Relato: C�rculo Incestuoso (04)





Relato: C�rculo Incestuoso (04)

C�RCULO INCESTUOSO


(Parte 4 � Empezando a gozar )



En la �ltima entrega, como recordareis, os contaba c�mo en el
juego iniciado casi por casualidad en el que mi madre y mi t�a Flora nos hab�an
empezado mostrando las tetas hab�an acabado accediendo a mostrarnos tambi�n los
muslos y el culo aunque hab�an exigido que por nuestra parte les mostr�ramos
tambi�n nuestros atributos. Por supuesto ni mi primo Dani ni yo nos opusimos.
Ahora, despu�s de haberles visto las nalgas a nuestras jamonas madres, yo le
hab�a sugerido a la m�a que se pusiera zapatos de tac�n para lucir su soberbio
culazo en todo su esplendor.


Mi madre se hab�a puesto unas sandalias abiertas de elevado y
fino tac�n y con ellas puestas hab�a vuelto a la sala y nos hab�a mostrado de
nuevo su maravilloso y amplio culazo, ahora si cabe a�n m�s atractivo por efecto
de los tacones.


De nuevo contemplamos el enorme culo de mi madre con
delectaci�n mientras ella, tras subirse de nuevo la falda y llevando tan s�lo la
citada falda, la blusa abierta y las sandalias de tac�n por toda indumentaria,
se exhib�a consciente del enorme atractivo de sus nalgas. Y la cosa no qued�
ah�, l�gicamente. Ver a mi madre con las tetas al aire debajo de la blusa
abierta y el culo al aire era demasiado y yo sent�a que de un momento a otro iba
a correrme sin ni siquiera tocarme. Y eso por no mencionar la excitaci�n que me
produc�a contemplarle, aunque fuera de forma no muy clara, la pelambrera del
chocho que se intu�a entre sus piernas mientras nos mostraba el culo.


Tanto mi primo como yo est�bamos alucinados y como en una
especie de sensaci�n de irrealidad y es que estar contemplando el gordo culo de
mi madre, tantas veces imaginado y deseado, nos resultaba poco menos que
incre�ble aunque lo cierto es que lo ten�amos a unos palmos de nuestras narices.
Estuvimos unos intensos momentos contemplando los excitantes encantos de mi
madre y luego �sta dej� de nuevo caer su falda y se volvi� hacia nosotros para
seguir charlando. Entonces, mientras Dani le acariciaba el culo a mi madre sobre
la falda, le dijo:


- Oye, t�a. Una cosa. Es que, bueno, como ya te hemos dicho
me encanta tu culo, de verdad, y quer�a... bueno, quer�a una cosa.


- Venga, anda, p�dele lo que quieras a tu t�a � dijo su madre
riendo. � Si la tienes ah� con el culo al aire. No te va a decir que no ahora
�no?


- Claro, - intervine yo. - �A que t� tampoco dir�as que no si
te pedimos algo, t�a?


- Depende de lo que me pidas, cacho pillo, que te veo venir �
contest� ella riendo con ganas y haciendo que sus voluminosas tetas se
bambolearan y asomaran por la abierta blusa con �mpetu mientras permanec�a
sentada en el sof�.


- S�, s�, depende dice... � intervino riendo con malicia mi
madre.


- Bueno, venga, mam�; hazle caso a Dani que lo tienes ah� a
punto de estallar. Que luego ya me ocupar� yo de pedirle algo a la t�a Flora.


- Bueno, pues venga. �Qu� era lo que quer�as? Dime, cari�o.


- Pues mira, t�a; me ha encantado que nos ense�es el culo. Lo
tienes divino, como a mi me gustan. Seguro, t�a, que tienes el culo que m�s me
gusta del mundo, de verdad. Hace tiempo que quer�a v�rtelo y ahora verte ah� con
todo el culazo al aire, esas piernas y con esos taconazos...


- O sea, que ya le ten�as el ojo echado a tu t�a aunque sea
una cincuentona, �eh, pillo? � Le dijo su madre alegremente.


- Pues claro, como para no fijarse, sobre todo nosotros, con
lo que nos gustan las maduritas macizas y jamonas como vosotras.


- �Uy, si es que adem�s de cachondos y atrevidos es que sois
unos soles! � respondi� mi t�a.


Los cuatro re�mos divertidos y a continuaci�n yo retom� el
tema de la petici�n de Dani a mi madre d�ndole pie a mi primo para que la
formulara. Mi primo parec�a un poco indeciso, como si le costara o le diera
verg�enza plantear lo que ten�a en mente pero finalmente se decidi� a hablar.


- Bueno, pues como os dec�a a mi la t�a Nati hace mucho que
me gusta; me gusta todo su cuerpo y en especial sus piernas y� y bueno� su culo.
Y por eso hoy me he llevado la alegr�a de mi vida al poder v�rselo y hasta
toc�rselo un poco.


- Desde luego bien se nota lo que te ha gustado verle el culo
a tu t�a, bien. � Le dijo su madre riendo y aludiendo a la impresionante
erecci�n que luc�a mi primo ya que nosotros continu�bamos con nuestros cipotes
al aire.


- S�, bueno, es evidente que me gusta �verdad?


- Claro, cari�o, y yo te lo agradezco mucho � intervino mi
madre. � Es muy halagador para una mujer como yo que unos chicos como vosotros
digan esas cosas de m� y bueno, tambi�n de mi culo, la verdad. Si es as� en
privado puedes decirle a tu t�a cualquier cosa, sobre todo viendo que incluso a
mi hijo le parece bien. Otra cosa es en p�blico o enter�ndose m�s gente pero
as�, con discreci�n y quedando todo entre nosotros... As� que venga, cari�o,
dime lo que quieras decirme de mi culo que seguro que me va a agradar mucho.


Y entonces, para acabar de animar a mi primo, mi madre le dio
un nuevo beso en la boca. Esta vez Dani tom� mayor participaci�n en el beso y
sac� la lengua para meterla decididamente en la boca de mi madre. A esta pareci�
sorprenderle la actitud un tanto agresiva de mi primo en un primer momento pero
quiz� llevada de la excitaci�n y de la propia situaci�n, lo cierto es que
permiti� que la lengua de Dani se metiera en su boca y no solo eso sino que mi
madre empez� a colaborar en el beso y tanto mi t�a como yo pudimos ver como las
lenguas de mi primo y mi madre se entrecruzaban degust�ndose e intercambi�ndose
saliva y dando lugar a un verdadero y cachondo morreo con las lenguas al aire.


Mi t�a empez� a aplaudir y cuando mi madre y Dani dieron por
concluido el beso, mi t�a le dijo a su hijo:


- Venga, p�dele lo que quieras que seguro que ahora la
cachonda de tu t�a no te dice que no a nada, ladronazo, que menudo morreo os
hab�is dado, cerdos.


Todos re�mos de nuevo y a continuaci�n volvimos a animar a
Dani para que expresara sus deseos a mi madre.


- Bueno, pues como os iba diciendo me encanta el culo de la
t�a Nati y me he llevado la alegr�a de mi vida al poder v�rselo y toc�rselo hoy.
Ya veis c�mo estoy... Pero... bueno, adem�s de v�rselo as� a m� me gustar�a...
bueno... Es que me da un poco de corte ped�rtelo t�a, pero si no es hoy no va a
ser nunca as� que�


- Dilo, cari�o. � Insisti� amablemente mi madre mientras se
sentaba en el sof� al lado de Dani y le daba un cachetito en el muslo a su
sobrino. � Estamos en confianza y no pasa nada; si lo que pidas nos parece bien
lo hacemos y si no pues nada, que por eso no pasa nada �no?


- Bueno, t�a, pues espero que no te parezca demasiado pero...
pero lo que me gustar�a tambi�n es... bueno, adem�s de verte el culo as� como
ahora... es verte... es verte bien el ojete...


La petici�n de Dani debi� sorprender algo a mi madre pero
�sta no dej� de sonre�r y de hecho reaccion� muy positivamente.


- �El ojete? �Quieres decir... el agujero? Bueno, hijo, si
s�lo es eso no hay problema. Eso es bien f�cil... Si quieres te lo ense�o.
Estando ya con el culo al aire...


- Tu t�a seguro que se esperaba que le pidieras otra cosa
relacionada con su culo �eh? Seguro que estar� acostumbrada a que los t�os le
digan cada cosa respecto a su panderazo �eh?


- Bueno, pues si Dani quiere verle el agujerito del culo a su
t�a pues se lo ense�amos y listo, faltar�a m�s, cari�o, que por ver no pasa nada
�verdad?. � Accedi� mi madre.


Entonces mi madre, se incorpor� de nuevo y d�ndonos otra vez
la espalda se subi� la falda, se agach� un poco m�s y se abri� las nalgas con
sus propias manos para dejar bien a la vista su agujero marr�n. En ese momento,
adem�s del lindo ano de mi madre, tambi�n pudimos verle con toda nitidez su co�o
desde atr�s pues hasta ese momento s�lo le hab�amos visto el vello p�bico por
entre las piernas y m�s bien poco. Con todo eso all� al aire ante mis ojos, y
m�s trat�ndose del culo y del chocho de mi madre, yo estaba realmente al borde
de la eyaculaci�n.


Dani se arrodill� detr�s de mi madre para contemplar su
rosado agujero anal con detalle; le dijo que estaba para com�rselo y entonces me
acerqu� yo tambi�n para contemplar de cerca el orificio anal de mi madre. Verlo
tan ofrecido, enmarcado por las enormes y blancas nalgazas de mi madre,
contribuy� a excitarme a�n m�s y de hecho tanto mi polla como la de Dani
rezumaban l�quido preseminal de forma m�s que abundante. Dani entonces se
atrevi� a pasarle un dedo por toda la raja del culo a mi madre y cuando lleg� a
su ano �sta, que se hab�a apoyado con las manos en la mesa de la sala, dio un
respingo que se podr�a calificar como de placer. Mi primo insisti� en su caricia
y mi madre empez� a gemir de gusto inequ�vocamente.


- �Ummmm! �Pero de verdad os gusta verme y tocarme el
agujerito del culo? �Ahhh! �Ay, qu� cosquillitas! Y qu� cerdos est�is hechos. �
Dec�a ella sin duda cada vez m�s cachonda. A mi tambi�n todo esto me estaba
poniendo a mil y el culo de mi madre me atra�a como un im�n as� que, como
parec�a por sus palabras que mi madre asum�a que yo tambi�n le estaba observando
y acariciando el ano y ello no le importaba, tambi�n me atrev� a acariciar su
ojete provoc�ndole nuevos gemidos de placer.


A todo esto hay que a�adir que, dada la postura, como he
comentado antes, le est�bamos viendo tambi�n a mi madre el co�o con bastante
detalle, cosa que a ella parec�a no importarle.


Tras un rato de caricias anales muy bien recibidas por mi
madre esta ya se incorpor� y se sent� de nuevo en el sof� pero con la falda por
encima de sus muslos de modo que su chocho qued� tapado. Entonces yo le dije a
mi t�a.


- Bueno, t�a. Ahora ser� yo el que te pida a ti una cosa y
seguro que no me dices que no �verdad?


- Venga, pide, cachond�n... �T� tambi�n quieres verle algo
m�s con detalle a tu t�a; no te vale con haberme visto las tetas? � dijo ella
riendo al tiempo que mov�a sus espectaculares c�ntaros para que asomaran por la
abierta blusa.


- Bueno, pues en efecto, yo, adem�s de verte esas
espectaculares tetazas, t�a, querr�a verte el chochazo ese tan bueno que tienes
que tener.


- �Hala, hala, ya sab�a yo que ibas a querer algo as�! �Mira
que querer verle el chocho a tu t�a! � dijo ella con fingida sorpresa. � �Qu� te
parece, querer verle el chocho a una vieja! Si lo tengo ya casi sin pelo...


- Venga, t�a, pues vamos a v�rtelo.


- Ya sab�a yo que �bamos a acabar as�. Si es que empieza una
a ense�ar el tirante del sujetador y acaba nada menos que con el chocho al aire.


- Venga, mam�. � La animaba tambi�n Dani. � No te hagas de
rogar y lev�ntate la falda, anda, que no se porqu� te la has tenido que volver a
poner despu�s de hab�rtela soltado antes.


- Me la he puesto porque cre�a que con ense�aros las tetas y
un poco el culo ya iba a ser suficiente y que todo este despendole se iba a
acabar aqu� pero esta visto que no.


- Hombre, mam�, estaba claro que todav�a no te hemos visto el
conejo�


- �Bueno, lo que me faltaba! No me digas que t� tambi�n
quieres verle el chumino a tu madre, �eh, cabronazo? � dijo ella dirigi�ndose a
Dani aunque en un inequ�voco tono de humor.


- Hombre, no querr�s que mire para otro lado...


Todos re�mos y ya mi t�a se levant� y se dispuso a levantarse
la falda pero se lo pens� un poco mejor y en vez de alzarse la prenda esta vez
s� que decidi� quit�rsela por entero por los pies. A la vez tambi�n se deshizo
de las bragas y yo aprovech� para deslizar su abierta blusa por los hombros de
modo que mi jamona t�a Flora se qued� completamente en pelotas a excepci�n de
sus negros zapatos de tac�n.


- Bueno, pues aqu� lo ten�is, cabroncetes; el cuerpo desnudo
de una vieja, chocho incluido...


- El chocho de una hembra de lo m�s apetitosa. � Repliqu� yo
a la vez que tanto su hijo como yo mismo contempl�bamos embelesados el chochazo
de mi t�a enmarcado por sus gordos muslazos. Su co�o en efecto ya empezaba a
mostrar cierta escasez de vello aunque a�n conservaba algo y por una zona
bastante extensa. Sin duda en su juventud mi t�a hab�a lucido un buen y frondoso
felpudo. Ella entonces se sent� espatarrada en el butac�n y nosotros nos
acercamos para examin�rselo completamente excitados. Yo incluso me atrev� a
pasarle dos dedos por la raja encontr�ndola humed�sima. Los deslic� arriba y
abajo unas cuantas veces y mi t�a empez� a soltar gemidos de placer.


- Bueno, bueno� - dec�a ella entre gemido y gemido � que una
cosa es dejaros que nos ve�is desnudas y otra que nos toqu�is� Esto ya es otra
cosa� Venga, sobrinito, para, para que esto ya es demasiado �Ummmm! Que soy tu
t�a y que est� mi hijo delante y que� �Aahhh! Y que� �Umm! Esto es� esto es
demasiado� �Ahh!


- Mira a tu madre lo cachonda que est� � le dije a Dani sin
hacer caso de las palabras de mi t�a pidi�ndome que parara de tocarle el conejo
y mientras ella continuaba gimiendo. Entonces mi primo tambi�n le meti� dos
dedos en el chocho a su madre d�ndole placer con sus caricias.


- �Hijo! � exclam� mi t�a - �Pero t� tambi�n vas a tocarme la
casta�a? Uy, uy, uy� Esto es una locura �Aaaah! �Ay, que me est�is poniendo
mala, cacho cerdos! �Aaaahh!


- Mam�, es que est�s muy buena y no nos vayas a negar que
est�s cachonda �eh? Que tienes todo el co�o baboso y h�medo como una verdadera
calentorra.


- �C�mo no va a estar caliente vi�ndoos todo eso ah� a
vosotros tan empinado y ahora encima toc�ndole la almeja? � intervino mi madre.


- �T� tambi�n lo est�s, mam�? � le pregunt� yo sin dejar de
tocarle la raja a mi t�a. Ella hizo un moh�n m�s bien asertivo y entonces yo
continu�: - �Pues por qu� no nos dejas ver c�mo tienes t� el chichi?


Mi madre volvi� a hacer un moh�n y entonces Dani y yo dejamos
de tocarle el conejo a mi t�a Flora y nos acercamos a mi madre. Una vez a su
lado le levantamos la falda sin que ella se opusiera en absoluto hasta dejar a
la vista su peludo conejo. Cuando le pedimos que abriera las piernas lo hizo
sonriendo con picard�a, dejando ante nuestra vista su espl�ndido co�azo, mucho
m�s peludo que el de mi t�a. Enseguida nosotros nos atrevimos a deslizar
nuestros dedos por su raja, que estaba tanto o m�s h�meda que la de mi t�a,
arranc�ndole tambi�n gemidos de placer. Est�bamos tan lanzados y mi madre
parec�a tan dispuesta que seguimos meti�ndole mano en el co�o los dos tanto en
la raja como en el cl�toris durante un rato mientras mi madre dec�a:


- �Esto es incre�ble, mi hijo y mi sobrino meti�ndome mano en
todo el conejo y yo dej�ndome como una fulana! �Ay, qu� esto no est� bien pero�
pero qu� gustazo me est�is dando, cabrones! Parad, parad, que yo no soy uno de
vuestros ligues; que soy la madre de uno y la t�a de otro�


- Pero te gusta, t�a, no lo niegues. � Le dec�a mi primo
mientras met�a ya tres dedos en la caliente y peluda vagina de mi madre.


Seguidamente mi madre empez� a resoplar intensamente y decir:


- �No, nooooo, parad que me derrito entera cabrones! �Nooo,
que una cosa es ense�aros las tetas y otra...! �Aaaaahhh! �Ummm...! �Aahhh! Que
esto ya es demasiado, chicos. A esto no deber�amos haber llegado
�Aaaaaaaaaaahhhhhh! �Ummm! Que soy tu madre, hijo� �Aaaaaaahhhh! �Aaaaaaahhh!
Soy tu mam�, hijo, hijo� fr�tame m�s fuerte ah�, cari�o, en todo el botoncito,
�S�, s�����! �Aaaaaaaaaahhh!


Y entonces pudimos comprobar como mi madre estallaba en un
tremendo orgasmo gracias a nuestros manoseos en su chocho mientras ella misma se
estrujaba sus propias tetas resoplando como una perra caliente.


- �Pero qu� gustazo me hab�is dado, cabrones! Esto ya es
demasiado. � dec�a ella instantes despu�s a�n dominada por el placer.


- Venga, - le dije yo a Dani. � Ahora vamos a por tu madre.


Entonces retomamos el manoseo en el conejo de mi t�a. Esta no
se opuso sino que, caliente como sin duda estaba, se espatarr� a�n m�s en el
butac�n que ocupaba ofreci�ndonos su enorme chocho en todo su esplendor. Dani y
yo la sometimos al mismo tratamiento que a mi madre meti�ndole los dedos en el
co�o y acarici�ndole el cl�toris hasta que, igual que antes mi madre, a los
pocos minutos empez� a gemir sonoramente hasta que estall� en un brutal orgasmo
resoplando con fuerzas y casi sin resuello.


- �Ah, cabronazos, qu� gusto, qu� gustoooo�! Hijo, que le
est�s dando gusto en el chocho nada menos que a tu madre; y t� a tu t�a, cerdos,
m�s que cerdos� �Aaaaaaahhh! �Aaaaaaaaaaaaahhh!


- Claro que te estamos dando gusto en el chocho, mam�, pero
no nos vayas a negar que te ha gustado y mucho �eh, golfona? � Le dec�a mi primo
a su madre mientras �sta se recuperaba del extraordinario orgasmo que acababa de
experimentar.


Y mi t�a, sonriendo con picard�a, respondi�:


- �Cacho cabronazos, mira que meternos mano de esta manera
trat�ndose de la madre y la t�a de cada uno de vosotros! Menudos cabronazos
est�is hechos, que no respet�is nada, ni a vuestra propia madre, cacho cerdos,
pero que gustazo m�s grande nos hab�is dado, mamonazos.


- Pues venga, Flora. � Intervino mi madre al tiempo que se
deshac�a de las prendas que a�n quedaban sobre su cuerpo qued�ndose tambi�n
completamente desnuda. - Ahora se van a enterar estos dos pimpollos de lo que
saben hacer dos viejas como nosotras. Total si ellos ya nos han tocado el chocho
hasta dejarnos ah� todas derretidas...


Entonces nos indicaron que nos sent�ramos en el sof� con
nuestras pollas en ristre y ellas se situaron entre nuestras rodillas; mi madre
entre las de Dani y mi t�a entre las m�as. Cuando nosotros empez�bamos a pensar
en lo que nos iban a hacer, ellas ya estaban agarradas a nuestras pollas y
d�ndonos suaves lametazos en los prepucios. Enseguida la mamada era de
campeonato y ambas cachondas nos estaban dando un gusto brutal. A mi, y creo que
tambi�n a mi primo, nos estaba gustando tanto recibir la mamada de nuestra t�a
como ver a nuestra respectiva madre mam�ndole la polla al otro con aquellas
ganas.



Continuar�


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