Relato: Mi inaudita vida incestuosa (13)





Relato: Mi inaudita vida incestuosa (13)

Mi inaudita vida incestuosa (13)



Autora: Incestuosa




POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO




Cap. XVIII



Al observar el interior de la caba�a pude apreciar que al
parecer �sta hac�a las veces de gimnasio, pues hab�a varios instrumentos,
mesillas y pesas de esas que se utilizan para hacer ejercicios colocadas en
varios �ngulos de la estancia, y descubr� que el enorme perro negro se hallaba
echado sobre el piso de madera con los ojos abiertos y como en una actitud de
espera. Volv� mis ojos hacia el resto del interior y vi que Margarita estaba
recostada justamente sobre una de esas mesas de gym haciendo abdominales, con un
traje pegado color oscuro muy apretado que dejaba al descubierto, quiz�s debido
a los constantes movimientos que efectuaba, casi la totalidad de sus bellas y
frondosas nalgas blancas, as� como su exuberante regi�n axilar que mostraba como
siempre la tenue manchita negruzca de la felpa de pelillo sin afeitar debajo de
ambos brazos.


Pero lo que m�s curiosidad me caus� fue descubrir que en una
de las mesas contiguas a la de la amiga de mi mami se hallaba otra persona
ejercit�ndose tambi�n de la misma forma, por lo cual fij� mi vista sobre ella
para tratar de ver de qui�n se trataba. Al observar su rostro advert� que me era
completamente desconocida. No obstante s� pude admirar su juventud y la singular
belleza de sus facciones y cuerpo que hac�an juego con la exquisita blancura de
su piel. Las dos mujeres permanecieron algunos minutos realizando los ejercicios
mientras miraba yo c�mo el perro no apartaba sus ojos de ambos cuerpos, como
disfrutando de aquel espect�culo sin par que las dos le ofrec�an gratuitamente.



Al cabo de alg�n tiempo Margarita se incorpor� de la tabla de
ejercicios y le dijo a su compa�era:


-Uff...Roc�o...creo que ya es suficiente para m�.


-Ay s� Mago...para m� tambi�n...por qu� no comenzamos?
�contest� la desconocida-


-Si, hag�moslo....quiz�s hoy no dispongamos de tanto tiempo
porque la ni�a puede despertarse y buscarme. Aunque en realidad la dej�
completamente dormida.


-Est� mejor as�...y creo que sinceramente le ser� dif�cil
hallarnos aqu�...me dijiste que ella no conoce bien tu casa, no es as�?....


-As� es...no la conoce....es la primera vez que viene
aqu�....pero ser� mejor tomar precauciones....vamos Roc�o...comencemos de una
vez.


Mojadas por completo de sudor a causa del esfuerzo, las dos
mujeres se acercaron al sitio donde el perro estaba echado. Margarita tom�
enseguida un peque�o silbato color plata de una mesita de centro y se lo puso en
los labios, soplando ligeramente sobre �l. Con una velocidad pasmosa el gran
dan�s se puso en patas y comenz� a sacudir la cola. Vi que Roc�o se agach� para
comenzar a acariciar el negro pelaje del can mientras Margarita volv�a a
resoplar el instrumento con su boca. Todo aquello me produjo una reacci�n de
duda pues yo no sab�a el papel que jugaba en esta ocasi�n el aparatito aqu�l,
que al parecer era alg�n tipo de indicador para el animal, pues advert�a que
�ste reaccionaba de distinta manera cada vez que era accionado por su ama,
aunque francamente yo no alcanzaba a escuchar ning�n sonido.



La amiga de Margarita se incorpor� y comenz� a quitarse su
traje de ejercicios hasta quedar totalmente desnuda, viendo que no llevaba ropa
interior debajo. Emulando la actitud de su amiguita, Mago tambi�n comenz� a
desnudarse. Al ver los dos cuerpos sudorosos y sin ropa y la inquietante
hermosura de las curvas de sus pechos y caderas yo me estremec� de placer, pues
no era nada f�cil poder contemplar al mismo tiempo semejante visi�n de dos
bellas ninfas en cueros. Pude observar que ambas manten�an podada cuidadosamente
sus zonas genitales al igual que lo hac�a mi mami, dej�ndose �nicamente y a
manera de adorno un ligero y delgado hilillo de vello p�bico que sobresal�a en
la parte superior de sus hermosos tri�ngulos, lo cual me hac�a pensar al
recordar a mi madre si aquello no ser�a una especie de moda o de pacto secreto
entre ellas, ya que eran casi id�nticos. Pero yo estaba lejos de imaginar que
todas esas pr�cticas ten�an desde luego un prop�sito, el cual pude confirmar muy
pronto y que poco a poco relatar�.


Tanto Roc�o como Margarita se acomodaron, cada una echada
boca abajo sobre una mesa de gym, con las nalgas puestas frente al perro. El
inteligente animalito, al parecer, hab�a sido aleccionado por los silbatazos de
Mago para acudir con presteza detr�s de las dos mujeres, pues vi cuando se
acerc� a las dos protuberancias blancas y comenz� a oler las sudadas nalgas, de
una en una, sacando de inmediato la lengua. Despu�s de realizar el tradicional
ritual de oler las intimidades de las dos amigas, el can comenz� a dar de
leng�etazos a la raja trasera de Margarita, para despu�s, instado por otro
silbatazo, pasar al hermoso trasero de Roc�o. De esa manera y entre silbatazo y
silbatazo, el negro perro fue abrevando con su larga lengua en aquellos dos
promontorios blancos, que se abr�an al caliente contacto del hocico del perro.
Por lo visto las dos mujeres disfrutaban por igual de aquella singular sesi�n de
leng�eteo canino, pues las o�a gemir de placer emitiendo gritillos que llegaban
claramente hasta mis o�dos.



Por largos y deliciosos minutos las dos hembras estuvieron
gozando la lengua del gran dan�s que entraba y sal�a del escondrijo secreto de
ambas, azuzado por los sonidos del aparatito que Mago conservaba entre sus
labios. Pero al poco rato y seguramente despu�s de haber disfrutado a sus anchas
de los toqueteos linguales del perro, las dos mujeres se voltearon y le
ofrecieron ahora sus ardientes chochitos sudorosos, pues se acomodaron sobre la
mesa puestas boca arriba, levantando ambas piernas y abri�ndoselas con las manos
para que el chucho pudiese maniobrar sin problemas en los tri�ngulos prohibidos.


De nuevo Margarita volvi� a soplar y el animalito,
demostrando gran obediencia, se dedic� ahora al chupeteo de las rojas hendiduras
de las dos mujeres, yendo como el colibr�, de flor en flor, hasta sacarle toda
la miel. Permanecieron por largo rato en esa posici�n en tanto el can no paraba
de lamer aquellos ricos manjares en acciones programadas a trav�s del silbatillo
de Mago. Pude ver cuando las dos mujeres comenzaron a retorcerse de placer en
una evidente anunciaci�n del cl�max que estaba por llegar. Cuando comenzaron los
estertores, ambas procuraban repegarse con fuerza y pasi�n al hocico del
privilegiado can, quien hac�a esfuerzos extremos por no perderse de las mieles
que manaban del interior de los calientes bollitos. Ante tal generosidad de
movimientos r�tmicos de la lengua del perrito, las dos amigas no pudieron
sustraerse al efecto de la lujuria y explotaron casi al mismo tiempo en largos y
trepidantes orgasmos que las hicieron retorcerse de la brama, mientras el perro
iba de una vulva a la otra, como si tuviese pr�ctica en aquellas artes
mamatorias.



Despu�s de haber visto a mi hermanita Luci enredada con Bat y
hasta pegada con su verga en la soledad del escondite, yo supuse que las dos
amigas recurrir�an a la utilizaci�n del pene del gran dan�s, que ya asomaba
desafiante, endurecido y colorado entre sus patas traseras. Pero no fue as�,
pues al terminar de gozar el orgasmo las dos mujeres se incorporaron y
comenzaron a vestirse. Yo escuch� claramente cuando Margarita, mientras se
colocaba la ropa sobre su hermoso cuerpo, le dec�a a Roc�o:


-Creo que por hoy ha sido suficiente, amiga...no quiero que
la ni�a despierte y me ande buscando.


-Si...lo s�...es una l�stima que hoy no podamos coger con
Rob.


-Lo mismo pienso....�ya viste como le sobresale el pene a
Rob?


-Si...jijijiji....es demasiado excitante verlo...por eso
mejor me voy....


-Est� bien, amiga...�nos veremos ma�ana?


-Si puedo venir s�...yo te avisar�.


-De acuerdo...entonces hasta ma�ana.


-Chao.



Al escuchar aquello r�pidamente me alej� del lugar para irme
a meter a mi cuarto y ech�ndome sobre mi cama, hacerme la dormida. No pas� mucho
tiempo cuando escuch� los pasos que se acercaban a mi cama.


-Julita...Julita....sigues dormida, coraz�n?


-Hmmmmm?


-Ya despi�rtate, anda....si no por la noche no tendr�s sue�o.


-Si....me qued� bien dormida, Do�a Mago.


-Ya veo..jijijiji....pero no te preocupes...desper�zate
mientras me doy un duchazo.


-Est� bien.


Margarita sali� del dormitorio y pronto escuch� el ruido del
agua que ca�a dentro del ba�o. Yo quise aprovechar la circunstancia para bajar
hasta el patio y ver lo que hab�a ocurrido en el gran dan�s llamado Rob. As� que
me fui r�pidamente hasta el sitio que le serv�a de refugio, d�ndome cuenta que
se hallaba amarrado dentro de su casita. Por lo visto, Margarita y su amiga eran
dos mujeres tan listas que todo lo manejaban muy bien. Cualquiera que llegara a
la casa en ese momento jam�s podr�a sospechar lo que yo hab�a visto antes.
D�ndome prisa regres� a la sala y me dispuse a esperar a que ella bajara de la
planta alta. Pocos minutos despu�s Margarita baj� y se sent� a mi lado. Deseando
ser agradable conmigo comenz� a hacerme preguntas acerca de mis gustos sobre
pel�culas, programas de televisi�n, libros infantiles y todas esas cosas. Yo le
dije que prefer�a ver alg�n programa en la tele para pasar el tiempo.



La tarde transcurri� con normalidad, y cuando lleg� la hora
de la cena, Margarita me invit� gentilmente a compartir la mesa con ella.
Despu�s de haber comido, me coment� que si deseaba retirarme a mi cuarto que lo
hiciera cuando quisiera. Yo le dije que s� y despidi�ndome de ella me sub� a la
habitaci�n. All� me encerr� y di rienda suelta a mis instintos, ya que despu�s
de haber presenciado las intensas acometidas linguales del can sobre los
chochitos de las dos amigas, la calentura se hab�a apoderado de mi mente y ten�a
que autosatisfacerme de alguna manera. Los tocamientos de que hab�a sido objeto
por parte de Mago surtieron tambi�n su efecto, pues mientras me dedeaba con
desesperaci�n ven�an a mi mente sus inquietantes toqueteos sobre mi imberbe
cuquita, volviendo a sentir en mi mente los suaves dedos de ella pos�ndose sobre
mi pubis y el intenso hurgonear de su falange dentro de mi virginal hendidura.
Por varias horas me mantuve en ese tenor de auto disfrute, confiada en que me
hallaba completamente sola.


No s� cu�nto tiempo hab�a pasado, pero calculo que ser�an m�s
o menos las once de la noche, cuando alcanc� a escuchar ciertos ruidos t�picos
que me pusieron en alerta. Tanta era ya la experiencia que me hab�an
proporcionado mis observaciones caninas de Luci con Bat que f�cilmente
identifiqu� la clase de ruidos que ahora estaba escuchando. Sospechando que la
amiga de mi mami tendr�a quiz�s algo m�s que ofrecer a mi curiosa vista,
abandon� los intensos dedeos sobre mi rajita, me puse la pantaleta y as� como
estaba sal� sigilosamente hasta el pasillo. Pude advertir que las luces de la
casa se hallaba apagadas y que todo estaba en penumbras. As� que haciendo una
pausa para acostumbrar mis ojos a la oscuridad, me gui� por el haz de luz que
sal�a del quicio de la puerta de una de las habitaciones contiguas. Lentamente
me acerqu� a la habitaci�n y pegu� mis o�dos a la madera, alcanzando a percibir
los ruidos caracter�sticos de una sesi�n sexual. Esta vez tuve que hacer gala de
toda mi inteligencia, pues al desconocer la casa, no sab�a por donde espiar
hacia adentro.



Me ech� sobre la alfombra para tratar de ver por debajo, pero
mis ojos no ten�an la perspectiva de lo que adentro suced�a. Incorpor�ndome de
nuevo me puse a pensar en la forma en que podr�a mirar sin que Mago se diera
cuenta. La �ltima cosa que se me ocurri� fue poner la mano en la manivela de la
puerta con la esperanza de que no estuviera cerrada por dentro. Mi sorpresa fue
mayor al sentir c�mo al girar la manija �sta se desliz� con facilidad. Lo m�s
suavemente que pude fui abriendo la puerta hasta dejar s�lo un breve resquicio
donde poder asomarme. Ya ve�a que Margarita, crey�ndome incapaz de ir a espiarla
o tal vez pensando que dorm�a, no se hab�a preocupado por correr el cerrojo.


Cuando al fin mir� hacia adentro pude deleitarme al fin con
la fabulosa visi�n que estaba buscando. Vi a Margarita echada sobre la alfombra
en cuatro patas, hincada de rodillas con el culo levantado y la cara puesta
hacia el lado contrario donde yo me hallaba. Pero vi tambi�n al gran dan�s
montado sobre su hermosa grupa, esforz�ndose por colocarle el largo y grueso
pito coloreteado que ya rezumaba intensos flujos lechosos y que mov�a y remov�a
una y otra vez hacia los lados sin poder encontrar el escondrijo caliente de su
ama. Era indudable que las dos amigas, en los escarceos de la ma�ana en el
cuarto de ejercicios, hab�an puesto a Rob en su punto, pues no me era ajena la
brama que el animal experimentaba, al observar su lengua totalmente de fuera
jadeando con frenes�, lo cual era indicativo de la lujuria de que era presa.



En cierto momento en que ella volte� su cara para mirar hacia
el bajo vientre de Rob, de reojo pude admirar que manten�a de nuevo en su boca
el singular silbato que hab�a utilizado con Roc�o. Todo eso sirvi� para
confirmar mis sospechas de que el animal era alentado y estimulado por aquel
instrumento de viento que sin duda s�lo �l pod�a escuchar. Los ojos de la amiga
de mam� estaban casi fuera de �rbita, seguramente enardecidos por la descomunal
lascivia que el montaje del perro le causaba. Segura de que en el estado en que
se encontraba Mago jam�s se ocupar�a de ver hacia la puerta, me dispuse a
contemplar la cogida canina m�s fenomenal de mi vida. El negro animal dio por
fin con el codiciado pasadizo secreto de su ama ayudada por las manos de �sta,
quien tom�ndolo por la punta lo llev� hacia su caliente hendidura.


De un solo golpe y ejerciendo un brutal movimiento
ondulatorio de su cuerpo, el perro la penetr� hasta lo m�s profundo de su vulva,
adelantando sus patas traseras y empujando su peludo cuerpo sobre el culo, lo
cual hizo emitir a Mago gemidos altisonantes que me erizaron la piel. Al sentir
que el pene hab�a hallado cobijo, Rob inici� de inmediato una serie de
movimientos r�pidos de atr�s hacia delante, metiendo y sacando su regia verga
del chochito de la mujer, en tanto ella de deleitaba del momento quej�ndose de
placer sin parar un solo momento. Estas visiones produjeron en m� un nuevo
sentimiento de lujuria, por lo cual me met� la mano debajo de mi braguita
hundiendo dos de mis dedos en la caliente rajita, que ya me ped�a acci�n desde
hac�a rato.



Hembra y animal estaba trenzados en el inaudito ayuntamiento
movi�ndose los dos con frenes�. La amiga de mi mami me demostr� que para
acrecentar el delirio de la penetraci�n animal es necesario saber moverse bien,
pues su culo aparec�a levantado al m�ximo con la cabeza recostada sobre la
alfombra, en tanto la grupa iba de un lado a otro, para despu�s iniciar una
serie de movimientos circulares que con seguridad embramaban m�s al perro. No s�
por qu� raz�n me pareci� que Mago y su gran dan�s demoraban m�s el acoplamiento
de sus sexos que Luci y Bat, pues me era imposible comparar tales visiones con
las que hab�a visto hacer a mi caliente hermanita en la soledad del escondite.


Deduje por ello que quiz�s la experiencia de Mago era
evidentemente superior a la de mi hermana, quien apenas se iniciaba en el
conocimiento de la zoofilia y sus exquisitos placeres prohibitivos. Al pensar en
ello no pude evitar llegar a la conclusi�n de que Margarita deb�a ser una
experta aficionada a estos menesteres, ya que la forma en que se entregaba al
enorme can era algo para m� nunca visto y mucho menos imaginado. No cab�a la
menor duda de que si con Luci y Bat yo hab�a prendido algo sobre el tema, con la
amiga de mi mami cerrar�a el ciclo de ense�anzas que me pondr�an al borde del
abismo del deseo, para cuando yo estuviese dispuesta para ser penetrada por Bat.
Y en ese sentido no ve�a una marcada diferencia entre la verga de Rob y la de
Bat, pues aparentemente las dos protuberancias genitales compet�an en tama�o y
grosor. M�s una diferencia patente s� era la pr�ctica que el gran dan�s
demostraba en esas lides, ya que sus movimientos eran acompasados y amaestrados,
como si llevara mucho tiempo ejerciendo esa labor con el culo de su ama.



Al ver que Margarita volteaba de nuevo y volv�a a soplar el
instrumento que levantaba del piso y se pon�a en los labios, comprend� que
quiz�s por eso Rob mostraba mayor conocimiento y audacia que Bat, pues Luci
jam�s utiliz� ese tipo de cosas, y estaba segura de que ni siquiera sab�a de su
existencia. En medio de �stas cavilaciones yo no dejaba de observar la brutal
batalla que hembra y animal me ofrec�an, viendo que ahora Mago se repegaba con
fuerza sobre el pene de Rob mientras �ste le lam�a la nuca en un acto de
demostraci�n amorosa que evidenciaba el agradecimiento que el can sent�a por la
ardiente y bella mujer. Sin duda que el negro animal era un can afortunado, pues
supon�a que no cualquier perro tendr�a el privilegio de cogerse semejante
beldad.


Al escuchar ciertos aullidos del can me imagin� que se estaba
descargando dentro de la vagina de Margarita, pues sus movimientos arreciaron de
manera salvaje en tanto su atl�tico cuerpo negro se combaba a su m�xima
expresi�n, presionando con fuerza sus patas delanteras sobre la cintura baja de
ella. O� tambi�n gritar a Margarita con m�s potencia que nunca al sentir el
aluvi�n de leche caliente que se derramaba dentro de sus entra�as. Cuando los
espasmos fueron cesando me regode� de nueva cuenta con la exquisita visi�n de
verlos pegados, pues el alveolo del pene del perro se hab�a hinchado tanto que
no pudo salir del conducto frontal de su ama, a quien vi recostarse como si nada
sucediera sobre la roja alfombra, disfrutando de aquel momento sublime. Tanto
ella como Rob permanecieron echados sobre el suave piso por largo rato,
esperando a que el inflamado aparato canino recuperase su estado original.



Yo me mantuve en la misma posici�n observatoria tratando de
no dejarme ver por la amiga de mi mami, pues por ning�n motivo deseaba perder
detalle del regio acoplamiento de amarre que ocurre despu�s de que los perros se
vienen dentro de una vulva, sea de perra o sea de mujer. Y aunque ya hab�a visto
a Luci y a Bat encadenados sin remedio de aquella misma forma, me daba cuenta
que exist�a una diferencia entre las dos, pues mientras mi hermanita se asustaba
en demas�a esperando con ansias la oportunidad para desatarse del pene canino,
Margarita, por el contrario, actuaba de una forma tal como si no quisiera que la
verga de Rob se redujese a menos.


Despu�s de casi media hora de permanecer pegados, fue Rob
quien dio el jal�n definitivo hasta que su verga, emitiendo el cl�sico
chasquido, abandon� la cavidad vulvar de ella. De inmediato el negro animal se
puso de pie, prodig�ndose interminables leng�etazos sobre su colorado pene, que
no por eso hab�a perdido vigor. Despu�s de eso yo esperaba que Mago diera por
concluida la pasional entrega, procediendo a vestirse y a llevar a Rob hasta su
guarida. Pero ella volvi� a sorprenderme cuando vi que de nuevo adoptaba la
posici�n de perrita, y poni�ndose el silbato el la boca, resopl� sobre el
instrumento. De inmediato el gran dan�s se coloc� detr�s de la levantada grupa
de su ama comenzando a lamerle el enlechado chochito, que ahora aparec�a
enrojecido despu�s de la intensa cogida de que hab�a sido objeto. Pero lo que
nunca imagin� que pudiese ocurrir, sucedi�. As� como se encontraba trambucada
sobre la alfombra, ella no dejaba de tocar el tremendo m�stil de Rob, el cual
nunca disminuy� de tama�o. Al escuchar el sonido de otro silbatazo m�s, el
animal dio un brinco y se acomod� sobre el precioso culo de Mago. Yo pod�a mirar
claramente c�mo la larga y membruda verga del perro se mov�a desesperadamente
tratando de introducirse en el hoyo de la hembra. Pero ahora Mago, dispuesta a
complacer sus m�s aberrantes instintos zoof�licos, tom� como pudo la fenomenal
herramienta colorada para dirigirla hacia su propio conducto anal, haciendo
enormes esfuerzos por colocar la punta en la entrada de su lindo esf�nter
rosado. Cuando sinti� la carne caliente del pene de Rob en la entrada de su
puerta trasera, vi que volvi� a silbar, haciendo que el gran dan�s saltara hacia
delante apret�ndose contra su cintura con las patas delanteras en tanto el falo
vibrante se quedaba quieto en el orificio anal. Esta vez fue Margarita quien se
ech� para atr�s poni�ndose a modo, de tal forma que Rob no tuviese impedimentos
para penetrarla por detr�s.



Ante un nuevo resoplido del apreciado instrumento, Rob
arremeti� sobre el hoyito del culo de su ama, la cual grit� m�s de placer que de
dolor al sentir hundirse la daga del animal dentro de su apretado conducto.


Todos los fluidos que sal�an incesantemente del parado pene
del perro ayudaron sin duda a hacer m�s r�pida la penetraci�n, pues pronto vi
desaparecer por completo el pito enhiesto del gran dan�s dentro del esf�nter del
regio culo de la amiguita de mi mami. De nueva cuenta los amantes dieron rienda
suelta a su sublime lujuria, ella moviendo con acompasados y r�tmicos
movimientos su hermosa grupa, traspasada por completo por el largo pedazo de
carne, y �l empujando de adentro hacia fuera con una rapidez incre�ble su pene
en la oculta regi�n trasera de la caliente mujer. Yo, mientras tanto, no cejaba
en mi empe�osa tarea de pajearme con furia con mis dedos dentro de mi mojad�sima
hendidura, vini�ndome una y otra vez ante la pel�cula en vivo que mi mente
estaba filmando. Ya me daba cuenta que estos dos amantes eran tan creativos como
insaciables, pues este nuevo espect�culo gratuito de la penetraci�n anal era tan
desconocido para m� como el asunto de la utilizaci�n del silbatillo aqu�l. Ahora
s�lo me quedaba, aparte de saborear las estupendas visiones que ve�a con mis
propios ojos, esperar para ver c�mo acababa el tremendo acoplamiento anal entre
mujer y perro.


Los ve�a sacudirse una y otra vez en tanto el cabello de
Mago, rubio y liso como la seda revoloteaba como un colibr� de un lado para otro
a causa de la tremenda brama que la culeada de Rob le proporcionaba. Margarita
gritaba y gritaba sin poder acallar su lamentos mientras el negro animal,
demostrando su tremendo e inacabable vigor, no dejaba de penetrarla una y otra
vez, arremetiendo con furia salvaje la grupa ah�ta de la hembra. Ante los
delirantes lamentos de brama y placer que Mago emit�a, yo no ten�a dudas de que
la penetraci�n anal de un perro como aqu�l, adem�s de ser algo posible, sin duda
era una cosa diferente. Y esto lo deduc�a por las actitudes de Margarita, quien
esta vez se calent� mucho m�s que cuando Rob la hab�a penetrado por delante,
haci�ndome ver que por alguna raz�n que a�n desconoc�a, a ella le causaba una
brama mucho m�s animal sentir el pene del perro dentro de su apretado culo.



Otra cosa que tambi�n contribuy� a concluir mi aseveraci�n
fue el tiempo que ambos tardaron en �ste acoplamiento. Si la ocasi�n anterior
hab�an estado cogiendo durante casi una hora efectiva, con media hora adicional
pegados y tirados sobre la alfombra, en esta sesi�n debieron haber tardado al
menos el doble, pues los minutos se me hac�an interminables, tanto que mis
piernitas me dol�an por permanecer parada masturb�ndome con las piernas abiertas
tanto tiempo. Pero como todo lo que empieza tiene forzosamente que acabar,
apreci� cuando el bello animal se arque� con desesperaci�n montado sobre el
cuerpo de su ama, quien comenz� a sentir la demoledora y abundante venida dentro
de su esf�nter trasero. Ella, como siempre, contribuy� en gran manera a que el
perro se viniera totalmente en su conducto trasero, pues arreci� sus movimientos
culeatorios para intensificar las sensaciones en el fenomenal pene del macho.


Al escuchar los gemidos del amaestrado perro, que con la
lengua de fuera acusaba el efecto evidente de la venida, comprob� tambi�n que lo
mismo que le suced�a a su ama le ocurr�a tambi�n a �l, pues esta vez demostr� el
gran placer que le ocasionaba derramarse dentro de un orificio tan breve y
compacto, aullando como un lobo feroz en tanto su negro cuerpo se estremec�a en
espasm�dicos movimientos, hasta que ech� dentro hasta la �ltima gota de gris�cea
leche, en tanto lam�a y relam�a con su larga lengua la espalda de su
complaciente due�a. Margarita se derram� casi al mismo tiempo en interminables
orgasmos que sacud�an su cuerpo y sus extremidades mientras su cabeza se agitaba
con locura y violencia disfrutando al m�ximo del placer extraordinario de la
cogida por detr�s.



Lo que vino despu�s fue algo conmovedor en verdad. Los dos
cuerpos sudorosos, como si se hubiesen puesto de acuerdo y en un acto de
incre�ble sincronizaci�n, se desvanecieron cayendo sobre el mullido suelo,
confirm�ndome lo que ya sospechaba: Que despu�s de todo el acoplamiento con Bat
no ten�a ya por qu� evitarlo, pues era indudable el tremendo gozo que una pod�a
llegar a experimentar.


Los dos amantes tuvieron que mantenerse irremediablemente
pegados de nuevo durante largo tiempo. S�lo que esta vez fue mayor el tiempo que
duraron acoplados, tirados sobre el suelo sin poder levantarse, pues de seguro
el peque�o agujerito anal de Mago somet�a al inflamado verg�n del perro con
mucho m�s fuerza que su hendidura frontal. No obstante ve�a la cara iluminada de
ella que alud�a al infinito placer que le causaba estar pegada con Rob, pues en
ciertos momentos observaba c�mo Mago mov�a su culo suavemente en un intento por
disfrutar de la salvaje llenura del pito del perro. El animal permanec�a quieto,
pero ella no dejaba de moverse de vez en cuando cerrando los ojos con lascivia,
como tratando de grabar en su mente y sus sentidos el incre�ble placer de
saberse encadenada y sometida por el pedazo de carne ardiente, sin poder
sac�rselo del esf�nter anal.



Mientras tanto yo, de tantas masturbadas y venidas, sent�a ya
mis piernas entumecidas a causa del esfuerzo. Mas no por eso evit� la �ltima
serie de largu�simos orgasmos que me hicieron tiritar de la brama, contemplando
la visi�n de hembra y perro pegados y tumbados sobre la alfombra. Cuando por fin
la hinchaz�n del alveolo del pene de Rob disminuy�, fue el animal quien procur�
zafarse de su forzado encierro, y dando un jal�n que hizo gritar de dolor y
placer a su ama, se incorpor� relami�ndose de nuevo el parado falo que ahora
aparec�a mucho m�s oscuro que de costumbre, de seguro a causa de los restos de
materia fecal que irremediablemente y debido al profundo hundimiento debieron
ensuciarlo. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que Margarita estaba dando
por terminada la sesi�n nocturna, pues se puso a recoger su ropa de encima de la
cama y comenz� a vestirse. Por seguridad y prudencia no quise quedarme m�s
tiempo y abandon� la privilegiada posici�n donde me hallaba retornando
cuidadosamente a mi habitaci�n.




CONTINUARA....



Si te gusta este relato me puedes escribir tus emociones y
comentarios a mi correo:



POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 1
Media de votos: 5.00


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Mi inaudita vida incestuosa (13)
Leida: 1751veces
Tiempo de lectura: 17minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Incesto con la abuela relatadosRelatos cojiendo a mama en pueblorelatos eróticos.xxx.estreñimiento Incesto con la abuela relatadosver relatos pornos me follo a mi hija menorcitacuentos pornos mama se somete a mis deceosrelato miscalsones yeno de semenrelatos calientes madre dise ijo mecojesme folle ami prima en la discotexa relatosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatomi hijita de 9 añitos relatoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos porno de mi vecina y sus dos nenitashistorias porno con maestrosIncesto con la abuela relatadosfotos porno doraemonRelatosxxx el pene de mi hermano chiquitorelatos de incesto gay con mi tioporno en la cocinanarraciones porno con mi ahijada de siete años en la piscinapenetre el culito de mi primita relatos eróticosrelatos eroticos incesto madre e hijarelatos de amor filial xxx enamorado de mi nietarelato erotico hija de amigoRelatos porno amor filial cathy y rosita bdlol.ruwww.relatos.super.zoofiliarelato erotico mi mujer y yo fuimos a la playa con mi amigo que ricooo ay sabros� relatos eroticos zoofiliasRELATO EROTICO COJI CON PAPA CON FOTOSporno icesto gratisRelatos espiando A perdonas follandosexo tía sobrina relatosmis vecinitas quieren nadar relatos pornorelatos eroticos abriendo de patas a mi cuñadarelatos xxx mi sobrinita y sus juegosrelatos xxx bañando a mi sobrinotaRelato porno con la tía doctoraenseñando a manejar relatos eroticosrelato lo hice con mi hijoRelTos eroticos nieta putarelatos porno folle Ami.hijabebitaspequeñaspornoRelatos eroticos mi sobrino me follo dormidarelatp erptico mi abuelahistorias eroticas de nietas cojedorasRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelato erótico dormidarelato erotico que buenoto esta mi profesor Relatos dormida con mirelatos porno free de torturas y castigohistorias eroticas con la primarelatos de sexo zoofilia hombrerelatos mi abuela desnudaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos gays los pibitosRelatos sexo en la secundariarelatos eroticos zoofilia realhistorias eroticas de nenas de 9 gratisjugando al papa y mama relatos eroticospequeño relatos xxxmusculoso pornoRelatos gays el culito del trolitorelato porno de madre e hijomadura follando con travestitravesti pollonRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gaysRelatos me cogió mi yerno jaimerelatos porno me violaron en el internadorelatos cachondos padres e hijas que follan sin problemasRelatos gays follameinsestos de tiasrelatos eroticostias meadasel culito de mi hijita relatoscalientesIncesto con la abuela relatadosrelato cola hija vergami hija para 2 relato porno Relato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos eróticos chantajerelatos mi hermanita caliente