Hola de nuevo. Hace unos meses les cont� mis experiencias con
una vecina a la que di clases particulares un verano hace ya unos a�os. Desde
entonces, la relaci�n con ella y su madre cambi� mucho y a mejor claro.
Los encuentros tanto en las escaleras como en el vecindario
ya no eran solamente cortes�a, buenos d�as y poco m�s. Ahora charl�bamos cada
vez que nos encontr�bamos, sobre todo con su madre, ya que la chica se fue a
estudiar fuera como ya les dije en el anterior relato.
Su madre era una se�ora muy alegre y agradable, de 40 a�os y
de muy buen ver, a alguien ten�a que salir la hija... Siempre coment�bamos como
le iba en la facultad, si estaba contenta, lo mucho que la echaban de menos... y
de vez en cuando sub�a a su casa si es que se hab�an citado en Internet para
charlar.
Un d�a, estaba yo solo en casa, era jueves y despu�s de cenar
decid� conectarme un rato. All� estaban las dos, madre e hija. Empezamos a
charlar, haber que tal todo, si pensaba venir el fin de semana... Yo cont� como
estaba solo y aburrido y como al d�a siguiente no ten�a que madrugar... y
casualidad, su madre tambi�n estaba sola. El marido hab�a tenido un viaje
rel�mpago y se hab�a marchado ese mismo d�a para volver el viernes a cenar. Al
de un rato la chica dijo que deb�a irse ya, que ten�a que acostarse, no s� si
era as� o era porque estaba su madre y ten�a que guardar las apariencias.
El caso es que nos quedamos hablando su madre y yo, bromeando
y dem�s. Pasado un tiempo y entre bromas me ofreci� como es t�pico en chats...
un caf� que yo acepte gustoso y empezamos a re�r, <<mira que subo a por ese
caf�>>, <<sube>> dec�a ella << as� chateamos los dos desde aqu�>> Y dicho y
hecho, despu�s de un breve tira y afloja me presente en su casa. Ella
sorprendida pues no esperaba que al final me atreviera, me abri� la puerta
enseguida diciendo
<< pues si que te apetec�a un caf�, o prefieres una copa?>>
Yo acept� la copa y ella se sirvi� otra. El ordenador era un port�til y lo ten�a
en el sal�n, as� que nos dirigimos al sof� y empezamos a charlar entre nosotros
haciendo bromas, riendo y sin hacer caso del ordenador.
<<Imagina que ahora llega tu marido sin esperarlo>>
<<Bueno, somos vecinos y nos llevamos bien, ya has estado
antes en casa, no creo que pensara mal>>
<<Seguro? Mira que hora es y adem�s, en ropa de cama>>
<<Y t� qu� sabes que llevo puesto? Igual no llevo nada...>>
Los dos nos echamos a re�r. Ella llevaba puesta una bata de
andar por casa que no dejaba ver lo que hab�a debajo y yo (creo que ella
tambi�n) me di cuenta de que me hab�a puesto colorado. Entonces me pregunt�, <<
Oye, nunca te he preguntado, qu� tal el verano?>>
Por la forma de preguntar y su mirada, parec�a olerse algo de
lo sucedido con su hija.
<<Bien>> dije yo de manera escueta.
<<No, lo digo porque parece que hab�is hecho buenas migas mi
hija y t�>>
Creo que a�n me puse mas colorado.
<<Oye, que no pasa nada. Adem�s aprob� que es lo que
quer�amos>>
En ese momento me lanz� un peque�o pellizco en la cintura,
desatando mis cosquillas, lo cual le hizo gracia y empez� un juego a la vez que
dec�a ri�ndose :
<<Osea que tienes cosquillas, ehhh?>>
Y empezamos a revolcarnos en el sof� mientras yo intentaba
contener sus manos que recorr�an mi cuerpo en busca de hacerme cosquillas y como
no, buscar las suyas, hasta que ya cansados hicimos una pausa qued�ndonos
mirando uno frente al otro con las caras muy cerca, tan cerca que pod�a sentir
su respiraci�n agitada. Un profundo silencio se hizo en aquel momento cuando de
repente dijo ella :
<< Se han acabado las copas, espera que voy a poner otras>>
Yo me hab�a puesto a cien y creo que ella tambi�n. Ella se
levant� y se acerc� al mueble bar. Yo la miraba desde el sof� cuando decid�
tomarme la revancha y de paso ver si pod�a llegar a m�s. Me acerqu� por detr�s y
cogi�ndola por la cintura diciendo :
<<Ahora me toca a m�>> e intent� hacerle cosquillas. Ella,
con las manos ocupadas, intentaba evitarlas sin �xito y sus movimientos me
serv�an como excusa perfecta para de paso acariciar su cuerpo. Entonces se dio
la vuelta iniciando de nuevo el forcejeo
<<Para, para>> De nuevo nos quedamos uno frente a otro pero
esta vez no esper�, acerqu� mis labios a los suyos. Ella se separ� dici�ndome
que no y se�al�ndome al sof�. Al tiempo las copas estaban listas y ella
regresaba a mi lado. Cogi� mi mano y con voz temblorosa dijo :
<<Por qu� lo has hecho?, no est� bien>>
Yo le dije que me parec�a atractiva y no hab�a podido
contenerme y me disculpe. Su respuesta fue tranquilizadora, << no pasa nada>>
Nos quedamos un rato en silencio, se notaba la tensi�n y entonces le dije
<<Si quieres me voy, adem�s ya es bastante tarde>>
<<Nooo, tranquilo, no te vayas, es que no se...>>
Mi mente tradujo r�pidamente sus palabras, no le hab�a
disgustado el beso pero se hab�a asustado. Le cog� de la mano y la acerqu� a mi
boca para besarla. Luego le mir� a los ojos y poco a poco fuimos acerc�ndonos
hasta besarnos. Esta vez no hubo rechazo. Un beso suave que poco a poco fue
aceler�ndose, a la vez que nuestras manos empezaban a acariciar el cuerpo del
otro y ella solo acertaba a decir, << esto es un locura>>. Cogiendola de la mano
nos pusimos en pie y sin dejar de besarnos fui buscando su dormitorio.
Una vez dentro nos quedamos quietos sin separar nuestras
bocas. Mis manos soltaron su bata y con un poco de su parte, esta cay� al suelo.
Estaba vestida con un camis�n de tirantes casi transparente que enseguida
resbal� por su cuerpo en cuanto eche los tirantes a un lado, quedando su cuerpo
desnudo a la vista. Y vaya cuerpo. Ella no tomaba iniciativa, estaba aun tensa
por la sorpresa.
Yo le ayude a quitarme la ropa y seguidamente se tumb� en la
cama con los ojos cerrados. Mis manos recorrieron su cuerpo al igual que mis
ojos. Su piel dejaba notar el escalofr�o que sent�a en esos momentos. Me acerque
a su boca y volvimos a besarnos pero esta vez mis besos buscaban nuevas zonas
que acariciar, lamiendo su cuello, sus pechos... fui bajando poco a poco hasta
poder sentir el olor de su sexo. Su cuerpo se retorc�a sintiendo mi lengua al
lamerlo y sus manos sujetaban con fuerza mi cabeza. Volv� mi mirada hacia
arriba. Ella hab�a abierto los ojos y entonces me hizo un gesto incorpor�ndose.
Me acerque a ella de rodillas, con su cuerpo entre mis
piernas. Sin mediar palabra empez� a lamer mi pene, agarrandolo con una mano e
introduci�ndolo por completo en su boca. Aquello me hizo disfrutar como nunca y
yo cada vez tenia m�s ganas de follar con esa estupenda mujer. Y as� fue, los
dos cuerpos uno encima de otro, nuestras lenguas entrelazadas y las gotas de
sudor que nos envolv�an.
No soy capaz de escribir con detalle lo que sucedi� pues
perd� toda noci�n del tiempo. Aquella noche lo hicimos tres veces y nos quedamos
dormidos, los dos desnudos, hasta la ma�ana siguiente. Los dos nos despertamos
con una sonrisa para el otro y aquello se repiti� en otras ocasiones hasta que
por motivos laborales trasladaron a su marido a otra ciudad. Ahora hecho de
menos el morbo de lo prohibido con una mujer estupenda como ella, pero aun tengo
mis recuerdos.