Mi inaudita vida incestuosa IX
Autora: Incestuosa
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
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Cap XIV
El hecho de haber presenciado por primera vez y en vivo la
forma en que papito se cog�a a mi hermana Luci en la soledad del establo fue
para m� una experiencia inolvidable y bastante enriquecedora, pues ahora me
hab�a dado cuenta con toda claridad el modo en que ellos lo hac�an; en c�mo mi
papi le acomodaba su tremendo pene y se lo met�a hasta el tronco; los
movimientos r�tmicos que ellos efectuaban totalmente acoplados, y tambi�n c�mo
Luci, entrenada como una guerrera por mi papi para esas �ntimas batallas,
cooperaba sin pudor y de una manera tan fant�stica y ardiente. Todas esas
visiones, aparte de incrementar mi interior ansiedad de ser penetrada al fin por
mi papi, tambi�n me hab�an preparado sin duda para lo que yo sab�a que se
avecinaba. Sin embargo y como ya lo he dicho, aquel �ntimo secreto de mi
hermanita con nuestro perro Bat y sobre todo su total negativa a referirme sus
ocultos encuentros con el adiestrado animalito, despertaban a�n m�s mi innata
curiosidad por saber todo lo que ella guardaba en ese aspecto, que por lo que
ve�a definitivamente Luci no estaba dispuesta a revelarme.
As� que mientras esperaba con aparente paciencia y
tranquilidad la llegada de mi ansiada desfloraci�n, ahora hab�a anidado en mi
mente un �nico pensamiento que estaba decidida a descubrir por cualquier medio
posible: saber de una vez por todas lo que Luci se negaba a decirme acerca de lo
que ella hac�a en forma oculta con Bat. Es por eso que cuando mi hermana no era
llevada por papi a la orde�a yo trataba de vigilar lo mejor que pod�a sus
movimientos, intentando conocer de alguna manera su �ntimo secreto y observando
de paso la conducta de Bat, que por cierto casi siempre se hallaba por los
alrededores de nuestra casa. Cierto d�a en que papi se hab�a ido solito a la
orde�a dej�ndonos a Luci y a m� con un sentimiento de frustraci�n, (tan
acostumbradas est�bamos ya las dos a sus calientes jueguitos), y hall�ndonos
ambas jugando por el patio de la casa, not� ciertos movimientos que no me
pasaron desapercibidos. V� que el perro se acercaba como ansioso a mi hermanita
y se pon�a a lamerle con su larga lengua sus pies y sus pantorrillas intentando
levantarse sobre sus patas traseras para despu�s querer como encim�rsele. Pero
lo que m�s curiosidad me causaba era que mientras Bat le hac�a todo aquello, yo
pod�a ver la punta de su peque�o botoncito rojizo asom�ndose entre la funda de
su entrepierna, situaci�n que me despertaba muchos pensamientos calientes.
Tambi�n me daba qu� pensar la pose que Luci adoptaba, ya que de inmediato
trataba de quit�rselo de encima con movimientos bruscos en una actitud de clara
molestia que me hac�a recordar que en la soledad del campo era muy diferente su
conducta y otra su actitud en su trato con el animal. Por todo eso yo saqu� la
conclusi�n de que lo que ella trataba de hacer era alejar a Bat de all� a fin de
que yo no me diera cuenta de todos esos jugueteos que manten�a a solas con
nuestro perrito, y claro est�, para que tampoco le hiciera yo ninguna clase de
preguntas sobre el tema.
Pero yo tambi�n jugaba al mismo tiempo mi propio juego y por
supuesto jam�s le coment� cosa alguna sobre esos detalles. Por el contrario y
con toda premeditaci�n yo adopt� deliberadamente una indiferencia que estaba muy
lejos de sentir, pero claro, sin perder detalle de todo lo que suced�a. Pasado
un rato de jugueteos intensos entre Luci y el perro, que por lo visto ella
quer�a terminar poniendo cara de molestia para fingir ante m� una apariencia
totalmente diferente a la que hab�a mostrado con Bat en el bosque, de pronto
ella me dijo:
-Ay, Juli....este Bat no quiere estarse quieto...ya me tiene
harta, manita....mejor me ir� a mi cuarto un rato.....ay, Bat, a veces eres
insoportable.... �dijo dirigi�ndose al perro, como tratando de mostrarse
irritada por la situaci�n-
-Y por qu� lo dices, Luci?... �le respond� con cierta sorna,
pero tratando tambi�n de fingir la misma indiferencia ante su comentario-
-Es que no se est� quieto...y no me deja jugar tranquila
contigo....ya me cans�....y realmente me irrita....me ir� ahora mismo a mi
cuarto...
-Est� bien... �le respond�- . Creo que yo tambi�n me ir� a mi
cuarto un rato, manita.
-Ay s�...es mejor que descansemos un rato para que Bat se
vaya, y despu�s salimos a jugar de nuevo, si Juli?
-Si, Luci...es mejor.
R�pidamente Luci sali� corriendo hacia el interior de la casa
y se meti� en su cuarto, cerrando tras ella la puerta. Yo la segu� de cerca,
vigilando su actuar con cautela, e hice lo mismo que ella, tratando de seguirle
el juego. Pero desde una de mis ventanas que daba justo al patio, decid� ponerme
a observar con paciencia lo que desde antes ya hab�a sospechado que suceder�a. Y
efectivamente mis sospechas resultaron ciertas, porque al cabo de unos diez
minutos escuch� cuando Luci abri� sigilosamente la puerta de su dormitorio y
sali�. Al escucharla yo me puse atenta desde mi ventana para ver lo que hac�a.
Entonces pude verla cuando sali� hasta el patio y se qued� parada poni�ndose a
observar con detenimiento los alrededores, como si estuviese buscando algo.
Momentos despu�s comenz� a caminar por entre la arboleda, hasta que v� que
encontr� a Bat echado y medio adormilado junto al sombreado tronco de una
palmerilla. Ella desvi� su mirada hacia la casa, como cercior�ndose con cuidado
de que nadie se hallara afuera, para despu�s hacerle se�as a Bat con el fin de
que �ste la siguiera. El animalito se enderez�, sacudi� su cuerpo con fuerza y
se encamin� obediente tras ella mientras ve�a que Luci dirig�a sus pasos hacia
el sendero que llevaba al sitio secreto que ambas conoc�amos. Un pensamiento
cruz� como rel�mpago por mi cabeza produci�ndome una agitaci�n en mi pecho, pues
me hab�a quedado claro que mi hermanita se llevaba a jugar al perro detr�s de la
barda de la casa; a aquel sitio de nuestras confidencias del que s�lo ella y yo
ten�amos conocimiento. Ahora estaba segura de que el artilugio de mi lista y
caliente hermanita al proponerme que nos retir�semos a nuestras habitaciones era
s�lo parte de su plan para poder estar a solas con Bat, pues mi presencia le
imped�a actuar con la libertad que deseaba. Pero tambi�n me daba cuenta que
despu�s de todo yo no era menos lista que ella, ya que mis corazonadas estaban a
punto de conducirme a conocer la verdad de su oculto secreto, que por otro lado
tanto ansiaba saber. Debo confesar que yo, independientemente de querer ver lo
que ella y Bat hac�an a escondidas, lo que m�s anhelaba secretamente tambi�n era
poder aprender de ella para hacer yo igualmente lo mismo con el perrito, pues
despu�s de haber visto c�mo se pon�a Luci de caliente en el bosque practicando
esos jueguitos prohibidos con el can, y de haber admirado aquel pedazo tan largo
de carne rojiza que le sal�a trepidante a Bat entre sus patas traseras, aquella
visi�n no pod�a borrarse de mi mente tan f�cilmente. Ahora estaba convencida de
que la inteligente Luci sab�a muy bien aprovechar el tiempo y las oportunidades,
pues estaba segura de que el descubrimiento por su parte de aquel apartado sitio
ubicado detr�s de la barda de nuestra casa no estaba destinado �nicamente a
nuestras confesiones �ntimas, sino tambi�n lo utilizaba de manera secreta para
la pr�ctica de cosas que a�n desconoc�a, aunque a estas alturas bien que
comenzaba a imagin�rmelas. Todo eso me embramaba tanto que mis calzoncitos se
mojaban de all� abajo con abundante rapidez, y apenas si pod�a contener mis
ansias de salir corriendo hasta el escondido lugar para obervar todo eso.
Con prudencia dej� pasar varios minutos esperando irme yo
tambi�n detr�s de ellos, pero algo que la verdad no imaginaba vino a
interponerse en mis perentorios planes. Estando a punto de salir de mi cuarto
escuch� de pronto unos suaves toquidos en mi puerta. Puesto que no estaba
dispuesta a que nada interrumpiera mis candentes deseos de espiar a mi hermana,
lo m�s veloz que pude pens� en hacer algo, y lo �nico que se me ocurri� en ese
instante fue esconderme con rapidez dentro del armario de mi guardarropa,
mientras o�a c�mo segu�an tocando con suavidad la puerta de mi habitaci�n. Me
qued� all� sobrecogida y acurrucada entre los colgantes de la ropa, viendo por
la rejilla hacia el interior de mi cuarto. Escuch� c�mo se abri� la puerta y
alguien penetr� en mi dormitorio. Cuando v� la figura de mi mami perfilarse
enfrente de m� me pregunt� qu� estar�a buscando hacer ella al entrar all�, lo
cual me produjo cierta sensaci�n de placer en mi rajita ya humectada, recordando
nuestro �ltimo encuentro y pensando que tal vez no fuese una mala idea salir de
repente de mi escondite y tratar de asustarla, como para dar la impresi�n de que
me hab�a escondido all� con ese fin. Pensando en que lo de Luci y Bat estaba
definitivamente estropeado por ese d�a, pero segura de que muy pronto tendr�a
otra oportunidad para poder verlos a escondidas, me decid� a salir del
guardarropa emitiendo grititos e intentando hacer re�r a mi mami con mi infantil
ocurrencia.
-Buuuuuuu......buuuuuuuu...jijijijijijiji....
-Ay Julitaaaaaa....me asustaste...ni�a....yo pens� que no
estabas aqu�...cre� que andabas jugando por el patio....
-Ay mamita...perd�name...lo que pasa es que me escond� para
espantarte...jijijiji....
-Vas a ver, malcriada....jajajajaja....bien que lo
lograste...
-Oh...no era mi intenci�n mamita....de verdad....
-Ay ni�a..no te apures...s�lo estoy bromeando.... vine para
ver como estabas...
-Estoy bien mami.....y t�?...
-Ay pues yo....qu� te dir�?....
-Qu� tienes, mami?....
-No...nada...es s�lo que�de repente me puse a recordar lo de
la otra vez....te acuerdas?
-Ay s�....claro que s�....
-Bueno, Julita...pens� que quiz�s tendr�as m�s preguntas que
hacerme...recuerda que ese d�a fuimos interrumpidas por la llegada de tu
padre...y como ya no hab�amos hablado de eso...pues...pens� que....
-Si....nos interrumpieron cuando est�bamos en lo mejor, no
mami?.... �le contest� ardorosa-
-S�, lo recuerdas?....pero ahora que tu papi no est� ni
tampoco tus hermanos...pens� que tal vez podr�amos platicar de nuevo....acabo de
ver a Luci que se fue a jugar al patio con Bat....
-Si. �le respond� a secas- ay mami...s�....yo
quisiera....hacerlo otra vez...
-Pues s�lo dime qu� quieres, Julita....que yo te lo ense�ar�
todo...
-Hummm....pues quisiera...verte otra vez all�....pero
bien.... �dije se�alando sus brazos-
-Ohhh mi nena linda....yo tambi�n deseo eso....no sabes
cu�nto...
-Me lo ense�ar�s?....
-Ay claro....dime qu� te gustar�a que te mostrara....
-Pues...me gustar�a que me mostraras primero tus
axilas....quiero ver c�mo tienes all�...si te han crecido los
vellitos....toc�rtelos....todo eso quiero....
-Ay pues ven....pero antes, deja que cierre la puerta por
dentro...no vaya a venir alguien.
-Si mami.
Mi madre se dirigi� hacia la puerta y la cerr� con pestillo.
Yo pude ver mientras caminaba que portaba un hermoso vestido verde claro sin
mangas, como siempre lo hac�a en temporada de calor, con amplias faldas hasta
las rodillas que no por eso ocultaban las estupendas morbideces de su espl�ndida
figura y la blancura de sus bellos y largos brazos. Verla as� me calent� hasta
el delirio.
-Ven Julita...sent�monos en la cama.
-Si....
-A ver, linda...qu� quieres ver...�sto? �me dijo, levantando
sus brazos hacia lo alto-
-Ssii... �le respond�, enfebrecida y temblorosa-
-Bien, Juli....obs�rvalos...t�calos..hazme lo que t�
quieras...
Ella se dej� caer sobre el colch�n de mi cama con su cuerpo
tendido a todo lo largo y manteniendo sus brazos alzados, mostrando ante mis
ojos la extraordinaria blancura y belleza de sus lindos sobacos. Pero lo que m�s
admiraba en ella era justamente el precioso y suave mapa de vellitos a medio
rasurar que se formaba en el centro mismo de sus extraordinarias axilas, que sin
ser regordetas, s� exhib�an una carnosidad fuera de serie que me cautivaba
enormemente. Sabedora de que lo que mamita deseaba era precisamente que yo le
hiciera todo lo que yo quisiera en esa pudenda regi�n matizada de negruzca y
recortadita pelambre, que deliberadamente ella podaba para generar placer,
acerqu� prestamente mi nariz y mis labios abiertos a una de sus bellas axilas
olorosas a sudor, peg�ndome como una lapa a su piel secreta y escondida debajo
de sus brazos mientras ol�a el delicado perfume al natural que expel�an sus
sobacos. Yo me pasaba de una axila a otra con profundo deleite sin poder evitar
tocar con las yemas de mis deditos, al mismo tiempo que inhalaba su exquisita
fragancia, aquellas lindas puntillitas negras que apenas si se asomaban con
timidez sobre su blanca piel escondida. All� me puse a abrevar mis ansias con
locura sin poder saciarme, ya que me mantuve en ese acto exploratorio con mis
sentidos del gusto y del olfato dedicados con fruici�n a la degustaci�n y al
tacto de esa zona que tanto me encantaba, mientras mi mami manten�a los ojos
cerrados gimiendo y gozando a causa de mis tocamientos.
En tanto yo me manten�a en esa actitud de hormiga
exploradora, mi mami aprovechaba para bajar sus manos hasta mis nalguitas
apret�ndome con suavidad mi culito, metiendo sus dedos debajo de mis
calzoncitos, sintiendo c�mo me los iba bajando poco a poco para poder tener a su
disposici�n las prohibidas regiones de mis intimidades, mientras me dec�a con
voz suave y entrecortada:
-asiii...asiii...mi ni�a linda...b�sale a tu mami sus
sobacos...anda...hu�lemelos bien....te gusta eso, Julita...?
-Siii...ssiii..mamita...me encanta olerte y tocarte tus
axilas...me gusta como tienes tus pelitos a medio salir...ay...y huelen
riqu�simo...
-Pues sigueme mamando...anda...t�llame tu
lenguita...ayyy...c�mo me gusta eso, Juli....
-Ay mami....a mi tambi�n....t� no te echas perfume
aqu�...verdad mamita?
-No...no mi ni�a...eso echar�a a perder todo...
-Por qu�...mamita?
-Porque eso....inhibe mis olores naturales...
-Y eso....es malo?
-Malo no...no precisamente...lo que sucede es que ya no
oler�an a m�...a mi propio sudor...a mi propio cuerpo....comprendes?...
-Ohhh...nunca te eches perfume mamita....a m� me gusta as�
como te huelen ahora tus axilas...
-Si...verdad?....eso lo s�...
-Si...mamita...y nunca te rasures todos los pelitos....d�jate
siempre algo...aunque sea bajitos....me gusta verte as�..
-Ohh...s�..Julita...pero anda...ven...ahora quiero que te
metas debajo de mi falda...
-Si mamita....yo tambi�n quiero eso....
Ella me tuvo que despegar pr�cticamente de donde me hallaba
inserta succionando, jal�ndome con suavidad la cabeza e indic�ndome que me
bajara hacia sus faldas, las cuales ella hab�a levantado hasta arriba con la
clara intenci�n de dejar al descubierto sus reconditeces frontales, sin dejar de
estar recostada boca arriba. Yo hice lo que me ped�a, coloc�ndome entre sus
abiertas piernas, mientras ella me dec�a ansiosa:
-Anda...Julita...ya b�jame las pantaletas...ap�rate ni�a....
-Si...si....mamita....
Llevando mis temblorosas manos hasta la parte superior del
el�stico de su prenda interior, me di a la deleitosa tarea de despojarla poco a
poco de aquellas blancas bragas que ce��an con fuerza las ondulantes caderas y
las bellas piernas de blancura extraordinaria de mi mami, hasta dejar al
descubierto la preciosa mata de bello p�bico de brillante negrura que
contrastaba de manera rotunda con la aperlada piel de diosa de su vientre y sus
inquietantes verijas color p�lido de tersura exquisita.
-Expl�rame all�...anda ni�a...t�came...hazme lo que t�
quieras...
Yo no me hice esperar una segunda petici�n y llev� con
confianza mis manos hacia el centro de su tri�ngulo amoroso repujado de
ensortijada pelambre, metiendo mis dedos abiertos entre aquel matojo de vellos
enredados, bajando y subiendo mis manos una y otra vez sobre su colchoncito
anhelante, en tanto no quitaba la vista de su sonrosada hendidura, apreciando
que no obstante ser mayor, mi mami cuidaba sin duda alguna esa regi�n palpitante
con todo esmero.
A decir verdad mi madre era una mujer bastante joven, y no lo
digo por su aspecto tan cautivadoramente juvenil, sino que al haberse casado a
los 18, calculaba que ahora tendr�a no m�s de 34, pero conservaba una belleza
extraordinaria tanto de facciones como de cuerpo. A m� siempre me hab�a agradado
mi mami, aunque a ciencia cierta no sab�a por qu�; sin embargo ahora que me
encontraba admirando su escultural cuerpo me daba cuenta de que era eso
precisamente lo que tanto me atra�a de ella, deseando �ntimamente conocer por
dentro los escondidos tesoros que sus ropas ocultaban debajo, quiz�s con la
certeza de que cuando yo creciera probablemente fuese tambi�n tan hermosa como
ella.
-Anda...Julita....ya �breme la rajita...t�came all�
dentro....m�teme tus deditos...
-Sii...
Comenc� por satisfacer la apremiante solicitud de mi madre
abriendo primero con mis dedos la roja y ardiente hendidura que afloraba un
cl�toris ya enhiesto por la calentura que estaba sintiendo. All� me mantuve
viendo con ojos escrutadores el canal interior de la vulva abierta de mamita que
conduc�a a los m�s profundos pasadizos del laberinto de sus entra�as, para
despu�s meter uno de mis deditos adentro de su raja humedecida, comenzando a
frotar con suavidad los pliegues superiores e interiores de su bollito
enardecido.
-M�s...m�ass....Julitaaa....m�temelo m�s adentro...por favor,
linda...
Obedeciendo con ansias a su anhelante petici�n, empuj� lo m�s
que pude mi dedo m�s largo adentro de su cavidad genital, sintiendo c�mo los
flujos de lechita que le sal�an me embarraban la piel de mis dedos. Me mantuve
toqueteando por largos y delirantes minutos aquel precioso tesoro escondido,
metiendo y sacando sin cesar mi dedo superior mientras mi madre gritaba
ahogadamente palabras dulces que alud�an a la tremenda brama que estaba
experimentando.
-Yaaaa....Julitaaa....ahora b�sameee....ponme tu boquita
all�....
Yo llev� mi boca con lujuria hasta la puerta abierta de aquel
centro del placer, comenzando a meter mi lengua frot�ndola con violencia contra
su enrojecida intimidad, mientras mi mami me tomaba de la cabeza peg�ndola con
loca ansiedad a su vulva estremecida, como para aumentar la presi�n de mi
lenguita sobre su hermosa hendidura. Mientras tanto yo no cesaba de efectuar el
mete y saca con mi lenguita de serpiente, sintiendo c�mo mi mami me apretaba
sobre ella con sus manos y sus piernas puestas sobre mi cabecita, que estaba
ahora completamente hundida y perdida en medio de aquel extraordinario y
sensacional pubis, que de pronto empez� a estremecerse con fuerza como
consecuencia del orgasmo tan intenso que la hizo gritar a�n m�s de delirio.
-Ayyy...Julita....me vengooo....me vengooo... no te
quitesss.....s�gueme mamando....sigueee.
Yo arreci� en seguida mis movimientos de mete y saca
hundi�ndome a�n m�s entre los abiertos plieguecillos con sabor a lechita de mi
mami, sintiendo como ella me apretaba sin pudor ni piedad mi cabeza, que casi me
ahogaba de la brama tan intensa. Los espasmos y estertores de su espectacular
venida duraron varios minutos, hasta que por fin mi mami qued� completamente
saciada y laxa tirada sobre la cama, con las piernas abiertas y los brazos en
cruz, disfrutando del cl�max de aquella genial sacudida org�smica que la hac�a
tiritar de deleite.
Cuando ella por fin volvi� en s�, me dijo apremiante:
-Ay..Julita...que rico es todo esto...me encanta jugar
contigo...me encanta ense�arte, mi amor....eres divina....
-Si...mamita...a mi tambi�n me gusta mucho hacerlo contigo...
-Pero tu padre no debe tardar en regresar.,..y tengo temor
tambi�n de que alguno de tus hermanos me ande buscando por all�.
-Si....te entiendo...
-As� que es mejor que aqu� acabemos por hoy...pero
recuerda...otro d�a que tengamos la oportunidad volveremos a hacerlo...a�n hay
muchas cosas que quiero ense�arte, mi hija....
-Si...mami...siiii...yo quiero que me ense�es m�s cositas de
las que t� sabes...
-Est� bien....pero recuerda...ni una palabra a nadie,
eh?....ni siquiera a Luci...mucho cuidadito con eso, linda....
-Descuida, mamita...no lo dir� a nadie...
-Muy bien...ahora arreglemos todo aqu� para que no se vea
nada raro...
-Si...
Mi madre se puso en seguida a acomodar la sobrecama, sus
ropas y las m�as, poni�ndose despu�s las pantaletas, mientras yo no me cansaba
de admirar su exquisita belleza de alabastro, caliente como estaba de la sesi�n
de ense�anza que me acababa de mostrar. Ella me dijo:
-Ahora, Julita, voy a salir, eh?....t� qu�date un ratito
aqu�...y ya despu�s podr�s bajar si quieres....
-Si, mamita....est� bien.
Echando antes una ojeada a la cama como para cerciorarse de
que todo estaba en orden, ella se acerc� a la puerta, jal� el pestillo y la
abri�, no sin antes voltear a verme y gui�arme un ojo con complicidad, para
despu�s alejarse escaleras abajo. Mientras la escuchaba caminar yo me qued�
pensando en Luci y todo lo que habr�a hecho la caliente de mi hermanita con Bat,
y que por esta ocasi�n y debido a las circunstancias me hab�a perdido, aunque en
el fondo no lo lamentaba tanto despu�s de haber vuelto a vivir con mi mami
aquellas estupendas cositas que para qu� negarlo, tambi�n me pon�an tan
embramada.
Yo baj� hasta el patio con la intenci�n de cerciorarme si
Luci habr�a regresado, pero me di cuenta de que a�n no volv�a del traspatio de
nuestros secretos. No obstante consider� prudente no importunarla por ahora,
pues era mejor que cuando regresara ella me eoncontrara jugando. Quer�a darle la
impresi�n de hallarme totalmente ajena a sus correr�as con nuestro ansioso
perrito. Debi� haber pasado a�n como una hora m�s hasta que v� que Luci aparec�a
por fin entre la arboleda del patio, con las ropas arrugadas y el rostro
arrebolado. Haci�ndole de inmediato pl�tica para darle toda la confianza y
seguridad de mi ignorancia sobre su escondido secreto, le dije:
-Hola Luci....te estaba buscando....apenas acabo de bajar, tu
crees?...me qued� bien dormida....
-Ah si?....que bueno...yo tambi�n acabo de bajas hace unos
minutos....me dorm� tambi�n igual que t�, manita...
-Oh..qu� bien...quieres que sigamos jugando...?
-No...Juli...ahora no....quiero entrar a la ducha...me siento
muy sudada...sud� mucho mientras dorm�a �me dijo la mentirosilla de mi hermana
con palabras seguras, lo que hablaba de su extraordinario temple para manejar
sus cosas-
-Oh..bien....anda ve....yo aqu� me quedar� -le respond� sin
insistirle m�s-
Ella se alej� hacia el interior de la casa mientras yo me
preguntaba con duda y lascivia cu�ntas cosas habr�a hecho con Bat en aquel
privilegiado sitio. Al pensar en el perro advert� que �ste no se encontraba por
ning�n lado, lo cual pic� de nuevo mi curiosidad. As� que aprovechando que Luci
se hallaba en la ducha, yo me qued� en el patio en espera del animal, con los
pensamientos puestos en c�mo lucir�a Bat despu�s de haber efectuado aquellos
jueguitos secretos con mi cachonda hermana. No tuve que esperar mucho en
realidad, pues lo v� que apareci� minutos despu�s caminando entre la maleza.
Decidida a indagar sobre su aspecto le llam� tron�ndole los dedos, a lo cual el
animal respondi� acerc�ndose a m� moviendo la cola con soltura. Yo le sob� el
lomo con ternura, escrutando con inter�s todo su cuerpo pero sin hallar indicios
de nada. Dirig� por �ltimo mis ojos hacia la parte baja de sus patas traseras,
encontrando que la protuberancia afelpada que guarda su largo pene se hallaba en
su tama�o normal, sin apreciar en lo absoluto alguna huella que delatara una
ulterior manifestaci�n de endurecimiento. Todo eso que estaba descubriendo ahora
me anim� a�n m�s a proceder como yo lo deseaba, pues mis vagos temores de que
alguien pudiese notar algo extra�o en el perro despu�s de un juego secreto con
su largo pito se desvanecieron por completo.
�
Cap. XV
Los d�as siguieron pasando con la normalidad de siempre,
sobre todo durante la semana que sigui�, ya que mi papito tuvo que viajar por
varios d�as a otra ciudad lejana para adquirir en una exposici�n algunas vacas
lecheras y aperos para la orde�a. Tanto mi hermana Luci como yo no ocultamos
nuestra tristeza por su partida, ya que las dos est�bamos siempre a la espera de
que pap� nos invitara a ir al establo. Sin embargo yo estaba segura de que mi
hermanita en cierto modo fing�a en parte su tristeza, pues la muy cachonda bien
que sabr�a aprovechar aquella ausencia para perderse con Bat en el escondite
trasero. Sabedora de eso yo la vigilaba con m�s atenci�n tratando siempre de no
darle a sospechar nada, pues sab�a de la inteligencia y precocidad de mi hermana
para esas cosas. Mas cierto d�a en que nos encontr�bamos jugando las dos como de
costumbre en el patio, volvi� a aparecer de repente nuestro perrito haciendo
gala de los inquietantes jugueteos con Luci, por quien sent�a sin duda una
especial preferencia a juzgar por los manifiestos coqueteos que el animal no
ocultaba. La repetici�n de aquellos singulares encimamientos del can hacia mi
hermanita y sus inocultables e in�tiles intentos de ella por apartarlo de s�,
s�lo me mostraban a las claras que esas eran precisamente las se�ales que Luci
esperaba para saber que Bat le anunciaba la urgencia de una necesidad que habr�a
que atender con prontitud, lo cual pod�a confirmar al ver que debajo de su
peludo vientre asomaba ya la peque�a puntita del rojizo bot�n de su falo
ansioso. Tambi�n pensaba despu�s de ver todo aquello que nuestro perro, caliente
por repetir lo que tanto le agradaba y siendo un animal irracional, aunque
bastante entendido, no encontraba otra forma de dar aviso a mi hermana,
demostrando su ardor subi�ndosele a mi hermanita sobre sus piernas y lami�ndole
la blanca y bella piel con agitaci�n sin igual.
Es por ello que Luci trataba de impedir a toda costa que yo
viera esas visiones, sabedora de que era yo tan lista que podr�a llegar a
sospechar algo. Pero yo, fiel a mi causa, fing�a con toda normalidad una
indiferencia que a Luci le tranquilizaba, pues simplemente ella buscaba
deshacerse primero del perro y despu�s de m� de la forma m�s natural, con la
finalidad de lograr sus calientes prop�sitos. Fue por eso que ella me dijo:
-Ay Juli...ya no aguanto al pinche Bat....hoy est� de nuevo
insoportable....subir� a mi cuarto a dormir un rato....
-Ay d�jalo, manita...s�lo te manifiesta su amor....te est�
diciendo que te quiere, ji ji ji....
-Si...lo s�....pero no me gusta que me lama las piernas. �me
contest� con cara de fingido disgusto-
-Ay Luci...pues si t� te vas...yo igual me ir� a mi cuarto y
me dormir� tambi�n....no tiene caso que siga solita aqu�...
-Si...es mejor....v�monos ya... �me respondi�-
Diciendo y actuando Luci se alej� hacia la casa mientras yo
la segu�a. Habiendo subido ambas las escaleras hasta el pasillo superior, cada
una entr� en su habitaci�n y cerramos las puertas. Pero yo estaba dispuesta
ahora s� a no perderme por nada del mundo esta oportunidad de oro que se me
presentaba. As� que poni�ndome muy cerca de la ventana de mi cuarto observ� con
todo cuidado los movimientos de mi ardiente hermanita, quien no tard� mucho en
salir de su dormitorio con todo sigilo, crey�ndome acostada. Me dispuse con
mucho temblor y ansiedad a espiarla cuando llegara al patio para ver las
maniobras que realizaba.
Casi en seguida ella se ubic� en el centro del patio buscando
con su vista ansiosa a Bat, a quien yo ya hab�a visto recostado debajo de un
�rbol. No tuvo que buscar mucho Luci, pues advirtiendo en seguida donde se
encontraba el perro, volte� hacia todos lados para ver si nadie la ve�a. Una vez
que se asegur� de que estaba sola, se acerc� al animal y le acarici� los lomos
en una actitud muy diferente a la mostrada minutos antes, cuando le hab�a
rechazado con fingido disgusto. Por supuesto que el animoso Bat reaccion� de
inmediato ante la deseada presencia de mi hermanita, quien haci�ndole la
consabida se�al, se encamin� r�pidamente hacia el interior del patio, con el
perro sigui�ndola de cerca. No deseando ser objeto de otra interrupci�n, yo me
sal� en seguida de mi cuarto y me met� al ba�o para esperar el tiempo necesario
antes de ir tras ellos. Sab�a que ten�a que ser muy cautelosa, pues seguramente
Luci, como siempre lo hac�a cuando nos �bamos a esconder en aquel lugar, tomaba
todo g�nero de precauciones asegur�ndose de que nadie la siguiera, volteando
constantemente hacia atr�s y hasta qued�ndose a veces oculta por algunos
momentos detr�s de los matorrales. Ciertamente que mi hermanita era demasiado
lista, ten�a que reconocerlo, pero yo estaba cierta que ten�a que ser m�s audaz
que ella, o de lo contrario no disfrutar�a de lo que tanto hab�a venido
planeando de antemano.
Decid� por eso quedarme un largo rato encerrada en el cuarto
de ba�o con la firme intenci�n de que Luci se asegurase de que no hab�a sido
seguida por nadie. Pasados unos veinte minutos m�s o menos, sal� del ba�o y me
dirig� hasta la habitaci�n de mis padres, donde advert� que mi madre se hallaba
completamente tendida sobre su cama durmiendo la siesta como un �ngel. Habiendo
considerado que el tiempo que hab�a pasado era m�s que suficiente para que mi
hermanita estuviese ya oculta con Bat entre la espesura del escondite, me fui
con el coraz�n latiendo con fuerza hacia el intrincado caminillo que conduc�a
hasta el secreto sitio. Como a�n era de d�a, pues no pasaba de las cuatro de la
tarde, abr�a mis ojos lo m�s que pod�a observando el sendero con todo cuidado
para no hacer ning�n ruido que pudiese poner en alerta a mi hermana. Poco a poco
me fui internando entre la espesura del patio deteni�ndome por momentos entre
los gruesos �rboles para otear el camino, hasta que por f�n llegu� sin
contratiempos hasta el agujero de la barda del lindero de nuestra propiedad. Una
vez all� y antes de traspasarla me ocult� unos minutos que se me hicieron muy
largos debido a la ansiedad y la brama que ya se manifestaba entre mis bragas,
con el fin de escuchar alg�n ruido que pudiera revelarme si Luci no estar�a
esperando detr�s de la alta barda, siendo tan lista como era para todas esas
cosas, y queriendo estar segura por completo de su total soledad. Pero al no
escuchar nada extra�o y conociendo perfectamente el camino, me decid� por fin a
atravesar mi cuerpo por el hoyo sin hacer ruido, aguzando el o�do y observando
con toda atenci�n cualquier movimiento extra�o. Para mi fortuna pas� al otro
lado sin ning�n problema, qued�ndome algunos instantes echada sobre la hierba.
Yo sent�a en esos momentos que la sangre corr�a con gran
velocidad y fuerza por todo mi cuerpo agolp�ndose especialmente en mi cabeza,
suponiendo que mis mejillas deber�an hallarse completamente enrojecidas por el
ansia tan brutal que experimentaba en esos instantes. Tan caliente me encontraba
que estaba totalmente desesperada de divisar ya a mi hermana jugando con aquel
precioso animal, mientras en mi mente rebotaban una tras otra una serie de
ardientes im�genes anticipadas que ahora quer�a descubrir con mis propios ojos.
Comprendiendo que Luci no se encontraba por all� cerca continu� avanzando hacia
el escondite, reptando con mi barriga sobre el alto musgo que en cierto modo
ayudaba a amortiguar el peso de mi cuerpo y el ruido que �ste produc�a al
desllizarse. Desp�es de recorrer un largo trecho en esa posici�n, por fin pude
o�r no muy lejos de all� algunas alegres y suaves risitas que estaba segura no
ser�an audibles m�s all� de donde yo me hallaba ahora. Reconoc�a de nuevo el
enorme talento de Luci para mantenerse oculta de ojos indiscretos, pues cuando
llegu� muy cerca del escondite secreto donde sol�amos contarnos mutuamente
nuestras calientes cositas y hasta desfogarmos rec�procamente en lascivas
masturbaciones, advert� que ella no estaba all�. Sin embargo siendo guiada por
los casi inaudibles grititos y las risitas ahogadas de mi hermana que proven�an
desde alguna parte oculta situada m�s adentro de la espesura, segu� avanzando
lentamente hasta que finalmente llegu� a una zona mucho m�s poblada de �rboles
que debido a su entorno jam�s nadie podr�a encontrarla. S�lo yo, que conoc�a de
antemano aquel sitio pude descubrirla ayudada por las pistas casi imperceptibles
que me guiaban, pues ella jam�s me hab�a hablado antes de alg�n otro lugar que
se ubicara m�s all� de donde juntas nos ocult�bamos.
De nueva cuenta aplaud�a en mi interior la tremenda sagacidad
de Luci, reconociendo que era en verdad especialmente discreta para las cosas
que deb�an hacerse en forma oculta. Habiendo arribado muy cerca de donde ellos
estaban, rept� mi cuerpo con mucho m�s cuidado tratando de encontrar un punto
ideal para ver bien hacia el claro donde y Luci y Bat estaban jugando a las
escondidillas. Cuando por fin tuve al alcance de mis ojos el panorama completo,
lo primero que v� fue a mi hermana tendida sobre el pasto riendo y jugueteando a
placer con el inquieto Bat, que arremet�a con su cuerpo sobre ella como hab�a
visto que lo hac�a la ocasi�n anterior en el bosque cercano al establo de pap�.
Por lo visto a Luci le gustaba disfrutar de las delicias de los escarceos con el
perrito, ya que me d� cuenta de que a�n se hallaba vestida; y no obstante que
quiz�s habr�a transcurrido m�s de media hora desde que los v� partir, a�n se
hallaban en la etapa de jugueteos preliminares, cosa que me agrad� sobremanera,
pues ya estaba temiendo perderme de parte de aquellas visiones debido al
excesivo cuidado que puse para llegar hasta all�. M�s d�ndome cuenta que por
fortuna no era as�, me acomod� tirada como estaba sobre el suelo y me dispuse a
contemplar con todo el inmenso ardor que ya sent�a en lo m�s oculto de mi
rajita, aquellas novedosas escenas que durante tantos d�as hab�a esperado ver y
que por fin se desplegaban ante mi vista insastisfecha como se despliega una
pel�cula.
Luci se hallaba tirada en el suelo con las piernas abiertas
pero con su falda puesta, jugando con sus manos levantadas con el perro, que una
y otra vez se le iba encima con la lengua de fuera como intentando pegarse a
ella para lamerla, vi�ndose impedido a medias por las manos de mi hermanita,
aunque de vez en cuando ella dejaba que Bat golpeara con su cuerpo sus piernas y
el resto de su humanidad en flor. Como ella estaba situada en una posici�n de
frente a m�, yo pod�a admirar a la prefecci�n sus pantaletas, que se iban
recorriendo hacia los lados como consecuencia de los constantes movimientos,
dejando ver parte de su preciosa rajita humedecida por completo por las
exquisiteces de aquel juego prohibido. Admir� tambien, por supuesto, el largo y
membrudo instrumento canino que ya sobresal�a completamente enhiesto y dispuesto
para el ataque desde adentro de su suave funda peluda y felposa, que se hallaba
ahora como hinchada debido al crecimiento de aquel largo falo enrojecido y
bordado de azulosa venosidad, que se mov�a inquieto de un lado para otro como
buscando la oquedad donde introducirse que no le era a�n permitida. All� mismo
donde estaba comenc� a tocarme con mis manos el interior de mis muslos, buscando
con ansiedad la exquisita entrada de mi mojada hendidura, mientras trataba de
ocultar mi respiraci�n que cada vez se hac�a m�s intensa. Pero al ver que Luci
estaba totalmente entregada al placer de aquel singular jueguito, tan segura de
que nadie jam�s la ver�a en ese ocult�simo lugar de su secretos, comprend� que
ella, dando por sentado que nunca nadie le espiar�a, decid� darme tambi�n gozo
al igual que mi hermana, ya sin temor de ser descubierta. Tan entregada estaba
Luci en el tremendo encuentro con el can que tanta brama le proporcionaba, que
ni siquiera volteaba hacia ning�n lado; por el contrario, ve�a que cada vez se
abandonaba con mayor pasi�n a los jugueteos incesantes y al tocamiento del
enorme pene de Bat.
Seguramente enardecida por completo por el deseo, mi hermana
tomaba el largo pito del perro y lo acariciaba con suavidad con una de sus
manos, mientras con la otra le hac�a caricias en el bajo vientre yendo hasta sus
peludos huevos, como anim�ndolo poco a poco a que el caliente pene del animal
continuara saliendo cada vez m�s, lo que pod�a admirar desde mi oculto sitio con
toda claridad. Sinceramente antes de ver todo eso, yo no ten�a idea de que
nuestro perro pudiera guardar muy dentro de su ser un clavo tan largo, ya que
aunque ve�a que era demasiado delgado, no pod�a decir lo mismo de su extremosa
largura, la cual se me ofrec�a plenamente ante mi enfebrecida vista admirando su
extraordinario tama�o, viendo c�mo segu�a saliendo m�s y m�s carne roja de entre
sus patas traseras alentado por las atrevidas caricias que la cachonda Luci le
prodigaba. Pero mi sorpresa no tuvo l�mites al ver que mi fogosa hermanita,
d�ndose cuenta de seguro que el momento de la verdad hab�a llegado y no estando
dispuesta por nada del mundo a dejarlo pasar, se deshizo con rapidez del can
poni�ndose �gilmente de pie para comenzar a despojarse de sus vestiduras con una
velocidad pasmosa. Pude ver como se quitaba ansiosamente su blusita, su faldita
y sus calzones, tir�ndolos sobre el musgo con la vista nublada por la
incomparable calentura que sent�a, quedando desnuda por completo ante los ojos
del animal, quien la ve�a fijamente con la mirada perdida sobre su hermoso
cuerpecito, mientras ella optaba por acomodarse con rapidez incre�ble en
posici�n de cuatro patas, con las rodillas puestas sobre el verde piso, mientras
animaba con una de sus manos a Bat para que se ubicara en el �ngulo tan
anhelantemente deseado ya por ambos.
Quise suponer que Luci, tomando muy en cuenta las pr�cticas
que hab�a visto hacer a Bat con la perrita en el establo aquella vez que hab�a
ido sola con mi papi, ahora las hac�a suyas por la forma en que levantaba con
donaire su peque�a y hermosa grupa ya libre de todo impedimento, ofreci�ndosela
con lascivia inaudita al enardecido pene del perro. Viendo Bat que Luci estaba
m�s que puesta y dispuesta para la penetraci�n, y adiestrado con toda seguridad
en aquellas repetitivos encuentros que ahora no ten�a duda hab�a venido
realizando con mi caliente y sagaz hermanita en lo oculto de aquel sitio, pronto
se puso detr�s de las levantadas nalguitas de Luci, procediendo a explorar
primero con su larga y tibia lengua las reconditeces exquisitas de mi hermana,
lami�ndole con canina maestr�a aquel conducto ya desflorado por pap�, pero que
ahora se entregaba sin pudor a un pene mucho menos grueso pero s� much�simo m�s
largo que el de aqu�l. Yo ve�a c�mo Bat, siguiendo la naturaleza de sus
instintos, ol�a con su trompa anhelante aquella cueva oculta entre las abiertas
piernas de Luci metiendo la punta de su endurecida y larga lengua con una
velocidad incre�ble, provocando que mi hermanita comenzara a proferir intensos
grititos de placer que por ning�n motivo trataba ya de ocultar, pues me daba
cuenta de que aunque hubiese querido hacerlo, no habr�a podido impedir dado el
intenso gozo de que era presa.. Yo observaba claramente c�mo mi hermanita gozaba
y disfrutaba con inmenso ardor de aquellas linguales caricias que el can le
proporcionaba con fenomenal avidez, moviendo su trasero hacia atr�s con el fin
de pegarse a�n m�s al hocico enardecido de Bat, quien no cesaba en sus
arremetidas con su serpenteante protuberancia en movimiento sobre el enrojecido
chochito abierto de Luci.
En la medida en que las caricias y lenguetazos se hac�an m�s
intensos, la verga de Bat crec�a cada vez m�s, haci�ndome temer que quiz�s
aquella daga africana definitivamente se le iba a despegar de su funda original.
M�s Luci, conocedora perfecta de todo aquello y echando de repente algunas
ojeadas a la parte baja del perro, debi� considerar que ese era el momento
propicio para que Bat la montara, por lo cual, dici�ndole algunas palabras que
no alcanc� a entender, pues eran m�s bien jadeos entremezclados con grititos de
brama, le indicaba sin duda al animal que se subiera sobre ella, por lo que pude
darme cuenta en seguida. Presto como era Bat para aquellas batallas y dando un
peque�o brinco hasta depositar sus patas delanteras sobre la grupa galopante de
mi hermanita, blandi� aquel enorme trozo de carne roja y babeante hacia delante
como si fuese un sable turco, movi�ndolo sin direcci�n fija hacia el frente y
los costados, mientras se lo frotaba sobre las nalgas a Luci intentando hallar
inutilmente el conducto delantero de mi hermana, que se abr�a ah�to de humedad
blancuzca frente a la tremenda lanza que segu�a movi�ndose sin cesar. Luci
tambi�n se iba acomodando con soltura ayudando al animal en aquella afanosa
b�squeda de su cavidad candente, ofreciendo perro y hembra ante mis ojos las m�s
deliciosas y lascivas escenas que mis ojos hubiesen visto hasta ahora.
No ocuparon sin embargo tanto tiempo en llegar al deseado
aclopamiento, ya que fue la propia Luci quien se encarg� de que as� no fuera,
temblando de excitaci�n animal, mientras v� c�mo ella dirigi� su mano hacia el
tremendo falo que se mov�a como un faro tom�ndolo por la punta, para dirigirlo
exactamente hasta la puerta de su oquedad enardecida. Habi�ndolo puesto
justamente en la entradita de su raja abierta y sintiendo Bat que por fin hab�a
encontrado el sito exacto que andaba buscando refugio desde hac�a rato, arque�
su cuerpo y dio un brinquito hacia adenlante para comenzar a introducir su
dur�simo estilete entre los fr�giles plieguecillos vulvares de mi hermanita,
empujando con ansia animal y con furia salvaje aquel tronco enrojecido que
pronto se fue perdiendo en las profundidades cavernosas de Luc�a, quien ten�a
los ojos totalmente cerrados esbozando una extra�a sonrisa de brama y placer que
jam�s hab�a visto que hiciera a�n en los momentos de m�s calentura que juntas
hab�amos vivido. El perro se hundi� al fin totalmente dentro del conducto
humectad�simo de mi hermana, quien lanz� un tremendo grito de dolor al sentirse
atravesada hasta los huevos por aquel salvaje pene color terracota, que ya se
mov�a implacable entrando y saliendo con rapidez extraordinaria de la preciosa
hendidura de Luci, a quien le empezaron a brotar gruesas l�grimas no s� si de
placer o de dolor.
Yo no pod�a entender c�mo pod�a Luci albergar aquel
largu�simo pito dentro de sus sensibles entra�as, y mucho menos c�mo le hac�a
para aguantar las salvajes embestidas de Bat, quien se hallaba como un lobo
enloquecido y rabioso montado sobre las espaldas de ella con sus patas
delanteras completamente enroscadas debajo del vientre de Luci. No pod�a
comprender tampoco la total desaparici�n del extraordinario pene canino en un
conducto que yo imaginaba bastante limitado para poder aforar la descomunal vara
que entraba y sal�a con furia del hoyito frontal, que cada vez se abr�a m�s y
m�s ante los brutales empujones del perro, que sacando la lengua aprovechaba
para frotarla sobre la espalda y la nuca de mi hermanita. Dirig� de nuevo mis
ojos hacia el rostro de Luci viendo que a�n cuando continuaba llorosa, su
sonrisa era ahora m�s intensa y placentera que nunca, demostr�ndome con eso que
no hab�a raz�n para que yo me preocupara, pues conclu�a que realmente ella
estaba gozando hasta el delirio de aquel incre�ble y antinatural ayuntamiento.
Sin pedir tregua Luci segu�a quietecita dej�ndose hacer todo aquello con la
grupa alzada, facilitando con eso las candentes embestidas de Bat, quien no
cesaba de arremeter sobre sus nalgas metiendo y sacando una y otra vez con
velocidad nunca vista su largo pito del hoyito ansioso de mi hermana. Para
entonces yo me hab�a venido ya varias veces observando con la boca abierta el
caliente cuadro que los dos me ofrec�an, sin sacar desde luego mis dedos de mi
fundita abierta que me ped�a m�s y m�s frotaci�n. Fue entonces cuando escuch� un
grito mucho m�s intenso que sal�a de la boca de Luci, quien sin duda se estaba
viniendo tambi�n en un intens�simos orgasmos con la verga del perro metida hasta
las cachas, pero sin dejar de repegarse al peludo vientre de Bat, que continuaba
entrando y saliendo del aquel conducto como si fuese su casa, en movimientos tan
brutales que pens� que traspasar�a all� mismo a mi hermana sin que ella pudiera
hacer algo para impedirlo, pues el perro la ten�a fuertemente agarrada en un
amarre donde sus patas ejerc�an una especie de nudo que estaba segura Luci no
podr�a nunca desatar.
Pero lejos estaba yo de imaginar que mi hermanita lo que
menos deseaba era eso, pues al cabo de algunos minutos de deliciosa y cont�nua
penetraci�n vovi� a gemir de pronto emitiendo lloriqueos de infinito placer,
moviendo su culo con mayor velocidad mientras el pito enrojecido de Bat segu�a
efectuando dentro de ella su incansable labor de perforaci�n vaginal, sin parar
ni siquiera un segundo sus geniales embestidas. Yo pensaba ahora que Luci sab�a
muy bien lo que hac�a, pues desfrutaba sin ning�n tipo de barreras de aquel
singular acoplamiento aguantando con un valor a toda prueba la sa�a con que Bat
se la met�a hasta el tope, escuch�ndola gritar y lloriquear de nuevo pero no de
dolor, sino por las urgentes venidas que volv�a a experimentar, viendo como su
rostro se hab�a convertido ahora en un mar de l�grimas, pues se hallaba
completamente humedecido como si le estuviesen rociando con agua desde una
regadera. A�n cuando yo hab�a sentido antes cierto temor de tan s�lo pensar en
un acoplamiento con el can, al ver la forma tan violenta y salvaje en que mi
hermanita gozaba con el perro, mis dudas desaparecieron como por arte de magia,
dici�ndome que si ella pod�a aguantar aquel pedazote de nervios venosos,
igualmente yo podr�a tambi�n por lo menos intentarlo alg�n d�a, sobre todo
despu�s de que mi papi desvirgara mi virginal bollito. M�s no por ser a�n virgen
pod�a menos disfrutar de las dedeadas que me estaba autoprodigando con mis manos
metidas entre mis piernas, gozando de aquel espect�culo incomparable, el cual no
quer�a que nunca terminara, pues continuaba experimentando tremend�simos
orgasmos que se suced�an uno tras otro con mi vista puesta sobre aquellos dos
insasiables amantes, que segu�an cogiendo con singular deleite.
Apreciaba que tanto Luci como Bat eran indudablemente, cada
cual en su propio g�nero, dos seres insaciables, pues a pesar de que ella se
hab�a venido much�simas veces sin dejar de llorar de placer, y estando
segur�sima de que el perro tambi�n hab�a hecho lo propio, sobre todo al ver como
durante el ayuntamiento los ojos del can se perd�an una y otra vez dentro de sus
cuencas como mirando al infinito, ninguno de los dos cejaba en su empe�oso y
singular acoplamiento, efectuando sin parar un solo instante los t�picos
movimientos de aquel culeamiento fenomenal, gozando hasta el delirio de la brama
que todo eso les proporcionaba de modo tan especial. Bat continuaba entrando y
sasliendo de la raja de mi hermana una y otra vez sin que su pito diera muestras
de cansancio, sino que por el contrario cada vez lo ve�a crecer m�s y m�s
prodig�ndole a Luci la m�s tremenda cogida de su vida. Pero si hab�a algo que me
sorprend�a ahora no era tanto verlos coger de esa manera, pues yo m�s o menos ya
imaginaba lo que hac�an en secreto, sino m�s bien la forma en que mi hermanita
lo gozaba, pues ella no tan s�lo se humedec�a por completo en sus intimidades,
sino que lloraba y lloraba sin parar de calentura y ardor, siendo su cara un r�o
impetuoso de vivas l�grimas que en verdad la dejaban totalmente irreconocible.
No puedo decir con certeza cuanto tiempo permanecieron Luci y Bat en medio de
aquella intensa actividad sexual, ya que el tiempo fue pasando sin sentir. No
obstante ahora puedo decir que coger con un perro no es ni con mucho comparable
al tiempo que demora un acto sexual con un hombre, pues un animal con el vigor
insaciable de nuestro perro puede permancer batienso su verga dentro de un
chochito un tiempo tan largo que saciar�a sin duda a la m�s fogosa y hambrienta
ninfoma�aca. Y ya que Luci parec�a serlo, no ten�a preguntas que hacerme acerca
del por qu� ella me hab�a ocultado lo de Bat, seguramente para que yo no
descubriese su fr�gil debilidad por el sexo.
Hundida en medio de estos pensamientos no me di cuenta de que
por fin Bat hab�a dejado de moverse sobre el culo de mi hermana, encontr�ndose
ahora con los ojos bien abiertos y como mirando hacia atr�s. Dirig� ansiosamente
mis ojos hacia Luci, quien continuaba en la misma posici�n hincada sobre la
hierba, pero como volteando hacia atr�s observando a Bat, que se hab�a bajado
del cuerpo de Luci y estaba parado con sus cuatro patas puestas sobre el suelo.
Quise ver su verga sin conseguirlo, d�ndome cuenta de su falo se hallaba
completamente hundido y perdido dentro del hoyito de mi hermana, permaneciendo
los dos sin moverse para nada en una actitud como de descanso, pero que denotaba
el cansancio que sent�an despu�s de haber vivido en carne propia tan intensa
batalla campal. Yo me extra�� much�simo de que Luci estuviese quietecita, con
las manos y las rodillas sobre el suelo y pr�cticamente en la misma posici�n en
que el animal se la hab�a cogido antes, pero con la cara volteada hacia atr�s en
plena observancia de Bat. V� que el perro ladeaba de vez en cuando la cabeza
para voltear hacia el rostro de mi hermanita, como en una especie de ritual de
tregua desconocido hasta ahora por m�. Fue por eso que quise averiguar la raz�n
de que los dos se mantuvieran en aquella posici�n de quietud, vi�ndose uno al
otro con sus cabezas volteadas, sobre todo despu�s de ver que ya no estaban
cogiendo como antes.
Al no poder distinguir el pene de Bat que se hallaba como
escondido dentro del chochito de Luci, record� c�mo ella me hab�a dicho antes
que los perros se quedaban como pegados cuando acababan de coger, lo que me dio
por fin la idea de que en efecto tanto Luci como Bat se hab�an quedado enlazados
debido al hinchamiento de la base del pene del perro, que ahora no pod�a salir
de adentro de la cuevita totalmente ah�ta y rellena de mi hermana. Aquel
singular e inesperado descubrimiento me dej� tan perpleja que decid� esperar
todo el tiempo que fuese necesario hasta contemplar el cap�tulo final del
despegamiento de los dos amantes, que sabedores de lo que estaba ocurriendo,
permanec�an en aquella actitud contemplativa uno del otro, sin que en realidad
sintiesen ninguna preocupaci�n por lo sucedido. Al ver todo ese cuadro tan
perfecto que escenificaban hembra y animal pegados por completo por una
fatalidad de la naturaleza, y observando que mi hermanita jugaba ahora
justamente el papel de una perrita en celo que hab�a sido montada por su macho
preferido, no pude menos que volverme a meter mis anhelantes dedos en mi
insaciable hendidura, gozando de nuevo de aquella interminable sesi�n org�smica
que ese d�a hab�a disfrutado con ah�nco, no recordando otra ocasi�n en que me
hubiese calentado y venido tanto como lo hab�a hecho ahora.
Mientras ellos segu�an pegados en una actitud solemnemente
respetuosa, yo no respetaba en lo m�s m�nimo mis insaciables intimidades,
autoprodig�ndome intensos cachondeos en mi rajita en tanto segu�a observando
aquel magn�fico espect�culo que la vida me ofrec�a. Yo calcul� que ellos
debieron pasar al menos unos treinta minutos en aquella misma posici�n sin
moverse para nada, hasta que por fin observ� c�mo Bat comenzaba a efectuar
ciertos jalones con su grupa como tratando de sacar aquella bomba neum�tica e
inflada del chochito abierto de mi hermana. Cada vez que el perro se jaloneaba
hacia delante yo ve�a como Luci cerraba los ojos con fuerza haciendo gestos
dolorosos que sin duda le provocaban los intentos de Bat por salirse de adentro
de su bollo enrojecido. Tambi�n pod�a apreciar perfectamente que ella se hac�a
r�pidamente para atr�s, en direcci�n del can, como tratando de paliar de alguna
forma el intenso dolor que de seguro le produc�an los movimientos del perro. Bat
continuaba en sus intentos de salirse del conducto ah�to de Luci jaloneando cada
vez con mayor fuerza su escroto inflamado y hundido dentro de sus cavidades
vulvares, mientras ella, sin ocultar los dolorosos gestos en sus facciones
nuevamente intentaba acercar m�s su grupa a �l. Conclu�a de todo aquello que mi
linda y cachonda hermanita estaba pagando finalmente el precio de su tremenda
brama al cohabitar con el perro de sus amores, pero que sin duda hasta se
quedaba con el cambio, pues yo sab�a que no era aquella la primera vez que eso
suced�a.
Despu�s de siete u ocho intentos por parte de Bat por zafarse
en definitiva del culo completamente abierto de Luci, vino por fin la
espectacular sacudida que produjo el despegamiento, la cual pude escuchar con
toda claridad, ya que escuch� un fuerte chasquido, muy parecido por cierto al
golpe que se oye cuando se descorcha una botella de champa�a o alg�n refresco
gaseoso. Mi hermana, al saberse libre por fin del tremendo falo inflamado de
Bat, se dej� caer con los ojos cerrados sobre el pasto en una suerte de descanso
tan intenso que creo que debi� haberse quedado medio dormida por algunos minutos
gozando de la laxitud que se da depues de experimentar una intensa sesi�n de
placer sexual. No queriendo tentar m�s mi suerte, yo provech� aquellos instantes
de calma y de quietud para deslizarme silenciosamente hacia el agujero de la
barda, con la intenci�n de no ser descubierta por mi hermana. Habiendo llegado
al agujero traspuse con rapidez la pared y me dirig� por el serpenteante sendero
hasta mi casa.
CONTINUARA........
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