las saboreaba
como si mañana se acabara el mundo, qué delicia hacer el
sexo oral a una vagina virgen, cuando sus gemidos se estaban convirtiendo
en llantos de placer cómo se la estaría chupando que ya no
podía más, me levanté me limpié un poco la
boca, que estaba llena de jugos vaginales y uno que otro vello púbico
la besé con profundidad y pasión, separé sus piernas
me bajé un poco el buzo y saqué mi rojo y aguantado pene,
que no es ni grande ni chico un poco más que normal, lo dirigí
hasta la trajinada vagina metí el glande en la entrada y la cabeza
roja y palpitante se ensartó de inmediato, entre gemidos y suspiros
Vernita me preguntó: me va a do..., sólo un gemido siguió
a la cortada pregunta mi tronco completo se lo había metido de un
solo empujón, estaba tan lubricada esa concha que ni siquiera le
dolió, sólo un mmmmmmm... siguió a la desflorada,
metí y saqué hasta el fondo mi pene, tomé las bases
de sus nalgas con mis dos manos y las levanté y comencé a
bombearla una y otra vez sacaba mi vara roja hasta el glande y se lo volvía
a introducir la ventana estaba empañada y sus cara pegada al vidrio
mis huevos se calentaron con el flujo de su orgasmo en ese momento me acordé
de mi primita y sus 18 años mientras la ensartaba una y otra vez
recordé que no se cuidaba por supuesto, y yo no tenía condón,
ella estaba en otra Dimensión y yo no aguantaba más, saqué
mi pedazo de carne de su bien atendida vagina mi pene estaba mojado por
completo y comencé a pasar el dardo por su ano su esfínter
se lubricó rápidamente mi dedo anular se introdujo en su
vagina y se mojó y rápidamente lubricó por dentro
el pequeño agujero negro que estaba por estrenarse mi primita se
estaba reponiendo recién de semejante desvirgada y ni se imaginaba
lo que vendría si todavía se estaba recuperando del polvo
vaginal, apoyé la cabeza de pene en su ano y la introduje a duras
penas mientras con la otra mano separaba un poco los glúteos para
que la penetración fuese más fácil mi prima quiso
darse vuelta pero la apuntalé contra la pared y le introduje medio
sable dentro de su ano que estaba tan apretado que ya me venía,
le dolió un poco y me apretó la mano y me pedía que
se lo metiera despacio le dije que no se preocupara, lentamente me salí
un poco para metérselo un poco más, una vez más salí
y una vez más la penetré más profundo, hasta que la
clavada fue completa tenía toda la herramienta albergada en su ano
y su esfínter dilatado al máximo casi no respiraba volteaba
y me miraba como pidiendo suavidad la besé y volví a la carga
metí y saqué con fuerza y con cariño tal fue su soltura
que sólita se separó un poco de la pared y paró más
su colita con una mano comenzó a separar sus nalgas lo que dejó
mi mano libre la tomé por la cintura y comencé a bombearle
el culo como no lo había hecho con nadie qué manera de durar
y qué manera de desvirgar a mi prima por lado y lado tal fue la
penetración que mi pene estaba sensible cuando se acercaba el orgasmo
no aguantaba las ganas de gritar, la clavé de tal forma que toda
mi leche se metió en su ano cuando saqué el pene estaba hirviendo
y rojísimo mi primita se volvió y me llenó de besos
me subí rápidamente el buzo y les puse sus calzones porque
estaba goteando leche rosada por sus comisuras, mi leche y sus pequeñas
sangraduras eran el único testigo de lo que había sucedido
aquella noche, había desvirgado a mi primita de 18 años y
ha sido hasta ahora el mejor polvo de mi vida no sé si por qué
era prohibido o porque realmente estaba enamorado de ella. Lo único
que sé es que fue real y duró mucho tiempo hasta que viajé
fuera del país, antes de irme le dije al oído , tú
eres mi mujer especial.
Tal vez cuente luego algo más
quizás...
Daniel
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Relato: Mi primita Verna
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