MI NEGRITO


Qu� l�stima! Se termina el descanso� el despertador est� sonando y comienza un nuevo d�a, nuevas obligaciones. Estiro la mano torpemente para apagar la campanilla, el fajo de billetes para mi amante descansan contiguos al reloj, bien merecidos los tiene. La luz del amanecer reci�n comienza a filtrarse por la ventana, giro sobre m� misma, me acurruco sobre el pecho de mi hombre que permanece profundamente dormido, lo miro, qu� bello es mi negro!
Respira tranquilamente luego de una extenuante jornada de sexo, su oscura piel africana tiene una textura y un olor especial, tiene un no s� qu� que me enloquece.
Aprovecho que est� roncando para levantar la s�bana t�midamente y mirar con discreci�n hacia abajo, entre m�sculos y mas m�sculos su verga preciosa que permanece tan calma como el�
Vivo rendida a sus pies, nadie me ha cogido nunca como �l, es el �nico hombre al que le entrego mi cola, el �nico�.

Estoy llegando a los sesenta, mi esposo me permite llevar una vida rodeada de lujos, el dinero no es problema para nosotros, vivo en un palacio, en la mejor zona de la ciudad, mi mansi�n tiene tantas habitaciones que casi no las recuerdo a todas, autos por doquier, alemanes, franceses, americanos, italianos, ingleses, es un apasionado por los coches.
Y si bien es cierto que el dinero no hace a la felicidad, lo cierto es que ayuda, y mucho, su dinero pag� los interminables tratamientos de belleza, los tres lifting de rostro, la media docena de liposucciones de abdomen y por supuesto, estas enormes tetas siliconadas que me encanta lucir.
No tengo de que quejarme, luzco mucho m�s joven de lo que soy, no tengo de que preocuparme, vivo como una reina.

Ahora les contar� de mi negrito, as� lo llamo cari�osamente, el es negro mulato, de gruesos labios y barba candado, de nariz ancha y chata, ojos negros de mirada profunda, se rapa por completo, usa aros y anillos, musculoso, el�stico, es m�s que perfecto�
Recuerdo cuando mis amigas me preguntaban cuanto ten�a entre las piernas, uf! Un d�a tom� un cent�metro de costurera y apoy�ndolo en la base no pod�a creer lo que ve�an mis ojos, cuando la punta lleg� a treinta y dos cent�metros, que verga que tiene! y encima es tan gordota que impresiona, la comparo con mi antebrazo y estamos ah� nom�s�

Anoche durante la cena, no tuvo mejor idea que poner una pel�cula pornogr�fica, a �l le gustan mucho, a mi no tanto, lo cierto es que eran en su mayor�a escenas de felatios y la temperatura fue subiendo lentamente el ambiente, el casi no me prestaba atenci�n pero yo no dejaba de mirar su entrepierna notando una erecci�n que me hac�a perder, llev� mi mano a su paquete y comenc� a acarici�rsela tan larga como era, pronto perd� la atenci�n en la langosta que estaba comiendo para ir a su sexo, baj� un tanto sus pantalones para liberarla, que hermosa verga! acerque mis labios a ella para lamerla, su gruesa cabeza casi no cabe en mi peque�a boca, el me empujaba suavemente oblig�ndome a bajar lo m�ximo posible, como hacerlo, si era enorme, puse una mano sobre la base, la otra a continuaci�n para masturbarlo en c�rculos, con paciencia.

En el ambiente solo se escuchaba mi r�tmica respiraci�n y los gritos fingidos de las putas de la pel�cula. A mi negrito le encantaba que la mame la verga y la excitaci�n por lo que ve�a era notable, me empujaba m�s y m�s profundo hasta hacerme saltar las l�grimas, casi no pod�a respirar, no llegaba a comerme la cuarta parte de su vergota, por lo que cada tanto aflojaba un poco para lamerla con mi leng�ita tan larga como era, saboreando esos hermosos test�culos que acostumbraba a depilar para que me enloquezca chup�ndolos.
Me di cuenta que el llegar�a, empezaba a contraerse por lo cual me retir� unos cent�metros para fijar mi vista en su puntita sin dejar de masturbarlo r�tmicamente con mis manos, que placer me da verlo acabar, ver tan cerca los chorros de lecha blanca saltar sobre su pecho y su abdomen, haciendo contraste con su tono de piel, lo exprim� hasta la �ltima gota, con un dejo se satisfacci�n en mi rostro.

Mi negrito entonces me abrazar�a con locura, con pasi�n, olvidando la pel�cula que tan excitado segu�a, ahora ten�a toda su atenci�n, me bes� con locura, con desenfreno, me hac�a sentir tan joven, mis manos recorrieron su torso desnudo, su piel musculosa, su ancha espalda, jugando con el semen que empezaba secarse en su piel, su lengua penetraba mi boca, besaba mi cuello, acariciaba mi cabello, endulzaba mis o�dos.
Su juego hac�a que mis pezones ardieran en deseo, que mi sexo se mojara, que mi respiraci�n se pausara y que necesitara demasiado aire para llenar mis pulmones, deseaba que me coja, pero �l para todo tomaba su tiempo, llevando las cosas el l�mite del deseo.

Tomo la iniciativa corriendo con fuerza las vajillas que estaban sobre la mesa, luego me aferr� por la cintura con sus manos, como si fueran unas tenazas, me levant� y me sent� de golpe sobre la mesa, abriendo mis piernas frente a �l, me quit� la bata transparente que cubr�a mi blanca piel, qued� desnuda, sola protegida por ese culote de encaje, mis gigantescas tetas quedaron ante sus ojos, miraba incr�dulo, que me importaba los problemas de columna que me estaban trayendo los implantes por el tama�o, si estos minutos justificaban cualquier sacrificio�

Mi negrito sigui� entonces con una terrible dosis de amamantamiento, tom� mis pechos entre sus manos y se perdi� entre ellos, degust�ndolos, sabore�ndolos, tomaba un pecho entre sus manos dejando escapar mi rosado pez�n al medio, para pasar su saliva por �l, en c�rculos, presion�ndolo, lami�ndolo, como me gusta que me chupe las tetas�
Iba de uno a otro, son tan enormes que le es imposible satisfacer a ambos al mismo tiempo.
Lo cierto es que excitaba tanto a mis pezones, que me hac�a sentir una electricidad interior incontenible, contra�a casi inconscientemente los m�sculos de mi pelvis al ritmo de su provocaci�n, no pod�a mas, le ped�, le rogu�, le supliqu� que me cogiera, pero �l segu�a perdido en mis pechos, mordisqueaba mis pezones, no pod�a mas, mis gritos de placer con el orgasmo que largaba superaron los gritos fingidos de las actrices porno que estaban de fondo en la pel�cula que a hab�amos olvidado�
Mis pezones son muy sensibles, siempre me acabo aunque no quiera cuando son provocados�

Mi negrito con una sonrisa en los gruesos labios, satisfechos por conseguir el objetivo sigui� en su camino arrollador, tom� la gruesa cuchilla que estaba a un costado y la pas� demasiado cerca de mi piel, como acarici�ndome, la excitaci�n de sentir que mi vida estaba en sus manos fue incomparable, era un juego peligroso, pero me gustaba jugarlo, lo llev� lentamente hacia abajo, col�ndolo bajo el culote tir� con fuerza cortando la tela, estaba toda mojada, mi cl�toris parec�a explotar, ahora si estaba lista para �l.
Tom� el vino blanco que permanec�a cubierto por hielo, y lo derram� por mi cuerpo, desde mi cuello hacia abajo, fue mojando mis pechos, mi vientre, mi concha, estaba tan fr�o que hizo erizar mi piel y mis pezones parec�an reventar en mis tetas.
Sus dedos, �ndice y mayor se hab�an colado en mi concha, rozando los pliegues internos de mi h�meda vagina, su pulgar se apoyaba en mi cl�toris, movi�ndose r�tmicamente, su lengua recorr�a mi piel bebiendo el l�quido derramado, estaba tan sensible�

Ahora s�, me abr� bien a �l, levantando las piernas, apoyando los talones sobre la mesa, su enorme verga negra se apoy� en mi agujero y empuj� todo lo que pudo, hasta el fondo, eran tan larga, tan gruesa, solo �l pod�a hacerme sentir lo que me hac�a sentir, empez� a cogerme, cada golpe me arrancaba un grito, mis ojos estaban fijos en la mitad de su pija que no entraba, el dec�a que soy estrecha, pero qu� diablos� son m�s de treinta cent�metros�
Mientras me cog�a sin piedad tom� con mi mano toda la carne que le sobraba y lo masturb�, incluso acariciando sus bolas que se mov�an como p�ndulos
Su vista segu�a perdida en mis tetas, como cerrado en sus pensamientos, yo no pod�a dejar de gritar, los orgasmos que me arrancaba de m� ser eran incomparables, indescriptibles�

Lo apart� de mi lado, me baj� de la mesa y termin� de empujar toda la vajilla al piso, me di vuelta, dejando mi espalda a su vista, para luego tirar mi pecho sobre la misma, apoyando en ella mis tetonas, a sus ojos quedaron mis piernas erguidas, mi espalda y mi trasero disponible�

- Pegame!

Fue lo �nico que le dije, �l sab�a lo que me gustaba, por lo que me dio un chirlo en la nalga con la palma de su mano, esto me calent� m�s todav�a�

- Dale! Otro! Mas fuerte�

Repiti� la operaci�n, con m�s violencia, y otro, y otro m�s, me encantaba, sentir la blanca piel de mis gl�teos afiebrarse por lo golpes, el chasquido de sus palmas contra mi ser llegaba a mis o�dos, las l�grimas brotaban de mis ojos por el dolor infringido, quer�a m�s, siempre quiero m�s�

- Dale! Dale! Vamos por todo
Sab�a a qu� me refer�a, me relaj� lo m�ximo posible cuando la punta de su pija se apoy� en mi esf�nter y suavemente presion� una y otra vez, parec�a desgarrarme, me aferr� con u�as y dientes a la mesa, me encanta entregarle mi culo, y como dije, es el �nico hombre en mi vida que me hace la cola�
Empez� a moverse en mi interior, es tan ancha, tan bella, me destroza toda, y adoro que lo haga, obviamente solo entraba la mitad, como en mi otro agujero, pero para m� era m�s que suficiente
La mesa se sacud�a producto de los continuos embates, me hac�a estremecer, segu�a azotando mis nalgas, por si fuera poco mi vista sin querer se pos� en el led donde segu�a avanzando la pel�cula pornogr�fica, en una escena de sexo anal, tal cual la que yo estaba viviendo, ella se abr�a los cachetes dejando un primer plano a su ano abierto del tama�o de una pelota de tenis, como seguramente el negrito estar�a dejando el m�o�

Lo hice sentar sobre la silla donde todo hab�a comenzado, fui sobre el arrodill�ndome con una pierna a cada lado para bajar sobre su pija, otra vez en mi concha, ahora yo me mov�a con cadencia, buscando la profundidad justa, su cara volv�a a perderse entre mis tetas, me tomaba por mis afiebrados gl�teos y me ayudaba en los movimientos.
De repente sus ojos se pusieron en blanco, su verga se pon�a m�s dura en mi interior, llegaba el momento, parec�a latir, el momento supremo en el que a una hembra le llenan la concha de leche, como un volc�n en erupci�n su esperma comenz� a ba�ar la profundidad de mi concha, su fuego con mi fuego.
Me mov�a regal�ndole mis �ltimos orgasmos hasta saber que mi caverna hab�a bebido hasta la �ltima gota, me dej� caer.
Nos miramos y nos besamos apasionadamente�


Mi negrito empieza a moverse en la cama, a mi lado, abre los ojos y sonr�e, debo dedicarle a �l mi tiempo, esto har� que no pueda narrarles las tres horas siguientes donde me hizo de todo en el cuarto, soy una agradecida y una suertuda de tener a este moreno a mi lado, que me coge como nadie me ha cogido, que tiene la pija m�s hermosa, dura, y enorme que una mujer pueda imaginar�

Pero todo cuento de hadas tiene su final, incluso para mi, a pesar de tener todos los billetes del mundo, en un par de horas estar� llegando el avi�n proveniente de California, en el viajar� mi marido terminando sus viajes de negocios y todo volver� a la normalidad, mi negrito volver� a ser el jardinero, quien trabajar� de sol a sol, sin atreverse a levantar la mirada ante la se�ora de la casa, yo fingir� que es uno m�s, que ni siquiera se su nombre y le regalar� a mi esposo unos minutos de farsa que le hagan creer que es el mejor en la cama, nuevamente volver� a negarle mi cola, porque eso es de putas, y yo soy una se�ora y los d�as pasar�n nuevamente, uno tras otro, esperando el �triste� momento en que tome su vuelo a Roma, su pr�ximo destino�




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