Relato: Una experiencia para no olvidar Me encuentro dentro un cuarto de hotel, con las tetas al aire, arrodillada delante de este macho desnudo que me espera sentado en el sof� y que me ofrece su mas que apetecible miembro.
Me siento tan puta, gateando a cuatro patas para alcanzar esta verga que mis labios ansian y que ya no resisten a la tentaci�n de saborearla. Mis tetas se bambolean al compas del contoneo de mis caderas; miro mis pezones endurecidos por la excitatci�n, me imagino una gata agazapada lista para saltar sobre su presa. Le dirijo una mirada lujuriosa y muerdo con lascivia mi labio inferior, sigo acercandome a �l que impasible me espera con su mano apuntando su pija hacia mi, pienso en lo puta que soy y en lo puta que se me ve.
Es mi primera vez con un hombre as�, siempre es mi primera vez, las anteriores no cuentan, pienso que esta es mi defloraci�n definitiva, con un hombre de verdad, un verdadero macho que me excit� desde el primer momento. Al que me mostr� coqueta y provocativa, decidida como nunca y a quien conquist� no s� como pero conquist� al fin.
Como buen galan, me invit� a pasar la noche con �l y acept� de inmediato, mis ropas de mujer quedaron por el suelo gracias a la destreza adquirida de este hombre en otras mil batallas, quien me desvisti� delicadamente casi sin que me diera cuenta, dejandome puestas unicamente la tanguita de encajes y las medias blancas de nylon que resaltan mis muslos y mis nalgas y me dan el aspecto de puta que en este momento me excita.
Lo alcanzo finalmente, apenas introduzco su colorado glande entre mis labios, juego con �l con peque�os besos y con relampagueantes caricias propinadas con mi lengua; suspiro, siento su olor a macho y la pasi�n se enciende a�n mas en mi.
Acaricia mis cabellos invitandome a que me coma su verga, yo me resisto, quiero portarlo al limite del deseo. Me estruja las tetas con sus imponentes manos, y mi resistencia cae hecha pedazos, enguyo este divino salame y lo lleno de saliva y de placer, lo masturbo con mis labios y con mi lengua jugueteo por toda su longitud con especial dedicaci�n en su rojiza cabeza y que mi amante parece disfrutar con especial satisfacci�n.
Que rico me estruja las tetas, me estira los pezones y los retuerce como queriendo desenroscarlos, con mis manos continuo la lenta masturbaci�n y aun en cuatro patas le ofrezco mi boca a la que funde la suya con un beso obsceno y procaz, muerde poco delicadamente mi labio inferior y con sus manos continua a atormentar mis tetas ya abundantemente torturadas.
Inpensadamente incremento el ritmo de mis caricias sobre su verga, mi lengua busca la suya y la obtiene, me acerco a �l incorporandome y nuestros pechos se encuentran, mi respiraci�n agitada se confunde con la suya, mis pezones rojos y excitados rozan la bella musculatura de mi hombre y los vellos de su viril pecho hacen cosquillas sobre el mio.
Sus manos ahora estrujan mis nalgas. El siempre sentado y yo aun arrodillada delante a �l, rodeo su cuello con mis brazos y acerco mas mi cuerpo al suyo, siento su falo erecto en mi vientre, sus manos alzan mis nalgas y con ellas mi cuerpo se pega a�n mas, frotando la aprisionada verga mientras continuamos a besarnos apasionadamente. Liquido seminal ba�a la piel de mi ombligo, y sus manos se concentran ahora en mi peque�o agujero. Me agito por la calentura y busco que masturbarlo con mi abdomen y �l corresponde moviendo sus caderas frotando su pija contra mi.
Separa su boca de la mia, apoyo mi cabeza en su pecho y el aprovecha para besarme el cuello y las orejas. No siento mas que la deliciosa humedad de su lengua, el vigoroso masaje en mis nalgas y la larga dureza de su miembro sobre mi cuerpo, no resisto mas y se lo hago saber :
� Hazme tu mujer� - le susurro al oido
� Por favor � le suplico.
Me suelta y se recuesta en el sof� con el falo apuntando al cielo. Me incorporo, me le acerco, me doy la vuelta, tiene las piernas separadas y yo abro abundantemente las mias para que las suyas queden dentro de las mias, con mis nalgas separadas inicio a sentarme, con una mano tomo la verga y la coloco en la entrada de mi orificio.
La siento tan grande que no me quedan dudas que ser� doloroso pero no me importa.
Me dejo caer, mi esfinter se dilata pero no lo suficiente, mi ano se resiste al invasor, un ligero dolor asoma, me muevo en circulos intentando acostumbrar mi orficio al grosor de mi deseo, �l empuja hacia arriba y yo instintivamente me salgo; le sonrio un poco sonrojada e inicio nuevamente la operaci�n. Con mi mano me aplico un poco de crema lubricante y guio el estupendo falo, siento su cabeza presionar hacia mi interior, siento la forzada dilataci�n de mi esfinter, la crema funciona a la perfecci�n, me esta reventando
El dolor va en aumento pero es resistible, mis piernas treman nerviosamente por el esfuerzo de intentar controlar la velocidad del empalamiento. Saboreo el dolor y el placer que unidos en el mismo momento dan esa senzaci�n tan especial, al borde de lo prohibido con tanto de morbo como de pecado.
Mi amante me estruja nuevamente las tetas y yo me pierdo en la calentura de mi cabeza, pierdo el control de mi cuerpo y la gravedad hace su dulce trabajo haciendo sentir cada centimetro de carne que se introduce en mi y que llegando al tope me deja totalmente entregada. Emito un ligero gemido como para confirmar de haber sido finalmente enculada.
Cierro mis ojos, busco que acostumbrarme al calibre de este ardiente lanz�n, el dolor no es tan intenso como imagin�, mi hasta hace poco estrecho orificio instintivamente intenta cerrarse sin conseguirlo provocandome destellos de placer: No hay vacios en mi interior, completamente llena de este vigoroso macho me siento una vez mas una gran puta: No puedo moverme, todavia no, imagino ser penetrada hasta la garganta, casi es cierto, me siento rigida y quebrada.
Mi macho me soba las tetas y yo me tiro hacia atras, recostandome en su pecho, con una mano busco su cabeza y con mi boca sus labios que saben darme placer, levanto mis rodillas flexionandolas y apoyando los pies en los cojines del sof�, siempre empalada, inicio el movimiento milenario del sexo, moviendo mis caderas saboreo el dulce ir y venir de los centimetros a traves de mi ano, mis tetas siempre estrujadas y mi boca siendo tragada por esta bestia de hombre que me posee.
No resisto mucho a esta continua excitaci�n y estallo en un orgasmo humedo que me ba�a con su melosa dulzura y me concentro en gozar hasta el ultimo hilillo de placer que me invade, mi ano inicia un incontrolable ritmo de contracciones que mi amante percibe y recargado de pasion me invade con frenes�, me lastima pero amo este dolor tan sublime, no estoy en mi, soy una me�eca de carne entre sus manos, me aprisiona con furia casi impidiendome la respiraci�n, esta a punto de estallar �l tambien pero se detiene retrayendome a la realidad y desvaneciendo mi fantas�a.
Me invita a cambiar de posici�n, se sale de mi, apenas siento el vacio extra�o ya su carne musculosa en mi interior, me coloca boca abajo sobre el brazo del sof� dejando expuesta mi cola, con mis manos separo mis nalgas esperando la arremetida de la erecci�n hecha carne la que no se hace esperar.
Me introduce lentamente cada uno de sus 20 cm. que casi los puedo contar a medida que me entran, estoy llena otra vez de �l, ahora entra y sale a placer, me quejo con lujuria, gemidos de extasis y de cachonda sensualidad. Incrementa el ritmo, en mi posici�n resisto cada embestida con una exhalaci�n, me bombea cadenciosamente y sin fin. Me porta al limbo otra vez, sumisa y castigada intento incorporarme pero sus arremetidas me lo impiden, aguanto sin oponer resistencia, soy suya y se lo hago saber:
�Soy tuya y lo ser� por siempre�- le digo con una exclamaci�n entrecortada por cada arremetida propinada.
Excitado por mis palabras se recuesta encima mio, presionandome contra el mueble, me besa la espalda, el cuello, la nuca, fornica mi oreja con su lengua. Mis pies no alcanzan el piso y mis piernas bailan al compas de sus ataques; las enrollo alrededor de las suyas incitandolo a que continue, con sus manos toma las mias y nuestros dedos se entralazan en una ulterior copulaci�n, mi peque�o pene o mi gran clitoris frota contra el forro del sof� y cada empuje de este semental me acerca notablemente al climax. El ambiente cargado de la habitaci�n exhuma sensualidad, su respiraci�n agitada en mi nuca, el roce humedo de su pecho contra mi espalda, mi respiraci�n entrecortada, el sonido indecente de nuestros cuerpos apareandose, la voluminosa masa de carne que me subyuga, me llega el climax y lo siento venir desde muy lejos, me invade y otra vez el incontrolable estertor de mi ano hace estragos en la resistencia de mi abusador y siento llegar su ardiente liquido, incontrolables los dos caemos en una voragine de movimientos, me encuentro en el limbo flotando llena de placer y de jugos seminales mios y suyos, el interminable momento se prolonga algunos segundos y llega la paz, nuestros cuerpos extenuados se relajan y nuestras respiraciones agitadas se aplacan, la tranca hasta hace poco altiva y orgullosa pierde su rigidez dentro mio y la siento deslizarse fuera con un ulterior exhalo intimo placer.
Se recuesta al lado mio, a�n boca bajo alzo la vista y lo veo complacido, acaricio con una mano su muslo, me incorporo y lo menos que puedo hacer para garadecerle tanto placer es introducir su flacida verga en mi boca, la beso con pasi�n y delicadeza, sabe a leche de hombre y a sexo, por su parte �l acaricia mi espalda y mis nalgas, es todo tan dulce en este momento.
Me siento a su lado y nos unimos en un beso prolongado, una de mis manos juguetea con su miembro y la otra con sus cabellos, el continua a sobar mis nalgas y mi espalda y yo un poco alarmada siento asomar nuevamente la rigidez entre mis manos.
Una nueva batalla esta por empezar................
Escribanme si les gust�.
KarinaTv
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Relato: Una experiencia para no olvidar
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