Esta es mi historia. Me llamo Ana y soy la secretaria en una
importante empresa. Dicha empresa tiene dos socios mayoritarios, Fernando (de la
que soy secretaria) y Alfonso. La historia que os cuento ocurri� hace unos cinco
a�os. Ante todo, debo reconocer que tengo p�nico a las tormentas. Est�bamos en
otra ciudad cerrando una importante operaci�n. Era verano, hac�a mucho calor y
el cielo estaba totalmente encapotado amenazando tormenta. Hab�amos terminado
todos los asuntos y mis jefes estaban en la habitaci�n contigua, comentando
detalles que hab�an ocurrido durante el acuerdo. La tormenta hab�a estallado con
fuerza y yo estaba muy nerviosa.
Cuando ya no pude m�s, llam� a la puerta que comunicaba las
dos habitaciones y entr� en su habitaci�n. Debido al calor reinante, los dos
estaban sin camisa, tom�ndose unas copas, y les ped� quedarme con ellos durante
un rato, hasta que pasara lo peor de la tormenta. R�pidamente, Fernando y
Alfonso se acercaron a m� y me abrazaron. Yo llevaba solamente un liviano
camis�n, sin nada m�s, ya que en mi nerviosismo, se me olvid� ponerme unas
braguitas, ni siquiera llevaba la bata por encima, antes de entrar en su
habitaci�n. Me sentaron encima de una cama entre ellos y entre abrazos y
palabras cari�osas, me calmaron bastante. Yo hab�a tenido una relaci�n con un
hombre, pero la cosa sali� muy mal. Me culp� de ser fr�gida y estrecha y de no
saber hacer feliz a un hombre. Cuando Alfonso que conoc�a a mi ex novio me
pregunt� por �l, yo les cont� lo que hab�a pasado y que lo hab�amos dejado.
Fernando, no hab�a dejado de acariciarme todo el cuerpo y me dec�a lo bien que
estaba y lo sexy que era. Cuando termin� de contarles todo, vi que Fernando
hac�a una mueca y los dos me dijeron que si quer�a pod�an demostrarme en ese
momento que lo que mi ex hab�a dicho era mentira.
En ese momento, aunque dudaba un poco acept�. Se quitaron
r�pidamente la ropa y Fernando me quit� el camis�n. Me tumbaron encima de la
cama, boca arriba y mientras Alfonso se pon�a encima, Fernando, de pie junto a
la cama me met�a su pene en la boca, dici�ndome con voz suave, que con ese
pararrayos, no me iba a pasar nada. Yo chupaba y lam�a aquel sedoso,
tremendamente duro y enorme y maravilloso pene, hasta que con un gemido, se
corri� en mi boca, trag�ndome todo su semen. Mientras, Alfonso, chupaba y lam�a
mis tetas, mientras acariciaba el cuerpo con las manos y sigui� bajando su boca
hasta llegar a mi sexo que ya estaba empapado. Con fuertes estremecimientos de
placer, tuve mi primer orgasmo. Antes de que me calmara del todo, Alfonso entr�
en mi interior, mientras Fernando masajeaba con un dedo mi bot�n er�tico. Yo no
paraba de estremecerme de placer y segu�a el ritmo fren�tico que impon�a
Alfonso. Yo gritaba y gem�a de placer y cuando not� que el semen de Alfonso
corr�a por mi vagina, explot�. Luego se cambiaron los puestos. �Dios m�o! Si
Alfonso era genial follando, Fernando... era divino en grado aumentativo. Los
dos me dec�an que de fr�gida y estrecha, que nada de nada. Tanto uno como el
otro me hac�an entregarme al m�ximo. Pasamos una noche bestial y yo ni me acord�
m�s de la tormenta. Notaba, que Fernando me acariciaba m�s, que se apretaba
mucho m�s a m� que Alfonso, pero en ese momento no le di importancia.
Al d�a siguiente volvimos a nuestra ciudad y mientras Alfonso
se iba a casa, nosotros fuimos a la oficina para dejar algunos documentos. Una
vez dentro, Fernando me abraz� con fuerza y con una voz ligeramente enfadada, me
dijo que hab�a tenido much�sima suerte de haberme librado del imb�cil de mi ex.
Que yo no era ni fr�gida ni estrecha. Al preguntarle a qu� se deb�a aquel
enfado, me confes� sin dejar de abrazarme, aunque sin mirarme a la cara, que
llevaba alg�n tiempo enamorado de m�.
Como no hab�a nadie en las oficinas, le abrac� muy fuerte y
le bes� en la boca. Nos calentamos r�pidamente y encima de la mesa, me levant�
la falda que llevaba, y me quit� las bragas mientras yo le soltaba la cremallera
del pantal�n y le sacaba su pene ya erecto. Me foll� por delante y por detr�s,
como nadie me lo hab�a hecho nunca. A los dos meses, nos casamos.
Por otra parte, mi ex, nada m�s dejarme a m� se li� con otra
chica. Una tarde que Alfonso estaba en un bar con unos amigos, le vio discutir
con la chica, llam�ndole cualquier cosa, insult�ndola y dici�ndole que era una
fr�gida y una estrecha, m�s o menos lo mismo que me hab�a dicho a m�. Julia, que
as� se llama ella, se dirig�a llorando hacia la puerta cuando tropez� con una
banqueta, y para no caerse, se agarr� sin darse cuenta a Alfonso, haci�ndole
derramar su bebida. Ella empez� a disculparse, y Alfonso, agarr�ndole del brazo,
la sac� del bar, tranquiliz�ndola y dici�ndole que no importaba. Mi jefe,
mientras la acompa�aba a casa, le cont� que conoc�a de vista al est�pido t�o, y
le cont� mi caso.
Quedaron en verse al d�a siguiente, y as� como a m�, le
demostr� lo sexy y deseable que era. Se casaron tambi�n a los dos o tres meses.
Julia y yo nos hicimos amigas. Las dos hemos tenido hijos, yo tengo cuatro, y
ella cinco ya que ha tenido dos partos de mellizos, aunque tambi�n mis medianos
son gemelos. Nuestros maridos, tambi�n descienden de familias con gemelos. De
vez en cuando, nos juntamos en su casa o en la nuestra, y nos cambiamos de
maridos. Hace poco, viendo jugar a los ni�os, Julia me confes� que no estaba
segura de cual de los dos hombres era el padre de su hijo mayor. Entonces, yo le
confes�, que los medianos, que son gemelos, que cre�a que en realidad eran hijos
de Alfonso, ya que a uno de ellos le daba cierto parecido con �l. Despu�s de
cinco a�os, Alfonso, sigue siendo genial follando, pero... Fernando, le supera.