Relato: LA VENDIMIA Lo que voy a relatar pas� cuando yo ten�a 17 a�os. Estaba en el instituto, necesitaba dinero (mis padres me lo pagaban pero yo tambi�n quer�a aportar algo) y consegu� poder ir a la vendimia en Francia. Me contrataron los franchutes aquellos por medio de un matrimonio conocido de mis padres. Al final me ir�a con ellos, comer�a con ellos y me lavar�an la ropa a cambio de pagarles por el servicio prestado. Por lo dem�s iba s�lo, incluso dorm�a en otro lugar en aquel pueblo del sur de Francia. Adem�s iba otro hombre del pueblo: grandote, bastante rudo y con pinta de gandul, aunque bastante gracioso, lo que hac�a m�s ameno el trabajo de vendimiar. Este hombre dorm�a en el mismo lugar que yo, pero en otra habitaci�n situada en el mismo patio.
El matrimonio estar�a por los 40 a�os, el hombre muy normal en todo, quiz�s un poco tonto, y la mujer, que estaba bastante buena, lo que se dice jamona, 1,63 de estatura, culo grande y cintura estrecha, tetas normales, pelo negro corto..., y ten�an un ni�o de unos 8 a�os.
Yo estaba todo el d�a con ellos, me iba solo para dormir por la noche. El otro hombre se las arreglaba solo para comer y todo. El trabajo era agotador. Siempre nos situ�bamos juntos los cuatro espa�oles y as� hablando se pasaba la jornada mejor.
Pronto me di cuenta que Antonio y Mar�a se llevaban muy bien, casi siempre se gastaban bromas, en fin, que hab�a filing entre ellos. Aunque entre todos hab�a buen rollito y el marido a todo esto tambi�n participaba y era bastante simp�tico. Pero a m� me dio por pensar que a lo mejor hab�a demasiada confianza entre ellos y que la mujer, que al principio parec�a muy seria, a lo mejor le gustaba Antonio. No s�, era como si tuviese al marido un poco apartado y todas las atenciones eran para el otro. Y el marido como hecho un tonto detr�s.
Yo con cierto morbillo empec� a observarlos: quer�a ver algo, a ver si se liaban. Y empec� a mirar a Mar�a con otros ojos. La que miraba antes como si fuera mi madre acab� observ�ndola como una t�a jamona, para darse un buen revolc�n con ella. Como pasaba todo el d�a con ellos no perd�a detalle de ella: le ve�a el canalillo al poner las cosas en la mesa, o una teta encerrada en el sujetador, o se agachaba para coger algo del frigor�fico y se le marcaba el culo en el vestido. Siempre sab�a del color que llevaba el sujetador. Era como un ritual que hac�a todos los d�as, buscarle el descuido para ver el color del sujetador. Un d�a levant� el brazo para coger un bote del armario y le vi los pelos del sobaco. Se los quitaba pero ya le hab�an crecido un poco. Los ten�a negros, y esto me excita mucho porque pienso que los pelos del co�o tienen que ser iguales.
Yo me llevaba muy bien con ella, pero realmente la miraba como una t�a buena a la que de buena gana me follar�a. Algunas veces se pon�a unos pantalones marrones que le marcaban la raja del culo y todo el co�o por delante. Siempre miro a las mujeres la entrepierna: trato de buscar c�mo tendr�n el co�o.
Recuerdo un domingo que me fui con ella y el ni�o a un parque: llevaba una falda vaquera y cuando se agach� para atarle los cordones al ni�o le v� los muslos hasta el fondo y la braga blanca que le tapaba el co�o. Me fui cuando pude a mi habitaci�n y me hice un pajote pensando en los muslazos ricos que le hab�a visto a Mar�a: se me puso la polla a reventar. Paraba cuando me iba a correr y esperaba un poco para que durara m�s. Ya no pude m�s y me corr� echando leche como un caballo. �C�mo se la hubiera echado a Mar�a dentro de su raja con esos muslos abiertos!
El domingo invitaron a comer a Antonio. Al acabar la comida el marido dijo que se iba al bar. Antonio tambi�n dijo que se iba con �l al bar. Pero al salir observ� que detr�s del marido, Antonio le dijo algo a Mar�a como en secreto y �sta sonri� y asinti� con la cabeza. Entonces Mar�a le dijo a su marido que se llevara al ni�o que ella iba a dar un paseo para ver un jard�n que hab�a visto a la salida del pueblo. Yo que lo hab�a observado todo me qued� un poco mosqueado, pero me fui con los hombres al bar del pueblo a tomarme un caf�. All� hab�a m�s espa�oles y todos nos pusimos a hablar. Pasado un rato Antonio dijo que se iba a echar la siesta porque estaba cansado. Despu�s de todo lo que hab�a visto y de mis pensamientos calenturientos, pens� que Antonio y Mar�a podr�an haber planeado algo. Pagu� mi caf� y sal� del bar: dije que iba a dar un paseo a ver si ve�a alguna chica por all�.
Me dirig� a la casa de Mar�a. Al fin y cabo si me ve�an pod�a decir que hab�a ido a coger algo de comida. En la cocina no hab�a nadie. Incluso sub� al piso de arriba donde estaba el dormitorio. De pronto se me ocurri� algo: Antonio dijo que iba a echar la siesta. Me fui hacia el lugar donde dorm�a yo, y las habitaciones de Antonio estaban al lado. No hab�a nadie en el patio que compart�amos con los patrones, as� que ten�a v�a libre para espiar. Hab�a un ba�o que utiliz�bamos los dos y estaba pegado su habitaci�n. Desde el ba�o se pod�a o�r lo que pasaba en sus habitaciones. Alguna noche me levant� a mear y pude escuchar las conversaciones. Sin hacer ruido me met� en el ba�o. Por un momento pens� que mis pensamientos estaban infundados, incluso que yo era un mal pensado. Pero o� la cama moverse. Me separaba s�lo un fino tabique y cualquier movimiento lo o�a. Escuch� movimiento en las s�banas. Pegu� el o�do a la pared.
Ah, ah, ahhh.... y alguien respiraba muy fuerte. Y el roce con las s�banas. Ya escuch� a Antonio:
�Te da... as�... te d� .... Te d� gusto? �Te gusta....? �Te da gusto en el chocho.... a qu� s�ii.... qu� bueno est� el pijo.... c�mo te gusta.....
Se o�a la cama moverse. La voz inconfundible de Mar�a dec�a:
Siii, as�.... sigue, sigue.... dame la polla, dame.... tengo el chocho ardiendo.... f�llame, f�llame.... dame tu poll�n.... as�iiii, asiiiii,..... Fuerteeeee.... que gusto me da .......
Joder, yo estaba que casi me da un mareo. Nunca hab�a o�do algo tan fuerte. Nunca hab�a follado, ni siquiera hab�a estado con una chica. Aunque pel�culas porno si que hab�a visto muchas. Pero aquello en vivo y en directo.... y adem�s pensar que era Mar�a la que estaba debajo con los muslos abiertos y el co�o follado por uno que no era su marido.....
Antonio le dec�a:
-�Te gusta.... te gusta.... a que s�ii.... mira, miraaa... c�mo te abre la raja que tienes.... j�derrrr.... qu� co�o m�s grande tienes... toma, toma polla....
-Dameeee, dameeee en el co�o.... dale, dale m�ssss... ahhhh. J�deme el chucho.... asiiii, asiiiii...... ahhhhhhhh.
La cama cada vez se mov�a m�s fuerte y la respiraci�n se escuchaba m�s alta. �Qu� polvazo se estaban pegando! Se o�a el chapoteo de la polla en el co�o de Mar�a.
-La leche, la leche.... me viene... la tengo en la polla ya.... te la doy dentro, dentrooooo....
-No, espera.... yo quiero que me venga el gusto contigo.... espera. S�cala del co�o. Ahora t�came la pepita, t�cala...
Hubo un rato de silencio. Le hab�a sacado la polla y ahora ten�a la mano en el co�o sob�ndoselo.
Antonio volvi� a la carga:
-�Te viene... te viene ya? Venga, que tengo el pijo chorreando.... que se me sale la leche.
-Espera, espera... dale, dale, que ya, yaaaa, que me corro... venga m�temela dentro.
Se o�a el movimiento de ponerse otra vez a follar, y la respiraci�n muy agitada.
Antonio dec�a:
-Toma, toma... leche, toda dentro... te voy a llenar la raja... j�der que chorretones te estoy metiendo..... Anda que el pre�ao que te estoy dando. Qu� gustoooo......
-Que gustoooo, cari�o, ahhhh.... ahhhhh. As�, as�.....
Enseguida par� la cama de moverse. Supuse que hab�an acabado. Sal� del ba�o m�s que nada por miedo a que me vieran por all�. Me falt� tiempo para meterme en mi habitaci�n y cogerme la polla. No me hizo falta menearmela mucho, con s�lo tocarla me corr� como una bestia. Luego no s� cu�ntas pajas seguidas me hice. No se me iba el calent�n que hab�a pillado. Lo peor fue por la noche cuando fui a cenar: el morbo que me daba ver a Mar�a tan normal con su marido y su hijo, y hac�a unas horas que estaba follando como una loca con Antonio. Seguro que llevaba todav�a el co�o bien caliente, pensaba yo. C�mo se la estaba pegando al tonto del marido.
Disimulaban de cojones. Despu�s no hubo manera de ver nada entre ellos. S�lo un leve tonteo, bromas, pero tampoco nada descarado.
S�lo yo sab�a el rollo entre ellos. C�mo follaban los cabrones y los polvos que se met�an y las cosas que se dec�an. Aquello se me qued� grabado.
Un d�a fuimos a vendimiar a otro pueblo a unos 20 kil�metros. A mediod�a unos se fueron a comer al restaurante y a nosotros nos llevaron a un almac�n para que comi�ramos m�s c�modos, ya que nos hab�amos llevado la comida. Era una nave llena de maquinaria y aperos agr�colas. Hab�a una tabla grande y bancos. All� comer�amos los cuatro espa�oles: el matrimonio, Antonio y yo. Hab�a que ir a una panader�a que nos hab�an indicado a comprar pan, y le toc� al marido.
Mar�a comenz� a poner las cosas sobre la improvisada mesa. Yo les dije que iba tambi�n a la panader�a a comprarme algo. Pero mi intenci�n no era ir a comprar sino espiar por las ventanas que ten�a el almac�n, por si pasaba algo.... Sal� y di la vuelta por detr�s hasta una ventana lateral desde donde ve�a m�s cerca la parte donde ellos estaban. Mar�a estaba poniendo un mantel sobre la tabla y empez� a situar cubiertos.
Antonio, que estaba sentado detr�s de Mar�a as� como mir�ndole el culo, se levant� y cogi� a Mar�a de la cintura y empez� a restregarse contra su culo. Ella estaba quieta, dej�ndose hacer. Le sub�a las manos hasta las tetas y se las masajeaba por encima de la camisa, le bajaba una mano hasta la entrepierna. Le estaba metiendo mano de lo lindo. Mar�a sonre�a pero tambi�n ten�a miedo por si ven�a alguien. Se la estaban jugando.
Sin perder tiempo se fueron detr�s de un tractor viejo. Me cambi� de ventana para verlos. Mar�a estaba de espaldas y se hab�a bajado los pantalones hasta medio culo. Antonio estaba apoyado en la rueda del tractor. Ella se gir� un poco y pude verle la polla la Antonio. Aquello era un pedazo poll�n. Estaba morcillona, con el pellejo cubri�ndole parte del capullo. No la ten�a muy larga pero muy gorda, como un pepino. Con raz�n a Mar�a le gustaba tanto: aquello deb�a darle mucho gusto en el co�o. S�lo se la agarr� y se la sob� un poco. Dur� poco porque no hab�a tiempo, aunque �l, ya excitado se cog�a el pijo y se lo mostraba a Mar�a como ret�ndola. Ella le indic� que se lo guardara y que saliera para fuera. Mientras ella se recompuso: se arregl� el pelo, la camisa.... pero para mi suerte, se gir� hacia m�. Le v� las bragas blancas, y para acomodarse la ropa mejor peg� un tir�n hacia abajo y se las baj� hasta medio muslo.
Qu� co�azo ten�a la condenada: muy peludo, lleno de pelos negros que enseguida tap� con la braga. Se la ajust� bien al co�o, pero todav�a le sal�an pelillos por los lados y el bulto que le hac�a el co�o en el centro. Los muslos blancos los ten�a muy ricos.
Al volver yo, ya encontr� al marido que regresaba, y cuando entramos en el almac�n all� ya no pasaba nada, todo tan normal.
Tengo que decir que a m� aquello que ve�a me trastornaba un poco. Yo no hab�a follado nunca, el primer co�o que vi fue el de Mar�a y o�rlos follar. Todo era nuevo para m� y la excitaci�n que llevaba era impresionante. Mentalmente me follaba a Mar�a a todas horas. El morbo que me daba era b�rbaro.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Relato: LA VENDIMIA
Leida: 4636veces
Tiempo de lectura: 15minuto/s
|