Relato: Recuerdos de familia Ya tengo 62 a�os. A�os vividos, trabajados, disfrutados y a veces sufridos. Claro, como es la vida no m�s. Tres hijos ya adultos j�venes. Mi esposa y yo, ahora solos como al comienzo, tratamos de pasarla y gozarla mientras nos dure la vitalidad.
Hasta aqu�, como cualquier familia com�n y corriente.
Pero, eso de que detr�s de cada persona hay una historia, es muy cierto.
Hace un mes atr�s, recib� el llamado de una hermana un par de a�os mayor que yo para decirme que la t�a Ana hab�a falleciddo y que al d�a siguente eran sus funerales.
Y se vinieron de golpes los recuerdos de la primera juventud, de mis 16 a�os.
Por esos a�os, yo estudiante, iba los veranos y las vacaciones de invierno a ayudar a un t�o en su parcela. Y a esa parcela, llegaba mi tia Ana, la m�s joven de mis t�as, bastante bonita y llamativa, de unos 30 a�os. Casada, sin hijos, con su esposo paralalizado por una trombosis fulminante. Y tambi�n llegaban unas primas de mi edad.
Ayudabamos en la cosecha, en algunos sembrados, desmalezar, etc.
Y jug�bamos, montabamos a caballo y disfrut�bamos del campo.
Yo, a esa edad, solo me masturbaba tupido y parejo, pensando en una vecina que trabajaba en un cabaret y en m�s de una ocaci�n le hab�a visto solo con una enagua muy cortita, husmeando su patio.
Mi tia Ana me ten�a mucho cari�o pues yo era estudiante destacado, y me halagaba la dentadura y mi gusto por el deporte.
Siempre me llamaba a su lado a la mesa, y si pase�bamos, lo hac�a tomada de mi brazo.
Ese verano, fue muy especial. Para no olvidarlo. Y por eso, la noticia de su fallecimiento, me lo trajo como un video a la memoria.
Un d�a caluroso, despu�s del almuerzo en familia, el t�o se fue a sus quehacerres, la t�a due�a de casa se fue a su siesta, mis dos primas y una hermana (no la que me llam�) se fueron a jugar. Mi t�a Ana me pidi� la acompa�ara pues no quer�a dormir sienta.
Nos sentamos juntos en un banco y charlamos. Al poco rato, mi t�a Ana me pone una mano sobre el jean a la altura de la rodilla y me empieza a masajear el cabello. Para mi era normal, dado el cari�o que me expresaba siempre. As� que solo le sonre� y le dije que era mi t�a preferida.
Entonces, empez� a pasar todo. Ella me abraz� con la manso que ten�a en mi cabeza y con la otra empez� a sobar suavemente pero apretando mi pierna. Yo gir� la cabeza para mirarla y entoces ella me besa en la boca sujetando mi nuca con una mano. El beso fue largo. Sent� su lengua paserase por mis labios que no atinaban a corresponder el beso. Experiment� una inmediata erecci�n y mi respiraci�n de agit�. Ella debi� notarlo pues su mano sobre mi pierna se acercaba con r�pios movimientos a mi pene. Luego del largo beso, con sus ojos cerrados, y continuando acariciando mi pierna y mi pene por sobre el jean, tom� una mano m�a y se la llev� a sus senos. Cuando sent� sus pechos, firmes, muy calientes y suaves, acab� en forma explosiva, retorci�ndome en un placer enorme.
Mi t�a se di� cuenta y me abraz� colocando mi cabeza en sus senos, por sobre su blusa. Meti� una mano bajo mi jean por la cintura hasta tomar mi mojado y muy sensible pene, acarici�ndolo. Mi t�a jadeaba, refregaba sus pechos en mi cara, y ten�a las piernas cruzadas y muy apretadas.
Sac� su mano mojada de semen de mi jean y la lam�� entera. Estaba con la cara muy roja, y los ojos cerrados. No hab�amos dicho una sola palabra hasta ese momento.
De pronto, tomando muy firme mi mano, se levant� y a tirones me llev� al cuarto donde se guardaban las ropas de cama de invierno. me tendi� sobre una mantas y casi me grit�.
�Tienes que culiarme, mijito, tienes que culiarme!. Y se desabot�no la blusa y se sac� la falda. Sus pechos eran grandes y parec�an muy parados. Su calz�n, apretadito, esta muy mojado, como si se hubiese orinado. Se tir� sobre m� y empes� a lamerme la cara mientas tironeaba mis jeans para sac�rmelos. Yo estaba sorprendido, pero muy excitado. Siempre la hab�a encontrado linda y admirado su cuerpo, pero nunca me hab�a pasado rollos con ella.
Ten�a nuevamente el pico muy parado. Ella me lo tomo sobre le slip y me lo apretaba. Jadeaba y me ped�a que me la culiara.
Me saqu� el slip y ella se sac� a tirones us calzoncito. Verla desnuda y entera para m�, casi me hace acabar de nuevo. Solo el apret�n de su mano sobre mi pico lo impidi�.
Sobre m�, ella misma se met�o el pico en su zorrita toda empapada.
Y empez� a moverse chillando de placer. No supe c�mo me la culi�. fue el primer polvo de mi vida. Le chup� los senos muy fuerte . Le agarr� sus nalgas y la culiaba como pod�a con ella encima. Acab� nuevamente pero el pico segu�a parado. Ella hab�a acabado porque ya no se mov�a. Se puso de lado y de pronto sent� que me la estaba chupando. Era maravilloso y muy fuerte lo que sent�a. Acab� otra vez. No s� si con semen pero sent� como ella tragaba y se retorc�a acabando tambi�n.
Quedamos abrazados y casi sin respiraci�n sobre las mantas.
�Mijito rico!, me dec�a. Me va a culiar todos lo d�as. Mi potito es suyo, mijito. Y segu�a acarici�ndome el pico, ya lacio.
En eso, entra una de las primas corriendo, se queda parada, con lo ojos muy abiertos y sale corriendo.
No vestimmos apresurados,. Mi t�a se arregl� algo el cabello y salimos.
Dismule mijito, disimule, me dijo. Y se fue a su cuarto.
El resto de la tarde, cuando todos nos juntamos para las onces, nos mir�bamos a hurtadillas, y ella me cerraba un ojo. Mis primas, nada dijeron, como si la prima que nos vi� desnudos, nada hubiese comentado.
A la noche, como dorm�a con mis primas y mi hermana en un mismo dormitorio, tem�a que me comieran a preguntas y amenazas de llevar el cuento a los t�os. Ni una sola palabra.
Y ah� ocurri� lo otro de ese verano. Yo me dorm� casi al momento, por efecto de las cachas con mi t�a esa tarde, so�ando lo maravilloso que me hab�a pasado y lo que ser�a los d�as siguiente. Poco me dur� el sue�o.
Despert� remecido por la prima que nos pill�. Esta oscuro, pero la reconoc� por la voz.
�Estaban haciendo cochinadas con la t�a?, me dijo en voz baja. No me mientas, porque los v�.
No, solo jug�bamos, no pienses tonteras.
No soy tonta. Si no me dejas tocarte el pico, le cuento a los t�os.
Y se met�o a mi cama. Estaba desnuda, muy caliente el cuerpo y como agitada.
D�jame tocarte el piquito, primito, d�jame ver como es.
Y ya su mano buscaba en mi slip. Su boca besaba mi cuello y una pierna muy suave montada sobre mi cadera. Se me hab�a parado muy tieso otra vez.
Ella lo encontr� sobre el slip y lo recorr�a con su mano cerrada sobe �l.
�S�catelo que lo quiero sentir! Mi pico salt� solo fuera del slip a los tirones de mi primita. Me lo agarr� muy fuerte, mientras me lam�a la cara y refregaba su h�meda conchita contra mi cadera.
Me hizo acabar con la mano. Se asust� un poco cuando le salt� mi semen sobre su guatita. Se di� cuenta que yo acababa y ella acab� tambi�n, llorando muy calladito.
Se limpi� la guatita y se fue a su cama, depues de darme un beso y las gracias.
Al d�a siguiente, apenas me levant�. Todo el d�a sin fuerzas para el trabajo. El pico adolorido. Le hice el quite a mi t�a Ana. Hab�a sido mucho para un solo d�a. Mis primas y mi hermana me miraban entre risas.
Mi primera experiencia sexual, en familia, fue aparte de muy rica, demasiado intensa.
Las dos semanas siguientes, las pas� culi�ndome a mi t�a Ana por las tardes y gozando las pajas que me hac�a mi prima por la noche. A ella, nunca me la culi�, pues me hab�a enamorado de mi t�a, y no le ser�a infiel.
Y despues de ese verano, no recuerdo porqu�, nunca m�s me culi� a mi t�a, y nunca m�s mi prima me masturb�.
Mi t�o parapl�jico falleci� dos a�os m�s tarde. Mi t�a Ana se cas� con un milico poco tiempo despu�s. A mis primas de tanto en tanto las veo, casadas y llenas de hijos.
Pero ese verano, lleno de sexo, donde me iniciaron una t�a y una prima, nunca lo olvid�.
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Relato: Recuerdos de familia
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