Lo dif�cil es empezar, y como ya les cont� c�mo fue mi
primera vez en el gimnasio, pues ahora tengo muchas cosas que escribir, as� que
aqu� contin�o con mis sexy aventuras.
Hace tiempo, unos 4 a�os, yo trabajaba en un �rea de
videoproducci�n, referente a comunicaci�n interna en unas oficinas de Gobierno.
Ah� �ramos seis compa�eros, entre hombres y mujeres, y continuamente sal�amos de
viaje a grabar en video las reuniones nacionales y capacitaciones que se daban
por todo M�xico (cosa que siempre aprovech� para tener aventuras por dem�s
calientes y chingonas que poco a poco les contar�).
En ese entonces ten�a un compa�ero, Gerardo, de 25 a�os, un
buen chavo, serio, formal, guapo, de mirada penetrante, y muy discreto en lo que
a su vida personal se refer�a, yo le hab�a conocido una novia y siempre pens�
que era totalmente heterosexual.
En una ocasi�n tuvimos que ir los dos juntos a la ciudad de
Pachuca, Hidalgo, durante una semana a cubrir unos cursos de microense�anza a
capacitadores de todo el pa�s. Yo en un inicio me sent� incomodo porque yo
prefer�a viajar solo, para tener mayor libertad de acci�n, pero bueno, me
resign� a pasar una semana con Gerardo, que de tan serio me presentaba un
panorama totalmente aburrido.
Nos organizamos y nos fuimos un domingo por la ma�ana a
Pachuca; llegamos por la tarde y nos hospedamos en un hotel c�ntrico que yo ya
conoc�a. Despu�s de instalarnos yo sal� a comprar unas cervezas para relajarnos,
era temprano, y aprovech� para comprar una revista porno hetero, para al menos
chaquetearme sin levantar sospechas de ser gay. Llegu� a la habitaci�n, abr� una
cerveza y me puse a ver televisi�n, Gerardo estaba en el ba�o, y me sorprendi�
porque sali� del ba�o muy quitado de la pena solo con una trusa peque�ita de
algod�n que apenas cubr�a su verga, mostr�ndome su cuerpo bien formado y muy
velludo del pecho, de las piernas, del abdomen, y de su trusa sal�an sus pelos
para todos lados. Yo obviamente me excite de inmediato, le di una cerveza y le
pas� la revista porno mientras me desvest�a para meterme al ba�o (ten�a que
estar a tono con �l, por supuesto!).
Minutos despu�s sali del ba�o tambi�n encuerado, solo con una
trusa tipo bikini negra que apenas cubr�a mi verga y mis nalgas. Gerardo hab�a
apagado la televisi�n y estaba tom�ndose una cerveza y leyendo la revista,
acostado en su cama, tap�ndose con una sabana. Yo me acost� en mi cama y
comenzamos a platicar de la revista, de las fotos de parejas cogiendo que hab�a
ah� y de las historias porno que tambi�n estaban en la revista de viejas que
eran cogidas por un taxista caliente, o de un doctor que revisaba a sus f�minas
pacientes con su verga, en lugar de usar el estetoscopio.
As� est�bamos platicando, tomando cerveza (moderadamente),
cuando el tema de conversaci�n se torn� a nuestras vidas privadas, yo gratamente
sorprendido por la desinhibici�n de mi compa�ero (los seriecitos son los
peores!), yo le preguntaba de sus novias, de si cog�a con ellas, que qu� le
gustaba que le hicieran, en fin, platicando abiertamente de nuestras vidas
�ntimas, lo que ya me ten�a a mil, con una verga dur�sima queriendo romper mi
trusa, pero discretamente tapado con las cobijas, cuando de repente Gerardo se
quita su s�bana de encima y me dice: "Cambiemos de tema cabr�n, mira ya como
estoy!" El muy puto se hab�a quitado la trusa sin darme cuenta y me ense�� su
verga dur�sima, parada, apuntando al techo.
No era una verga descomunal de 25cm., como las que narran en
estas historias (tengo la impresi�n de que la gente suele exagerar un poco ese
detalle, digo, si existen vergas enormes, pero no todas!), pero si era una verga
m�s grande que la m�a, yo la tengo como de 15cm., gorda, y muy bonita; la de
Gerardo era como de 17cm., m�s gorda, tambi�n recta y exageradamente peluda. Yo
me qued� como pendejo viendo semejante �onga, mientras el cabr�n se la comenzaba
a acariciar. Yo me re�, quer�a actuar con naturalidad (cu�l pinche naturalidad
en un momento as� ) y me quit� tambi�n la s�bana, le dije: "Pu�s yo estoy igual
que t�!" quit�ndome la trusa y mostrando mi verga en su m�ximo esplendor.
Gerardo la vio y se sorprendi� porque tengo la costumbre de rasurarme los huevos
y tener los vellos del pubis recortados muy cortos; Gerardo me pregunto que si
me rasuraba la verga y dije que si, que era m�s higi�nico y que me gustaba como
se ve�a y se sent�a. Le dije: "A ti te hace falta una recortadita" y me
contest�: "te la puedo agarrar para ver como se siente?", a lo cual r�pidamente
me fui a su cama y me acost� junto a �l.
Comenzamos a acariciarnos las vergas mutuamente, sin decirnos
nada� yo me levant� un poco, me inclin� hacia su verga que ya estaba mojada con
esa babita saladita y rica que acompa�a a una buena erecci�n, y empece a
lamerla, besando su cabeza roja y brillante, bajando mi lengua hasta los huevos
gordos y peludos, sintiendo su aroma y su sabor de macho caliente. Abr� mi boca
y comenc� a meterme esa verga lentamente, mientras mi lengua jugaba con su
glande y mis manos acariciaban sus ingles y sus huevos, y ah� fue cuando Gerardo
se solt� completamente, aloc�ndose por la mamada de campeonato que le estaba
dando.
"As�, mamamela puto, que rica boca tienes cabr�n." Me dec�a
entre gemidos. "Te gusta mi verga, verdad? Ah! Que rico, si ch�pame los huevos,
cabr�n, si, yo tambi�n quiero probar tu camote, cabroncito!" Yo estaba que
ard�a, nos acomodamos para hacer un 69 y le estuvimos dando duro al camote hasta
que nos venimos en nuestras bocas casi al mismo tiempo, sintiendo como nuestros
dedos urgaban en nuestros culos y apret�bamos y pellizc�bamos nuestras nalgas
(que por cierto las de �l eran fenomenales!).
Cuando terminamos nos tragamos nuestros mecos y bes�ndonos me
pidi� que lo dejara cogerme, claro que acepte y de inmediato agarr� su verga que
no se hab�a bajado, saqu� un cond�n de mi mochila (que nunca salgo sin ellos!),
se lo puse, lubriqu� mi culo con mi saliva y me fui sentando sobre su verga dura
y palpitante� ay g�ey! me part�a en dos el cabr�n, hasta que entr� toda y ese
rico dolorcito se transformo en el placer de sentir esa verga dentro de mi,
limando mi culo y los pelos de sus huevos acariciar los alrededores de mi ojete
caliente. Lo cabalgu� como loco acariciando ambos nuestros pechos, pellizcando
nuestros pezones, hasta que sent� que se iba a venir y yo aprovech� para empu�ar
mi reata y apenas con dos movimientos le lance todos mis mecos en su vientre y
pecho peludos, llegando un chorro hasta a un lado de su boca� gritando de placer
y apretando al m�ximo mi culo, lo que hizo que Gerardo se viniera al sentir su
verga estrangulada por mi agujerito cachondo.
Terminamos empapados de sudor y llenos de mi leche, as� nos
quedamos dormidos hasta el d�a siguiente que nos levantamos temprano� Cada quien
se duch�, hicimos nuestro trabajo normalmente y ya de noche volvimos a iniciar
nuestras sesiones de sexo� as� toda la semana. Hicimos de todo, incluso tuve la
oportunidad de romper ese culo fenomenal que ten�a. Disfrutamos como locos.
Cuando regresamos de Pachuca todo volvi� a la normalidad,
Gerardo volvi� a portarse serio, sigui� con su novia, como siempre, yo con mi
pareja, como siempre, y jam�s hablamos de lo que hab�a pasado, hasta que
renunci� tiempo despu�s y ya no supe nada de �l. En fin, cada quien sus traumas,
al menos yo s� que los complejos y las culpas no tienen cabida en mi vida, de
cualquier forma, Gerardo result� un excelente amante por una semana, y a�n
conservo una trusa de �l con el jugo de su verga�
Esta fue otra de mis experiencias� espero les guste, y si al
menos logre causarles una erecci�n en sus apetecibles vergas, me doy por bien
servido� A sus ordenes en
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