-Madre mia, que sue�o tengo! �exclam� mientras estiraba los
brazos y bostezaba. Finalmente se levant� y despu�s de lavarse la cara se
dispuso a vestirse r�pidamente; hac�a bastante fr�o aunque en la habitaci�n la
temperatura no estaba nada mal.

En el comedor comunitario del piso de abajo, Philip estaba
sentado en una mesa de cuatro mojando una galleta en un vaso de leche caliente.
El chico estaba distra�do mirando a una rubia que se encontraba unas mesas m�s
all�, en un grupito de tres. Pero su atenci�n cambi� r�pidamente cuando apareci�
Sonia por las escaleras.

-Jodeer! �exclam� Philip boquiabierto cuando la vi�. Y es que
su asombro no era para menos, la chica iba vestida con un jersei negro, un
chaleco rojo y negro a cuadros, una minifalda roja bastante corta y medias
negras. Y en las manos tra�a una chaqueta roja a conjunto. Estaba realmente para
com�rsela.

-Madre m�a c�mo me va vestida, con lo que a mi me gustan las
minifaldas! �se dec�a una y otra vez.

-Hola Philip, buenos d�as! Cuidado, que se te va a caer la
baba! �dijo Sonia al percatarse de la mirada embobada del chico.

-Pero c�mo te puedes vestir as�? No ves que har�s que me de
un infarto?! �dijo �l.

-Calla tonto! Hoy es un gran d�a para nosotros. Va a ser
nuestro mejor reportaje y para eso se debe ir bien elegante �respondi�.

-Bueno, si tu lo dices... �dijo Philip mientras se miraba el
jersei de cuello alto y los vaqueros que llevaba, viendo que de elegante no
ten�an demasiado.

Una vez hubieron desayunado, los dos fot�grafos subieron a la
habitaci�n para coger el material y despu�s de pasar por la cocina para que les
diesen la comida del d�a, salieron a la calle para ir a casa del herrero.

-Buf! Que fr�o! �dijo la chica frot�ndose las manos.

-No me extra�a; si llevas casi las piernas al aire!
�respondi� Philip aprovechando para mirarle los muslos otra vez y el perfil de
aquella corta faldita.

Finalmente llegaron a casa del herrero, un hombre con barba y
robusto de unos 40 a�os de edad. Pasaron los tres al comedor y se sentaron en
una mesa de madera oscura. Philip y Sonia iban mirando con curiosidad las
cabezas de lobo y de jabal� que colgaban de las paredes como trofeos. Max, que
as� se llamaba el herrero, les dej� unos segundos y volvi� con un mapa que
despleg� sobre la mesa para ense�arles la ruta que iban a tomar.

-Mientras esperamos al resto de cazadores os ir� explicando
c�mo va a ir la excursi�n. El camino es bastante bueno as� que no habr� mucho
problema. Bueno, mirad y as� os ir�is haciendo una idea �dijo.

Los dos j�venes miraron el mapa con detenimiento. Max
encendi� un radiador de aceite que hab�a en el comedor y lo acerc� a la mesa.
Luego, se sent� con ellos y empez� a explicarles de qu� iba toda aquella
historia de los vampiros. Philip, que se consideraba bastante incr�dulo para
estos temas, se tomaba a risa las palabras del herrero.

-Y si les acercamos un crucifijo o algo en forma de cruz, se
queman, no? �pregunt� Philip medio ri�ndose.

-No, el �nico sitio donde no pueden estar es en zonas
sagradas, es decir, en una iglesia o algun lugar por el estilo. Eso de los
crucifijos es falso, no les afecta para nada, as� que si le poneis una cruz en
los morros a un vampiro, este ni se va a inmutar. Y por favor, t�mate esto en
serio, que no es ninguna broma �acab� diciendo Max.

Pocos minutos despu�s llamaron a la puerta y entraron tres
hombres de edades comprendidas entre los 30 y 35 a�os. Eran los cazadores que
acompa�ar�an a nuestros protagonistas. Cada uno llevaba en una funda de cuero la
escopeta y uno de ellos llevaba colgada de un hombro una mochila bastante grande
y aparentemente muy pesada.

-Ei Max, como va eso? �dijo uno de ellos dejando la escopeta
en un rinc�n -. Estos son los que nos har�n las fotos matando vampiros? Ja, ja,
ja! �acab�.

-Si, chicos, os presento a Philip y Sonia, los reporteros de
los que os habl� �dijo Max. �stos se levantaron y saludaron dando la mano. Los
cazadores se quedaron mirando a Sonia, d�ndole un repaso de arriba abajo. Uno de
ellos, que se le qued� mirando las piernas y el perfil de aquella corta faldita,
exclam�:

-Joder, vaya bomboncito! A ver si va a venir un vampiro y se
te mete por entre las piernas, ja, ja, ja!

Los otros tambi�n se rieron. A Sonia no le hizo ninguna
gracia y present�a que no har�a muy buena amistad con aquellos individuos.

Finalmente tuvieron todo a punto y se dispusieron a salir,
camino del Bosque Rojo. Philip sac� la c�mara y se la colg� del cuello mientras
Sonia comprobava que tuviera todo en la bolsa. Eran pasadas las 12 del mediod�a;
el cielo estaba cubierto de nubes, aunque no amenazaba con llover, de momento.

Largo rato m�s tarde, llegaron a un sendero que se dirig�a
hacia el bosque. Philip se gir� y aprovech� para hacer un par de hermosas
fotograf�as del pueblo a lo lejos, que desde all� se ve�a perfectamente. Poco
despu�s, los �rboles, altos y con grandes copas, empezaron a ser cada vez m�s
numerosos, cosa que indicaba que el grupo se adentraba en el famoso bosque.
Philip aceler� el paso y se puso delante de todo, donde estaba Max, para hacerle
algunas preguntas y Sonia se qued� unos metros m�s atr�s, con el resto de
cazadores.

-Oye, preciosa, qu� llevas debajo de esa corta faldita roja?
�se atrevi� a decirle uno mientras miraba a sus compa�eros con una larga
sonrisa.

-Y a ti que co�o te importa!? �exclam� -. Joder, que
descarado eres! �continu�.

-Bueno, bueno, no te pongas as�! �le dijo el mismo de antes.
Entonces, aprovechando que no miraba, le acerc� la mano y r�pidamente le levant�
la minifalda por detr�s, descubri�ndole las bragas rosa que llevaba. Sonia se
gir� y apart�ndole la mano bruscamente volvi� a bajarse la mini y los mir� muy
enfadada.

-Sois unos putos cr�os, sab�is?! �les dijo viendo como se
re�an. Philip y Max se acercaron para ver que pasaba.

-Ocurre algo? �pregunt� Max.

-Nada, nada, que tiene unos amiguitos cazadores un poco
cr�os, eso es todo �dijo Sonia. Y gir�ndose continu� andando.

-Chicos, comportaos, por favor �acab� Max.

Hora y media m�s tarde, llegaron a una clariana del bosque y
aprovecharon para parar y comer un poco. Philip puso su tercer carrete en la
c�mara y Sonia se sent� en un tronco ca�do, lejos del grupo, para descansar y
apuntar sus notas en un bloc. La chica, poco acostumbrada a caminar, se quejaba
de cansancio. Los cazadores sacaron unos bocadillos y unas latas de cerveza de
la mochila y comieron con un apetito voraz.

Ya con el est�mago lleno, se reunieron todos para repasar el
mapa otra vez y trazar la ruta que tomar�an hasta la caseta abandonada, el lugar
donde se dec�a que se reun�an los vampiros. Finalmente, recogieron las cosas y
se puesieron de nuevo en camino. Eran las seis de la tarde y el d�a empezaba a
decaer.

El tiempo iba pasando y cada vez hab�a menos luz, cosa que
puso un poco nerviosos a los cazadores, y es que por mucho que miraban en el
mapa, no acababan de estar seguros del sitio d�nde se encontraban.

-Bueno, chicos, quedaros aqu� que ir� a echar un vistazo por
aquella zona, a ver si encuentro la casa �dijo Max -. Alguno de vosotros que
vaya por all�, pero que no se separe demasiado del resto.

As� pues, Philip y Sonia se quedaron con dos de los tres
cazadores, aunque el tercero no tard� en venir.

-Nada, por all� es imposible pasar, est� lleno de maleza
�dijo el cazador.

-Joder! Vaya mierda! �dijo otro.

Entonces, el que hab�a estado incordiando a Sonia al
principio se la qued� mirando fijamente, de arriba abajo, aquellas piernas,
aquella falda tan corta, era algo que hac�a crecer en �l la excitaci�n. Luego
mir� al compa�ero de la chica y se acerc� a los otros dos cazadores para
decirles algo, en voz baja. Sonia miraba atentamente los �rboles que ten�a en
frente, para ver si ve�a a Max, y mir� a los cazadores, que estaban observ�ndola
con algo de obsesi�n.

-Jol�n, si lo llego a saber no me visto as� �se dijo mientras
volv�a a mirar hacia la espesura del bosque.

Despu�s de hablarse, dos de los cazadores se acercaron a
Philip y el otro se acerc� a Sonia. Los dos primeros se pararon frente al
fot�grafo y ante la mirada extra�ada de �ste, le cogieron de los brazos.

-Eeh! Pero que co�o estais haciendo?! �dijo Philip viendo
como lo arrastraban hacia un �rbol. Sonia volvi� a girarse y vi� lo que estaba
pasando.

-Pero, qu� demonios...? �dijo la chica. Y antes de que
pudiera ver m�s, el cazador que se hab�a acercado a ella le interrumpi� el paso
poni�ndose delante.

-Hola, peque�a, d�nde vas? �le dijo en tono de pocos amigos.

-D�jame pasar! Philip, Philip! Pero qu� pretendeis? �exclam�
la chica.

Mientras, los otros dos, que sujetaban fuertemente a Philip,
lo llevaron hasta el tronco de un �rbol y all� lo ataron con una gruesa cuerda
que sacaron de la bolsa mientras el chico les insultaba y les gritaba sin parar.

-Soltadme hijos de puta! Que co�o...! �gritaba, hasta que uno
de ellos le dio un fuerte pu�etazo en la cara que lo dej� medio inconsciente, al
menos durante un buen rato.

Sonia, al ver lo que estaba ocurriendo, se asust� e intent�
esquivar al cazador que ten�a delante para acercarse a Philip, pero el hombre
acab� cogi�ndola de un brazo y no la dejaba ir.

-Su�ltame! �grit� mientras forcejeaba sin �xito alguno para
liberarse. Los otros dos se acercaron finalmente, dejando a Philip atado al
�rbol.

-Luke, t� vigila que no venga Max, y si viene, ya sabes que
hacer �dijo-. Entonces se acerc� a Sonia y la mir� fijamente.

-Y tu, putita, vas a ver c�mo nos haces disfrutar �empez�
diciendo -. Bob, suj�tala bien, que no se mueva � dijo al que la sujetaba.

Sonia, con mucho miedo y algo desesperada empez� a patalear y
a gritar. Las cosas estaban tomando un aire que no le gustaba nada.

-Estate quieta!, putita! �dec�a el cazador mientras le
intentaba sujetar las piernas. Pero Sonia empleaba todas sus fuerzas para
intentar escapar de aquellos dos hombres. Hasta que consigui� desequilibrar al
que la agarraba por detr�s y los dos cayeron al suelo. Al caer, la minifalda no
pudo evitar que se le descubriesen las bragas rosa. El cazador, al verlas de
nuevo, se excit� a�n m�s y ech�ndose tambi�n al suelo, se avalanz� sobre ella,
cogi�ndole las piernas. Bob, que en ese momento sal�a de debajo de la chica, le
sujet� los brazos, de manera que entre los dos la ten�an casi inmovilizada del
todo.

-Dejadme! �grit� una y otra vez. Pero por mucha fuerza que
hiciera, no la soltaban para nada. La pobre empezaba a estar exhausta de tanto
esfuerzo, ya no pod�a m�s.

El cazador que estaba cogi�ndole las piernas, empez� a
acarici�rselas, subi�ndole la mano por los lados.

-Mmm! Que medias tan finas llevas! �exclam� sin parar de
acariciarla. Luego la forz� a separar las piernas, cosa que no le cost�
demasiado. La minifalda se le subi� lo suficiente para que le quedaran al
descubierto las bragas. El hombre le pas� esta vez una mano por el interior de
un muslo y continu� acarici�ndolo, hasta que contact� con las bragas.

-Para, por favor! No! �suplicaba la chica notando los dedos
de aquella mano hundi�ndole las bragas entre los labios vaginales.

Pero el cazador, cada vez m�s excitado, no paraba de sobarla,
frot�ndole el cl�toris con el suave tejido de las bragas.

-Te gusta, eh? Di que si, puta! �dijo con la respiraci�n cada
vez m�s r�pida por la excitaci�n.

Mientras, Luke vigilaba ,con la escopeta cargada, que no se
acercara nadie, y de vez en cuando iba mirando la escena, cosa que le pon�a
tambi�n caliente. Max, que se encontraba bastante m�s lejos, dio la vuelta sin
haber encontrado nada. Ya se estaba haciendo tarde y era mejor estar todos
reunidos, pues los vampiros podr�an salir de un momento a otro.

Sonia, desesperada al ver lo que le estaban haciendo, deseaba
que al menos llegara Max y la liberara de aquel horror. Pero all� no ven�a nadie
y el cazador, que ahora tambi�n le met�a mano a los pechos, no paraba de
sobarla. La pobre gir� la cabeza hacia un lado mientras suspiraba al notar c�mo
le tocaban sus partes m�s er�genas.

-Vamos Bob, suj�tala bien! Ahora ver� lo que es bueno! �dijo
el cazador. Entonces se incorpor� y despu�s de desabrocharse los pantalones, se
los baj�, junto con los calzoncillos, qued�ndole al aire un enorme pene, que no
tard� ni dos segundos en ponerse erecto y duro como una piedra.

La chica, al verlo, intent� levantarse sacando fuerzas de
donde fuese, pero era in�til, Bob la sujetaba fuertemente.

-No, por favor, basta! �dijo en tono de s�plica tragando
saliva, nerviosa y con miedo.

El cazador se puso otra vez entre sus piernas, que volvi� a
abrir todo lo que pudo. Entonces le separ� las bragas a un lado y de un zarpazo
le desgarr� las medias, qued�ndole as� el sexo al aire. Ten�a los labios
vaginales enrojecidos por los roces. Bob, que la sujetaba bien, miraba con
excitaci�n a su compa�ero, y notaba c�mo el pene le apretaba con fuerza en los
pantalones.

Finalmente, el hombre se cogi� el miembro y dirigi�ndolo
bien, lo puso entre los labios vaginales de la chica y la acab� penetrando con
algo de dificultad.

Sonia dio un grito y sigui� con fuertes gemidos, notando cada
cent�metro de aquel pene entr�ndole en la vagina.

-Oooh! Sii! Que chochito tan caliente tienes! �dijo jadeando
y embisti�ndola sin parar, adentro y afuera.

Momentos m�s tarde, apareci� Max y al ver lo que estaba
pasando se acerc� corriendo.

-Pero que co�o es esto?! Que estais haciendo?! �grit�
mientras miraba c�mo el cazador se follaba a Sonia.

-Max! Quieto ah�, va, no nos cortes el rollo! �le dijo Luke
enca�on�ndole con la escopeta.

-Pero que rollo y que ostias! �grit�. Y se acerc� m�s.

-Max! Te digo que no te muevas! �insisti� Luke.

-Luke, que no se mueva, o le disparas! �grit� el cazador que
estaba con Sonia, entre suspiros de placer, sin parar de penetrarla.

-Malditos cabrones, ya me dijeron que no se pod�a confiar en
vosotros! �dijo. Y levantando la escopeta, apunt� a uno de ellos.

Luke, viendo la amenaza, acab� disparandole. El estruendo del
disparo reson� por todo el bosque. Max cay� al suelo antes de poder disparar
tambi�n; estaba herido en un hombro y chillaba de dolor mientras la sangre
empezaba a mancharle el chaleco y la camisa.

-Hijos de puta. Aargh! �grit� sujet�ndose el hombro con
dolor.

-Mierda! Tenemos que marcharnos de aqu� cuanto antes!
�exclam� Luke.

-Espera, espera, uf! Que ya acabo! �dijo entre suspiros el
cazador que segu�a foll�ndosela. Y as�, pocos segundos m�s tarde, el hombre la
penetr� a fondo y se corri� de gusto. Sonia abri� la boca y gimi� notando el
semen c�mo le inundaba la vagina.

-Oooh! Que polvazo! �grit� mientras le sacaba el pene-. Oye
Bob, seguro que no quieres probar tu ahora? Je, je! �dijo.

-Pues, con lo empalmado que estoy..., va un polvo r�pido!
Ven, suj�tala tu ahora �acab� diciendo. Y una vez que Sonia volvi� a estar bien
agarrada, Bob se sac� el miembro y se dispuso a penetrarla.

De repente algo se movi� por entre las copas de los �rboles.
Luke, que lo hab�a visto, se acerc� a sus colegas corriendo.

-Mierda! Chicos, v�monos de aqu�! Esto no me gusta nada!

El Sol se hab�a puesto hac�a rato y la luna llena aparec�a y
desaparec�a entre las nubes. La visibilidad era bastante pobre ya, y no se ve�a
m�s all� de unos cuantos �rboles.

Bob, que se mor�a de ganas de follarse a Sonia, se qued�
quieto sin saber que hacer. Entonces, del �rbol m�s cercano, algo salt� con
fuerza hasta caer sobre Luke.

-Aargh! Ya est�n aqu�! �grit� aterrorizado Luke.

El ser que le salt� encima ten�a cuerpo de hombre, aunque m�s
musculoso de lo normal, y en la cara, las facciones las ten�a resaltadas por
grandes arrugas y pliegues, d�ndole un aspecto monstruoso. Y en su boca, unos
enormes colmillos asomaban entre el resto de una amarillenta dentadura. Sin duda
alguna, era un vampiro!

Luke intent� quit�rselo de encima, pero el vampiro le dio un
manotazo y le destrip� media cara con las garras de la mano. La sangre salt� de
su faz y Luke, cayendo al suelo, acab� disparando su arma. Los perdigones
acertaron de lleno en el est�mago del vampiro, que sali� disparado unos tres
metros hacia atr�s, cayendo entre los arbustos. Pero volvi� a levantarse.

Bob, al que ya se le hab�an ido las ganas de follar, mir�
perplejo la escena y justo cuando se dispon�a a coger su escopeta oy� los gritos
del primer cazador:

-Bob, detr�s de ti!

Bob se gir� y vi� que otro vampiro se avalanzaba sobre �l, tir�ndole al
suelo, hasta que consigui� morderle en un hombro. El cazador que sujetaba a
Sonia, la solt� y agarr� r�pidamente su escopeta. Entonces apunt� y dispar� al
vampiro que mord�a a Bob, alcanz�ndole en la cabeza. Bob aprovech� para
quit�rselo de encima. Unos metros m�s all�, entre los �rboles, dos vampiros m�s
se acercaban sigilosamente. Un nuevo disparo se oy�, en direcci�n a ellos,
aunque fallido. Sonia, m�s asustada a�n, se levant� y baj�ndose la falda, mir� a
Philip, atado al �rbol, y a los vampiros que se acercaban. Estaba aterrorizada,
muerta de miedo, casi paralizada. Finalmente se puso a correr hacia el lado del
bosque donde aparentemente no se ve�a a nadie, mientras o�a los gritos de los
cazadores, que ca�an uno detr�s de otro en las zarpas de los vampiros.