Parec�a que todo iba a salir mejor, Dany lo empezaba a
aceptar y Santi se tomaba lo nuestro m�s seriamente (o casi).
Empezaba a oscurecer cuando sub�amos a su casa. Por alguna
raz�n, los ascensores le ponen nervioso as� que se acerc� a m�, no me pareci�
raro as� que le dej�. La pareja de vecinos que sub�an con nosotros se quedaron
mirando un momento y luego disimularon mientras cuchicheaban. Santi y yo
segu�amos a lo nuestro; �l me cog�a de la mano y la apretaba contra la suya y
as� llev� las dos hac�a mi muslo y fue subiendo un poco. Yo miraba alrededor
como si fuera un ladr�n. La mujer que iba delante volvi� la cabeza para mirarnos
una vez m�s y vio como nuestras manos acariciaban una de las partes m�s intimas
de mi cuerpo. Enseguida se dio la vuelta y murmur� algo a su marido. Este gir�
la cabeza y nos mir�. Yo enrojec� por completo, Santi sin embargo le saludo con
la mano libre.
En cuanto la pareja se baj� Santi me bes� extasiado. Me apoy�
suavemente en el espejo del ascensor (Hab�a un espejo en la pared paralela a la
entrada).
�Te has vuelto loco? �Qu� pensar�n ahora?
Pensar�n que somos dos sin verg�enzas desvergonzados. �
Ri�, mientras me besaba el cuello.
��Qu� voy a hacer contigo?!
�Quieres que te lo diga? � Dijo p�caramente.
Me dio la vuelta. Le mir� a trav�s del espejo pregunt�ndome
qu� tramar�a.
Agarr� mis manos y las at� con una cuerda que vete a saber de
donde la hab�a sacado. Le sobr� un poco de cuerda. Me volvi� a dar la vuelta y
se empez� a re�r con esa sonrisita que pon�a cuando lo que tramaba sal�a a pedir
de boca.
De repente el ascensor par� un piso antes al nuestro. Entr�
un chaval de unos 15 a�os con el walkman puesto a todo volumen. Nos mir� pero
luego se dio la vuelta y tarare� una melod�a (supuestamente la misma que
escuchaba).
Santi ni corto ni perezoso estir� de la cuerda, me tir� hacia
�l fuertemente mientras re�a.
Llegamos a nuestro piso y en cuanto se abri� la puerta, Santi
sali� tirando de m�. El chaval nos mir� con los ojos como platos, luego sonri�
divertido.
Santi sac� un pa�uelo blanco junto con sus llaves. Abri� la
puerta y antes de entrar me iz� morder el pa�uelo, mientras lo ataba detr�s de
mi cabeza.
�? � Intent� decirle que no entend�a su juego. �l me
ignor�.
Tir� de m� hasta llegar al balc�n. Y me sent� en una silla
que hab�a ah�.
No hace mucho fri� pero te traer� mi bata por s� acaso...
Entr� en la casa y volvi� con su bata azul. Yo no sab�a que
hacer. Intent� soltarme pero no pude.
Me levant� y empez� a quitarme la ropa, como si desvistiera a
un ni�o. Tuvo que soltarme una mano para quitarme el jersey y la camiseta. No
ten�a nada puesto, ni siquiera mis boxers. Me puso la bata, la at� y me mir� de
arriba abajo.
Sonri� diab�licamente y me tir� hacia la barandilla. Pas� la
cuerda con la que estaba atada una de mis mu�ecas por la barandilla y at� el
extremo libre a mi mu�eca libre.
Mir� desconsolado a Santi; Se estaba riendo.
Espera un poco, tengo que hacer un recado. �No te vayas,
eh?
Intente decirle que no me dejara atado. Que era un capullo
pero solo pod�a emitir sonidos como "Ummmm" y cosas as�.
Lo siento no te entiendo. Vuelvo pronto. � Me dio un beso
en la frente � Adi�s.
Escuch� un portazo y me di cuenta de que estaba en el balc�n
atado y aparte de la bata no llevaba m�s ropa. Si no fuera por que la situaci�n
era extra�amente morbosa, me abr�a echado a llorar.
Intent� soltarme pero no pod�a, intente quitarme el pa�uelo
de la boca pero tampoco pude. Me resign� y esper� mirando como anochec�a en mi
ciudad.
Ya hab�a anochecido por completo cuando escuch� la puerta. Mi
cabeza se irgui� autom�ticamente y emit� un "ummm" de alegr�a. Tard� un poco en
venir, pero cuando lo hizo no llevaba nada encima.
Camin� decidido hacia m� y sonri�; su sonrisa, mal�vola, me
entr� en el alma. Se par� enfrente de mi y me dijo:
�Har�s todo lo que te diga?
Le mir� a los ojos y una calentura me subi� por el cuerpo.
Asent� con la cabeza decidido a saber qu� se tra�a entre manos. Y lo que
descubr� fue muy... interesante.
Me desat� las mu�ecas, mientras me dec�a que si no cumpl�a mi
palabra me volver�a a atar. Me acarici� lentamente desliz�ndome la bata hasta
hacerla caer.
Me levant� del suelo y me puse frente a �l. Repas� con la
mirada su cuerpo desnudo, tan bien proporcionado, tan perfecto. Di un paso hacia
�l con intenci�n de besarle. Pero �l dio un azote en mi trasero, mientras me
rega�aba:
�Te he dicho yo que te acercaras?
Negu� con la cabeza, aun ten�a el pa�uelo en la boca.
Entonces no lo hagas. Solo debes hacer lo que yo ordene.
�Entiendes?
Asent� mirando hacia el suelo, fingiendo un repentino
arrepentimiento.
Date la vuelta, quiero ver ese culito que voy a follarme.
Me di la vuelta, me sent�a observado, humillado y cachondo a
la vez. Todo junto. Odiaba y amaba esa sensaci�n que ten�a cuando Santi me
"obligaba" a hacer lo que �l quer�a. Era una sensaci�n extra�a, no me trataba
como esclavo, pero parec�a que ten�a autoridad sobre m�. No s� si sabr�is lo que
quiero decir.
Acerc� una mano a mi espalda, me dio un escalofr�o cuando
not� como bajaba por ella. Esa mano apret� con fuerza mi trasero. Me hizo un
poquito de da�o, as� que protest�. Me llev� un cachete en la mejilla.
No te he dicho que te quejes. � Agreg� fingiendo enojo. No
volvi� a agarrarme las nalgas tan fuerte.
Me volvi� a dar la vuelta y sonri� ampliamente con un tono
vicioso en los ojos.
Si�ntate en la barandilla.
Dud�. �Y si me ca�a? Eran siete pisos de altura, que se dice
pronto...
Si�ntate en la barandilla � Repiti� en tono severo.
Apoy� las manos primero y luego me aup� hasta sentarme
sumisamente tal y como lo hab�a exigido.
Se acerc� a m� hasta estar pegado a m�. Rode� mis piernas a
su cintura y me desliz� un poco hacia �l.
Not� como la zona del ano rozaba su miembro completamente
erecto.
Suelta las manos. � Exigi�.
Si hombre, me caigo.
No te caes, su�ltate.
Receloso le mir� no muy convencido.
Conf�a en m�.
Solt� las manos con nerviosismo. Y apoy� mi peso en l a
barandilla. Enlac� mis piernas fuertemente a su cintura y �l me agarr� por los
hombros sujet�ndome con fiereza.
Me penetr� de un golpe, me hizo da�o, bastante da�o, pero a
la vez sent� un calor inmenso que nac�a de aqu�l dolor. Gem� sin poder evitarlo.
Comenz� un vaiv�n furioso parec�a un animal furioso. Su rudeza me daba miedo
pero notaba en �l esa mirada que expresaba ternura, esa mirada que me dec�a que
la rudeza s�lo era un juego que nos gustaba a ambos.
Sus manos tiraron de m� hac�a abajo y qued� tendido
horizontalmente. Mi cintura se apoyaba en la barandilla, pero el resto de m�
colgaba de un s�ptimo piso.
Alc� los brazos por encima de mi cabeza y me dej� agarrar
enteramente por Santi. Mir� hacia abajo, todo parec�a tan chicit�n. Ve�a pasar a
alg�n transe�nte y me preguntaba si escuchar�a mis gemidos y mis jadeos. Santi y
yo Respir�bamos agitados, suspir�bamos al un�sono y nos dec�amos cosas sin
sentido sin importar las miradas indiscretas.
La ciudad parec�a observarnos mientras foll�bamos en un
balc�n a la vista de todos.
Lleg� un momento en el que gem� con fuerza, me sali� del
alma, notaba como su pene entraba y sal�a de m�. Not� como Santi se apretaba
fuertemente a m� en cada envestida. Not� como Santi cambi� la respiraci�n,
aceler�ndose m�s, envistiendo con un vigor nunca visto.
Un escalofr�o me subi� de los pies hasta la cabeza y baj� de
nuevo hasta concentrarse en mi pene. Un orgasmo que nunca he sentido en vida me
hizo gritar de placer, mientras Santi gritaba de placer vertiendo en mi esos
fluidos viscosos que tan delicioso sab�an.
Me alz� un poco y me sent� en la barandilla. Apoy� mi cabeza
en su hombro, mientras respiraba tembloroso en su o�do. Santi apoy� su cabeza
contra la m�a y me susurr� al o�do un "te quiero" que me llego al coraz�n y me
traspas� el alma.
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