Relato: Los amigos de mi esposo Mientras me daba una ducha despu�s de llegar del trabajo, mi esposo y sus dos amigos llegaron sin que yo lo notara. Sal� sin ropa a la sala a buscar mi celular, que hab�a dejado en la mesa de caf�, cuando me encontr� repentinamente expuesta, completamente desnuda, a la vista de esos ojos deseosos que me devoraron de arriba a abajo. Confieso que no pude evitar excitarme. Pero ped� excusas y corr� hacia el cuarto a vestirme. Me hice la tonta y volv� a salir como si nada. Ellos estaban bebiendo cerveza (ya ten�an unas cuantas encima cuando llegaron) y me ofrecieron una.
Pasadas un par de horas, una vez que ya todos est�bamos muy c�modos y entonaditos, comenzamos a hablar de sexo. Gabriel, mi esposo, me pidi� que buscara los aceites er�ticos que hab�amos comprado unos d�as atr�s para mostr�rselos a sus amigos. Sin darme cuenta, me encontr� d�ndole masajes a Rolando. Entonces, Ram�n pidi� que a �l tambi�n lo masajeara y cuando vine a ver, ya est�bamos los 4 aceitados, relajados y con muy poca ropa.
El momento se dio y me encontr� con 6 manos desliz�ndose por todo mi cuerpo. Se van turnando para besarme y chuparme las tetas. Comienzo a mojarme en cantidades inmensas. Gimo y ruego porque me metan uno de sus deliciosos miembros en la boca.
Mientras Rolando me com�a, Gabriel se deleitaba con mis pezones y Ram�n me hac�a tragarme su verga. Luego se turnaban, como en un circuito, a medida que me introduc�an los dedos en el culo para estimularlo.
Tan rico se sent�an esas pieles desliz�ndose por la m�a y los diferentes sabores y texturas de sus miembros, que chorreaba de placer y mi culo se dilataba. Entonces supliqu� por que me penetraran todos a la vez. As� que mi esposo me lo meti� por delante, Rolando por detr�s, mientras me com�a completamente la verga Ram�n. Buscando complacer a todos, nuevamente comenzaron a rotarse para probar y gozar cada uno de mis atributos.
Al sentir esas tres vergas duras y venosas penetr�ndome por todos lados, no pude evitar venirme con un orgasmo tan intenso, que todos pudieron sentir mis latidos y mi cuerpo estremecerse mientras gem�a. Rolando, quien entonces me empujaba su miembro hasta la garganta, asfixi�ndome divinamente, se vino en mi boca y llen� toda mi cara de leche. Yo fascinada me tragaba lo que ca�a en mi lengua y lam�a el resto. Al ver esto, mi esposo no pudo m�s, lo sac� r�pidamente de mi vagina para tambi�n ba�arme con su leche caliente; le sali� tanta, que me chorreaba de la boca hacia las tetas. Entonces Ram�n, quien me estaba arremetiendo por el culo, se vino un poco all� y otro poco en mi cara para que tambi�n probara su rica leche.
Despu�s que esto ocurri�, cada vez que me ba�o salgo desnuda a la sala para ver si corro con la misma suerte.
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Relato: Los amigos de mi esposo
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